DE TAL PADRE, TAL HIJO. INTRODUCCIÓN En proverbios 10:1

Anuncio
DE TAL PADRE, TAL HIJO.
INTRODUCCIÓN
En proverbios 10:1 dice que El hijo sabio alegra a su padre, luego en el 11:30 dice que El
fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio; esto indica que ganar almas
es una forma de alegrar a nuestro padre celestial y éste es un motivo más para adoptar el
enfoque evangelistico de la iglesia. La misión de nuestra iglesia es: Honrar a Dios,
discipulando a las personas con amor, y ser ejemplo, para que sean salvas y se conviertan
en líderes de Jesucristo. ¿Qué es esto de honrar si no el ánimo de alegrar el corazón de
Dios haciendo lo que desea -ganar almas-?
Pero pese a que ganar almas es el máximo anhelo de Dios (Lucas 15:7), pese a ser un
mandamiento (Mateo 28:19) con promesa (Santiago 5:20, Daniel 12:3), muchos llamados
hijos de Dios no tienen el impulso hacia las almas vacías. Esto se asemeja al caso del
hermano mayor del hijo pródigo, quien no compartió el gozo de su padre al ver a su
hermano ser redimido. Pero, ¿Cuál es el problema de estos hijos que no obran igual que
su Padre? ¿Cómo pueden convertirse en hijos sabios que dan alegría? La solución es: Se
necesita un corazón igual al del padre para poder agradarle.
Jesús es un claro ejemplo de hijo sabio (ganador de almas) que alegra al Padre. De él
podemos aprender tres características para conseguirlo:
1. Actuaba igual que el padre. IR LAS ALMAS.
Al igual que el Dios buscó a Adán, Jesús vino al mundo imitando la acción con iniciativa.
“En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que
ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual.”
Juan 5:19.
Pero, ¿Cómo actuar cómo el padre, si se vive en la carne? Romanos 8:13 nos da la
respuesta: Se necesita el poder del Espíritu Santo.
Aplicación: Para una acción divina efectiva, se necesita del Espíritu Santo.
2. Se emocionaba/sentía igual que el padre. AMOR POR LAS ALMAS.
Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotĭo, -ōnis, que significa "el
impulso que induce la acción". Dios tiene una emoción/impulso por las almas y éste es SU
AMOR. Los seguidores de Cristo, los pescadores de hombres, compartimos esta emoción
divina que expresa el carácter de Dios y su propósito. Juan 3:16 cita, Porque de tal manera
amó (se emocionó, excitó, se impulsó, se apasionó) Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jesús dijo: “Yo no puedo hacer nada por iniciativa Mía; como oigo, juzgo, y Mi juicio es
justo porque no busco Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió.” Juan 5:30. En este
texto Jesús se muestra convencido y ocupado con la intención/deseo de hacer la voluntad
de su padre; el Espíritu moraba en él y lo impulsaba a hacer la voluntad del Padre.
Ahora bien, ¿Cómo experimentar esta emoción, cómo tener ese amor, cómo apasionarnos
con el mismo propósito? Efesios 4:17-24 dice que se necesita una renovación del espíritu
de la mente. Esto quiere decir, que el ser humano debe TRABAJAR para sustituir los
impulsos de su mente vieja.
Aplicación: Una nueva emoción se experimentan sometiendo la vieja emoción.
Pero, ¿cómo someter la vieja emoción?
3. Pensaba igual que el padre. EL VALOR DE LAS ALMAS.
Dios Padre se emociona (ama) por la salvación de cada alma porque piensa (CREE) que es
de gran valor, de hecho es lo máximo después de él. Para tener los pensamientos de Dios
es necesario dedicarle tiempo, tiempo para reflexionar, mirar, considerar y conocer. Esa
es la razón por la que Jesús desde niño se ocupó en el negocio de su Padre. Lucas 2:49.
Entonces Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar
en la casa de mi Padre?
Si pensamos/nos ocupamos/trabajamos en el negocio las almas se producirá la emoción
por ellas y consecuentemente la acción.
Aplicación: Los nuevos pensamientos se obtienen disciplinando la mente. 1 Timoteo 4:7-8.
CONCLUSIÓN.
David fue un hombre con un corazón conforme al de Dios, pero comenzó a pensar en la
carne, luego cultivó emociones carnales y finamente actuó según su carne. Mas cuando la
palabra lo confrontó se arrepintió de corazón y su acción inmediata fue ocuparse en
buscar de nuevo ese corazón. Salmo 51:10.
Nuestro padre se alegra sus hijos actúan como él yendo a las almas, amándolas y ganando
las almas. Busca hoy ese corazón como el de nuestro Padre Dios, para que cuando digas
ser su hijo digan: “de tal Padre, tal hijo”.
Descargar