DISCURSO DE BU}lFON SOBRE EL ES1'ILO TRADUCIDO Y ANO'l' ADO POR MANUEL G. REVILLA - - e-- - MEXICO 'l'lP. ECONÓMIC A, 2~ SAN LORENZO NÚM. 191.1 32. DISCURSO DE BCFFON SOBRE EL ESTILO ,- d ¿%~~-7-~ ~~~ J;fÍv..~ ~~ ~~~ 'JKL-k ~~dc ~~j~Mr'h~. .? 04/ ~~ .%¿x DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO TRADU CIDO Y ANOTADO POR MANUEL G. REVILLA MEXICO TIP. ECONÓMICA, 2~ SAN LORENZO NÚ ~f. 1911 32. DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO Pienso que puede prestarse un servicio á los aficionados al arte de escribir, dando á conocer, vertido á nuestro castellano, el magistral discurso de Buffon sobre el estilo, al ingresar, el año de 1752, el insigne naturalista, en la Academia Francesa. Tildada por algunos en determinados pasajes y elogiada grandemente por otros esta obra, á pesar de ciertos reparos de detalle que no sin razón cabe hacerle, ofrece excelente doctrina y mayor, mucho mayor número de bellezas que de defectos. A vueltas de tal cual leve inexactitud de concep- 6 ))(SCURSO DE BUF1"ON SOBRE EL ES'l'ILO to, seducen en el discurso su novedad y brillantez, y lo provechoso de sus indicaciones sobre la composición, sobre la necesidad de dominar el escritor plenameñte su asunto, sobre los primeros bosquejos de la concepción .Y los primeros lineamientos del plan de la obra literaria. Esta sobria y grandilocuente disertación, en que se pone de manifiesto que tan sólo las rán á. la obra~ po~teridad, bien escritas pasa- es modelo de oracio- nes académicas y de toda literatura didáctica. Sus útiles cons~jos confírmalos el pre- ceptista con su propio ejemplo. Todo el trabajo es un animado y caluroso elogio del bien hablar, de las bellas letras y de los escritores que las cultivan, y en el que el interés, con ser sostenido, va siempre en aumento. Ni es el menor de los méritos del discurso su harto substanciosa concisión. En DISCURSO DE B UFFON sonnE I';L Es'rILO 7 muy corto espacio contiene mucha uoctrina y s6lidos preceptos. Gral1de ejemplo para aquellos que creen que n o se puede hablar con lucimiento sin extenderse demasiado. Tan conocida es la inmortal frase de Buffon sobre el estilo, como ignorado de la generalidad de los que hablan castellan o, la obra en que ella fue vertida. Así (ju e, aunque s610 fuera por este concepto, merecería divulgarse un poco más de 10 que está, tan selecta pieza literaria. El giro francés tan diverso del giro castellano, la delicada ideología de Buffon y lo galano y majestuoso de su fnu,e, sOn otros tantos tropiezos para la interpretación propia y castiza del discurso. Que tales dificultades sirvan, si no para excusar . del todo las deficiencias de esta versi6n, sí para atenuarlas al menos. Tanto por la nombradía del autor como por el mérito 8 DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO intrínseco de su discurso, bien puede figurar éste al lado de las más famosas producciones didáctico-literarias de Horacio, Quintiliano, Boileau, Hugo Blair y el abate Maury, á las que sin duda supera por lo sintético y lo práctico de la enseñanza. Al abrirme las puertas de esta Academia siéntome encumbrado por vuestra benevolencia á uno de los más altos honores. La gloria, empero, no puede estimarse completa, mientras el favorecido no se conceptúe digno de ella. Y es lo cierto, que no puedo yo persuadirme de que, unos cuantos ensayos míos, escritos con arte bien modesto y sin más mérito que la naturalidad , puedan constituír titulo bastan- DISCURSO DE BUFFON SOBUE El, ESTILO 9 te para tomar asiento entre los maestros del bien decir; entre los escritores más eminentes que representan aquí la gloria de Francia, y cuyos nombres, celebrados ya al presente, lo serán más todavía en labios de la posteridad, Otras razones flieron sin duda las que os movieron y no mis personales méritos para designarme por colega vuestro: seguramente fue vuestro propósito dar nueva' muestra de consideración á la Academia de Ciencias, á la que tiempo há tengo á honra el pertenecer; mas ello no podrá' amenguar en lo más mínimo mi gratitud para con mis nuevos colegas, ¿Cómo dar cumplimiento ahora á los deberes que esta misma gratitud me impone? No tengo, en verdad, que ofreceros, sino algo que en cierta manera ya os pertenece: algunas breves consideraciones sobre el estilo, sugel'id[!s en la lectura de vues- 10 Dl8CIlnso DE BUFFON SOBRE EL ESTILO tras propias obras (pues que en ellas tomaron base y fundamento), yal someterlas á vuestro ilustrado criterio, espero no me negaréis vuestra benevolencia. * Desde que la humanidad apareció en la tierra, no faltaron hombres que alcanzaran grande ascendiente sobre los demás, por la sola virtud de la palabra; bien que la oratoria no llegó á la anhelada perfección , sino en los períodos de gran desarrollo literario. Dos factores principales entran en la verdadera elocuencia: la cultura del espíritu y el ejercicio constante de las nativas facultades. Muy diversa es esta elocuencia que digo, de aquella facilidad de expresión ó locuacidad, dón natural de ciertos hom" gsta delicada insinuO\ción es modelo en su género. En todo el discurso va entrelazando el autor sus· doctrinas con los elogios á su escogido auditorio. de· cuyas obras, con modestia y habilidad, hace dimanar sus propias enseñanzas. Dlscun¡.;o HE BUFFON SOBRE EL ESTILO 11 bres de pasiones fuertes, de palabra espontánea y de viva imaginación. Para esta clase de sujetos fácil cosa es exteriorizar con energía RU pensamiento y comunicar m entusiasmo y sus pasiones; pareciendo como si quisieran causar efecto más bien en la parte material, que no en la espiritual del hombre; pues que todos sus movimientos, actitudes, ademanes y sonidos articulados, concurren á impresionar los sentidos. Para conmover y para persuadir á las multitudes, para desvanecer sus preocupaciones y arrastrarlas en determinado sentido, basta una entonación vehemente y patética, ademanes enérgicos y expresivos y abundancia y sonoridad de palabra. Pero tratándose del escogido número de aquellos que, cual vosotros, tiene la cabeza firme, el gusto delicado y la sensibilidad exquisita, y que no se paga de la rn- 12 DISCURSO DE BUFFON SORnE EL ESTILO tOllación, la mímica, ni el vano sonido de lhs palabras, es menester presentar las ideas y los razonamientos coordinados con todo arte; pues que, para vosotros, no basta el halago del oído ni el entretenimiento de la vista: preciso es hablaros á la inteli-. gencia para moveros el corazón. El estilo consiste en aquel orden y movimiento con que presentamos nuestros propios pensamientos. Si éstos se enlazan entre sí y se condensan, el estilo resultará firme y conciso; pero si las ideas se suceden con lentitud y se agrupan mediante palabras innecesarias, por elegantes que sean, el estilo resultará lánguido y pesado. Mas primero que el orden exterior con que han de exponerse los pensamientos, deberá buscarse otro orden más general é interno, en el que sólo figuren los principales puntos de vista, los primeros intentos y las ideas primordiales. Al designárseles á DISCURSO DE llUFFON SOBRE EL ESTILO 13 éstas lugar adecuado en ese inicial bosquejo, se fija y circunscribe el asunto y se determina la extensión del mismo. :Mediante estos grandes lineamientos ó trazos previos, queda ya resuelto y circunscrito el espacio que han de ocupar las partes principales con respecto á las accesorias ó secundarias. Por un esfuerzo de la imaginación pueden concebirse de antemano, los puntos principales y los secundarios; con sagaz advertencia disciérnense también los pensamientos estériles de los fecundos, facilitando la práctica de escribir estas previas operaciones de la mente. Por sencillo que un asunto sea, no será fácil abarcarlo al primer golpe de vista, ni aún dominarlo totalmente, sino hasta haberlo meditado con mad urez. Jamás podrá ser excesi vo el tiempo que se consagre á reflexionar sobre el asunto; pues mientras más se medite en 14 D1SCUHSO (JI·; I3 UFFOI\ SOB la; EL ESTILO él, más substancioso será lo que se diga .Y con mayor facilidad podrá dársele forma con venien te. Este orden interno, traza ú plan de que trato, no constituye por sí solo el estilo, pero forma su base; porque lo dirige, lo regula y lo sostiene en su rnarcha y movimiento, sujetándolo á leyes precisas. Sin este plan previo, el mejor escritor se extravía, pues su pluma camina como al acaso. Por vivos que sean los colores de que se valga el escritor y por muchas que fueren las bellezas con que aquí y acullá engalane su obra, no resultará ésta construÍda con solidez, ni aparecerán bien relacionadas todas sus partes, ni será completo el agrado que produzca, faltando aquel orden interno. Por esta causa los que escriben tal como hablan, aun cuando hablen bien, escriben mal; los que se dejan llevar del primer arranque de su imaginación DISCUR!'O DE BUFFON SOBHE EL ES'l'[[,O 1() comienzan en un tono en el que no pueden sostenerse; los que por temor de que se les escapen algunos pensamientos fugaces los van anotando parcial y aisladamellte, no aciertan después á ligarlos entre sí; y no es otra, por fin, la causa, de que se escriban tantas obras mal zurcidas y como á retazos, y tan contadas que tengall aquella trabazón y firme contextUl'a propias de un trabajo bien meditado. :¡,,~ No hay asunto alguno que de por sí deje de tener unidad, ó que, por complexo que sea, no pueda reducirse y ser desarrollado ** Sin embargo de lo que asienta el autOl', de que «los que escriben tal como hablan, aun cuando hablen bien, escriben mal:>, no ha faltado preceptista que haya hecho esta indicación: Escríbase hasta donde sea posible tal como se habla: mas no se. extreme el hablar tal como se escribe. 11 fant éCl''¡''e le plus po.sible comme on PU1'le, et ne pus t,·op pwrlel' comme on éc'rit. Estas dos enseñanzas, al parecer contradic· torias, quedan conciliadas al advertir que, un autor se refiet'e al estilo interno, y el otro, al externo. Por su parte, un escritor español ha dicho: :oRemos llegado á una época en que la literatura debe hablar como las gentes, esto es, con arreglo á las prácticas del uso común y constante:>. 16 DISCURSO DE Bt:FFON SOBRE EL ESTILO en un solo discurso. Los cortes, las interrupciones, las secciones, no convienen sino en aquellos asuntos entre sí bien diversos, ó cuando, tratándose de materias desemejantes, se halle embarazada la mente por la multiplicidad de los visos ó puntos de mira que se le ofrecen, con motivo de lo heterogéneo de las cuestiones. Si las divisiones se extreman en demasía, la obra no tendrá el vigor y consistencia necesarios, por falta del debido encadenamiento de sus partes. Al primer golpe de vista y aparentemente acaso nos parezca clara; pero en realidad no nos daremos cabal cuenta de los propósitos del autor, sin la ilación rigurosa de las ideas mediante su no interrumpido encadenamiento. ¿A qué se debe que las obras de la naturaleza se nos presenten tan acabadas y per\, fectas? . No es otra la causa que el consti- DIscunso DE BUFFON SO BllIc EL ESTILO 17 tuir cada una de ellas, un todo perfecto, couforme á un plan constante del que nunca se apartan; porque desde un principio la naturaleza bosqueja la forma primaria de todo organismo, y valo perfeccionando gradualmente en tienipo determinado. Por esto es que nos sorprenden las obras de la naturaleza; pero lo que aun más debiera sorprendernos es, aquel sello divino que en toda la creación resplandece. Nada crea el hombr.e ni produce, en tanto que su entendimiento no es fecundado por la meditación yla experiencia. Los conocimientos del escritor son, pues, el germen de sus producciones. Si observa atentamente la naturaleza y recapacita sobre ella, podrá elevarse á verdades de un orden superior; si las relaciona entre sí,' con ellas formará un todo armonioso, 2 lS nI:-;Cl-HSO nE lil' FFU1\ SOllHE ~;L ES'l'lLU fundando sobre cimientos sólidos monumentos imperecederos_ No es raro ver que hombres de talento, por no recapacitar lo bastante acerca del asunto sobre el que se proponen escribir, se sienten entorpecidos y perplejos, sin saber por dónde han de dar comienzo á su trabajo_ Muchas ideas brotan en tropel en su cerebro, pero como no las han ordenado de antemano, quédanse indecisos y vacilantes, sin saber á cuáles dar la preferencia. Mas desde el momento que el escritor ha formado su plan y tiene ordenadas las partes principales del asunto, llega para él el oportuno instante de tomar la pluma; pues madura ya en su mente la concepción de la idea, siéntese estimulado con fuerza para trasladarla al papel, experimentando en ello agrado y satisfacción . Fluyen entonces espontáneamente las ideas, con la facilidad y el agrado vi e- DISCl · Hi;O lJE Bt:FFOX SOBIlE EL ESTILO 19 ne el calor y la vivacidad en la elocución, elévase el tono, la expresión resulta exacta, las descripciones coloridas, y brillante en todo su conjunto el discurso. Nada se opone tanto al calor que debe haber en la obra literaria, como el prurito de hacer gala de rasgos ingeniosos; nada es tan contrario á la const.ante claridad que ha de brillar en todo escrito, como esos chispazos producidos por la contraposición de las palabras, que si por un momento nos deslumbran, es para dejarnos después como sumidos en tinieblas. Tales formas de pensamiento, no tienen otro mérito que el de la ingeniosa contraposición; pero como tan sólo comunican brillo á ciertas - partes del discurso, el resto de él queda sin lucimiento ni atractivo; Mucho se opone igualmente á la verdadera elocuencia el empleo de pensamientos rebuscados y l:'utiles, superficiales, desleí- 20 DISCURSO DE BllFFON SOBRE EL ESTILO dos y sin vigor que, semejantes al oropel. brillan sí, pero á expensas de la consistencia. Mientras más se pague el orador de la ligereza y del vano or,)pel literario, menos logrará comunicarle á su estilo, claridad, nervio y calor; á no ser que tenga por objeto su trabajo el género humo1'Ístico, ya que tal género pide de preferencia expresiones ligeras. No menos contrario á la verdadera elocuencia es el esfuel'Zo que algunos ha~en para hablar en términos altisonantes de . cosas sencillas. Nada desluce tapto á un escritor como semejante vicio; y . lejos de despertar por este medio la admiración,' es de lamentarse el tiempo que pierde en vauas combinaciones de palabras, para no decir, en último término, sino lo mismo que todo el mundQ dice. En tal defecto incurren ciertas inteligencias cultivadas , pero e,térilefl, que disponiendo de abun- DISC URSO DE BUf'FÓN SOnln; Er, ESTILO . 21 (Jante caudal de palabras, carecen, sin embargo, .d e ideas. Y así, tmbajan por combinar vocablos, ~ombinan fOljánd~se la ilnsiól1 de que conceptos. · Bien cabe decirse dé tales escritores que carecel) de estilo ó que sólo tienen una sombra de éste. El verdadero estilista graba .pen3amientos, pero aquellos otros escritores no hacen más que llenar el papel de insUlsa fraseología. Lo que ante todo se necesita para llegar á escribir bien es, familiarizarse con el asunto, reflexionar lo bast.ante hasta dominarlo completamente; concebir con claridad , ordenar con lógica y formar, en fin, un continuado encadenamiento de todos los puntos sobre que ha de tratarse. Yasí, una vez empuñ.a da la pluma, es menester llevarla eh conformidad rigurosa con In tra7.a qúe se tiene en la mente. Mucho contribuye todo ello pamla severidad en 22 11ISCU HSO DE B UFFON SOBHE El, ESTILO el estilo y para la rapidez y soltura de expresión. Y si, además, hay en el escritor delicadeza, buen gusto y escrupulosa elección de los vocablos, su estilo tendrá nobleza, y aún será majestuoso si proscribe y desecha los rasgos ingeniosos, los términos equívocos y, sobre todo, el gracejo. En resolución, si se escribe tal como se ha meditado, y si se tiene la convicción de aquello sobre que se quiere persuadir á los demás, la buena fe literaria se verá de manifiesto, produciendo grande efecto la obra, á condición de que el entusiasmo no se extreme para no despertar desconfianza en los lectores. *** *** Del eminente humanista D. José de Castro y Serrano, son estas palabras dichas en una ocasión so· lemne idéntica á la ue Buffon y con propósito harto semejante: "Dadle al público amenidad y gentiley,a en la expresión y conseguiréis que las materias más abstrusas y los más enrevesados teol·emas, trascien· uan al dominio de la multitud.:> Y un escritor. no menos i1 ustre, D . José Echegaray, ha llevado con brillantez á la prá"tica aquello mismo que pedía C astro .Y Senano , exponiendo doctrinas de Física y de Mecá nica con amenidnd y donosura extt-emadas. m¡;;cu n¡,;o nE ll U ~'FON !;OBnE EL E8'1'ILO 23 No de otra suerte que como he venido indicándolo, es como vosotros escribís, habláis é ilustrúis. Llevado de ejemplo tan atrayen te, fascinado con vuestro saber, creí poder imitaros; mas vano fue mi intento. Las reglas, diréis, no su plen el natural talento; en faltando éste, aquellas son inútiles. Cierto; y así, para escribir bien, será necesario saber pensar bien, sentir con fuerza lo que se piensa y expresarlo con claridad. Esto es á lo que yo llamo tener talento y buen gusto, pues cabalmente el estilo presupone la reunión y el ejercicio de todas las facultades intelectuales. Ahora, con referencia á la mera expresión, debo decir, que si las ideas miran al fondo, y , por lo mismo, al entendimiento, la expresión es objeto de la sensibilidad, para cuyo perfeccionamiento es indispensable un oído fino, y educado, además, en la lectura constante de los buenos uutoreR. 24 DIscunso DE BUFFON SOBRE EL ES'l'ILO No se consigue el tono conveniente en la obra literaria pretendiendo amoldar el estilo á la índole del asunto y forzando el primero, porque el tono brota naturalmente del fondo de las cosas. Si el autor generaliza las ideas y el tema es de por sí levantado, el tono resultará igualmente levantado. Si á la fuerza del colorido se añade la energía oel dibujo, si las ideas abstractas se realzan con animadas imágenes, formando cuadros vivos y auiJúados, el tono resultará entonces no tan sólo elevado, sino sublime. Aquí, señores, las aplicaciones serían más expresivas que las reglas, los ~iem­ pI os ilustrarían mucho mejor que los simples preceptos; pero no siéndome dado citar ahora cuantos pasajes selectos he leído eon entusiasmo en vuestras propias producciones, tengo por fuerza que ceñirme á DISCURSO DE BUFFON SOBRE ELERTILO 25 hacer meras reflexiones acerca de las mismas. Las obras bien escritas serán las únicas inmortales; po: que ni la erudición selecta, ni la importanci~ de los asuntos, ni la novedad de la invención, han de ser sufi<!ientes para comunicar vida perdurable á las producciones literias. Si éstas no estuvieren esC).'itas con talento, con gusto y <!on elevación, destinadas están á perecer irremisiblemente; pues aquella misma erudición, aquellos mismos asuntos, aquellas mismas invenciones, pasarál} más tarde á otros escritores que, con pluma más diestra, sabrán aprovecharlos, comunicándoles mayor brillo y lucimiento. Aquéllo, el fondo, está por decirlo así, fuera qe laper- sonalidad humana, mientras que lo segundo, el estilo, es del hombre . . El estilo es imperecedero. .si es ·elevado, noble y su- 26 DISCr:RSO DE lllJFFON SOBRE EL ESTILO blime, será admirado el autor por igual en todas las edades. **** Las bellezas de forma que la obra literaria realiza, así como la armonía de su conjunto, pueden conceptuarse dones preciosos para el espíritu humano, tanto como las verdades mismas que constituyen el fondo de la obra. - - Tres distintas lecciones corren impresas en francés de la célebre frase de Buffon sobre el estilo: Le style. e'est l'homme, que es la más citada, Le styl~ est l'ho'llme meme y Le style est de l'homme meme. Conforme á la última lección, lo que dijo el gran naturalista fue, que nada es propio del hombre sino el estilo; es decir, que las ideas en una obra, no son de la propiedad exclusiva de ninguno; son del dominio de todos;. lo que sí es del autor es el estilo : el estilo es ele/. /wrnul'e. Tan bello, exacto y profundo es el concepto contenido en las dos primeras frases, como en la última. Yo, sin embargo, di al traducir, la preferencia á la última, ya por ser la frase que, en concepto mío, presenta más visos de autenticidad, por armonizar mejor con todo el contexto del pasaje del discurso en que se lee, ya por ser más original esta expresión que las dos precedentes. Que el estilo es el hombre, se había ya dicho antes de Butfon, aunque no en frase tan concisa; lo que no se había expresado antes de él es este otro concepto de alcance tan verdadero cuanto profundo: lo único que pertenece al hombreen la obra que produce, es el estilo. DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO 27 Nada coadyuva tanto para llegar á lo sublime como la elevaci6n de los asuntos. La poesía, la historia, la filosofía, tienen todas tres un propio objeto y grande objeto por cierto: la naturaleza. La filosofía la estudia en sí misma; la poesía la describe y embellece al pintar á los hombres idealizados, al crear á los héroes y á los dioses. La historia describe s610 al hombre, pero descríbelo tal cual es; así que, el tono del historiador no resultará sublime, sino cuando trate de los personajes más eminentes, de los acontecimientos más memorables y de los más trascendentales cambios políticos y religiosos; es decir, de las más hondas revoluciones. En los demás puntos hist6ricos, estará bien un tono grave y majestuoso. El tono, empero, que mejor cuadra al fil6sofo es el tono sublime, siempre que hable de las leye3 de la naturaleza, de los seres en general, de la mate- 28 DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO ria y del espacio, del tiempo y el movimiento, del alma humana y sus pasiones. Para los demás casos bastarále un tono noblemente sostenido. Pero el que correspünde al orador y al poeta, por fuerza ha de ser el sublime, siempre que el asunto. de que traten sea de pür sí elevado; puesto que tanto el uno como el otro son libres para realzar cuanto quieran los conceptos, con tanto colorido, co.n tanta animación y movimiento, Co.n ilusión y vida tantas, cuanto. á ellos mismo.s les plazca, y porque para magnificar lüs objetos preciso ha de serles desplegar todo el vigor, toda la po.tencialidad de su propio. talento. DISCURSO DE BUFFON SOBRE EL ESTILO