Incidentes concursales. Condena en costas al tercero. Honorarios

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Incidentes concursales. Condena en costas al tercero.
Honorarios del síndico. Procedencia.
1. Cuando el tercero es condenado en costas en los incidentes de verificación tardía y en
la revisión, corresponde regular honorarios a la sindicatura y su letrado patrocinante.
2. La solución debe ser igual se trate de un preventivo u otro liquidativo, ya que no
existen argumentos relevantes para conferir a la cuestión distinto tratamiento partiendo
de tal diferenciación.
3. La no regulación supondría un enriquecimiento indebido de ese tercero vencido, que
podría litigar, sin responsabilidad alguna de su parte.
4. Idéntico criterio (honorarios de la sindicatura y su letrado a cargo del demandante)
debe aplicarse a la actuación sindical cuando el acreedor ha optado por continuar el
juicio de conocimiento a tenor del Art. 21 inc. 1ro de la LCQ y resulta condenado en
costas.
TEXTO COMPLETO:
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala IV (CCivyComRosario)(SalaIV) ~
2010-08-20 ~ Comuna de Timbues y Otros c. Zampa Oscar E.
2ª Instancia. —Rosario, agosto 20 de 2010.
Considerando: Que, se coincide con las argumentaciones volcadas por parte de la
doctrina y jurisprudencia que se inclinan por sostener que cuando el tercero es
condenado en costas en los incidentes de verificación tardía y en la revisión,
corresponde regular honorarios a la sindicatura y su letrado patrocinante.
Se alude al caso de que el tercero (presunto acreedor) en las situaciones puntualizadas
resulte condenado al pago de las costas del incidente, y no, por cierto, al supuesto de
que quién resulte ser condenado en costas sea el propio concurso, caso este último
donde existe criterio prevaleciente en torno a que no le corresponde al síndico y su
letrado patrocinante, regulación extra más allá de los estipendios que se le fijen en
oportunidad del Art. 265 LCQ.
Que, se admite mayoritariamente que en este último supuesto de que el concurso resulte
vencido en costas, no corresponde regular honorarios al síndico (y por ende, tampoco a
su letrado), y que la mayor o menor extensión de su tarea, ha de justipreciarse en
oportunidad de regulárseles los honorarios en el trámite principal del concurso, art. 265,
LCQ.
Que, ya en el campo doctrinal se ha insistido sobre la necesidad de revisar el criterio
sustentado por esta Excma. C A Civ. y Com. (Ver Baracat, Edgar J. "Costas y
honorarios en el procedimiento concursal", 2da., Juris, año 2005), en los acuerdos
plenos "Auto Sprints" y Acuerdo Nro 3/99 del 27/12/1999, y en cambio, sentar que
corresponde regular al síndico y su patrocinante honorarios (tanto en la verificación
tardía como en el recurso de revisión), siempre que el concurso no resultare condenado
en costas, y sí lo sea, el tercero demandante (presunto acreedor). Solución que no es
dable variar, así se trate de un concurso preventivo o de uno liquidativo, por cuanto no
cabe hacer distingo alguno atinente a la clase de proceso, y tampoco, diferenciación
alguna con respecto a la naturaleza jurídica de la sindicatura y al rol que cumple esta
última en uno y otro caso. Obviamente, con el alcance y limitación que se ha de
precisar.
Que, hace tiempo la Cámara Nacional Comercial, en pleno, diciembre 29-1988, in re
"Cirugía Norte S.R.L. s/ Concurso preventivo s/ Incidente de Verificación, promovido
por la Dirección Nacional de Recaudación Previsional", resolvió, que corresponde
regular honorarios al síndico, cuando éste resulte vencedor en costas. Se coincide con
este último criterio, desde que posponer la fijación de los emolumentos del funcionario
de la quiebra, para la oportunidad prevista en el Art. 265, LCQ, perjudica a la masa que
debe soportar el pago que debiera estar a cargo del condenado en costas, y al propio
tiempo, beneficia sin causa a este último litigante displicente y tardío en el supuesto de
insinuación extemporánea.- Que, los criterios mayoritarios sustentados en los decisorios
dictados en "Auto Sprint" (12-6-89) y el Acuerdo Nro 3/99 del 27/12/1999, por el
pretorio rosarino, se hallan vencidos a tenor del plazo establecido en el art. 28 de la
LOT y no resultan en la actualidad vinculantes.
La doctrina sentada en ambos pronunciamientos merece ser reexaminada, puesto que
obliga por el lapso de cinco años a seguir la interpretación que se estableció en dichos
veredictos a todos los jueces de Cámara, aunque no hayan participado en la votación, y
también, a los jueces inferiores con idéntica competencia material. Que, sólo una razón
de política judicial (por ejemplo, excesos que pudieron exhibir las expectativas
exageradas de algunos síndicos en torno a honorarios, que por cierto, existieron en el
momento en que se emitió el pretorio, devaluación constante de nuestro signo monetario
con el consecuente aguamiento de los créditos, acreedores que pagaban excesivos
honorarios con créditos verificados y depreciados o que no percibían nada en moneda
de quiebra, etc. etc.), pudo inducir para que nuestros tribunales mantuvieran durante
tanto tiempo la doctrina plena, por cuanto razones jurídicas de peso para conservar
aquellos criterios ya no existen. Que, no es válido sostener que en la verificación tardía
de créditos, el trabajo que despliega el síndico, es el mismo que en la verificación
tempestiva. O sostener que la actividad que se despliega en la tardía, es la que se dejó de
desarrollar en la tempestiva, o también, lo que se dejó de hacer en ésta se hace ahora en
la tardía. Esta afirmación hace rato ha sido adecuadamente rebatida.
Cualquier profesional de las ciencias económicas o letrado de derecho, que ejerce la
profesión conoce que tales afirmaciones son más bien una ficción que una realidad.
En la verificación tempestiva le basta al síndico, con redactar un simple informe
individual del crédito, aconsejando su verificación o rechazo, y cuanto más, hacer
compulsas contables en los libros del deudor y del insinuante de verificación, para
contar con los respaldos necesarios para emitir el dictamen. En cambio, en la
verificación tardía, que tramita por la vía incidental, además de todo ello, la sindicatura
tendrá que concurrir al tribunal, asistir a las audiencias de testigos y de posiciones,
informarse sobre las conclusiones periciales, compulsar prolijamente las actuaciones,
etc, etc. inclusive, en algunos supuestos hasta ofrecer pruebas. Asimismo,
eventualmente tendrá que intervenir en la instancia de grado, atento a que la resolución
que pone fin al incidente es apelable (art. 285, LCQ), si alguno de los contradictores
interesados deduce contra la resolución de primera instancia los recursos de apelación y
nulidad.
En este último supuesto, además, deberá expedirse (y ello no es tan infrecuente
conforme a la praxis jurídica) sobre la validez o nulidad del procedimiento seguido o de
la justicia que detenta la sentencia pronunciada. Si por un instante imagináramos que
todos los acreedores de un mismo deudor, optaran por insinuarse todos ellos a través de
la vía incidental: ¿podría afirmarse seriamente, que la labor de la sindicatura es la
misma, que si los interesados se hubiesen presentado en la verificación tempestiva?
Que, el hecho de que el síndico en el procedimiento verificatorio cumpla el rol de
auxiliar técnico de la magistratura, sólo está signando, que en principio, el concurso no
puede ser condenado en costas en la verificación (salvo, claro está, la situación
excepcional de que este órgano, asuma rol de único contradictor de la pretensión
verificatoria).
La solución debe ser igual se trate de un preventivo u otro liquidativo, ya que no existen
argumentos relevantes para conferir a la cuestión distinto tratamiento partiendo de tal
diferenciación.
Que, no se coincide con la doctrina sentada por la SCJ de Córdoba (no vinculante en
esta jurisdicción), al plasmar ese Alto Tribunal: "El síndico no es un contradictor en el
trámite de insinuación tardía articulada en el concurso preventivo y por ende carece, al
igual que su asesor, de derecho regulatorio autónomo, inclusive cuando las costas sean
cargadas al acreedor, porque tal labor es la de dictaminar" (Ver LLC, 2005- 633, "in re"
Bank Boston N.A. I.V.T. en: Sánchez, Ricardo N. s/ Concurso preventivo").
Tal aseveración es tanto como aducir que no corresponde regular honorarios al perito en
un proceso común, por cuanto al revestir el carácter de ayudante técnico del juez no
reviste el carácter de parte contendiente, conclusión esta última que no resulta
apropiada.
De ello - deudor contradictor y síndico técnico imparcial del magistrado -, no puede
inferirse medularmente que en la verificación tardía de créditos no deba imponerse
costas, y que cuando ellas están a cargo del acreedor verificante, el síndico no merezca
regulación extra por la actuación allí desplegada. Si los contradictores naturales y
legítimos en la verificación de créditos, si las partes enfrentadas de la contienda
verificatoria son acreedor-deudor, cada una de ellas debe sujetarse y soportar las costas
impuestas en el trámite incidental, que igualmente, debe atender la actuación "extra"
desplegada por el síndico interviniente, que aunque auxiliar-técnico del juez, ha debido
desarrollar mayor labor. Que, el hecho de que el síndico no sea contradictor en el
trámite de insinuación tardía en el concurso preventivo, no tiene significación relevante
en la cuestión acá tratada, por cuanto este aserto sólo trae como consecuencia afirmar
que, en principio, el síndico no tiene derecho a regulaciones independientes cuando
actúa en el proceso concursal y las costas son a cargo de la masa, pero de ello no ha de
derivarse que en otros supuestos incidentales (hipótesis sobre la cual se desarrolla la
argumentación en el sub- examen) en que se originan actividades judiciales que suponen
"un plus", tales tareas no deban ser reparadas por el tercero condenado en costas. La no
regulación supondría un enriquecimiento indebido de ese tercero vencido, que podría
litigar, sin responsabilidad alguna de su parte (Conf: Ver ED, 150-197 y sigtes, el voto
irrebatible de la Dra. Aída Kelmemajer de Carlucci).
Que, marginalmente cabe apuntar que tampoco puede sostenerse que el deudor ha
perdido su condición de contradictor legítimo y natural de las verificaciones y
revisiones articuladas en la quiebra a consecuencia de su falencia, por cuanto la pérdida
de su legitimación sólo se reduce a los bienes que caen bajo el desapoderamiento, y no
compromete su aptitud procesal para discutir la conformación de su pasivo, la que
obviamente conserva a este último fin (Ver Baracat, Edgar J. "Derecho Procesal
Concursal", Editorial Nova Tesis, año 2004, Capítulos "Los sujetos legitimados activa y
pasivamente para interponer y contradecir el recurso de revisión de la ley concursal
(Art. 37 LC), Pág., 349 y sigtes, y también, "Algo más sobre la inhabilidad del síndico
concursal para "deducir" o "contradecir" el recurso de revisión (Art. 37 LC)", Pág. 361
y sigtes; Rouillon, Adolfo A. N. "Apuntes sobre el recurso de revisión", en JA, 1987III-691).
Que, con una interpretación contraria se estaría cursando una "invitación" a los
acreedores (que obran en su exclusivo interés e incumplen la carga de concurrencia
tempestiva) para que concurran tardíamente, inclusive en situación más ventajosa de la
que se hallan los diligentes, puesto que no sólo se los está habilitando para que eludan el
control concursal y multidireccional que lleva ínsito el procedimiento verificatorio
tempestivo, sino que, se los estaría premiando eximiéndolos de pagar costas al síndico y
a su letrado por el mayor trabajo que fueron obligados a desplegar, detrayendo a tal fin
fondos de un patrimonio carente. Que, como lo fundamenta para la "quiebra" la CS de J.
de Córdoba, in re "Alba Cía. Arg. de Seg. S.A. s/ Verificación tardía en Sandrin s/
Propia Quiebra s/ Recurso de Casación", en fecha 18/04/2000 (Ver LLC, 2001-440): "...
No existe impedimento alguno en que el tercero perdedor y condenado en costas, deba
pagar los honorarios generados por la labor de este funcionario. Por el contrario,
resultaría erróneo justipreciar esta tarea exitosa al tiempo de practicar la regulación
general del Art. 265 de la ley concursal y con ello – contradictoriamente – cargar al
concurso con honorarios que pesan sobre otro sujeto procesal...", argumentación que a
nuestro juicio también resulta aplicable en el concurso "rehabilitatorio".
Es decir, no resulta adecuado detraer bienes del concurso (patrimonio carente o cesante)
para compensar el mayor trabajo desplegado por el comportamiento moroso del
acreedor concurrente y gratificar su actitud negligente y tardía, más todavía en el caso
de que su acreencia no fuera reconocida.- Que, cabe memorar para la verificación tardía
el siempre calificado voto de la Dra. Aída Kemelmajer de Carlucci (Ver ED, 150-197 y
sigtes): "a) No pretendo introducirme en la difícil problemática de la naturaleza jurídica
de la sindicatura. Admitiré, como hipótesis más favorable a la tesis negativa, que el
síndico no es parte sino órgano del proceso; consecuentemente, está legitimado para
actuar en juicio activa y pasivamente, pero sólo en cumplimiento de su función. Este
aserto sólo trae como consecuencia afirmar que, en principio, el síndico no tiene
derecho a regulaciones independientes cuando actúa en el proceso concursal y las costas
son a cargo de la masa; b.-) Sin embargo, existen supuestos, como el de autos, en que se
originan actividades judiciales que suponen "un plus", que debe ser reparadas por un
tercero condenado en costas. La no regulación supondría un enriquecimiento indebido
del tercero vencido, que podría litigar, sin responsabilidad alguna de su parte".
Que, la jurisprudencia del interior del país se inclina a seguir la doctrina de "Cirugía
Norte S.R.L.".- Aunque con relación a una verificación tardía de crédito "in re" "Prov.
de Buenos Aires c/ Poletti, Oscar S.A." -y no con relación al recurso de revisión -, la
Suprema Corte de Buenos Aires, en fecha 28 de junio de 1983, tuvo oportunidad de
pronunciarse al respecto, decidiendo que corresponde regular honorarios al síndico en el
incidente cuando las costas son a cargo del acreedor verificante (Ver JA, 1985-V-111).
La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, en la causa "Morici" en
fecha 27-11-91, resolvió que corresponde regular honorarios en procesos accesorios al
síndico y su letrado patrocinante cuando el vencido en costas es un tercero (ED, 150197).- En igual dirección se expidió el Superior Tribunal de Córdoba, Sala civil y
Comercial en fecha 18-4-2000 (ED, 190-242, con nota laudatoria de Truffat "Cirugía
Norte: 2; Auto Sprint: 1").
Este cimero tribunal de Córdoba, in re "Alba Cía Arg. de Seg. S.A. s/ verificación tardía
en Sandrin s/ Propia Quiebra s/ Recurso de Casación", en fecha 18/04/2000 (Ver LLC,
2001-440).- Que, en doctrina se vuelcan algunas reflexiones críticas en torno a esta
cuestión de difícil dilucidación bajo el sub-título "Últimos apuntes" diciéndose: "Sin
perjuicio de reconocer la validez y lógica de los argumentos brindados para adoptar el
criterio expuesto en "Auto Sprint", lo cierto es que nos parece más adecuada la solución
del plenario "Cirugía Norte"; entre otros motivos, porque – como allí se justificó – estas
regulaciones adicionales de honorarios al síndico no repercuten en el activo concursal,
pues deben ser solventadas por los terceros que hayan resultado condenados al pago de
las costas causídicas" (Ver Pasaresi y Passaron "La retribución en los incidentes
concursales. La doctrina "Cirugía Norte ¿se encuentra jaqueada?, Lexis Nexis, entrega
del 5/11/03, Págs. 7 y sigtes).
Que, no es justo diferir la regulación de honorarios de la sindicatura en oportunidad del
Art. 265 LC, pues si el crédito fue totalmente rechazado no integraría nunca la base de
cálculo cuando se regula sobre pasivo y ello redundaría solo en beneficio del tercero,
que demandó sin derecho y provocó una tarea adicional de sindicatura.
Tampoco los paga si el incidente termina o se inicia con posterioridad a la
homologación pues los honorarios justipreciados por la labor desplegada en el juicio
principal ya fueron regulados.
Precisamente de esta última problemática se ocupan Pasaresi y Passaron, respecto a
labores posteriores a la homologación y casos en que las costas se impusieron al
concursado y no al concurso, concluyendo: "Por nuestra parte, repasando aquellos
supuestos mencionados como "vueltas de tuerca", nos parece viable que el síndico (y su
dirección letrada) acceda a una regulación independiente cuando hayan cumplido tareas
profesionales con posterioridad a la homologación, en cuyo caso la oportunidad
regulatoria podría ser al darse "por concluida la intervención" (Art. 59, Párr. 1ro, ley
24.522)" ("La retribución en los incidentes concursales. La doctrina "Cirugía Norte ¿se
encuentra jaqueada?", Lexis Nexis, entrega del 5/11/03, Págs. 7 y sigtes).
Que, idéntico criterio (honorarios de la sindicatura y su letrado a cargo del demandante)
debe aplicarse a la actuación sindical cuando el acreedor ha optado por continuar el
juicio de conocimiento a tenor del Art. 21 inc. 1ro de la LCQ y resulta condenado en
costas.
En este supuesto, su trabajo no podrá limitarse a efectuar una simple compulsa de libros
y documentos para constatar la existencia o no de la acreencia reclamada, deberá
también efectuar una prolija compulsa del expediente judicial que se tramita y además
una debida ponderación del material fáctico-probatorio incorporado por los litigantes al
proceso, labor que en más de una ocasión requerirá el asesoramiento letrado respectivo
a tal fin; para después, sí, efectuar el dictamen sindical pertinente sobre la existencia de
la acreencia.- Inclusive, eventualmente deberá contestar las vistas que se le corran en la
Alzada de mediar recurso contra la sentencia, y hasta, en algún caso expedirse sobre la
nulidad alegada por la recurrente; esto también excede la tarea normal y regular que el
síndico cumple en el procedimiento verificatorio tempestivo, y como tal, merece
regulación "extra" cuando las costas sean impuestas al tercero (presunto acreedor).
Que, por las argumentaciones vertidas al tratar sobre verificaciones tardías, se estima
que las pautas anteriores son igualmente aplicables al recurso de revisión, cuando el
trámite incidental concluye con condena en costas al tercero (presunto acreedor).
Muchas veces los propios concursados a fin de que no queden firmes las acreencias
declaradas admisibles intentan acciones de revisión de modo "manifiestamente
improcedente y abusiva", originando trabajo profesional innecesario, casos en los cuales
el magistrado interviniente podrá condenarlos en costas y regular honorarios a la
sindicatura y su patrocinante, estipendios estos que obviamente estarán a cargo del
deudor (no de la masa).
Es que también: "Corresponde a la deudora asumir la totalidad de los honorarios que
corresponden a la actuación del síndico en un incidente de revisión, si la participación
de aquél fue consecuencia de la situación de la concursada" (CNCom., Sala A,
14/07/00, "in re" Laboratorio Lacefa S.A. s/ quiebra s/ Incidente de revisión de crédito
por la Provincia de Bs. As., LL, 2001-B, 883).
Que, en las quiebras a menudo - cabe añadir - la sindicatura (no obstante lo que se deja
expresado ut-supra), suple la inactividad del deudor asumiendo en los hechos el rol de
contradictor, defendiendo los intereses de la masa en dichas revisiones.
Tal situación que se presenta con mayor asiduidad que la imaginable o pensable,
llevaría a la incoherencia que si gana el tercero (presunto acreedor) cobraría honorarios
al deudor o a la masa, y en el caso de que resultara totalmente perdedor no tendría que
oblar costa alguna. Esta incongruencia es insostenible e inaceptable.
Que, la sanción de la Ley Nro 24.522 (año 1995) ha superado la controversia
jurisprudencial suscitada en torno a la base regulatoria y al porcentual aplicable en estos
trámites judiciales (problemática nacida en torno a si se está ante un procedimiento de
pleno conocimiento o meramente incidental, dando lugar a viejas interpretaciones
contradictorias en relación al porcentaje establecido en las leyes locales para cada una
de estas categorías) (Ver sobre este punto en particular, Baracat, Edgar J. "Apuntes
sobre distintas tendencias en torno a honorarios y costas en el recurso de revisión, art.
38 L. de C.", Revista de Doctrina y Jurisprudencia de la Provincia de Santa Fe Nro 3,
noviembre 1993, pág.11), estableciendo ahora el Art. 287 de la LCQ: "En los procesos
de revisión de verificaciones de créditos y en los de verificación tardía, se regularán
honorarios de acuerdo a lo previsto para los incidentes en las leyes arancelarias locales,
tomándose como monto del proceso principal el del propio crédito insinuado y
verificado".
Que, por tanto debe receptarse la doctrina judicial de que en los supuestos considerados
(verificación tardía y revisión) estamos en presencia de trabajos cumplidos en trámites
incidentales a los efectos de la base regulatoria y porcentual aplicable para los letrados
de los contradictores.- Para obtener la regulación de honorarios del recurso de revisión
(Art. 37 y 200 in fine, ley 24.522) y de la verificación tardía de créditos (Art. 56, Párr.
5tp y ss, ley 24.522), sobre el monto del crédito insinuado y verificado se aplica la
pertinente alícuota del Art. 6to de la ley arancelaria local 6767, luego de lo cual,
conforme al Art. 287 de la ley 24.522, el resultado se reduce al 30% (Art. 15, ley 6767).
El monto a tener en cuenta, como base, para regular estos honorarios, si hay divergencia
entre el crédito insinuado y el importe verificado, ha de ser éste último, salvo cuando él
fuese inferior a la mitad del monto insinuado, caso en el que ha de tomarse como
quantum para aplicación de la escala arancelaria a dicha mitad" (Ver CCC Rosario, en
pleno, 27/12/99, Acuerdo 3/99, Protocolo de Presidente de Cámara).
Que, sí debe preocupar al tribunal los límites de la fijación del estipendio que debe
asignársele al síndico en estos incidentes, el que por cierto no puede alcanzar el que se
atribuyan a los profesionales que han intervenido asistiendo a los contradictores
legítimos y naturales (verdaderas partes) en la verificación y revisión, por cuanto el
Síndico cumple en estos trámites simplemente el rol de auxiliar imparcial técnico de la
magistratura (tal como alguna vez lo calificó Adolfo A. N. Rouillon), y por tanto, su
desempeño se acerca a la tarea pericial y no a la actividad del apoderado o patrocinante
de la parte en el conflicto, salvo situación excepcional en que deba convertirse en
contradictor por ser controlador de la debida conformación del pasivo.- Que, en base a
ello y atendiendo a que la ley específica no se ocupa del tópico, es menester resolver la
cuestión acudiendo a la ley del lugar del juicio (Art. 278 de la LC) y a la norma
analógica, la que en nuestro ordenamiento local se encuentra situada en el Art. 361 de la
LOT, que se ocupa de los honorarios profesionales de los auxiliares de la justicia por
tareas cumplidas en trámites judiciales, disponiendo: "Los contadores públicos..., se
ceñirán para el cobro de sus servicios prestados en juicio, a las normas generales y
aranceles fijados para los abogados y procuradores por la ley 6767 o la que le sustituya.
En ningún caso el perito en juicio devengará honorarios que superen el cincuenta por
cierto (50%) de los que se regulen al curial de la parte vencedora, no obstante lo que
dispusieren las respectivas leyes reglamentarias de sus profesiones".
Que, atento a la inapropiada utilización que algunas veces se hace del porcentual allí
establecido, resulta conveniente alertar a los jueces intervinientes llamándoles a
reflexionar cualquiera sea la instancia en que deban expedirse, que se trata de un
"techo" y que por tanto la aplicación mecánica de este máximo, puede acarrear
resultados injustos para el justiciable que debe oblarlos a consecuencia de la condena en
costas.
Es que con frecuencia se advierte la fijación excesiva y automática de ese máximo
(50%) (algunas veces con desorbitancia por la falta de proporcionalidad respecto al
trabajo cumplido, pareciera que se interpretara como si se tratara de un mínimo) con
prescindencia de la exigua tarea cumplida por el perito, la naturaleza de la labor
cumplida (a veces de mera constatación), la ausencia de complejidad, poca extensión y
trascendencia del trabajo pericial en relación a la decisión del pleito.
Que, fijado el estipendio que corresponde abonar por la actuación de la sindicatura en
estos trámites incidentales y cuando ésta se desempeñe con patrocinio letrado, de la
cifra final deberá asignársele al patrocinante el 60% y a la sindicatura el 40% restante
(arg. Art. 2do Ley Nro 6767).
Además cabe recordar a los magistrados a fin de evitar excesos o expectativas
infundadas de algún síndico que, podrán echar mano a la regla del Art. 271 de la L. de
Concursos que, habilita a regular por debajo de los mínimos legales establecidos, a fin
de ajustar con debida fundamentación bajo pena de nulidad, los estipendios
profesionales a la efectiva labor desempeñada.
El 2do. apartado del art. 271, agregado por Ley Nro 24.522 (el anterior art. 294, no lo
tenía), estatuye: "Los jueces deberán regular honorarios sin atender a los mínimos
fijados en esta ley, cuando la naturaleza, alcance, calidad o resultado de la labor
profesional o el valor de los bienes que se consideren indicare que la aplicación lisa y
llana de aquellos conduce a una desproporción entre la importancia del trabajo realizado
y la retribución resultante. En este caso, el pronunciamiento judicial deberá contener
fundamento explícito de las razones que justifiquen esa decisión, bajo pena de nulidad".
Que, en realidad la norma comentada es semejante a la contenida en el art. 3 de la ley
Nº 24.432, sobre honorarios profesionales, que incorpora al art. 1627 del Cód. Civil, el
siguiente párrafo: Las partes podrán ajustar libremente el precio de los servicios, sin que
dicha facultad pueda ser cercenada por leyes locales. Cuando el precio por los servicios
prestados deba ser establecido judicialmente sobre la base de la aplicación de normas
locales, su determinación deberá adecuarse a la labor cumplida por el prestador del
servicio, los jueces deberán reducir equitativamente ese precio, por debajo del valor que
resultaren de la aplicación estricta de los mínimos arancelarios locales, si ésta última
condujere a una evidente e injustificada desproporción entre la retribución resultante y
la importancia de la labor cumplida (Ver Baracat, Edgar J. "Costas y honorarios en el
procedimiento concursal", 2da. Edición actualizada y ampliada, Editorial Juris, Pág.
114/115). Que, fijado finalmente el importe que debe atribuirse por las tareas cumplidas
por la actuación sindical, dicho importe deberá ser distribuido proporcionalmente entre
el síndico y su patrocinante (en especial, cuando la intervención de este fuere menester
por la complejidad de las cuestiones tratadas que excedan el conocimiento del
patrocinado), conforme lo establecido en el Art. 2do de la Ley Provincial Nro 6767
("regla local analógica"), esto es, el 60% al patrocinante y el 40% al patrocinado.- Que,
conforme a las argumentaciones precedentes se concluye que debe hacerse lugar a la
apelación, revocándose la providencia recurrida, y en su lugar, disponer regular en
proporción de ley honorarios para el síndico y su letrado patrocinante el 15% de los que
se fijen para el abogado de la parte vencedora de conformidad a los alcances precisados
en los considerandos del presente.
Que, por tanto la Sala Cuarta de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de
Rosario, resuelve: Hacer lugar a la apelación y revocar la providencia impugnada, y en
su lugar, disponer regular en proporción de ley los honorarios para la sindicatura y su
letrado patrocinante el 15% de los que se fijen para el abogado de la parte vencedora de
conformidad a lo explicitado en los considerandos. El Juez Doctor Rodil habiendo
tomado conocimiento de los autos, invoca la aplicabilidad al caso de lo dispuesto por el
artículo 26 primera parte, ley 10.160. Insértese, repóngase y hágase saber. Siguen las...
firmas (AUTOS: "Comuna De Timbues y otros c. Zampa Oscar E s. Verificación
tardía") (Expte Nro 157/09). — Edgar J. Baracat. — Jorge W. Peyrano. — Avelino J.
Rodil (Art. 26, ley 10.160).
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