El Río Revista de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C. Año iii, núm. 7, enero-marzo de 2010 Imágenes de la patria chica • Hardy en el Río Colorado • Diez años de Relatos de Baja California • La ruta postal de Butterfield en Mexicali • Grupo Imágenes historia y cultura a través de la fotografía • Recorrido por la península • El Programa Bracero en Mexicali Índice Editorial1 Sergio Noriega Verdugo Números de la historia Sergio Noriega Verdugo El Río 2 Historias de lo cotidiano: Imágenes de la Patria (chica)3 Miguel Esteban Valenzuela Robles Diez años de Relatos de Baja California 9 Óscar Hernández Valenzuela Hardy en el Río Colorado 11 Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar La ruta postal de Butterfield en Mexicali16 Óscar Sánchez Ramírez Grupo Imágenes, historia y cultura con la fotografía Austreberto Silva Olivares Recorrido por la península Yolanda Sánchez Ogás 21 28 El Programa Bracero en Mexicali Rubén Castro Bojórquez 34 Episodios Universitarios37 RCB Acontecer de la historia RCB 38 14 de marzo de 1903 RCB 41 Libros, reseñas, comentarios... Sergio Noriega Verdugo 42 Páginas de historia RCB 45 83 años después RCB contraportada INVITACIÓN La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. invita a todas las personas amantes de la historia, aficionados o expertos, a asistir a sus reuniones y, de ser el caso, a formar parte de ella como socios activos. Las sesiones se llevan a cabo todos los miércoles a las 18 horas en la Sala Junta de Gobierno del Centro de Estudios Sobre la Universidad de la uabc, ubicado en la planta baja del edificio de Investigación y Posgrado en blvr. Benito Juárez. Teléfonos: (686) 566 9592 y (686) 841 2076 Revista de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A.C. Año iii, núm. 7, enero-marzo de 2010 Mexicali, Baja California, México Mesa directiva 2009-2011 Sergio Noriega Verdugo, presidente Yolanda Sánchez Ogás, vicepresidenta Miguel Esteban Valenzuela Robles, secretario Eduardo Andrade Cisneros, tesorero Presidenta honoraria vitalicia Yolanda Sánchez Ogás Revista El Río Director y diseñador: Rubén Castro Bojórquez Comité editorial: Luz Mercedes López Barrera, Rubén Castro Bojórquez, Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar, Sergio Noriega Verdugo, Benjamín Rentería Camino Captura: Catalina Rojas Monzón y Ana Isabel León González Digitalización y apoyo tipográfico: Lydia Coronel Yáñez Apoyo logístico: María Teresa Ponce León Elaborada en cesu-uabc Las fotografías utilizadas en la elaboración de esta revista pertenecen a las colecciones de: Archivo Histórico del Estado de Baja California • Archivo Histórico del Municipio de Mexicali • Centro de Investigaciones Culturales (cic) Museo uabc • Centro de Estudios Sobre la Universidad (cesu-uabc) • Biblioteca Pública Central Estatal • Instituto Municipal de Investigación Urbana de Mexicali • Particulares. Se reciben colaboraciones de artículos de historia regional (extensión de 3 a 6 cuartillas, en Arial 12, a doble espacio), de preferencia con ilustraciones. Dirigirlas a: [email protected] Esta revista se distribuye gratuitamente. Si desea obtener un ejemplar, puede solicitarlo en las oficinas del cesu-uabc. Historia a partir del presente E ntender el pasado nos conmina a buscar y documentar lo ocurrido, y también a interpretarlo. Estas dos tareas debemos realizarlas si es que pretendemos ser considerados historiadores. No basta la recopilación de datos, por importantes que puedan ser, si no hay también un esfuerzo por explicar los hechos y cómo estos deben ser considerados. La historia es más que la narración de acontecimientos secuenciados en orden cronológico. La selección de estos debe estar razonada. ¿Qué nos dicen los hechos? ¿Qué los hace importantes? ¿Cuál es la relevancia de dicha información? Todas estas preguntas deben ser abordadas en cualquier esfuerzo de escribir historia. Aún en esos casos en los que parece que los sucesos hablan por sí mismos, contar la historia normalmente requiere de una selección de lo que es relevante, y ello implica aplicar el criterio de quien selecciona. Puede ser que seamos inconscientes de los juicios que empleamos (por ejemplo, cuando nos proponemos escribir la historia regional) porque nos parece de sentido común, o tal vez porque creemos que todos los demás comparten nuestra interpretación. Pero nuestros lectores podrán disentir, ese es su derecho Por otro lado, no es malo usar el criterio de quien escribe. Malo podría ser no darse cuenta de cuál es el de uno propio. Las apreciaciones empleadas pueden ser numerosas y podrían reflejar cosas diferentes. Por un lado, está la información de que disponemos; por otro, nuestros valores, y qué decir de nuestra educación y de nuestra capacidad de relacionar las cosas ocurridas. Una cosa es admitir nuestro propio criterio y manifestarlo al lector o a los oyentes de nuestra interpretación de la historia. Otra es dejarlo oculto. Puede resultar muy cómodo escribir la historia como una relación de hechos que nada tiene que ver con nosotros. Es posible que pensemos que la historia es una y que lo nuestro es aparte. Pero la verdad es que ambos estamos intrínsicamente relacionados. Ahora, también puede ser que no queramos contaminar los hechos con nuestras preferencias o prejuicios. Ello implica una decisión que debamos abordar de manera consciente y responsable. Para ubicarnos en el momento actual, consideremos la oportunidad que tenemos enfrente: los aniversarios de la Independencia y de la Revolución de México en el año de 2010 nos invitan a participar en su historia. Participar en ello requiere, además de recopilar datos, también de interpretarlos. Para efectos de una interpretación adecuada, debemos estar conscientes de que la historia se hace a partir del presente. Es decir, son los tiempos que vivimos los que dan color y matizan nuestra concepción de lo ocurrido. Ligar el pasado con el presente nos lleva a pensar del rumbo que sigue nuestro país. Y es que hacer esta ligadura nos obliga a reflexionar sobre cómo somos y cómo hemos llegado hasta aquí. Un problema que habremos de confrontar tiene que ver con la crisis por la que atravesamos. El malestar que ella provoca seguramente nos llevará a explicar nuestra historia, para bien o para mal. Sergio Noriega Verdugo 1 N Ú M E RO S D E L A H I S T O R I A Sergio Noriega Verdugo* Habitantes analfabetas y porcentaje de la población de diez y más años, por género, en México, en Baja California y en el municipio de Mexicali, 1910, 1921, 1930 Habitantes Porcentajes 1910 1921 1930 7 817 064 3 158 6 973 855 5 059 7 223 901 8 100 Mexicali n. d. n. d. 5 623 3 605 295 3 195 842 3 220 686 2 052 n. d. 3 164 n. d. 4 413 3 146 Hombres México Baja California Mexicali Mujeres México Baja California Mexicali 4 211 769 1 106 n. d. 3 778 013 1 895 n. d. 4 003 215 3 687 2 477 Fuentes: Censos de Población citados en INEGI, Estadísticas Históricas de México, Tomo 1, 3ª edición, mayo de 1994; y Quinto censo de población, 15 de mayo de 1930, Baja California, Distrito Norte, México, D. F., 1933. Nota: El tiempo que separa el censo de 1910 a 1921 es de 11 años y 34 días, y entre 1921 y 1930 es de ocho años y 166 días. n. d.: cifras no disponibles. Comentarios: 1. Los porcentajes de analfabetas de diez y más años de edad sugieren que el problema en México y en Baja California disminuyó de manera sostenida de 1910 a 1930. 2. La disminución del porcentaje de analfabetas en México bajó sólo 9.6 puntos porcentuales en México, en tanto que en Baja California bajó 20.1 puntos. 3. En México, los porcentajes de mujeres analfabetas superaron en cada año a los de hombres. 4. En Baja California, las diferencias entre analfabetas hombres y mujeres son considerablemente menores que las que existieron en el país. Es decir, hubo más equidad en cuanto a género. 5. De 1921 a 1930, un periodo de ocho años y medio, el ritmo de mejoría disminuyó en Baja California y el resto del país. * Economista; presidente de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A. C. 2 1921 1930 71.1 42.8 64.8 27.7 61.5 22.7 Totales Totales México Baja California 1910 México Baja California Mexicali Hombres México Baja California 24.1 66.5 43.4 51.6 26.7 56.7 19.3 22.0 Mexicali Mujeres México 75.4 67.6 66.0 Baja California 41.9 29.4 24.4 Mexicali 27.5 Fuente: Los porcentajes fueron calculados por el autor con base en los datos del cuadro anterior. Nota: Los porcentajes relacionan el número de analfabetas con la población existente de 10 y más años de edad. En México el porcentaje de analfabetas de diez y más años bajó en 3.3 puntos porcentuales y en Baja California 5 puntos. 6. En todo el trayecto el analfabetismo, entre hombres y mujeres, ha sido considerablemente más bajo en Baja California que en el resto del país. 7. Es presumible que el avance en cuanto a quienes saben leer y escribir se deba principalmente al sistema escolar. 8. En Mexicali, en 1930 el porcentaje de analfabetas superó al resto del Distrito Norte de Baja California. Ello posiblemente se deba a la fuerte inmigración que alcanzó la delegación (municipio) y a que la mitad de la población era rural y, por ende, más difícil de proporcionar la educación escolar. H I ST O R I A S D E LO C O TI D I A N O Imágenes de la Patria (chica) Miguel Esteban Valenzuela Robles* E n el año 2005 el historiador Enrique Florescano publicó una de sus obras más prolíficas en cuanto a la investigación histórica: Imágenes de la Patria a través de los siglos.1 En ella detalla la influencia de la iconografía en el desarrollo histórico de México y postula la tesis de que las imágenes han constituido el mensajero idóneo para construir las ideas de patria y de nación, además de forjar las diversas identidades para que los grupos divergentes unieran sus ideales en un solo concepto de país. De esta forma se reconoce de qué manera el juego de imágenes contribuye a la consolidación histórica de un país, de una región, de una familia; en fin, de cualquier grupo social ávido de metas comunes. Ahora bien, ¿puede una comunidad alejarse de algo tan superfluo como lo es la imagen?; o, dicho de otro modo, ¿la imagen hace a la comunidad? Estos planteamientos no escapan del contexto regional, ya que se proponen bases importantes para que la región se distinga y genere un proyecto común que establezca cómo la cotidianeidad tiene algo de extraordinario. Pero, considerando las formas de crecimiento y colonización de Mexicali y su valle, e incluso de Baja California en su conjunto, ¿qué imágenes representan a estas comunidades?, o ¿qué interpretación iconográfica se puede tener de Mexicali o de las poblaciones de Baja California? Todo lo anterior deriva a un cuestionamiento adicional: ¿cuáles son los usos y costumbres en la gráfica de la identidad mexicalense? Bajo estas notas la imagen de nuestra comunidad local puede tener una connotación no tan sencilla, dadas las condiciones de migración, intercambio de frontera y la lejanía geográfica del concepto de México como nación. Así, describir a Mexicali en su contexto puede ser labor de titanes. El recuento sobre los detalles de uno u otro concepto o lugar, así como la apreciación de la iconografía local, hacen que la labor descriptiva de nuestra ciudad no tenga un concepto uniforme y, por ende, se vuelva un poco presta a la divagación y al aprecio que el autor deposite en su arte. En lo anterior, además, ha de considerarse la condición de la temporalidad, es decir, el tiempo y el uso que en su momento se le dio a tal o cual expresión iconográfica de Mexicali. En este sentido, Florescano detalla que la evolución de las imágenes históricas, en sus diversas manifestaciones, procura explicar el pasado y determinar identidades en las sociedades. Así, México ha logrado una colección de imágenes que definen muy bien su pasado indígena, colonial, independentista, juarista, porfirista y revolucionario; hasta llegar a los modernos usos de imagen gubernamental. Cada expresión gráfica o plástica ha sido marcada por el mensaje que la condición de temporalidad le requería. En el caso de las expresiones gráficas sobre Baja California, y en especial sobre Mexicali, la condición de * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C. Correo electrónico: [email protected] 1 Enrique Florescano, Imágenes de la Patria a través de los siglos, Editorial Taurus, México, D.F., 2005. 3 Carteles alusivos a la marca Mexicali Rose, en expresión cinematográfica en productos de empaque agrícola. Publicidad de la cerveza Mexicali hacia finales de los años de 1920. El manejo folklorista de la ciudad y su ámbito eran recursos para la atracción de turismo. temporalidad ha sido imperiosamente la “diseñadora oficial” de estas expresiones. De esta manera, en nuestra región se ha impregnado el sentido de la condición fronteriza y el empeño por sobresalir en la geografía social, política y económica de México, lo que ha labrado –poco a poco– el concepto de Mexicali, adquiriendo nuevos matices y valores de percepción cada vez más consolidados. Así, el conjunto de imágenes que sobre Mexicali se concibieron desde los primeros años de la década de 1920 encerraban a la naciente población en una expresión de relajamiento permanente. En esos años Mexicali era para divertirse, por lo menos a los ojos del turismo. Por lo anterior, todas las expresiones de la gráfica local encerraban identidades poco reales sobre las condiciones de Mexicali y de sus habitantes. Tan sólo con observar los carteles de promoción de la cerveza Mexicali podrá notarse cómo se recurría al manejo folklorista de nuestra ciudad. Con el estribillo de “old México”, a Mexicali se le vendía con la imagen de remanso pasivo y delicioso; muy apto para la diversión. De cierto modo esta marca comercial representó por muchos años el sentido atractivo de Mexicali. La fabricación de cerveza y el desarrollo de la ciudad fueron de la mano hasta entrada la década de 1950, y su imagen comercial siempre estuvo condicionada a la de Mexicali. Douglas Atkin lo establece de la siguiente forma: “el culto a la 2 4 Folleto promocional de la Cabalgata del Desierto publicado en 1948. Prevalece la visión folklorista de la vida en Mexicali. marca condiciona la función social del consumidor y asume respuestas colectivas a imágenes colectivas”.2 Así, por mucho tiempo, la cerveza Mexicali fue el reflejo de lo local, desde la perspectiva iconográfica, lo que, aún hoy en día, expresa pertenencia e identidad regionales. En esas épocas se carecía de alguna referencia iconográfica superior a la expresión comercial; quizá sólo rescatada por los carteles de la película Mexicali Rose, la expresión gráfica local careció de alegorías, murales o retablos que expresaran el sentido del trabajo local, el proyecto de ciudad que se gestaba y, sin ir más lejos, el proyecto de gobierno que en su momento gestionaron el coronel Esteban Cantú y los subsecuentes gobernadores. La generación de productos de comunicación gráfica de la época se tornó escasa porque la “imagen” no era una condición de gobierno reconocida por la autoridad del momento. Asimismo, tampoco se aprecian carteles de política pública, educativa o de concientización social; acciones que, con excepción de las ediciones de la prensa local del momento, las autoridades en turno trabajaban con la mayor discreción. En el gobierno de entonces no se deslumbraba un esfuerzo por concientizar a la población sobre su identidad local, de cómo se formaba una nueva ciudad con su esfuerzo y de la que ellos eran parte protagónica. Douglas Atkin, The Culting of Brands, Penguin Books, Londres, R. U., 2004. Estos son algunos de los inmuebles de mayor representatividad iconográfica de Mexicali. Cada uno de ellos ha marcado referencia rumbo a los horizontes urbanos de Mexicali; lo que los ha transformado en imágenes de la patria chica. Sin embargo, la identidad de Mexicali fue gestando un emblema de diversión y de relajamiento para el visitante, mientras que para el local su vida de esfuerzo, así como sus logros y vicisitudes para la labor cotidiana, no habrían sido del todo registradas por el trabajo de la imagen. Hacia finales de los años de 1930, Mexicali persistía con una falta de identidad gráfica como elemento de cohesión social y, sobre todo, de reconocimiento del valor social compartido por los habitantes de la joven población. Si bien en teoría este valor social debía propagarse en la comunidad, las dificultades de adaptación por las condiciones climáticas y de migración transformaban el trabajo de identidad en algo más que un lujo no permisible para la época. De este modo, la organización de las palabras y la elaboración de imágenes para las actividades comerciales o de instituciones sociales, o los modos gráficos para la organización de la información, no son artificios suplementarios del pensamiento, sino una construcción estructural para su proyección pública (Tapia, 2005).3 La imagen genera identidad y la identidad proporciona sustento a la comunidad, a la que otorga su razón de ser y su explicación sobre la naturaleza de su pasado y su expectativa de futuro. Mexicali siguió siendo una ciudad poco identificable en la iconografía social. Se careció de la producción de alegorías que expresaran la intención de progreso de la comunidad. Tampoco se contó con murales, pinturas o esculturas que facilitaran la identificación de lo local. Todavía en la década de los años de 1940, la extensa promoción que recibía el 3 evento de la Cabalgata del Desierto radicaba en la imagen de un Mexicali con los mismos motivos folkloristas de principios del siglo XX, ofreciendo una fotografía de la ciudad muy lejana de la realidad. Así, al presentar a la china poblana como un valor netamente regional alejaba la realidad local sobre los usos y costumbres del mexicalense. Ya entrados los gobiernos constitucionales en el estado, el manejo de la imagen se concentró en las páginas de la prensa local. Allí se daba cuenta de los aciertos y beneficios del régimen en turno y éste, a su vez, trabajaba ejercicios de obra y embellecimiento de la creciente zona urbana, principalmente de Tijuana y de Mexicali. En el caso de esta última, las obras de trazo de bulevares, parques y ornamentos urbanos fueron perfilando la identidad local; la que, en mayor medida, se concentró en las edificaciones de las oficinas del servicio público y en la colocación de monumentos a los más significativos próceres que han respaldado el progreso de la región. De esta manera, además de las sabidas imágenes del antiguo Palacio de Gobierno y de la Escuela Cuauhtémoc, aparecen también una serie de monumentos que brindan representatividad iconográfica a Mexicali. Así tenemos el caso de los monumentos a Benito Juárez, a Lázaro Cárdenas, a los Pioneros, y el cactus estilizado que adorna la Plaza de los Tres Poderes en el Centro Cívico, inmuebles urbanos que han adquirido el estatus de identidad de lo mexicalense y han sido, ya, referentes históricos. Los monumentos y edificios son importantes referentes de la imagen local. Si estos son elegantes y bien construidos, se Alejandro Tapia, El diseño gráfico en el espacio social, Editorial Designio, México, D.F., 2005, p. 61. 5 La Rumorosa Cerro Prieto, obra pictórica de Juan Manuel Castillo. Al estilo del maestro José María Velasco, la obra de Castillo remite los trazos de la geografía local hacia un referente de identidad iconográfica. aprecia que se tiene una ciudad cuidada y una comunidad orientada en un mismo sentido de progreso. De hecho, las manifestaciones que de progreso se perciben, sea por la ciudadanía o por el turismo, están de manera directa vinculadas con el desarrollo inmobiliario y con sus ornamentos. Pero también es la naturaleza la que ofrece identidad a la localidad en cuestión. Si bien el entorno geográfico de una ciudad es susceptible de modificaciones para su aprovechamiento, en el contexto iconográfico las imágenes geográficas y sus interpretaciones identitarias otorgan a los habitantes un sentido de pertenencia. Mexicali y Baja California, en su conjunto, ofrecen imágenes geográficas únicas y que han sido tomadas como elementos de identidad para sus pobladores. Así se habla entonces del Cerro del Centinela, de La Rumorosa, de Picacho y de otros rumbos más. En el caso de nuestra geografía se hace posible adoptar el término de Francisco Manuel Acuña Borbolla (2007)4: “si, antes de que Baja California fuera un nombre, una península viviente, fue y seguirá siendo hasta el fin de los tiempos... una balsa de piedra donde la vida abrió paso…”. Estas expresiones sobre el impacto de la geografía en el sentido de la imagen han sido poco recurridas en el entorno local. De hecho, se conocen pocas imágenes, con excepción de antiguas fotografías, que ilustren la geografía de nuestro entorno y que registren algún momento o algún acontecer 4 6 histórico. Contar con tales recursos gráficos permitiría la interpretación gráfica y la estilización de trazos; algo muy al estilo de los trabajos de José María Velasco, quien, incluso, registró en sus obras ciertos costumbrismos sociales de la época, aportando mayor impulso al trabajo de la identidad histórica de lo local. Grandes producciones para la conmemoración de eventos y festejos de ocasión han generado a Mexicali importantes referentes iconográficos. Tenemos así el caso de las Fiestas del Sol, las que cada año proponen un espacio de esparcimiento y distracción para los mexicalenses y que se han convertido casi en la bienvenida al cambio de estación. Así se ha logrado consolidar un emblema que anualmente representa todas las actividades que se realizan al amparo de esta festividad. Los logos de las Fiestas del Sol y de la Serie del Caribe 2009, constituyeron un adelanto en el producción iconográfica local, trabajando, además, un proyecto integral de imagen que impactó a la comunidad en general. Baja California: la tierra del tiempo detenido, Secretaría de Turismo de Baja California, 2007. Sello postal en su día de emisión, 14 de marzo de 2003, con el que el Servicio Postal Mexicano aportaba una imagen más a la comunidad mexicalense. Logotipo oficial de los festejos del primer centenario de Mexicali, festejos que perduraron por todo el año 2003. Otro de los íconos desarrollados para eventos especiales fue el logo de la Serie del Caribe 2009, evento del cual Mexicali fue sede y, por primera vez, la imagen de la ciudad se proyectó a gran parte del mundo. En esos días del evento deportivo, la fotografía de este logo tapizó avenidas, restaurantes, hoteles y centros comerciales, haciendo que toda la comunidad local se sintiera partícipe de la festividad deportiva. Es importante observar que en el logotipo se resalta una silueta alusiva a los edificios más representativos de la ciudad, de nuevo aparecen el cactus estilizado, el Cerro del Centinela y, sobre todo, el sol. Si bien estos diseños cubren cierta demanda comercial, a su vez son adoptados como referentes por la comunidad, la que, al carecer de alusiones similares, asume que la imagen de lo que aquí se genere pueda ser la misma de la sociedad. En un intento por desarrollar un perfil de imagen más adecuado a la pujanza y desarrollo que Mexicali ya representaba en el contexto regional y nacional, hacia el año 2002 ya se trabajaba la iniciativa de desarrollar una política de imagen ad-hoc para los festejos del primer centenario de la ciudad. Así se desarrollaron los hoy famosos “rehiletes del progreso”, donde la pretensión del mensaje logró sensibilizar a la comunidad de que, efectivamente, Mexicali lleva un siglo fértil. Este diseño es quizás uno de los más aceptables aciertos al esfuerzo de identidad comunitaria, ya que facilitó (por lo menos durante el año de los festejos) la concentración de las festividades en una sola concepción icónica, con lo que se uniformó la intención de la autoridad de ese momento: todos unidos en la conmemoración. Anverso de la serie numismática emitida como parte de los festejos del Centenario de Mexicali. La propia ocasión de festejar el centenario de fundación de Mexicali dio motivo para la realización de numerosos trabajos de producción gráfica: calcomanías promocionales, envolturas de chocolates, parches textiles, gorras y un buen número de artículos promocionales, e incluso expresiones de la plástica motivaron la expresión gráfica del talento local, con lo que se produjo uno de los momentos de creación artística y comercial más importantes en la historia de Mexicali. Aquí es de resaltar la obra mural de Carlos Coronado, la que, a lo largo de 50 metros, describe las distintas etapas en la formación de la ciudad. En el marco de esta conmemoración, el propio Servicio Postal Mexicano entregó el diseño de un sello en cuya gráfica se expresa una alegoría sobre los íconos urbanos de Mexicali. Así se expidió la estampilla con un desvanecido sobre una combinación de edificios y monumentos de la ciudad. En los festejos del Centenario no sólo se llenó el ambiente con gráficas alusivas al acontecimiento, también se desarrolló iconografía en la emisión de monedas conmemorativas. Así se presentó una serie de doce piezas que representaban a diversos emblemas locales en edificios significativos y en personajes determinantes en la constitución política y administrativa de la ciudad. En esta serie numismática las caras se intercambiaban en cada moneda, dependiendo del motivo a que se hacía alusión, en tanto que su anverso se mantenía fijo con un arreglo iconográfico muy valioso en su concepción y que fue el aplicado en el diseño filatélico ya comentado. 7 Mural “Un siglo fértil” de Carlos Coronado que adorna la Plaza del Centenario y que muestra el proceso de fundacional de Mexicali. Cabezal del cartel promocional del evento “Fiesta en el Centro Histórico” realizado en octubre de 2009; muestra ya un adelanto en la concepción gráfica de la identidad mexicalense. Pasado el fervor de los festejos, en Mexicali ha quedado más conciencia acerca de la identidad que como ciudadanos requerimos. De esta manera, y con mayor ahínco, los trabajos de la expresión gráfica local han hecho más propuestas que permiten direccionar una conciencia colectiva de mayor madurez. Mexicali ha dejado de ser un sueño de migrantes y una aventura para sobrevivir. Tenemos ya nuevas generaciones plenamente locales, las que han asumido su responsabilidad de representar a una comunidad dinámica y progresista, que, aunque alejada del sentido mexicano del centro, sustenta 8 como el que m ás su sentido patriótico y en el afán, logra aportar nuevas maneras de expresión. Estas generaciones ya reclaman sus antecedentes históricos y ejercitan, cada vez en mayor número, acciones de registro de los hechos, buscando de ese modo el relato histórico de nuestro desarrollo y consolidación como sociedad. Así esta cotidianeidad de las imágenes públicas y los intentos de identidad local, ya no descansan en los esfuerzos comerciales, sino que han logrado tomar una nueva “cabeza de playa”, un enclave primordial para el despegue de la cohesión local.. Episodios universitarios E l ingeniero Luis López Moctezuma tomó posesión del cargo de rector de la Universidad Autónoma de Baja California el 24 de noviembre de 1971, en el evento realizado en el auditorio del IMSS de Mexicali. El lugar lucía con un lleno impresionante, los universitarios abarrotaron hasta los pasillos. Al frente, en el presidium, se encontraban: el licenciado Alejandro Athié Carrasco (presidente de la Junta de Gobierno de la UABC), el químico Juan de Dios Muñiz Duarte (presidente del Patronato Universitario), el doctor y ex rector Santos Silva Cota (el más nuevo de los miembros de la Junta de Gobierno de la UABC), y los rectores licenciado Rafael Soto Gil e ingeniero Luis López Moctezuma, saliente y entrante, respectivamente. No bien había iniciado el evento cuando el alumno de Economía Tijuana, Dionisio González, interrumpió el acto para manifestar la inconformidad de los estudiantes por el procedimiento seguido en el nombramiento del rector a través de la Junta de Gobierno; a él le siguieron otros dos alumnos más: Rogelio Amaral (de Contabilidad Tijuana) R.C.B. y Federico Sánchez Scot (de Ciencias Marinas Ensenada), quienes se expresaron en el mismo sentido. El estudiante Rodolfo Villaseñor intervino apoyando al rector nombrado, lo que enardeció a los alumnos opositores. Cuando se pensaba que el acto subiría de tono y que existía peligro de que se suspendiera, el licenciado Alejandro Athié Carrasco se dirigió al podium y, con suma calma y tranquilidad, inició una defensa apasionada de las funciones de la Junta, del acatamiento a la ley y del espíritu de tolerancia, respeto y unidad en la diversidad que priva en la universidad. Las palabras expresadas por el licenciado Athié Carrasco recibieron un prolongado aplauso de los presentes, que sirvió para que el evento retomara su cauce y, ya con toda formalidad, prosiguiera el desarrollo del programa, donde el licenciado Rafael Soto Gil rindió su último informe y el ingeniero Luis López Moctezuma tomó protesta ante el presidente de la Junta y expresó su primer discurso como rector de la Universidad Autónoma de Baja California. 1971. En el presidium, de izquierda a derecha: doctor Santos Silva Cota, miembro de la Junta de Gobierno de la UABC, licenciado Alejandro Athié Carrasco, presidente de la Junta de Gobierno; licenciado Rafael Soto Gil, rector saliente; ingeniero Luis López Moctezuma, rector entrante, y químico Juan de Dios Muñiz Duarte, presidente del Patronato Universitario. 9 Hardy en el Río Colorado Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar* L Hardy dejó una interesantísima crónica de los a zona del delta de Mexicali fue “26 días de peligros”4 que pasó en la región, en su conocida solamente por los grupos obra Viajes por el interior de México en 1825, 1826, nativos de la región hasta la cuarta 1827 y 1828, publicada en 1829 en la capital inglesa.5 década del siglo XVI. El primero en visitar A través de ella podemos tener un acercamiento a la la región fue Francisco de Ulloa en 1539, vida de los indígenas del bajo delta del Colorado en y después, sucesivamente: Hernando de la primera mitad del siglo XIX. Alarcón, Melchor Díaz, Juan de Oñate, Juan de Ugarte y Fernando Consag, Francisco De Gran Bretaña para México Garcés, Juan Bautista de Anza, Pedro Robert William Hale Hardy nació en 1794 en Fagés y José Velázquez, y José Joaquín de Inglaterra. Integrado a la marina, sirvió en las Arrillaga. Tanto Francisco de Ulloa como el Indias Orientales (participando en la ocupación resto tuvieron encuentros con los diversos grupos que la habitaban.1 Gracias a sus Portada de la primera edición de Java) y en el Caribe (por el inicio de la guerra (1829) de la obra de Hardy entre la Gran Bretaña y Estados Unidos). Pronto crónicas y reportes podemos tener un registro abandonó el servicio activo y se dedicó a actividades de la forma de vida de esas etnias (entre ellas mercantiles. Viajó por Argentina, Patagonia y la Tierra del los cucapás), lo que ha impedido que el pasado local caiga Fuego.6 “Por el propio relato de su viaje a México, sabemos que en el olvido, habida cuenta de la falta de escritura entre los estuvo en Suiza, y por su redacción podemos darnos cuenta de indígenas nativos y a su creencia de que no se podía nombrar que era un hombre instruido, ilustrado, pero ya romántico”.7 a los muertos.2 La visita de Hardy a nuestro país se debió al interés que en En el verano de 1826 el teniente inglés Robert Hardy visitó ese tiempo tenían las compañías inglesas por la explotación la región del bajo delta del Colorado; había sido enviado por de los mantos perlíferos y su tráfico. Por su parte, el gobierno la compañía londinense General Pearl and Coral Fishery de la recién fundada república mexicana se mostraba abierto Association para obtener “el derecho exclusivo para pescar al ingreso de extranjeros al país, con relativa libertad. perlas y coral” o, en su defecto, localizar restos de naufragios Particularmente, la administración del presidente Guadalupe “y negociar las tarifas de impuestos más bajas posibles.3 * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. Correo electrónico: [email protected]; http://elalgodonsalino.blogspot.com 1 José Alfredo Gómez Estrada, La gente del delta del Río Colorado. Indígenas, colonizadores y ejidatarios. UABC, Mexicali, 2000 (Col. Baja California: Nuestra Historia, núm. 15), pp. 13-21. Pablo Herrera Carrillo, Reconquista y colonización del valle de Mexicali. UABC-XVII Ayuntamiento de Mexicali-ICBC, Mexicali, 2002, pp. 365-366. 2 Yolanda Sánchez Ogás, A la orilla del río Colorado. Los cucapá. Edición de autor, Mexicali, 2000, p. 23. 3 Ernesto de la Torre Villar, en el prólogo de la obra Viajes por el interior de México en 1825, 1826, 1827 y 1828, de R.W.H. Hardy, Trillas, México, 1997 (Col. Linterna Mágica, núm. 23), p. 10. 4 Hardy, op. cit., p. 277. 5 Tras su primera edición, la obra apareció de nuevo un siglo y medio después, en 1977, en Nuevo México, por The Rio Grande Press Inc. La primera traducción completa al español no vio la luz hasta 1997, bajo el sello de Editorial Trillas, de México. Cfr. Ávila, Alfredo, “R.W.H. Hardy y la visión anglosajona”, en: Ferrer Muñoz, Manuel (coord.), La imagen del México decimonónico de los visitantes extranjeros: ¿un Estado-Nación o un mosaico plurinacional? UNAM, México, 2002. Obtenido el 2 de septiembre de 2009 de: www.bibliojuridica.org/libros/1/252/5.pdf 6 Ávila, op. cit., pp. 82-83; Álvarez, José Rogelio (dir.), Diccionario enciclopédico de Baja California. Compañía Editora de Enciclopedias de México-ICBC, México, 1989, p. 289. 7 Ávila, op. cit., p. 83. 10 Victoria “estaba ampliamente interesada en propuestas hechas por Gran Bretaña para adquirir monopolios comerciales, y estaba considerando cuidadosamente las ventajas económicas británicas contra las estadounidenses”.8 En ese contexto se dio la comisión de Hardy por parte de la compañía londinense ya mencionada, que la autorizó para el periodo del 7 de marzo de 1825 al 7 de mayo de 1826.9 El 15 de julio de 1825 el teniente inglés ya se encontraba en la Ciudad de México. Tras haber establecido los contactos necesarios para cumplir con su misión y tramitado los permisos suficientes, viajó al noroeste y el 17 de julio de 1826 se embarcó en Guaymas rumbo a la península de Baja California. De todo su recorrido el visitante dejó registro en su crónica escrita casi a diario, de los personajes que conoció, las costumbres de los pobladores de los distintos lugares por los que transitó y la geografía local. “26 días de peligros” Después de unos días de estancia en los poblados de Loreto y Mulegé, y de exploraciones terrestre y submarina de la región, Hardy se dirigió hacia el norte del Golfo de California con destino al Río Colorado, a bordo del Bruja. Arribaron a la desembocadura a las seis y media de la tarde el 20 de julio.10 A partir de entonces, y durante las casi cuatro semanas siguientes, debió sortear junto con su tripulación los fuertes vientos del bajo delta, además de la angostura de los canales y su escasa profundidad (ver el Plano del Río Colorado), que lo llevaron a encallar en más de una ocasión y a tener que esperar el regreso de la pleamar para continuar navegando. En esos días, Hardy tuvo varios contactos con distintos grupos indígenas, tanto de Sonora (yumas y axuas) como de Baja California. Aunque se mantuvo a la expectativa en todo momento, temiendo algún ataque sorpresivo, pudo hacer algunos intercambios de hojas de tabaco y boyeta roja, sobre todo, por pescado, melones, sandías, calabazas, maíz algodón en rama “y Painkuak, joven indígena cucapá con el otras chucherías”.11 rostro adornado. Le fue posible comunicarse con ellos gracias a la traducción que le hizo su buzo yuma, y a que algunos pocos indios hablaban español. Él les hizo saber a los nativos que el único objeto de su visita “era conseguir provisiones, comprar pieles, etcétera.”12 Sin embargo, tras varios días de sobresaltos, por el permanente temor a sufrir un ataque de pueblos tan numerosos,13 y una vez que consideró que contaba ya con las suficientes provisiones como para poder regresar a Guaymas, decidió dar por concluida su travesía por la región. Después de otros breves encuentros con los indígenas y en cuanto el Bruja pudo navegar corriente abajo, zigzagueando por el “canal de Hardy”, el 15 de septiembre “al mediodía dejamos atrás el Río (sic) Colorado y 26 días de peligros”. El 21 de septiembre, el barco llegó al puerto de Guaymas.14 Terminaba así el recorrido del teniente inglés por tierras peninsulares californianas. Michael Mathes, reseña de la obra Travels in the Interior of Mexico in 1825, 1826, 1827, & 1828, by R. W. H. Hardy. Glorieta, N.M.: The Rio Grande Press, Inc., 1977. En: The Journal of San Diego History, Summer 1978, Volume 24, Number 3. Consultado el 4 de noviembre de 2009 en: https://www.sandiegohistory.org/ journal/78summer/br-travels.htm 9 Hardy, Op. cit., p. 41. 10 Extrañamente, al menos la edición al español de la obra de Hardy presenta un error en la datación del recorrido por la región del Colorado, pues a partir de la página 252 aparece el mes de “julio” donde debería decir “agosto”, y “agosto” en lugar de “septiembre” (cfr. ibídem, pp. 252-280). En realidad, el teniente inglés “navegó por el Golfo del 17 de julio al 21 de septiembre de 1826 (…)” (Álvarez, op. cit.). 11 Ibídem, p. 254. 12 Ibídem, p. 252. 13 El 27 de agosto (la edición en español dice “julio”; ver nota número 10), por ejemplo, Hardy anotó que se reunieron frente a la nave “tantos (indios) que ocupaban las orillas del río casi hasta donde alcanzaba la vista. Creo que no podían ser menos de cinco mil o seis mil (…)”. Op. cit., p. 259. 14 La edición en español dice “21 de agosto” (ver nota número 11); ibídem., p. 280. 8 11 Mapa del Río Colorado, elaborado por Hardy. El legado de Hardy ¿Pero qué fue lo que encontró Hardy durante su estancia en el bajo delta del Colorado? ¿Cómo vio a los indígenas de la región? ¿Qué legado fue el que nos dejó? Le impresionó la desnudez de los aborígenes y la escasa ropa que cubría el cuerpo de las mujeres desde la cintura hacia abajo. Al registrar su primer contacto con los pobladores de las tierras del norte bajacaliforniano, anotó que “¡(...) las señoras (…) tenían atadas a la cintura unas cuantas tiras de la corteza interior del sauce o de la acacia! Extraña costumbre y tan indecorosa como novedosa”.15 Pocos días después, cuando en su barco recibió la visita de “la bella hija del capitán” de los indígenas, escribió en su diario: “Venía acompañada de un séquito de 10 o 15 doncellas todas con los pies calzados y el pecho desnudo y unas cuantas tiras delgadas de corteza de sauce y acacia que les caían sobre las caderas, ¡era un atavío admirable para un día de calor!”.16 Mientras viajaba de regreso al Golfo de California, dos personas, hombre y mujer, se acercaron al Bruja nadando, sostenidos sobre un madero. Hardy les permitió subir al barco y se sorprendió precisamente de que uno de los recién Ibídem, p. 248. Ibídem, p. 255. 17 Ibídem, p. 264. 18 Ibídem, p. 273. 19 Hardy, op. cit., p. 253. 15 16 12 llegados fuera “una espigada joven de 16 o 17 años”. La describió así: “Adornaban su cuello y muñecas, caracoles curiosamente tejidos; el cabello, que le chorreaba de agua, le caía en graciosos bucles sobre sus delicados hombros, y tenía el cuerpo derecho y muy bien proporcionado”.17 Más adelante, en su retorno a la desembocadura del río, escribió de un indio que se acercó a su nave: llevaba un arco y una aljaba llena de flechas. En la parte de arriba de la cabeza tenía una pluma de águila; como no se había untado su pomada de lodo, el fuerte viento que soplaba del sudeste le volaba el largo pelo negro sobre el hombro izquierdo, de la cintura le colgaba un andrajo.18 Gran desagrado causó en él la costumbre de los indígenas de cubrirse el cuerpo con lodo. Respecto de los nativos que acudieron al barco al mediodía del 24 de agosto anotó: “El jefe de este grupo debía tener 50 años y su aspecto era bastante salvaje. Sus compañeros se habían emplastado el cuerpo y el cabello de lodo de modo que parecían cerdos”.19 Desembocadura del Río Hardy en el Río Colorado. Río Hardy. Posteriormente, refiriéndose a los indios axuas, apuntó que Sobre los axuas, anotó: son muy numerosos y, definitivamente, los seres más asquerosos Los hombres y las mujeres se pintan de negro la parte superior que haya conocido. Se adornan el pelo con barro en vez de hacerlo de la cara, es decir, desde la frente hasta el labio superior; y este con flores; también les encanta emplearlo para pintarse el cuerpo. color, que lo hacen de carbón molido, se lo extienden por ambas Es cosa común verlos, en días de calor, revolcándose en el lodo, mejillas hasta las orejas, dejando sólo un pequeño redondel como cerdos; ¡y tanto les gusta que estoy inclinado a pensar alrededor de los ojos, lo que los hace parecerse a una cobra de que llegan a adorarlo! ¡Si es así, la “luz de la razón” y su natural capello. Algunos también se untan en la cara un polvo amarillo, inclinación les induce a hacer frecuentes abluciones en un lodazal! que ya he descrito, otro rojo, que se obtiene del ocre, del cual se Sin embargo, quizás solamente lo hagan para refrescarse (…) encuentran grandes cantidades en las montañas de California.23 20 Páginas después suavizó esta crítica, justificando tal práctica de los nativos por el ambiente en que vivían: “(…) es fácil explicar esta costumbre de adornarse la cabeza con esta pomada geótica si se piensa en la gran cantidad de bichos que llevan en el pelo; cuando el lodo se seca y se hace tieso, los animales no pueden picarlos”.21 Encontramos también en el registro de Hardy anotaciones respecto de la costumbre indígena de pintarse el cuerpo. Escribió, acerca de los primeros indios del norte de Baja California con quienes tuvo contacto: “Las viejas tenían la frente pintada de amarillo, color que obtienen de los pequeños renuevos de caña, que secan y convierten en harina, moliéndolos entre dos piedras”. 22 Registró así los utensilios empleados por los indígenas, al referirse a su primer encuentro con los pobladores de la región: Tenían una red de pescar hecha de hierba tejida que era muy bonita; quise comprárselas, pero no pude convencerlos de que me la vendieran. También tenían cántaros de barro cocido muy bien hechos. En la parte más ancha, tenían un diámetro de 60 centímetros, eran muy delgados y ligeros, y de una forma muy bonita.24 En las anotaciones de sus últimos días del viaje puede leerse: “Como armas ofensivas, cuentan con arcos, flechas, algunas lanzas y lo que llaman macana, un pequeño garrote, como un Ibídem, p. 266. Ibídem, p. 268. 22 Ibídem, pp. 248-249. 23 Ibídem, p. 268. 24 Ibídem, p. 249. 25 Ibídem, p. 269. 20 21 13 Refiriéndose a los varones, anotó lo siguiente sobre dos de ellos que se acercaron al barco una tarde: Ambos eran muy jóvenes, el pelo negro y lacio les caía sobre los hombros, tenían el cuerpo cubierto de rayas blancuzcas de lodo seco. Pensé que nunca había visto tipos más guapos y que sería una verdadera lástima tener que privar de la vida a tan estupendos jóvenes, ¡y quizá tendría que hacerlo en defensa propia!28 Vista aérea del río Hardy. A la izquierda la sierra El Mayor, en el centro la carretera Mexicali-San Felipe y a la derecha el río. mazo de madera redondo que se emplea en la lucha cuerpo a cuerpo”.25 En relación con el idioma de los indios de la orilla bajacaliforniana, Hardy manifestó en su diario: “(…) los sonidos guturales me convencieron de que era necesario hacer un gran esfuerzo para poder hablar esta lengua”.26 Y en cuanto a expresiones culturales de los indígenas, registró en su diario una melodía cantada por una anciana, que logró contener a los hombres que parecían a punto de atacar al Bruja y sus tripulantes. La apariencia física de los aborígenes resultó digna de alabanzas a los ojos de Hardy. Se refirió a la hija del capitán como una mujer bella, y a la joven adolescente que lo alcanzó a nado cuando regresaba al Golfo de California la describió con estas palabras: “(…) debía tener 16 o 17 años de edad; más alta que baja, con carnes suficientes como para no verse angulosa, de semblante oscuro; no sólo era sumamente guapa, sino que también tenía una expresión muy femenina”.27 Ibídem, p. 247. Ibídem, p. 264. 28 Ibídem, p. 259. 29 Ibídem, pp. 276-277. 26 27 14 Además de este acercamiento breve a los indígenas de la región y su forma de vida en los inicios del siglo XIX, Hardy nos legó algunos topónimos que impuso a la geografía local. Así, por ejemplo, a las dos islas que se encuentran en la desembocadura del Colorado las denominó Montague y Gore, respectivamente; al canal por el que ingresó al delta lo llamó Hardy, en honor a su familia. Dejó asentado en su crónica que con la excepción de la Isla (sic) San Jorge y la Isla (sic) Clarence, a todos los lugares que descubrí les di el nombre de amigos míos. Probablemente, es la única oportunidad que tendré de rendir tributo públicamente a personas tan estimadas (no sólo por mí) y a quienes tengo tanto que agradecer. Debido a esto, el Golfo de California ha cobrado enorme interés para mí, un interés que aumenta cuando pienso que aunque este trabajo, en el cual serán pocos los que se interesen, no pase de la primera edición, la carta relacionará mis descubrimientos con las excelentes personas que acabo de mencionar, amigos por los que siento el más grande respeto y admiración.29 No obstante la modestia del teniente Hardy, su obra –casi dos siglos después de su primera edición— se reviste de capital importancia para la historia de Baja California. Gracias a ella, y a otros documentos igual de valiosos escritos por exploradores pretéritos de nuestro territorio, podemos acercarnos a un instante de nuestro pasado y conocer un poco más de nuestra tierra. La ruta postal de Butterfield en Mexicali Óscar Sánchez Ramírez* E n 1850, California, recién había sido conquistada por Estados Unidos, y se había convertido en estado de la unión americana, pero se encontraba aislada de esa nación, separada por la cordillera de la sierra Nevada. La población se incrementaba y requería cada vez más de un servicio postal exprés, seguro y efectivo que comunicara a esa entidad con la parte oriental de Estados Unidos. En marzo de 1857, el Congreso autorizó el Post Office Appropiation Act,1 Diligencia típica jalada por cuatro caballos que reccoría el tramo de Los Algodones al río Nuevo, en suelo mexicano. que permitía la creación de ese servicio. La primera empresa de diligencias para prestara el servicio postal en sustitución de su antecesora. El transportar el correo que se estableció en California fue la San contrato entró en operación al año siguiente, en 1858. Diego-San Antonio Stage Company.2 Hacía dos viajes mensuales La compañía de Butterfield adquirió cien diligencias con a través de la ruta seguida por el batallón mormón al mando capacidad para catorce pasajeros, nueve sentados en el interior del general Phillip St-George Cooke al invadir California; el y cinco, incluyendo al conductor, en la canastilla y en la parte recorrido duraba entre 21 y 25 días. trasera. El transporte de la correspondencia tenía prioridad El contrato celebrado entre esta compañía y el gobierno de sobre el servicio de pasajeros; cuando se requería mayor espacio Estados Unidos significaba un desembolso de 149 000 dólares para el correo se utilizaban uno o dos asientos. El límite de anuales, por lo que en ese tiempo el costo de cada carta era equipaje por pasajero era de 25 libras. La velocidad promedio de 60 dólares. La cuota por pasajero era de 200 dólares entre de la diligencia era de 7.5 kilómetros por hora, aunque esto las terminales. Por fallas en el servicio que proporcionaba dependía de las condiciones del terreno. En tiempo de lluvias esta compañía, el gobierno se vio en la necesidad de cancelar había mayores dificultades ya que los arroyos crecidos eran la asociación. Sin embargo, en 1857 inició negociaciones con difíciles de cruzar y los caminos se volvían sumamente lodosos. Butterfield Overland Mail Company para que dicha empresa Pese a ello, las diligencias no se detenían. * El ingeniero Óscar Sánchez Ramírez fungió como investigador del Instituto de Geografía e Historia de la UABC de 1988 a 2001, y como coordinador del Archivo Histórico Municipal de 2001 al 2007. 1 Edwin Corle, The Gila River of the Southwest, Lincoln, University of Nebraska Press, 1951, p. 217. 2 Ibid., p. 218. 15 Diligencia lista para el cambio de caballos cada cierto número de postas. Transportaba de nueve a catorce pasajeros por la ruta de San Luis, Missouri, a San Francisco, California, cuyo recorrido se realizaba entre 21 y 25 días. Los coches eran jalados por cuatro caballos cuando el terreno era apropiado, o por seis cuando las condiciones eran difíciles. En la mayor parte de los casos el tiempo de permanencia en cada posta era de diez minutos, apenas lo indispensable para remudar los caballos y permitir a los pasajeros un corto descanso; consecuentemente, el recorrido resultaba muy cansado, ya que ahorrar tiempo y cumplir con los itinerarios era más importante que la comodidad del pasajero. Una vez recorridas cinco postas se llegaba a las llamadas estaciones, en las que se encontraba un lugar para comer, un herrero y alguien que fungía como mecánico para reparar el equipo, principalmente las ruedas que tenían cubiertas metálicas. En el primer viaje que partió de San Luis, Missouri, el correo se envió de esta ciudad hasta Tipton, Missouri, por medio del Ferrocarril del Sudpacífico. En Tipton, John Butterfield, presidente de la Overland Mail Company, recibió solemnemente dos pequeñas bolsas con la correspondencia que se enviaría a California. En ese viaje Butterfield se hizo acompañar por su hijo del mismo nombre, quien era el conductor de la diligencia, cuatro pasajeros y Waterman Ormsby, reportero de The New York Herald, quien realizó todo el recorrido hasta San Francisco y escribió una serie de reportajes que ilustraron la ruta. Posteriormente, escribió un libro sobre el tema. En ese primer viaje, Butterfield sólo recorrió las dos primeras estaciones. El 9 de octubre de 1858, al recibirse en San Luis la primera remesa de correo proveniente de San Francisco, James 3 Ibid., p. 224. 16 Buchanan, entonces presidente de Estados Unidos, envió a Butterfield el siguiente telegrama: Cordialmente lo felicito por el resultado obtenido. Es un triunfo glorioso para la civilización y la unión. Los asentamientos humanos pronto seguirán el curso de la ruta y el Este y el Oeste se unirán por medio de una cadena de habitantes americanos que nunca se romperá. Un día antes, la diligencia que partió de Tipton también había arribado a San Francisco, California, al edificio federal, donde fue recibida por una muchedumbre llena de entusiasmo. Respecto al desempeño de esta compañía, el precio del pasaje de Tipton a San Francisco fue de $200.00 dólares y el costo del correo de primera clase fue de 0.20 dólares por onza. En general, el servicio fue muy puntual, con dos salidas por semana en uno y otro sentido y sin sobrepasar el tiempo calculado para los recorridos. Esto se debió, sobre todo, a que esa ruta no presentaba el problema de las grandes nevadas, por estar localizada en regiones desérticas ubicadas en los 32º de latitud norte, de ahí que se le llamara La ruta del 32. Sin embargo, el sistema tuvo sus detractores debido a que su operación era muy onerosa para el gobierno de Estados Unidos: pagaba 600 000 dólares anuales, de los cuales el primer año sólo recuperó 27 229.94.3 Los críticos querían conocer el monto de las ganancias obtenidas por Butterfield, pero éste se negó a proporcionar esa información aduciendo que el contrato por él firmado se había cumplido cabalmente. Alamo Mocho. Resto de una de las postas que se encontraba en el valle de Mexicali. Las diligencias paraban en ellas y permanecían sólo diez minutos, tiempo necesario para remudar los caballos. Ingresaban a suelo mexicano en algodones y retornaban a Estados Unidos por donde hoy se localiza el río Nuevo en Mexicali. El servicio funcionó de 1858 a 1961. El reportero Ormsby relata en su libro que al cruzar el Río Colorado hacia California el suelo parecía muy fértil. Menciona además que la ruta penetraba a México por Pilot Knob –así se llamaba la posta en un principio– y seguía a través de 50 millas por la esquina noroeste de Baja California para evitar las dunas que hasta la fecha existen. Ni Butterfield ni el gobierno estadounidense solicitaron el permiso de las autoridades mexicanas para transitar por territorio nacional, y surge la duda de por qué el gobierno de México permitió el paso sin exigir cuentas a la Butterfield Company. Para hallar una explicación a esta irregularidad, cabe hacer un recuento del estado político en que se encontraba la república mexicana. Recordemos que en 1858 dio inicio la Guerra de Reforma4 entre conservadores y liberales, estableciéndose simultáneamente los gobiernos del conservador Zuloaga y del liberal Benito Juárez; el primero quedó ubicado en la Ciudad de México y el segundo, inicialmente, en el estado de Guanajuato. Por razones que desconocemos, ninguno de los dos prestó atención a la situación de Baja California. Esta división de poderes se reflejaba también en los estados, ya que algunos apoyaban a los liberales y otros a los conservadores. Sinaloa, entidad de la que tanto dependía Baja California, estaba del lado de los conservadores, y como la península se consideraba liberal, el aislamiento que caracterizaba a dicho estado se acentuó. Por otra parte, Baja California estaba en manos del jefe político Castilla, quien fue concentrado en Mazatlán y destituido por su inactividad, tras lo cual la península quedó al garete. En esas condiciones, los ayuntamientos de Baja California nombraron cada uno de ellos un diputado, integrándose así la diputación territorial, que funcionó como asamblea legislativa. Ésta declaró a la entidad independiente del gobierno central5 hasta que las cosas volvieran a la normalidad, pero sin dejar de formar parte de la república mexicana. A Baja California se le consideraba integrada al municipio de Santo Tomás. En medio de esta ingobernabilidad, ni las autoridades de la Ciudad de México, ni las de La Paz, ni las de Santo Tomás se mostraron interesadas por lo que ocurría en la frontera de Baja California, debido a que se encontraban inmersas en sus propios problemas. En estas condiciones, las diligencias de Butterfield siguieron transitando libremente por nuestro territorio. J. Héctor Delgado Suárez, Historia de México I, Baja California, Colegio de Bachilleres del Estado de Baja California, Programa de Desarrollo Educativo, 1997, p. 215. 5 Adrián Valadez, Historia de la Baja California, 1850-1880, México, UNAM, 1974, p. 75. 4 17 Para ilustrar lo anterior, a continuación describiremos los sitios donde se encontraban las postas en territorio del valle de Mexicali. Esta información proviene de diferentes libros editados en Estados Unidos, como Destiny Road. The Gila Trail and the Opening of the West, de Odie B. Faulk. Al venir del este y cruzar el Río Colorado se encontraba la primera posta, que en 1859 tenía el nombre de Pilot Knob, la que posteriormente sería conocida como Los Algodones,6 debido tal vez a su cercanía con el rancho del mismo nombre. Al salir hacia el oeste se abandonaba el río, cuya margen estaba cubierta de sauces, grandes álamos y cachanilla. El curso de la ruta rodeaba las grandes dunas. No había oficinas de aduana establecidas por ninguno de los dos gobiernos. La compañía de Butterfield erigió ahí su posta sin ninguna dificultad ni molestia, tal vez porque las autoridades de la ciudad de México no podían ejercer su función en una región tan remota e inhabitada. La mayoría de los pasajeros de las diligencias ignoraba que ese tramo del recorrido se hacía por territorio mexicano. Sin embargo, Tallack, un periodista que viajó en la diligencia en junio de 1860, reseña haber observado la presencia de monumentos de hierro que señalaban la línea internacional. La siguiente estación o posta era La Rajadura –llamada así por los mexicanos– o el Cooke’s Wells –como la conocían los estadounidenses–. Estaba localizada en una depresión de seis metros de profundidad que era, tal vez, un brazo del arroyo del Álamo. Ahí se encontraba una noria excavada probablemente por el teniente Pacheco en 1826. En diciembre de 1846, cuando el coronel Kearny pasó por ese sitio y se vio en la necesidad de buscar agua, sólo encontró un pozo seco. Seis semanas después, el coronel Cooke perforó ahí dos pozos que desde entonces recibieron el nombre de Cooke’s Wells. El agua que emanaba de ellos se consideraba de buena calidad. En septiembre de 1858, el señor Warren Hall, encargado de las construcciones de la compañía Butterfield, agrandó la noria y construyó la posta original, que consistía en cuatro cuartos de adobe y una pequeña cocina, situados en la parte norte del camino, mientras en la parte sur de la ruta había un corral construido con troncos. Este lugar se encontraba Odie B. Faulk, Destiny Road. The Gila Trail and the Opening of the West. Ibid., p. 218. 8 Ibid., p. 221. 6 7 18 Coordenadas astronómicas de las postas de Butterfield. Los Algodones N 32º 42’58” W 114º43’52” Cooke’s Well N 32º40’11” W 114º55’34” 7 Pozos N 32º37’24” W 115º01’54” Gardner’s Wells N 32º35’51” W 115º108’51” Álamo Mocho N 32º36’40” Río Nuevo Monumento W 115º14’55” N 32º29’55” W 115º27’48” N 32º37’15” W 115º30’13” aproximadamente a nueve kilómetros y medio al sur del monumento 210 de la línea internacional.7 Al pasar La Rajadura, el camino continuaba ligeramente hacia el suroeste, siguiendo algunas veces el irregular cauce del arroyo del Álamo con una distancia aproximada de 22 kilómetros y medio para llegar a Gardner’s Wells. En este tramo la vegetación era menos densa que en las márgenes del río y consistía principalmente en mezquites y gobernadora. Únicamente a las orillas del cauce se encontraban álamos, cachanilla, sauces y algo de carrizo. La estación conocida como Gardner’s Wells estaba situada en la parte norte del camino. Era un gran edificio de adobe con piso de tierra y cuatro cuartos de 3.6 x 4 metros, separados por dos corredores, con una enramada que rodeaba el edificio por ambos costados. La construcción sufrió daños considerables durante el temblor del otoño de 1875. Esta posta se encontraba a 9.3 kilómetros al sur del monumento 214 de la línea internacional. Siete kilómetros antes de llegar a Gardner’s Wells había un abrevadero llamado Siete Pozos. Luego de esta posta el camino proseguía por un terreno arenoso paralelo al variante curso del Álamo hacia el oeste, y después de recorrer 19 kilómetros llegaba a la posta del Álamo Mocho.8 La estación se encontraba en la margen norte del arroyo del Álamo, aproximadamente nueve metros arriba de su cauce seco. El pozo excavado en el cauce del río tenía originalmente una profundidad de seis metros y sus paredes estaban ademadas con troncos de árbol. Cuando llegó por primera vez, el 5 de octubre de 1858, Ormsby quiso averiguar dónde se situaba el álamo mocho, pero el tronco “debe haber sido cubierto por la arena” porque nunca lo pudo encontrar. Esta posta estaba a cargo de Elliot, un señor que también proporcionaba alimentos –galletas, carne de puerco y café– por un dólar. La posta original fue destruida poco tiempo después de que la ruta fuera abandonada. En 1875 se construyó una nueva posta cerca del antiguo edificio, pero no quedaron rastros de ella. A principios del siglo XX, el sitio de la posta parece haberse encontrado en los bordes del canal Álamo, en un lugar llamado Arroyo de Beltrán, a unos diez kilómetros al sur del monumento internacional 216. A partir de este lugar el camino proseguía hacia el oeste hasta llegar al cruce del Río Nuevo, en donde viraba hacia el noroeste paralelo al cauce seco del barranco para cruzar la línea internacional y entrar en territorio de Estados Unidos, cerca del monumento 221. De acuerdo con el itinerario publicado en 1861, en 1860 ahí estaba establecida una estación de remuda con el nombre de Monumento.9 Aquí termina la descripción de las postas estadounidenses. La actividad de la compañía Overland Mail culminó en 1861, cuando en Estados Unidos empezaba la Guerra Civil, sin haberse concluido todavía el contrato. La ruta fue abandonada durante la guerra y después fue utilizada por compañías como la San Diego-Yuma, ya sin su longitud original. Ahora intentaremos determinar el lugar aproximado en que se encontraban las siete postas que funcionaron en territorio bajacaliforniano. Al revisar planos antiguos encontramos uno firmado por un ingeniero de nombre Dowd, quien fuera jefe del Distrito de Riego de Imperial en 1924. En dicho plano, aunque no 9 en forma de puntos precisos, aparecen los nombres de las postas Cooke’s Wells, Siete Pozos y Gardner’s Wells. Estos puntos fueron referenciados con los monumentos de la línea internacional y, partiendo de esa base, las distancias fueron pasadas a cartas actuales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Una vez localizados los puntos en las cartas fue posible determinar las coordenadas geográficas en los planos del INEGI usando el posicionador geográfico. En el caso del punto llamado La Rajadura, el señor Benítez, ejidatario de Mérida y residente en la región antes de la formación del ejido, me señaló el lugar en el que existían unas ruinas de adobe que correspondían a lo señalado por el plano de Dowd. Los puntos Álamo Mocho, Río Nuevo y Monumento se localizaron de la siguiente manera: En el caso del Álamo Mocho recurrimos al plano del ingeniero Dowd. Aunque el sitio no aparece con ese nombre, sí está señalado el barranco de Beltrán, en cuya intersección con el canal Álamo se encontraba la posta del Álamo Mocho. La posta del Río Nuevo está señalada en el plano llamado Terrenos del Río Colorado, en el que se limitan las propiedades de Guillermo Andrade en 1888. En este caso, tomamos como referencia el monumento 220 de la línea internacional, midiendo cinco kilómetros al sur en la margen izquierda del Río Nuevo. La posta Monumento se ubicaba en las mediaciones del monumento 221, también en la margen izquierda del Río Nuevo. De aquí la ruta seguía hacia el noroeste, hasta Indian Wells, en Estados Unidos. En términos generales, podemos señalar que la ruta de Butterfield en el valle de Mexicali sigue el trazo de la carretera Mexicali-Los Algodones hasta esta ciudad, y dentro de ésta va por la intersección del bulevar Lázaro Cárdenas con el Río Nuevo, continúa hacia el norte siguiendo la margen izquierda de este barranco y llega hasta el monumento 221. Ibid., p. 223. 19 Grupo Imágenes Historia y cultura a través de la fotografía Austreberto Silva Olivares* P or su naturaleza, el hombre tiene la necesidad de expresarse y de preservar su identidad; la historia no es la excepción. A través de la palabra manifestamos la percepción de la realidad y ello hace que los grupos sociales se integren y comuniquen a la comunidad sus registros de expresión y, finalmente, su historia. En este contexto la fotografía ha sido una fiel acompañante de la humanidad y, después de la pintura, el principal instrumento de registro del arte de la imagen. Cada sociedad procura que sus expresiones sinteticen el matiz comunitario en imágenes, y en torno a éstas se cohesionan grupos que comparten el oficio de la fotografía. En Mexicali, uno de estos es el grupo fotográfico Imágenes, que, fundado el 10 de noviembre de 1969, a lo largo de cuarenta años ha capturado la expresión de una comunidad artística en constante desarrollo. La organización de Imágenes se debió a la iniciativa de Raúl Alfaro Jiménez (†) quien llegó a Mexicali alrededor de 1969 proveniente de Coahuila para ocupar el puesto de jefe administrativo de Recurso Hidráulicos. Alfaro Jiménez contaba con la experiencia de haber sido socio del club fotográfico de México y ya había fundado el grupo fotográfico de La Laguna, en Torreón, Coahuila. Junto con Alfaro Jiménez iniciaron labores como socios activos: Guillermo Sánchez (dueño de la Fotografía Venus), César Peralta M., Arturo Esquivias, Ricardo Paniagua, César Cárdenas y Austreberto Silva Olivares. Desde sus inicios la membresía del grupo siempre ha estado integrada por empresarios, profesionistas y empleados; de estos integrantes pocos han sido quienes se dedican a esta actividad como profesión, aunque estos últimos años, fotógrafos y publicistas han encontrado en Imágenes un foro de expresión y de intercambio de experiencias con practicantes del apasionado mundo de la lente; se ha * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C. 20 1969. Raúl Alfaro Jiménez, presidente fundador del Grupo Imágenes. incrementado así la membresía y la producción de fotografía netamente mexicalense. En el transcurso de estos cuarenta años de la vida de Imágenes, 145 personas han contribuido a formar un grupo interesante de expresión fotográfica local, y en cada sesión ininterrumpida de lunes dialogan, discuten y proponen nuevas experiencias en torno a fotografía. Así también, presentan, concursan, juzgan y critican sus propias fotografías que conformarán los salones mensuales y anuales. En estas cuatro décadas el grupo fotográfico Imágenes ha tenido 39 presidentes, todos enfocados en fomentar y difundir el arte fotográfico, a la vez que en disfrutar, divulgar, organizar y participar en eventos relacionados con la fotografía, tales como exposiciones y conferencias. En este sentido, desde 1969, 1989. Heliodoro Osuna, Austreberto Silva y Charles Williams premiado este último como socio distinguido por el presidente Héctor Algrávez. Imágenes ha conjuntado la expresión artística e histórica que han hecho de la fotografía un medio de generación de arte sin precedentes en la historia de la ciudad. Desde su fundación, Imágenes ha procurado una vida interna enriquecedora y de aprendizaje entre su membresía, procurando siempre el fomento en el conocimiento de experiencias propias y externas, que faciliten el desarrollo del arte fotográfico en la localidad. Entre sus actividades, el grupo ha promocionado la visita de fotógrafos nacionales y extranjeros, así como de otras personalidades del mundo de la cultura. También realiza paseos y excursiones ecológicas que capturan la belleza de la naturaleza y hacen conciencia para que todos evitemos la contaminación y destrucción de nuestro entorno; esto siempre en la búsqueda de facilitar las actividades de difusión de la fotografía. Con el transcurso del tiempo y considerando los orígenes de Imágenes desde 1969, ha sido frecuente que el público Logo y lema: Imágenes: Lenguaje Universal 1974. Artuto Esquivias Ojeda y Heliodoro Osuna León. se pregunte ¿cómo un grupo como este ha durado tanto tiempo? La respuesta es sencilla: en su organización, el grupo rige sus actividades por los estatutos y reglamentos que se establecieron desde su fundación. Estas actividades, además de fomentar las técnicas de la fotografía, se han extendido a convivencias y paseos familiares, lo que ha permitido una integración extendida de sus miembros, fomentando así el gusto por la fotografía y el arte, al seno familiar. Estas acciones y otras más alimentan la camaradería y la amistad, pero de manera fundamental ha sido (y es) el entusiasmo por hacer fotografía el lazo de unión que involucra a todos los socios, haciendo que el grupo tenga carácter social y partícipe del desarrollo histórico y cultural de Mexicali. De esta forma, Imágenes ha desarrollado una de las más sobresalientes actividades que nos llena de orgullo como mexicalenses: la organización de los salones internacionales de fotografía, auspiciados por la Sociedad Fotográfica de América Muestra de actividades del grupo 21 1986. Lourdes Castellanos, Gabriel Trujillo Muñoz y Reyes Espíndola en la Galería de la Ciudad. Anita y Charles Williams, Alicia Contreras y Heliodoro Osuna, y Celia de Alfaro en actividades del Salón de 1973. (PSA), fundada en Estados Unidos, en la que participan muchos países. Imágenes está afiliado a la PSA desde 1973. Fue a partir de 1974, durante la gestión como presidente del grupo del doctor Heliodoro Osuna León (†), que se transmitió el entusiasmo al resto de los integrantes para participar y llevar a feliz término estas actividades de fotografía, las que exigían un alto desempeño y promoción a nivel internacional. En estos eventos, el grupo demostró su entrega, entusiasmo, dedicación y organización, elementos claves para dar a conocer en el mundo de la fotografía los nombres de nuestro binomio fronterizo: Mexicali, Baja California, México y Caléxico, California, Estados Unidos. Con ese escaparate internacional instrumentado en los concursos y salones internacionales de fotografía, la participación lograda superaba hasta los 400 concursantes de 26 países. De esta forma Mexicali pasó a formar parte del mapa mundial del arte fotográfico. Una verdadera experiencia que fomentó Libro presentado por Víctor Landa en el museo de la UABC. 24 que nuestra ciudad fuera reconocida en ese ámbito y que se tomara en cuenta la expresión fotográfica local y el trabajo de integración que Imágenes ya consolidaba año con año. El desarrollo de un Salón Internacional está sujeto a las mismas bases y normas exigibles para todos los países que organizan y/o participan en estos concursos. Se requiere de un gran sentido de responsabilidad para la recepción, manejo y devolución de las fotografías que concursaron (hasta las envolturas originales deben regresarse al autor). Organización, registro, recepción de fotografías, juicio, premios, consumían todo el tiempo del comité organizador. Otros aspectos son la elaboración del catálogo, impresión y, sobre todo, su costo. Es importante señalar que el gobernador Milton Castellanos Everardo apoyó la realización de este magno evento; además se instituyó el “Trofeo Gobernador” para el mexicano mejor clasificado. Lo más sobresaliente del primer Salón, realizado en 1974, durante la presidencia de Heliodoro Osuna, a la vez presidente del comité organizador, fue la participación de 329 aficionados de 28 países; en aquella ocasión se otorgaron medallas de oro a Nelson H. Martin, de Estados Unidos; medalla de plata a Italo di Fabio, de Italia, y medalla de bronce a George Shmidt, de Estados Unidos. El Trofeo Gobernador lo ganó Eduardo Ramírez García, del Distrito Federal. Los jueces de este concurso fueron: Raúl Alfaro, de Mexicali, por México; Edwin Russ y Gertrude Russ, por EUA y Antonio Mariné de Mexicali, por México, como juez alternante. 2004. XXXV aniversario del grupo Imágenes. Presidenta: Beatriz Limón. tres primeras décadas de su historia. La obra fue presentada a Además de los salones internacionales de fotografía, los mexicalenses por Víctor Landa Rico (†) en el museo de la el grupo Imágenes ha preparado diversas actividades Universidad Autónoma de Baja California. En él se detallan extramuros, entre las que ha destacado: la organización del los primeros pasos de Imágenes, sus etapas de crecimiento y concurso de Fotoperiodismo en 1976, con el patrocinio del las actividades que han dado paso a su consolidación como gobierno del estado, a través de la Dirección de Difusión Cultural. La premiación de este evento tuvo lugar en la Galería de la Ciudad con la presencia de Rafael Martínez Retes(†), en representación del gobernador, Jorge Esma, director del área, y Charles B. Williams(†), presidente del grupo. Raúl Alfaro hizo la presentación de las fotografías premiadas en compañía de Anita Williams, coordinadora de organización. En estos cuarenta años, el grupo Imágenes ha presentado 38 salones anuales, además de los salones mensuales, tendederos, copas, rallies, reuniones, encuentros, cursos y talleres. El grupo ha logrado también la participación de fotógrafos aficionados de los estados de Sinaloa, Sonora, Baja California Sur y Baja California (el propio Imágenes) en el curso denominado “Paisaje Alternativo” con la colaboración del fotógrafo Alfredo D’Stefano como profesor invitado. El curso fue 1999. XXX aniversario del Grupo Imágenes. Primera fila, de izquierda a derecha, Raúl Sánchez Rubio, presidente; Víctor Beltrán, Roberto Navarro, Salvador León, Víctor organizado por el II Circuito Plástico Regional Romero, Reynaldo Mendívil. Segunda fila: Austreberto Silva, Ricardo Paniagua, del Noroeste y el Instituto de Cultura de Baja Salvador Sifuentes, Ernesto Bretón, Gaspar Bermúdez, Arturo Esquivias, Ernesto López, Víctor Landa, César Landa, Hugo Landa, Raúl Ojeda. Tercera fila: Leopoldo California. Martell, César Cárdenas, Rafael Rodríguez, Jorge Díaz, Arturo Casillas, Bertha Para festejar su trigésimo aniversario el Contreras, Patricia Quero, María de Jesús Gamboa. Cuarta fila: José Luis Pérez, grupo Imágenes editó un libro que contiene las Alfredo Landa y Gabriel Pineda. 25 protagonista del movimiento histórico y cultural de Mexicali. El aporte del grupo a la cultura e historia local ha sido vasto. Colectiva o individualmente, sus miembros del grupo han publicado su obra en diversos libros, entre los que resaltan: Las rutas de la luz (2000), Mexicali 100 años: arquitectura y urbanismo en el desierto del Colorado (2002), Mexicali Centenario: una historia comunitaria (2003); Monografía de Mexicali, H. XII Ayuntamiento (1989); Monografía de Mexicali y su valle 1903-2003, XVII Ayuntamiento (2004); “Transitar en el desierto” en Tierra Adentro, Conaculta, núm. 142 (oct-nov de 2004); Fronteras: dos miradas de frontera, pp. X, Conaculta (I996); Esquivias: Paisajes del tiempo, ICBC (1996). Además de estas publicaciones, Imágenes figura en publicaciones de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) como: Panorama histórico de Baja California: “Artes Plásticas” (1983); Calafia (primera revista de divulgación científica de la UABC) en el número 2 abril-junio 1970, aparecen por vez primera fotos de Imágenes. Así como en la Revista Universitaria y sus antecesoras: Semillero, Yubai, Divulgare y Paradigmas. En uno de los máximos logros de Imágenes, en el 26 aniversario de la Galería de la Ciudad, el 19 de junio de 2003, el gobierno del estado de Baja California, a través del Instituto de Cultura, designó Creador Emérito en el área de artes visuales a Arturo Esquivias Ojeda, miembro del grupo y excelente fotógrafo. Este reconocimiento ha sido una distinción invaluable para el socio cuyo talento fue reconocido (como el de otros compañeros) desde su ingreso al grupo. El haberse decidido por dar a conocer su trabajo en distintos foros, pronto fructificó en justos premios y reconocimientos nacionales y extranjeros. En el transcurso de este tiempo, la actividad de la fotografía paisajista y la fotografía histórica que se ha generado en su seno, le permiten al grupo evolucionar hasta horizontes que llevan a la comunidad a la integración social. De esta manera y en pleno siglo XXI, frente al desarrollo veloz de la fotografía digital, Imágenes se ha transformado; ya quedó atrás la fotografía de cuarto oscuro, de película sensible a la luz y de las cámaras de rollo. Los miembros del grupo que dominan la nueva tecnología: cámaras, computadoras, programas y proyectores, fijan nuevos rumbos para los entusiastas de las artes visuales que se sintetizan en el título de sus exposiciones. “Más allá del Rollo”. 1991. Austreberto Silva Olivares y Víctor Landa Rico. 1995. Austreberto Silva y César Cárdenas, socios fundadores. 1997. Víctor Beltrán Corona y José Rafael Luque en la crítica semanal. 26 Recorrido por la península DEL PACÍFICO AL GOLFO Yolanda Sánchez Ogás* E l 5 de noviembre de 2009 un grupo de profesores jubilados, miembros del club de caminantes Raramuri, creado y dirigido por el profesor José María Lizárraga Jaime, nos dispusimos a iniciar una nueva aventura. Algunos ya habían realizado esa caminata, para otros era la primera vez, pero igual era el entusiasmo de todos. El proyecto era la travesía “Del Pacífico al Golfo 2009. El primer día llegamos al ejido Nuevo Rosarito, muy cerca del paralelo 28, donde pernoctamos. A las primeras horas del siguiente día el grupo se dirigió a la costa, a la playa El Tomatal, a trece kilómetros del poblado, desde donde se emprendería la marcha. Como había que caminar trece kilómetros por la carretera transpeninsular, emprendimos el trayecto protegidos con gran aforo vehicular, sobre todo con camiones de carga. Se decidió iniciar la caminata desde donde principia el camino de terracería a la misión, consistente en 35 kilómetros. El recorrido partió con cinco vehículos de apoyo, cuya función era entregar agua y algunos alimentos para quienes caminaban. Con gran energía se inició la caminata, la mayoría lo hizo a pie y dos compañeros en bicicleta. Después de varias horas hubo una primera estación para tomar un refrigerio y descansar un poco. * El camino es una zona desértica poblada por numerosas especies de plantas: desde los gigantescos cardones con sus carnosos brazos, los cirios, de tronco esbelto y alto que termina en dos o tres ramas formando caprichosas figuras. Hay también zonas pobladas por torotes, de gruesos y retorcidos troncos de escaso follaje debido a la sequía que existe en la región. Biznagas, nopales, agave, chollas, mezquites, pitahayas y muchas otras plantas que dan su especial belleza al desierto. Otra riqueza es el trayecto por sí mismo, hecho por los indígenas cochimí que vivieron en esas zonas hace mucho tiempo; casi han desaparecido, quedan unos cuantos descendientes que viven en la misión, así como algunos ranchos que permanecen desde hace siglos y que en otro tiempo fueron rancherías indígenas atendidas por la misión. Observamos restos de lo que fue la ranchería de San Ignacito, donde todavía existen trozos del muro que servía para contener el agua en una parte del arroyo, y restos de piedra de construcciones. San Ignacito se encuentra en una zona poblada de árboles de mezquite y otras plantas que proveían de alimento a hombres y animales, evidencia de ello son los restos de metates y manos de metate que encontramos en el camino. Después del breve descanso la marcha continuó, y alrededor de las cuatro de la tarde los primeros caminantes llegaron a Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. 27 Un grupo de profesores jubilados realizan la travesía del Pacífico al Golfo, desde la playa El Tomatal hasta bahía de Los Ángeles. la misión de San Borja. Allí se comprueba la capacidad de los misioneros jesuitas para localizar sitios adecuados para establecer una misión: agua suficiente, tierra para sembrar y rancherías indígenas a las cuales catequizar. Además, el lugar contaba también con las playas cercanas, Salinito, Tomatal y Altamira, donde los indígenas acudían a capturar especies marinas. Según versión del señor José de Jesús Gerardo Monteón, quien radica con su familia en la misión como únicos habitantes, había varias rancherías que fueron integradas a la misión. Eran Rancho San Ignacito, Aguaje de Guillermo Galván, Rosarito, San Gregorio, Compostela, San Miguel, Marmolito, Regis, rancho Santana y Buenaventura. Los jesuitas también tenían acceso a las minas San Juan (cerca de Bahía de Los Ángeles) y Compostela.1 Después de recorrer durante casi ocho horas el desierto se llega a la misión. El sitio está localizado en un terreno 1 pequeño, plano, rodeado de cerros. En los cerros se aprecia el diferente color de la cantera, resaltan los cortes que se hicieron para sacar los bloques de cantera que se usaron para construir la última etapa de la misión, la definitiva, y que permanece hasta ahora. Wenceslao Link construyó la misión en 1762. Primero utilizó ramas para levantarla, pero era demasiado pequeña, por lo que el misionero ordenó elaborar adobes para edificar una misión más grande que la iglesia. Al salir los jesuitas de la península en 1768, después del corto tiempo que estuvieron los franciscanos en Baja California, llegaron los dominicos a hacerse cargo de las misiones y fueron ellos los constructores de la actual iglesia de cantera, terminada en 1801. Una vez habilitado el terreno para la siembra, trasladaron a diez soldados y a 300 indígenas ya bautizados de la misión de Santa Gertrudis, localizada a unos 110 kilómetros (30 leguas) de San Borja; asimismo, trajeron cabras y ovejas; Entrevista realizada por Yolanda Sánchez Ogás con el señor José de Jesús Gerardo Monteón, San Francisco Borja, 6 de noviembre de 2009. En la misión viven José de Jesús, su esposa Ana Alicia Gaxiola García, sus hijos Ángel Eduardo, Brisa Amelia, Genaro, Noni María y tres nietos. 28 Playa El Tomatal en el océano Pacífico. Gigantes cardones con sus carnosos brazos, cirios de tronco esbelto. Biznagas, choyas, pitahayas. sin embargo, el alimento era tan escaso que era imposible sostenerlo por lo que se valieron de la cercanía de otras misiones para que se enviara carne seca para los animales. El capitán Fernando de Rivera y Moncada llegó a hacerse cargo de la escolta y exploró los alrededores. En lo alto de los cerros encontró unas mesas con mucho pasto y agua en abundancia. Con tan buena noticia, se solicitó ganado a otras misiones y les enviaron 650 cabezas de ganado mayor; caballos, vacas y yeguas. De esta forma se estabilizó la vida en la misión de San Francisco Borja, a pesar de que nunca fue autosuficiente y recibía apoyos vía Bahía de los Ángeles, a sesenta kilómetros de distancia. Así estaba previsto desde su fundación y se hizo durante más de cincuenta años que duró en funciones. Primero bajo la administración de sus fundadores jesuitas (1862-1768), posteriormente, de los franciscanos (1768-1774), finalmente de los dominicos, desde su llegada hasta el cierre de la misión. En general las misiones de Baja California se cerraron debido a la disminución de la población indígena. Después de caminar 35 kilómetros de desierto, para nosotros fue impresionante llegar a San Borja, rodeada de cerros, planos en su parte alta, formando mesas. Fue un gran alivio ver el edificio de la misión en buenas condiciones de conservación; la primera de norte a sur que se encuentra en pie y que es de cantera, la otra es Santa Gertrudis. A un lado de la misión se halla un área de cultivo donde hay granados, vid, palmas, cítricos, olivos, algunos de ellos sembrados por los misioneros, según versión de sus pobladores. La misión cuenta con un ojo de agua suficiente para regar los árboles y para las necesidades de sus habitantes y visitantes. Cerca de la huerta hay varios pozos de agua termal, donde se puede disfrutar de sus efectos curativos. Actualmente existen restos de adobe de la misión jesuita; además pudimos apreciar la extensión de la primera misión. A un lado está el edificio de cantera construido por los dominicos, que se conserva en buenas condiciones debido a diversas obras de restauración que se han realizado en los últimos años. Encontramos al joven Ángel Eduardo Gerardo cubriendo las paredes de adobe con lodo para su protección ante las próximas lluvias. Igualmente la familia Gerardo, asesorada por personal capacitado, ha elaborado algunos bloques de cantera 29 para restaurar las partes altas de la misión. Sobre esto hay que decir que el señor José de Jesús trabaja la cantera con conocimiento. La misión de cantera forma un ángulo recto donde destaca la iglesia, orientada de norte a sur, con su altar hacia el norte. Allí se encuentra una pila bautismal también de cantera; alrededor hay varias pilas para agua del mismo material, de unos dos metros y medio por uno y medio de ancho y un metro de profundidad. Otros objetos misionales son las gárgolas y algunos barrotes, que se han conservado gracias al cuidado de la familia Gerardo. En la parte sur de la iglesia hay una escalera que conduce al campanario. En el resto del edificio existen varios aposentos y otra pila bautismal. Se puede ingresar a la misión por varios accesos, pero la principal está al sur del edificio y sobre la puerta, el campanario con dos campanas, una de tamaño normal y otra más pequeña que no son las originales, aquellas fueron quitadas y tiempo después se entregaron a una institución para protegerlas. Eso ocurrió en 1962 cuando la misión estuvo abandonada por tres años y no se han regresado. En 1960, habitaban en la misión diez familias. La de Jorge Arce, Belisario Smith, Pifas Madrigal, Carlos Díaz, Villavicencio, Margarito Arce, Camilo Valdés, Marcos Villa, Pancho Camacho, y la de Federico Arce. Eran descendientes de antiguos pobladores de la misión y habían permanecido en el sitio, dedicados a la ganadería, pero la sequía los obligó a abandonar su tierra. Belisario Smith (padrastro de José Ángel) y su familia regresaron en 1963 y allí se mantienen. La iglesia de la misión casi siempre permanece cerrada porque no hay población que requiera sus servicios; eventualmente se oficia misa. Sin embargo, cada año del 8 al 11 de octubre, los pobladores de los ranchos vecinos esperan la fiesta en San Borja, la fiesta del Santo Patrono, San Francisco de Borja Adac. Esos días se reúnen alrededor de mil personas, quienes además de asistir a misa disfrutan de bailes, comida y otras actividades festivas. Existe un pequeño museo que la familia Gerardo ha formado con algunos objetos antiguos elaborados por esta familia a base de cantera y troncos de cirio. Con su sello se pueden observar tres moldes para hacer lingotes de oro. La mina de San Juan, muy cercana a Bahía de Los Ángeles fue explotada por ingleses durante el siglo XIX, con considerables beneficios, algunos de los restos están en el Museo de Bahía y otros grandes artefactos metálicos 30 Torotes de gruesos y retorcidos troncos. Agaves de especial belleza. Desviación a la Misión de San Borja. Fachada de la Misión de San Borja, construida por los misioneros jesuitas en 1962. están en el sitio del molino Las Flores, donde también se encuentran el panteón y la cárcel. En la misión hay un baño y la familia provee el agua; así que después de una buena ducha nos dispusimos a cenar y a disfrutar de un rato de canciones alrededor de la hoguera. Desde allí pudimos admirar el bello cielo cubierto de estrellas que contrastaban con la oscuridad nocturna. Hacia la media noche salió la luna que aunque estaba en cuarto menguante, iluminaba el cielo como si fuera de día. Fue una velada espléndida. Al día siguiente muy temprano, y guiados por el joven Genaro Gerardo nos dirigimos a ver las pinturas rupestres localizadas como entre quince y veinte kilómetros de la misión. Subimos a la parte alta de los cerros para apreciar de cerca los resguardos con pinturas; visitamos unos ocho sitios, con lo que se enriqueció nuestra visita a la misión. A las 10:30 reanudamos el camino hacia Agua de Higuera, el siguiente sitio para pasar la noche. Con el clima caliente y bajo un sol abrasador –que no nomás en Mexicali hay–, varios compañeros recorrieron caminando los 35 kilómetros que separaban ambos sitios. Agua de Higuera es un sitio rodeado de cerros, quizá por esa razón se escoge para pernoctar, o posiblemente porque en un terreno lleno de plantas del desierto, con muchas espinas, esa zona está plana y limpia. Tiene el inconveniente de que sólo existe el agua en el nombre, toda la que se requiera debe llevarse. Además, apenas llegando encontramos otro problema. Un compañero observó un animal metido en un pequeño hoyo en la tierra, era un alacrán como de diez centímetros, cuando lo sacaron paraba su cola y se revolvía muy enojado. La mayoría quería matarle, pero no faltó la ecologista que lo tomó y lo llevó a otro lado, muy cercano. Por si decidía regresar a su casa, las mujeres optamos por dormir en las camionetas. La última etapa del recorrido fue de Agua de Higuera a Bahía de Los Ángeles, 25 kilómetros. Después del desayuno, salimos muy temprano a recorrer los primeros ocho kilómetros de brecha, antes de llegar a la carretera pavimentada. Por carretera el recorrido requiere doble esfuerzo, por un lado el peligro de los vehículos, por otro, el calor del pavimento que sube a todo el cuerpo, algunos decidimos no caminar, pero hubo quienes hicieron el Patio posterior de la Misión de San Borja. 31 Después de 72 horas de recorrido arribamos a Bahía de Los Ángeles, en el Golfo de Cortés. recorrido sin omitir un solo kilómetro. Las valientes fueron Carmen Alicia, caminando, y Rosa Quintero Favela en bicicleta. Fue emocionante observar el Golfo de California, cuando apenas 72 horas antes se inició el recorrido tocando las aguas del Pacífico. Sobre todo, considerando que como profesores jubilados, la edad de la mayoría está arriba de los 55 años. De regreso pernoctamos en El Rosario y, como colofón, llegamos a uno de los lugares más bellos de la costa del Pacífico: la Lobera. Es un sitio a unos veinte kilómetros al norte de El Rosario, de allí se sigue un camino a la costa, y de pronto se llega a una zona donde las olas chocan con tanta fuerza que se forman dos pequeñas bufadoras, pero lo más impresionante es la lobera. Un simple hoyo en la tierra, de unos 50 metros de diámetro que se ha formado precisamente por el choque del agua con esa tierra de limo. La parte sur del hoyo está comunicado con el mar y por allí penetran los lobos 32 marinos en grandes cantidades, allí descansan, sobre todo los pequeños, que son de color blanco. La Lobera es un sitio de gran belleza, que quienes gustan de la naturaleza deben conocer. Además, a un lado se encuentra una empresa dedicada a la cría de abulón; cuando crece este molusco lo depositan en el mar dentro de sus jaulas para que sus depredadores no lo dañen. Hasta ahora han sido depositados 2 500 000 abulones, algo muy importante para la preservación de esa especie y para la economía, considerando que un kilo vale mil quinientos pesos. En suma podemos decir, que este trayecto de costa a costas fue una experiencia emocionante e ilustradora porque nos permitió disfrutar de la naturaleza del desierto central de Baja California y de un pasaje interesante de la historia regional, la época misional. El proyecto es hacer este recorrido cada año. ¡Ojalá más profesores y sus familias se unan al recorrido del grupo Raramuri! El Programa Bracero en Mexicali (1942-1964) Rubén Castro Bojórquez* E l 23 de julio de 19421 los presidentes Franklin D. Roosevelt, de Estados Unidos, y Manuel Ávila Camacho (1940-1946), de México firmaron el Tratado de Braceros, que mediante convenios posteriores perduró desde su firma hasta 1964. El convenio reglamentó la contratación temporal de trabajadores agrícolas mexicanos para laborar en los campos de cultivo en los diferentes estados de la unión americana, principalmente en California, Arizona, Colorado y Nevada, entre otros. Debido al estallido de la segunda Guerra Mundial (el 1 de septiembre de 1939) y a la inclusión de Estados Unidos a partir del 7 de diciembre de 1941, posterior al ataque japonés a Pearl Harbor, aquel país requirió soldados, lo que provocó que muchos de sus trabajadores se unieran al ejército y dejaran sus labores, por lo tanto la mano de obra se volvió muy escasa y la agricultura sufrió perdidas significantes. El convenio firmado entre los dos países ofreció la oportunidad a millones de mexicanos para que cruzaran la frontera y suplieran con su trabajo a los que lo habían abandonado para irse a la guerra. Las labores encomendadas a los mexicanos fueron principalmente en los campos agrícolas y la construcción de vías de ferrocarril, pero no fue raro que a los pocos años se ocuparan en otros servicios, como en fábricas y en la construcción. Por muchos años la contratación de braceros ocasionó la aglomeración de demandantes en ciudades como Nogales, Sonora, y Ciudad Juárez, Chihuahua. En los años de 1942 a 1948 eran escasas las grandes aglomeraciones en Mexicali, dada la incomunicación con el resto del país. Pero a partir de 1948, cuando se puso en servicio el ferrocarril Sonora-Baja California, nuestra ciudad se convirtió en la preferida por los aspirantes a braceros, que arribaban por cientos en tren, venidos principalmente de los estados de Zacatecas, Durango, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, entre otros. Por casi dos décadas era común ver recorrer por el centro de la ciudad a campesinos del interior del país, esperando ser contratados por las asociaciones estadounidenses creadas para tal fin. Sus lugares de concentración eran la antigua aduana, ubicada en avenida Obregón y calle México, y en la Garita Internacional, ubicada en calle Melgar y avenida Internacional (hoy Cristóbal Colón). Trás la segunda Guerra Mundial (1939-1945) se desató la guerra de Corea (1950-1952), por lo que siguieron faltando hombres que laboraran la tierra en Estados Unidos, y como consecuencia el programa continuó. Pero al término de las guerras los soldados regresaron a su país y la mano de obra externa dejó de ser necesaria; pero, además, el advenimiento de las nuevas tecnologías (por ejemplo, la máquina de pizcar algodón) contribuyó a que cada vez se contratara menos al trabajador mexicano. En los 22 años que duró el Programa Bracero se calcula que alrededor de cuatro millones de trabajadores mexicanos participaron en él, muchos de ellos permanecieron en Estados Unidos como emigrados (green cards), otros más se quedaron a radicar en Mexicali y su valle y en otras ciudades fronterizas; los menos regresaron a su lugar de origen. En la década de 1940, en el estado de Baja California, en general, y en Mexicali, en particular, el Programa Bracero, junto con el régimen de la zona libre, el reparto agrario y la construcción del ferrocarril Sonora-Baja California, contribuyeron al incremento de la población, y como resultado de ello se dio la transformación del territorio a estado 29 de la federación. Al pasar de los años, adicional al gran apoyo que los trabajadores mexicanos le brindaron a la economía estadounidense en esos años, un segundo beneficiado fue la * Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A. C. Correo Electrónico: [email protected] 1 http://www.contralinea.info/archivo-revista.braceros. 33 En esos años de la década de 1950, la garita de ingreso y egreso a Caléxico se localizaba en la avenida Cristóbal Colón (antes, Internacional) y calle Melgar. Muchos trabajadores que laboraban en los campos agrícolas cercanos radicaban en Mexicali y todos los días a las 15:00 horas regresaban a sus casas. A los trabajadores seleccionados para ser contratados se les hacía examen de salud y eran vacunados. La garita de Mexicali, así como los comercios cercanos, se veían invadidos por los mexicanos que esperaban ser contratados. 34 1950. Miles de mexicanos se arremolinaban en la línea internacional en espera de ser contratados. La foto tomada desde el techo de la garita muestra a los aspirantes a braceros en uno de los días de contratación. economía de México, ya que los trabajadores enviaban dinero a sus familias que se quedaron a radicar en su lugar de origen, y ese recurso se convirtió en el tercer ingreso más fuerte para el país (después del petróleo y del turismo). En los recuerdos que todavía viven en mi memoria se encuentran los casos de tres personas a los que mi padre, Luis Castro López, dio alojamiento en diferentes tiempos entre 1950 y 1953. Vivíamos en la vieja casa de la calle C núm. 440, de la segunda sección, y recuerdo que esos señores se quedaron por varios días mientras lograban cruzar al otro lado, hasta que encontraran trabajo en la ciudad o se regresaran a su lugar de origen. Dos de ellos eran originarios del estado de Zacatecas y el otro de Durango. En ese tiempo mi padre trabajaba en el área de la aduana y la garita internacional; ahí los conoció y los hizo sus amigos, y les ofreció ayuda, que no fue otra que unos cuantos días de alojamiento y algo de comida. Los tres hombres eran personas humildes, serviciales, amables y con gran don de gente. Dos de ellos cruzaron la frontera, y probablemente echaron raíces en alguna ciudad de California. El tercero encontró trabajo en Mexicali, mandó por su familia y se quedó a radicar en esta ciudad. Al tiempo, probablemente veinte años después, uno de sus hijos entró a estudiar a la Escuela de Arquitectura de la UABC (cuando yo fungía como director), convirtiéndose en el primer profesionista de esa familia originaria de Zacatecas. 35 Diez años de Relatos de Baja California E n mayo del año 1999 inició el programa de televisión Relatos de Baja California a través de La Imagen del Conocimiento y de Cablemás, con la intención de difundir testimonios orales, fotografías y documentos que contribuyan a conocer la historia del municipio de Mexicali. El objetivo central fue y sigue siendo entrevistar a mujeres y hombres cuyas historias de vida sirvan para ilustrar las diferentes etapas del crecimiento productivo y el desarrollo humano de esta región. Por Relatos de Baja California han desfilado destacados mexicalenses, todos pioneros y fundadores del valle y la ciudad de Mexicali. Así en el transcurso de estos diez años se han expresado agricultores, empresarios, comerciantes, políticos, profesionistas, maestros, obreros, artistas, deportistas, amas de casa, periodistas, cronistas, funcionarios, damas altruistas, investigadores, vendedores ambulantes, gente del pueblo y de los estratos acomodados... en fin, la sociedad mexicalense en su diversa conformación ha tenido cabida en el programa. A diez años de su arranque Relatos de Baja California ha realizado alrededor de 450 entrevistas, las cuales han mantenido un alto nivel de calidad tanto en los testimonios históricodocumentales como en el aspecto técnico audiovisual. Un acierto ha sido la difusión de fotografías en blanco y negro del viejo Mexicali, de las familias pioneras y fundadoras de ranchos, barrios, escuelas, empresas, comercios, edificios, campos deportivos, asociaciones... protagonistas del auge sociodemográfico del municipio solar. *Editor y conductor del programa Relatos de Baja California. 36 Óscar Hernández Valenzuela* Relatos de Baja California fue concebido y diseñado por Sergio Ortiz Salinas y Óscar Hernández Valenzuela; en la producción quedó a cargo América Robles, con la mira puesta en dos programas por mes; después, con Carla Herrera al frente de la producción se avanzó en la cobertura de temas y personajes. Salvador León, el productor actual, se encarga de elaborar un programa cada semana, el cual se estrena por la señal de Canal 3 de Televisa regional desde hace cuatro años. Relatos de Baja California ha evolucionado conforme la aceptación y la simpatía del público receptor ha ido en aumento. Los mismos televidentes se han encargado de sugerirnos el rumbo a seguir; las entrevistas, por ejemplo, se hacen tomando en consideración las propuestas del público; el material fotográfico, que es sustento e identidad fundamental del programa, sigue fluyendo de manera generosa ahora con el apoyo del Archivo Histórico del municipio, perteneciente al Instituto Municipal de Arte y Cultura de Mexicali (Imacum). Temas y personajes incluyen tanto la zona urbana y rural, con lo que el programa ha aumentado su nivel de audiencia. Actualmente, Relatos de Baja California mantiene una agenda nutrida de entrevistas, las cuales continuarán en tanto la televisión pública La Imagen del Conocimiento de la Universidad Autónoma de Baja California mantenga su presencia como opción televisiva para la audiencia de Mexicali. Milton Castellanos Everardo (1920- ), gobernador del estado de Baja California de 1971 a 1977. Miguel Ramos Galván (1913-2009), ingeniero civil, uno de los constructores de la infraestructura física de la ciudad de Mexicali. Antonio Puente Ortiz (1910-2006), profesor y pionero de la educación física en Mexicali. Luz Estela Quiroz de Pujol (1905-2000), maestra de educación primaria, pionera en Mexicali. Óscar Sánchez Ramírez (1929- ), ingeniero agrónomo, funcionario federal, protagonista del desarrollo del valle de Mexicali. 37 AC O N T E C E R D E L A H I S T O R I A 1 R.C.B. ENERO. FEBRERO. MARZO ENERO 10 de enero de 1894. Nace en Tulancingo, Hidalgo, el ingeniero José G. Valenzuela, quien fue notable maestro que llenó toda una página de la historia de la educación de Baja California. Llegó en 1938 a Baja California en donde hasta 1959 desempeñó diversas actividades relacionadas con el Distrito de Riego del Río Colorado y como jefe de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, en ese último año fue designado director general de Educación, campo al que dedicó, por vocación innata, sus mejores esfuerzos hasta el 11 de diciembre de 1975, cuando pagó su tributo a la madre tierra (foto 1). Foto 1. Ingeniero José G. Valenzuela y el alumno José Carlos Vizcarra. 1963. 19 de enero de 1919. Entra en vigor la conocida Ley Seca o Ley Volstead, de la que fue autor el senador Andrew J. Volstead y que se mantuvo por más de una década, propiciando un auge inusitado en las incipientes poblaciones fronterizas del norte de México, particularmente en Tijuana y Mexicali (foto 2). Foto 2. Bar Gambrinos en la calle Melgar. 1920. 16 de enero de 1952. Nace el Estado 29. En el Diario Oficial de la Federación de esta fecha, se publicó el decreto que creó el Estado Libre y Soberano de Baja California, una vez que el 31 de diciembre de 1951 fue aprobada por el Congreso de la Unión la iniciativa que le había sido presentada por el presidente Miguel Alemán. El hasta entonces Territorio Norte llenó con grandeza los requisitos establecidos por la Constitución para convertirse en estado (foto 3). Foto 3. Baja California. 1 Celso Aguirre Bernal, Calendario cívico escolar, Editorial de Baja California, Mexicali, 30 de junio de 1994, 156 pp. 38 21 de enero 1909. Nace Guillermo Argote Camacho. Maestro de música de origen jalisciense, quien, llegado aquí en 1951, organizó varios conjuntos musicales y ejerció esa disciplina en escuelas de la ciudad de Mexicali, principalmente en la Escuela Secundaria Federal Número 18 (hoy 18 de Marzo). Fundó y fue el primer director de la Banda de Música del Estado (foto 4). 27 de enero de 1937. Asalto a las Tierras. Este día un grupo de campesinos mexicanos, encabezados por Hipólito Rentería y los hermanos Guillén, tomó la patriótica decisión de ocupar las tierras del latifundio de la compañía extranjera Colorado River Land Co., al amparo de un gobierno revolucionario dirigido por el presidente Lázaro Cárdenas. Este hecho apresuró el reparto agrario en el valle de Mexicali, con la entrega de más de 120 mil hectáreas a más de 5 mil campesinos mexicanos; de ahí partió el desarrollo económico, político y social de Baja California, junto con otras medidas dictadas por el gobierno del presidente Cárdenas, entre ellas la Zona Libre y la construcción del Ferrocarril Sonora-Baja California (foto 5). Foto 4. Profesor Guillermo Argote Camacho. 1963 29 de enero de 1911. Llega la revolución a Mexicali. La Junta del Partido Liberal Mexicano presidida por Ricardo Flores Magón, provisionalmente instalada en Los Ángeles, Ca., y que desde antes de 1910 había combatido la dictadura de Porfirio Díaz, por razones estratégicas, como lo estaba haciendo en el resto del país, acordó extender la revolución a Baja California y para tal efecto dispuso atacar la pequeña e indefensa población de Mexicali, la madrugada de este día. Ricardo Flores Magón, considerado como precursor de la Revolución Mexicana y cuyos restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de la Ciudad de México fue un idealista, soñador de un mundo de hermandad y de paz y sin experiencia en las artes de la guerra, pronto perdió el control y el mando del movimiento revolucionario, situación que aprovecharon soldados extranjeros de fortuna que dieron motivo a que el movimiento fuera tildado de “filibustero” y a su inmediato fracaso en el mes de junio de ese mismo año (foto 6). Foto 5. Mitin en Palacio de Gobierno. 1937 Foto 6. Soldados del ejercito Magonista. 1911. FEBRERO 18 de febrero de 1965. Condominios del Río Nuevo. En 1954 los pobladores instalados en los bajos del Río Nuevo fueron rescatados de las inundaciones producidas por los constantes desbordamientos del Río Colorado, y reubicados en la colonia Foto 7. Condominios del Río Nuevo en la actualidad. 39 Baja California; en esta misma fecha se inició la construcción de lo que se llama Condominios Montealbán en ese mismo lugar. Por efectos de un sismo estos edificios fueron declarados inhabitables, pero quienes viven ahí piensan que no es así y continúan viviendo en ellos hasta la fecha (foto 7). 25 de febrero de 1948. Puente Miguel Alemán. El Diario Nuevo Mundo este día presentó un proyecto para que se construyera sobre el Río Nuevo de Mexicali otro puente a Pueblo Nuevo, aparte de los que se hicieron en 1916, el Puente Colorado, y en 1925, el Puente Blanco, hoy conocido como Leyes de Reforma. La idea fue recogida con interés y para llevarla a la práctica se formó un Comité Pro-Construcción del que se llamaría puente Miguel Alemán, con las siguientes personas: Abel Meléndez Quintero, Rodolfo V. Ley y Carlos Salas Torres, quienes aportaron $60,000 para iniciar la obra, el 20 de mayo de 1949. De paso diremos que el Río Nuevo tenía bien ganada la fama de ser el más contaminado del mundo (foto 8). 27 de febrero de 1944. En esta fecha se inició la construcción del Foto 8. Puente Miguel Alemán. 1951. Foto 9. Edificios del Banco Agrícola y de la Canaco. 1950. primer edificio de la Cámara de Comercio de Mexicali (Canaco), por la calle que ha tenido más nombres en esta ciudad; primero calle Oriente, luego calle del Árbol, más tarde Ley de Alfabetización, enseguida calle del Comercio y actualmente Peritus. Años después, este edificio se modificó y posteriormente se rentó al construirse una nueva sede de la Canaco de Mexicali en el Centro Cívico, en la esquina que forman las avenidas Independencia y Anáhuac (foto 9). MARZO 29 de marzo de 1953. Este día fue electo el Congreso Constituyente del novel Estado Libre y Soberano de Baja California, quedando integrado de la siguiente manera: licenciado Evaristo Bonifaz (Ensenada), presidente; Miguel Calette Anaya (Tijuana), diputado secretario; Celedonio Apodaca (Mexicali), diputado prosecretario; y diputados doctor Francisco Dueñas Montes (Mexicali), Aurelio Corrales (valle de Mexicali) y licenciado Francisco H. Ruiz (Ensenada y Tecate) (foto 10). 40 Foto 10. Reunión del Congreso Constituyente con el licenciado Alfonso García González, gobernador interino del naciente estado de Baja California. 1953. 14 de marzo de 1903 fundación de mexicali* R.C.B. 29 de agosto de 1968. Inauguración del Simposio sobre la Fundación de Mexicali. En el presidium, de izquierda a derecha: persona no identificada, licenciado Rafael Soto Gil, rector de la Universidad Autónoma de Baja California; licenciado Edmundo Rodríguez, gerente del Banco de Londrés y México; ingeniero Roberto Mazón Noriega, diputado; José María Chemalo Rodríguez Mérida, presidente municipal; profesor Julio T. Pérez, director de Educación del Estado de Baja California. M exicali, como el resto de las ciudades del estado, no tuvo una fundación formal o previamente concebida, sino que nació “porque tenía que nacer”, una vez que se descubrió su piedra de toque, su detonante: el agua de riego para hacer producir su fértil y extensa planicie. Los cucapás, llegados a esta región hacía el año 600 de nuestra era y que vieron más allá del horizonte, utilizaban el agua del Colorado en precarias obras de irrigación. Pese a que es una ciudad joven no se conocía su origen, sobre el cual se aventuraban varias hipótesis; por lo que, siendo presidente municipal el señor José María Rodríguez Mérida, (primer ciudadano nativo que ocupaba ese puesto), en nombre del V Ayuntamiento que dirigía, convocó a un simposio de historia para dilucidar ese problema y en su caso fijar una fecha de fundación de la ciudad. El evento inició el 29 de agosto de 1968 y se prolongó por cerca de dos meses, tiempo en que su jurado, integrado por reconocidas personas en el conocimiento de esa disciplina, después de analizar serena y juiciosamente todas y cada una de las ponencias presentadas y asimismo sopesar con mesura los testimonios de antiguos residentes llegados aquí a principios del siglo XX (como las familias Villarino, Chacón, González, Vizcarra, etc.), resolvió adoptar el dato más idóneo: aquel en que Mexicali tuvo su primera autoridad política y judicial. En estas condiciones, el jurado, por mayoría aplastante de sus miembros (con una sola excepción) acordó como la fecha más idónea el 14 de marzo de 1903, cuando Manuel Vizcarra fue nombrado juez auxiliar por el ilustre Ayuntamiento de Ensenada. Dice el punto noveno del dictamen: “…día ligado directamente a su origen, por serle cercano en el tiempo y por significar un reconocimiento expreso de parte de las autoridades”. Esta fecha ya es una tradición en Mexicali. Desde su nacimiento Mexicali tuvo un crecimiento acelerado. En sus primeros cinco años, su infancia histórica, tuvo varias categorías políticas. En 1903, fue una localidad con un juez auxiliar; en 1904, subió a sección municipal, desplazando prácticamente a Los Algodones, cabecera de la sección IV municipal, tuvo entonces un Juzgado de Paz, y en 1905 ya fue Subprefectura Política junto con Tijuana. En 1915 alcanzó la categoría de municipalidad y cabecera del Distrito Norte y en 1952, capital del novel estado 29. * Celso Aguirre Bernal. Calendario Cívico Escolar. Editorial de Baja California. Mexicali, 30 de junio de 1954. 156 pp. 41 Libros, reseñas, comentarios... Sergio Noriega Verdugo A la vera del Colorado: Reminiscencias de Carlos A. Rubio Parra T al vez Carlos Ariel Rubio Parra no requiera mucha presentación, pues se trata de una persona bastante conocida en Baja California: un servidor público, nuestro presidente municipal de 1962 a 1965. Nacido en Morelia, Michoacán, el 15 de mayo de 1917, fue el primero de cuatro hermanos y único varón de la pareja Adán Rubio Raigadas y Carmen Parra Villanueva. Don Carlos fue un muchacho aplicado e inquieto, quien tomó muy en serio sus estudios desde el principio y en diversas escuelas y ciudades del centro del país. Egresó como ingeniero agrónomo de Chapingo. Se especializó en la agricultura de riego y llegó a Mexicali comisionado a trabajar en el recién formado Distrito de Riego del Río Colorado, en febrero de 1940. La autobiografía de Carlos Rubio Parra es un regalo para todos a los que nos interesa la historia de Mexicali, la agricultura del valle, y la función pública. Además, su lectura es un deleite que nos permite conocer al hombre privado que fue servidor público la mayor parte de su vida. Desafortunadamente no tuve el gusto de conocer bien a nuestro personaje; sus años en la presidencia municipal de Mexicali coincidieron con mi época de estudio en la universidad en San Diego, California. Sin embargo, hace menos de un lustro una mañana lo encontré con algunos amigos y con su hijo Gustavo desayunando en el Casino de Mexicali. Ahí lo escuché decir que por algún tiempo estuvo viviendo en Mexicali el ingeniero Adolfo Orive de Alba, quien fuera secretario de Recursos Hidráulicos y negociador del Tratado de Aguas Internacionales de 1944, entre México y los Estados Unidos. Su anécdota me pareció muy interesante y tuve entonces el atrevimiento de recomendarle que escribiera sobre sus experiencias, sin saber que su autobiografía ya se encontraba avanzada. Creo que la siguiente vez que lo vi fue el 26 de mayo de 2007, precisamente en la presentación de su libro. El auditorio de la Casa de la Cultura estaba repleto de personas de diversos estratos sociales. Después de algunas palabras de reconocimiento del licenciado Milton Castellanos, don Carlos habló con particular orgullo de su vida en estas tierras y al final dijo “¡bendita tierra de Mexicali!”. La verdad es que me sentí conmovido, pues me convenció de que se trataba de un hombre sincero, hijo adoptivo de Baja California, que amaba a esta tierra y a su gente. Aunque quería que me autografiara el libro que * Miembro de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali, A. C. 42 llevaba conmigo en la ceremonia, pensé que sería mejor esperar otra ocasión, cuando no hubiera tantas personas, pensé que lo volvería a ver en el Casino de Mexicali, pero pocas semanas después, don Carlos murió. A la vera del Colorado revela que Carlos Rubio Parra fue un hombre de familia. No sólo en el sentido de convivir por casi sesenta años con su pareja doña Cristina Díaz Feregrino, y porque hayan logrado crear una familia de seis hijos varones (Gustavo, Alfredo, Guillermo, Luis, Milton y Jorge), distinguidos miembros de nuestra comunidad, sino que la memoria que tuvo él de sus padres, de sus hermanas y de su tío Clodio, atestiguan que la influencia familiar fue formativa, perdurable y amorosa. A este respecto, cabe tomar en cuenta la caracterización que hace el autor de su papá: Mi padre, hombre inteligente y estudioso, fue siempre una persona honesta hasta la exageración. Toda su vida buscó y compró los mejores libros a su alcance; los leyó y estudió todos. Fue cuidadoso y amoroso con mi mamá, con mis hermanas y conmigo. Siempre lo recuerdo con admiración y con profundo cariño hago reconocimiento a su intachable conducta y a sus pláticas siempre honestas y positivas.1 Esta apreciación familiar pone en alto relieve lo que su padre representó para él. Uno de los pasajes más elocuentes y patrióticos del texto precisamente corresponde a un escrito de su padre, Adán Rubio Raigadas, dirigido a su hijo Carlos, cuando éste tenía apenas once años, el 23 de julio de 1928. La carta se ocupa del entierro solemne del general y presidente electo de México Álvaro Obregón, en el sur del estado de Sonora. La misiva termina con un suplicio diciendo: ¡Huatabampo!, guarda con cariño como la madre retiene en su regazo al hijo querido, En su narrativa, don Carlos nos dice quiénes fueron sus maestros desde el kinder, lo que revela la importancia que tuvieron en su vida. Al mencionar sus nombres y el de las escuelas deja la impresión que se trata no sólo de un reconocimiento para quienes fueron sus mentores, sino una muestra de gratitud y cariño. En el primero de seis capítulos hay una sección que se titula: “Orgulloso hijo de Chapingo”. La escuela de entonces en Texcoco era semimilitarizada y dependiente de la Secretaría de Agricultura y, por lo tanto, los cambios de secretarios repercutían en el manejo de la institución. Don Carlos menciona la ingrata visita que realizó a su escuela Tomás Garrido Canabal, ex gobernador de Tabasco, a su retiro de la Secretaría poco después, durante el sexenio de Lázaro Cárdenas. “El 15 de junio de 1935 salió el licenciado Garrido de la secretaría y desaparecieron casi todos los camisas rojas... De inmediato hubo cambio de autoridades en la escuela...”3 No obstante, el joven Carlos prosiguió con sus estudios y en el camino hizo amigos que lo fueron para toda la vida. En febrero de 1940 el agrónomo Rubio Parra, bajo las órdenes de la Comisión Nacional de Irrigación, salió de la Ciudad de México a Mexicali. palacio de gobierno, me presenté con el ingeniero José G. Valenzuela, residente del Distrito de Riego, persona a la que desde el momento que conocí y traté, estimé y admiré toda mi vida...4 El cuarto capítulo del libro que nos ocupa se titula: “Una gran experiencia profesional: la presa Morelos”. El autor nos dice que con motivo del Tratado Internacional de Aguas se creó el compromiso de crear dos presas, una en Estados Unidos y la otra en México, para cumplir con la cuota asignada a nuestro país durante un plazo de cinco años, a partir de su entrada en vigor, el 8 de noviembre de 1945. Desde la decisión de construir la presa mexicana junto a Los Algodones, nuestro protagonista participó primero en la construcción y después en la operación de esta obra de infraestructura hidráulica, que permite el suministro del liquido al valle de Mexicali. Posteriormente, el ingeniero Rubio Parra colaboró con el titular del Distrito de Riego del Río, el ingeniero Eligio Esquivel Méndez, quien después sería candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura del estado de Baja California. En la opinión de nuestro protagonista: Por mi parte pensaba que el mejor el cadáver de este glorioso patriota que la nación mexicana te entrega en estos Recogí las órdenes de pasaje y el último candidato, el más capaz para desempeñar momentos y vela porque su tumba esté miércoles de febrero de 1940 llegué a el cargo de gobernador, por su capacidad, siempre cubierta de flores frescas recogidas Mexicali, sin pensar entonces que sería cualidades de las riberas del Mayo, que con su perfume para siempre. En las oficinas de la problemas fundamentales del estado, era embalsamen el ambiente donde vaga el Comisión Nacional de Irrigación, que Eligio Esquivel Méndez, a quien animé espíritu de este gran soñador. estaban en la planta alta del denominado para que se decidiera a participar.5 2 y conocimiento de los Carlos A. Rubio Parra, A la vera del Colorado: Reminiscencias, p. 28. Ibidem, p. 27. 3 Ibidem, p. 49. 4 Ibidem, p. 60. 5 Ibidem, p. 145. 1 2 43 Una vez gobernador, el ingeniero Esquivel nombró a Rubio Parra titular de la Dirección de Obras Públicas del gobierno estatal. Y en 1962 fue designado candidato del PRI a la presidencia municipal de Mexicali. El título del sexto y último capítulo de la autobiografía refleja la actitud y disposición de su autor: “Trabajando por Mexicali como presidente municipal”. Cuenta que unas semanas antes de iniciar su gestión se enteró y luego le hizo frente a “un pasivo muy elevado con diversos acreedores y sueldos no cubiertos durante varias quincenas al personal no sindicalizado”.6 Pasada la celebración de la toma de protesta, dice haber despertado a la realidad: R.C.B. Muy temprano se me presentó el alcaide de la cárcel municipal a decirme que no tenía ni un solo centavo para dar el desayuno de los internos. Le pedí dinero prestado a mi papá –quien se había trasladado desde la Ciudad de México para acompañarme– y obtuve la cantidad necesaria de inmediato...7 A pesar de los muchos problemas que se tuvieron, la administración de Carlos Ariel Rubio Parra logró dejar obras muy positivas para el municipio, entre las cuales destacó el Bosque de la Ciudad. Sin embargo, lo que mejor describe su trayectoria fue haber servido al pueblo que adoptó e hizo suyo. 6 7 Ibidem, p. 163. Ibidem, p. 166. 44 1950. Estación de gasolina “Servicio Islas”, ubicada en avenida Lerdo y calle F, surtía gasolina mobiloil (todavía no operaba Pemex en Mexicali). Nótese los automóviles: probablemente un Plymouth 1947 y un Chevrolet 1949, sobresalen dos grandes pinos salados. Atrás, el tanque elevado de la planta de agua de la ciudad. La construcción tipo almacén de la derecha, era el cuarto de bombas de la planta (mucha gente le decía “la bomba del agua”), obsérvese también en el centro de la calle el alumbrado público y el semáforo, ambos de tipo “piñata”, únicos existentes en ese año. Estas instalaciones fueron demolidas en 1956, construyéndose sobre este terreno el hospital del Seguro Social (IMSS) y la planta se cambió a la colonia Pro-hogar en Río Culiacán y Plan de Ayutla. P Á G I NA S D E H I S T O R I A R.C.B. Manuel Gómez Morín en Baja California. Líderes del PAN 1945-2000. Francisco Lizárraga Ochoa. Edición particular, septiembre de 2000. Mexicali, B. C., 167 páginas, formato 20 cm x 27 cm. rústico. Reseña de algunos acontecimientos históricos del Partido Acción Nacional (pan) en Baja California, de 1945 al 2000. Contiene anécdotas y entrevistas de militantes del partido en todos esos años. Mexicali 100 años a través de la historia. Antonio Gastélum Gámez y Pacheco. Edición particular, 2003. Mexicali, B. C., 102 páginas, formato 14 cm x 21 cm, rústico. Contiene un número importante de anécdotas y relatos de la historia de Mexicali, de 1903 a 2003, reseñados por un viejo residente avecindado en Mexicali desde 1937. Personajes notables. Retratos autobiográficos. Valdemar Jiménez Solís. Algibe Editorial. Abril 2005. Mexicali, B.C., 206 páginas, formato 14 cm x 21 cm, rústico. El autor relata semblanzas de personajes bajacalifornianos con los que ha tenido contacto y amistad a lo largo de su vida. Ilustra el libro con un número importante de fotografías. La región del kilómetro 57 (la tierra que aferra). Francisco Javier Palacios Flores. Instituto Municipal de Arte y Cultura de Mexicali (Imacum). 2007. Mexicali, B.C., 202 páginas, formato 16 cm x 23 cm, rústico. Narrativa histórica de la hoy Delegación Colonias Nuevas y su centro de población, Ciudad Coahuila, antes Estación Kilómetro 57. Datos históricos, anécdotas y fotos ilustran el libro. 83 años después R.C.B. 1916. Así lucía la Escuela Primaria Cuauhtémoc el día de su inauguración el 16 de septiembre de 1916. El gobernador del distrito, coronel Esteban Cantú Jiménez, y el H. Primer Ayuntamiento, que presidió el señor Francisco Bórquez Félix, hicieron la inversión necesaria para su construcción, iniciada en 1915. 2009. Así luce hoy el antiguo edificio de la Escuela Cuauhtémoc, transformado en Casa de la Cultura de Mexicali en el año de 1974. El edificio ha albergado a través de sus 83 años de vida, además de la escuela primaria, a la Universidad Autónoma de Baja California, a la Escuela Normal Fronteriza, al Instituto de Ciencias y Artes del Estado (ICAE), a la Escuela de Artes Plásticas, entre otras instituciones. Este edificio es el más antiguo de Mexicali.