N U E V A R E V I S T A DE TOMO X I X NÚM. 2 EL TIPO DEL NEGRO EN EL T E A T R O DE LOPE DE VEGA: TRADICIÓN Y CREACIÓN Entre las literaturas del Occidente europeo, las ibéricas —España y Portugal— ofrecen, a d e m á s de otros muchos rasgos de diferenciación que tocan a g é n e r o s , estructura, estilo y personajes, la presencia de u n o hondamente ligado a su vida social: el t i p o del negro, que se da por p r i m e r a vez a comienzos del siglo x v i en diálogos p r e d r a m á t i c o s , p r i m e r o en Portugal, e inmediatamente, con vena a ú n m á s realista, en la E s p a ñ a de lengua castellana. A las composiciones de negro de Fernam de Silveyra y A n r i q u e de M o t a del Cancioneiro geral de G a r c í a de Reséñele, siguen las Coplas a los negros y negras de R o d r i g o de Reinosa; inmediatamente, en autores de las dos lenguas, el t i p o y sus motivos concomitantes se d e s a r r o l l a r á n en el teatro , aunque t a m b i é n ocasionalmente rea p a r e c e r á n a ú n en el siglo x v n en la lírica, por ejemplo la burlesca de Quevedo y G ó n g o r a , y en villancicos a n ó n i m o s a i m i t a c i ó n de los que c a n t a r í a n las cofradías de negros en las festividades r e l i giosas. G i l Vicente y sus continuadores en lengua portuguesa, y en castellano la a n ó n i m a Farsa de Lucrecia, Jaime de G ü e t e , Feliciano de Silva, Gaspar G ó m e z , Diego Sánchez de Badajoz y L o p e de Rueda i r á n fijando, con rasgos bastante independientes en las dos tradiciones teatrales , una f i s o n o m í a del negro en el teatro, amal1 2 1 Cf. m i artículo ''Sobre el negro como tipo cómico en el teatro español del siglo x v i " , RPh, 17 (1963-64), 380-391. M A N O E L COELHO REBELLO, O negro mais bem mandado (Musa entretenida de varios entremeses p o r . . . , Coimbra, 1658), emplea dos recursos cómicos que se remontan a G i l Vicente. E l tipo de relación entre el escudero y su criado, aquí negro, recuerda la Farsa de Inés Pereira, en tanto que el robo de que es objeto el criado es recurso muy semejante al del Clérigo da Be ira, con la diferencia de que allí es el negro quien roba a u n muchachito tonto y aquí el robado es el negro; y aun el nombre de la destinataria del regalo está recortado sobre el p a t r ó n vicentino: Brásia Pimenta. Este entremés entronca con la época pre-lopesca, aunque el tipo tan original de G i l Vicente, el negro apicarado, ha sido sustituido por el más vulgar del negro fácilmente engañable. 2 SS8 FRIDA WEBER DE KURLAT NRFH, X I X gama de materiales m u y netos: o b s e r v a c i ó n de la realidad y elabor a c i ó n artística. E l m o t i v o literario que nace en Portugal y que incorpora a la literatura castellana R o d r i g o de Reinosa, alcanza su m á x i m a elab o r a c i ó n y enriquecimiento con Lope de Vega, aunque ya a p a r e c í a totalmente organizado a mediados del siglo x v i : el negro, pero sobre todo la negra, era entonces una criada que hablaba castellan o deformado, que h a c í a alarde de h i d a l g u í a en su tierra de o r i gen, que se creía hermosa y capaz de despertar amores; se mencionaban lugares de África, patria del personaje, y una y otra vez se p o n í a n de relieve el gusto y h a b i l i d a d para el canto y el baile; hay cierta procacidad de lenguaje, sobre todo en r e l a c i ó n con l o erótico, y abundantes motes de los otros personajes por el color de la tez y la c o n d i c i ó n esclava. E n ese tratamiento ya convencional del personaje ocupa lugar p r i m o r d i a l , sobre todo en Diego Sánchez, la d e f o r m a c i ó n i d i o m á t i c a que se incrusta m u y f á c i l m e n t e en la secular t r a d i c i ó n medieval que cultivaba la mezcla de lenguas, en especial l a t í n y lengua v e r n á c u l a , con fines satíricos o cómicos. (Recordemos la e t i m o l o g í a de farsa). D e n t r o del teatro del siglo x v n , son las piezas menores —jácaras, bailes, mojigangas, y sobre todo los entremeses y bailes entremesados— los herederos de esa t r a d i c i ó n del siglo x v i , enriquecida naturalmente con los aportes de la comedia, y sobre todo de L o p e : por ejemplo, la comicidad en t o r n o a l o e r ó t i c o se resuelve en el casamiento de dos negros (Entremés de los negros, de S i m ó n Aguado, y Entremés segundo del negro, a n ó n i m c ) en tanto que la e x p l o t a c i ó n del modo de hablar diferenciador como elemento c ó m i c o básico se da en serie con otras deformaciones presentadas como formas típicas de gitanos, portugueses y moros en el Entremés de las lenguas de J e r ó n i m o de C á n c e r , y en las a n ó n i m a s Mojiganga de la negra y Mojiganga de las sacas para fiesta de Corpus ". Pero es Lope q u i e n , conservando elementos heredados de la t r a d i c i ó n d r a m á t i c a en la que se i n i c i a , los e n r i q u e c e r á y v a r i a r á , 3 4 5 3 Cf. QUEVEDO, La visita de los chistes: "Desagravié los entremeses, que a todos les daban de palos, y con todos sus palos hacían los entremeses. Cuando se dolían de ellos: «Duélanse —decía yo— de las comedias, que acaban en casamiento y son peores, porque son palos y mujer». Las comedias, que oyeron esto, por vengarse, pegaron los casamientos a los entremeses../' Se trata de u n recurso que Lope no desdeñó, como realce de escenas de exaltación y regocijo o final de fiesta, en La limpieza no manchada y La madre de la mejor. (Véase infra, pp. 357-358). Creo que no se ha estudiado suficientemente cómo tenía Lope presente esa tradición de la farsa, el teatro popular del siglo x v i , tan medieval. Por ejemplo, la aventura nocturna del gracioso M a r t í n de El premio del bien hablar, acto I I , en la cocina, con el perro al que confunde por u n momento con la criada, aventura contada por él mismo, trae reminiscencias de dos 4 5 •NRFH, X I X 339 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE m u l t i p l i c a n d o las posibilidades del personaje y abriendo nuevos rumbos a su empleo teatral. C r o n o l ó g i c a m e n t e , su p r i m e r a obra con i n t e r v e n c i ó n de negro es Los comendadores de Córdoba (Acad, t. 11, pp. 261 ss.) de 1596 muy probablemente , pero a q u í el m o t i v o n i reviste sus formas tradicionales n i las que t e n d r á en el F é n i x posteriormente. Puede haber m á s de u n a causa: o L o p e no h a b í a descubierto t o d a v í a las posibilidades del t i p o del negro en sí mismo, o las características de la obra no se prestaban para su desarrollo: si el tratarse de una obra cuya a c c i ó n se desenvuelve en u n pasado ya secular n o i n h i b í a a L o p e de u n a c o n c e p c i ó n similar a la de una comedia contemp o r á n e a , en cambio, q u i z á sea su dramatismo l o que e x p l i q u e el que no haya utilizado el recurso c ó m i c o de la d e f o r m a c i ó n de lengua, y la falta de alusiones, bromas, juegos de palabras de i n t e n c i ó n burlesca, y t a m b i é n poética, en r e l a c i ó n con la apariencia física de los personajes; pero llama la a t e n c i ó n que G a l i n d o se vanaglorie ante Esperanza de la pelea que ha tenido con u n m u l a t o , y que n i n g ú n comentario o a l u s i ó n de u n o u otro hagan suponer que tamb i é n ella l o es. H a y varios esclavos negros en casa del V e i n t i cuatro, pues cuando éste vuelve de T o l e d o , ante el c a r i ñ o con que en su casa ha sido recibido, quiere abrazar a su m u j e r y a sus criados, pregunta por J u a n y Sicilia y agrega: "Todos los he de abrazar, / que aunque negros, gente son". U n negro se menciona explícitamente cuando d o n Fernando, para lavar su honor, mata a todos los de su casa (acto I I I ; ed. cit., p . 296b): } 6 RODRIGO—Jorgillo, el negro, está aquí. VEINTICUATRO—Aunque el ser negro le vale, Jorge es blanco para m í . Y cuando cuenta al Rey su venganza (en la que no ha perdonado a perros, gatos y a u n papagayo), a la e n u m e r a c i ó n de d u e ñ a s , doncellas y mozas sigue la de "negros y negras", sin m e n c i ó n específica de otro posible t i p o de esclavos. N o sabemos si dos personajes de episodios de introitos de Diego Sánchez de Badajoz, en los que el pastor cuenta aventuras que t a m b i é n han sido experiencias personales: en la Farsa teologal, el gato es el responsable de los golpes, magulladuras y mal rato del protagonista, y en la Farsa militar el pastor besa a la burra en el establo creyendo haber hallado a la moza con la que se ha citado. 6 S. GRISWOLD M O R L E Y y COURTNEY BRUERTON, The chronology of Lope de Vega's "comedias", New York, 1940, pp. 128-129, la fijan en 1596-1598. Posteriormente, en "Addenda", HR, 1 5 ( 1 9 4 7 ) , p. 6 7 , se inclinan decididamente por NRFH, 4 1 5 9 6 , y a pesar de la o p i n i ó n (1950), 367-370, que de M A R Í A G O Y R I DE MENÉNDEZ P I D A L , prefiere llevarla a 1 5 9 3 , BRUERTON artículo " L a versificación dramática española en el período NRFH, 6 ( 1 9 5 2 ) , 62-64, c o n t i n ú a situándola en 1596. en su 1587-1610", 340 NRFH, FRIDA WEBER DE KURLAT bastante importancia, Rodrigo y Esperanza, esclavos, son XIX negros 7 o n o . Para R o d r i g o se usa el m o t e de " p e r r o " , sin c a r á c t e r i n t e r jectivo, en boca de Jorge, u n o de los comendadores, cuando a q u é l 8 sale de caza a c o m p a ñ a n d o al V e i n t i c u a t r o . Por ú n i c a obra de L o p e en la que l o d e m á s n o es la el c a r á c t e r o c o n d i c i ó n de los escla9 vos no se especifica o s e ñ a l a claramente . O t r o hecho que no deja de tener i m p o r t a n c i a al respecto es q u e l a a c c i ó n p r i n c i p a l de Los comendadores ocurra en por excelencia de la p e n í n s u l a el sur en de E s p a ñ a , la zona esclavista la que, sobre todo en Sevilla, desarrollan en todo o en parte las obras de L o p e en que 10 n e n negros o m u l a t o s , y ante todo El amante agradecido se intervie(AcadN, 7 E l nombre de Esperanza, que Lope utiliza varias veces para criadas, portuguesas, etc. (Cf. S. G. M O R L E Y y R. W . T Y L E R , LOS nombres de personajes en las comedias de Lope de Vega, Berkeley-Los Ángeles, 1961, p. 222), corresponde en Amar, servir y esperar a una criada mulata. (Cf. infra, nota 12). Con anterioridad lo usa Galindo, criado de Jorge, en pelea con u n mulato al que califica de "señor perrengue" y "perro", y explica su uso con una pulla seudo-culta, como si perro fuera, sobre todo, privativo de judíos. Como en otras obras de Lope no se repite la necesidad de explicación de perro para el negro o mulato, Lope h a b r á querido acentuar aquí la malevolencia y fanfarronería de Galindo, al hacerle sumar motivos de desprecio en sí incongruentes: negro y j u d í o . La trama de Los melindres de Be lisa se basa en los equívocos provocados por u n galán y una dama que, huyendo de la justicia en una típica situación de capa y espada, se hacen pasar por esclavos. Los reemplazados, dada la trama, verosímilmente no serían negros. Dice Eliso: "Yo tenía en m i casa dos esclavos: / Pedro, que a los caballos asistía, / porque era ya cristiano bautizado, / y Zara, una esclavilla g r a n a d i n a . . . " E l hecho de ser granadina la esclava, y el que la acción de Los melindres de Belisa no se desarrolle en el sur de E s p a ñ a sino en Madrid, son otros tantos motivos para no suponerlos negros. E n cambio, en La esclava de su galán, donde la protagonista, para conseguir la rehabilitación del galán en el amor de su padre, se hace vender a éste como esclava, se dice e x p l í c i t a m e n t e que es "india oriental", valorando esta condición por encima de la de negra o mulata: 8 9 D. FERNANDO—¿Es negra? ALBERTO— Por ningún caso tratara yo en esa hacienda. D. FERNANDO—¿Mulata? ALBERTO— Tampoco. D. FERNANDO— Aguardo qué sea. ALBERTO— Es india oriental a quien los moros han dado su seta en aquellas tierras... 1 0 Cf. m i artículo citado en la nota 1, pp. 382-383. La especial relación de Sevilla con el mundo de los esclavos de color es frecuente en la literatura. En Sevilla ocurre El celoso extremeño, con sus "negras bozales" y Luis, "negro viejo y eunuco" cuya afición a la música —"tal es la inclinación que los negros tienen a ser músicos", dice Cervantes— es el medio de que se vale Loaysa para penetrar en casa de Carrizales. N o t a significativa es la que ofrece la NRFH, X I X t. 3, pp. en la que EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE 100 ss.)j fechable por motivos m u y 341 11 plausibles en 1602 , a p a r t i r del acto I I la a c c i ó n se traslada de Zaragoza a una Sevilla presentada, como gusta de hacerlo Lope, en sus aspectos pintorescos: el G u a d a l q u i v i r , la Giralda, el t ú m u l o de Felipe I I , indianos que van y vienen, noticias de la flota. T a m p o c o notas pintorescas de o t r o t i p o , como el uso en boca del gracioso que de faltan palabras italianas acaba de regresar de I t a l i a con su amo, o su disfrazarse de i n d i a n o y usar en la c o n v e r s a c i ó n palabras i n d í g e n a s . Emparentado con este t i p o de pintoresquismo está el curso de 12 presentar a dos escueta a c t u a c i ó n negros, Francisco y P e d r o , que también hacen el "moyete y m a n t e q u i y a " , con elogio de l o que Sevilla. se manifiesta en resu Pregonan su condición h u m i l d e , y h a b l a n en ese castellano deformado, convencional pero con cierta base en la o b s e r v a c i ó n de la realidad, que dad 13 designamos como negroide . por D e l breve d i á l o g o de comodiFrancisco alusión de QUEVEDO en su Premática que han de guardar las hermanas comunes (Obras, Prosa, ed. Felicidad Buendía, Madrid, 1 9 6 1 , p. 87a): "Asimismo nos plugo ordenar, por las exorbitantes arrogancias de las cotorronas que bajan de Sevilla en cueros, que no digan siempre por disculpa de su pobreza que aguardan tres cofres que dejaron en tal parte con una mulata y dos criados enfermos, sino que confiesen que vienen como nacieron y que se venden por mendigas envergonzantes." (Esta lección me parece más adecuada que la ofrecida por Astrana M a r í n , en la que se lee maleta en lugar de mulata). 1 1 MORLEY-BRUERTON, op. cit., p. 36; E. COTARELO, Prólogo al t. 3 de AcadN, p. x i i i . En la comedia de Lope la elección de los nombres no es fruto del azar o de la mera casualidad; en muchos casos son profundamente significativos, ya sea por estar ligados a la vida efectiva del autor, ya por las relaciones que guardan con tradiciones literarias en general o con la vida de la época. Respecto de los ligados a una convención literaria, pueden servir de ejemplo los nombres pastoriles, ya rústicos, ya estilizados (cf. m i libro Lo cómico en el teatro de Fernán González de Eslava, Buenos Aires, 1963, pp. 6 2 - 6 3 ) , y en relación al mismo tiempo con la convención literaria y la realidad, los de negros y mulatos. Precisamente, Francisco es uno de los nombres que con m á s frecuencia se aplican al negro del teatro, en línea ininterrumpida desde el marido de la negra de la Farsa teologal de Diego Sánchez ("Fransico estar m i m a r i r o " ) , otra obra de Lope, La victoria de la honra, la protagonista del Entremés segundo del negro, a n ó n i m o (ms. 16.936 de la B . N . M . , n ú m . 2 5 1 4 del Catálogo... de PAZ Y M É L I A ) y la explícita declaración que de su carácter " e t í o p e " da Shakespeare en The merry wives of Windsor, I I : " (CAIUS:) Vat be all you, two, three, four, come for? / (HOST:) T O see thee fight, to see thee foin, to see thee haverse; to see thee he re, to see thee there; to see thee pass thy punto, thy stock, thy reverse, thy distance, thy montant. Is he clead, my Ethiopian? is he déad, my Francisco? ha, bully! W h a t says my .Esculapius? my Galen? my heart of eider?../'' Pedro es t a m b i é n nombre de esclavo en Los melindres de Be lisa (Cf. supra, nota 9 ) . Son sobre todo unos pocos rasgos fonéticos los que dan la fisonomía del habla deformada de los negros en el teatro del siglo x v n : agregado de 1 2 1 3 FRIDA WEBER DE KURLAT NRFH, X I X y Pedro se desprende u n a clara a l u s i ó n a u n amo que q u i z á se vea defraudado en su esperanza de que los negros obtengan ganancias, puesto que éstos se disponen a entrar en una barca en el r í o y no ofrecen m á s sus m e r c a d e r í a s . U n o de los interlocutores zanja la leve vacilación de su c o m p a ñ e r o con u n "casamo con M a r í a s " . A través de esos negros tan desdibujados se patentizan los rasgos convencionales de los que hemos hablado: baja c o n d i c i ó n social en r e l a c i ó n de dependencia, sentido no m u y estricto de las obligaciones, i m portancia de l o e r ó t i c o (todo l o arregla u n "casamo con M a r í a s " ) . Frente a este tratamiento, mero vestigio de la t r a d i c i ó n teatral precedente, en El amante agradecido se suma ya el m á s original de los rasgos del tratamiento del m o t i v o del negro en Lope, pues en oposición a la b u r l a de la esclava negra surge el elogio de la belleza de la mulata, a veces franco, a veces mezclado a los habituales elementos para motejar. T a m b i é n queda establecida la r e l a c i ó n de la criada mulata con el gracioso, que si b i e n hace bromas o juegos de palabras con el arsenal de motes y burlas corrientes, es v í c t i m a de sus encantos. A q u í G u z m a n i l l o , aunque algo concede a su atractivo y belleza, se i n c l i n a m á s a la b u r l a y al juego de palabras intencionado. T o d o esto en estado e m b r i o n a r i o , pero El amante agradecido es la obra que señala el comienzo de la i n n o v a c i ó n : GERARDO— ¿Has dicho, Guzmán, a esta mulata que yo era? G U Z M A N I L L O — Y a me h a b l ó en el portal, y relucían de manera sus ojos a lo oscuro, que entendí que era gato, y hube miedo. J U A N — M u y bonito eres tú. Yo te prometo que no estuviste lejos de abrazalla. GUZMANILLO—Blanqueaban también los buenos dientes, y jpor Dios! que no pude más comigo; mas diome colación y despedida. J U A N — ¿ Q u é colación? GUZMANILLO— No entiendes de grajea , que en verano es negocio temerario. 14 vocal final en palabras terminadas en consonante (Dioso); pérdida de -s final (entramo, tenemo, casamo, mojete), alternando con formas en las que la -s se conserva (podamos, mantequiyas), en tanto que otras veces se agrega esa -s, signo de plural, a palabras en singular (Marías, Siviyas), todo lo cual supone el manejo deficiente de la concordancia y la significación del plural. Otro rasgo es la nasalización (tipográficamente representa con el agregado del sonido nasal interior (enhorambuena, atrambiesa) o final (lan, non). Las variaciones fonéticas más corrientes son: // > y (Seviya, acuyá, mantequiyas), z > s (riquesa), r > l (Pedio, plegonamo). (Cf. QUEVEDO, Libro de todas las cosas y otras muchas más: "Si escribes comedias y eres poeta, sabrás guineo en volviendo las rr 11, y al contrario, como Francisco, Flancisco; primo, plimo"). Entre las vocales, ocasionalmente, e > i (Siviya). Para los juegos de palabras implícitos en colación y grajea, cf. J O H N 1 4 KRFH, X I X EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE 343 E n El arenal de Sevilla (BAE, t. 4 1 , pp. 527 ss.), de comienzos de 1603, a ú n m á s s i s t e m á t i c a m e n t e que en El amante agradecido se exaltan las bellezas y formas típicas de Sevilla (la "octava mar a v i l l a " del m u n d o ) y su arenal, y en ese comienzo del acto I , especie de fresco de la vida de la ciudad en torno al G u a d a l q u i v i r , n o p o d í a faltar una figura de mulata, Juana, j u n t o a soldados, moros, picaros, tapadas, galanes. L a mulata parece llevar la comida a Servando y Felicio, quienes la insultan, y ella contesta en el mismo tono; luego se acerca a u n jaque que la interpela y a q u i e n ella moteja de cobarde, pero finalmente se dan, como parece ser lo habitual en la pareja, una cita de amor. Lope no v o l v e r á a emplear este t i p o de mulata, y los calificativos que le dedican sus interlocutores en las dos escenas en que interviene —"patata", "loca", "de mala lengua", "mulata historiadora"—- tampoco reapar e c e r á n en otras obras. Lope se ha atenido para este personaje a los motivos propios de la negra en el teatro del siglo x v i : insultos, desprecios, erotismo, sólo agregando, en referencia alusiva a su origen americano, el despectivo "patata", m o t i v o que se a m p l i a r á considerablemente en obras posteriores. Con esta Juana puede agruparse, por los elementos poco originales y desvalorativos que la caracterizan y por su escaso desarrollo, la I n é s de La octava maravilla (AcadN, t. 8, pp. 246 ss.), en amores con el gracioso M o t r i l , que la moteja de "mulata", " n i d o de grajos" y "galga relamida". Fuera de esa breve escena, en la que se muestra sumisa y enamorada a pesar de los insultos, la mulata sólo aparece para r e c i b i r ó r d e n e s de su ama y preparar las maletas para u n apresurado viaje de Sevilla a M a d r i d . E n cuanto al nombre de Inés, tan corriente en la comedia del Siglo de O r o , se menciona t a m b i é n como propio de mulata, j u n t o al de Pascuala, en el acto I I de Amar, servir y esperar. Hacia esa misma época, dos obras —El santo negro Rosambuco de la ciudad de Palermo (Acad, t. 4, pp. 361 ss.) y El negro del mejor amo (AcadN, t. 11, pp. 66 ss.)— s e ñ a l a n otra i n n o v a c i ó n básica: los tipos de santos negros, importantes en el cuadro variado del teatro de Lope y sus aportes, que confluyen en u n m o v i m i e n t o de d i g n i f i c a c i ó n l i t e r a r i a del tipo, cuya c u l m i n a c i ó n en el siglo x v n s e r á n obras como El valiente negro en Flandes de A n d r é s de Claramonte y Juan Latino de X i m é n e z de Enciso, que preparan el camino para la visión h u m a n i t a r i a del siglo x v m , patente en El negro sensible de Francisco Cornelia. Fue sin duda u n complejo proceso evolutivo, en el que Lope r e c i b i ó e s t í m u l o s que l o llevar o n a contemplar entre otras posibilidades y variaciones d r a m á t i c a s BROOKS, "Slavery and the slave i n the works o£ Lope de Vega", RR, ( 1 9 2 8 ) , 232-243, especialmente pp. 2 4 0 - 2 4 1 , e infra, nota 3 6 . 19 Hi FRIDA WEBER DE KURLAT NRFH, X I X ésta del negro elevado por encima del status que generalmente ten í a en la vida social de la época: llegaba así Lope a u n "extremo" que, por la p o p u l a r i d a d y vasto i n f l u j o de su obra sobre espectadores, imitadores, y m á s tarde lectores, r e f l u i r í a en las corrientes creadoras , pero sin que por eso se perdiera aquel t i p o p r i m i t i v o , hondamente arraigado en la l i t e r a t u r a y l a c o n v e n c i ó n . Precisamente en ese sentido son importantes las dos comedias de santos negros, pues en ambas, j u n t o al santo, espiritualidad pura, que se expresa en castellano correcto, está el que responde a esa t r a d i c i ó n cuya caracterización exterior es el habla "negroide", y en el que p r e d o m i n a n elementos sensuales. E l juego de oposiciones es m á s libre, rico y elaborado en El negro del mejor amo, Antíobo de Cerdeña, anterior a El santo negro Rosambuco, de antítesis m á s netas y sistematizadas (santo negro / criada negra; santo negro / lego blanco malicioso). El negro del mejor amo, cuya autenticidad alguna vez fue puesta en duda, pero que hoy la crítica acepta plenamente como de L o p e , es en realidad comedia de pura invenc i ó n , pues su protagonista, A n t í o b o , n o figura en los santorales conocidos, l o que hace tanto m á s interesante la c r e a c i ó n de Lope. L a primera jornada se inicia en Argel, entre moros cuyo aspecto se supone igual al de los españoles, y luego la acción se traslada al África propiamente dicha, donde el rey Uristeo tiene guerra con el e t í o p e A u f r i d o de Zánfara, y él y toda su corte son negros. E n el acto I I , que ocurre muchos a ñ o s d e s p u é s , la o p o s i c i ó n fundamental n o es de negro a moro, sino de n o cristiano a cristiano, aunque entrecruzada con la otra, pues el j o v e n p r í n c i p e A n t í o b o , negro, h i j o de la princesa negra Sofonisba, hija del rey de Zánfara y de D u l i m á n , blanco, que se han casado en el p r i m e r acto, fue bautizado secretamente por el esclavo Constancio, que luego l o a d o c t r i n ó en la fe de Cristo contra la v o l u n t a d de sus padres. E l acto I I I representa la s u p e r a c i ó n u olvido de esas oposiciones en los milagros del protagonista. L a obra resulta así estructurada como las antiguas vidas de santos (primera parte, ascendencia, g e n e a l o g í a ; segunda 15 16 1 5 Quizá no deba descontarse la influencia de una obra como Las etiópicas de Heliodoro, donde la h e r o í n a es (por mera casualidad) blanca, hija de padres negros. A lo largo del siglo aparecen menciones de negros hijos de blancos en informaciones, relaciones, etc., y el motivo llega también al teatro: piénsese en Virtudes vencen señales, de Vélez de Guevara, donde Filipo, negro, es hijo del rey de Albania, blanco. 1 6 JUSTO GARCÍA SORIANO, Prólogo a AcadN, t. 1 1 , pp. x i - x i i . Según MORLEY- BRUERTON, op. cit., p. 157, "no hay razón suficiente para la duda levantada contra esta comedia", aunque quizá nos haya llegado en versión abreviada. E n cuanto a la fecha, la sitúan entre 1599 y 1 6 0 3 . Por otra parte, nada tiene que ver con la comedia del mismo nombre de M i r a de Mescua, que en cambio desarrolla el mismo tema que la otra comedia de santo negro a la que nos referiremos. NRFH, X I X 345 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE parte, conversión, primeras manifestaciones de santidad; tercera parte, milagros en vida y m u e r t e ) , y construida en juegos de oposiciones y antítesis: casamiento de u n blanco (moro) y una negra; u n p r í n c i p e cuyas creencias y destino v i t a l han sido determinados por u n esclavo; u n p r í n c i p e en r e l a c i ó n ancilar, aunque su amo es Dios. E n aspecto menor, pero en r e l a c i ó n con las oposiciones mayores señaladas en la acción d r a m á t i c a , los negros, reyes, capitanes, etcétera, hablan castellano correcto y el criado o gracioso, Febo, presentado como " n e g r i l l o " , habla castellano deformado . Novedad m u y importante es el sesgo que da Lope, sobre todo en el acto I , al m o t i v o 'color de la tez' que sólo se h a b í a usado como p u n t o de partida de insultos y motes despectivos y ahora empieza a p r o d u c i r variaciones de discreteo amoroso, i n i c i á n d o s e así la l í n e a p o é t i c a que Lope seguirá variando y enriqueciendo en obras posteriores y C a l d e r ó n e m p l e a r á dilatadamente en La sibila del Oriente, única obra suya que conozco en que utiliza el m o t i v o del negro en el doble registro que L o p e inaugura precisamente en El negro del mejor amo. Esta u t i l i z a c i ó n del m o t i v o tradicional, pero con signo contrario, señala u n aspecto del arte de Lope que nuestro análisis ejemplifica: la t r a n s f o r m a c i ó n creadora de los materiales aportados por la t r a d i c i ó n . Los t é r m i n o s utilizados son, sobre todo, carbón opuesto a sol o fuego, noche opuesto a día, sol a sombra. Cuando Sofonisba saluda a su padre (acto I ) : " G u á r d e t e el sol, padre m í o " , A n f i n o , capit á n negro enamorado de ella, dice en aparte: " Y a t i del sol n o te guarde, / aunque ya l l e g a r á tarde / a encender c a r b ó n tan frío". Ya casada Sofonisba con el blanco D u l i m á n , se lamenta A n f i n o : "Mas ¡ay! que si contigo a m i r a r llego / de Sofonisba el ú n i c o tesoro, / c a r b ó n fue para t i ; para m í , fuego". Y D u l i m á n , al admirar la belleza de la princesa negra, exclama: 17 ¡Oh, q u é rostro soberano! ¿En q u i é n tal beldad se ve? ¡Qué noche tan bella y p u r a ! . . . Nunca me amanezca el día si tales las noches son, y si el mismo sol se asombra de ver en vos su arrebol, ¡jamás a m í me dé el sol 1 7 Quizá con m á s atención a las formas negroides, entre las que se pueden añadir, a las indicadas en la nota 13, la supresión de consonantes finales, además de la -s (tené 'tener', cu 'con'); cambios d > r (tora, turo, perrone, vira), rr > r (bariga), o > u (turo, sumo 'somos', turmento), o > a (nan 'no', samo); e > i (derritimo); falta de d i p t o n g a c i ó n (senté, se Jifera 'sintiera', quin 'quien', conta, vosa, fonte, dente, pe, valente). 346 NRFH, X I X FREDA WEBER DE KURLAT estando a tan buena sombra!... ¡Nunca yo buscara día donde esta noche tuviera! Ya Lope de Rueda se h a b í a servido de carbón, m e t á f o r a casi obvia, para la negra G u i o m a r en la escena 3- de Los engañados (ed. V i llela de Chasca, p. 110), cuando la otra criada, Julieta, la moteja despectivamente con "cara de c a r b ó n de brezo". Lope la usará tamb i é n en situaciones en que se mezcla la i r o n í a , p o n i é n d o l o por ejemplo en boca de la propia interesada , y los valores negativos de su uso básico y p r i m i t i v o y los pasos de la t r a n s f o r m a c i ó n del m o t i v o pueden apreciarse en el Entremés segundo del negro, en cuyo baile final es r e q u i e b r o realzado por la vecindad de conceptos emparentados: 18 Músicos—Pues con Francisca me caso, amor, carbón de m i brasa, ya samo contenta t o d a . . . Sombra, de uso p r i m i t i v o (o sea motejador) menos extendido, q u i zá por su significación menos incisiva y las asociaciones poéticas acarreadas de su frecuente uso en la lírica (de a h í la preferencia que por esa voz manifiesta C a l d e r ó n en Los hijos de la fortuna), tiene sin embargo cabida en el e n t r e m é s : NEGRA— Téngaze, plimo, que aqueza negla zoy yo. ALCALDE—Señores, aquesa sombra, ¿de d ó n d e diablo salió? 1 9 En los dos actos siguientes, los contenidos afectivos y valorativos en t o r n o al negro cambian de c a r á c t e r , puesto que se desenvuelven, en forma similar a l o que ocurre en'El santo negro Rosambuco, en t o r n o a dos n ú c l e o s opuestos: el de quienes aceptan la santidad de A n t í o b o y el de quienes la rechazan, la combaten 1 8 En Servir a señor discreto, dos veces lo usa la mulata para referirse a sí misma, en diálogo con el galán de su ama que, enajenado por la carta que Elvira le ha traído, dice: " (D. PEDRO:) Déjame, m i bien, besar / esa mano.— (ELVIRA:) ¡Ay! ¿no imagina / que se tiznará la boca / si en estos carbones toca?"; y luego, dirigiéndose a Girón: " (ELVIRA:) Después diré / lo que me debe.—(GIRÓN:) ¿A q u é aguardas?—(ELVIRA:) Aguardo a que este carbón / le ponga en toda la cara [ . . . ] Elvira me fecit, / porque ninguna bellaca / ose hablar de su persona / en conociendo la marca". Mojiganga de la negra, que se hizo en fiesta de sus magestades, en Flores de el Parnaso cogidas para recreo del entendimiento por los mejores ingenios de España..., Zaragoza, 1708. 1 9 NRFH, X I X EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE 347 o se b u r l a n de su c o n d i c i ó n de negro en sí misma o por considerarla incongruente con la santidad. Véase c ó m o u n mismo t é r m i n o —el ya analizado carbón— v a r í a de posibilidades significativas en boca de los distintos interlocutores. L i d o n i o , p o s e í d o por el demonio, que desprecia a A n t í o b o y l o moteja por ser negro, le dice: " ¡ A h , si te cogiera yo / — q u i t ó m e Dios el poder—, / c ó m o ardiera ese c a r b ó n ! " Y cuando A n t í o b o ha exorcizado al demonio, t o d a v í a dice L i d o n i o : "Pero ¿ q u e a u n negro tiznado / d é Dios poder contra m í ? " A lo cual contesta A n t í o b o : Tiznado no, rnás lavado de su sangre, de quien fui, aunque negro, rescatado. Hízome Dios de carbón para que prendiese luego más presto en m i corazón cualquier centella de fuego de su santa inspiración. A u n q u e El santo negro Rosambuco no sea hoy de las obras m á s apreciadas de Lope, l o fue sin duda en su época, puesto que existe una r e f u n d i c i ó n de L u i s Vélez de Guevara de hacia 1643 con el nombre de El negro del serafín, m u y posiblemente la misma que con t í t u l o diferente, El negro del mejor amo, se p u b l i c ó a t r i b u i d a a M i r a de Mescua en 1653 . H a y en la obra dos personajes negros que, a poco de iniciarse, son esclavos en la misma casa: el f u t u r o santo (descendiente de los reyes de E t i o p í a ) y una criada, Lucrecia, que, heredera de la a c t u a c i ó n del criado bobo, habla en negroide y se enreda en amores con Ribera, calificado de " v i e j o " en la lista de interlocutores; por castigo se los ata y en esa escena aparece la nota escatológica y la procacidad de lenguaje característicos del personaje desde su a p a r i c i ó n en R o d r i g o de Reinosa. Y así como este personaje está m á s de acuerdo con el molde tradicional que el Febo de El negro del mejor amo, t a m b i é n el desarrollo de los motivos en t o r n o al santo negro entra en cuadros casi obvios. Laura, la dama que ha recibido a Rosambuco como regalo del virrey, dice, u t i l i z a n d o sustantivos típicos para motejar 20 2 0 E. COTARELO, " M i r a de Mescua y su teatro", BRAE, 1 8 ( 1 9 3 1 ) , p. 8 4 ; A. V A L B U E N A PRAT, Prólogo al Teatro de M i r a de Amescua, Clás. cast., t. 1, p. x x x v i i . E. F . SPENCER y R . SCHEV-ILL, The dramatic works of Luis Vélez de Guevara: Their plots, sources and bibliography, Berkeley, 1937, pp. 2 8 5 ss., argumentan convincentemente la relación de la obra de Vélez con la de Lope, y observan que la atribuida a M i r a de Mescua es, simplemente, la de Vélez con los últimos versos cambiados. E l ms. de la obra de Vélez, con el nombre de éste al final, lleva la fecha de 1 6 4 3 ; la publicada como de M i r a de Mescua es de 1 6 5 3 , y en tanto que Vélez ocasionalmente revisaba obras de Lope, ello no ocurría con M i r a de Mescua. 348 NRFH, X I X FRIDA WEBER DE KURLAT a negros: " Y o l o estimo por ser de su real mano, / aunque bastaba en casa aquesta negra, / sin tanta tizne y t i n t a " . L a h i j a del virrey que p o s e í d a por el d e m o n i o será liberada por Rosambuco, l o moteja de "negro tiznado", " m o d o r r o " , "hocico de l e c h ó n " , "azabache", " t i z ó n " , "aforro de s a r t é n " , como resumiendo, en ese momento anterior a una prueba decisiva de la santidad del h é r o e , la actitud psicológica i n i c i a l de quienes sucesivamente l o van conociendo, ya que la nota característica de la obra es la de la santidad desconocida, negada, y del santo maltratado porque l o reviste u n exterior habitualmente considerado como repulsivo. T a l modo de pensar —el del c o m ú n de los mortales, el de los incapaces de conocer la verdad divina— está representado en el lego del convento de San Francisco, Pedrisco, que moteja al santo con los dicterios m á s habituales, pero haciendo gala de originalidad e i m a g i n a c i ó n , y n o vacila en tratar de envenenarlo para librarse de su odiada presencia . N o hay, en cambio, creaciones de vuelo p o é t i c o como las del acto I de El negro del mejor amo, y la e x a l t a c i ó n y reconocimiento de la santidad se hace m á s b i e n en juegos de antítesis, blanco-negro. E l c a p i t á n M o l i n a , cuya vida en peligro fue salvada por la i n t e r v e n c i ó n del santo, exclama: " ¡ B i e n haya persona negra / que de los bienes es blanco!", en l o que está tácita la m i n u s v a l í a aneja al color, que encuentra su e x p r e s i ó n m á s clara y frecuente en la f ó r m u l a restrictivo-concesiva, largamente repetida, "aunque negro"; el mismo San Francisco, en su a p a r i c i ó n en s u e ñ o s a Rosambuco r e c i é n convertido, dice: " . . .que ya i n f i n i t o me alegro / de que he de llevar conmigo / u n fraile santo aunque negro", mientras dentro se canta: 21 22 A l cielo divino y franco con la dulce María u n negro rosas envía a Dios, que tiene por blanco. , . . 2 1 23 Tinta, en bromas, alusiones y juegos de palabras (especialmente en boca del gracioso), no falta prácticamente en ninguna obra de negros o mulatas de Lope; tizne, menos frecuente, aparece también en negro tiznado (cf. supra, . 347). En boca de Pedrisco, aparte de los abundantes negro con carácter despectivo, menudean creaciones y variaciones sobre los motes más corrientes: perrengue, calabaza en arrope, higo o breva madura, caño de arcabuz, etc., muchos de ellos utilizados en serie, o sea por acumulación, recurso intensificador utilizado en las escenas de negro desde la primera mitad del siglo x v i , sobre todo en la Tesorina de Jaime de Güete y en Los engañados de Lope de Rueda. Dentro de la fraseología del diálogo dramático, otros sentidos de blanco y negro, sobre todo blanco en la acepc 15 del DRAE y negro 'desdichado', contribuyen a enriquecer y diversificar el motivo: en El negro del mejor amo, Anfino, enamorado de Sofonisba, se lamenta: "¡Sofonisba cruel! ¡Ya estás P 2 2 2 3 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE NRFH, X I X 549 A l cielo con voz sonora suben tus voces, B e n i t o . . . que aunque eres negro, h a b r á día que estés bello, hermoso y blanco. En cambio, A n t í o b o , en su arrobamiento, se d i r i g í a a Dios con "Señor, vuestro negro soy. . y prolongaba la equivalencia negroesclavo al llamar a la vida "argolla" de la que Dios l o l i b r a r í a al mandarle la muerte, pero no s e n t í a que el color o la esclavitud l o disminuyeran a los ojos de Dios. E n r e l a c i ó n con el t i p o del negro, una tercera comedia de santo negro, El prodigio de Etiopía, a t r i b u i d a a L o p e pero seguramente n o suya , se diferencia de las anteriores por la ausencia del negro gracioso, por el notable desarrollo que adquieren los motivos poéticos y d r a m á t i c o s de la o p o s i c i ó n blanco-negro, y por l o abundante del uso de negro como designativo, sin connotaciones valorativas o desvalorativas. E n la fraseología p o é t i c a del color negro, si bien se usan algunos recursos que se dan en Lope, otros faltan, y algunos, a q u í m u y notables, n o se vuelven a repetir en la obra del F é n i x . Sólo u n estudio minucioso de todos los aspectos de la fraseología de El prodigio de Etiopia en r e l a c i ó n con la estructura de la obra y la caracterización de los personajes p e r m i t i r í a llegar a alguna c o n c l u s i ó n . E n t r e 1609 y 1612 d e b i ó de componer Lope otra comedia en que hace i n t e r v e n i r a personajes negros: es La victoria de la honra, obra que, por la a p a r i c i ó n de la m u l a t a con características de t i p o de t r a n s i c i ó n , nos inclinamos a colocar m á s b i e n en la primera de las dos fechas, antes de Servir a señor discreto (véase infra). Dorotea, como las otras mulatas que L o p e incluye en sus comedias, 24 25 casada! / Negra fue m i ventura, y empleada / en el blanco que erró m i suerte ahora". Y la propia Sofonisba contesta el requiebro de D u l i m á n , "Vamos, negra del alma y de los ojos", con "Vos sois el blanco en que acerté m i vida". Acad, t. 4 . E l propio editor, MENÉNDEZ PELAYO, considera que es una refundición; J. F. MONTESINOS, en su ed. de Barlaán y Josafat, Madrid, 1 9 3 5 , p. 1 9 1 , nota, la pone en una lista de obras que "no deben ser de Lope", juicio confirmado, a través del análisis métrico, por MORLEY-BRUER2 4 TON, 2 5 op. cit., pp. 330-331. Por ejemplo, el nombre de Filipo para el negro es excepcional: por lo general lo usa Lope para personajes extranjeros de países tan exóticos como H u n g r í a o Albania. A q u í su empleo para designar u n negro debe de ser influencia de la obra de Vélez de Guevara, Virtudes vencen señales, cuyo protagonista es al mismo tiempo negro y p r í n c i p e de Albania. Como hemos visto, Morley-Bruerton dudan de que sea de Lope, y en las listas finales la colocan sin fecha entre los "Texts not by Lope" (p. 3 7 5 ) . E n cuanto a la obra de Vélez, ya se conocía en 1628, pero SPENCER-SCHEVILL, op. cit., p. 130, creen que d e b i ó de ser unos años anterior y que Vélez conocería Contra valor no hay desdicha (fechada por Morley-Bruerton entre 1 6 2 5 y 1 6 3 0 ) . 350 FRIDA WEBER DE KURLAT NRFH, X I X habla correcto castellano, pero se hace referencia a ella ya como mulata, ya como negra , cosa que no vuelve a o c u r r i r en obras posteriores en las que tampoco las mulatas se preocupan por el col o r de su tez, que constituye uno de sus encantos, en tanto que Dorotea, igual que la negra Eulalia de Lope de Rueda, quiere blanquearse , y a la tercera Saluscia, que viene a r e q u e r i r a su ama de parte del galán, le pide " a l g ú n d i a q u i l ó n / que q u i t e el color m u l a t o " . Recibe, a d e m á s , los motes t r a d i c i o n a l m e n t é m á s insultantes de los negros (mosca en leche, ánima de bayeta), y no existe en torno suyo la nota de afinada s i m p a t í a dominante luego. E n su a c t u a c i ó n es ante todo una esclava y figura en forma relevante en el encadenamiento de circunstancias de u n drama de honra, pues traidoramente introduce en la casa al g a l á n sin que lo haya consentido su ama y en ausencia del marido (situación similar a la de Jacinta en El médico de su honra de C a l d e r ó n ) , l o que hace reaccionar a su ama con una amarga queja g e n é r i c a : " M i mulata me ha vendido. / ¡ O h , esclavos!, q u i e n os desea / en lo que estoy yo se vea". O t r o rasgo del tratamiento u l t e r i o r del personaje se muestra a q u í en la etapa i n i c i a l de su desarrollo: la c o n d i c i ó n de americana. A u n q u e del amo de Dorotea se dice dos veces que es i n d i a n o (p. 418a, y sobre todo 418&), para nada se explota ese carácter con r e l a c i ó n a ella. T a m b i é n en forma poco rica y estilizada se presenta la escena en que la mulata llega a casa del g a l á n en inesperada visita y como mensajera de noticias de su ama (cf. infra, su tratamiento en Amar, servir y esperar). Mientras allí el que introduce, una ú n i c a vez, a la esclava es el gracioso que luego a n d a r á en amores con ella, a q u í lo hace otro esclavo, sin particip a c i ó n esencial en la comedia, la primera vez (p. 4256), y la segunda otro criado cualquiera (p. 430a). E n las dos introducciones hay materiales que vuelven a encontrarse en la comedia posterior. 26 27 . . . u n a mujer atrevida pienso que destas que van a c o m p a ñ a n d o en Sevilla, o sea dama alquilada, te quiere ver porfiada. . . . U n a cierta no sé quién con un manto y sombrerillo, el semblante de membrillo y el pisar de palafrén, te quiere hablar en secreto. Y la escena que sigue, entre el g a l á n y la mulata, aunque tiene puntos de contacto con la de Amar, servir y esperar, t a m b i é n revela 2 6 AcadN, t. 10, p. 443a: " ( L E O N O R : ) Pospuesto cualquier temor, / soy de don Antonio ya. / —(DOROTEA:) Y esta negra ¿qué dirá? / que Lope mata de amor, / es picaro y de buen talle". Para mulata, cf. pp. 419¿?, 445a. Eulalia dice haber recibido una "bojetas de lexías para rubiarme na cabeyos", y quiere mostaza y trementina con que hacer "una muda para las manos", indudablemente para blanquearlas, pues el criado replica: " . . .con essa color me contento vo, señora", "a ser blanca no valías nada". 2 7 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE NRFH, X I X 351 menor e l a b o r a c i ó n . Por ejemplo, el g a l á n se dirige por dos veces a la esclava calificándola de "perla", que sólo en la obra posterior d a r á lugar al juego de palabras perla-perra, si b i e n a q u í , independientemente de esta escena, se usan perro y galgo, los motes m á s habituales para esclavos, negros y mulatos. Como en El amante agradecido, aparecen a q u í grupos de negros que cantan y bailan por las calles de Sevilla en noche de fiesta, con su habla negroide, y del grupo se destacan unos personajes i n d i v i dualizados con nombres m u y de la gente de color: Francisco, A n tón, T i z n a d o . Si la mulata aparece en La victoria de la honra en u n estado p r i m i t i v o de su desarrollo, la a c t u a c i ó n del "grupo de negros" llega en cambio a su c u l m i n a c i ó n estructural. A d e m á s de dar una nota t í p i c a de Sevilla en noche de fiesta, intervienen en la acción, pues Leonor, para justificar el que el c a p i t á n Valdivia, su marido, la encuentre en la calle, finge que ha bajado a buscar unas arracadas de diamantes que se le cayeron estando en el b a l c ó n y que no e n c o n t r ó , sin duda porque las recogieron los negros ladrones que pasaban en comparsa. E l c a p i t á n los increpa, pero luego los deja i r , sospechando que se trata de u n embuste de Leonor. Servir a señor discreto (BAE, t. 52, pp. 69 ss.) ocurre en Sevilla y M a d r i d , con especial d e t e n c i ó n en el elogio de Sevilla —motivo frecuente en Lope— en el acto I y el del conde de L a Palma y su familia en el acto I I I . Es una comedia de personajes particularmente definidos en lo que toca a su c a r a c t e r i z a c i ó n externa: condic i ó n social, riqueza, aspecto, vestidos, lugares de origen, etc., y de ello participa m u y especialmente la criada m u l a t a Elvira, confidente de su ama y de la que sabemos que no es sevillana sino indiana, que su madre n a c i ó en Biafara y su padre en L i m a ; a d e m á s , cuando don Pedro, el g a l á n de su ama, quiere darle u n regalo de doscientos doblones por las noticias que de sus amores le ha t r a í d o , ella los rechaza "por el siglo del hidalgo / que me e n g e n d r ó " . O sea que con los elementos que servían a la comicidad chocarrera de las escenas de negro del siglo x v i — m e n c i ó n del lugar africano de origen, p r e t e n s i ó n de hidalguía— una vez m á s Lope, con u n leve mov i m i e n t o de t i m ó n , nos ofrece una s i t u a c i ó n diferente, afinada, 28 2 8 Tiznado, apellido o simple apelativo, sugiere al negro. En el episodio sevillano del Buscón, Quevedo presenta a los jaques recordando "la buena memoria de Domingo Tiznado", que figura t a m b i é n en la jácara "Todo se sabe, L a m p u g a . . . " (ed. J. M . Blecua, Barcelona, 1 9 6 3 , pp. 1 2 3 4 - 1 2 3 5 ) . F. RODRÍGUEZ M A R Í N , El Loaysa de "El celoso extremeño", Sevilla, 1 9 0 1 , p. 144, lo considera mulato. A . CASTRO, en nota a la ed. de Clás. cast., 1927, piensa que "quizá debía ese nombre a ser negro o mulato". A pesar de que Rodríguez M a r í n agrega "que infundía doble pavor a sus contendientes por el gesto y las arremetidas", en notas sólo cita los pasajes de Quevedo. Nuestro texto confirma una vez más el carácter significativo del apelativo. 352 FRIDA WEBER DE KURLAT NRFH, X I X enriquecida, estilizada. E l v i r a es la confidente de d o ñ a L e o n o r y consigue persuadir a su ama para que acepte el amor de d o n Pedro, n o por i n t e r é s n i oficiando de tercera del g a l á n , sino porque éste le ha parecido b i e n y ese amor le c u a d r a r á m á s a d o ñ a L e o n o r que el del viejo i n d i a n o a q u i e n su padre favorece. L a d e t e n c i ó n y el gusto que Lope ha puesto en la p i n t u r a de esta m u l a t a se manifiesta sobre todo en el hecho excepcional de que el comentario l í r i c o de la belleza de l a dama ha sido sustituido por el de l a m u lata: la e x a l t a c i ó n amorosa de d o n Pedro se traslada a la intermediaria en dos momentos sucesivos que comprenden el elogio del color negro y el de la m u l a t a en sí misma: Es la sombra en la pintura la cosa más esencial; lo negro es clara señal de honestidad y cordura. Es la sombra en el verano más estimada que el sol; y como el oro en crisol, Girón, purifica el grano de solimán, dése modo la noche, a la luz del día, en cuya sombra, aunque fría, se olvida y descansa todo. J e s ú , m i Elvira, Jesú! Nube de m i blanca estrella, sombra del sol que me abrasa, morena, boca de perlas, ríete, y déjame verlas [ . . . ] ¡Qué aseada! ¡qué briosa! ¡Qué limpia! ¡Bien haya, amén, el caballero que a m ó tu madre, pues engastó é b a n o en marfil tan bien! Pero, con su seguro i n s t i n t o d r a m á t i c o , Lope le opone, para mantener el fiel de la balanza, el elogio de doble filo, i r ó n i c o y burlesco, del gracioso G i r ó n y los comentarios de la propia interesada a los poco b e n é v o l o s de otros galanes rechazados: D. P E D R O — . . . e s a mulata del cielo. G I R Ó N — ¿ D e l cielo? ¿Estás loco? D. PEDRO— Es velo del sol. GIRÓN— Harto bien dijiste. D. PEDRO— Si a su divino arrebol IS'RFH, X I X 353 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE del sol, hay nubes a ratos, ¿qué piensas que son mulatos sino nublados del sol? Luego tiénelos el cielo. G I R Ó N — ¡ Q u é gracioso silogismo! Y m á s adelante, al disculparse con la autoridad de Plauto por elogiar a la mulata, como cosa perteneciente a la amada, se da el siguiente d i á l o g o entre amo y criado: D. PEDRO—Plauto disculpa mejor la lisonja de quien ama, que dice que hasta los perros de sus damas lisonjean. . . M i r a tú si alabo bien la mulata. GIRÓN— Harto bien amas, pues que ya perra la llamas. D. PEDRO—Perra, y aun perla también. M u y significativa es t a m b i é n la distancia que separa la fraseología de G i r ó n , enamorado correspondido, de la de los rechazados. Compárese: G I R Ó N — ¡ O h m i Elvira! ¿Adonde hay más blanco y tieso cambray, más b r u ñ i d a sinabafa? Ponme esos cinco palillos de hacer randas y nogal sobre esta boca, con: L I R A N Z O — N o es mala la mulata ROSALES— ¡Ah, tizne mía! Si soy de casa, ¿harásme cortesía?. . . LIRANZO—Diz que tienen el cuero muy suave. ELVIRA—Pues ¡tócame el pajazo calcirroto! Pues, por vida de Elvira, que le clave un cuchillo de estuche. LIRANZO— Urraca en soto, ¿sabe que hay bofetadas?. . . ROSALES—¡Por vida de la galga de su abuela! LIRANZO—¡Aforro de t i misma!, ¿qué te entonas? E l despejo, la gracia de Elvira, su inteligencia, se ponen de m a n i fiesto en sus relaciones con todos los personajes ele la pieza , y su 29 2 9 Se dirige así a Girón: "Gentilhombre alacayado, / ¿con la morena se toma?"; y a su ama, que al principio se niega a aceptar los amores de don N R F H , XIX FRIDA WEBER DE KURLAT 854 importancia en la comedia reside en que con ella se crea u n t i p o c ó m i c o amalgama de la criada-graciosa y la antigua criada negra, que da pie al elogio l í r i c o de la m u l a t a a través de una serie de metáforas, símiles, juegos de palabras ligados a la oposición blanconegro, con afinamiento de los juegos de palabras tradicionalmente de efecto m á s grosero: perro, tizne, carbón, azabache, etc. A d e m á s , la criada negra se casará con el gracioso . Doce o quince a ñ o s d e s p u é s reaparece la m u l a t a en El premio del bien hablar, de 1624 : t a m b i é n R u f i n a ayuda a los amores de su ama y se casa con el criado del g a l á n , pero en realidad n o pasa de ser una de las tantas criadas de la comedia, de las que sólo se diferencia por su color. Su c o n d i c i ó n de m u l a t a n o se utiliza poética n i estructuralmente, a diferencia de l o que ocurre con Elvira, dibujada con m á s gracia e i n d i v i d u a l i d a d que la propia protagonista. Hay, sin embargo, reminiscencias y juegos de palabras que p e r m i t e n establecer parentesco entre las dos obras . P a r e c e r í a que Lope hubiera recordado su c r e a c i ó n anterior, sin ahondar especialmente en el motivo, u n o entre muchos, pero n o el p r i m e r o y más destacado y o r i g i n a l : q u i z á haya c o n t r i b u i d o a ello el hecho de que en Servir a señor discreto n o hay verdadera trama secundaria y sí en El premio, donde los amores de la hermana del protagonista con el hermano de la protagonista contribuyen a dejar en u n plano m u y secundario a los criados y sus amores. 30 31 32 Pedro, le dice: "¡Ea, leona de parto! / Pues maje Elvirilla esparto / a la puerta de Triana, / si enfada a vuesa merced / que su mulata le diga / desto de amor".—Girón, por su parte, le habla así: "Mulata, / de quien estoy informado / que corta en el aire u n pelo, / y que del libro del duelo / tiene ya su borla y grado". E n n i n g ú n momento se dice que G i r ó n tenga nada de negro y, como hemos visto, él hace toda clase de juegos con blanco y negro sin implicarse en ellos en la menor medida. Además, en el acto I I u n adivinador le vaticina que " h a r á su sangre ajedrez" (p. 816). Sin embargo, interrogada por el padre de la protagonista acerca del criado con que hablaba, ella, estratégicamente, dice: "Es u n hombre / casi de m i color, y bien hablado". Es una de las obras claramente fechables de Lope, pues, representada en noviembre de 1625, por ciertas alusiones resulta en forma concluyente que debió de escribirse en el a ñ o anterior a la representación: cf. MORLEYBRUERTON, p. 46, y "Addenda", HR, 15 (1947), p. 58. Por ejemplo al referirse a la inteligencia de la mulata: " ( D . J U A N : ) ¿Cómo pasaste a verme? — (MARTÍN:) Con licencia / de la mulata, que es la quintaesencia / de toda la discreta picardía / que lo moreno de esta tierra cría". E n Servir a señor discreto dos veces se hace u n mismo juego de palabras sobre perra-perla, una vez por boca del amo ( I , p. 74c), otra por boca del criado ( I I , p. 79a): " ( D . PEDRO:) LOS ojos se me van tras aquel ángel. / — (GIRÓN:) Y a m í tras el hollín de aquella p e r r a . . . / Perla, quise decir". En El premio del bien hablar ( I , p. 4976) : " (RUFINA:) Y él, ¿no tiene hermana allá? / — (MARTÍN:) N O , p e r r a . . . Perla quería / decir, que t ú lo eres mía". 3 0 3 1 3 2 NRFH, X I X 355 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE U n a vez m á s en la p r o d u c c i ó n de Lope reaparece la mulata y, en algunos aspectos, se vuelve al tratamiento característico de Servir a señor discreto: se trata de Amar, servir y esperar en la que, otra vez, una acción d r a m á t i c a desarrollada en su mayor parte en Sevilla le permite incorporar a una criada mulata, Esperanza , confidente de su ama, sin la importancia argumental de E l v i r a n i su personal encanto, aunque hay puntos de contacto entre ambas. Como consecuencia de la diferencia argumental, el elogio de la belleza de la mulata está a q u í en boca del criado, A n d r é s : 33 34 Una esclava rnulatilla, de semblante socarrón, que ya sabes que éstas son los lunares de Sevilla. Sin envidiar el marfil, la tez de ébano, lustrosa, más limpia y más olorosa que flor de almendro en abril, y más áspera que u n rallo; al peligro inobediente, con sombrerito en la frente como antojo de caballo, y su chinela briosa que cubre el pie de nogal, por dar higas al cristal de alguna vaya enfadosa, mostrando por los hocicos unas blancas peladillas, que pueden hacer cosquillas a algunos manceborricos. . . Con toda desenvoltura, la mulata así presentada hace gala del i n genio p r o p i o de la dama, y, superior a la criada corriente en inten3 3 Es obra de fecha bastante precisa. MORLEY-BRUERTON la sitúan vagamente entre 1 6 2 4 y 1635, pues la evidencia de la versificación no es concluyente; pero, como ha demostrado J. H . ARJONA, "The case of Lope de Vega's Amar, servir y esperar (a problem of literary relationship)", RR, 4 4 ( 1 9 5 3 ) , 257-262 (y su confrontación es a ú n susceptible de a m p l i a c i ó n ) , Lope de Vega tomó su argumento del cuento El socorro en el peligro de Castillo Solórzano, cuarta de las novelas de las Tardes entretenidas, publicadas en 1625, fecha que señalaría el terminus a quo. Además de alusiones, susceptibles de distintas interpretaciones, el hecho de que fuera escrita para Roque de Figueroa, como señala Rennert (apud MORLEY-BRUERTON, "Addenda", p. 5 8 ) , inclinaría a colocarla hacia 1 6 2 5 o poco después. Cf. m i estudio "Amar, servir y esperar de Lope de Vega y su fuente", HAC, 435-445. E n la obra aparece otra criada, en la venta del camino de M a d r i d a Sevilla, llamada Rufina como la mulata de El premio del bien hablar, pero no se dice que lo sea: sin embargo, el criado Andrés la llama "morena", vocativo o designativo que luego él mismo usará para la criada mulata. 3 4 356 NRFH, X I X FRIDA WEBER DE KURLAT c i ó n y finura, o por lo menos a la a l t u r a de las m á s refinadas, entra en juego de discreteo, no ya con el gracioso sino con el propio galán: E S P E R A N Z A — M u c h o os debéis de guardar de enemigos de Madrid. F E L I C I A N O — N o guardo, que no los tengo. ESPERANZA—Sabed que a mataros vengo, que soy en Sevilla el Cid. FELICIANO— Creo de esa valentía cuanto decís, si miráis; mas si con gracia matáis, dichosa muerte sería. ESPERANZA— A q u í traigo una pistola con que os tengo de matar. Y se trata de una carta de su ama. M á s adelante, al llegar el i n diano destinado a m a r i d o de su ama, se desarrolla una faceta del m o t i v o insinuada en Servir a señor discreto: la r e l a c i ó n de la m u lata con A m é r i c a , su indianismo. Así, en cada una de sus creaciones, Lope, partiendo de rasgos fundamentales, varía, agrega, explora nuevas posibilidades del personaje, que en esta comedia se n u t r e del elemento americano: m e n c i ó n de animales exóticos, alusiones intencionadas al oro y la plata, bailes m á s americanos que negros . Sólo por e x c e p c i ó n se u t i l i z a n los motivos tradicionales de motejar a los negros, y en ese caso con sesgo especial , o los juegos de oposición blanco-negro; mulatilla se usa una sola vez, y no como vocat i v o ; mulata, n u n c a ; sólo morena, como vocativo o con calificativos realzadores: Cupido moreno, morena del bel donaire, etc.; han desaparecido carbón y tizne y, sobre todo, perro con sus sustitutos. 35 36 37 3 5 Naturalmente, nada de esto aparece en El socorro en el peligro de Castillo Solórzano. Éste hace figurar varios esclavos, tanto en la parte que sucede en M a d r i d como en la parte sevillana, pero en n i n g ú n caso desarrolla uno de los tipos con la preferencia que le concede Lope. La esclava m á s destacada es la de la parte m a d r i l e ñ a : es turca y hace de tercera entre la prima del protagonista y el galán con el que éste t e n d r á el duelo que le obligará a refugiarse en Sevilla. Por ejemplo, la m e n c i ó n de grajea por similitud con grajo, usada en las tres comedias, en Servir a señor discreto ( I I I , p. 90a) y en El premio del bien hablar ( I , p. 496fr) aparece en su contexto habitual de conservas y jaleas, en tanto que en Amar, servir y esperar se asocia con el ámbar. Algo similar ocurre con tinta (cf. supra, nota 21), pues Andrés, el criado gracioso, habla de "la tinta de t u jazmín". L a mayor abundancia de formas designativas o peyorativas se da en Servir a señor discreto: mulata, doce veces, morena, ocho; luego negra, perra, galga, cuza, azabache, pimienta, tizne, urraca, picaza, carbón, tinta, pastilla; en El premio del bien hablar 8 veces mulata, 2 morena, color indiano, grajea, pastilla, perra, esclava. 3 6 3 7 EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE NRFH, X I X 357 Vemos que aunque a través de las comedias de mulatas se dan rasgos, situaciones y motivos iguales o equivalentes, Lope no se repite: quita, agrega, varía, innova. Otros aspectos de la u t i l i z a c i ó n del t i p o del negro y sus m o t i vos, aunque no alcanzan la i m p o r t a n c i a de los ya analizados, tienen, sin embargo, gran i n t e r é s . Entre 1610 y 1612 escribió L o p e una comedia b í b l i c a de e x a l t a c i ó n de la V i r g e n y su nacimiento: La madre de la mejor, cuyo ambiente, i n s p i r a c i ó n y poesía guardan parentesco con Los pastores de Belén, terminados precisamente en 1611; t a m b i é n con la V i r g e n se relacionan otras dos obras: El capellán de la Virgen, de 1613-1615 (aunque m á s probablemente de esta ú l t i m a fecha), y La limpieza no manchada, escrita en 1618 para las fiestas con que la Universidad de Salamanca c e l e b r ó el j u r a m e n t o de sus graduados que se c o m p r o m e t í a n a defender la "pura y l i m p i a c o n c e p c i ó n de la V i r g e n Nuestra Señora, sin pecado concebida" . E n estas tres obras de e x a l t a c i ó n de la V i r g e n se u t i liza u n mismo recurso teatral: cantos y bailes de j u d í o s , gitanos, indios, portugueses y t a m b i é n negros. E n La madre de la mejor, cuando en el acto I I I se anuncia que ha nacido la V i r g e n , d e s p u é s que los Ángeles precedidos por el A r c á n g e l , cantando, saludan su nacimiento, le ofrecen sus presentes a los criados de J o a q u í n ; a c o n t i n u a c i ó n u n Rey j u d í o y sus criados, d e s p u é s de u n breve diálogo, a c o m p a ñ a d o s de m ú s i c o s y bailarines, cantan y bailan; luego, en escena paralela, el d i á l o g o de u n Rey negro con algunos criados t a m b i é n t e r m i n a en m ú s i c a y baile, y, a su vez, los negros dejan la escena a los gitanos. T r a s este i n t e r m e d i o c o n t i n ú a la acción de la comedia bíblica. E n La limpieza no manchada la serie de cantos y bailes son la c u l m i n a c i ó n de la pieza alegórica y de circunstancias en la que se suceden labradores, portugueses, indios y negros, todos cantando sus alabanzas de la V i r g e n . T a m b i é n en El capellán ele la Virgen, obra en la que la e x a l t a c i ó n de la V i r g e n se hace a través de la historia de San Ildefonso de T o l e d o , en el acto I I I , en unas fiestas de Santa Leocadia, patrona de T o l e d o , los labradores de la Sagra, d e s p u é s de cantos y bailes propios de su c o n d i c i ó n , se disfrazan de negros ( " E n t r á n d o s e las hermosas / labradoras de la Sagra, / ellos, con disfraces negros / este villancico d a n z a n " ) . Y sigue u n baile de negros. E n las tres obras se canta en " n e g r o i d e " , y se utilizan, en La madre de la mejor y La limpieza no manchada, 38 39 3 8 MENÉNDEZ PELAYO, Observaciones preliminares, Acaá, t. 5» pp. x l v i i - xlíx. 3 9 En La limpieza no manchada y La madre de la mejor textos m á s largos permiten u n mayor desarrollo de formas "típicas", de modo que a los rasgos fonéticos señalados en las notas 13 y 17 se puede agregar la simplificación dé grupos consonanticos (sieto 'cierto'), a veces resueltos por agregado de vocal (casicabele 'cascabeles', Tombucutú ' T o m b o c t ú ' ) , síncopas como mencónico 'melancólico', y hechos sintácticos como confusión de formas verbales, de fe- 358 NRFH, X I X FRIDA WEBER DE KURLAT formas de lengua de sonoridades e x t r a ñ a s y sin sentido, en u n i n tento estético de dar la i m p r e s i ó n de u n verdadero baile de negros. E n realidad, estos cantos y bailes que Lope embute en sus comedias p u d i e r o n haberle sido sugeridos por villancicos que cant a r í a n los negros en festividades religiosas, pero n o hay la menor p r e o c u p a c i ó n por r e p r o d u c i r modos efectivamente exóticos, si ellos t o d a v í a e x i s t í a n . Por ejemplo, el estribillo que cantan los indios en La limpieza no manchada (runjalalá, fanfalalá) es casi igual al de los j u d í o s de La madre de la mejor (runfalalín, fanfalalán). Tanto éstos como el usié, lisié, usié y el purutú, purutú, purutú de los negros de La madre de la mejor son meros sonsonetes que agregan una nota seudo-caracterizadora que el e n t r e m é s cultivaba especialm e n t e . A este t i p o de a c t u a c i ó n de los negros en grupos puede en cierto modo sumarse el negro que representa a la I d o l a t r í a en el auto sacramental de La siega . I d o l a t r í a , H e b r a í s m o , H e r e j í a y Secta son a q u í las malas hierbas que E n v i d i a y Soberbia han sembrado en el trigo del sembrado del S e ñ o r por descuido de Ignorancia. " N e g r o " es el ú l t i m o de los cuatro personajes y se l o i n troduce así, en tanto que, cuando por segunda vez los mismos personajes empiezan a hablar, se l o n o m b r a directamente como " I d o l a t r í a " . E n los dos casos habla en "negroide" y dice u n total de 18 versos. A diferencia de las otras "malas hierbas", p r o n t o se muestra dispuesto a abjurar de su equivocado c u l t o al sol y se ofrece como c a r b ó n para quemar a los infieles. E n esto, como en la p r e s e n t a c i ó n misma del personaje, L o p e juega con las palabras, lo cual constituye el rasgo m á s destacado de la breve a c t u a c i ó n del negro de La siega: 40 41 SETA— L a Seta soy que de Asia y África vengo a mezclarme a vuestro trigo. menino y masculino, e indiferenciación de singular y plural, con todos los problemas de concordancia aparejados. Piénsese en el guzumbé del Entremés segundo del negro, el zungulú, zambámbú de la Mojiganga de la negra, el osia, osie, he he, he, también en el Entremés segundo del negro, reducido a he, he, he en La limpieza no manchada, con la misma referencia a T o m b o c t ú y Santo T o m é . A veces esos estribillos exóticos de bailes de mulatos son invadidos por lo americano, como en Servir a señor discreto, I I I , p. 90a. (Cf. MARCOS A . MORÍNIGO, América en el teatro de Lope de Vega, Buenos Aires, 1946, cap. 4 ) . Véase también C H . - V . AUBRUN, "Chansonniers musicaux espagnols d u x v u siécle", BHi, 52 (1950), pp, 366 ss., y J. LÓPEZ DE TORO, " T a m b i é n los negros tienen villancicos", BDGA, 1958, n ú m . 48, pp. 3-8. 4 0 e 4 1 BAE, t. 57 (reprod. de la ed. Acad.), pp. 297 ss. MENENDEZ PELAYO, en las Observaciones preliminares, pp. liv-lvi, por ciertas alusiones del texto considera La siega del reinado de Felipe I V , o sea de los catorce últimos años de la vida de su autor. NRFH, X I X EL NEGRO EN EL TEATRO DE LOPE 359 IGNORANCIA—No le preguntéis al Negro q u i é n es, que ya lo sé yo, porque donde hay seta, es cierto que ha de haber hongo. NEGRO— ES verdad; en Manicongo tenemo... T r a s el juego de palabras hongo-seta, y la referencia al negro como hongo, se echa mano en este caso del tradicional recurso consistente en que el personaje c ó m i c o , al no entender l o que oye, l o acomoda al m u n d o de sus experiencias, desviando y tergiversando contenidos: así hongo lleva a Manicongo. L a a c t u a c i ó n del negro t e r m i n a con su recuerdo de "que Negro a B e l é n llevamo / de oro, de censos y m i r r o s / cargados cuatro cagayos". E n a l g ú n momento, la i n t e r v e n c i ó n de u n negro en una comedia lopesca nos trae el recuerdo de las primeras manifestaciones del t i p o en la literatura. E n El príncipe perfecto (compuesto entre 1612 y 1614), los descubrimientos portugueses de fines del siglo x v bajo el reinado de Juan I I aparecen teatralmente personificados en u n rey negro de n o m b r e B e n o í , e t í o p e , de Gelofe, pero al que se presenta "de i n d i o , con plumas en el tocado". B e n o í habla correcto e s p a ñ o l , en estilo florido, con todos los convencionalismos correspondientes a su s i t u a c i ó n : promete someterse al bautismo, pero antes ofrece sus dones de oro, m a r f i l , esmeraldas. Así, en los versos de Lope de p r o n t o nos sorprende u n eco de la Trophea de T o r r e s Naharro, u n siglo anterior, con sus dones y sus reyes africanos que se bautizan; o con l a m e n c i ó n de Gelofe nos llega el recuerdo de R o d r i g o de Reinosa, en tanto que el bautismo, capaz de volver al negro " m á s blanco que la nieve", nos s i t ú a en u n m u n d o de conceptos m á s p r o p i o de L o p e y su siglo. E n resumen, en t o r n o al negro, la obra de L o p e ofrece notable riqueza de matices y variaciones, de tal m o d o que el t i p o resulta renovado y ampliado en forma insospechable, si se tiene en cuenta el uso que de él se h a c í a en la p r i m e r a m i t a d del siglo x v i . Las innovaciones m á s importantes son las figuras de santos negros y de mulatas y, a p r o p ó s i t o de unos y otras, el juego de motivos c ó m i cos, d r a m á t i c o s y poéticos, allí donde antes campeaba sólo la comicidad gruesa, con las ú n i c a s breves excepciones del planteo h u m a n o de la Farsa de la fortuna o hado de Diego Sánchez de Badajoz, en la que el negro queda e x p l í c i t a m e n t e i n c l u i d o en la h u m a n i d a d , y la i n s i n u a c i ó n del d o l o r de la negra G u i o m a r , que habla de su h i j o del que está separada y por el que vierte unas l á g r i m a s , p r o n t o enjugadas. F R I D A W E B E R DE K U R L A T Instituto de Filología ' A m a d o Alonso", Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires.