Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. NOTA CLÍNICA Trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado. Nueva mutación génica y primer caso documentado en España 47.805 Ana Mazón Ramosa, Alberto Gil-Setasa, Sara Berrade Zubirib, Trinidad Bandrés Echeverrib, Ron Weversc, Udo Engelkec y Johannes Zschocked a Laboratorio de Microbiología. Ambulatorio General Solchaga. Pamplona. España. Centro de Salud de Sangüesa. Servicio Navarro de Salud. Navarra. España. c Laboratory of Pediatrics and Neurology. University Medical Centre Nijmegen. Países Bajos. d Institut für Humangenetik. Universitätsklinikum Heidelberg. Alemania. b FUNDAMENTO Y OBJETIVO: La trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado es una metabolopatía producida por un trastorno en la oxidación hepática de trimetilamina (TMA) en trimetilamina N-óxido (TMAO). La trimetilaminuria primaria es una enfermedad autosómica recesiva. Los valores elevados de trimetilamina confieren un desagradable olor a pescado a la orina y otras secreciones de los pacientes. Se describe un caso de trimetilaminuria primaria en una niña de 4 años. PACIENTE Y MÉTODO: Niña de 4 años que presentaba desde los 9 meses, coincidiendo con la introducción del pescado en la dieta, un intenso olor corporal y de la orina a pescado. El desarrollo psicomotor y ponderoestatural eran normales, así como las pruebas de función renal y hepática. El diagnóstico bioquímico se realizó midiendo los valores de TMA y TMAO en orina por espectroscopia antes y después de la ingestión de pescado. RESULTADOS: El estudio genético de la paciente demostró que era homocigota para una nueva mutación en el exón 3, R51G (c. 151 A > G) del gen de flavinmonooxigenasa 3, y sus padres, heterocigotos. CONCLUSIONES: La mutación R51G (c. 151 A > G) no había sido encontrada previamente en otros pacientes diagnosticados de trimetilaminuria. Palabras clave: Trimetilaminuria. Olor a pescado. Metabolopatía. Primary trimethylaminuria or fish odor syndrome. A novel mutation in the first documented case in Spain BACKGROUND AND OBJECTIVE: Trimethylaminuria or fish odor syndrome is a metabolic disorder characterized by a failure in the oxidation route from trimethylamine (TMA) to trimethylamine Noxide (TMA-O). Primary trimethylaminuria is an inherited autosomic recessive disease due to mutations in the human FMO3 gene. High levels of free TMA in urine and other body fluids confer an unpleasant body odor resembling that of fish. Here we report a case of primary trimethylaminuria in a 4-year-old girl. PATIENT AND METHOD: A 4-year-old girl who presented with a strong corporal scent resembling that of fish from the age of 9 months agreeing with the introduction of fish in the diet. The patient did not have other relevant personal history and had a correct psychomotor and growing development. Liver function, urea and creatinine levels were normal. The biochemical diagnosis was done by spectrometry, measuring the amount of TMA and TMA-O prior to and after fish intake. RESULTS: Genetic analysis evinced that the patient was homozygous for a novel mutation in exon 3, R51G (c. 151A > G). Both parents were heterozygous. CONCLUSIONS: R51G (c. 151 A > G) mutation had not been found in other patients with trimethylaminuria. Key words: Trimethylaminuria. Fish odor. Metabolic disorder. Correspondencia: Dra. A. Mazón Ramos. Laboratorio de Microbiología. Ambulatorio General Solchaga. San Fermín, 29. 31004 Pamplona. España. Correo electrónico: [email protected] Recibido el 22-4-2002; aceptado para su publicación el 7-11-2002. La trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado es una enfermedad metabólica muy infrecuente descrita por primera vez en 19701, producida por un defecto en la oxidación hepática de trimetilamina en trimetilamina N-óxido. La trimetilaminuria puede ser primaria, de carácter genético, o secundaria a lesiones hepáticas y renales o a un aumento de los precursores de la trimetilamina2. La trimetilamina es una amina muy volátil, que despide un fuerte olor a pescado en la orina, sudor, aliento y secreciones vaginales de los pacientes con esta enfermedad. Este mal olor corporal generalmente les produce graves problemas psicológicos como consecuencia del rechazo social a que se ven sometidos. Los primeros síntomas pueden aparecer en la infancia, pero en la mayoría de los casos el diagnóstico se retrasa, debido al desconocimiento por parte de los médicos de esta enfermedad. Actualmente no existe tratamiento etiológico de la enfermedad. Los síntomas mejoran reduciendo la ingestión de los alimentos que aumentan la excreción de trimetilamina. Presentamos un caso de trimetilaminuria primaria en una niña de 4 años. Paciente y método Niña de 4 años que presentaba desde los 9 meses de edad, coincidiendo con la introducción de pescado en la dieta, un desagradable olor corporal que recordaba el del pescado podrido y que también se detectaba en la orina. La familia refería que tal olor se producía cada vez que la niña comía pescado o marisco. Era la segunda hija de padres sanos no consanguíneos. Su hermano de 7 años presentaba una alergia alimentaria al melocotón, en forma de anafilaxia. Ningún miembro de la familia presentaba síntomas de olor a pescado. La paciente carecía de antecedentes personales de interés. La exploración clínica y el desarrollo psicomotor y ponderoestatural eran normales. Los electrólitos en suero, el perfil de la función hepática, los marcadores de hepatitis A, B y C, las concentraciones de urea y creatinina y el recuento sanguíneo eran normales. A los 3,5 años de edad, y ante la persistencia del olor a pescado, se sospechó que la paciente podía presentar trimetilaminuria y se realizó un estudio bioquímico de la orina. Se determinó la cantidad de trimetilamina (TMA) y trimetilamina N-óxido (TMAO) en orina mediante espectroscopia de resonancia magnética3, antes y después de la ingestión de pescado. Med Clin (Barc) 2003;120(6):219-21 219 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. MAZÓN RAMOS A, ET AL. TRIMETILAMINURIA O SÍNDROME DEL OLOR A PESCADO. NUEVA MUTACIÓN GÉNICA Y PRIMER CASO DOCUMENTADO EN ESPAÑA Dieta Trimetilamina N-óxido Huevos, hígado, etc. Pescado Colina Trimetilamina N-óxido Creatina Creatinina Degradación bacteriana intestinal Trimetilamina Trimetilamina Flavinmonooxigenasa 3 hepática 3,7 3,6 3,5 3,4 3,3 3,2 3,1 3,0 2,9 2,8 2,7 2,6 2,5 (ppm) Trimetilamina N-óxido Fig. 1. Espectrometría (500 MHz H-NMR) de la orina después de la ingestión de pescado. Trimetilamina: 365 µmol/mmol de creatinina; trimetilamina N-óxido: 797 µmol/mmol de creatinina. Fig. 3. Esquema de la vía metabólica de la trimetilamina. Resultados que es la fuente principal de TMAO2. La TMA sufre una N-oxidación en el hígado mediada por la enzima flavinmonooxigenasa 3 (FMO3), que la convierte en TMAO, un compuesto inodoro que se elimina por la orina (fig. 3). La trimetilaminuria primaria es una metabolopatía de carácter autosómico recesivo. Los pacientes afectados presentan mutaciones en el gen FMO3, situado en el brazo largo del cromosoma 15. Los pacientes con trimetilaminuria no degradan la TMA en TMAO debido a la alteración en la enzima FMO36 y se produce una excreción masiva de trimetilamina no oxidada por orina, sudor, aliento y otras secreciones corporales, confiriéndoles un desagradable olor a pescado. Las consecuencias clínicas de esta metabolopatía vienen definidas por el nombre común de la enfermedad «síndrome del olor a pescado». Los pacientes presentan graves problemas psicosociales7,8 que pueden empezar en la escuela, donde son víctimas de constantes burlas por parte de sus compañeros debido a su peculiar y muchas veces desagradable olor9. Estas burlas les convierten en personas introvertidas, que sufren rechazo social, padecen cuadros depresivos e incluso tendencias suicidas. En la edad adulta tienen graves problemas laborales y sociales. Los pacientes utilizan todos los recursos a su alcance para disimular su olor, como hábitos compulsivos de higiene, perfumes, desodorantes, tabaco, etc. En la mayoría de los casos el diagnóstico se retrasa por dos motivos: el primero, Los resultados se exponen en la tabla 1 y figura 1. Para identificar las mutaciones causantes de trimetilaminuria se analizó la región codificante del gen FMO3, por la técnica de electroforesis en gradiente desnaturalizante, y las anomalías encontradas se caracterizaron por secuenciación fluorescente de ADN. La paciente resultó ser homocigota para una nueva mutación, R51G (c. 151A > G) en el exón 3 de FMO3 (fig. 2). Los padres son heterocigotos para dicha mutación. Actualmente la paciente sigue una alimentación reglada y variada, con la única restricción del pescado y marisco, ya que éstos son los únicos alimentos que le desencadenan el olor a pescado después de su ingestión. Discusión La TMA es una amina terciaria soluble en agua y muy volátil que despide un intenso olor a pescado. Su origen es alimentario a partir de la degradación bacteriana en el intestino de alimentos ricos en colina, carnitina y lecitina4, y del pescado, TABLA 1 Resultados de trimetilamina (TMA) y trimetilamina N-óxido (TMAO) en orina Antes de la ingestión de pescado Después de la ingestión de pescado TMA* TMAO* TMAO/TMA + TMAO (%) 22 364 12 797 35,2 68,6 *Resultados en µmol/mmol de creatinina. Valores de referencia antes de la ingestión de pescado: TMA < 5, TMAO: 10-500; valores de referencia de TAMO/TMA + TMAO: > 90%. Fig. 2. Secuencia del gen FMO3. A) Secuencia de referencia normal. B) Secuencia de la mutación AGG → GGG que condiciona un cambio de aminoácido Arg → Gly. 220 Med Clin (Barc) 2003;120(6):219-21 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. MAZÓN RAMOS A, ET AL. TRIMETILAMINURIA O SÍNDROME DEL OLOR A PESCADO. NUEVA MUTACIÓN GÉNICA Y PRIMER CASO DOCUMENTADO EN ESPAÑA porque la mayoría de los pacientes es bastante reacia a consultar con su médico, por miedo a que el mal olor sea atribuido a una «vergonzosa» falta de higiene10, y el segundo es el desconocimiento de los médicos de esta enfermedad7. En una encuesta realizada a 22 pacientes, se constató que habían tardado entre 5 y 10 años en consultar su problema, y una media de 10 años en ser diagnosticados10. En el caso que presentamos, desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico etiológico de la enfermedad transcurrieron más de dos años. Existen aproximadamente 200 casos publicados en la bibliografía desde 1970, cuando se describió por primera vez11. En España sólo hemos encontrado un caso asociado a un shunt portocava intrahepático congénito12. El diagnóstico clínico se establece por el olor que despiden estos pacientes. Es característico que los padres refieran que el niño «no huele a bebé» cuando la enfermedad comienza el primer año de vida. Parece que existe una exacerbación de los síntomas durante la menstruación, fiebre, situaciones de estrés e ingestión de anticonceptivos8,13. A pesar del carácter autosómico, no ligado al sexo, de la enfermedad, la trimetilaminuria se diagnostica con más frecuencia en mujeres que en varones, lo que podría deberse a la influencia de factores hormonales, o a que las mujeres toleran peor los síntomas de la enfermedad y consultan con más frecuencia. La variedad de mutaciones genéticas descubiertas podría explicar las diferencias existentes entre unos pacientes y otros respecto a la aparición e intensidad del olor corporal14. Parece que otros factores ambientales, como la flora bacteriana entérica, influyen en el desarrollo de los síntomas8. El diagnóstico bioquímico se realiza en laboratorios especializados que determinan la concentración tanto de TMA como de TMAO en orina3,5,15. Los sujetos normales excretan al menos un 90% como TMAO11. En los pacientes con el síndrome del olor a pescado el porcentaje de TMAO/TMA + TMAO está disminuido. Una cifra alta aislada de TMA es insuficiente para establecer el diagnóstico, ya que se puede deber a una excreción transitoria elevada por sobreproducción de TMA por la dieta o por aumento de sustratos generados en el intestino4. Los familiares heterocigotos portadores presentan valores normales de TMA y TMAO en orina, pero se pueden identificar mediante pruebas de sobrecarga oral, en las cuales se detectan valores intermedios entre los de pacientes y los de sujetos sanos16. El diagnóstico genético se hace determinando la existencia de mutaciones en FMO3. En el caso que presentamos, la mutación R51G (c. 151 A > G) produce la sustitución del aminoácido arginina por glicina en la estructura primaria de la proteína FMO3; esta mutación no había sido encontrada previamente en otros pacientes diagnosticados de trimetilaminuria. En el estudio genético de la niña no se han hallado otras mutaciones causantes de la enfermedad, por lo que se considera que la homocigosidad para R51G es la causa de la alteración de FMO3 que provoca la enfermedad en la paciente. El diagnóstico diferencial debe hacerse con gingivitis, mala higiene, vaginosis, infecciones urinarias, presencia de cuerpo extraño en alguna cavidad, enfermedades hepáticas y renales13. El único tratamiento de que se dispone en la actualidad es dietético. Los pacientes diagnosticados de trimetilaminuria deben eliminar o disminuir en su dieta las fuentes de sustratos de los que deriva la TMA, como yema de huevo, hígado, riñón, legumbres, guisantes, pescados de agua salada y marisco2,13. La eficacia de este tratamiento varía de unos pacientes a otros9,11, y ellos mismos descubren cuáles son los alimentos que aumentan los síntomas. La ingestión de zumos y yogures en algunos casos minimiza el mal olor2. Se recomienda el uso de jabones de pH ácido para la higiene diaria13. Se han propuesto tratamientos con neomicina o metronidazol para disminuir la actividad de la flora bacteriana. También se han usado absorbentes intestinales como resinas de intercambio iónico y carbón activado, y para mejorar la actividad de FMO3 se han dado suplementos de riboflavina. Sin embargo, todos estos tratamientos alternativos no están suficientemente evaluados y algunos tienen efectos secundarios11. A diferencia de otras metabolopatías, parece que los valores elevados de trimetilamina no son tóxicos. No obstante, esta enfermedad no se puede considerar benigna, ya que las personas que la padecen, si no encuentran explicación y tratamiento para sus síntomas, pueden sufrir graves problemas psicosociales2. Se ha estimado que la proporción de heterocigotos en la población general estaría alrededor del 1%17. Con esta prevalencia, al tratarse de una alteración autosómica recesiva, la enfermedad podría presentarse hasta en un caso por cada 40.000 personas. Estas estimaciones indican que la enfermedad está probablemente muy infradiagnosticada. Con la presentación de este caso de trimetilaminuria primaria (McKusick 602079)18, hemos querido contribuir a la difusión de este síndrome «desconocido», para facilitar el diagnóstico de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Agradecimiento Al Dr. Ángel Mazón Ramos, del Hospital La Fe de Valencia, por sus orientaciones en la elaboración y revisión de este artículo. A la Dra. Antonia Ribes, del Hospital Clínic de Barcelona, por su amabilidad al ponernos en contacto con los laboratorios diagnósticos. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Humbert JR, Hammond KB, Hathaway WE, Marcoux JG, O’Brien D. Trimethylaminuria: the fish- odour syndrome. Lancet 1970;2:770-1. 2. Ruocco V, Florio M. Fish-odor syndrome: an olfactory diagnosis. Int J Dermatol 1995;34:92-3. 3. Abeling NGGM, Van Gennip AH, Bakker HD, Heerschap A, Engelke U, Wevers RA. Diagnosis of a new case of trimethylaminuria using direct proton NMR spectroscopy of urine. J Inher Metab Dis 1995;18:182-4. 4. Mayatepek E, Kohlmüller D. Transient trimethylaminuria in childhood. Acta Paediatr 1998;87: 1205-7. 5. Eugene M. Diagnostic du «fish odour syndrome» par spectrométrie RMN proton des urines. Ann Dermatol Venereol 1998;125:210-2. 6. Basarab T, Ashton GH, Menagé HdP, McGrath JA. Sequence variations in the flavin-containing mono-oxygenase 3 (FMO3) in fish-odour syndrome. Br J Dermatol 1999;140:164-7. 7. Valerie W. 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