Boletín del Archivo General de la Nación Año LXXV - Volumen XXXVIII - Número 135 Enero-abril 2013 Historia oral «Esa monstruosidad…» Entrevista a Guillermo Rivas Díaz Aquiles Castro1 Introducción El testimonio del señor Guillermo Rivas Díaz forma parte del proyecto «Voces sobre el régimen de Trujillo», mediante el cual se ha venido documentando diversos aspectos de la vida social, económica, política y cultural del país durante el período de la dictadura, 1930-1961. Atendiendo a la longevidad del informante y a las características de algunas misiones realizadas por este mientras se desempeñó como miembro activo de la Marina de Guerra en aquellos años, su testimonio adquiere un valor especial. Durante los años 1946 a 1947 estudió en Panamá donde tuvo entre sus compañeros a Pinochet, Torrijos y Noriega. Permaneció en esa institución hasta 1968 cuando salió ostentando el rango de capitán de corbeta, equivalente a mayor. Desempeñó funciones en la Fragata 102, en el Destroyer «Presidente Trujillo», como telegrafista, artillero, técnico de refrigeración y mantenimiento de barco. Diversas facetas son tratadas en la entrevista sobre la experiencia vivida por el señor Guillermo Rivas Díaz durante la dictadura y los primeros años posteriores a la misma. Destaca, entre otros temas, Antropólogo. Encargado del área de Fuentes Orales del departamento de Investigación y Divulgación del AGN. 1 – 153 – BAGN-135-20130516.indb 153 30/07/2013 01:16:34 p.m. 154 Aquiles Castro su protagonismo en la confección de la famosa silla eléctrica de la cárcel conocida como La 40, un incidente con Balaguer y su salida de la Marina de Guerra tras más de 30 años de servicio, sin que le fuera otorgada una pensión. Esta transcripción parcial de la entrevista ofrece a los lectores y estudiosos del período, la oportunidad de acceder a nuevos datos acerca de la mecánica de funcionamiento interno del régimen trujillista en materia de represión, sobre Guillermo Rivas Díaz. (2012) las circunstancias en que algunos servidores del Estado se vieron involucrados en esa actividad y algunas facetas de la vida social de la época. Una particularidad adicional es que nuestro informante es entrevistado durante la sesión por una de las víctimas de la silla eléctrica que él diseñó y construyó, el señor José Hungría Sánchez Suero, quien pudo conocer detalles del funcionamiento del tinglado de La 40, porque permaneció allí por más de cuatro meses. Él conoció la tortura en la silla eléctrica y es quien hace de entrevistador principal para documentar el testimonio del señor Guillermo Rivas Díaz que a continuación presentamos. Ficha técnica Entrevistado: Guillermo Rivas Díaz Fecha de nacimiento: 10 de febrero de 1917 Profesión: Ingeniero arquitecto en la UASD y Electromecánico en Inglaterra. Ingresó a la Marina de Guerra en 1938 con el rango de alférez Sus padres : Pedro Ramón Rivas, de Yaguate, y Juana Tomasa Díaz, de Baní Entrevistadores: José Hungría Sánchez Suero, Aquiles Castro y José A. Brito Cámara: Joselyn Espinal Transcripción: Esmirnalee Santana Fecha de entrevista : 11 de diciembre de 2012 Duración: 02:10:21 BAGN-135-20130516.indb 154 30/07/2013 01:16:35 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 155 Silla eléctrica utilizada como instrumento de tortura en la cárcel La 40 durante la tiranía trujillista. (Fuente: Área de Fotografías, AGN) BAGN-135-20130516.indb 155 30/07/2013 01:16:38 p.m. 156 Aquiles Castro Diseño y construcción de la silla eléctrica en La 40 José Hungría Sánchez (JHS). ¿Cómo llega a usted la orden de trabajar en el proyecto de construir la silla eléctrica? Guillermo Rivas Díaz (GRD). Esa es una sugerencia a través de Johnny Abbes... personalmente. JHS. ¿Y quién más le acompañó? GRD. Tomás Ferrer López, cuando eso era mayor. Puedo yo equivocarme, pero había un rango, más o menos entre capitán y mayor. Estamos hablando ya de los años 1952, 1953 aproximadamente. Yo tomo como punto de referencia que ya en esa época teníamos instrucciones de comenzar a desmantelar el aeropuerto General Andrews, que comenzamos en el 52-53 para pasarlo a San Isidro. JHS. ¿Quiénes más trabajaron en ese proyecto, junto con usted, aparte de Tomás Ferrer López? GRD. Bueno, porque sabe que ese es un proyecto prácticamente, como se dice, «de baúl», de pocas personas, por evitar la contaminación… Teníamos asistentes. JHS. Pero quizás no sabían lo que estaban haciendo. GRD. No, no, ellos no sabían. Motivación del invento … Porque salieron gente muy estropeados físicamente de La 40, y a Trujillo no le gustó. Hubo gente con brazo roto, costilla rota y eso. Entonces lo que se buscaba era, ¿cómo se dice?, atropellar la psiquis, no lo físico. Igual que cuando estábamos preparando los pasillos; los pasillos deben ser pinturas opacas, los pasillos de lo que se llama depuración, que son pinturas opacas. Los pasillos para lo que se llama depurar, los pasillos de atropellar la gente; pero atropellarlos psíquicamente, no físicamente. Igual que usted saca esa lámpara de 110, le pone un bombillo de 220. Ese bombillo le da una luz opaca, que atemoriza. O sea, crear una psiquis, no física en el cuerpo. BAGN-135-20130516.indb 156 30/07/2013 01:16:38 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 157 Porque según Ferrer, a Trujillo no le gustó que salió gente con brazo roto, costilla rota y demás, y eso decía que daba una mala imagen. Entonces ideamos darle, porque el choque eléctrico físicamente no maltrata a nadie. Aquiles Castro (AC). Cuando usted habla del pasillo y de la luz: ¿entonces ustedes trabajaron no solo en el proyecto de la silla? GRD. Era una obra completa, yo digo obra, un proyecto completo. Porque son cosas que usted no podía comunicársela a decir una, no, no, no, eso tenía su clase de gente. JHS. … ¿Y dónde consiguieron los materiales? GRD. Bueno, existió, en la Palo Hincado estaba el Élite, ¿verdad? ¿Élite u Olimpia, cuál era? JHS. El Olimpia, el Élite estaba en la Pasteur. GRD. Al lado estaba la Casa Virginia, ¿verdad?, seguido estaba Darsán. … equipos industriales, lo primero: calderas y demás piezas para ingenios y todo eso. Ahí fue que compramos nosotros los transformadores, o sea, dos transformadores de 110 a 15 mil. Entonces la salida da 15 mil voltios pero entonces se hizo combinación de series en paralelo. Si usted conecta dos transformadores de 110, para 15 mil voltios en serie, van a seguir siendo 110-15,000. Pero si usted los conecta en paralelo, multiplica por dos el voltaje. O sea, que a esta gente les daban choques de 15 mil y de 30 mil. JHS. Eso se hacía desde un escritorio. GRD. Sí, sí, porque había un transfercito ahí abajo. JHS. Sí, tenía un interruptor que lo manejaba, cuando yo estuve, el capitán del Villar. Me dijo de los transformadores. ¿Y la placa de cobre que tenía la silla? GRD. La placa de cobre la compramos, deje decirle, en la Arzobispo Nouel, creo que esquina 19 de Marzo, estaba Jaime Méndez, ahí. Quiero que me ayude, porque 93 años no son las neuronas de ustedes. Era Jaime Méndez que estaba ahí, ahí compramos nosotros la placa de cobre. Esa era la placa que usaban los fabricantes de la llamada despulpadora de café. Que eso trabaja con una serie de unos… porque es como si fuera un guayo, lo que ellos usan para despulpar el café, entonces esa plancha viene lisa. Los punteros esos se los hacen los que BAGN-135-20130516.indb 157 30/07/2013 01:16:38 p.m. 158 Aquiles Castro la confeccionan; que no es un guayo, no. Ellos le hacen unos brotes de boterola, como llaman ellos, que eso toca el [grano de] café, pero no lo rompe, nada más que la cáscara. Entonces aprovechamos ese cobre para crear entonces, porque la llamada silla era una mecedora, le quitamos los balances. Entonces lo que se hizo fue quitarle los balances a la silla, como [la] silla no tiene brazos, brazos tenía la mecedora. Estamos hablando de las llamadas mecedoras serranas, le quitamos los balances, entonces en los brazos los forraron con eso [la plancha de cobre], con unas tachuelitas. Pues eso fue trabajo de nosotros. Y entonces abajo, en la plazoleta, le pusimos una pandereta de madera, que estaba forrada, también, y aquí era que estaban las correas, en estos lados. La intención era el estar aquí [sentado], apoyado en este cuerpo, ya está totalmente metalizado, y la humedad del cuerpo multiplica [la conducción eléctrica], hay que tomar en cuenta eso. JHS. Usted dice que los transformadores eran [el] doble de 15 mil voltios. GRD. Dos transformadores de 110, pero con salida de 15 mil. Ese es el que se usaba para los quemadores de caldera[s]. Cuando inyecta el gasoil eso tiene dos electrodos que están constantemente, más o menos a esa distancia [varias pulgadas], tirando arco. Entonces ahí se prende el petróleo, que eso es para caldera. …Porque hay un voltaje demasiado elevado. En la medida que usted eleva el voltaje el amperaje cae, el amperaje es creado por sobrecarga. JHS. Pero lo que yo le quiero preguntar es que si hubiera tenido amperaje, hubiera matado. GRD. Precisamente. JHS. Entonces, ¿la silla estaba hecha con la intención no de matar, sino de torturar? GRD. Exactamente. Porque eso se ponía, usted le daba un choque a una gente con corriente alterna, vamos a suponer, de 110, y lo siente más que si le da 220, ¿usted sabía? BAGN-135-20130516.indb 158 30/07/2013 01:16:38 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 159 «Ahí murió un gran amigo mío»: El Dr. Tejada Florentino JHS. …Pero en la silla murió una persona. GRD. Oh sí, ¿cómo no? Ahí murió un gran amigo mío que se llamó..., el famoso cardiólogo Tejada Florentino. AC. ¿Qué provocó, si no estaba diseñada para esos efectos? JHS. Porque era un cardiópata, era cardiólogo y era cardiópata. Y él predijo la situación, o sea la anticipó antes que lo subieran. GRD. Que él lo dijo, que sabía. Yo tengo [presión] 12-6, 12-8, pero hay gente de 15-10 ó 15-14 que no resisten. JHS. La silla, que usted me dice que era una mecedora. GRD. Una mecedora, de su origen era mecedora. JHS. Que le quitaron los balances, porque las sillas no tienen brazo, entonces había que buscar un mueble que tuviera brazos. Y eso que usted dice, que tiene la característica que era una mecedora serrana, yo doy testimonio que tenía esa característica. ¿Y las tachuelas? AC. ¿Dónde localizaron la mecedora? GRD. Oh, del mercado. Las tachuelas las compramos, deje decirle dónde… Estoy haciendo memoria, en la Palo Hincado, no es esquina Juan Isidro Pérez, no. Donde estuvo Manríquez fue en la Palo Hincado, no, en la Mercedes esquina Palo Hincado; ahí estuvo Manríquez, una ferretería. Que ellos tenían los almacenes en la [calle] Juan Isidro Pérez. Creo que está vivo, todavía, si no me recuerdo, que hace como tres años que nos vimos, que es Campo, aquel señor alto que tiene muchas canas, que es de los ejecutivos de Verdeja Comercial, el íntimo amigo mío, Campo, ahí fue que compramos las tachuelas. JHS. ¿Y el señor Tomás Ferrer? ¿Murió? GRD. Oh sí, Tomás murió hace mucho. Él murió me parece que en uno de los gobiernos de Balaguer. Porque mire, hablar de Tomás era una cosa exagerada, un hombre inteligente, ¿usted sabe lo que es inteligente? Eso es innegable, usted me habló a mí de él y me sentí como… Nosotros estuvimos más de diez años juntos, combinando proyectos, nosotros fuimos prácticamente los que hicimos a [el central] Río Haina. JHS. Cuando iniciaron la construcción de la silla, ¿a usted no le vino el deseo de no participar? BAGN-135-20130516.indb 159 30/07/2013 01:16:38 p.m. 160 Aquiles Castro GRD. Bueno, hablar eso sería una utopía, porque sabíamos lo que era. Era una petición de Trujillo, y eso era, como dicen, sí, sí. No podemos, no, no... Vamos a quitarnos la venda. Hay que verse, como decía Richardson, el de la Marina, hay que saber cuando usted mete la mano, dónde es que está el tizón. Fue muy bonito en los blichers, tírale, fájate ahí con ese… JHS. ¿Y su compañero Tomás no le comentó nada de no participar? GRD. No, no, porque prácticamente yo era un hombre de confianza. JHS. Sí, ¿pero no le dijo sentirse molesto? GRD. No, no, no, no, si le digo, hablo mentira, pero era una orden y había que hacerla. Ese es un trabajo de menos de una semana, menos de una semana. Porque lo primero que estaba era la idea; la idea se plasma, y después de plasmada, hacerla… los transformadores estaban abajo del escritorio… ahí solamente iban dos alambritos. JHS. Dos alambres, sí, que pasaban. O sea, que la carga se la traspasaba del escritorio a la silla. GRD. Oh, sí, el que estaba allá interrogando: «mira, que e᾽to y que lo otro». O sea, había gente que eran rebeldes, como se llamó, que eran rebeldes. AC. ¿Ustedes la instalaron, insisto, allá mismo? JHS. En la misma cárcel de La 40, o sea, usted fue donde estaba la cámara de tortura, en La 40. GRD. Seguro que sí. Eso estaba montado como si fuera una caja de limpiabotas; que, ¿se va a acomodar para allá?, allá se lleva. ¿Hubo otra silla? JHS. ¿Usted sabía, o tiene conocimiento sobre otra silla, o si usted participó, que había en La 40? Que era una silla de metal completa, de color gris, como de tubo galvanizado. GRD. No tengo ese conocimiento, aquí posiblemente que hubiera. JHS. Bueno, yo le voy a decir que no es, posiblemente, porque esa silla yo la vi, esa silla se usaba para matar. Nosotros, yo, por el BAGN-135-20130516.indb 160 30/07/2013 01:16:38 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 161 tiempo que estuve ahí, yo estuve cuatro meses allí y pico, inclusive yo estaba ahí cuando mataron a Trujillo, estuve como 15 días. Salí de La 40 demoliéndola, ya casi totalmente demolida. Y esa silla, a mí me sacó el capitán del Villar un día a las cuatro de la madrugada, y me llevó a la silla eléctrica. Pero en la noche, ya nosotros por el tiempo que teníamos, teníamos el control, sabíamos el movimiento de la cárcel, y sabíamos que iban a matar gente. Nosotros le decíamos a eso la hora cero. Esa noche mataron de dos a tres personas, y en la madrugada me sacaron. O sea, que los que fueron a matar se fueron ya, la cárcel quedó normal. Debo decir que las muertes, los asesinatos comenzaban de siete de la noche en adelante. Recuerdo que difícilmente pasara un día que estaban matando gente de las diez de la noche, eso terminaba antes de las diez de la noche. Entonces me llevaron a las cuatro de la mañana a la cámara de tortura, y yo me sorprendo porque hay una silla al lado, como a pie y medio, de la de torturar, y me sientan ahí. Del Villar comienza a sacarme confesiones, o tratar de sacarme confesiones, y cuando no lo logra dice estas palabras: «Mira, buen “hijo᾽e la gran puta”, tú priva de guapo, evita que te siente en esa», en la silla de metal que estaba a pie y pico. Y la mandó a guardar, diciéndole estas palabras a quien le dio la orden: «Ve, llévate y guarda eso, que se nos quedó anoche, después que terminamos de trabajar». GRD. Sí, porque ese era el trabajo. JHS. El trabajo era ese. Entonces la silla la guardaron en un cuarto que había. No sé si mal recuerdo, que era techado de asbesto o cemento, que estaba cerca de una mata de bambú, ahí metieron esa silla. Esa silla nadie habla de ella, porque todo el que sentaron ahí no volvió. Cuando ponían la silla a funcionar prendían un vehículo o un motor. GRD. Sí, para amortiguar. JHS. Para que no se oyera la situación. Yo un día oí uno, y fue nada más un ¡ay!, y ahí quedó. Entonces esa silla es que yo quisiera saber de dónde procedió, porque nadie sabe. Y yo he hablado con personas que han tenido relación con esto, y no saben dónde fue a parar, cuál fue su origen, ni su destino saben. BAGN-135-20130516.indb 161 30/07/2013 01:16:38 p.m. 162 Aquiles Castro José Hungría Sánchez realiza una entrevista al ingeniero Guillermo Rivas Díaz en el Archivo General de la Nación, el 11 de diciembre de 2012. Fuente: Área de Fuentes Orales, AGN. Bueno, pues mi pregunta es, después que usted terminó de hacer, con su compañero de la Marina de Guerra, de hacer la silla, montarla ¿su vida siguió igual? GRD. Bueno, para mí, después de un tiempo para acá yo he recibido especie de una metamorfosis. Uno compara aquel tiempo con este y hay un contraste muy diferente, vivíamos bajo un terror. JHS. Y las descripciones que yo daba, eso era un toque de queda. Las veces que yo tuve que hablar de La 40 llevé a un hijo de Prin Ramírez; hicimos un programa, una semana entera estuvimos dando explicaciones. Nada, y era lo cierto, no había invento. Y yo sabía tantas cosas de La 40 por la cantidad de tiempo. Porque debo dejar esto sentado, que los presos en La 40, de Trujillo, no estaban más de 15 días. Cuando pasaba más de ahí, era porque era muerto, y yo tenía ya cuatro meses y pico. O sea, que a mí no me quedaba otra alternativa, lo que ocurrió fue que a Trujillo lo mataron en ese ínterin, y por eso quedé vivo. Entonces, ¿por qué no se permitía que tuviera [más tiempo] Porque entonces tú comenzabas a entender las intríngulis de la cárcel, del funcionamiento. Y si te iban a soltar, tú ibas a quedar vivo, pues al régimen le interesaba que tú no supieras explicar nada. GRD. Sí, porque la eliminación física tiene un motivo, opacar. José Alejandro Brito (JAB). Una intervención, creo que breve. Es importante que ustedes nos digan el tiempo que duró la silla eléctrica funcionando en la cárcel. GRD. Ese proyecto, digo proyecto, porque no se dice proyecto, BAGN-135-20130516.indb 162 30/07/2013 01:16:39 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 163 diríamos esa monstruosidad, pero hay que llamarle proyecto. Eso se origina a raíz del año de la Feria [de la Paz] del 1953 al 1955; ya en esa época se estaba gestionando. Porque salían gente bien maltratada: esa gente que le arrancaban las uñas, esa gente que le aplicaban «el cúnigan» por las orejas, por los testículos. «El cúnigan» era como un alicate de presión. La tripa de fusta… eso era de los cables esos; entonces se mandaba, había un maestro, que era talabartero, que estaba en la Salcedo número 15, en San Carlos. Él era el que vendía, era especialista, hacía fustas, pero eso estaba revestido de cuero. Él tiene la tripa esa, porque nosotros la pedíamos por grupo. Esa la guardé, yo se la mandé. Le voy a regalar, ello hay uno que usan los..., ahora mismo se usa para estatuas y cosas, los grabadores. Este tiene un regulador, trabaja con 110, tiene alante una punteriíta, que ello hay medallas y hay piezas que no se pueden golpear, sino se hacen por vibración. Yo tengo una de esas, que se la voy a regalar, esa es eléctrica. Esa la compré yo en, déjate decir, no fue en Hato Rey, eso fue en Puerto Nuevo en Puerto Rico. Es un aparatico como así, tú te lo echas en lo bolsillo; eso se le aplicaba por los oídos, por el ano, por los testículos. Oiga, pero ¡un vibrador!, usted le da un poquitico y le aumenta. Como yo era del combo, yo vi ese aparatico, lo probamos allá, y digo: ¡oh!, pero mira, este aparato se puede servir. Porque solamente producirle una vibración en un oído, ¡oh! Dígamelo a mí, que a mí se me rompieron los tímpanos en La Marina, yo no tengo, los dos se me rompieron con artillería. Lo que más molesta es el ruido, hay un ruido que molesta. Fue espiado JHS. … le hago la pregunta, porque una persona que trabajó en la construcción de ese aparato, como yo viví el régimen de Trujillo, sé que debió ser una persona altamente vigilada, para que no produjera informaciones sobre eso. ¿Usted no se sintió vigilado? GRD. ¡Oh!, pero eso lo sabíamos. Yo tenía un llamado asistente, bueno él murió hace como diez años, que ese tipo le hizo un informe BAGN-135-20130516.indb 163 30/07/2013 01:16:39 p.m. 164 Aquiles Castro a Johnny Abbes, que Johnny no lo aceptaba. Tuvimos un problema para la invasión de Luperón, del 1949, 19 de junio del 1949. La misión mía era darle seguimiento, que creo que era, me parece, si mal no recuerdo, que era el abuelo, era abuelo o era pariente del patólogo, este moreno, ¿cómo es?, Sarita Valdez. Un hombre muy peligroso, Negro Sarita. Bueno, todavía yo tengo aquí la muestra, ese fue un cartuchazo que él me dio, esa pierna se vio tres veces en quirófano para cortármela. Porque me tiró con una llamada escopeta de ataque, que es muy peligrosa, esa escopeta es contaminada. ¿Sabe qué hacían ellos? Ellos mojaban algodón, mojado con orina humana, para crear como un lodo. ¿Usted sabe lo que es eso, la contaminación que hay? …Yo me metí en amores con una hija de él, porque yo tenía instrucciones de seguirle los pasos a ese señor. Entonces cuando se da el caso de que en Puerto Plata estaba el Teatro Apolo y el Roma. Yo iba con ella al teatro, paseaba con ella en el parque, y a Johnny le trajeron un informe que me habían visto paseando con Gertrudis Sarita en Puerto Plata. A mí se me mandó a eso señor, no, no, vamos a estar claro, ahora no, hay que haber vivido aquello. Por delante estaba mi familia, estaba yo, estaban mis amistades. Ahora es que usted oye una serie de, una verborrea, no, no, no, vamos a estar en el terreno. Entonces se hace como el caso del huevo y la canasta, ¿usted lo sabe? Esa es una fórmula que hay, que para uno desintegrarse es por la altura. El huevo se tira de la canasta y solamente se quilla, pero si cae de la canasta al piso se explota, ese es el principio, ¡ajá! ¿No, le estoy hablando? Entonces, cuando llega ese informe, ¿quién trajo ese informe aquí? Precisamente el que es llamado asistente mío. Poniéndome, como se dice, comiéndose el guineo y tirándome la cáscara para que yo resbale. AC. ¿Pero él no sabía que usted estaba en una misión en ese momento? GRD. Él lo sabía, lo que quería era conseguir raya. Y eso me lo enseñó a mí personalmente Johnny Abbes me dijo. ¡Mire! ¿Mi asistente trae ese informe?, que yo estuve paseando con la hija de Negro Sarita. Y cuando Ludovino Fernández pidió: «no, a ese hombre hay que agarrarlo vivo». Le dijo uno: «No, usted sabe, general, mayor, BAGN-135-20130516.indb 164 30/07/2013 01:16:39 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 165 que ese hombre es muy peligroso». Le dijo: «No, no, usted no va en la comisión». Crearon una comisión, el hombre lo agarraron vivo, y él le dijo, antes de matarlo, a Ludovino, «fue a la cabeza que yo le tiré»; porque era un hombre, ¡mire! La suerte mía fue que si era una escopeta automática, porque no tuvo más recarga. Eso toma tres minutos, más o menos [en volver a cargar]. Entonces, cuando yo me tiré de esos portones, que abren para afuera, y nada más me quedó esa pierna afuera, y ahí me tiró; que si estoy parado me arranca la cabeza, ese señor. Creo que era, me parece que era tío, él era pariente del patólogo, de Sarita Valdez. Entonces, ese señor que es mi llamado asistente, que era un muchacho en esa época, que se llamó Evertz Fournier, Carlito Evertz Fournier. Ese ni cédula tenía, era un muchacho, prácticamente. JHS. Ese era un sicario. GRD. ¡Ah bueno, imagínese! Y ese señor trae un informe, sí usted me vio a mí, yo sí,yo estoy en ese servicio. Porque ese hombre había que localizarlo, ubicarlo. ¡Anjá! Entonces vamos, no, así no, porque usted sabe, no. Me cuentan que él le dijo directamente a Ludovino, «fue a la cabeza que yo le tiré», ¿usted sabe el hombre que usted iba a matar? Negro era un hombre peligroso, le digo, peligroso. La idea era que a ese hombre hubo que agarrarlo vivo, para que declarara. Yo no supe porque yo estuve hospitalizado después del accidente ese. Esa pierna se vio dos veces en quirófano para cortármela, cogió gangrena dos veces. JHS. ¿Y usted no tuvo otro percance, después que usted terminó de construir o participar en la construcción de la silla, no hubo otro percance que usted sintiera persecución? GRD. Siempre uno siente persecución, porque déjele explicar, al desmantelarse el régimen, usted se mantiene, como dicen, estoy en la plataforma. Pero cuando se dice: «mira, la plataforma se derrumbó allí». Es como el marino, que está en babor y le está entrando agua al barco por estribor; o está en popa y le entra agua por proa. Dice: «concho, ta᾽ en peligro la Santa Bárbara». Todo tiene un momento, eso es lo [que] a mucha gente hay que sacarle de la mente. ¿Cómo se consigue eso? Yo desconozco esa fórmula, hay que vivir en el terreno. BAGN-135-20130516.indb 165 30/07/2013 01:16:39 p.m. 166 Aquiles Castro «Yo quisiera que alguien tuviera una sombra, aunque fuera somera , de lo que era aquello …» Porque el problema del régimen era..., yo quisiera que alguien tuviera una sombra, aunque fuera somera, de lo que era aquello. El señor Dalmau nunca fue militar, pero él estuvo manejando la frontera, deje decirle desde qué año, bueno, estuvo más de diez años, desde Manzanillo hasta Pedernales. Ese era el hombre, todo eso que se hacía en la frontera era bajo las órdenes de él. Y oiga bien, en el 1953 llegan aquellos japoneses que trajo Trujillo, que encontramos una colonia en Aguas Negras, allá en Banano, en Pedernales. ¿Qué pasa? ¿Quién hizo el proyecto de agua? Lo hizo, deje decirle quién, que está vivo todavía, él es ingeniero, Pérez Saviñón está ahora mismo en el Instituto Duartiano, él es que dirige el Instituto Duartiano, íntimo amigo mío. Él hizo la parte hidráulica del tanque de agua. Ese tanque está a tres kilómetros, con una altura de 250 pies de altura, y esa agua pa᾽que baje por gravedad. ¿Qué pasa? Que a esa altura, en esa época, llevar el agua del río de Agua Negra. Él terminó el trabajo y le dijo a Trujillo, yo oí por fonía, solamente, «Al jefe no se le dice que no». Porque Trujillo le pidió, él le dijo a Trujillo que era imposible darle agua. Porque él fue a Manzanillo, un hombre neófito en la materia. Tú no eres ingeniero, asesórate; pero era un ego que él [Trujillo] tenía, que a él no se le podía, no, no, a él no se le podía dizque no, no. Entonces le dice él, él [Dalmau] va a Manzanillo, ¿usted sabe lo que es de Pedernales a Manzanillo? Un mes en carreta, en lo que fuera. Y él ve allá una bomba de «reguío», la bomba de «reguío» no es más que lo que llama el americano en inglés un búster. Es una bomba que da mucho volumen, pero no tiene, como se dice, en inglés, not have head, no tiene cabeza, no tiene presión de altura, eso es para llenar canales de riego. Usted no puede elevarla como una bomba. Porque en primer lugar es de baja revolución. En segundo lugar, la estructura angular del «impeli» no le permite si no es bombear mucha agua, pero a baja presión. Porque si usted aumenta la presión en un canal lo destruye. BAGN-135-20130516.indb 166 30/07/2013 01:16:39 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 167 JHS. Correcto. Hace como la función del agua regada por un canal. GRD. Exacto, entonces él fue a Manzanillo, allá, y consiguió una bomba con míster Break, que él la vio allá, llenando un canal. Cuando llegaron aquí creo que [en el camino] hubo piernas rotas, gente con brazo roto, el caso es que la llevaron allá. Cuando la llevan, la bomba prende, pero no bombea. Y le ha dicho a Trujillo que era imposible. Él murió, como a los tres meses murió. Lo sentaron, era un despacho algo más pequeño que este, con aire acondicionado, teléfono y todo, pero no le pusieron funciones, parece que le dio una depresión. El señor Dalmau. No me recuerdo si era Virgilio, era Dalmau, apellido Dalmau, que ese hombre nunca fue militar, pero fue un hombre con… eso le costó a él después una depresión. …Una depresión que le dio a él y murió. …Pero le digo, era un hombre de confianza, y probablemente por decirle a Trujillo que era imposible darle agua a la Colonia. Y a las diez de la noche me manda a buscar Richardson a mi casa. Yo vivía en la Oviedo No. 10, y tenía pensado, en mente, le digo yo a la esposa mía: mira, mañana nosotros vamos a ir a llevar los niños a Güibia, porque no conocen a Güibia. Cuando llega la orden de Richardson, que me reporte inmediatamente, a esa hora, a la jefatura. La jefatura de la Marina estaba donde estuvo «Radio Patrulla», en la Independencia, frente a la Cancillería, que la Cancillería era la Estancia Ramfis, entonces al frente estaba la jefatura de la Marina. A esa hora llegué allá, a las once de la noche. Me dice: «prepárese que hay un problema en Aguas Negras, que hay que darle agua a la Colonia, estamos a 10 y es para el 16 de agosto», pues no hay problema. Le digo a la mujer: «mira, prepárame el equipaje, que vamos a viajar». Cuando vinimos aquí no había bomba, no, no hay, porque ya a esa altura… Yo le pregunté a Pérez Saviñón y él me dio los trámites. Son tres kilómetros, son tres mil metros de distancia. Pero la altura entonces él me dijo; digo: Ah, ta᾽ bien. Voy donde Miguelito Nadal, a la importadora, no había tampoco, nadie tenía esa bomba. Arrancamos para el aeropuerto, nos montamos en un avión y arrancamos para Puerto Rico, allá la conseguimos. En vez de ser bomba centrífuga, tuvo que ser un malacate, la de pitón. Porque esa es una bomba como decimos, esa es loca. El malacate no tiene límite, no, BAGN-135-20130516.indb 167 30/07/2013 01:16:40 p.m. 168 Aquiles Castro no, no, eso da 100 ó 200 pies de altura. Entonces arrancamos, dos días antes del 16 de Agosto... Están inaugurando, se inauguró y todo. Pero que eso le costó a ese hombre el cargo de muchos años, por decirle a Trujillo que no se podía, porque era una cosa… Tres meses preso Oiga bien, él [Trujillo] era muy, muy amigo de mamá, quería [a] la vieja mía, porque ellos se tuteaban de tú a tú. Y le dice, ya nosotros teníamos las instrucciones que lo que habíamos trabajado con Johnny Abbes no podíamos usar ese carné ni esa ropa de civil, no. Yo sabía que teníamos ese memorándum para que terminando un servicio, reportar. Y eso[s] carné lo recibía personalmente él, ahí no se perdía nada, olvídese de eso, ¡no! Entonces yo estaba libre, ese día, salgo de aquí, de casa, de la [calle] San Francisco de Macorís 22, por la barra Payán, y cojo para la Jacinto de la Concha, por ahí, donde habían esos burdeles, por ahí estaba Flor Cabrera y todas esas casas de diversión, bueno. En el camino me encuentro con una patrulla, pero nada más manejando un sargento, y ya yo soy primer teniente. Me pide mi documento, pero me encuentra vestido de civil, no podía vestirme de civil, había que andar vestido de militar, sí señor, eso era penado. Llegamos como a las doce de la noche a la Fortaleza Ozama, me meten allá. Al otro día, por la mañana… la hermana mía, que no pudo dormir; mamá tampoco, en casa, qué sé yo. Mamá llama al Palacio, que a los cinco minutos ahí está Zacarías. JHS. ¿Zacarías de la Cruz? GRD. Sí, entonces doña Elvira, de parte del jefe. Eso me lo contó mamá, a mí; me dice que llegó allá [al Palacio Nacional] y dijo [Trujillo]: «Oh, ¿en qué tú anda?». Dice: «Oh, Rafael, Guillermito, que ta᾽ preso». Entonces dizque le dijo: «Elvira ¿qué tú hace con un muchacho malcria᾽o?». Dice: «Oh, corregirlo». «Pues vete, que a ese no le pica ni un mosquito». Me tuvo tres meses a mí, preso en La Victoria, aquí, en la Ozama, que no había Victoria, entonces; a mí. AC. ¿Quién? BAGN-135-20130516.indb 168 30/07/2013 01:16:40 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 169 GRD. Trujillo. […] «vamos a llamar entonces a Emilio», que era mi padrino, que era Canciller, la mano derecha de Trujillo. JHS. ¿Don Emilio Rodríguez Demorizi? GRD. Demorizi, era mi padrino. Entonces dizque mi padrino habla con él. Eso me lo contó mi padrino a mí, mucho antes de morir, que Trujillo… «¿Usted es diplomático o es militar?». La forma que le habló a mi padrino, en una forma que nunca le había hablado; eso me lo contó mi padrino a mí, bueno, ahí se paró todo, yo sigo preso. El papá de la esposa del doctor Ramón Chan Aquino, don Arturo Camarena, que era, toda su vida fue el que manejó Obras Públicas, es más, él fue que subió a Obras Públicas de Ciudad Nueva para el Ensanche La Fe. Estuvo más de 30 años en Obras Públicas, don Arturo Camarena. Bueno, fue a hablar con él, y que Trujillo, muerto de la risa hasta un coño le echó. «Coño, ese muchacho, que lo reintegren, porque tiene muchos dolientes». Él fue en su carro, personalmente. Cuando mandaron un carro del Palacio, a buscarme, ya yo estaba en la calle, porque don Arturo fue en su propio carro a buscarme, a la Fortaleza Ozama. Tres meses me tuvo él a mí ahí. ¿Yo iba a jugar otra vez con eso? No, olvídese de eso. «José Mesón era una autoridad como mecánico naval» JHS. … Déjeme preguntarle esto. ¿Usted conoció a José Mesón? GRD. ¡Oh!, pero venga acá, señor. Era, para mí José Mesón era una autoridad, como mecánico naval. Yo lo dejé siendo sargento, pero últimamente… tuvimos trabajando, él nos dio una mano, ¿sabe a dónde? Cuando… el temblor de tierra fue [en] el 46, ¿verdad?, que tuvimos una avería en la draga, en Puerto Plata, nos dio la mano mucho, era un mecánico terminado. JHS. … Le pregunto si era electricista porque en la silla eléctrica... Usted, no sé si ha visto esa imagen de José Mesón, porque reacciona lleno de pánico, de terror, lo que quería decir no se dio cuenta, porque no era electricista, de que no tenía amperaje. GRD. No, no, no, él era mecánico de asuntos, la parte mecánica de la bomba, era un mecánico terminado […] Pero le digo, ese hombre no tuvo BAGN-135-20130516.indb 169 30/07/2013 01:16:40 p.m. 170 Aquiles Castro escuela, pero era una autoridad. Los motores diesel, nosotros teníamos problema con los cuartos fríos de los barcos, que son manejados con motores diesel. Porque hay un sistema que había, que usted viajando hacía la transferencia de propela a generadores, para economizar producto. En la Segunda Guerra [Mundial] nosotros teníamos que viajar, pero teníamos que usar la transferencia de propela, que es el cardan, el motor de la hélice acoplado a los generadores y a los compresores, para los cuartos fríos. Igual que teníamos la forma de que como no podíamos prender los generadores todos los días, porque la escasez de productos, de gasoil, que había; tuvimos que crear fórmulas. Que ahora mismo yo estaba pensando, hablaba yo con el sector, en días pasados, que eso puede ser un alivio. Que es un sistema como decir, hay que crear un gel, una forma. ¿Usted ha visto en Estados Unidos cuando se mueven las campañas de vacunas, que ellos meten los antibióticos en unos estuches? Esos estuches son un producto anticongelante, que duran más de 48 horas, ya yo he hecho pruebas. Una nevera usted la tiene sin energía eléctrica, ella puede permanecer más de 12 ó 14 horas; no se pudre la carne, las frutas, nada. Porque entonces él es como una especie de un inversor, el gel ese se va cargando, y cuando usted le corta la corriente entonces él comienza a disipar. Nosotros teníamos todos esos procesos, que tuvimos que hacerlos en plena guerra. JHS. Dígame, señor Rivas, ¿Y qué impresión le produjo a usted, cuando vio a su amigo José Mesón, que fue llevado a la silla eléctrica? GRD. No, no, no, despreocúpese, eso es algo similar a lo que usted me mencionó el día de hoy. Usted me mencionó una gente que yo hace más de 40 años que dejé de ver, que fue a Ferrer López, es lo mismo. Porque no es como la gente quiere; este hombre [José Mesón], se habla que él auxilió a una de las lanchas que se averiaron de los expedicionarios. Se habla, eso yo lo desconozco, que él la auxilió; otros dicen que no, pero ese hombre no estaba en nada de conspiración, no, no, yo no creo, para mí no estaba en conspiración. Es igual que si usted me dice a mí que si a mí me invitan, si a mí me hubiesen invitado a una conspiración contra Trujillo, el primero que iba a levantar el no, era yo. A mí me importa que todo el… no, no, yo era de los primeros que iba a decir que no. BAGN-135-20130516.indb 170 30/07/2013 01:16:40 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 171 La prisión de Segundo Imbert GRD. Para el 19 de junio de 1949 Trujillo nombra a Antonio Segundo Manuel Imbert, el esposo de doña Bati Brugal, padre de esta niña, ¿cómo es que se llama? Carmen y Segundo Manuel, que es el esposo de Cecilia García. (...) En el ínterin del asunto encontramos varios; ahí había costarricenses, había puertorriqueños y creo que cubanos. Pero uno que agarramos con una libreta, un cuaderno con los teléfonos de Ciudad Trujillo, los teléfonos de Puerto Plata, este hombre no es de aquí. Y al agarrarlo, él dijo una frase: «¡Qué vaina me ha echa᾽o Segundito a mí!». ¿Estaba ese hombre o no? ¿Quién era Segundito? …Un civil de los que venían [en la expedición]. Entonces al agarrarlo él ha dicho: «¡Qué vaina me ha echa᾽o Segundito!». ¿Qué᾽ta diciendo con eso? Entonces todo eso llegó a oídos de Trujillo. Trujillo a esa hora, a las diez o a las once de la noche, sacó a Carlos Alberto Mota, que estaba de comandante creo que en Barahona o en San Juan, era en el Sur, que estaba, pero era en uno de esos dos puntos, Carlos Alberto Mota. Y mandó a Segundito para allá y estaba Carlos Alberto Mota para Puerto Plata. ¿Cuál es la idea? Todas las instituciones militares se usaban con clave. Si la clave mía es N, y la suya es S, nunca nos vamos a entender, ¿verdad que no? Entonces, al sacar el comandante de Puerto Plata y mandarlo para allá, y traer el comandante de allá para acá, ya no hay cruce de línea, olvídese del resto, ahí se descubre todo. Ahí comenzaron a aparecer quién estaba y quién no estaba, en la invasión. ¿Pero qué pasa? Segundito nunca fue, porque Segundito fue un guardia de línea, no fue académico, no, no, no, no; desde muchacho le gustaba ser militar. El caso es que Segundito, era mayor cuando eso de golpe oímos un decreto: «Segundo Manuel Imbert, nombrado Cónsul general en Trinidad y Tobago por un año». ¿Cónsul? Un hombre que nunca manejó diplomacia, no; fue un hombre rústico de cuarteles, siempre. Al vencérsele [el plazo de un año] él, estaba en Puerto Rico en esa época, Moncho Imbert, que estaba huyéndole a Trujillo, esta- BAGN-135-20130516.indb 171 30/07/2013 01:16:40 p.m. 172 Aquiles Castro ba en Puerto Rico. Él, cuando se le venció su vencimiento de cónsul, en vez de reportarse aquí, se quedó, cogió para Puerto Rico. ¡Oh!, a pocos meses aparece un decreto: «Todo aquel que se le ha vencido su vencimiento de entrada al país queda condenado en contumacia a 30 años». Cayó Segundito ahí, en esa, bueno. Pero al poco tiempo tumban el decreto. Ya estamos hablando del año 52; porque él fue 49, 50, 51, en el 52 todavía teníamos activo el aeropuerto General Andrews, que comenzamos en el 52 a desmantelarlo; las cosas menos perentorias, ¿entiende? Todavía quedaban ahí los abastecimientos militares. Por ahí bajó doña Bati con esos muchachos, que creo que no tenían cinco años en esa época, eran unos nenes, pequeñitos, eran dos; Carmen y Segundito; nadie se metió con ellos. Había un sindicalista en Puerto Plata, llamado Luis Espinosa, que Segundito, decía la gente, que le había aceptado a míster Quilvo2 dos mil dólares, para matar ese hombre. JHS. Míster Quilvo era un norteamericano que bregaba con ingenios. GRD. […] Él es el progenitor de la industria azucarera aquí. Él viene en el [19]17, aquí, en el [19]16, no era militar, que se sepa, no, no, míster Quilvo no era militar. Mire, él fue quien eliminó aquí los trapiches. Primeros ingenios los trajo míster Quilvio aquí, porque aquí lo que había era trapiche. Entonces, Trujillo era enemigo de míster Quilvo, mire que le compró los centrales; le compró Amistad, le compró Montellano, le compró todo lo que sea, se lo compró, que era de míster Quilvo. ¿Qué tuvo que hacer míster Quilvo? Irse del país. Pero él le aceptó, según decían, dos mil dólares a míster Quilvo, para matar a ese hombre. El hombre aparece ahorcado, como ocho o diez bayonetazos… al sindicalista Luis Espinosa. Entonces él estaba organizando el sindicato, creo que de [ingenio] Amistad, en Puerto Plata, o el de Montellano, era un ingenio de esos. Se refiere al empresario norteamericano E. I. Kilbourne, propietario de ingenios azucareros en Puerto Plata, Barahona y San Pedro de Macorís. 2 BAGN-135-20130516.indb 172 30/07/2013 01:16:40 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 173 JHS. O sea, que fue un caso como el de Guido Gil. GRD. Exacto, correcto, similar. Entonces ¿qué pasa? El hombre, al llegar ese extremo, la viuda, ella conservaba la ropa, porque el hombre muere, aparentemente está ahorcado. ¿Usted no ha visto un ahorcado nunca con la lengua adentro? ¿Verdad que no? Ni ha visto un ahorcado con la barriga plana, ¿verdad que no? ¡Ah!, «ahogado por inmersión». Pero el tipo tiene su barriga lisa. ¿Que está ahorcado y tiene la boca cerrada?; no, no, olvídese de eso, eso es una cosa prefabricada. La esposa le hizo una carta a Trujillo, no se explica cómo fue, el caso es que ella pide una audiencia y Trujillo se la concede. Ella trajo la ropa, y la gente que ella acusaba era a Segundito, a Briguí Hernández y a Mencho Martínez. Eran dos civiles, el único militar, que era policía, era Briguí Hernández; eran esos cuatro. El sargento Petíguere, como nosotros le decíamos, que él era primo hermano de mi querido amigo que murió, que fue Montes Arache. Él llevó al Sargento al Cuerpo Médico, Arache, ese fue el que le inyectó; óigame bien, le inyectaron demerol. ¿Usted sabe lo que es demerol? No, no, no, olvídese de eso; el demerol a usted se lo ponen, y antes de sacar la aguja usted no es nadie ya. A usted le pueden triturar el cuerpo, usted no siente nada, que incluso, creo que está prohibido ya, es una droga demasiado fuerte. Le inyectaron demerol, le dan ocho o diez bayonetazos, entonces lo ahorcan; el hombre está ahorcado, yo vi. AC. ¿Usted vio el cadáver? GRD. ¡Oh!, por supuesto que sí. El caso es que se hace el expediente, la viuda consigue la audiencia con Trujillo, Trujillo pide, entonces. Esto viene siendo, deje decirle más o menos. Tamo hablando ya, Mon Saviñón, tomando como parámetro, deja la Lotería en el [19]53 o en el [19]54, no me recuerdo. ¿Quién recibe la Lotería? No es que me estoy saliendo, sino le estoy dando un punto de [referencia]… Que son los años en que Mon Saviñón deja la Lotería, la recibe Yamil Isaías. El primer administrador de la Lotería, aparte de Mon Saviñón, se llamó Yamil Isaías. ¿Cuál fue el subadministrador? Antonio Imbert Barreras. Antonio Imbert fue subadministrador de la BAGN-135-20130516.indb 173 30/07/2013 01:16:41 p.m. 174 Aquiles Castro Lotería, que ya en el [19]54, 55 la habíamos transferido del frente al Parque Independencia para La Feria. Entonces, al llegar el caso, ella viene, pone el caso, hace la acusación, aquí se trae a Petíguere, se trae a Mencho Martínez y a Briguí Hernández. Se interrogan, ellos se vieron obligados a hablar la verdad, porque no era tan fácil, no, no. Entonces ellos se declaran culpables. Uno murió, Briguí murió en un sanitario, me dicen. Oiga cómo mataron ese hombre, con un galón de eso de higuereta. ¿Usted sabe lo que es un galón de higuereta? Le desintegró los intestinos, así fue que murió Briguí. Petíguere, que era del cuerpo médico, ese lo eliminaron; y a Mencho Martínez también, porque Mencho era civil, pero era tremendo. AC. ¿Pero,por qué lo eliminaron a ellos? GRD. ¡Oh!, ¿pero no son los culpables de este crimen? Y Segundito, entonces Trujillo llama a Porfirio Basora, que era Procurador General, y se lo entrega. ¿Qué hace Porfirio Basora? Ahí en Ciudad Nueva le canta 30 años. A él le dan todo; tenía televisión, tenía teléfono, tenía de todo, menos la libertad. Ahora, cuando llega después Ramfis, cuando viene a la muerte del papá, porque él fue condenado en el [19]53; él fue condenado 53 ó 54, más o menos, fue por ahí más o menos que cayó Segundito preso. Y ahora, como eran 30 años, no se habían vencido cuando mataron a Trujillo, en el 61. Entonces viene Ramfis y se lo lleva junto con los que mataron a Trujillo, y lo fusilan allá, en la Hacienda María. JHS. No, no, no. Lo mataron antes a él y a Papito Sánchez Sanlley, al poco día de matar a Trujillo, ellos lo sacaron de «La Victoria» y lo mataron. GRD. Bueno, el caso es que ese es el hombre que tenía conexiones con la gente de [la expedición] Luperón. Porque de acuerdo a la palabra que dijo él, yo no sé si era puertorriqueño, sé que era un latino, él dijo: «¡Qué vaina me ha echa᾽o Segundito!». AC. Esos que habían cometido el crimen del sindicalista, ¿realmente los mataron en la cárcel porque mataron un sindicalista o porque habían pactado con el dueño de ingenios que era enemigo de Trujillo? GRD. Ahí habían varias aristas: una era que ellos sabían que con ese hombre no se podía negociar, porque míster Quilvo era enemigo BAGN-135-20130516.indb 174 30/07/2013 01:16:41 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 175 de Trujillo. Entonces el jefe de ellos quién era, era un mayor del Ejército, que era Segundito, entonces como dicen, «la culebra se mata por la cabeza». JAB. Me gustaría saber si usted recibió algún pago, o ustedes, los que participaron en la construcción de la silla eléctrica. GRD. Reconocimiento. ¡Oh!, pero venga acá, sí, sí, porque eso fue para un reconocimiento. JAB. Algo más, señor, ¿se mantuvo en secreto el hecho de que usted participara en esta construcción de la silla? GRD. Primera vez que sale a la vista pública [es ahora], porque soy opuesto, como le dije, soy opuesto a dos cosas: a la verborrea estéril y a la pedantería. Solamente tratándose de ese señor [José Hungría Sánchez] que usted ve ahí, que para mí es una joya. Porque antes de conocerlo le dije a un amigo mío: «ese hombre no habla mentira». Porque él habló de las tachuelitas. ¿Quién sabía de las tachuelitas? Sabía yo. ¿Y cómo este hombre habla de las tachuelas esas? Porque es como yo le digo, comer pescado, ¿cómo es?, y hablar mentira… Solamente por ese señor yo estoy aquí. JAB. ¿Ni su familia, lo sabía? GRD. No, no, no. JHS. Por eso está vivo. JAB. Dos preguntas más. Cuando usted se enteraba de los daños de la silla, por ejemplo, cuando usted mencionó el caso de un amigo suyo, que murió, ¿le afectaba? GRD. Por supuesto que tiene que afectarme, sí. Oh, pero venga acá, señor, yo soy humano. Él, un tiempo antes de matarlo me dijo, porque él era cardiólogo, entonces él me dijo a mí un día: «a mí me gusta mucho la guinea». Porque él quería que yo conociera su pueblo de Salcedo, Tejada [Florentino] era de Salcedo. Entonces él me dice un día, yo vivía en la [calle] Enriquillo, y le digo yo a la esposa mía: «mira, el doctor viene para acá a comer, a él le gusta la guinea guisada». Bueno, le hicimos una guinea guisada. Pero ¿qué pasa? Que yo siempre he utilizado mucho, mucho, me ha gustado el ajo. Entonces él me dice, en esa época estaba de moda, que ya no se usa, la llamada papaverina, que era una para controlar la coronaria. Entonces le dice él a la esposa mía: «pero ven acá, ¿y así es que Rivas come?». Dice: BAGN-135-20130516.indb 175 30/07/2013 01:16:41 p.m. 176 Aquiles Castro «Sí». Dice: «pues mira, yo como cardiólogo digo que no, que es un peligro». Él como cardiólogo. él conocía el valor. Entonces fue y saca el maletín y coge una papaverina y la explota, eso es nada más que ajo puro, porque la papaverina era de extracto de ajo. Por eso es que la gente de los campos, cuando a una gente le daba, como dicen, «un yeyo», le daban un te de ajo; o se moría o se recuperaba. Porque si era el ajo ese, es para bajar la presión, y si el tipo le ha dado alta presión, pues se iba. Porque esa era una fórmula muy antigua que había. Era igual que un tío que yo tenía, que era farmacéutico, y mandaba la gente al patio a orinar para detectar la glicemia. Si usted orina en un panal de hormigas, y tiene la azúcar alta, ellas vienen. Le estoy hablando porque yo lo veía, que él le decía, mira, ve; él tenía un panal de hormiga [risas], sí, él era farmacéutico. «Yo estuve dos años en silla de ruedas, en el Marión» Estando yo, yo tuve dos años, yo tuve un accidente como paracaidista, yo estuve dos años en silla de ruedas, en el Marión. Ya yo estaba fastidia᾽o. Y yo veía esa bandeja que venía con ese carro, como con 50 vasos de avena, a las seis de la mañana. Porque se utiliza para fortificar el calcio, tanto en los adultos como en los demás; sobre todo yo que no estaba haciendo ejercicio. Bueno, ¿qué pasa?, que ya a mí me pertenecía una clase, yo seleccioné un sargento para que me atendiera. Él era que me bañaba, que me daba la comida, porque yo era un inválido. Entonces le digo yo a él: «Sargento, mire, páseme por la cocina y póngamele algo a eso». Es que yo no resistía, ya; yo la miraba y era… no, no, no, ¿avena? No, me saturó. ¿Qué pasa? Que hacen el informe, que viene la bandeja mía, él pasó y me le echaron un poco de café. Charles Dumlop era Mayor cuando eso, y le recomendó que lo cancelaran. Yo tuve que hablar con mi padrino [Emilio Rodríguez Demorizi], que era canciller. Mi padrino fue que lo salvó, el hombre tenía la cancelación hecha, ya; porque Charles Dumlop era «un oso» en el Marión, usted le notaba aquella forma. BAGN-135-20130516.indb 176 30/07/2013 01:16:41 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 177 JHS. Voy a aprovechar que usted menciona a Charles Dumlop, porque en un libro que escribió un compañero, aparece el doctor Charles Dumlop en La 40, inyectándolo con trementina. Yo no conocí a Charles Dumlop en La 40. Y resulta que él que dice eso fue contemporáneo mío, o sea, como presidiario de La 40. Entonces yo le he preguntado a otras personas que tuvieron presos y perseguidos por Trujillo, y también ignoran. Es más hubo uno que me dijo: «yo creo que Charles Dumlop no supo dónde estaba La 40». GRD. Yo no creo que ese hombre se prestara para eso, lo que sí le digo es que tenía un carácter. Entonces ya yo me vi desamparado, dos casos me pasaron con él: me pasó ese de la avena, y ¡concho!, dos años en silla de ruedas, eso es penoso. Me mandan a Estados Unidos, me traen otra vez. Bueno, ¿qué pasa?, que ya en ese ínterin del asunto yo le digo a él: sargento, me lo recuperaron, me lo restablecieron de nuevo. ¿Usted sabe lo que es usted permanecer ahí los 30 días del mes? Que había que orinar, que había que evacuar, que había que bañarme, no ombe, mire, oiga; si yo hubiese sabido… Me contó, que murió en estos días, que fue mayor de la Fuerza Aérea, general Manolo Negrón, estábamos hablando el general Pércival y yo, y me dijo que él estaba en una reunión cuando Trujillo le preguntó a míster John, aquel famoso ortopedista que hubo aquí. Trujillo dizque le preguntó, porque él era del cuerpo de ayudantes, que le dijo: «Doctor, ¿cuál es su opinión con respecto al paracaidista que mandamos a restablecerse a Estados Unidos?». Y que míster John le dijo a Trujillo: «Jefe, yo como médico creo que si camina es un milagro». Yo hubiera sabido eso, yo me mato, porque había que saber quién fue míster John, no, no, no, no. Yo vi a míster John hacer gente aquí en este país, no, no, no, ¿como ortopedista? Olvídese de eso. A mí me pasó un caso, mire, que yo no quiero ni contarlo, con un compañero, y ese hombre yo lo vi restablecerlo. Este utilizaba ¿sabe qué? la tibia de cuerpo de animales, la tibia de vaca y de animales la usaba para restablecer cuerpo humano, míster John. Entonces, yo le digo a él: «Sargento, pero dése una vuelta por ahí». En esa época no existía, para usted tomarse una Coca Cola tenía que venir a donde Men el Chino, o a donde Mario, porque eso no existía na᾽ de comercio, por ahí, no, no, olvídese de eso. Gascue era Gascue, BAGN-135-20130516.indb 177 30/07/2013 01:16:42 p.m. 178 Aquiles Castro ahora no, ahora es un basurero; perdonando la palabra, no, no, un basurero. Entonces él sale, yo sabía que él se tomaba su trago, pero parece que se pasó el hombre de trago. Yo me he puesto que no sé qué yo le toqué a la silla, porque yo no sabía manejarla. Yo nada más tenía suelto de aquí y aquí; no podía pasar la mano por la cara, no podía arrascar algo, yo no sé qué yo le toqué, que la silla se ha degarita᾽o, y yo toy amarra᾽o y he caído, ya usted sabe, un corre corre. Paula Bello, que era mayor, que era supervisor de la Marina, se aparece allá. Óigame bien, ¡de aquí no me para a mí nadie que no sea el jefe!, he dicho yo. Mencionar a Trujillo en esa época, to᾽el mundo se… Bueno, el caso es que entonces Paula Bello dizque ha dicho: «¿Ustedes no oyen decir que el que se va a morir se le da su último gusto? Dejen ese hombre ahí, que eso es lo que él quiere». Pero qué pasa, que yo había perdido la vista, vi otra vez. Yo veía, pero con sombra, y el oído lo había perdido; yo oía la gente hablando, pero yo nada más veía la mímica. Estoy oyendo y estoy mirando claro. Entonces me quitán la silla, me quitán to las correas esas y me pusién en una colchoneta ahí, bueno. Pero ya a las siete de la noche hay que subir en una cama. Bueno, el caso es que me convencen. Ahí vino don Abel González, ¿cuál fue otro que fue? El Doctor Simpson, una junta de médicos, militares y no militares; el doctor Matías. Cada uno va dando testimonio… Me recuerdo como ahora la palabra del viejo, de don Abel González, «es posible que fuera un coágulo acumulado… al caerse», esas fueron palabras de Abel González. El caso es que yo, al año ya yo estaba otra vez volando. O sea, mire, usted tiene que haber pasado eso. Porque usted dice: «¡no, cómo va a ser!». Yo conservo todavía ahí un bastón, que me lo regaló uno de estos que arreglan paraguas. Entonces yo aquí arriba le hice una muelita. A mí se me caía un pañuelo y yo lo subía del suelo, porque yo no podía hacer movimientos que no estuvieran relacionados con la columna. No podía usar zapatos de cordones, o bien sea, yo estaba suprimido en muchas cosas. (…) Después que yo me evangelicé se fue todo. BAGN-135-20130516.indb 178 30/07/2013 01:16:42 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 179 (…) Yo tenía que inyectarme por la mañana y en la noche […] cuando de golpe y porrazo dejé de usar la «Balancina» y la «Bucapina», nada, nada. Venga acá, yo tengo mi creencia, ¿hay algo?... que usted no lo quiere creer, yo no lo obligo… Igual que [antes] recordarme de cosas que pasaban, que me producía como un escalofrío en el cuerpo. Había un equipo que le llamaban «La Horma», yo no se quién le puso ese nombre. La horma era como decir un mostrador. ¿Pero qué pasa?, que el tipo que iba a torturar no se le permitía que le viera la cara. AC. Entre el torturador y el que estaban torturando. GRD. No, no, porque sacaba el pie solamente por una reja que había. ¿Usted sabe lo que es lerna, verdad? JHS. Lo que se usa para abrirle los hoyos a los zapatos. GRD. Entonces, eso entrárselo por la uña del dedo grande, en vivo. (…) ¡Cómo que dónde era eso! ¿Ajá? ¡Cómo que dónde era eso! Eso estaba en San Isidro [en el Km. 9]. La horma, la horma. Al que le aplicaban la horma… Oiga, al que le aplicaban la horma, porque la horma no botaba sangre, usted sabe que hay unos que son cartílagos está en las articulaciones; sí, sí, sí, olvídese de eso. Y eso se lo hacían a hombres y mujeres, olvídese del resto… Sí, la uña, por arriba, entre la uña y la carne. Y como ese tipo no le está mirando la cara a nadie, fulano fue que me torturó, nadie sabía quién era. Oiga, oiga, Fueguito… En los Doce años: «… muchacho, tú eres un out vestido de pelotero » AC. Usted me comentó al principio, relacionado con el tema de que usted no está pensionado, que a usted le habían declarado «persona no grata». ¿Quién, cuándo, porqué, cómo es eso? GRD. Bueno, sencillamente, en el año 1966 se dice que Balaguer firmó, a raíz de la Guerra, de finalizar la Guerra de Abril, con la OEA, BAGN-135-20130516.indb 179 30/07/2013 01:16:42 p.m. 180 Aquiles Castro sacar del país de coronel para arriba. Ahí se fue Marte Victoria, Montes Arache, Caamaño, todos hubo que sacarlos del país. Yo lo que ostento es el rango de mayor, estoy en el escalafón de coronel, no lo soy. Si yo uso el rango de coronel, eso se llama usurpación de funciones. La usurpación de funciones en cierto momento lo lleva a un paredón o a una cancelación deshonrosa. Entonces me manda a buscar en el 1968, que en el 1968 Balaguer escribía y leía perfectamente bien. Mi hermano, yo diría, que fue Carlos de la Rosa, que llegó a capitán de la Fuerza Aérea, va y me dice: «Comandante, le traigo una buena». Él era asistente de Nivar Seijas, yo era asistente de Rivera Caminero. Pero que ya después de la desavenencia, los que estuvimos fuera de los cuarteles, que nos reconciliamos, ya en el 1968 estábamos, como se dice, «manso con cimarrón». Entonces me dice mi superior en esa época, había un comentario, que Nivar Seijas tenía en mente comprar el ingenio Caei. Que los Vicini pedían creo que 30 millones, y él le ofreció creo que veinte o veinticinco, no sé. El caso es que me manda a buscar. Me dice: «Usted tiene una muy buena». Digo: «Ajá». La oferta era hacerme coronel, oiga bien, 10 hombres bajo mis órdenes, dos carros y una cantina libre, y no tengo que visitar los cuarteles. Una oferta para que yo eliminara físicamente a Rivera Caminero. Como quien dice: mire, vamos a hacer un sancocho, ahí hay un pollo. AC. ¿Quién le propuso eso? GRD. Nivar Seijas. AC. ¿Y había alguien más ahí, o solo ustedes? GRD. No, no, no, porque estábamos él y yo solos. Carlos de la Rosa, que era asistente de él, vino y salió y cerró la puerta. AC. ¿En el despacho de él fue eso? GRD. Sí señor. Dice: «Me recibe eso». Le he dicho yo: «General, no me siento en capacidad para ese servicio». Tenía un ojito medio metido. «Nada más le digo una cosa, lo que va, viene». Efectivamente, a la semana estaba yo montado en un avión, deportado, deportado. ¿Por qué? Porque me hicieron un trompo. Yo cogí, salí del despacho de él y arranqué y le dije a Rivera Caminero pasa esto, y esto, y esto, y esto. Eso me valió que se me acuse a mí de persona no grata y de indiscreción. ¿Yo debía callar eso? No, no. Ta᾽ bien de que él sabía, él sabía qué me estaba proponiendo, ¡pero señor, venga acá! BAGN-135-20130516.indb 180 30/07/2013 01:16:42 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 181 Era del grupo del combo de Balaguer, anillo de Balaguer… en esa época era ley, batuta y constitución. Entonces él me dice a mí. Digo: «yo no me siento en capacidad para ese servicio». Ta᾽ bien de que yo no puedo limpiarme, no, no, no, no; yo toy tan embarrao como cualquiera; no, no, olvídese del resto… Entonces me dice él: «nada más le digo una cosa, lo que va, viene». Entonces oiga lo que sacan a relucir, que yo debí presentarme en el 1966 a la comisión esa que nombró Balaguer y la OEA. Yo lo que estoy es en el escalafón de coronel, yo no estoy ostentando [ese] rango, por eso se llama escalafón. Cuando se va a hacer un ascenso está la gente ahí, hay gente con dos y tres años esperando el ascenso, eso no es como ir a recoger guineo. Entonces me hacen esa acusación, se me acusa de indiscreto y se me declara persona no grata a la institución. ¿Sabe qué hizo ese señor? Mandó a mi hermano, para mí era mi hermano, él era Fuerza Aérea y yo pertenecía a la Marina y al Ejército. Mi hermano, porque fuimos compañeros de armas, Carlito de la Rosa y yo, hace como tres años que murió. Oiga bien, él fue a Puerto Plata, él fue a Barahona, a San Pedro de Macorís, ¿a dónde más tuvo él? Él tuvo [en] cuatro puertos habilitados del país, a buscar datos míos; yo no tengo récord, en treinta años de servicio yo no tengo récord. Balaguer dizque dijo: «Es un ejemplo que yo voy a dar». Lo dio, dio el ejemplo. Cuando me van a deportar, Beauchamps Javier va y le dice a él, le presenta mi récord. ¿Y usted sabe cuál fue la respuesta de Balaguer? «Este es un caso insólito, que siendo usted de los hombres más comprometidos para la tranquilidad del país, sea capaz de pedir clemencia para esta clase de individuo». Busque ese diccionario para que vea lo que es la palabra individuo. Individuo es una persona de una reputación dudosa, de eso me tildó Balaguer a mí. AC. ¿Entonces el Presidente sabía de eso? GRD. Por supuesto que sí. Pero que yo le había hecho una a él [al presidente Balaguer] anteriormente, que el mismo general Negrón me dijo: «mira muchacho, tú eres un out vestido de pelotero [risas]». La Embajada Americana tan reclamando una tonelada de azúcar que le faltaba, fue despachada pero no aparece. Entonces Rivera BAGN-135-20130516.indb 181 30/07/2013 01:16:42 p.m. 182 Aquiles Castro [Caminero] me llama a mí y me dice: «mire, el Presidente me llama, que hay una reclamación de la Embajada Americana, una cantidad de azúcar, yo quiero que usted me resuelva eso». En primer lugar yo fui que diseñé el peso de Haina, y el peso de Haina no es verdad que usted lo puede alterar, no, si no lo hace [ex] profeso. La mayor parte de las balanzas son con municiones, usted le da al cero, con municiones. Pero la munición se va sulfatando, y al crear sulfato, va perdiendo peso; periódicamente hay que estarle echando municiones. ¿Usted sabe con qué se balanceó el peso de Haina? Y eso fue una cosa que la pidió Trujillo, con mercurio, es el único metal que no varía, el llamado azogue. O sea, usted va a hacer un balanceo de azogue y eso es de por vida, el único metal líquido. Pesa cinco veces por volumen más que el plomo. Con esos conocimientos yo sé que el peso de Haina no va a engañar. Entonces para ese servicio yo me cogí como 15 días. …El tío de Montes de Oca, fue uno de los hombres, fue un hombre como decir Guaroa Liranzo, con Balaguer; sí, sí, sí… ¿cómo se llama este? Fernando. Y Fernando me llama, que le dijo el Pastor [de la iglesia que visita GRD] que yo no tenía pensión por lo que había pasado con Balaguer. Y él me llamó a mí y me dijo: «Rivas, si usted me autoriza yo hablo con Balaguer, y en media hora usted tiene su pensión». Fernando, yo se lo agradezco, yo estoy herido, yo estoy herido, yo con 30 años de servicio, ¿que se me declare persona no grata, se me trate como indiscreto?, ¿yo puedo? Yo vi el caso de Wessin, cuando él le ha dicho a Wessin: «Helo ahí, todo un vulgar conspirador, montando en tela de juicio la dignidad y el honor de las Fuerzas Armadas. Si hubiese sido en un país no muy lejano al nuestro»… ¿A quién se está dirigiendo?... JHS. A Cuba. GRD. «Hubiera estado en el paredón con sus seguidores». Y distinto a lo que le hizo McGregor: Mario Imbert le dijo que eso era mentira, pero Wessin bajó la cabeza, a los pocos meses lo nombró Secretario de las Fuerzas Armadas. Será un orgullo mío, pero eso es mío, yo voy a morir con eso, no, no, no, no. O sea, que es un dios, usted tiene que rendirle, bajar la cabeza; nooo… BAGN-135-20130516.indb 182 30/07/2013 01:16:42 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 183 De la silla eléctrica a inventos de ciencia JHS. Yo tengo la información que usted tiene inventos, que no sé si los ha registrado o no los ha registrado. GRD. Sí, señor. JHS. ¿Qué inventos son esos? GRD. Tengo en la agronomía, en la electricidad, en la cocina, en los hoteles, y el último que tengo es de los mosquitos, que me lo pidió este muchacho, el ingeniero Víctor Espaillat, ahí le tengo el diseño preparado. Porque este es uno que trabaja, fíjese que el que nosotros probamos, usted puede economizar un 70% de detergentes, estamos hablando de hoteles, y un 50% de agua, muy sencillo. Usted coge la lasaña, toda esa losa que está llena de grasa, entonces ¿sabe cuál es la materia prima? Aserrín de madera, pero que no sea aserrín de pino, sino el de caoba o el de cedro. Porque el pino tiene resina, y crea intoxicación, porque eso es para alimentar los bancos de lombrices de la agronomía orgánica. ¿Usted conoce la agronomía orgánica? Que es a base de lombriz; yo soy creador de esa materia. Entonces usted mantiene eso, cuando ya está saturado de grasa, eso se manda para el banco de lombrices. Entonces el hotel se gana un 70% de detergente, y un 50% de agua. Y tengo el de la energía eléctrica, también; que es en un espacio como este, producir, vamos a suponer yo diría: podemos producir, ¿qué yo diría? 50 kilos, que es bueno. Porque las presas trabajan solamente por volumen, y agua se está desperdiciando. El mío es circuito cerrado, presurizado ¿con qué? Con el aire. Un molino de viento que hace dos trabajos: con una parte presuriza el agua, y en el otro cuerpo presuriza el aire. Por eso es que las presas normales tienen cota. Una presa en la cota 20 no es igual que la cota 10. En este sistema no hay que mover cota, porque no la tiene; es circuito cerrado, que no se desperdicia agua. El agua entra a la turbina, rompe la inercia, retorna otra vez muerta, entra aquí. Y eso lo hay en el país, eso no hay que buscarlo afuera, son de esos molinos de viento que se usan en los pueblos. Todos esos proyectos están ahí ya, igual que el de los mosquitos. Para matar mosquitos, sin detergente, con la atmósfera solamente. Yo soy enemigo de dos cosas: de los hidrocarburos. ¿Usted oye el banco ese que tienen en Pedernales? Los Cocos. BAGN-135-20130516.indb 183 30/07/2013 01:16:42 p.m. 184 Aquiles Castro AC. ¿El parque Eólico? GRD. Eso es lo más nocivo que hay. Pregúntele a cualquier ambientalista, porque eso trabaja a base de sulfúrico. ¿Un inversor ataca el ambiente o no? Es sulfúrico, el inversor es a base de sulfúrico que trabaja, ácido de batería; tiene su pro y su contra, por eso es que yo soy opuesto a los hidrocarburos. Todos los petróleos, todos contaminan. Entonces este yo lo he hecho, vamos a suponer, Hatillo tiene 34 kilómetros de agua acumulada, son 34 kilómetros de agua. Pero tiene su pro y su contra, no se gasta en hidrocarburos, pero tiene su pro, hay un momento de vida útil de esa presa, por la sedimentación. Mira, cuando viene aquí el problema… cuando viene el difunto Beras Goico, Freddy, que tiene el problema de los pollos, Bule Mella, hijo de Federico Mella me dice: «Rivas, yo tengo un problema, yo estoy perdiendo un millón de pesos semanal». Oiga, que la granja, que las hormonas, y qué sé yo. Le digo yo: Bueno, en primer lugar, ¿en qué yo te puedo ayudar? Yo, en lo que esté a mi alcance. Pero venga acá, esto es una cosa contradictoria. Una hormona tiene 40 grados vida útil. Aquí nadie come carne cruda. Este que está aquí, yo he medido un caldero, puede llegar hasta 500 grados Fahrenheit; 500 frente a 40.. Entonces cuando nos juntamos Fredy y yo. Fredy me dijo: «No, no ingeniero, es que yo trabajo por un formato». En primer lugar yo hice la exposición. Y dice el ingeniero Carvajal le dice a Mateo: «…yo no sabía que el ingeniero Rivas tenía esa formación tan pausada y tan… porque lo que dijo fue la verdad». Entonces le dice él: «Averigua quién era el padrino y quién era la madrina» [risas]. Mi madrina era la esposa de Horacio Vásquez, Trina de Moya. Entonces, le dice él ¿y qué tiene que ver los padrinos con los ahijados? Formación y adolescencia GRD. En el año 1934 teníamos un profesor que estaba próximo a donde era «La Voz del Trópico», en la [calle] Abreu. Estamos hablando ya de los años 30 y pico. BAGN-135-20130516.indb 184 30/07/2013 01:16:43 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 185 Entonces, le hicimos una fechoría al profesor. El profesor de nosotros era un venezolano, que fue el que alfabetizó a Ramfis, Ignacio Sertá Hernández. Cuando él vino aquí trajo las llagas, Juan Vicente [Gómez] le puso grillos 10 años, en Venezuela, que era opositor al régimen. Él era hijo de una dominicana y un venezolano. Juan Vicente Gómez, para evitarse un problema lo trae para acá, Ignacio Sertá Hernández. Bueno, todavía cuando él vino tenía la llaga, quien lo curó a él se llamó el doctor Ramón Delgado Yell, que era farmacéutico. Y yo me recuerdo, oiga con qué lo curó a él, yo le hablo de los años 30 y pico antes del San Zenón […] Él usaba esta fruta que nosotros nos comíamos, que es amarga la cáscara, ¿cómo es?, que es una semillita dulce, granada. La cáscara de granada, él la tostaba y la trituraba, con eso era que él le echaba. Eso es amargo, amargo, la cáscara de granada. Entonces nosotros le hicimos una… él [Ignacio Sertá] era profesor de nosotros, y él tenía una estufa, de esas estufas que venían antes, que le llamaban Reverbero, que eran de alcohol, no existía gas propano. ¿Entonces qué pasa? Al ser de cobre la grasa la va manchando. Nosotros descubrimos que hay una reacción química: usted tiene un cuerpo neutro, la ceniza es un cuerpo neutro, es inorgánica. Entonces fíjese que cuando usted echa ácido en una ceniza, sube. Entonces nosotros, inventando, cogíamos con limón y le pusimos la estufa que se podía… un espejo; y van to᾽ lo vecino [admirados] «Ay, qué profesor, qué sé yo»… El que hizo eso, yo fui de los instructores, pero también estaba un nieto de Ulises Heureaux, que era Fallón. Éramos los más de unos 13 ó 15 años más o menos lo más que teníamos… Bueno qué pasa, que ya nos fuimos, vamos a coger un par de días, vamos a brillar… le decimos que estamos en una diligencia de mamá, de la abuela. Cuando llega él, aparecimos en la escuela: «mi abuelita quería que le hicieran un manda᾽o allá». Ta᾽ bien. Pero llegamos a las ocho de la mañana, y no nos ponen tarea; dan las doce nos despachan. Volvemos a las dos, que eran dos tandas que se daban, de dos a cinco; no nos ponen tarea tampoco. Bueno, ya yo estoy esquivo, ¿Y qué es lo que pasa? Éramos dos que estábamos así, y sentados en el mismo BAGN-135-20130516.indb 185 30/07/2013 01:16:43 p.m. 186 Aquiles Castro banco. Cuando, después que despachan los otros, saca una coletilla: 200 líneas en el pizarrón, «Por mi mala conducta estoy aquí». Oiga, a mí se me salieron los orines, yo lloré, y los otros haciéndome burla. Se aparece mi madrina con su cochero, allá, y le ha dicho a mi madrina: «honorable primera dama, creo que estoy cumpliendo con un deber frente a la sociedad». Él sabía la fechoría que habíamos hecho, nosotros le hicimos el aguaje de limpiar la estufa pa᾽ coger esos dos días. Nooo! ese era Ignacio Sertá Hernández. Estaban ahí en el Parque Independencia, frente a la Lotería, mi padrino, el doctor Puig, García Urbáez, había un grupo que estaban ahí, de los llamados…, en un banco. Pasa una patrulla, como era normal: «Déme su cédula, ¿usted sabe leer? Sí, sí. Pues está bien». Cuando pasan donde está Sertá Hernández, que estaba al lado de mi padrino; mi padrino enseñó su cédula, que le ha dicho: «¿Usted sabe leer y escribir? Bueno, yo no sé leer, pero a mí me escriben. ¡Métase a la fila!». [Dijo] ¡el sargento!, que cuando llegó a la Fortaleza, Mélido Marte personalmente le quitó la ropa en la calle, en la Fortaleza Ozama. Doña María llamó allá, que le faltó el respeto a ese hombre. Porque él dijo: «yo no sé leer, pero a mí me escriben… catedrático de la Universidad de Caracas». Ignacio Sertá Hernández se llamaba él. Entonces cuando mi madrina fue dizque le dijo: «honorable primera dama, creo que estoy cumpliendo con un deber de la sociedad [risas]». Doscientas líneas: «por mi mala conducta estoy aquí». Y cuando llegué a casa me estaban esperando, mi varita de tamarindo. Ocupación y vida actual GRD. Hasta ahora mismo soy asesor de Investigación Científica de la universidad a la cual pertenezco, tengo ya diez años trabajando. JHS. Bueno, eso es admirable, que una persona con 93 años se mantenga activo, y con la lucidez, a mí me sorprende la forma en que el señor Rivas… GRD. Pero lo que no tengo, como le dije, ni una yagua. JHS. Yo soy testigo, él lo que vive es prácticamente en un cuartucho. BAGN-135-20130516.indb 186 30/07/2013 01:16:43 p.m. «Esa monstruosidad...» Entrevista a... 187 GRD. Sí señor. Pero yo tengo contradicciones con cierta gente que me quieren cuestionar por haber tenido tanto acercamiento, haber sido… prácticamente ya yo pertenezco a más de dos generaciones. Como le dije, yo tuviera diez edificios, yo afortunadamente soy como dice la frase esta, vulgar, ¿cómo le llaman? ¿Cómo es que le dicen al que no roba? […] ahí yo me ubico, dentro de ese grupo, sí señor. AC. Bueno, palabras ha habido… realmente hemos tenido un buen encuentro con nuestros distinguidos participantes en este proyecto. Agradecemos muy sinceramente la colaboración de don Guillermo Rivas y José Hungría, que tiene la particularidad este testimonio, como me observa el colega Brito, que se trata de Hungría, una víctima de la represión durante la dictadura, que sufrió en carne propia las secuelas del artefacto, en cuya elaboración tuvo que intervenir el ingeniero Guillermo Rivas. Una cosa del destino: entonces aquí los tenemos ofreciendo sus testimonios, al creador del instrumento y a una víctima. BAGN-135-20130516.indb 187 30/07/2013 01:16:43 p.m.