Tema largo. Los Reinos Cristianos

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TEMA 3.- LOS
TERRITORIAL
Historia de España
REINOS
CRISTIANOS:
ORIGEN
Y
EVOLUCIÓN
1.- INTRODUCCIÓN
La existencia de Al-Ándalus no impidió que se formaran una serie de pequeños reinos
cristianos en el norte montañoso de la Península. El fin del Califato de Córdoba, sumado al
creciente dinamismo económico y cultural experimentado por los reinos cristianos a partir
del siglo XI, les permitió conquistar las grandes ciudades andalusíes de los valles del Tajo,
del Ebro y, finalmente, del Guadalquivir. En el siglo XV, además de Navarra, existían en la
Península Ibérica tres poderosos reinos cristianos: Portugal, Castilla-León y la Corona de
Aragón.
En Castilla, por su parte, la monarquía acumuló más poder que en Aragón, donde los reyes se
vieron obligados a pactar con las Cortes mientras se lanzaban a aventuradas conquistas en el
Mediterráneo.
2.-LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA
El dominio del Islam sobre el territorio del reino visigodo de Toledo no fue completo. En el
norte peninsular había regiones apenas controladas por los musulmanes en los que
aparecieron núcleos cristianos independientes que, con el tiempo, constituyeron grandes
reinos. Toda esta zona, ocupada por pueblos montañeses, estaba poco romanizada y
cristianizada.
•
El origen del reino asturleonés
La llegada de árabes y bereberes a la Península determina que una parte de la nobleza
hispanovisigoda se refugie en el agreste y escasamente romanizado territorio cántabroastur.
Desde allí y en torno a la figura de don Pelayo, primer rey asturiano, se desarrollan los
primeros núcleos de resistencia cristianos, que logran su primera victoria frente a las
avanzadillas musulmanas en la batalla de Covadonga (722).
El yerno de don Pelayo, Alfonso I, establece la capital del reino en Cangas de Onís, y
Alfonso II (791-842) la traslada a Oviedo
El primitivo reino asturiano se amplía significativamente por la zona galaica, el norte del
Duero y el este (Castilla) durante los reinados de Ordoño I (850-866) y Alfonso III (866910), trasladándose la capitalidad a la ciudad de León.
Al este del reino de León se consolida cada vez más el condado de Castilla, formado por un
conjunto de hombres libres de origen vascón y cántabro. Castilla amplía su autonomía frente
al reino de León bajo la etapa del conde Fernán González, quien inicia un proceso de
repoblación paralelo al realizado por León y que culmina con la ocupación de Sepúlveda.
Durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor, el reino de León y el condado de
Castilla quedan bajo la tutela del reino de Navarra. A la muerte de Sancho III, su hijo
Fernando I se proclama conde de Castilla (1035) y rey de León (1037) tras derrotar a
Vermudo III, último rey leonés. En el año 1054 derrota a su hermano García de Navarra en la
batalla de Atapuerca, poniendo fin a la ascendencia navarra sobre León y Castilla. Hasta su
muerte en el año 1065, Fernando I consigue las parias de los reyes musulmanes de Zaragoza,
Toledo y Sevilla.
• El Pirineo central. Aragón
La gestación de los condados aragoneses (Aragón, Ribagorza y Sobrarbe) responde a la
resistencia que oponen los habitantes del Pirineo central, de tradición agrícola y pastoril, a la
presencia musulmana a comienzos del siglo IX, así como a la política de intervención de
Carlomagno en la Península.
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El condado de Aragón tiene su origen en un pequeño territorio controlado por el conde
Aznar-Galindo I, quien encarnando el partido anticarolingio, sucumbe ante García el Malo.
Su hijo Galindo Aznar I logra recuperar el territorio paterno. A partir de entonces, los
condados aragoneses quedan bajo la influencia de la Corona de Navarra, hasta su
configuración como reino a partir del año 1035, bajo la dirección de Ramiro I (hijo de
Sancho III el Mayor), quien incorpora los condados de Ribagorza y Sobrarbe. El nuevo reino
de Aragón tiene a sus comienzos una escasa proyección más allá de las zonas montañosas
pirenaicas.
• El reino de Pamplona
La creación del reino de Pamplona está relacionada con la resistencia de los habitantes del
Pirineo occidental a la presencia musulmana en su territorio, así como a las aspiraciones de
los francos de controlar los valles pirenaicos y fijar el río Ebro como frontera del Imperio
Carolingio. Los musulmanes, derrotados por Carlos Martel a ambos lados de los Pirineos
durante el siglo VIII, apenas controlan los escasos núcleos romanizados existentes en la zona
vasca; entre ellos destaca Pamplona, donde emerge la influencia de la familia Arista, que
establece una alianza político-militar con la familia muladí de los Banu-Qasi para rechazar la
influencia franca.
Superada esta amenaza y comenzando el declive de los Banu-Qasi , se impone en Navarra la
dinastía jimena, emparentada con el reino de León; el rey Sancho Garcés I protagoniza un
proceso de expansión por La Rioja y las planicies navarras y amplía la influencia de su reino
en occidente (condado de Castilla) y oriente (Aragón); a su muerte se produce un breve
periodo de sumisión al califato cordobés.
La expansión de Navarra culmina durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor (10051035), quien restablece durante su reinado los contactos con las monarquías peninsulares y
europeas, fortaleciendo las relaciones comerciales y gestando un verdadero imperio en el
interior de la península. Impulsa la expansión sobre Aragón, anexionándose los condados de
Sobrarbe y Ribagorza; se adentra en los condados de Cataluña e interviene en las tensas
relaciones entre Castilla y León, favoreciendo las aspiraciones autonomistas del condado. A
su muerte, sus dominios se reparten entre sus hijos, correspondiendo Castilla a Fernando I,
Aragón a Ramiro I y Pamplona a García IV.
A finales del siglo XI, Navarra ve limitada su expansión ante la fortaleza que adquieren los
reinos de Castilla y Aragón.
•
Los condados catalanes
Barcelona es conquistada por los musulmanes en el año 718; la dominación prosigue durante
el siglo VIII, y solo los territorios pirenaicos orientales permanecen al margen de la
expansión musulmana en el oriente peninsular. La resistencia cristiana se gesta en el marco
de la penetración del Imperio Carolingio. El condado de Barcelona se convierte en el
territorio más influyente en el orden político y religioso; en él fraguan los conflictos que se
derivan de la opción autóctona, defendida generalmente por mozárabes emigrados, y la
opción que plantea la dependencia de Barcelona respecto al orden carolingio, manifestada
por la nobleza autóctona procarolingia como forma de resistencia a la invasión musulmana.
Wifredo el Velloso es reconocido como el primer conde independiente de Barcelona. Lleva a
cabo una amplia política de expansión y repoblación de Manresa, Ripollés y la plana de
Vich, ampliando los territorios catalanes hasta la ribera del Llobregat; incorpora asimismo, el
condado de Gerona.
Durante la etapa califal, Barcelona y el conjunto de los condados catalanes procuran llegar a
acuerdos con los califas, lo que no impide la existencia de expediciones devastadoras, como
la realizada por Almanzor en el año 985, bajo el gobierno de Borrell II. Este, decepcionado
por la pasiva actitud franca ante la presión musulmana, rompe su relación de vasallaje con
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Hugo Capeto, lo que constituye el hecho más explícito de la independencia de los condados
catalanes frente a la Corona franca.
Progresivamente se va desarrollando una tendencia unificadora de los condados catalanes.
Esta tendencia, visible en los periodos de gobierno de los condes Berenguer, culmina en el
año 1137 con la unificación de Cataluña y Aragón bajo el gobierno de Ramón Berenguer
IV (casado con la heredera de Aragón, Petronila). El nuevo reino lleva a cabo una política
expansionista sellada posteriormente con Castilla en el Pacto de Tudillén .
3.- RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN
El término reconquista designa la actividad militar de los reinos cristianos entre los siglo VIII
al XV sobre el territorio ocupado por los musulmanes. Dentro de ella se distinguen dos fases
fundamentalmente:
• Hasta el siglo X los dominios cristianos se extienden hasta el Duero en el Oeste; en el
valle del Ebro la conquista es más lenta por la mayor población musulmana.
• A partir del siglo XI, la debilidad y fragmentación de Al-Ándalus y la pujanza de los
reinos cristianos explican una expansión más rápida, de forma que en el siglo XIII el
dominio musulmán queda limitado al reino de Granada.
La reconquista habría sido insuficiente si no hubiera ido acompañada de la repoblación; es
decir, la instalación de nuevos pobladores para conseguir el dominio efectivo del territorio al
encargarse de su defensa, el cultivo de las tierras y la integración de la población
conquistada. Se distinguen varias modalidades a lo largo de estos siglos:
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Presura o aprisio. Hasta el siglo X la repoblación tuvo un carácter individual. Los
territorios conquistados eran ocupados por nobles, monasterios y campesinos;
posteriormente, el rey les reconocía la propiedad. Los campesinos formaban
comunidades libres en el reino asturleonés, pero en Cataluña, nobles y monasterios
lograron someter a las aldeas bajo su jurisdicción.
Concejil. Predomina en los siglos XI y XII. Al aumentar el área conquistada se
concede a una ciudad un extenso territorio (alfoz) que debía defender. Los privilegios
y la vida ciudadana re regulaban a través de fueros, que concedía el rey los
pobladores.
Órdenes militares y nobleza. Cuanto más avanzaba la reconquista había más
dificultades para conseguir nuevos pobladores. Por ello, la monarquía concede
grandes propiedades tras las conquistas al sur del Tajo y en el Reino de Valencia a los
señores (laicos o eclesiásticos). En Extremadura y el reino toledano son las Órdenes
Militares, organizaciones de “monjes guerreros”, las principales beneficiarias,
mientras en Andalucía y Valencia fue la nobleza.
4.- EVOLUCIÓN POLÍTICA
Entre los siglos XI y XIII los reinos cristianos presentan una evolución compleja, debida
tanto a conflictos internos como a sus relaciones con los otros reinos.
Como hemos mencionado anteriormente, a la muerte de Sancho III el Mayor de Navarra se
produce el final del reino de León, cuando su hijo Fernando I es proclamado rey de Castilla.
A partir de entonces, aunque con alguna etapa en la que ambos reinos se separan,
permanecerán unidos. Por otro lado, Portugal consigue la independencia cuando Alfonso
Enríquez abandona el vasallaje de Alfonso VII y se lo ofrece al Papa, en 1143. Castilla,
León y Portugal fueron protagonistas de la reconquista en el centro y el oeste de la
Península respectivamente.
La Corona de Aragón se constituye con la unión de Aragón y Cataluña bajo una misma
dinastía, mediante el pacto matrimonial que convirtió a Ramón Berenguer IV, conde de
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Barcelona, en rey de Aragón. Ello tendría importantes consecuencias para Navarra, que
quedaba encerrada sin posibilidad de expansión hacia el sur, y para la Corona de Aragón, ya
que le permitió acelerar la reconquista por el este.
En cuanto a la estructura interna, mientras Castilla-León era un reino unificado, en la
corona de Aragón la unión era formal, en la persona del rey, pues cada territorio mantenía
sus propias instituciones. Tenía además un carácter pactista, pues el monarca debía respetar
las leyes de los distintos reinos.
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