El arma de los cobardes La murmuración es aquella conversación en perjuicio de un ausente; es todo un acto de cobardía. Quien murmura dice a espaldas de una persona lo que no se atreve a decir en su cara. El murmurador es por naturaleza miedoso, Tienen valor para decirlo, pero miedo de que se descubra que lo dijo. El murmurador nunca tiene el valor de llamar a la persona y decirle, lo que en su opinión, a lo mejor está mal hecho. La murmuración suele hacerse en voz baja, en ausencia del sujeto denigrado y con un tanto de regodeo sobre el ausente. Se corroe la buena fama de personas o cosas, sin razones y con cierta mala voluntad sobre ellas. La murmuración tiene muchos nombres: maledicencia, trapisonda, enredo, chisme, calumnia, despellejo,… todas ellas son primas entre si y familiares muy cercanos a la mentira y al engaño. La murmuración generalmente, está en boca de los ociosos quienes al llevar una vida totalmente aburrida, por no hacer nada, tienen el tiempo suficiente para entrometerse en los asuntos de otros. El ocioso anda magnificando lo insignificante, denigrando a los demás, haciendo daño irreparable al nombre de otro, mordiendo las espaldas, repitiendo rumores no confirmados para lastimar e inventando historias, con aquellas famosas expresiones: “No digas nada, pero me han dicho...dicen por ahí”... ¿Por qué se murmura? Por envidia, por odio, por intereses, por vanidad,…Es muy corriente que cuando varias personas empiezan a hablar mal de alguien, este alguien no importa a ninguno, lo que importa es el propio YO de cada uno. Si decimos que una persona es fea, torpe, necia, pobre,…en el fondo estamos dando a entender que nosotros somos guapos, ágiles, inteligentes y ricos. Algo que nos alegra y llena de satisfacción. Con frecuencia, la causa es un complejo de inferioridad, adobado con la cobardía de quien es incapaz de dar la cara. Cuando iniciamos ciertos comentarios, sin importancia aparente ¿Sabemos el daño y los perjuicios que podemos ocasionar? La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración... Pero es siempre arma de cobardes. Generalmente quienes murmuran son los mismos que tras despellejar a alguien corren a decirle: Oye se dice por ahí que tú…Te lo digo para que estés sobre aviso. Al final todo termina sabiéndose, pero ¿y mientras tanto? Pues ese final puede tardar años y los perjuicios familiares, sociales y económicos pueden ser irreversibles. La murmuración es una roña que ensucia y entorpece el engranaje social, resta fuerzas, quita la paz, y hace perder la amistad entre las personas. El sucio ambiente de la murmuración se transforma radicalmente cuando nos acostumbramos a hablar de forma cordial de todo y de todos. Todos tenemos algo bueno. Si no fuera posible, callémonos, así no tendremos que arrepentirnos. Muchos se creen con el derecho y la autoridad de hacer sus comentarios sobre otras personas, denigrando, menospreciando y hasta calumniando, con una tranquilidad pasmosa; pero ellos mismos, no quieren admitir que a tal acción sin misericordia, Dios le llama el pecado de la murmuración, el cual tiene graves consecuencias. Jamás hablemos mal de nadie, pues como cuando escupimos al cielo, antes o después la saliva nos caerá en la cara. No hablar mal, no es suficiente. Las personas queremos, necesitamos ser amados, estimados y que alguien hable bien de nosotros y reconozca lo poco o mucho bueno que tenemos. Padre Pacho [email protected]