Hipnosis Ericksoniana: valor terapéutico de la ascensión y el

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HIPNOSIS ERICKSONIANA: VALOR TERAPÉUTICO DE LA ASCENSIÓN Y EL
DESCENSO EN LA MODIFICACIÓN DE LA AUTOESTIMA.
Isabel Stange Espínola1
Resumen
En este trabajo se presentan una serie de reflexiones acerca del
empleo de
imágenes de ascensión y descenso que pueden ser utilizadas en una narración
con fines terapéuticos. El emplear imágenes de ascenso es de gran utilidad,
cuando se trabaja con hipnosis Ericksoniana, aunque se requiere que el terapeuta
tenga presente algunos aspectos que pueden impactar de manera negativa en los
usuarios y prepararse para una adecuada intervención. El utilizar imágenes de
descenso es más complejo, requiere que el terapeuta tenga muy clara la finalidad
para la cual las va a emplear y cuales son los posibles problemas que pueden
presentarse, teniendo presente que las imágenes de descenso provocan mayor
problema en los usuarios y que las caídas o descensos bruscos generalmente
sorprenden al terapeuta el cual detiene la caída, a través de la narración y de
manera brusca, provocando un problema mayor en el usuario.
En el trabajo se presentan también algunas narraciones que pueden ser
empleadas tanto en actividad de ascenso como de descenso, que tengan como
finalidad el desarrollar los recursos que cada persona posee para la toma de
decisiones adecuadas, así como para enfrentar exitosamente situaciones
adversas.
Finalmente, se presenta el reporte de un trabajo realizado con 20 usuarios
en ejercicios de ascenso para modificar autoestima.
1
Profesor-investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Puebla. Directora y
Terapeuta Titular del Centro Clínico de Psicología (CECLIPSI). Integrante del Cuerpo Académico
“Psicología Clínica” de la misma Facultad.
1
Desarrollando posibilidades a través de Hipnosis Ericksoniana y Ensueño
dirigido.
Ante
la
complejidad
humana
de
exquisitos
matices,
los
sabios,
investigadores y estudiosos del ser humano, han sido sobrepasados llegando a
percibir con humildad que la aproximación hacia el conocimiento del ser humano
es constante, se pueden elaborar teorías, hipótesis, establecer supuestos pero
difícilmente se podrían establecer certezas.
La capacidad de enfrentar y superar situaciones adversas, de asimilar la
realidad, de entender el mundo, de dejarse caer ante las dificultades y emprender
nuevamente el camino, señalan que la riqueza individual es tan variada que las
generalizaciones pasan a ser consideradas como simples aproximaciones, como
intentos por acercarse al conocimiento de una realidad y esa realidad del sujeto
sólo puede ser entendida a partir de su mundo interior, las interacciones que
establece y el contexto en el cual se desenvuelve.
Tres aspectos son considerados por O´Hanlon (2001) como esenciales en
el trabajo terapéutico que se realiza basándose en la terapia de posibilidades:
“1. Validar a la persona y sus experiencia,
2. Cambiar el hacer del problema
3. Cambiar el ver del problema.”
Esta perspectiva del trabajo terapéutico, desde la terapia de posibilidades,
implica considerar al usuario como persona, desde una perspectiva integral, el
cual es aceptado con sus experiencias pasadas, realidades presentes y sueños
futuros, dentro del cual puede promoverse el cambio por medio de la creación
conjunta (terapeuta y usuario) de nuevos relatos, y la programación, también
conjunta, de posibilidades diferentes de acción.
El aspecto central pasa a ser que la persona recobre la confianza en sus
capacidades y recursos para enfrentar las situaciones adversas y salir adelante de
manera adecuada, de manera saludable.
En este mismo sentido se ubica la
propuesta de Erickson, quien “consideraba que los clientes tienen todos los
recursos necesario en su interior, en sus sistemas sociales, o en los dos, para
provocar los cambios que necesitan. La tarea del terapeuta es acceder a estos
2
recursos y ayudar al cliente a aplicarlos en las áreas apropiadas de su vida” (O
´Hanlon, 2001. p. 28).
En términos de Desoille (1973, p. 37) el proceso que se produce en terapia
es de “una colaboración perfecta entre psicólogo y paciente, y es indispensable
que el ensueño no provoque el efecto de una intrusión en la intimidad del individuo
y que la `directividad´ del terapeuta mantenga un respecto auténtico por la
personalidad del paciente; en consecuencia, nunca deben imponerse imágenes
inaceptables para el paciente”. Autores como Desoille (1973), Erickson y Rossi
(1992) Abia (1993), Zeig (en Robles,1990) depositan en el sujeto la esencia del
cambio a través del estado de sugestión consciente del paciente (presentación de
una idea), al cual se le pueden narrar diversas situaciones que permitirán el
surgimiento de imágenes nuevas, que relacionadas a las imágenes del mundo
interior o subjetivo,
favorecerán
el proceso del cambio. Cualquier cosa que
presente la persona, puede ser considerado como el inicio de una una
psicoterapia exitosa y se incorpora al servicio del objetivo que se espera alcanzar.
Desoille (1973, p. 29), define la imagen como “una representación que puede
desplazarse y que suscita intercambios recíprocos entre el afuera y el adentro,
estos intercambios provocan metamorfosis asombrosas en el seno de una realidad
permanente”.
La comunicación puede ser desarrollada de mejor forma dependiendo de
las características en las que se establece. En primer lugar el ritmo de trabajo que
presenta tanto el terapeuta como el paciente: si coinciden los ritmos de trabajo el
entendimiento es mayor que cuando difieren. También es un elemento significativo
el que la persona esté en una actitud receptiva y de aceptación a las sugerencias,
que haya ido a la sesión terapéutica de manera voluntaria y no presionada por
una persona o una institución. Tener deseo y confiar en su capacidad de cambio y
en el beneficio o utilidad del trabajo terapéutico, puede favorecer al cambio y el
ritmo que se va a establecer.
El empleo de una imagen placentera como una manera de producir un
trance ha sido utilizado como una forma de focalizar la atención, lo mismo el
empleo de la respiración tranquila. Para Desoille y Erickson la manera de
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promover un trance difiere de manera significativa, mientras que para Erickson el
trance puede presentarse en muy diversas situaciones, incluyendo una
conversación cotidiana, y le atribuye amplias posibilidades a los cambios que se
producen, como se refleja en la siguiente frase. “El estado de trance es aquel en
que más probabilidades hay de que se produzca el aprendizaje y la apertura al
cambio; no se refiere a un estado inducido de somnolencia. Los pacientes no son
“sometidos” ni dirigidos por la voluntad del terapeuta, ni pierden el control de sus
actos. En realidad el trance, es un estado natural, que todos experimentamos”
(Rosen p.26).
Es posible emplear en el trabajo terapéutico las imágenes de ascenso y de
descenso. Las imágenes de ascenso son más sencillas de trabajar debido a que
tienden a provocar bienestar, mayor energía, sensación de logro, tranquilidad y
alegría a la persona que las está vivenciando. En cambio el trabajo con las
imágenes de descenso tiene una complejidad y exigencia mayor, el imaginar ir a
las entrañas de la tierra provoca temores, tristeza, angustia, lleva a pensar en
cosas que se quieren ocultar o no se aceptan, así como en situaciones temidas,
que pueden haber sido olvidadas o tenerse presente y que se han generalizado o
no a diversas experiencias.
Las imágenes de descenso requieren mucho más cuidado en su
elaboración y trabajo por la gran variedad de respuestas y de emociones que
puede desarrollar la persona, sobre todo en el nivel de compromiso afectivo, por
ello se sugiere que después de haber trabajado una situación de descenso, se
realice de manera consecutiva una imagen de ascenso, para promover un cambio
emocional del paciente y que a partir de estos recursos pueda identificar
significados extraños o confusos que han surgido durante el trabajo de descenso.
Desoille (1973, p.123)
señala que las imágenes de descenso, que es
posible emplear durante el proceso terapéutico, pueden ser entre otras: el
descenso a las profundidades del mar, la gruta del brujo, el dragón de la fábula, la
caverna, descenso por una escalera, hacia las entrañas de la tierra. También hay
que tener presente que las imágenes de descenso pueden surgir de manera
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espontánea o bien ser sugeridas por el paciente de experiencias vividas,
ensueños anteriores e imágenes de sueños cotidianos.
Tanto las imágenes de ascenso como las de descenso se relacionan con
estados afectivos. El terapeuta requiere una constante observación de la persona
con la cual está trabajando, para evaluar el estado emocional que ella está
viviendo y, si es necesario, solicitar información inmediata al usuario del proceso
que está desarrollando y suspenderlo si la imagen es muy angustiante,
promoviendo así bienestar y tranquilidad de manera directa, ya sea enfrentando
de manera decidida la imagen perturbadora o promoviendo tranquilidad a través
de palabras de bienestar y calma.
Si el temor o ansiedad experimentado por el paciente es muy grande, de
manera que dificulta el trabajo terapéutico, es posible suspender el descenso,
darle a la persona la tranquilidad requerida a través de las palabras o de imágenes
de ascenso, terminar la sesión y luego en una sesión posterior retomar la escena
de descenso nuevamente.
Uno de los errores más frecuente de los terapeutas es detener de manera
inmediata la caída imaginaria del paciente, como una manera de protegerlo y
evitar la angustia, pero este tipo de intervención es bastante desafortunada ya que
incrementa el temor y la ansiedad del paciente. Si la persona expresa que está
teniendo una caída imaginaria, el terapeuta requiere expresar apoyo constante al
usuario. Si es posible el terapeuta intentará ubicarse en el lugar del paciente,
compartir la vivencia de éste, asumir sus temores, y por muy sorpresiva que sea la
caída, será necesario que el terapeuta evite detenerla y no sólo eso, tendrá que
fomentarla de manera que la persona enfrente la situación temida en mejores
condiciones, con el apoyo del terapeuta y fortaleciendo sus habilidades. De esta
manera,
a
través
del
trabajo
terapéutico
podrá
trabajar
en
resolver
adecuadamente la situación.
Es posible que si el terapeuta mantiene esa actitud de apoyo firme y
decidido, pueda observar que poco a poco las imágenes temidas van cambiando,
a medida que el paciente va avanzando en el esclarecimiento de la situación,
desarrollando sus posibilidades y recuperando su equilibrio y bienestar.
5
Las imágenes propuestas por Desoille (1973) para evaluar la forma que la
persona asume su virilidad o masculinidad, generalmente promueven en la
persona una sensación de bienestar y fortaleza y, al expresar las características
que él o ella percibe en su imagen, entregará elementos que le permitan, al
terapeuta, entender la imagen que tiene de sí mismo. Entre las imágenes de
ascenso se encuentran: subida de una cima, la espada, la copa.
De la misma forma que las imágenes varían si se trabaja ascenso y
descenso, los movimientos de izquierda y derecha tiene relación con el aspecto
cognitivo y emocional de la persona.
Tanto las imágenes de ascenso como las de descenso tienen que ser
trabajadas de manera natural, que el paciente no se sienta forzado a vivir esa
experiencia, que perciba la libertad para trabajar sin provocar angustia o temor y,
si esos sentimientos aparecen en el trabajo terapéutico, requieren ser resueltos en
ese momento. El proponer elementos que ayuden al paciente, como por ejemplo
recurrir al aire, a las nubes, a un sabio, a una luz, a animales del bosque, varita
mágica, duendes o hadas, dependerá del criterio del terapeuta, así como de las
imágenes con las cuales se esté trabajando y del estado emocional del paciente.
Desoillé y Erickson señalan, como parte de trabajo terapéutico, que es el
paciente quien tiene que hablar de las características de cada sesión, así como de
las características de las imágenes que elaboró durante el ensueño o el trance
hipnótico y que el terapeuta debe abstenerse de interpretar estas imágenes, se
debe dejar libremente a la persona para que encuentre sus propios significados y
modos de resolver sus problemas. En ocasiones, en sesiones posteriores se
retoman estás imágenes y son trabajadas de manera más detallada.
Reporte de trabajo realizado con Hipnosis Eriksoniana y Ensueño dirigido
Considerando que la actividad psicoterapéutica del psicólogo es bastante
compleja y que de manera constante se buscan alternativas que permitan
desarrollar un trabajo eficaz que promueva la solución del problema presentado o
la aceptación cuando no pueda ser modificado de manera que lleve al usuario a
un mayor bienestar, se realizó
una investigación con la finalidad de obtener
6
información relacionada con el desarrollo de recursos personales del usuario a
través del empleo de la hipnosis y la narrativa, que le permitan enfrentar en
mejores condiciones los problemas de la vida cotidiana.
Objetivos:
•
El objetivo principal de este estudio fue determinar el efecto de una
narración empleando hipnosis ericksoniana,
en la
modificación del
autoconcepto
•
Un segundo objetivo fue analizar las respuestas posthipnóticas de los
usuarios ante una misma narración escuchada en trance hipnótico y
detectar de acuerdo a su información cambios en su autoconcepto.
Metodología:
•
Tipo de estudio: Descriptivo
•
Población: 20 usuarios que solicitaron psicoterapia
•
Técnicas utilizadas:
Hipnosis Ericksoniana
Narración de una historia
Procedimiento. Fases de la terapia:
•
Entrevista inicial, establecimiento de la empatía y confianza, compresión
mutua.
•
Recopilación y sistematización de la información a través de todo el
proceso terapéutico
•
Detección de creencias autoimpuestas o ideas irracionales acerca del
problema
•
Realización del trance hipnótico
•
Presentación de la narración
•
Registro de la información del usuario, retroalimentación
•
Relación de las aptitudes y habilidades de la persona con el contexto del
problema
•
Establecimiento de directivas cuando sea requerido
•
Registro y análisis de las respuestas posthipnóticas frente a la narración
•
Término del trabajo terapéutico y seguimiento de la terapia
7
Elementos presentes en la historia
•
Un camino (sin señalar características).
•
Ascenso de una montaña (Desoille).
•
Imaginarse en la cima.
•
Ver un árbol y dirigirse hacia él.
•
Dejar en el árbol lo que no es necesario.
•
Descenso.
•
Ubicarse en el lugar que se está trabajando.
Resultados y discusión
De los 20 usuarios con los cuales se trabajó empleando la narración señalada, 19
de ellos pudieron desarrollar trance hipnótico y modificar la imagen inicial a
medida que avanzaba el trabajo. Una usuaria no pudo seguir las indicaciones
entregadas en el trance hipnótico debido a que parte del conflicto por el que iba a
consulta era su esposo, a él le agradaba el alpinismo, por lo cual se negó a
imaginar que subía a una cima. Con esta persona se trabajó relajación obteniendo
buenos resultados.
En las gráficas siguientes se muestran algunas características de los
sujetos con los cuales se trabajó y las respuestas de ellos en la situación de
trance.
GRÁF
EDAD DE LOS INTEGRA
NTES
3
2
8
GRÁF
SEXO DE LOS INTEGR
GRÁ
PROFESIÓN O ACTIVIDAD DE L
9
8
Mujeres, 14
7
Nº DE PERSONAS
6
Análisis de las respuestas
En relación al proceso hipnótico, la totalidad de los sujetos lograron el trance
hipnótico, se les sugirió5 que podían trabajar con los ojos abiertos o cerrados para
que ellos decidieran su particular forma de trabajar.
4
Los 19 sujetos pudieron imaginar fácilmente el camino de ascenso,
refirieron que el camino tenía diversos grados de dificultad, para algunos el
3
2
9
sendero era muy marcado y podían caminar sin problemas. Unos señalaron que
había pasto y flores a los lados, otros no veían el camino y tenían que subir entre
piedras y/o maleza muy crecida.
Cuatro de los 19 usuarios solicitaron el apoyo de algún animalito del bosque
para llegar a la cima, el animal escogido fue diferente para cada uno de ellos.
Todos reportaron un gran bienestar al estar en la cima, algunos señalaron
la existencia de una luz brillante que los protegía, otros una sensación de libertad
y calma. Ninguno señaló que estar en la cima fuera incómodo o desagradable.
El camino de regreso, para todos fue más fácil que el ascenso y, aunque
también tuvieron diferencias, todos regresaron al lugar de inicio del trabajo.
Un elemento importante es que el terapeuta realice las modificaciones
necesarias que le permita adaptar la narración al lenguaje del usuario con la
finalidad de promover un ambiente más adecuado de trabajo y obtener mejores
resultados.
Bibliografía
•
Abia, J. y T. Robles (1993) Autohipnosis. México: Instituto Milton Erickson.
•
Bandler, R. (2006) Las aventuras de cualquiera, España: Hernán Cerna
Training (HTC)
•
Desoille, R. (1973) Lecciones sobre ensueño dirigido en psicoterapia.
Argentina: Amorrortu.
•
Erickson, M. y E. Rossi (1992) El hombre de Febrero. Argentina: Amorrortu
•
Hudson O`Hanlon, W. (1995) Raíces profundas. Argentina: Paidós.
•
O´Hanlon, B. (2001) Desarrollando posibilidades. España: Paidós.
•
Rosen, S. (1991) Mi voz irá contigo. Argentina: Paidós.
•
Watzlawick, P., Beavin, J. y D. Jackson (1991) Teoría de la comunicación
humana. Barcelona:Herder
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