Imágenes de la patria chica - Eventos Anteriores

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El Río
Revista de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
Año iii, núm. 7, enero-marzo de 2010
Imágenes de la
patria chica
•
Hardy en el Río
Colorado
•
Diez años de Relatos de
Baja California
•
La ruta postal de
Butterfield en Mexicali
•
Grupo Imágenes
historia y cultura a
través de la fotografía
•
Recorrido por la
península
•
El Programa Bracero
en Mexicali
Índice
Editorial1
Sergio Noriega Verdugo
Números de la historia
Sergio Noriega Verdugo
El Río
2
Historias de lo cotidiano:
Imágenes de la Patria (chica)3
Miguel Esteban Valenzuela Robles
Diez años de Relatos de Baja California 9
Óscar Hernández Valenzuela
Hardy en el Río Colorado
11
Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar
La ruta postal de Butterfield en Mexicali16
Óscar Sánchez Ramírez
Grupo Imágenes, historia y cultura
con la fotografía
Austreberto Silva Olivares
Recorrido por la península
Yolanda Sánchez Ogás
21
28
El Programa Bracero en Mexicali
Rubén Castro Bojórquez
34
Episodios Universitarios37
RCB
Acontecer de la historia
RCB
38
14 de marzo de 1903
RCB
41
Libros, reseñas, comentarios...
Sergio Noriega Verdugo
42
Páginas de historia
RCB
45
83 años después
RCB
contraportada
INVITACIÓN
La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. invita a todas las
personas amantes de la historia, aficionados o expertos, a asistir a sus reuniones
y, de ser el caso, a formar parte de ella como socios activos.
Las sesiones se llevan a cabo todos los miércoles a las 18 horas en la Sala Junta
de Gobierno del Centro de Estudios Sobre la Universidad de la uabc, ubicado en
la planta baja del edificio de Investigación y Posgrado en blvr. Benito Juárez.
Teléfonos: (686) 566 9592 y (686) 841 2076
Revista de la Sociedad de Historia
Centenario de Mexicali, A.C.
Año iii, núm. 7, enero-marzo de 2010
Mexicali, Baja California, México
Mesa directiva 2009-2011
Sergio Noriega Verdugo, presidente
Yolanda Sánchez Ogás, vicepresidenta
Miguel Esteban Valenzuela Robles, secretario
Eduardo Andrade Cisneros, tesorero
Presidenta honoraria vitalicia
Yolanda Sánchez Ogás
Revista El Río
Director y diseñador: Rubén Castro Bojórquez
Comité editorial: Luz Mercedes López Barrera, Rubén Castro
Bojórquez, Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar, Sergio Noriega
Verdugo, Benjamín Rentería Camino
Captura: Catalina Rojas Monzón y Ana Isabel León González
Digitalización y apoyo tipográfico: Lydia Coronel Yáñez
Apoyo logístico: María Teresa Ponce León
Elaborada en cesu-uabc
Las fotografías utilizadas en la elaboración de esta revista
pertenecen a las colecciones de: Archivo Histórico del Estado
de Baja California • Archivo Histórico del Municipio de
Mexicali • Centro de Investigaciones Culturales (cic) Museo
uabc • Centro de Estudios Sobre la Universidad (cesu-uabc)
• Biblioteca Pública Central Estatal • Instituto Municipal de
Investigación Urbana de Mexicali • Particulares.
Se reciben colaboraciones de artículos de historia regional (extensión
de 3 a 6 cuartillas, en Arial 12, a doble espacio), de preferencia con
ilustraciones. Dirigirlas a: [email protected]
Esta revista se distribuye gratuitamente. Si desea obtener un ejemplar,
puede solicitarlo en las oficinas del cesu-uabc.
Historia a partir del presente
E
ntender el pasado nos conmina a buscar y documentar lo ocurrido, y también a interpretarlo.
Estas dos tareas debemos realizarlas si es que pretendemos ser considerados historiadores. No
basta la recopilación de datos, por importantes que puedan ser, si no hay también un esfuerzo
por explicar los hechos y cómo estos deben ser considerados.
La historia es más que la narración de acontecimientos secuenciados en orden cronológico. La selección
de estos debe estar razonada. ¿Qué nos dicen los hechos? ¿Qué los hace importantes? ¿Cuál es la relevancia
de dicha información? Todas estas preguntas deben ser abordadas en cualquier esfuerzo de escribir
historia.
Aún en esos casos en los que parece que los sucesos hablan por sí mismos, contar la historia normalmente
requiere de una selección de lo que es relevante, y ello implica aplicar el criterio de quien selecciona. Puede
ser que seamos inconscientes de los juicios que empleamos (por ejemplo, cuando nos proponemos escribir
la historia regional) porque nos parece de sentido común, o tal vez porque creemos que todos los demás
comparten nuestra interpretación. Pero nuestros lectores podrán disentir, ese es su derecho
Por otro lado, no es malo usar el criterio de quien escribe. Malo podría ser no darse cuenta de cuál es
el de uno propio. Las apreciaciones empleadas pueden ser numerosas y podrían reflejar cosas diferentes.
Por un lado, está la información de que disponemos; por otro, nuestros valores, y qué decir de nuestra
educación y de nuestra capacidad de relacionar las cosas ocurridas.
Una cosa es admitir nuestro propio criterio y manifestarlo al lector o a los oyentes de nuestra
interpretación de la historia. Otra es dejarlo oculto. Puede resultar muy cómodo escribir la historia como
una relación de hechos que nada tiene que ver con nosotros. Es posible que pensemos que la historia es
una y que lo nuestro es aparte. Pero la verdad es que ambos estamos intrínsicamente relacionados. Ahora,
también puede ser que no queramos contaminar los hechos con nuestras preferencias o prejuicios. Ello
implica una decisión que debamos abordar de manera consciente y responsable.
Para ubicarnos en el momento actual, consideremos la oportunidad que tenemos enfrente: los aniversarios
de la Independencia y de la Revolución de México en el año de 2010 nos invitan a participar en su historia.
Participar en ello requiere, además de recopilar datos, también de interpretarlos. Para efectos de una
interpretación adecuada, debemos estar conscientes de que la historia se hace a partir del presente. Es
decir, son los tiempos que vivimos los que dan color y matizan nuestra concepción de lo ocurrido.
Ligar el pasado con el presente nos lleva a pensar del rumbo que sigue nuestro país. Y es que hacer esta
ligadura nos obliga a reflexionar sobre cómo somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Un problema que
habremos de confrontar tiene que ver con la crisis por la que atravesamos. El malestar que ella provoca
seguramente nos llevará a explicar nuestra historia, para bien o para mal.
Sergio Noriega Verdugo
1
N Ú M E RO S D E L A H I S T O R I A
Sergio Noriega Verdugo*
Habitantes analfabetas y porcentaje de la población de diez y más años, por género,
en México, en Baja California y en el municipio de Mexicali, 1910, 1921, 1930
Habitantes
Porcentajes
1910
1921
1930
7 817 064
3 158
6 973 855
5 059
7 223 901
8 100
Mexicali
n. d.
n. d.
5 623
3 605 295
3 195 842
3 220 686
2 052
n. d.
3 164
n. d.
4 413
3 146
Hombres
México
Baja California
Mexicali
Mujeres
México
Baja California
Mexicali
4 211 769
1 106
n. d.
3 778 013
1 895
n. d.
4 003 215
3 687
2 477
Fuentes: Censos de Población citados en INEGI, Estadísticas
Históricas de México, Tomo 1, 3ª edición, mayo de 1994; y Quinto
censo de población, 15 de mayo de 1930, Baja California, Distrito
Norte, México, D. F., 1933.
Nota: El tiempo que separa el censo de 1910 a 1921 es de 11 años y
34 días, y entre 1921 y 1930 es de ocho años y 166 días.
n. d.: cifras no disponibles.
Comentarios:
1. Los porcentajes de analfabetas de diez y más años de edad
sugieren que el problema en México y en Baja California
disminuyó de manera sostenida de 1910 a 1930.
2. La disminución del porcentaje de analfabetas en México
bajó sólo 9.6 puntos porcentuales en México, en tanto que
en Baja California bajó 20.1 puntos.
3. En México, los porcentajes de mujeres analfabetas
superaron en cada año a los de hombres.
4. En Baja California, las diferencias entre analfabetas
hombres y mujeres son considerablemente menores que las
que existieron en el país. Es decir, hubo más equidad en
cuanto a género.
5. De 1921 a 1930, un periodo de ocho años y medio, el ritmo
de mejoría disminuyó en Baja California y el resto del país.
* Economista; presidente de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A. C.
2
1921
1930
71.1
42.8
64.8
27.7
61.5
22.7
Totales
Totales
México
Baja California
1910
México
Baja California
Mexicali
Hombres
México
Baja California
24.1
66.5
43.4
51.6
26.7
56.7
19.3
22.0
Mexicali
Mujeres
México
75.4
67.6
66.0
Baja California
41.9
29.4
24.4
Mexicali
27.5
Fuente: Los porcentajes fueron calculados por el autor con base en
los datos del cuadro anterior.
Nota: Los porcentajes relacionan el número de analfabetas con la
población existente de 10 y más años de edad.
En México el porcentaje de analfabetas de diez y más años
bajó en 3.3 puntos porcentuales y en Baja California 5
puntos.
6. En todo el trayecto el analfabetismo, entre hombres y
mujeres, ha sido considerablemente más bajo en Baja
California que en el resto del país.
7. Es presumible que el avance en cuanto a quienes saben leer
y escribir se deba principalmente al sistema escolar.
8. En Mexicali, en 1930 el porcentaje de analfabetas superó
al resto del Distrito Norte de Baja California. Ello
posiblemente se deba a la fuerte inmigración que alcanzó la
delegación (municipio) y a que la mitad de la población era
rural y, por ende, más difícil de proporcionar la educación
escolar.
H I ST O R I A S D E LO C O TI D I A N O
Imágenes de la Patria (chica)
Miguel Esteban Valenzuela Robles*
E
n el año 2005 el historiador Enrique Florescano
publicó una de sus obras más prolíficas en cuanto a la
investigación histórica: Imágenes de la Patria a través
de los siglos.1 En ella detalla la influencia de la iconografía en
el desarrollo histórico de México y postula la tesis de que las
imágenes han constituido el mensajero idóneo para construir
las ideas de patria y de nación, además de forjar las diversas
identidades para que los grupos divergentes unieran sus ideales
en un solo concepto de país. De esta forma se reconoce de qué
manera el juego de imágenes contribuye a la consolidación
histórica de un país, de una región, de una familia; en fin, de
cualquier grupo social ávido de metas comunes.
Ahora bien, ¿puede una comunidad alejarse de algo tan
superfluo como lo es la imagen?; o, dicho de otro modo,
¿la imagen hace a la comunidad? Estos planteamientos no
escapan del contexto regional, ya que se proponen bases
importantes para que la región se distinga y genere un
proyecto común que establezca cómo la cotidianeidad tiene
algo de extraordinario. Pero, considerando las formas de
crecimiento y colonización de Mexicali y su valle, e incluso de
Baja California en su conjunto, ¿qué imágenes representan
a estas comunidades?, o ¿qué interpretación iconográfica
se puede tener de Mexicali o de las poblaciones de Baja
California? Todo lo anterior deriva a un cuestionamiento
adicional: ¿cuáles son los usos y costumbres en la gráfica de
la identidad mexicalense?
Bajo estas notas la imagen de nuestra comunidad local puede
tener una connotación no tan sencilla, dadas las condiciones
de migración, intercambio de
frontera y la lejanía geográfica
del concepto de México como
nación. Así, describir a Mexicali
en su contexto puede ser labor
de titanes. El recuento sobre los
detalles de uno u otro concepto o
lugar, así como la apreciación de
la iconografía local, hacen que
la labor descriptiva de nuestra
ciudad no tenga un concepto
uniforme y, por ende, se vuelva
un poco presta a la divagación
y al aprecio que el autor deposite en su arte. En lo anterior,
además, ha de considerarse la condición de la temporalidad, es
decir, el tiempo y el uso que en su momento se le dio a tal o cual
expresión iconográfica de Mexicali.
En este sentido, Florescano detalla que la evolución de
las imágenes históricas, en sus diversas manifestaciones,
procura explicar el pasado y determinar identidades en
las sociedades. Así, México ha logrado una colección de
imágenes que definen muy bien su pasado indígena, colonial,
independentista, juarista, porfirista y revolucionario; hasta
llegar a los modernos usos de imagen gubernamental. Cada
expresión gráfica o plástica ha sido marcada por el mensaje
que la condición de temporalidad le requería.
En el caso de las expresiones gráficas sobre Baja
California, y en especial sobre Mexicali, la condición de
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C. Correo electrónico: [email protected]
1
Enrique Florescano, Imágenes de la Patria a través de los siglos, Editorial Taurus, México, D.F., 2005.
3
Carteles alusivos a la marca Mexicali Rose, en expresión cinematográfica en
productos de empaque agrícola.
Publicidad de la cerveza Mexicali
hacia finales de los años de 1920.
El manejo folklorista de la ciudad
y su ámbito eran recursos para la
atracción de turismo.
temporalidad ha sido imperiosamente la “diseñadora oficial”
de estas expresiones. De esta manera, en nuestra región se ha
impregnado el sentido de la condición fronteriza y el empeño
por sobresalir en la geografía social, política y económica
de México, lo que ha labrado –poco a poco– el concepto de
Mexicali, adquiriendo nuevos matices y valores de percepción
cada vez más consolidados. Así, el conjunto de imágenes que
sobre Mexicali se concibieron desde los primeros años de la
década de 1920 encerraban a la naciente población en una
expresión de relajamiento permanente. En esos años Mexicali
era para divertirse, por lo menos a los ojos del turismo.
Por lo anterior, todas las expresiones de la gráfica local
encerraban identidades poco reales sobre las condiciones de
Mexicali y de sus habitantes. Tan sólo con observar los carteles
de promoción de la cerveza Mexicali podrá notarse cómo se
recurría al manejo folklorista de nuestra ciudad. Con el
estribillo de “old México”, a Mexicali se le vendía con la imagen
de remanso pasivo y delicioso; muy apto para la diversión.
De cierto modo esta marca comercial representó por
muchos años el sentido atractivo de Mexicali. La fabricación
de cerveza y el desarrollo de la ciudad fueron de la mano
hasta entrada la década de 1950, y su imagen comercial
siempre estuvo condicionada a la de Mexicali. Douglas
Atkin lo establece de la siguiente forma: “el culto a la
2
4
Folleto promocional de la
Cabalgata del Desierto publicado en 1948. Prevalece la
visión folklorista de la vida
en Mexicali.
marca condiciona la función social del consumidor y asume
respuestas colectivas a imágenes colectivas”.2 Así, por mucho
tiempo, la cerveza Mexicali fue el reflejo de lo local, desde
la perspectiva iconográfica, lo que, aún hoy en día, expresa
pertenencia e identidad regionales.
En esas épocas se carecía de alguna referencia iconográfica
superior a la expresión comercial; quizá sólo rescatada por
los carteles de la película Mexicali Rose, la expresión gráfica
local careció de alegorías, murales o retablos que expresaran
el sentido del trabajo local, el proyecto de ciudad que se
gestaba y, sin ir más lejos, el proyecto de gobierno que en
su momento gestionaron el coronel Esteban Cantú y los
subsecuentes gobernadores.
La generación de productos de comunicación gráfica de la
época se tornó escasa porque la “imagen” no era una condición
de gobierno reconocida por la autoridad del momento.
Asimismo, tampoco se aprecian carteles de política pública,
educativa o de concientización social; acciones que, con
excepción de las ediciones de la prensa local del momento, las
autoridades en turno trabajaban con la mayor discreción. En
el gobierno de entonces no se deslumbraba un esfuerzo por
concientizar a la población sobre su identidad local, de cómo
se formaba una nueva ciudad con su esfuerzo y de la que ellos
eran parte protagónica.
Douglas Atkin, The Culting of Brands, Penguin Books, Londres, R. U., 2004.
Estos son algunos de los inmuebles de mayor representatividad iconográfica de Mexicali. Cada uno de ellos ha marcado referencia
rumbo a los horizontes urbanos de Mexicali; lo que los ha transformado en imágenes de la patria chica.
Sin embargo, la identidad de Mexicali fue gestando un
emblema de diversión y de relajamiento para el visitante,
mientras que para el local su vida de esfuerzo, así como sus
logros y vicisitudes para la labor cotidiana, no habrían sido
del todo registradas por el trabajo de la imagen.
Hacia finales de los años de 1930, Mexicali persistía con
una falta de identidad gráfica como elemento de cohesión
social y, sobre todo, de reconocimiento del valor social
compartido por los habitantes de la joven población. Si bien
en teoría este valor social debía propagarse en la comunidad,
las dificultades de adaptación por las condiciones climáticas
y de migración transformaban el trabajo de identidad en algo
más que un lujo no permisible para la época.
De este modo, la organización de las palabras y la
elaboración de imágenes para las actividades comerciales o de
instituciones sociales, o los modos gráficos para la organización
de la información, no son artificios suplementarios del
pensamiento, sino una construcción estructural para su
proyección pública (Tapia, 2005).3 La imagen genera identidad
y la identidad proporciona sustento a la comunidad, a la que
otorga su razón de ser y su explicación sobre la naturaleza de
su pasado y su expectativa de futuro.
Mexicali siguió siendo una ciudad poco identificable en la
iconografía social. Se careció de la producción de alegorías
que expresaran la intención de progreso de la comunidad.
Tampoco se contó con murales, pinturas o esculturas que
facilitaran la identificación de lo local. Todavía en la década
de los años de 1940, la extensa promoción que recibía el
3
evento de la Cabalgata del Desierto radicaba en la imagen de
un Mexicali con los mismos motivos folkloristas de principios
del siglo XX, ofreciendo una fotografía de la ciudad muy
lejana de la realidad. Así, al presentar a la china poblana
como un valor netamente regional alejaba la realidad local
sobre los usos y costumbres del mexicalense.
Ya entrados los gobiernos constitucionales en el estado,
el manejo de la imagen se concentró en las páginas de la
prensa local. Allí se daba cuenta de los aciertos y beneficios
del régimen en turno y éste, a su vez, trabajaba ejercicios
de obra y embellecimiento de la creciente zona urbana,
principalmente de Tijuana y de Mexicali. En el caso de esta
última, las obras de trazo de bulevares, parques y ornamentos
urbanos fueron perfilando la identidad local; la que, en mayor
medida, se concentró en las edificaciones de las oficinas del
servicio público y en la colocación de monumentos a los más
significativos próceres que han respaldado el progreso de la
región. De esta manera, además de las sabidas imágenes del
antiguo Palacio de Gobierno y de la Escuela Cuauhtémoc,
aparecen también una serie de monumentos que brindan
representatividad iconográfica a Mexicali. Así tenemos el
caso de los monumentos a Benito Juárez, a Lázaro Cárdenas,
a los Pioneros, y el cactus estilizado que adorna la Plaza de
los Tres Poderes en el Centro Cívico, inmuebles urbanos que
han adquirido el estatus de identidad de lo mexicalense y han
sido, ya, referentes históricos.
Los monumentos y edificios son importantes referentes de
la imagen local. Si estos son elegantes y bien construidos, se
Alejandro Tapia, El diseño gráfico en el espacio social, Editorial Designio, México, D.F., 2005, p. 61.
5
La Rumorosa Cerro Prieto, obra pictórica de Juan Manuel
Castillo. Al estilo del maestro José María Velasco, la obra
de Castillo remite los trazos de la geografía local hacia un
referente de identidad iconográfica.
aprecia que se tiene una ciudad cuidada y una comunidad
orientada en un mismo sentido de progreso. De hecho, las
manifestaciones que de progreso se perciben, sea por la
ciudadanía o por el turismo, están de manera directa vinculadas
con el desarrollo inmobiliario y con sus ornamentos.
Pero también es la naturaleza la que ofrece identidad
a la localidad en cuestión. Si bien el entorno geográfico
de una ciudad es susceptible de modificaciones para su
aprovechamiento, en el contexto iconográfico las imágenes
geográficas y sus interpretaciones identitarias otorgan a
los habitantes un sentido de pertenencia. Mexicali y Baja
California, en su conjunto, ofrecen imágenes geográficas
únicas y que han sido tomadas como elementos de identidad
para sus pobladores. Así se habla entonces del Cerro del
Centinela, de La Rumorosa, de Picacho y de otros rumbos
más. En el caso de nuestra geografía se hace posible adoptar
el término de Francisco Manuel Acuña Borbolla (2007)4: “si,
antes de que Baja California fuera un nombre, una península
viviente, fue y seguirá siendo hasta el fin de los tiempos...
una balsa de piedra donde la vida abrió paso…”.
Estas expresiones sobre el impacto de la geografía en el
sentido de la imagen han sido poco recurridas en el entorno
local. De hecho, se conocen pocas imágenes, con excepción
de antiguas fotografías, que ilustren la geografía de nuestro
entorno y que registren algún momento o algún acontecer
4
6
histórico. Contar con tales recursos gráficos permitiría la
interpretación gráfica y la estilización de trazos; algo muy
al estilo de los trabajos de José María Velasco, quien, incluso,
registró en sus obras ciertos costumbrismos sociales de la
época, aportando mayor impulso al trabajo de la identidad
histórica de lo local.
Grandes producciones para la conmemoración de eventos
y festejos de ocasión han generado a Mexicali importantes
referentes iconográficos. Tenemos así el caso de las Fiestas del
Sol, las que cada año proponen un espacio de esparcimiento
y distracción para los mexicalenses y que se han convertido
casi en la bienvenida al cambio de estación. Así se ha logrado
consolidar un emblema que anualmente representa todas las
actividades que se realizan al amparo de esta festividad.
Los logos de las Fiestas del Sol y de la Serie del Caribe 2009, constituyeron
un adelanto en el producción iconográfica local, trabajando, además, un
proyecto integral de imagen que impactó a la comunidad en general.
Baja California: la tierra del tiempo detenido, Secretaría de Turismo de Baja California, 2007.
Sello postal en su día de emisión, 14 de marzo de 2003,
con el que el Servicio Postal Mexicano aportaba una
imagen más a la comunidad mexicalense.
Logotipo oficial de los festejos del primer
centenario de Mexicali, festejos que
perduraron por todo el año 2003.
Otro de los íconos desarrollados para eventos especiales fue
el logo de la Serie del Caribe 2009, evento del cual Mexicali fue
sede y, por primera vez, la imagen de la ciudad se proyectó a
gran parte del mundo. En esos días del evento deportivo, la
fotografía de este logo tapizó avenidas, restaurantes, hoteles
y centros comerciales, haciendo que toda la comunidad local
se sintiera partícipe de la festividad deportiva. Es importante
observar que en el logotipo se resalta una silueta alusiva a los
edificios más representativos de la ciudad, de nuevo aparecen
el cactus estilizado, el Cerro del Centinela y, sobre todo, el sol.
Si bien estos diseños cubren cierta demanda comercial, a su
vez son adoptados como referentes por la comunidad, la que,
al carecer de alusiones similares, asume que la imagen de lo
que aquí se genere pueda ser la misma de la sociedad.
En un intento por desarrollar un perfil de imagen
más adecuado a la pujanza y desarrollo que Mexicali ya
representaba en el contexto regional y nacional, hacia el año
2002 ya se trabajaba la iniciativa de desarrollar una política
de imagen ad-hoc para los festejos del primer centenario de
la ciudad. Así se desarrollaron los hoy famosos “rehiletes del
progreso”, donde la pretensión del mensaje logró sensibilizar
a la comunidad de que, efectivamente, Mexicali lleva un
siglo fértil. Este diseño es quizás uno de los más aceptables
aciertos al esfuerzo de identidad comunitaria, ya que facilitó
(por lo menos durante el año de los festejos) la concentración
de las festividades en una sola concepción icónica, con lo que
se uniformó la intención de la autoridad de ese momento:
todos unidos en la conmemoración.
Anverso de la serie numismática emitida
como parte de los festejos del Centenario
de Mexicali.
La propia ocasión de festejar el centenario de fundación
de Mexicali dio motivo para la realización de numerosos
trabajos de producción gráfica: calcomanías promocionales,
envolturas de chocolates, parches textiles, gorras y un buen
número de artículos promocionales, e incluso expresiones de la
plástica motivaron la expresión gráfica del talento local, con
lo que se produjo uno de los momentos de creación artística
y comercial más importantes en la historia de Mexicali. Aquí
es de resaltar la obra mural de Carlos Coronado, la que, a
lo largo de 50 metros, describe las distintas etapas en la
formación de la ciudad.
En el marco de esta conmemoración, el propio Servicio
Postal Mexicano entregó el diseño de un sello en cuya gráfica
se expresa una alegoría sobre los íconos urbanos de Mexicali.
Así se expidió la estampilla con un desvanecido sobre una
combinación de edificios y monumentos de la ciudad.
En los festejos del Centenario no sólo se llenó el ambiente
con gráficas alusivas al acontecimiento, también se desarrolló
iconografía en la emisión de monedas conmemorativas.
Así se presentó una serie de doce piezas que representaban
a diversos emblemas locales en edificios significativos y
en personajes determinantes en la constitución política y
administrativa de la ciudad. En esta serie numismática las
caras se intercambiaban en cada moneda, dependiendo del
motivo a que se hacía alusión, en tanto que su anverso se
mantenía fijo con un arreglo iconográfico muy valioso en
su concepción y que fue el aplicado en el diseño filatélico ya
comentado.
7
Mural “Un siglo fértil” de Carlos Coronado que adorna
la Plaza del Centenario y que muestra el proceso de
fundacional de Mexicali.
Cabezal del cartel promocional del evento “Fiesta en el
Centro Histórico” realizado en octubre de 2009; muestra
ya un adelanto en la concepción gráfica de la identidad
mexicalense.
Pasado el fervor de los festejos, en Mexicali ha quedado
más conciencia acerca de la identidad que como ciudadanos
requerimos. De esta manera, y con mayor ahínco, los trabajos
de la expresión gráfica local han hecho más propuestas que
permiten direccionar una conciencia colectiva de mayor
madurez. Mexicali ha dejado de ser un sueño de migrantes y
una aventura para sobrevivir. Tenemos ya nuevas generaciones
plenamente locales, las que han asumido su responsabilidad
de representar a una comunidad dinámica y progresista, que,
aunque alejada del sentido mexicano del centro, sustenta
8
como el que m ás su sentido patriótico y en el afán, logra
aportar nuevas maneras de expresión.
Estas generaciones ya reclaman sus antecedentes históricos
y ejercitan, cada vez en mayor número, acciones de registro
de los hechos, buscando de ese modo el relato histórico de
nuestro desarrollo y consolidación como sociedad. Así esta
cotidianeidad de las imágenes públicas y los intentos de
identidad local, ya no descansan en los esfuerzos comerciales,
sino que han logrado tomar una nueva “cabeza de playa”, un
enclave primordial para el despegue de la cohesión local..
Episodios universitarios
E
l ingeniero Luis López Moctezuma tomó posesión del
cargo de rector de la Universidad Autónoma de Baja
California el 24 de noviembre de 1971, en el evento
realizado en el auditorio del IMSS de Mexicali. El lugar lucía
con un lleno impresionante, los universitarios abarrotaron
hasta los pasillos. Al frente, en el presidium, se encontraban:
el licenciado Alejandro Athié Carrasco (presidente de la Junta
de Gobierno de la UABC), el químico Juan de Dios Muñiz
Duarte (presidente del Patronato Universitario), el doctor y
ex rector Santos Silva Cota (el más nuevo de los miembros
de la Junta de Gobierno de la UABC), y los rectores licenciado
Rafael Soto Gil e ingeniero Luis López Moctezuma, saliente
y entrante, respectivamente.
No bien había iniciado el evento cuando el alumno de
Economía Tijuana, Dionisio González, interrumpió el acto
para manifestar la inconformidad de los estudiantes por
el procedimiento seguido en el nombramiento del rector a
través de la Junta de Gobierno; a él le siguieron otros dos
alumnos más: Rogelio Amaral (de Contabilidad Tijuana)
R.C.B.
y Federico Sánchez Scot (de Ciencias Marinas Ensenada),
quienes se expresaron en el mismo sentido. El estudiante
Rodolfo Villaseñor intervino apoyando al rector nombrado,
lo que enardeció a los alumnos opositores.
Cuando se pensaba que el acto subiría de tono y que
existía peligro de que se suspendiera, el licenciado Alejandro
Athié Carrasco se dirigió al podium y, con suma calma y
tranquilidad, inició una defensa apasionada de las funciones
de la Junta, del acatamiento a la ley y del espíritu de
tolerancia, respeto y unidad en la diversidad que priva en la
universidad.
Las palabras expresadas por el licenciado Athié Carrasco
recibieron un prolongado aplauso de los presentes, que
sirvió para que el evento retomara su cauce y, ya con toda
formalidad, prosiguiera el desarrollo del programa, donde
el licenciado Rafael Soto Gil rindió su último informe y el
ingeniero Luis López Moctezuma tomó protesta ante el
presidente de la Junta y expresó su primer discurso como
rector de la Universidad Autónoma de Baja California.
1971. En el presidium, de izquierda
a derecha: doctor Santos Silva Cota,
miembro de la Junta de Gobierno de
la UABC, licenciado Alejandro Athié
Carrasco, presidente de la Junta de
Gobierno; licenciado Rafael Soto
Gil, rector saliente; ingeniero Luis
López Moctezuma, rector entrante,
y químico Juan de Dios Muñiz
Duarte, presidente del Patronato
Universitario.
9
Hardy en el Río Colorado
Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar*
L
Hardy dejó una interesantísima crónica de los
a zona del delta de Mexicali fue
“26 días de peligros”4 que pasó en la región, en su
conocida solamente por los grupos
obra Viajes por el interior de México en 1825, 1826,
nativos de la región hasta la cuarta
1827 y 1828, publicada en 1829 en la capital inglesa.5
década del siglo XVI. El primero en visitar
A través de ella podemos tener un acercamiento a la
la región fue Francisco de Ulloa en 1539,
vida de los indígenas del bajo delta del Colorado en
y después, sucesivamente: Hernando de
la primera mitad del siglo XIX.
Alarcón, Melchor Díaz, Juan de Oñate, Juan
de Ugarte y Fernando Consag, Francisco
De Gran Bretaña para México
Garcés, Juan Bautista de Anza, Pedro
Robert William Hale Hardy nació en 1794 en
Fagés y José Velázquez, y José Joaquín de
Inglaterra. Integrado a la marina, sirvió en las
Arrillaga. Tanto Francisco de Ulloa como el
Indias Orientales (participando en la ocupación
resto tuvieron encuentros con los diversos
grupos que la habitaban.1 Gracias a sus Portada de la primera edición de Java) y en el Caribe (por el inicio de la guerra
(1829) de la obra de Hardy
entre la Gran Bretaña y Estados Unidos). Pronto
crónicas y reportes podemos tener un registro
abandonó el servicio activo y se dedicó a actividades
de la forma de vida de esas etnias (entre ellas
mercantiles. Viajó por Argentina, Patagonia y la Tierra del
los cucapás), lo que ha impedido que el pasado local caiga
Fuego.6 “Por el propio relato de su viaje a México, sabemos que
en el olvido, habida cuenta de la falta de escritura entre los
estuvo en Suiza, y por su redacción podemos darnos cuenta de
indígenas nativos y a su creencia de que no se podía nombrar
que era un hombre instruido, ilustrado, pero ya romántico”.7
a los muertos.2
La visita de Hardy a nuestro país se debió al interés que en
En el verano de 1826 el teniente inglés Robert Hardy visitó
ese tiempo tenían las compañías inglesas por la explotación
la región del bajo delta del Colorado; había sido enviado por
de los mantos perlíferos y su tráfico. Por su parte, el gobierno
la compañía londinense General Pearl and Coral Fishery
de la recién fundada república mexicana se mostraba abierto
Association para obtener “el derecho exclusivo para pescar
al ingreso de extranjeros al país, con relativa libertad.
perlas y coral” o, en su defecto, localizar restos de naufragios
Particularmente, la administración del presidente Guadalupe
“y negociar las tarifas de impuestos más bajas posibles.3
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. Correo electrónico: [email protected]; http://elalgodonsalino.blogspot.com
1
José Alfredo Gómez Estrada, La gente del delta del Río Colorado. Indígenas, colonizadores y ejidatarios. UABC, Mexicali, 2000 (Col. Baja California: Nuestra Historia, núm.
15), pp. 13-21. Pablo Herrera Carrillo, Reconquista y colonización del valle de Mexicali. UABC-XVII Ayuntamiento de Mexicali-ICBC, Mexicali, 2002, pp. 365-366.
2
Yolanda Sánchez Ogás, A la orilla del río Colorado. Los cucapá. Edición de autor, Mexicali, 2000, p. 23.
3
Ernesto de la Torre Villar, en el prólogo de la obra Viajes por el interior de México en 1825, 1826, 1827 y 1828, de R.W.H. Hardy, Trillas, México, 1997 (Col. Linterna
Mágica, núm. 23), p. 10.
4
Hardy, op. cit., p. 277.
5
Tras su primera edición, la obra apareció de nuevo un siglo y medio después, en 1977, en Nuevo México, por The Rio Grande Press Inc. La primera traducción
completa al español no vio la luz hasta 1997, bajo el sello de Editorial Trillas, de México. Cfr. Ávila, Alfredo, “R.W.H. Hardy y la visión anglosajona”, en: Ferrer
Muñoz, Manuel (coord.), La imagen del México decimonónico de los visitantes extranjeros: ¿un Estado-Nación o un mosaico plurinacional? UNAM, México, 2002.
Obtenido el 2 de septiembre de 2009 de: www.bibliojuridica.org/libros/1/252/5.pdf
6
Ávila, op. cit., pp. 82-83; Álvarez, José Rogelio (dir.), Diccionario enciclopédico de Baja California. Compañía Editora de Enciclopedias de México-ICBC, México,
1989, p. 289.
7
Ávila, op. cit., p. 83.
10
Victoria “estaba ampliamente interesada en propuestas hechas
por Gran Bretaña para adquirir monopolios comerciales, y
estaba considerando cuidadosamente las ventajas económicas
británicas contra las estadounidenses”.8
En ese contexto se dio la comisión de Hardy por parte de
la compañía londinense ya mencionada, que la autorizó para
el periodo del 7 de marzo de 1825 al 7 de mayo de 1826.9 El
15 de julio de 1825 el teniente inglés ya se encontraba en la
Ciudad de México.
Tras haber establecido los contactos necesarios para
cumplir con su misión y tramitado los permisos suficientes,
viajó al noroeste y el 17 de julio de 1826 se embarcó en
Guaymas rumbo a la península de Baja California.
De todo su recorrido el visitante dejó registro en su
crónica escrita casi a diario, de los personajes que conoció,
las costumbres de los pobladores de los distintos lugares por
los que transitó y la geografía local.
“26 días de peligros”
Después de unos días de estancia en los poblados de Loreto
y Mulegé, y de exploraciones terrestre y submarina de la
región, Hardy se dirigió hacia el norte del Golfo de California
con destino al Río Colorado, a bordo del Bruja. Arribaron a la
desembocadura a las seis y media de la tarde el 20 de julio.10
A partir de entonces, y durante las casi cuatro semanas
siguientes, debió sortear junto con su tripulación los fuertes
vientos del bajo delta, además de la angostura de los canales
y su escasa profundidad (ver el Plano del Río Colorado), que
lo llevaron a encallar en más de una ocasión y a tener que
esperar el regreso de la pleamar para continuar navegando.
En esos días, Hardy tuvo varios contactos con distintos
grupos indígenas, tanto de Sonora (yumas y axuas) como de
Baja
California.
Aunque se mantuvo
a la expectativa
en todo momento,
temiendo
algún
ataque sorpresivo,
pudo hacer algunos
intercambios
de
hojas de tabaco y
boyeta roja, sobre
todo, por pescado,
melones, sandías,
calabazas,
maíz
algodón en rama “y
Painkuak, joven indígena cucapá con el
otras chucherías”.11
rostro adornado.
Le fue posible
comunicarse con ellos gracias a la traducción que le hizo su
buzo yuma, y a que algunos pocos indios hablaban español.
Él les hizo saber a los nativos que el único objeto de su visita
“era conseguir provisiones, comprar pieles, etcétera.”12 Sin
embargo, tras varios días de sobresaltos, por el permanente
temor a sufrir un ataque de pueblos tan numerosos,13 y
una vez que consideró que contaba ya con las suficientes
provisiones como para poder regresar a Guaymas, decidió
dar por concluida su travesía por la región.
Después de otros breves encuentros con los indígenas y en
cuanto el Bruja pudo navegar corriente abajo, zigzagueando
por el “canal de Hardy”, el 15 de septiembre “al mediodía
dejamos atrás el Río (sic) Colorado y 26 días de peligros”.
El 21 de septiembre, el barco llegó al puerto de Guaymas.14
Terminaba así el recorrido del teniente inglés por tierras
peninsulares californianas.
Michael Mathes, reseña de la obra Travels in the Interior of Mexico in 1825, 1826, 1827, & 1828, by R. W. H. Hardy. Glorieta, N.M.: The Rio Grande Press, Inc.,
1977. En: The Journal of San Diego History, Summer 1978, Volume 24, Number 3. Consultado el 4 de noviembre de 2009 en: https://www.sandiegohistory.org/
journal/78summer/br-travels.htm
9
Hardy, Op. cit., p. 41.
10
Extrañamente, al menos la edición al español de la obra de Hardy presenta un error en la datación del recorrido por la región del Colorado, pues a partir de la página
252 aparece el mes de “julio” donde debería decir “agosto”, y “agosto” en lugar de “septiembre” (cfr. ibídem, pp. 252-280). En realidad, el teniente inglés “navegó
por el Golfo del 17 de julio al 21 de septiembre de 1826 (…)” (Álvarez, op. cit.).
11
Ibídem, p. 254.
12
Ibídem, p. 252.
13
El 27 de agosto (la edición en español dice “julio”; ver nota número 10), por ejemplo, Hardy anotó que se reunieron frente a la nave “tantos (indios) que ocupaban
las orillas del río casi hasta donde alcanzaba la vista. Creo que no podían ser menos de cinco mil o seis mil (…)”. Op. cit., p. 259.
14
La edición en español dice “21 de agosto” (ver nota número 11); ibídem., p. 280.
8
11
Mapa del Río Colorado, elaborado por
Hardy.
El legado de Hardy
¿Pero qué fue lo que encontró Hardy durante su estancia en
el bajo delta del Colorado? ¿Cómo vio a los indígenas de la
región? ¿Qué legado fue el que nos dejó?
Le impresionó la desnudez de los aborígenes y la escasa
ropa que cubría el cuerpo de las mujeres desde la cintura hacia
abajo. Al registrar su primer contacto con los pobladores de
las tierras del norte bajacaliforniano, anotó que “¡(...) las
señoras (…) tenían atadas a la cintura unas cuantas tiras de
la corteza interior del sauce o de la acacia! Extraña costumbre
y tan indecorosa como novedosa”.15
Pocos días después, cuando en su barco recibió la visita
de “la bella hija del capitán” de los indígenas, escribió en su
diario: “Venía acompañada de un séquito de 10 o 15 doncellas
todas con los pies calzados y el pecho desnudo y unas cuantas
tiras delgadas de corteza de sauce y acacia que les caían sobre
las caderas, ¡era un atavío admirable para un día de calor!”.16
Mientras viajaba de regreso al Golfo de California, dos
personas, hombre y mujer, se acercaron al Bruja nadando,
sostenidos sobre un madero. Hardy les permitió subir al
barco y se sorprendió precisamente de que uno de los recién
Ibídem, p. 248.
Ibídem, p. 255.
17
Ibídem, p. 264.
18
Ibídem, p. 273.
19
Hardy, op. cit., p. 253.
15
16
12
llegados fuera “una espigada joven de 16 o 17 años”. La
describió así: “Adornaban su cuello y muñecas, caracoles
curiosamente tejidos; el cabello, que le chorreaba de agua, le
caía en graciosos bucles sobre sus delicados hombros, y tenía
el cuerpo derecho y muy bien proporcionado”.17
Más adelante, en su retorno a la desembocadura del río,
escribió de un indio que se acercó a su nave:
llevaba un arco y una aljaba llena de flechas. En la parte de
arriba de la cabeza tenía una pluma de águila; como no se había
untado su pomada de lodo, el fuerte viento que soplaba del
sudeste le volaba el largo pelo negro sobre el hombro izquierdo,
de la cintura le colgaba un andrajo.18
Gran desagrado causó en él la costumbre de los indígenas
de cubrirse el cuerpo con lodo. Respecto de los nativos que
acudieron al barco al mediodía del 24 de agosto anotó: “El jefe
de este grupo debía tener 50 años y su aspecto era bastante
salvaje. Sus compañeros se habían emplastado el cuerpo y el
cabello de lodo de modo que parecían cerdos”.19
Desembocadura del Río Hardy en el Río Colorado.
Río Hardy.
Posteriormente, refiriéndose a los indios axuas, apuntó que
Sobre los axuas, anotó:
son muy numerosos y, definitivamente, los seres más asquerosos
Los hombres y las mujeres se pintan de negro la parte superior
que haya conocido. Se adornan el pelo con barro en vez de hacerlo
de la cara, es decir, desde la frente hasta el labio superior; y este
con flores; también les encanta emplearlo para pintarse el cuerpo.
color, que lo hacen de carbón molido, se lo extienden por ambas
Es cosa común verlos, en días de calor, revolcándose en el lodo,
mejillas hasta las orejas, dejando sólo un pequeño redondel
como cerdos; ¡y tanto les gusta que estoy inclinado a pensar
alrededor de los ojos, lo que los hace parecerse a una cobra de
que llegan a adorarlo! ¡Si es así, la “luz de la razón” y su natural
capello. Algunos también se untan en la cara un polvo amarillo,
inclinación les induce a hacer frecuentes abluciones en un lodazal!
que ya he descrito, otro rojo, que se obtiene del ocre, del cual se
Sin embargo, quizás solamente lo hagan para refrescarse (…)
encuentran grandes cantidades en las montañas de California.23
20
Páginas después suavizó esta crítica, justificando tal práctica
de los nativos por el ambiente en que vivían: “(…) es fácil
explicar esta costumbre de adornarse la cabeza con esta
pomada geótica si se piensa en la gran cantidad de bichos
que llevan en el pelo; cuando el lodo se seca y se hace tieso,
los animales no pueden picarlos”.21
Encontramos también en el registro de Hardy anotaciones
respecto de la costumbre indígena de pintarse el cuerpo.
Escribió, acerca de los primeros indios del norte de Baja
California con quienes tuvo contacto: “Las viejas tenían
la frente pintada de amarillo, color que obtienen de los
pequeños renuevos de caña, que secan y convierten en harina,
moliéndolos entre dos piedras”. 22
Registró así los utensilios empleados por los indígenas, al referirse
a su primer encuentro con los pobladores de la región:
Tenían una red de pescar hecha de hierba tejida que era muy
bonita; quise comprárselas, pero no pude convencerlos de que
me la vendieran. También tenían cántaros de barro cocido muy
bien hechos. En la parte más ancha, tenían un diámetro de 60
centímetros, eran muy delgados y ligeros, y de una forma muy
bonita.24
En las anotaciones de sus últimos días del viaje puede leerse:
“Como armas ofensivas, cuentan con arcos, flechas, algunas
lanzas y lo que llaman macana, un pequeño garrote, como un
Ibídem, p. 266.
Ibídem, p. 268.
22
Ibídem, pp. 248-249.
23
Ibídem, p. 268.
24
Ibídem, p. 249.
25
Ibídem, p. 269.
20
21
13
Refiriéndose a los varones, anotó lo siguiente
sobre dos de ellos que se acercaron al barco una
tarde:
Ambos eran muy jóvenes, el pelo negro y lacio les caía
sobre los hombros, tenían el cuerpo cubierto de rayas
blancuzcas de lodo seco. Pensé que nunca había visto
tipos más guapos y que sería una verdadera lástima tener
que privar de la vida a tan estupendos jóvenes, ¡y quizá
tendría que hacerlo en defensa propia!28
Vista aérea del río Hardy. A la izquierda la sierra El Mayor, en el centro la carretera
Mexicali-San Felipe y a la derecha el río.
mazo de madera redondo que se emplea en la lucha cuerpo a
cuerpo”.25
En relación con el idioma de los indios de la orilla bajacaliforniana, Hardy manifestó en su diario: “(…) los sonidos
guturales me convencieron de que era necesario hacer un
gran esfuerzo para poder hablar esta lengua”.26
Y en cuanto a expresiones culturales de los indígenas,
registró en su diario una melodía cantada por una anciana,
que logró contener a los hombres que parecían a punto de
atacar al Bruja y sus tripulantes.
La apariencia física de los aborígenes resultó digna de
alabanzas a los ojos de Hardy. Se refirió a la hija del capitán
como una mujer bella, y a la joven adolescente que lo alcanzó
a nado cuando regresaba al Golfo de California la describió
con estas palabras: “(…) debía tener 16 o 17 años de edad;
más alta que baja, con carnes suficientes como para no verse
angulosa, de semblante oscuro; no sólo era sumamente guapa,
sino que también tenía una expresión muy femenina”.27
Ibídem, p. 247.
Ibídem, p. 264.
28
Ibídem, p. 259.
29
Ibídem, pp. 276-277.
26
27
14
Además de este acercamiento breve a los indígenas
de la región y su forma de vida en los inicios del siglo
XIX, Hardy nos legó algunos topónimos que impuso
a la geografía local. Así, por ejemplo, a las dos islas
que se encuentran en la desembocadura del Colorado
las denominó Montague y Gore, respectivamente; al
canal por el que ingresó al delta lo llamó Hardy, en
honor a su familia. Dejó asentado en su crónica que
con la excepción de la Isla (sic) San Jorge y la Isla (sic) Clarence,
a todos los lugares que descubrí les di el nombre de amigos míos.
Probablemente, es la única oportunidad que tendré de rendir
tributo públicamente a personas tan estimadas (no sólo por mí)
y a quienes tengo tanto que agradecer. Debido a esto, el Golfo
de California ha cobrado enorme interés para mí, un interés que
aumenta cuando pienso que aunque este trabajo, en el cual serán
pocos los que se interesen, no pase de la primera edición, la carta
relacionará mis descubrimientos con las excelentes personas que
acabo de mencionar, amigos por los que siento el más grande
respeto y admiración.29
No obstante la modestia del teniente Hardy, su obra –casi
dos siglos después de su primera edición— se reviste de
capital importancia para la historia de Baja California.
Gracias a ella, y a otros documentos igual de valiosos escritos
por exploradores pretéritos de nuestro territorio, podemos
acercarnos a un instante de nuestro pasado y conocer un
poco más de nuestra tierra.
La ruta postal de Butterfield en Mexicali
Óscar Sánchez Ramírez*
E
n 1850, California, recién había sido
conquistada por Estados Unidos, y
se había convertido en estado de la
unión americana, pero se encontraba aislada
de esa nación, separada por la cordillera de la
sierra Nevada. La población se incrementaba
y requería cada vez más de un servicio postal
exprés, seguro y efectivo que comunicara a
esa entidad con la parte oriental de Estados
Unidos. En marzo de 1857, el Congreso
autorizó el Post Office Appropiation Act,1 Diligencia típica jalada por cuatro caballos que reccoría el tramo de Los Algodones al río
Nuevo, en suelo mexicano.
que permitía la creación de ese servicio.
La primera empresa de diligencias para
prestara el servicio postal en sustitución de su antecesora. El
transportar el correo que se estableció en California fue la San
contrato entró en operación al año siguiente, en 1858.
Diego-San Antonio Stage Company.2 Hacía dos viajes mensuales
La compañía de Butterfield adquirió cien diligencias con
a través de la ruta seguida por el batallón mormón al mando
capacidad para catorce pasajeros, nueve sentados en el interior
del general Phillip St-George Cooke al invadir California; el
y cinco, incluyendo al conductor, en la canastilla y en la parte
recorrido duraba entre 21 y 25 días.
trasera. El transporte de la correspondencia tenía prioridad
El contrato celebrado entre esta compañía y el gobierno de
sobre el servicio de pasajeros; cuando se requería mayor espacio
Estados Unidos significaba un desembolso de 149 000 dólares
para el correo se utilizaban uno o dos asientos. El límite de
anuales, por lo que en ese tiempo el costo de cada carta era
equipaje por pasajero era de 25 libras. La velocidad promedio
de 60 dólares. La cuota por pasajero era de 200 dólares entre
de la diligencia era de 7.5 kilómetros por hora, aunque esto
las terminales. Por fallas en el servicio que proporcionaba
dependía de las condiciones del terreno. En tiempo de lluvias
esta compañía, el gobierno se vio en la necesidad de cancelar
había mayores dificultades ya que los arroyos crecidos eran
la asociación. Sin embargo, en 1857 inició negociaciones con
difíciles de cruzar y los caminos se volvían sumamente lodosos.
Butterfield Overland Mail Company para que dicha empresa
Pese a ello, las diligencias no se detenían.
* El ingeniero Óscar Sánchez Ramírez fungió como investigador del Instituto de Geografía e Historia de la UABC de 1988 a 2001, y como coordinador del Archivo
Histórico Municipal de 2001 al 2007.
1
Edwin Corle, The Gila River of the Southwest, Lincoln, University of Nebraska Press, 1951, p. 217.
2
Ibid., p. 218.
15
Diligencia lista para el cambio de
caballos cada cierto número de postas.
Transportaba de nueve a catorce
pasajeros por la ruta de San Luis,
Missouri, a San Francisco, California,
cuyo recorrido se realizaba entre 21 y 25
días.
Los coches eran jalados por cuatro caballos cuando el terreno
era apropiado, o por seis cuando las condiciones eran difíciles.
En la mayor parte de los casos el tiempo de permanencia
en cada posta era de diez minutos, apenas lo indispensable
para remudar los caballos y permitir a los pasajeros un corto
descanso; consecuentemente, el recorrido resultaba muy
cansado, ya que ahorrar tiempo y cumplir con los itinerarios
era más importante que la comodidad del pasajero.
Una vez recorridas cinco postas se llegaba a las llamadas
estaciones, en las que se encontraba un lugar para comer, un
herrero y alguien que fungía como mecánico para reparar
el equipo, principalmente las ruedas que tenían cubiertas
metálicas.
En el primer viaje que partió de San Luis, Missouri, el
correo se envió de esta ciudad hasta Tipton, Missouri, por
medio del Ferrocarril del Sudpacífico.
En Tipton, John Butterfield, presidente de la Overland
Mail Company, recibió solemnemente dos pequeñas bolsas
con la correspondencia que se enviaría a California. En ese
viaje Butterfield se hizo acompañar por su hijo del mismo
nombre, quien era el conductor de la diligencia, cuatro
pasajeros y Waterman Ormsby, reportero de The New York
Herald, quien realizó todo el recorrido hasta San Francisco
y escribió una serie de reportajes que ilustraron la ruta.
Posteriormente, escribió un libro sobre el tema. En ese primer
viaje, Butterfield sólo recorrió las dos primeras estaciones.
El 9 de octubre de 1858, al recibirse en San Luis la primera
remesa de correo proveniente de San Francisco, James
3
Ibid., p. 224.
16
Buchanan, entonces presidente de Estados Unidos, envió a
Butterfield el siguiente telegrama:
Cordialmente lo felicito por el resultado obtenido. Es un triunfo
glorioso para la civilización y la unión. Los asentamientos
humanos pronto seguirán el curso de la ruta y el Este y el Oeste
se unirán por medio de una cadena de habitantes americanos
que nunca se romperá.
Un día antes, la diligencia que partió de Tipton también
había arribado a San Francisco, California, al edificio federal,
donde fue recibida por una muchedumbre llena de entusiasmo.
Respecto al desempeño de esta compañía, el precio del
pasaje de Tipton a San Francisco fue de $200.00 dólares y
el costo del correo de primera clase fue de 0.20 dólares por
onza. En general, el servicio fue muy puntual, con dos salidas
por semana en uno y otro sentido y sin sobrepasar el tiempo
calculado para los recorridos. Esto se debió, sobre todo, a que
esa ruta no presentaba el problema de las grandes nevadas,
por estar localizada en regiones desérticas ubicadas en los 32º
de latitud norte, de ahí que se le llamara La ruta del 32.
Sin embargo, el sistema tuvo sus detractores debido a que
su operación era muy onerosa para el gobierno de Estados
Unidos: pagaba 600 000 dólares anuales, de los cuales el primer
año sólo recuperó 27 229.94.3 Los críticos querían conocer el
monto de las ganancias obtenidas por Butterfield, pero éste
se negó a proporcionar esa información aduciendo que el
contrato por él firmado se había cumplido cabalmente.
Alamo Mocho. Resto de una de las
postas que se encontraba en el valle de
Mexicali. Las diligencias paraban en ellas
y permanecían sólo diez minutos, tiempo
necesario para remudar los caballos.
Ingresaban a suelo mexicano en algodones
y retornaban a Estados Unidos por donde
hoy se localiza el río Nuevo en Mexicali.
El servicio funcionó de 1858 a 1961.
El reportero Ormsby relata en su libro que al cruzar el
Río Colorado hacia California el suelo parecía muy fértil.
Menciona además que la ruta penetraba a México por Pilot
Knob –así se llamaba la posta en un principio– y seguía a
través de 50 millas por la esquina noroeste de Baja California
para evitar las dunas que hasta la fecha existen.
Ni Butterfield ni el gobierno estadounidense solicitaron
el permiso de las autoridades mexicanas para transitar por
territorio nacional, y surge la duda de por qué el gobierno de
México permitió el paso sin exigir cuentas a la Butterfield
Company. Para hallar una explicación a esta irregularidad,
cabe hacer un recuento del estado político en que se
encontraba la república mexicana.
Recordemos que en 1858 dio inicio la Guerra de
Reforma4 entre conservadores y liberales, estableciéndose
simultáneamente los gobiernos del conservador Zuloaga y
del liberal Benito Juárez; el primero quedó ubicado en la
Ciudad de México y el segundo, inicialmente, en el estado de
Guanajuato. Por razones que desconocemos, ninguno de los
dos prestó atención a la situación de Baja California.
Esta división de poderes se reflejaba también en los
estados, ya que algunos apoyaban a los liberales y otros a
los conservadores. Sinaloa, entidad de la que tanto dependía
Baja California, estaba del lado de los conservadores, y
como la península se consideraba liberal, el aislamiento que
caracterizaba a dicho estado se acentuó.
Por otra parte, Baja California estaba en manos del
jefe político Castilla, quien fue concentrado en Mazatlán
y destituido por su inactividad, tras lo cual la península
quedó al garete. En esas condiciones, los ayuntamientos de
Baja California nombraron cada uno de ellos un diputado,
integrándose así la diputación territorial, que funcionó como
asamblea legislativa. Ésta declaró a la entidad independiente
del gobierno central5 hasta que las cosas volvieran a la
normalidad, pero sin dejar de formar parte de la república
mexicana. A Baja California se le consideraba integrada al
municipio de Santo Tomás.
En medio de esta ingobernabilidad, ni las autoridades de
la Ciudad de México, ni las de La Paz, ni las de Santo Tomás
se mostraron interesadas por lo que ocurría en la frontera
de Baja California, debido a que se encontraban inmersas en
sus propios problemas. En estas condiciones, las diligencias
de Butterfield siguieron transitando libremente por nuestro
territorio.
J. Héctor Delgado Suárez, Historia de México I, Baja California, Colegio de Bachilleres del Estado de Baja California, Programa de Desarrollo Educativo, 1997, p.
215.
5
Adrián Valadez, Historia de la Baja California, 1850-1880, México, UNAM, 1974, p. 75.
4
17
Para ilustrar lo anterior, a continuación describiremos los
sitios donde se encontraban las postas en territorio del valle
de Mexicali. Esta información proviene de diferentes libros
editados en Estados Unidos, como Destiny Road. The Gila
Trail and the Opening of the West, de Odie B. Faulk.
Al venir del este y cruzar el Río Colorado se encontraba la
primera posta, que en 1859 tenía el nombre de Pilot Knob,
la que posteriormente sería conocida como Los Algodones,6
debido tal vez a su cercanía con el rancho del mismo nombre.
Al salir hacia el oeste se abandonaba el río, cuya margen
estaba cubierta de sauces, grandes álamos y cachanilla. El
curso de la ruta rodeaba las grandes dunas. No había oficinas
de aduana establecidas por ninguno de los dos gobiernos.
La compañía de Butterfield erigió ahí su posta sin ninguna
dificultad ni molestia, tal vez porque las autoridades de la
ciudad de México no podían ejercer su función en una región
tan remota e inhabitada.
La mayoría de los pasajeros de las diligencias ignoraba
que ese tramo del recorrido se hacía por territorio mexicano.
Sin embargo, Tallack, un periodista que viajó en la diligencia
en junio de 1860, reseña haber observado la presencia de
monumentos de hierro que señalaban la línea internacional.
La siguiente estación o posta era La Rajadura –llamada
así por los mexicanos– o el Cooke’s Wells –como la conocían
los estadounidenses–. Estaba localizada en una depresión
de seis metros de profundidad que era, tal vez, un brazo del
arroyo del Álamo. Ahí se encontraba una noria excavada
probablemente por el teniente Pacheco en 1826. En
diciembre de 1846, cuando el coronel Kearny pasó por ese
sitio y se vio en la necesidad de buscar agua, sólo encontró
un pozo seco. Seis semanas después, el coronel Cooke perforó
ahí dos pozos que desde entonces recibieron el nombre de
Cooke’s Wells. El agua que emanaba de ellos se consideraba
de buena calidad.
En septiembre de 1858, el señor Warren Hall, encargado
de las construcciones de la compañía Butterfield, agrandó la
noria y construyó la posta original, que consistía en cuatro
cuartos de adobe y una pequeña cocina, situados en la parte
norte del camino, mientras en la parte sur de la ruta había
un corral construido con troncos. Este lugar se encontraba
Odie B. Faulk, Destiny Road. The Gila Trail and the Opening of the West.
Ibid., p. 218.
8
Ibid., p. 221.
6
7
18
Coordenadas astronómicas de las postas de Butterfield.
Los Algodones
N 32º 42’58”
W 114º43’52”
Cooke’s Well
N 32º40’11”
W 114º55’34”
7 Pozos
N 32º37’24”
W 115º01’54”
Gardner’s Wells
N 32º35’51”
W 115º108’51”
Álamo Mocho
N 32º36’40”
Río Nuevo
Monumento
W 115º14’55”
N 32º29’55”
W 115º27’48”
N 32º37’15”
W 115º30’13”
aproximadamente a nueve kilómetros y medio al sur del
monumento 210 de la línea internacional.7
Al pasar La Rajadura, el camino continuaba ligeramente
hacia el suroeste, siguiendo algunas veces el irregular cauce
del arroyo del Álamo con una distancia aproximada de 22
kilómetros y medio para llegar a Gardner’s Wells. En este
tramo la vegetación era menos densa que en las márgenes del
río y consistía principalmente en mezquites y gobernadora.
Únicamente a las orillas del cauce se encontraban álamos,
cachanilla, sauces y algo de carrizo.
La estación conocida como Gardner’s Wells estaba
situada en la parte norte del camino. Era un gran edificio de
adobe con piso de tierra y cuatro cuartos de 3.6 x 4 metros,
separados por dos corredores, con una enramada que rodeaba
el edificio por ambos costados. La construcción sufrió daños
considerables durante el temblor del otoño de 1875. Esta
posta se encontraba a 9.3 kilómetros al sur del monumento
214 de la línea internacional.
Siete kilómetros antes de llegar a Gardner’s Wells había
un abrevadero llamado Siete Pozos. Luego de esta posta el
camino proseguía por un terreno arenoso paralelo al variante
curso del Álamo hacia el oeste, y después de recorrer 19
kilómetros llegaba a la posta del Álamo Mocho.8 La estación
se encontraba en la margen norte del arroyo del Álamo,
aproximadamente nueve metros arriba de su cauce seco. El
pozo excavado en el cauce del río tenía originalmente una
profundidad de seis metros y sus paredes estaban ademadas
con troncos de árbol.
Cuando llegó por primera vez, el 5 de octubre de 1858,
Ormsby quiso averiguar dónde se situaba el álamo mocho,
pero el tronco “debe haber sido cubierto por la arena” porque
nunca lo pudo encontrar. Esta posta estaba a cargo de Elliot,
un señor que también proporcionaba alimentos –galletas,
carne de puerco y café– por un dólar.
La posta original fue destruida poco tiempo después de
que la ruta fuera abandonada. En 1875 se construyó una
nueva posta cerca del antiguo edificio, pero no quedaron
rastros de ella.
A principios del siglo XX, el sitio de la posta parece
haberse encontrado en los bordes del canal Álamo, en un
lugar llamado Arroyo de Beltrán, a unos diez kilómetros al
sur del monumento internacional 216. A partir de este lugar
el camino proseguía hacia el oeste hasta llegar al cruce del
Río Nuevo, en donde viraba hacia el noroeste paralelo al
cauce seco del barranco para cruzar la línea internacional y
entrar en territorio de Estados Unidos, cerca del monumento
221. De acuerdo con el itinerario publicado en 1861, en 1860
ahí estaba establecida una estación de remuda con el nombre
de Monumento.9
Aquí termina la descripción de las postas estadounidenses.
La actividad de la compañía Overland Mail culminó en 1861,
cuando en Estados Unidos empezaba la Guerra Civil, sin
haberse concluido todavía el contrato. La ruta fue abandonada
durante la guerra y después fue utilizada por compañías como
la San Diego-Yuma, ya sin su longitud original.
Ahora intentaremos determinar el lugar aproximado
en que se encontraban las siete postas que funcionaron en
territorio bajacaliforniano.
Al revisar planos antiguos encontramos uno firmado por
un ingeniero de nombre Dowd, quien fuera jefe del Distrito
de Riego de Imperial en 1924. En dicho plano, aunque no
9
en forma de puntos precisos, aparecen los nombres de las
postas Cooke’s Wells, Siete Pozos y Gardner’s Wells. Estos
puntos fueron referenciados con los monumentos de la
línea internacional y, partiendo de esa base, las distancias
fueron pasadas a cartas actuales del Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Una vez
localizados los puntos en las cartas fue posible determinar
las coordenadas geográficas en los planos del INEGI usando
el posicionador geográfico. En el caso del punto llamado La
Rajadura, el señor Benítez, ejidatario de Mérida y residente
en la región antes de la formación del ejido, me señaló el lugar
en el que existían unas ruinas de adobe que correspondían a
lo señalado por el plano de Dowd.
Los puntos Álamo Mocho, Río Nuevo y Monumento se
localizaron de la siguiente manera:
En el caso del Álamo Mocho recurrimos al plano del
ingeniero Dowd. Aunque el sitio no aparece con ese nombre,
sí está señalado el barranco de Beltrán, en cuya intersección
con el canal Álamo se encontraba la posta del Álamo
Mocho. La posta del Río Nuevo está señalada en el plano
llamado Terrenos del Río Colorado, en el que se limitan las
propiedades de Guillermo Andrade en 1888. En este caso,
tomamos como referencia el monumento 220 de la línea
internacional, midiendo cinco kilómetros al sur en la margen
izquierda del Río Nuevo. La posta Monumento se ubicaba en
las mediaciones del monumento 221, también en la margen
izquierda del Río Nuevo. De aquí la ruta seguía hacia el
noroeste, hasta Indian Wells, en Estados Unidos.
En términos generales, podemos señalar que la ruta de
Butterfield en el valle de Mexicali sigue el trazo de la carretera
Mexicali-Los Algodones hasta esta ciudad, y dentro de ésta
va por la intersección del bulevar Lázaro Cárdenas con el Río
Nuevo, continúa hacia el norte siguiendo la margen izquierda
de este barranco y llega hasta el monumento 221.
Ibid., p. 223.
19
Grupo Imágenes
Historia y cultura a través de la fotografía
Austreberto Silva Olivares*
P
or su naturaleza, el hombre tiene la necesidad de
expresarse y de preservar su identidad; la historia no
es la excepción. A través de la palabra manifestamos
la percepción de la realidad y ello hace que los grupos sociales
se integren y comuniquen a la comunidad sus registros de
expresión y, finalmente, su historia. En este contexto la
fotografía ha sido una fiel acompañante de la humanidad y,
después de la pintura, el principal instrumento de registro del
arte de la imagen.
Cada sociedad procura que sus expresiones sinteticen
el matiz comunitario en imágenes, y en torno a éstas se
cohesionan grupos que comparten el oficio de la fotografía.
En Mexicali, uno de estos es el grupo fotográfico Imágenes,
que, fundado el 10 de noviembre de 1969, a lo largo de
cuarenta años ha capturado la expresión de una comunidad
artística en constante desarrollo.
La organización de Imágenes se debió a la iniciativa de
Raúl Alfaro Jiménez (†) quien llegó a Mexicali alrededor
de 1969 proveniente de Coahuila para ocupar el puesto de
jefe administrativo de Recurso Hidráulicos. Alfaro Jiménez
contaba con la experiencia de haber sido socio del club
fotográfico de México y ya había fundado el grupo fotográfico
de La Laguna, en Torreón, Coahuila. Junto con Alfaro
Jiménez iniciaron labores como socios activos: Guillermo
Sánchez (dueño de la Fotografía Venus), César Peralta M.,
Arturo Esquivias, Ricardo Paniagua, César Cárdenas y
Austreberto Silva Olivares.
Desde sus inicios la membresía del grupo siempre ha estado
integrada por empresarios, profesionistas y empleados;
de estos integrantes pocos han sido quienes se dedican a
esta actividad como profesión, aunque estos últimos años,
fotógrafos y publicistas han encontrado en Imágenes un
foro de expresión y de intercambio de experiencias con
practicantes del apasionado mundo de la lente; se ha
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C.
20
1969. Raúl Alfaro Jiménez, presidente fundador del
Grupo Imágenes.
incrementado así la membresía y la producción de fotografía
netamente mexicalense.
En el transcurso de estos cuarenta años de la vida de
Imágenes, 145 personas han contribuido a formar un grupo
interesante de expresión fotográfica local, y en cada sesión
ininterrumpida de lunes dialogan, discuten y proponen nuevas
experiencias en torno a fotografía. Así también, presentan,
concursan, juzgan y critican sus propias fotografías que
conformarán los salones mensuales y anuales.
En estas cuatro décadas el grupo fotográfico Imágenes ha
tenido 39 presidentes, todos enfocados en fomentar y difundir
el arte fotográfico, a la vez que en disfrutar, divulgar, organizar
y participar en eventos relacionados con la fotografía, tales
como exposiciones y conferencias. En este sentido, desde 1969,
1989. Heliodoro Osuna, Austreberto Silva y Charles Williams premiado este último como
socio distinguido por el presidente Héctor Algrávez.
Imágenes ha conjuntado la expresión artística e histórica que
han hecho de la fotografía un medio de generación de arte sin
precedentes en la historia de la ciudad.
Desde su fundación, Imágenes ha procurado una vida
interna enriquecedora y de aprendizaje entre su membresía,
procurando siempre el fomento en el conocimiento de
experiencias propias y externas, que faciliten el desarrollo
del arte fotográfico en la localidad.
Entre sus actividades, el grupo ha promocionado la visita
de fotógrafos nacionales y extranjeros, así como de otras
personalidades del mundo de la cultura. También realiza paseos
y excursiones ecológicas que capturan la belleza de la naturaleza
y hacen conciencia para que todos evitemos la contaminación y
destrucción de nuestro entorno; esto siempre en la búsqueda de
facilitar las actividades de difusión de la fotografía.
Con el transcurso del tiempo y considerando los orígenes
de Imágenes desde 1969, ha sido frecuente que el público
Logo y lema: Imágenes: Lenguaje Universal
1974. Artuto Esquivias Ojeda y Heliodoro
Osuna León.
se pregunte ¿cómo un grupo como este ha durado tanto
tiempo? La respuesta es sencilla: en su organización, el grupo
rige sus actividades por los estatutos y reglamentos que se
establecieron desde su fundación. Estas actividades, además
de fomentar las técnicas de la fotografía, se han extendido
a convivencias y paseos familiares, lo que ha permitido una
integración extendida de sus miembros, fomentando así
el gusto por la fotografía y el arte, al seno familiar. Estas
acciones y otras más alimentan la camaradería y la amistad,
pero de manera fundamental ha sido (y es) el entusiasmo por
hacer fotografía el lazo de unión que involucra a todos los
socios, haciendo que el grupo tenga carácter social y partícipe
del desarrollo histórico y cultural de Mexicali.
De esta forma, Imágenes ha desarrollado una de las más
sobresalientes actividades que nos llena de orgullo como
mexicalenses: la organización de los salones internacionales de
fotografía, auspiciados por la Sociedad Fotográfica de América
Muestra de actividades del grupo
21
1986. Lourdes Castellanos, Gabriel Trujillo Muñoz y Reyes
Espíndola en la Galería de la Ciudad.
Anita y Charles Williams, Alicia Contreras y Heliodoro Osuna, y Celia de Alfaro en
actividades del Salón de 1973.
(PSA), fundada en Estados Unidos, en la que participan muchos
países. Imágenes está afiliado a la PSA desde 1973.
Fue a partir de 1974, durante la gestión como presidente del
grupo del doctor Heliodoro Osuna León (†), que se transmitió
el entusiasmo al resto de los integrantes para participar y
llevar a feliz término estas actividades de fotografía, las que
exigían un alto desempeño y promoción a nivel internacional.
En estos eventos, el grupo demostró su entrega, entusiasmo,
dedicación y organización, elementos claves para dar a conocer
en el mundo de la fotografía los nombres de nuestro binomio
fronterizo: Mexicali, Baja California, México y Caléxico,
California, Estados Unidos. Con ese escaparate internacional
instrumentado en los concursos y salones internacionales de
fotografía, la participación lograda superaba hasta los 400
concursantes de 26 países.
De esta forma Mexicali pasó a formar parte del mapa mundial
del arte fotográfico. Una verdadera experiencia que fomentó
Libro presentado por Víctor
Landa en el museo de la UABC.
24
que nuestra ciudad fuera reconocida en ese ámbito y que se
tomara en cuenta la expresión fotográfica local y el trabajo de
integración que Imágenes ya consolidaba año con año.
El desarrollo de un Salón Internacional está sujeto a las
mismas bases y normas exigibles para todos los países que
organizan y/o participan en estos concursos. Se requiere de
un gran sentido de responsabilidad para la recepción, manejo
y devolución de las fotografías que concursaron (hasta las
envolturas originales deben regresarse al autor). Organización,
registro, recepción de fotografías, juicio, premios, consumían
todo el tiempo del comité organizador.
Otros aspectos son la elaboración del catálogo, impresión y,
sobre todo, su costo. Es importante señalar que el gobernador
Milton Castellanos Everardo apoyó la realización de este
magno evento; además se instituyó el “Trofeo Gobernador”
para el mexicano mejor clasificado.
Lo más sobresaliente del primer Salón, realizado en
1974, durante la presidencia de Heliodoro Osuna,
a la vez presidente del comité organizador, fue la
participación de 329 aficionados de 28 países; en
aquella ocasión se otorgaron medallas de oro a
Nelson H. Martin, de Estados Unidos; medalla de
plata a Italo di Fabio, de Italia, y medalla de bronce
a George Shmidt, de Estados Unidos. El Trofeo
Gobernador lo ganó Eduardo Ramírez García, del
Distrito Federal. Los jueces de este concurso fueron:
Raúl Alfaro, de Mexicali, por México; Edwin Russ
y Gertrude Russ, por EUA y Antonio Mariné de
Mexicali, por México, como juez alternante.
2004. XXXV aniversario del grupo Imágenes. Presidenta: Beatriz Limón.
tres primeras décadas de su historia. La obra fue presentada a
Además de los salones internacionales de fotografía,
los mexicalenses por Víctor Landa Rico (†) en el museo de la
el grupo Imágenes ha preparado diversas actividades
Universidad Autónoma de Baja California. En él se detallan
extramuros, entre las que ha destacado: la organización del
los primeros pasos de Imágenes, sus etapas de crecimiento y
concurso de Fotoperiodismo en 1976, con el patrocinio del
las actividades que han dado paso a su consolidación como
gobierno del estado, a través de la Dirección de Difusión
Cultural. La premiación de este evento tuvo
lugar en la Galería de la Ciudad con la presencia
de Rafael Martínez Retes(†), en representación
del gobernador, Jorge Esma, director del
área, y Charles B. Williams(†), presidente del
grupo. Raúl Alfaro hizo la presentación de las
fotografías premiadas en compañía de Anita
Williams, coordinadora de organización.
En estos cuarenta años, el grupo Imágenes
ha presentado 38 salones anuales, además
de los salones mensuales, tendederos, copas,
rallies, reuniones, encuentros, cursos y talleres.
El grupo ha logrado también la
participación de fotógrafos aficionados de los
estados de Sinaloa, Sonora, Baja California
Sur y Baja California (el propio Imágenes) en
el curso denominado “Paisaje Alternativo”
con la colaboración del fotógrafo Alfredo
D’Stefano como profesor invitado. El curso fue
1999. XXX aniversario del Grupo Imágenes. Primera fila, de izquierda a derecha, Raúl
Sánchez Rubio, presidente; Víctor Beltrán, Roberto Navarro, Salvador León, Víctor
organizado por el II Circuito Plástico Regional
Romero, Reynaldo Mendívil. Segunda fila: Austreberto Silva, Ricardo Paniagua,
del Noroeste y el Instituto de Cultura de Baja
Salvador Sifuentes, Ernesto Bretón, Gaspar Bermúdez, Arturo Esquivias, Ernesto
López, Víctor Landa, César Landa, Hugo Landa, Raúl Ojeda. Tercera fila: Leopoldo
California.
Martell, César Cárdenas, Rafael Rodríguez, Jorge Díaz, Arturo Casillas, Bertha
Para festejar su trigésimo aniversario el
Contreras, Patricia Quero, María de Jesús Gamboa. Cuarta fila: José Luis Pérez,
grupo Imágenes editó un libro que contiene las
Alfredo Landa y Gabriel Pineda.
25
protagonista del movimiento histórico y cultural de Mexicali.
El aporte del grupo a la cultura e historia local ha sido
vasto. Colectiva o individualmente, sus miembros del grupo
han publicado su obra en diversos libros, entre los que resaltan:
Las rutas de la luz (2000), Mexicali 100 años: arquitectura
y urbanismo en el desierto del Colorado (2002), Mexicali
Centenario: una historia comunitaria (2003); Monografía de
Mexicali, H. XII Ayuntamiento (1989); Monografía de Mexicali
y su valle 1903-2003, XVII Ayuntamiento (2004); “Transitar en
el desierto” en Tierra Adentro, Conaculta, núm. 142 (oct-nov
de 2004); Fronteras: dos miradas de frontera, pp. X, Conaculta
(I996); Esquivias: Paisajes del tiempo, ICBC (1996). Además
de estas publicaciones, Imágenes figura en publicaciones de
la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) como:
Panorama histórico de Baja California: “Artes Plásticas” (1983);
Calafia (primera revista de divulgación científica de la UABC)
en el número 2 abril-junio 1970, aparecen por vez primera
fotos de Imágenes. Así como en la Revista Universitaria y sus
antecesoras: Semillero, Yubai, Divulgare y Paradigmas.
En uno de los máximos logros de Imágenes, en el 26
aniversario de la Galería de la Ciudad, el 19 de junio de
2003, el gobierno del estado de Baja California, a través del
Instituto de Cultura, designó Creador Emérito en el área de
artes visuales a Arturo Esquivias Ojeda, miembro del grupo y
excelente fotógrafo. Este reconocimiento ha sido una distinción
invaluable para el socio cuyo talento fue reconocido (como el
de otros compañeros) desde su ingreso al grupo. El haberse
decidido por dar a conocer su trabajo en distintos foros, pronto
fructificó en justos premios y reconocimientos nacionales
y extranjeros. En el transcurso de este tiempo, la actividad
de la fotografía paisajista y la fotografía histórica que se ha
generado en su seno, le permiten al grupo evolucionar hasta
horizontes que llevan a la comunidad a la integración social.
De esta manera y en pleno siglo XXI, frente al desarrollo
veloz de la fotografía digital, Imágenes se ha transformado; ya
quedó atrás la fotografía de cuarto oscuro, de película sensible
a la luz y de las cámaras de rollo. Los miembros del grupo
que dominan la nueva tecnología: cámaras, computadoras,
programas y proyectores, fijan nuevos rumbos para los
entusiastas de las artes visuales que se sintetizan en el título
de sus exposiciones. “Más allá del Rollo”.
1991. Austreberto Silva Olivares y Víctor Landa Rico.
1995. Austreberto Silva y César Cárdenas, socios fundadores.
1997. Víctor Beltrán Corona y José Rafael Luque
en la crítica semanal.
26
Recorrido por la península
DEL PACÍFICO AL GOLFO
Yolanda Sánchez Ogás*
E
l 5 de noviembre de 2009 un grupo de profesores
jubilados, miembros del club de caminantes
Raramuri, creado y dirigido por el profesor José
María Lizárraga Jaime, nos dispusimos a iniciar una nueva
aventura. Algunos ya habían realizado esa caminata, para
otros era la primera vez, pero igual era el entusiasmo de
todos. El proyecto era la travesía “Del Pacífico al Golfo 2009.
El primer día llegamos al ejido Nuevo Rosarito, muy cerca
del paralelo 28, donde pernoctamos. A las primeras horas
del siguiente día el grupo se dirigió a la costa, a la playa
El Tomatal, a trece kilómetros del poblado, desde donde se
emprendería la marcha.
Como había que caminar trece kilómetros por la carretera
transpeninsular, emprendimos el trayecto protegidos con
gran aforo vehicular, sobre todo con camiones de carga. Se
decidió iniciar la caminata desde donde principia el camino
de terracería a la misión, consistente en 35 kilómetros. El
recorrido partió con cinco vehículos de apoyo, cuya función era
entregar agua y algunos alimentos para quienes caminaban.
Con gran energía se inició la caminata, la mayoría lo hizo a pie
y dos compañeros en bicicleta. Después de varias horas hubo
una primera estación para tomar un refrigerio y descansar un
poco.
*
El camino es una zona desértica poblada por numerosas
especies de plantas: desde los gigantescos cardones con sus
carnosos brazos, los cirios, de tronco esbelto y alto que termina
en dos o tres ramas formando caprichosas figuras. Hay también
zonas pobladas por torotes, de gruesos y retorcidos troncos
de escaso follaje debido a la sequía que existe en la región.
Biznagas, nopales, agave, chollas, mezquites, pitahayas y
muchas otras plantas que dan su especial belleza al desierto.
Otra riqueza es el trayecto por sí mismo, hecho por los
indígenas cochimí que vivieron en esas zonas hace mucho
tiempo; casi han desaparecido, quedan unos cuantos
descendientes que viven en la misión, así como algunos ranchos
que permanecen desde hace siglos y que en otro tiempo fueron
rancherías indígenas atendidas por la misión. Observamos
restos de lo que fue la ranchería de San Ignacito, donde todavía
existen trozos del muro que servía para contener el agua en
una parte del arroyo, y restos de piedra de construcciones.
San Ignacito se encuentra en una zona poblada de árboles de
mezquite y otras plantas que proveían de alimento a hombres
y animales, evidencia de ello son los restos de metates y manos
de metate que encontramos en el camino.
Después del breve descanso la marcha continuó, y alrededor
de las cuatro de la tarde los primeros caminantes llegaron a
Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C.
27
Un grupo de profesores jubilados realizan la travesía del Pacífico al Golfo, desde la playa El Tomatal hasta bahía de Los Ángeles.
la misión de San Borja. Allí se comprueba la capacidad de
los misioneros jesuitas para localizar sitios adecuados para
establecer una misión: agua suficiente, tierra para sembrar y
rancherías indígenas a las cuales catequizar. Además, el lugar
contaba también con las playas cercanas, Salinito, Tomatal
y Altamira, donde los indígenas acudían a capturar especies
marinas.
Según versión del señor José de Jesús Gerardo Monteón,
quien radica con su familia en la misión como únicos habitantes,
había varias rancherías que fueron integradas a la misión.
Eran Rancho San Ignacito, Aguaje de Guillermo Galván,
Rosarito, San Gregorio, Compostela, San Miguel, Marmolito,
Regis, rancho Santana y Buenaventura. Los jesuitas también
tenían acceso a las minas San Juan (cerca de Bahía de Los
Ángeles) y Compostela.1
Después de recorrer durante casi ocho horas el desierto
se llega a la misión. El sitio está localizado en un terreno
1
pequeño, plano, rodeado de cerros. En los cerros se aprecia el
diferente color de la cantera, resaltan los cortes que se hicieron
para sacar los bloques de cantera que se usaron para construir
la última etapa de la misión, la definitiva, y que permanece
hasta ahora.
Wenceslao Link construyó la misión en 1762. Primero
utilizó ramas para levantarla, pero era demasiado pequeña,
por lo que el misionero ordenó elaborar adobes para edificar
una misión más grande que la iglesia. Al salir los jesuitas de
la península en 1768, después del corto tiempo que estuvieron
los franciscanos en Baja California, llegaron los dominicos a
hacerse cargo de las misiones y fueron ellos los constructores
de la actual iglesia de cantera, terminada en 1801.
Una vez habilitado el terreno para la siembra, trasladaron
a diez soldados y a 300 indígenas ya bautizados de la misión
de Santa Gertrudis, localizada a unos 110 kilómetros (30
leguas) de San Borja; asimismo, trajeron cabras y ovejas;
Entrevista realizada por Yolanda Sánchez Ogás con el señor José de Jesús Gerardo Monteón, San Francisco Borja, 6 de noviembre de 2009. En la misión viven José
de Jesús, su esposa Ana Alicia Gaxiola García, sus hijos Ángel Eduardo, Brisa Amelia, Genaro, Noni María y tres nietos.
28
Playa El Tomatal en el océano Pacífico.
Gigantes cardones con sus carnosos brazos, cirios de tronco esbelto.
Biznagas, choyas, pitahayas.
sin embargo, el alimento era tan escaso que era imposible
sostenerlo por lo que se valieron de la cercanía de otras
misiones para que se enviara carne seca para los animales.
El capitán Fernando de Rivera y Moncada llegó a hacerse
cargo de la escolta y exploró los alrededores. En lo alto de
los cerros encontró unas mesas con mucho pasto y agua
en abundancia. Con tan buena noticia, se solicitó ganado
a otras misiones y les enviaron 650 cabezas de ganado
mayor; caballos, vacas y yeguas.
De esta forma se estabilizó la vida en la misión de San
Francisco Borja, a pesar de que nunca fue autosuficiente
y recibía apoyos vía Bahía de los Ángeles, a sesenta
kilómetros de distancia. Así estaba previsto desde su
fundación y se hizo durante más de cincuenta años que
duró en funciones. Primero bajo la administración de sus
fundadores jesuitas (1862-1768), posteriormente, de los
franciscanos (1768-1774), finalmente de los dominicos,
desde su llegada hasta el cierre de la misión. En general
las misiones de Baja California se cerraron debido a la
disminución de la población indígena.
Después de caminar 35 kilómetros de desierto, para
nosotros fue impresionante llegar a San Borja, rodeada
de cerros, planos en su parte alta, formando mesas.
Fue un gran alivio ver el edificio de la misión en buenas
condiciones de conservación; la primera de norte a sur
que se encuentra en pie y que es de cantera, la otra es
Santa Gertrudis. A un lado de la misión se halla un área
de cultivo donde hay granados, vid, palmas, cítricos,
olivos, algunos de ellos sembrados por los misioneros,
según versión de sus pobladores. La misión cuenta con
un ojo de agua suficiente para regar los árboles y para
las necesidades de sus habitantes y visitantes. Cerca de la
huerta hay varios pozos de agua termal, donde se puede
disfrutar de sus efectos curativos.
Actualmente existen restos de adobe de la misión
jesuita; además pudimos apreciar la extensión de la
primera misión. A un lado está el edificio de cantera
construido por los dominicos, que se conserva en buenas
condiciones debido a diversas obras de restauración que se
han realizado en los últimos años. Encontramos al joven
Ángel Eduardo Gerardo cubriendo las paredes de adobe
con lodo para su protección ante las próximas lluvias.
Igualmente la familia Gerardo, asesorada por personal
capacitado, ha elaborado algunos bloques de cantera
29
para restaurar las partes altas de la misión. Sobre esto hay
que decir que el señor José de Jesús trabaja la cantera con
conocimiento.
La misión de cantera forma un ángulo recto donde destaca
la iglesia, orientada de norte a sur, con su altar hacia el norte.
Allí se encuentra una pila bautismal también de cantera;
alrededor hay varias pilas para agua del mismo material,
de unos dos metros y medio por uno y medio de ancho y
un metro de profundidad. Otros objetos misionales son las
gárgolas y algunos barrotes, que se han conservado gracias
al cuidado de la familia Gerardo. En la parte sur de la iglesia
hay una escalera que conduce al campanario. En el resto del
edificio existen varios aposentos y otra pila bautismal.
Se puede ingresar a la misión por varios accesos, pero la
principal está al sur del edificio y sobre la puerta, el campanario
con dos campanas, una de tamaño normal y otra más pequeña
que no son las originales, aquellas fueron quitadas y tiempo
después se entregaron a una institución para protegerlas. Eso
ocurrió en 1962 cuando la misión estuvo abandonada por
tres años y no se han regresado. En 1960, habitaban en la
misión diez familias. La de Jorge Arce, Belisario Smith, Pifas
Madrigal, Carlos Díaz, Villavicencio, Margarito Arce, Camilo
Valdés, Marcos Villa, Pancho Camacho, y la de Federico
Arce. Eran descendientes de antiguos pobladores de la misión
y habían permanecido en el sitio, dedicados a la ganadería,
pero la sequía los obligó a abandonar su tierra. Belisario
Smith (padrastro de José Ángel) y su familia regresaron en
1963 y allí se mantienen.
La iglesia de la misión casi siempre permanece cerrada
porque no hay población que requiera sus servicios;
eventualmente se oficia misa. Sin embargo, cada año del 8 al
11 de octubre, los pobladores de los ranchos vecinos esperan
la fiesta en San Borja, la fiesta del Santo Patrono, San
Francisco de Borja Adac. Esos días se reúnen alrededor de
mil personas, quienes además de asistir a misa disfrutan de
bailes, comida y otras actividades festivas.
Existe un pequeño museo que la familia Gerardo ha
formado con algunos objetos antiguos elaborados por esta
familia a base de cantera y troncos de cirio. Con su sello se
pueden observar tres moldes para hacer lingotes de oro.
La mina de San Juan, muy cercana a Bahía de Los
Ángeles fue explotada por ingleses durante el siglo XIX,
con considerables beneficios, algunos de los restos están
en el Museo de Bahía y otros grandes artefactos metálicos
30
Torotes de gruesos y retorcidos troncos.
Agaves de especial belleza.
Desviación a la Misión de San Borja.
Fachada de la Misión de San Borja, construida por los misioneros jesuitas
en 1962.
están en el sitio del molino Las Flores, donde también se
encuentran el panteón y la cárcel.
En la misión hay un baño y la familia provee el agua;
así que después de una buena ducha nos dispusimos a
cenar y a disfrutar de un rato de canciones alrededor
de la hoguera. Desde allí pudimos admirar el bello cielo
cubierto de estrellas que contrastaban con la oscuridad
nocturna. Hacia la media noche salió la luna que aunque
estaba en cuarto menguante, iluminaba el cielo como si
fuera de día. Fue una velada espléndida.
Al día siguiente muy temprano, y guiados por el joven
Genaro Gerardo nos dirigimos a ver las pinturas rupestres
localizadas como entre quince y veinte kilómetros de
la misión. Subimos a la parte alta de los cerros para
apreciar de cerca los resguardos con pinturas; visitamos
unos ocho sitios, con lo que se enriqueció nuestra visita a
la misión. A las 10:30 reanudamos el camino hacia Agua
de Higuera, el siguiente sitio para pasar la noche. Con el
clima caliente y bajo un sol abrasador –que no nomás en
Mexicali hay–, varios compañeros recorrieron caminando
los 35 kilómetros que separaban ambos sitios.
Agua de Higuera es un sitio rodeado de cerros, quizá
por esa razón se escoge para pernoctar, o posiblemente
porque en un terreno lleno de plantas del desierto, con
muchas espinas, esa zona está plana y limpia. Tiene el
inconveniente de que sólo existe el agua en el nombre,
toda la que se requiera debe llevarse. Además, apenas
llegando encontramos otro problema. Un compañero
observó un animal metido en un pequeño hoyo en la
tierra, era un alacrán como de diez centímetros, cuando
lo sacaron paraba su cola y se revolvía muy enojado. La
mayoría quería matarle, pero no faltó la ecologista que lo
tomó y lo llevó a otro lado, muy cercano. Por si decidía
regresar a su casa, las mujeres optamos por dormir en las
camionetas.
La última etapa del recorrido fue de Agua de Higuera
a Bahía de Los Ángeles, 25 kilómetros. Después del
desayuno, salimos muy temprano a recorrer los primeros
ocho kilómetros de brecha, antes de llegar a la carretera
pavimentada. Por carretera el recorrido requiere doble
esfuerzo, por un lado el peligro de los vehículos, por otro,
el calor del pavimento que sube a todo el cuerpo, algunos
decidimos no caminar, pero hubo quienes hicieron el
Patio posterior de la Misión de San Borja.
31
Después de 72 horas de recorrido arribamos a Bahía de Los Ángeles, en el Golfo de Cortés.
recorrido sin omitir un solo kilómetro. Las valientes fueron
Carmen Alicia, caminando, y Rosa Quintero Favela en
bicicleta. Fue emocionante observar el Golfo de California,
cuando apenas 72 horas antes se inició el recorrido tocando
las aguas del Pacífico. Sobre todo, considerando que como
profesores jubilados, la edad de la mayoría está arriba de los
55 años.
De regreso pernoctamos en El Rosario y, como colofón,
llegamos a uno de los lugares más bellos de la costa del
Pacífico: la Lobera. Es un sitio a unos veinte kilómetros al
norte de El Rosario, de allí se sigue un camino a la costa, y
de pronto se llega a una zona donde las olas chocan con tanta
fuerza que se forman dos pequeñas bufadoras, pero lo más
impresionante es la lobera. Un simple hoyo en la tierra, de
unos 50 metros de diámetro que se ha formado precisamente
por el choque del agua con esa tierra de limo. La parte sur del
hoyo está comunicado con el mar y por allí penetran los lobos
32
marinos en grandes cantidades, allí descansan, sobre todo los
pequeños, que son de color blanco.
La Lobera es un sitio de gran belleza, que quienes gustan
de la naturaleza deben conocer. Además, a un lado se
encuentra una empresa dedicada a la cría de abulón; cuando
crece este molusco lo depositan en el mar dentro de sus jaulas
para que sus depredadores no lo dañen. Hasta ahora han sido
depositados 2 500 000 abulones, algo muy importante para la
preservación de esa especie y para la economía, considerando
que un kilo vale mil quinientos pesos.
En suma podemos decir, que este trayecto de costa a costas
fue una experiencia emocionante e ilustradora porque nos
permitió disfrutar de la naturaleza del desierto central de Baja
California y de un pasaje interesante de la historia regional,
la época misional. El proyecto es hacer este recorrido cada
año. ¡Ojalá más profesores y sus familias se unan al recorrido
del grupo Raramuri!
El Programa Bracero en Mexicali
(1942-1964)
Rubén Castro Bojórquez*
E
l 23 de julio de 19421 los presidentes Franklin D.
Roosevelt, de Estados Unidos, y Manuel Ávila
Camacho (1940-1946), de México firmaron el
Tratado de Braceros, que mediante convenios posteriores
perduró desde su firma hasta 1964.
El convenio reglamentó la contratación temporal de
trabajadores agrícolas mexicanos para laborar en los campos
de cultivo en los diferentes estados de la unión americana,
principalmente en California, Arizona, Colorado y Nevada,
entre otros.
Debido al estallido de la segunda Guerra Mundial (el 1
de septiembre de 1939) y a la inclusión de Estados Unidos a
partir del 7 de diciembre de 1941, posterior al ataque japonés
a Pearl Harbor, aquel país requirió soldados, lo que provocó
que muchos de sus trabajadores se unieran al ejército y
dejaran sus labores, por lo tanto la mano de obra se volvió
muy escasa y la agricultura sufrió perdidas significantes.
El convenio firmado entre los dos países ofreció la
oportunidad a millones de mexicanos para que cruzaran
la frontera y suplieran con su trabajo a los que lo habían
abandonado para irse a la guerra.
Las labores encomendadas a los mexicanos fueron
principalmente en los campos agrícolas y la construcción
de vías de ferrocarril, pero no fue raro que a los pocos años
se ocuparan en otros servicios, como en fábricas y en la
construcción.
Por muchos años la contratación de braceros ocasionó la
aglomeración de demandantes en ciudades como Nogales,
Sonora, y Ciudad Juárez, Chihuahua. En los años de 1942
a 1948 eran escasas las grandes aglomeraciones en Mexicali,
dada la incomunicación con el resto del país. Pero a partir de
1948, cuando se puso en servicio el ferrocarril Sonora-Baja
California, nuestra ciudad se convirtió en la preferida por
los aspirantes a braceros, que arribaban por cientos en tren,
venidos principalmente de los estados de Zacatecas, Durango,
Michoacán, Guanajuato y Jalisco, entre otros.
Por casi dos décadas era común ver recorrer por el centro
de la ciudad a campesinos del interior del país, esperando ser
contratados por las asociaciones estadounidenses creadas
para tal fin. Sus lugares de concentración eran la antigua
aduana, ubicada en avenida Obregón y calle México, y en
la Garita Internacional, ubicada en calle Melgar y avenida
Internacional (hoy Cristóbal Colón).
Trás la segunda Guerra Mundial (1939-1945) se desató la
guerra de Corea (1950-1952), por lo que siguieron faltando
hombres que laboraran la tierra en Estados Unidos, y como
consecuencia el programa continuó. Pero al término de las
guerras los soldados regresaron a su país y la mano de obra
externa dejó de ser necesaria; pero, además, el advenimiento
de las nuevas tecnologías (por ejemplo, la máquina de pizcar
algodón) contribuyó a que cada vez se contratara menos al
trabajador mexicano.
En los 22 años que duró el Programa Bracero se calcula
que alrededor de cuatro millones de trabajadores mexicanos
participaron en él, muchos de ellos permanecieron en Estados
Unidos como emigrados (green cards), otros más se quedaron a
radicar en Mexicali y su valle y en otras ciudades fronterizas;
los menos regresaron a su lugar de origen.
En la década de 1940, en el estado de Baja California, en
general, y en Mexicali, en particular, el Programa Bracero,
junto con el régimen de la zona libre, el reparto agrario y
la construcción del ferrocarril Sonora-Baja California,
contribuyeron al incremento de la población, y como resultado
de ello se dio la transformación del territorio a estado 29 de
la federación.
Al pasar de los años, adicional al gran apoyo que
los trabajadores mexicanos le brindaron a la economía
estadounidense en esos años, un segundo beneficiado fue la
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C. Correo Electrónico: [email protected]
1
http://www.contralinea.info/archivo-revista.braceros.
33
En esos años de la década de 1950, la garita de ingreso
y egreso a Caléxico se localizaba en la avenida Cristóbal
Colón (antes, Internacional) y calle Melgar. Muchos
trabajadores que laboraban en los campos agrícolas
cercanos radicaban en Mexicali y todos los días a las 15:00
horas regresaban a sus casas.
A los trabajadores seleccionados para ser contratados se
les hacía examen de salud y eran vacunados.
La garita de Mexicali, así como los comercios cercanos,
se veían invadidos por los mexicanos que esperaban ser
contratados.
34
1950. Miles de mexicanos se arremolinaban en la línea internacional en espera de ser contratados.
La foto tomada desde el techo de la garita muestra a los aspirantes a braceros en uno de los días de contratación.
economía de México, ya que los trabajadores enviaban dinero
a sus familias que se quedaron a radicar en su lugar de origen,
y ese recurso se convirtió en el tercer ingreso más fuerte para
el país (después del petróleo y del turismo).
En los recuerdos que todavía viven en mi memoria se
encuentran los casos de tres personas a los que mi padre,
Luis Castro López, dio alojamiento en diferentes tiempos
entre 1950 y 1953. Vivíamos en la vieja casa de la calle C
núm. 440, de la segunda sección, y recuerdo que esos señores
se quedaron por varios días mientras lograban cruzar al
otro lado, hasta que encontraran trabajo en la ciudad o se
regresaran a su lugar de origen.
Dos de ellos eran originarios del estado de Zacatecas y el
otro de Durango. En ese tiempo mi padre trabajaba en el
área de la aduana y la garita internacional; ahí los conoció
y los hizo sus amigos, y les ofreció ayuda, que no fue otra
que unos cuantos días de alojamiento y algo de comida. Los
tres hombres eran personas humildes, serviciales, amables y
con gran don de gente. Dos de ellos cruzaron la frontera, y
probablemente echaron raíces en alguna ciudad de California.
El tercero encontró trabajo en Mexicali, mandó por su familia
y se quedó a radicar en esta ciudad. Al tiempo, probablemente
veinte años después, uno de sus hijos entró a estudiar a la
Escuela de Arquitectura de la UABC (cuando yo fungía como
director), convirtiéndose en el primer profesionista de esa
familia originaria de Zacatecas.
35
Diez años de
Relatos de Baja California
E
n mayo del año 1999 inició el programa de televisión
Relatos de Baja California a través de La Imagen
del Conocimiento y de Cablemás, con la intención
de difundir testimonios orales, fotografías y documentos que
contribuyan a conocer la historia del municipio de Mexicali.
El objetivo central fue y sigue siendo entrevistar a mujeres
y hombres cuyas historias de vida sirvan para ilustrar las
diferentes etapas del crecimiento productivo y el desarrollo
humano de esta región.
Por Relatos de Baja California han desfilado destacados
mexicalenses, todos pioneros y fundadores del valle y la ciudad
de Mexicali. Así en el transcurso de estos diez años se han
expresado agricultores, empresarios, comerciantes, políticos,
profesionistas, maestros, obreros, artistas, deportistas, amas
de casa, periodistas, cronistas, funcionarios, damas altruistas,
investigadores, vendedores ambulantes, gente del pueblo y de
los estratos acomodados... en fin, la sociedad mexicalense en
su diversa conformación ha tenido cabida en el programa.
A diez años de su arranque Relatos de Baja California ha
realizado alrededor de 450 entrevistas, las cuales han mantenido
un alto nivel de calidad tanto en los testimonios históricodocumentales como en el aspecto técnico audiovisual.
Un acierto ha sido la difusión de fotografías en blanco y
negro del viejo Mexicali, de las familias pioneras y fundadoras
de ranchos, barrios, escuelas, empresas, comercios, edificios,
campos deportivos, asociaciones... protagonistas del auge
sociodemográfico del municipio solar.
*Editor y conductor del programa Relatos de Baja California.
36
Óscar Hernández Valenzuela*
Relatos de Baja California fue concebido y diseñado por
Sergio Ortiz Salinas y Óscar Hernández Valenzuela; en la
producción quedó a cargo América Robles, con la mira puesta
en dos programas por mes; después, con Carla Herrera al
frente de la producción se avanzó en la cobertura de temas
y personajes. Salvador León, el productor actual, se encarga
de elaborar un programa cada semana, el cual se estrena por
la señal de Canal 3 de Televisa regional desde hace cuatro
años.
Relatos de Baja California ha evolucionado conforme
la aceptación y la simpatía del público receptor ha ido en
aumento. Los mismos televidentes se han encargado de
sugerirnos el rumbo a seguir; las entrevistas, por ejemplo, se
hacen tomando en consideración las propuestas del público; el
material fotográfico, que es sustento e identidad fundamental
del programa, sigue fluyendo de manera generosa ahora con
el apoyo del Archivo Histórico del municipio, perteneciente al
Instituto Municipal de Arte y Cultura de Mexicali (Imacum).
Temas y personajes incluyen tanto la zona urbana y rural,
con lo que el programa ha aumentado su nivel de audiencia.
Actualmente, Relatos de Baja California mantiene una
agenda nutrida de entrevistas, las cuales continuarán en
tanto la televisión pública La Imagen del Conocimiento
de la Universidad Autónoma de Baja California mantenga
su presencia como opción televisiva para la audiencia de
Mexicali.
Milton Castellanos Everardo (1920- ), gobernador del estado de Baja
California de 1971 a 1977.
Miguel Ramos Galván (1913-2009), ingeniero civil, uno de los
constructores de la infraestructura física de la ciudad de Mexicali.
Antonio Puente Ortiz (1910-2006), profesor y pionero de la educación
física en Mexicali.
Luz Estela Quiroz de Pujol (1905-2000), maestra de educación primaria,
pionera en Mexicali.
Óscar Sánchez Ramírez (1929- ), ingeniero agrónomo, funcionario
federal, protagonista del desarrollo del valle de Mexicali.
37
AC O N T E C E R D E L A H I S T O R I A 1
R.C.B.
ENERO. FEBRERO. MARZO
ENERO
10 de enero de 1894. Nace en Tulancingo, Hidalgo, el ingeniero
José G. Valenzuela, quien fue notable maestro que llenó toda una
página de la historia de la educación de Baja California. Llegó en
1938 a Baja California en donde hasta 1959 desempeñó diversas
actividades relacionadas con el Distrito de Riego del Río Colorado
y como jefe de la Comisión Internacional de Límites y Aguas,
en ese último año fue designado director general de Educación,
campo al que dedicó, por vocación innata, sus mejores esfuerzos
hasta el 11 de diciembre de 1975, cuando pagó su tributo a la
madre tierra (foto 1).
Foto 1. Ingeniero José G. Valenzuela y el alumno José Carlos
Vizcarra. 1963.
19 de enero de 1919. Entra en vigor la conocida Ley Seca o Ley
Volstead, de la que fue autor el senador Andrew J. Volstead y
que se mantuvo por más de una década, propiciando un auge
inusitado en las incipientes poblaciones fronterizas del norte de
México, particularmente en Tijuana y Mexicali (foto 2).
Foto 2. Bar Gambrinos en la calle Melgar. 1920.
16 de enero de 1952. Nace el Estado 29. En el Diario Oficial de
la Federación de esta fecha, se publicó el decreto que creó el
Estado Libre y Soberano de Baja California, una vez que el 31 de
diciembre de 1951 fue aprobada por el Congreso de la Unión la
iniciativa que le había sido presentada por el presidente Miguel
Alemán. El hasta entonces Territorio Norte llenó con grandeza
los requisitos establecidos por la Constitución para convertirse en
estado (foto 3).
Foto 3. Baja California.
1
Celso Aguirre Bernal, Calendario cívico escolar, Editorial de Baja California, Mexicali, 30 de junio de 1994, 156 pp.
38
21 de enero 1909. Nace Guillermo Argote Camacho. Maestro de
música de origen jalisciense, quien, llegado aquí en 1951, organizó
varios conjuntos musicales y ejerció esa disciplina en escuelas de
la ciudad de Mexicali, principalmente en la Escuela Secundaria
Federal Número 18 (hoy 18 de Marzo). Fundó y fue el primer
director de la Banda de Música del Estado (foto 4).
27 de enero de 1937. Asalto a las Tierras. Este día un grupo de
campesinos mexicanos, encabezados por Hipólito Rentería y
los hermanos Guillén, tomó la patriótica decisión de ocupar las
tierras del latifundio de la compañía extranjera Colorado River
Land Co., al amparo de un gobierno revolucionario dirigido por
el presidente Lázaro Cárdenas.
Este hecho apresuró el reparto agrario en el valle de Mexicali,
con la entrega de más de 120 mil hectáreas a más de 5 mil
campesinos mexicanos; de ahí partió el desarrollo económico,
político y social de Baja California, junto con otras medidas
dictadas por el gobierno del presidente Cárdenas, entre ellas
la Zona Libre y la construcción del Ferrocarril Sonora-Baja
California (foto 5).
Foto 4. Profesor Guillermo Argote Camacho. 1963
29 de enero de 1911. Llega la revolución a Mexicali. La Junta del
Partido Liberal Mexicano presidida por Ricardo Flores Magón,
provisionalmente instalada en Los Ángeles, Ca., y que desde
antes de 1910 había combatido la dictadura de Porfirio Díaz, por
razones estratégicas, como lo estaba haciendo en el resto del país,
acordó extender la revolución a Baja California y para tal efecto
dispuso atacar la pequeña e indefensa población de Mexicali, la
madrugada de este día.
Ricardo Flores Magón, considerado como precursor de la
Revolución Mexicana y cuyos restos reposan en la Rotonda de
los Hombres Ilustres de la Ciudad de México fue un idealista,
soñador de un mundo de hermandad y de paz y sin experiencia
en las artes de la guerra, pronto perdió el control y el mando del
movimiento revolucionario, situación que aprovecharon soldados
extranjeros de fortuna que dieron motivo a que el movimiento
fuera tildado de “filibustero” y a su inmediato fracaso en el mes
de junio de ese mismo año (foto 6).
Foto 5. Mitin en Palacio de Gobierno. 1937
Foto 6. Soldados del ejercito Magonista. 1911.
FEBRERO
18 de febrero de 1965.
Condominios del Río Nuevo. En 1954
los pobladores instalados en los bajos del Río Nuevo fueron
rescatados de las inundaciones producidas por los constantes
desbordamientos del Río Colorado, y reubicados en la colonia
Foto 7. Condominios del Río Nuevo en la actualidad.
39
Baja California; en esta misma fecha se inició la construcción de
lo que se llama Condominios Montealbán en ese mismo lugar.
Por efectos de un sismo estos edificios fueron declarados
inhabitables, pero quienes viven ahí piensan que no es así y
continúan viviendo en ellos hasta la fecha (foto 7).
25 de febrero de 1948. Puente Miguel Alemán. El Diario Nuevo
Mundo este día presentó un proyecto para que se construyera
sobre el Río Nuevo de Mexicali otro puente a Pueblo Nuevo,
aparte de los que se hicieron en 1916, el Puente Colorado, y en
1925, el Puente Blanco, hoy conocido como Leyes de Reforma.
La idea fue recogida con interés y para llevarla a la práctica
se formó un Comité Pro-Construcción del que se llamaría puente
Miguel Alemán, con las siguientes personas: Abel Meléndez
Quintero, Rodolfo V. Ley y Carlos Salas Torres, quienes aportaron
$60,000 para iniciar la obra, el 20 de mayo de 1949. De paso
diremos que el Río Nuevo tenía bien ganada la fama de ser el
más contaminado del mundo (foto 8).
27 de febrero de 1944. En esta fecha se inició la construcción del
Foto 8. Puente Miguel Alemán. 1951.
Foto 9. Edificios del Banco Agrícola y de la Canaco. 1950.
primer edificio de la Cámara de Comercio de Mexicali (Canaco), por
la calle que ha tenido más nombres en esta ciudad; primero calle
Oriente, luego calle del Árbol, más tarde Ley de Alfabetización,
enseguida calle del Comercio y actualmente Peritus.
Años después, este edificio se modificó y posteriormente se
rentó al construirse una nueva sede de la Canaco de Mexicali
en el Centro Cívico, en la esquina que forman las avenidas
Independencia y Anáhuac (foto 9).
MARZO
29 de marzo de 1953. Este día fue electo el Congreso Constituyente
del novel Estado Libre y Soberano de Baja California, quedando
integrado de la siguiente manera: licenciado Evaristo Bonifaz
(Ensenada), presidente; Miguel Calette Anaya (Tijuana),
diputado secretario; Celedonio Apodaca (Mexicali), diputado
prosecretario; y diputados doctor Francisco Dueñas Montes
(Mexicali), Aurelio Corrales (valle de Mexicali) y licenciado
Francisco H. Ruiz (Ensenada y Tecate) (foto 10).
40
Foto 10. Reunión del Congreso Constituyente con el
licenciado Alfonso García González, gobernador interino del
naciente estado de Baja California. 1953.
14 de marzo de 1903
fundación de mexicali*
R.C.B.
29 de agosto de 1968. Inauguración del Simposio sobre la Fundación de Mexicali. En el presidium, de izquierda a derecha: persona no
identificada, licenciado Rafael Soto Gil, rector de la Universidad Autónoma de Baja California; licenciado Edmundo Rodríguez, gerente
del Banco de Londrés y México; ingeniero Roberto Mazón Noriega, diputado; José María Chemalo Rodríguez Mérida, presidente municipal;
profesor Julio T. Pérez, director de Educación del Estado de Baja California.
M
exicali, como el resto de las ciudades del estado,
no tuvo una fundación formal o previamente
concebida, sino que nació “porque tenía que
nacer”, una vez que se descubrió su piedra de toque, su
detonante: el agua de riego para hacer producir su fértil y
extensa planicie. Los cucapás, llegados a esta región hacía el
año 600 de nuestra era y que vieron más allá del horizonte,
utilizaban el agua del Colorado en precarias obras de
irrigación.
Pese a que es una ciudad joven no se conocía su origen,
sobre el cual se aventuraban varias hipótesis; por lo que,
siendo presidente municipal el señor José María Rodríguez
Mérida, (primer ciudadano nativo que ocupaba ese puesto),
en nombre del V Ayuntamiento que dirigía, convocó a un
simposio de historia para dilucidar ese problema y en su caso
fijar una fecha de fundación de la ciudad. El evento inició el
29 de agosto de 1968 y se prolongó por cerca de dos meses,
tiempo en que su jurado, integrado por reconocidas personas
en el conocimiento de esa disciplina, después de analizar serena
y juiciosamente todas y cada una de las ponencias presentadas
y asimismo sopesar con mesura los testimonios de antiguos
residentes llegados aquí a principios del siglo XX (como las
familias Villarino, Chacón, González, Vizcarra, etc.), resolvió
adoptar el dato más idóneo: aquel en que Mexicali tuvo su
primera autoridad política y judicial. En estas condiciones,
el jurado, por mayoría aplastante de sus miembros (con una
sola excepción) acordó como la fecha más idónea el 14 de
marzo de 1903, cuando Manuel Vizcarra fue nombrado juez
auxiliar por el ilustre Ayuntamiento de Ensenada.
Dice el punto noveno del dictamen: “…día ligado
directamente a su origen, por serle cercano en el tiempo y
por significar un reconocimiento expreso de parte de las
autoridades”. Esta fecha ya es una tradición en Mexicali.
Desde su nacimiento Mexicali tuvo un crecimiento
acelerado. En sus primeros cinco años, su infancia histórica,
tuvo varias categorías políticas. En 1903, fue una localidad
con un juez auxiliar; en 1904, subió a sección municipal,
desplazando prácticamente a Los Algodones, cabecera de la
sección IV municipal, tuvo entonces un Juzgado de Paz, y en
1905 ya fue Subprefectura Política junto con Tijuana.
En 1915 alcanzó la categoría de municipalidad y cabecera
del Distrito Norte y en 1952, capital del novel estado 29.
* Celso Aguirre Bernal. Calendario Cívico Escolar. Editorial de Baja California. Mexicali, 30 de junio de 1954. 156 pp.
41
Libros, reseñas, comentarios...
Sergio Noriega Verdugo
A la vera del Colorado: Reminiscencias de Carlos A. Rubio Parra
T
al vez Carlos Ariel Rubio
Parra no requiera mucha
presentación, pues se trata
de una persona bastante conocida en
Baja California: un servidor público,
nuestro presidente municipal de 1962
a 1965. Nacido en Morelia, Michoacán,
el 15 de mayo de 1917, fue el primero
de cuatro hermanos y único varón
de la pareja Adán Rubio Raigadas y
Carmen Parra Villanueva. Don Carlos
fue un muchacho aplicado e inquieto,
quien tomó muy en serio sus estudios
desde el principio y en diversas escuelas
y ciudades del centro del país. Egresó
como ingeniero agrónomo de Chapingo.
Se especializó en la agricultura de
riego y llegó a Mexicali comisionado a
trabajar en el recién formado Distrito
de Riego del Río Colorado, en febrero
de 1940.
La autobiografía de Carlos Rubio
Parra es un regalo para todos a los que
nos interesa la historia de Mexicali,
la agricultura del valle, y la función
pública. Además, su lectura es un deleite
que nos permite conocer al hombre
privado que fue servidor público la
mayor parte de su vida.
Desafortunadamente no tuve el gusto
de conocer bien a nuestro personaje;
sus años en la presidencia municipal de
Mexicali coincidieron con mi época de
estudio en la universidad en San Diego,
California. Sin embargo, hace menos de
un lustro una mañana lo encontré con
algunos amigos y con su hijo Gustavo
desayunando en el Casino de Mexicali.
Ahí lo escuché decir que por algún
tiempo estuvo viviendo en Mexicali el
ingeniero Adolfo Orive de Alba, quien
fuera secretario de Recursos Hidráulicos
y negociador del Tratado de Aguas
Internacionales de 1944, entre México
y los Estados Unidos. Su anécdota me
pareció muy interesante y tuve entonces
el atrevimiento de recomendarle que
escribiera sobre sus experiencias,
sin saber que su autobiografía ya se
encontraba avanzada.
Creo que la siguiente vez que lo vi fue
el 26 de mayo de 2007, precisamente en
la presentación de su libro. El auditorio
de la Casa de la Cultura estaba repleto
de personas de diversos estratos
sociales. Después de algunas palabras
de reconocimiento del licenciado Milton
Castellanos, don Carlos habló con
particular orgullo de su vida en estas
tierras y al final dijo “¡bendita tierra de
Mexicali!”. La verdad es que me sentí
conmovido, pues me convenció de que
se trataba de un hombre sincero, hijo
adoptivo de Baja California, que amaba
a esta tierra y a su gente. Aunque
quería que me autografiara el libro que
* Miembro de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A. C.
42
llevaba conmigo en la ceremonia, pensé
que sería mejor esperar otra ocasión,
cuando no hubiera tantas personas,
pensé que lo volvería a ver en el Casino
de Mexicali, pero pocas semanas
después, don Carlos murió.
A la vera del Colorado revela que
Carlos Rubio Parra fue un hombre
de familia. No sólo en el sentido de
convivir por casi sesenta años con su
pareja doña Cristina Díaz Feregrino, y
porque hayan logrado crear una familia
de seis hijos varones (Gustavo, Alfredo,
Guillermo, Luis, Milton y Jorge),
distinguidos miembros de nuestra
comunidad, sino que la memoria que
tuvo él de sus padres, de sus hermanas
y de su tío Clodio, atestiguan que
la influencia familiar fue formativa,
perdurable y amorosa.
A este respecto, cabe tomar en
cuenta la caracterización que hace el
autor de su papá:
Mi
padre,
hombre
inteligente
y
estudioso, fue siempre una persona
honesta hasta la exageración. Toda su
vida buscó y compró los mejores libros
a su alcance; los leyó y estudió todos.
Fue cuidadoso y amoroso con mi mamá,
con mis hermanas y conmigo. Siempre
lo recuerdo con admiración y con
profundo cariño hago reconocimiento a
su intachable conducta y a sus pláticas
siempre honestas y positivas.1
Esta apreciación familiar pone en
alto relieve lo que su padre representó
para él.
Uno de los pasajes más elocuentes
y patrióticos del texto precisamente
corresponde a un escrito de su padre,
Adán Rubio Raigadas, dirigido a su
hijo Carlos, cuando éste tenía apenas
once años, el 23 de julio de 1928. La
carta se ocupa del entierro solemne del
general y presidente electo de México
Álvaro Obregón, en el sur del estado
de Sonora. La misiva termina con un
suplicio diciendo:
¡Huatabampo!, guarda con cariño como la
madre retiene en su regazo al hijo querido,
En su narrativa, don Carlos nos dice
quiénes fueron sus maestros desde el
kinder, lo que revela la importancia
que tuvieron en su vida. Al mencionar
sus nombres y el de las escuelas deja la
impresión que se trata no sólo de un
reconocimiento para quienes fueron sus
mentores, sino una muestra de gratitud
y cariño.
En el primero de seis capítulos hay
una sección que se titula: “Orgulloso hijo
de Chapingo”. La escuela de entonces
en Texcoco era semimilitarizada
y dependiente de la Secretaría de
Agricultura y, por lo tanto, los cambios
de secretarios repercutían en el manejo
de la institución. Don Carlos menciona
la ingrata visita que realizó a su escuela
Tomás Garrido Canabal, ex gobernador
de Tabasco, a su retiro de la Secretaría
poco después, durante el sexenio de
Lázaro Cárdenas. “El 15 de junio de
1935 salió el licenciado Garrido de la
secretaría y desaparecieron casi todos
los camisas rojas... De inmediato hubo
cambio de autoridades en la escuela...”3
No obstante, el joven Carlos prosiguió
con sus estudios y en el camino hizo
amigos que lo fueron para toda la vida.
En febrero de 1940 el agrónomo
Rubio Parra, bajo las órdenes de la
Comisión Nacional de Irrigación, salió
de la Ciudad de México a Mexicali.
palacio de gobierno, me presenté con el
ingeniero José G. Valenzuela, residente
del Distrito de Riego, persona a la que
desde el momento que conocí y traté,
estimé y admiré toda mi vida...4
El cuarto capítulo del libro que nos
ocupa se titula: “Una gran experiencia
profesional: la presa Morelos”. El autor
nos dice que con motivo del Tratado
Internacional de Aguas se creó el
compromiso de crear dos presas, una
en Estados Unidos y la otra en México,
para cumplir con la cuota asignada a
nuestro país durante un plazo de cinco
años, a partir de su entrada en vigor, el 8
de noviembre de 1945. Desde la decisión
de construir la presa mexicana junto a
Los Algodones, nuestro protagonista
participó primero en la construcción y
después en la operación de esta obra de
infraestructura hidráulica, que permite
el suministro del liquido al valle de
Mexicali.
Posteriormente, el ingeniero Rubio
Parra colaboró con el titular del Distrito
de Riego del Río, el ingeniero Eligio
Esquivel Méndez, quien después sería
candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) a la gubernatura
del estado de Baja California. En la
opinión de nuestro protagonista:
Por mi parte pensaba que el mejor
el cadáver de este glorioso patriota que
la nación mexicana te entrega en estos
Recogí las órdenes de pasaje y el último
candidato, el más capaz para desempeñar
momentos y vela porque su tumba esté
miércoles de febrero de 1940 llegué a
el cargo de gobernador, por su capacidad,
siempre cubierta de flores frescas recogidas
Mexicali, sin pensar entonces que sería
cualidades
de las riberas del Mayo, que con su perfume
para siempre. En las oficinas de la
problemas fundamentales del estado, era
embalsamen el ambiente donde vaga el
Comisión Nacional de Irrigación, que
Eligio Esquivel Méndez, a quien animé
espíritu de este gran soñador.
estaban en la planta alta del denominado
para que se decidiera a participar.5
2
y
conocimiento
de
los
Carlos A. Rubio Parra, A la vera del Colorado: Reminiscencias, p. 28.
Ibidem, p. 27.
3
Ibidem, p. 49.
4
Ibidem, p. 60.
5
Ibidem, p. 145.
1
2
43
Una vez gobernador, el ingeniero
Esquivel nombró a Rubio Parra titular
de la Dirección de Obras Públicas
del gobierno estatal. Y en 1962 fue
designado candidato del PRI a la
presidencia municipal de Mexicali.
El título del sexto y último capítulo
de la autobiografía refleja la actitud y
disposición de su autor: “Trabajando por
Mexicali como presidente municipal”.
Cuenta que unas semanas antes de
iniciar su gestión se enteró y luego le
hizo frente a “un pasivo muy elevado
con diversos acreedores y sueldos no
cubiertos durante varias quincenas al
personal no sindicalizado”.6 Pasada la
celebración de la toma de protesta, dice
haber despertado a la realidad:
R.C.B.
Muy temprano se me presentó el alcaide
de la cárcel municipal a decirme que
no tenía ni un solo centavo para dar
el desayuno de los internos. Le pedí
dinero prestado a mi papá –quien se
había trasladado desde la Ciudad de
México para acompañarme– y obtuve la
cantidad necesaria de inmediato...7
A pesar de los muchos problemas
que se tuvieron, la administración de
Carlos Ariel Rubio Parra logró dejar
obras muy positivas para el municipio,
entre las cuales destacó el Bosque de
la Ciudad. Sin embargo, lo que mejor
describe su trayectoria fue haber servido
al pueblo que adoptó e hizo suyo.
6
7
Ibidem, p. 163.
Ibidem, p. 166.
44
1950. Estación de gasolina “Servicio Islas”, ubicada en avenida Lerdo y calle F, surtía
gasolina mobiloil (todavía no operaba Pemex en Mexicali). Nótese los automóviles:
probablemente un Plymouth 1947 y un Chevrolet 1949, sobresalen dos grandes pinos
salados. Atrás, el tanque elevado de la planta de agua de la ciudad. La construcción tipo
almacén de la derecha, era el cuarto de bombas de la planta (mucha gente le decía “la
bomba del agua”), obsérvese también en el centro de la calle el alumbrado público y el
semáforo, ambos de tipo “piñata”, únicos existentes en ese año. Estas instalaciones fueron
demolidas en 1956, construyéndose sobre este terreno el hospital del Seguro Social (IMSS) y
la planta se cambió a la colonia Pro-hogar en Río Culiacán y Plan de Ayutla.
P Á G I NA S D E H I S T O R I A
R.C.B.
Manuel Gómez Morín en Baja California. Líderes del PAN 1945-2000. Francisco Lizárraga
Ochoa. Edición particular, septiembre de 2000. Mexicali, B. C., 167 páginas, formato 20 cm
x 27 cm. rústico. Reseña de algunos acontecimientos históricos del Partido Acción Nacional
(pan) en Baja California, de 1945 al 2000. Contiene anécdotas y entrevistas de militantes del
partido en todos esos años.
Mexicali 100 años a través de la historia. Antonio Gastélum Gámez y
Pacheco. Edición particular, 2003. Mexicali, B. C., 102 páginas, formato 14 cm x 21 cm, rústico.
Contiene un número importante de anécdotas y relatos de la historia de Mexicali, de 1903 a
2003, reseñados por un viejo residente avecindado en Mexicali desde 1937.
Personajes notables. Retratos autobiográficos. Valdemar Jiménez Solís. Algibe Editorial. Abril
2005. Mexicali, B.C., 206 páginas, formato 14 cm x 21 cm, rústico. El autor relata semblanzas
de personajes bajacalifornianos con los que ha tenido contacto y amistad a lo largo de su vida.
Ilustra el libro con un número importante de fotografías.
La región del kilómetro 57 (la tierra que aferra). Francisco Javier Palacios Flores. Instituto
Municipal de Arte y Cultura de Mexicali (Imacum). 2007. Mexicali, B.C., 202 páginas, formato
16 cm x 23 cm, rústico. Narrativa histórica de la hoy Delegación Colonias Nuevas y su centro
de población, Ciudad Coahuila, antes Estación Kilómetro 57. Datos históricos, anécdotas y
fotos ilustran el libro.
83 años después
R.C.B.
1916. Así lucía la Escuela Primaria Cuauhtémoc el día de su inauguración el 16 de septiembre de 1916. El gobernador del
distrito, coronel Esteban Cantú Jiménez, y el H. Primer Ayuntamiento, que presidió el señor Francisco Bórquez Félix, hicieron
la inversión necesaria para su construcción, iniciada en 1915.
2009. Así luce hoy el antiguo edificio de la Escuela Cuauhtémoc, transformado en Casa de la Cultura de Mexicali en el año de
1974. El edificio ha albergado a través de sus 83 años de vida, además de la escuela primaria, a la Universidad Autónoma de
Baja California, a la Escuela Normal Fronteriza, al Instituto de Ciencias y Artes del Estado (ICAE), a la Escuela de Artes
Plásticas, entre otras instituciones. Este edificio es el más antiguo de Mexicali.
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