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Anuncio
“La industrialización por sustitución de importaciones y la frustración
de la modernización económica, Chile 1890 - 2000”
César Yáñez, Universidad de Barcelona
Cristián Ducoing, Universidad de Barcelona**
José Jofré, Instituto nacional de Estadísticas de Chile (INE)***
Abstract
El objetivo de esta ponencia es revisar, desde una perspectiva de largo plazo, el proceso de
industrialización por sustitución de importaciones que se implementó en Chile, centrándose en
el desempeño de la economía chilena a la luz del comportamiento de la inversión en maquinaria
y el consumo aparente de energías modernas (carbón mineral, petróleo, hidroelectricidad y gas
natural).
La estrecha conexión entre la maquinaria incorporada al sistema productivo y el consumo de
energía, así como la de ambos indicadores como los insumos básicos de la industrialización, nos
permitirán tener una valoración más ajustada de los esfuerzos industrialistas. Más todavía
cuando las series que utilizamos cubren el período 1890 – 2000, que es más largo que la etapa
de industrialización dirigida por el Estado o de Industrialización Sustitutiva de Importaciones,
permitiendo la comparación, de las variables que se han indicado, en el periodo anterior y
posterior, donde las políticas económicas no fueron declaradamente industrialistas.
Nuestro trabajo tiende a poner en duda los resultados de las políticas industrialistas aplicadas en
Chile, en la medida que los logros obtenidos en este periodo, en comparación con el periodo
anterior, conocido como de la primera globalización (1890 – 1934), y con el posterior, que
denominamos segunda globalización (1975 – 2000), ponen en evidencia
un esfuerzo
modernizador importante, pero que no obtiene los resultados globales esperados, que se
tradujeran en un crecimiento acelerado del PIB per cápita.
Todo indica que en los periodos en que la política económica fue más abierta al comercio
internacional y menos intervencionista, la inversión en maquinaria y el consumo de energías
tendieron a crecer más rápidamente. No obstante, un análisis más detallado demuestra que la

Profesor titular del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Barcelona. [email protected]
Doctorando del Programa de Doctorado en Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Barcelona.
[email protected]
*** Analista Económico del Departamento de Estudios de Precios del INE (Chile) y Doctorando del Programa
Interuniversitario de Doctorado en Historia Económica de las Universidades de Barcelona y Universidad Autónoma
de Barcelona. [email protected]
**
1
tradicional dicotomía entre intervencionismo y liberalismo no parece haber ofrecido una
solución solvente para los problemas de la economía chilena a través de su historia. Ante la
frustración de la modernización que representan estos modelos, parece llegada la hora de
innovar en el análisis. En los breves momentos de éxito modernizador, la participación activa
en el comercio internacional no fue un impedimento para que el Estado tuviera una activa
política de apoyo a la modernización de carácter industrial.
1. Introducción
El estudio del proceso conocido como “industrialización por sustitución de importaciones”, o
simplemente ISI por su sigla, es motivo de distintas apreciaciones por parte de los
investigadores de la historia económica latinoamericana y chilena (Meller, 1996; Haber, 2006)
las posiciones sufren de diversos matices, pero se agrupan en dos principales tendencias: Una
visión positiva sobre la ISI, otorgándole al proceso elementos beneficiosos, determinados por
las altas tasas de crecimiento del producto1 entre la Segunda Guerra Mundial y finales de los
setenta y principios de los ochentas del siglo XX. Por otra parte, existe una posición de carácter
crítica, que cuestiona los resultados del proceso sustitutivo, amparado en que las tasas de
crecimiento de las variables modernizadoras (productividad, inversión en bienes de capital e
I+D) no fueron destacables y que el abrupto final del proceso, al abrirse las economías a los
mercados internacionales, demostraría la debilidad y la poca eficiencia de la industria
constituida bajo la protección del Estado.
Las posiciones enunciadas anteriormente, guardan relación también con la situación geográfica,
puesto que los resultados de los países latinoamericanos durante el proceso ISI fue dispar (Hira,
2007). En el caso de Chile, la ISI es un proceso contradictorio; por un lado presenta altas tasas
de crecimiento en la productividad de las manufacturas y por los otros, mediocres resultados en
cuanto al producto total. La desindustrialización producto de la apertura comercial prueba la
carencia de competitividad del sector industrial frente al mercado internacional (Meller, 1996).
Ante estas discrepancias, la presente investigación busca una aproximación por medio de dos
variables que son explicativas del nivel y tendencia de desarrollo de los países. La primera de
ellas es la inversión en maquinaria (en el texto del documento denominaremos simplemente
IMQ), base fundamental de un proceso de industrialización y la segunda variable, el consumo
aparente de energías modernas (en el resto del documento se utilizará CAEM), que es
explicativa del nivel de desarrollo alcanzado por la economía.
1
La historia económica, siempre cambiante, también genera matices con respecto a esta aseveración, puesto que las
tasas de crecimiento del periodo mencionado no permiten aseverar que la ISI haya sido un fracaso, como se ha venido
insistiendo de forma reitirativa desde la aplicación de las políticas económicas liberales.
2
El grado de éxito o fracaso de la ISI puede ser analizado por medio de las variables IQM y
CAEM, comparando las tasas de crecimiento y niveles con los periodos precedentes, conocidos
como I Globalización (1890 – 1934) y II Globalización (1975 – 2000)2, que se han determinado
por medio de los aranceles a los productos importados, principal medio de protección a la
industria durante la ISI. Los periodos serán definidos de manera exógena en base al proceso de
quiebres estructurales, puesto que la historiografía tradicional suele situar el proceso ISI desde
1938, pero las tasas arancelarias, que se traducen en la tasa efectiva de protección de la
industria, ponen en cuestionamiento esta afirmación.
El trabajo que se presenta a continuación está estructurado de la siguiente forma. En el apartado
dos, se presentan las definiciones básicas con respecto a la inversión en maquinaria y el
consumo aparente de economías modernas, junto con analizar el concepto ISI en Chile. En el
punto tres, se analiza la variación de las variables elegidas en el largo plazo y como éstas
representan las características esenciales de la ISI y su posterior desmantelamiento. Finalmente,
en el punto cuatro se presentan las conclusiones.
2. Inversión en maquinaria (IMQ) y consumo aparente de energías modernas (CAEM)
como elementos explicativos del desarrollo
2.1 El nivel del producto chileno a finales del siglo XIX
La sola pertenencia al concepto geográfico – cultural de Latinoamérica, convierte a Chile en un
país subdesarrollado para la gran mayoría de los estudiosos de las características económicas y
sociales de los países. No obstante, la aparición del concepto países en “vías de desarrollo”,
junto con una matización de la realidad chilena, permite vislumbrar un cuadro más alentador
para este país. Se puede afirmar que por un lado, Chile no ha estado cerca del desarrollo3, ni que
tampoco es una nación precaria. Estas matizaciones son importantes y toman fuerza cuando
comparamos la situación del país a finales del siglo XIX en relación a sus pares europeos y
latinoamericanos.
2
La discusión sobre los periodos I y II globalización es bastante amplia, por lo general, se tiende a seguir las
periodificación de Williamson y O’Rourke (2000), que sitúa la primera globalización desde 1870 a 1930, con un
paréntesis durante la I Guerra Mundial y su caída definitiva durante la Gran Depresión.
3 La historiografía optimista en las posibilidades, pero pesimista en los resultados está representada por Anibal Pinto
con su obra, Chile un caso de desarrollo frustrado.Una visión similar es la que desarrolla Ortega (2005).
3
Tabla Nº 1
PIB per cápita en países seleccionados alrededor en 1890
(en dólares internacionales de 1990)
País
PIB per cápita
País
PIB per cápita
Reino Unido
4.009
Suecia
2.086
Nueva Zelandia
3.755
Chile
1.966
Estados Unidos
3.392
España
1.624
Alemania
2.428
México
1.014
Argentina
2.152
Brasil
794
Fuente: Maddison (2006)
Como se aprecia en la tabla Nº1, Chile en el concierto internacional a finales del Siglo XIX, no
se encontraba entre los países de mayores ingresos, ni tampoco puede considerarse un país
sumido en la pobreza absoluta. Es más, su situación económica es más equiparable a la Suecia
de entonces que a la realidad que vivían los países latinoamericanos. No obstante estos
antecedentes, en algunos análisis de historia económica latinoamericana tienden a olvidarse, por
lo que sitúan el comportamiento económico de Chile dentro de la realidad latinoamericana,
obviando procesos particulares que se dieron en el cono sur y su estructura económica minera.
En este sentido, el discurso historiográfico chileno sobre el periodo 1850 - 1890 está tapizado de
contradicciones, donde la carencia de estudios seriados impide una discusión basada más en la
empiria que las sugestiones.
Para simplificar el análisis, se encuentran dos visiones, la
optimista y la pesimista.
La primera considera que el periodo previo a la Guerra del Pacífico4 (1879 – 1884) y la Guerra
Civil5 (1891) estuvo caracterizado por un crecimiento sostenido (Cariola y Sunkel, 1982),
sustentado en la explotación agrícola, esencialmente el trigo para exportación a los mercados de
Australia y California y la actividad minera, alternando con exitosos ciclos auríferos y
cupríferos. El país vivió una tranquilidad institucional determinada por gobiernos con duración
en el cargo de diez años y la hegemonía del sector político conservador.
Por otro lado, el cuadro pesimista, presenta a Chile como un país atrasado (Pinto, 1962), con
severos problemas de balanza de pagos, dependencia de sus recursos naturales y un Estado
institucionalmente débil. El punto cúlmine de este país con bajas perspectivas en el mediano
La historiografía reciente considera anticuado este término y opta por llamarla “Guerra del salitre”. Se mantendrá la
terminología anterior para no llamar a la confusión.
5 Conflicto bélico entre la autoridad presidencial del Presidente Balmaceda y las aspiraciones del parlamento.
4
4
plazo, estaría en la crisis de los años setenta del siglo XIX, con el desplome del mercado del
cobre y el agotamiento temprano de los envíos de trigo6. Bajo este cuadro se habría producido la
intervención militar en el norte, debido a que las únicas perspectivas económicas del país
estaban determinadas por la posesión de los yacimientos salitreros, en aquellos años, bajo la
soberanía del Perú y Bolivia. La aspiración chilena sobre estos territorios no se basaba sólo en
un afán expansionista aventurero, sino también en la existencia de una importante clase
empresarial que se había asentado en estos territorios, junto con miles de trabajadores chilenos,
que opacaban a los legítimos dueños de estos terrenos (Bolivia). Se estima que al inicio de la
Guerra, el 60 al 70% de la población de Antofagasta era chilena, siendo la base del problema
geopolítico que se iba desarrollar entre los tres países vecinos y que decantó en el conflicto
bélico que le otorgó los territorios salitreros a Chile.
Desde mediados de la década de 1970 se ha producido un cambio en la percepción
historiográfica de la economía chilena en el largo plazo. Una serie de trabajos monográficos
(Muñoz Gomá, 1977; Carmanagni, 1971) y de tesis doctorales (Palma, 1979) cambiaron la
percepción sobre el proceso de industrialización en Chile, dominado por una creencia casi
oscurantista de que el proceso industrializador se había iniciado después de 1929 producto de la
Gran Depresión y de las políticas industrialistas de tipo ISI de los gobiernos radicales de 1938 a
19527. Los estudios mencionados mostraron por medio de inferencias estadísticas y algunas
series de output industrial que la industrialización se inició mucho antes de 1929, habiendo
comenzado al menos en los años previos a la Primera Guerra Mundial.
2.2 La maquinaria como elemento modernizador hacia 1890
Diversos estudios han comprobado la correlación positiva que existe entre la inversión en
maquinaria y el crecimiento (De Long y Summers, 1991, 1992, 1993). Aunque existen una serie
de críticas ante la ausencia de causalidad entre estas dos variables (Blomstrong, Lipsey y Zejan,
1996), los análisis comparativos internacionales dan a entender que la existencia de una alta
inversión en maquinaria va acompañada de un crecimiento económico acelerado o sostenido.
Incluso, aunque esta relación no fuera del todo clara, cualquier país que lleve a cabo un proceso
de industrialización, o incluso, intente acrecentar la base industrial ya asentada, necesitará de
una importante inversión en maquinaria (Temple, 1998; De Long y Summers, 1993).
La nueva historiografía regional relaciona directamente el conflicto de 1879 con la ambición chileno – inglesa de la
posesión de los terrenos ricos en guano de Antofagasta y Tarapacá.
7 Nombre otorgado por la historiografía política a los gobiernos del Partido Radical, con apoyo de los partidos de
izquierda. Se inició en la misma tradición de los Frentes Populares francés y español, siendo su principal
característica fue la política industrial desarrollado en base a una serie de organizaciones estatales como la CORFO
(Corporación de fomento de la producción), ENAP (Empresa nacional del Petróleo), ENDESA (Empresa nacional de
electricidad) entre otras.
6
5
Teniendo en cuenta la importancia de la inversión en maquinaria para el crecimiento industrial y
el crecimiento, se debe conocer el nivel y la tendencia de crecimiento de esta variable en el
inicio del periodo estudiado.
Dejando de lado las estimaciones basadas en los ciclos políticos y las relaciones internacionales,
hay ciertos antecedentes provenientes de la economía que permiten visualizar un cuadro más
claro con respecto a la situación del producto y la inversión específica en maquinaria previo al
periodo estudiado en esta investigación.
Teniendo en cuenta la estructura económica básica del país, determinada por la minería y la
agricultura, las inversiones estarían enfocadas a los sectores dinámicos dentro de estas dos
actividades. Los estudios enfocados en el cobre (Valenzuela, 1995) entregan ciertas luces sobre
la dimensión de la inversión en bienes de capital y sus tendencias. La existencia de una serie de
fundiciones en las regiones de Huasco, Vallenar y Copiapó demandaba maquinaria de elevado
valor monetario, especialmente la fundición de Tamaya, que en su momento empleó a más de
7.000 trabajadores (Valenzuela, 1995). En el aspecto agrícola, la situación parece haber sido
distinta; la estructura de la hacienda8 no incentivaba la inversión en maquinaria, ya que el coste
del trabajo, abundante y de baja calificación, permitía emplear abundantemente este factor con
baja inversión de capital9.
Es prioritario destacar que en 1884 la conformación geográfica del país cambió radicalmente,
puesto que la victoria en la Guerra frente a sus vecinos (Perú y Bolivia), le otorgó acceso a los
yacimientos salitreros, convirtiéndolo en el único productor mundial en una época de alta
demanda de los nitratos, producto de sus excepcionales condiciones de abono natural y la
carrera armamentista de la paz armada10.
Como se apreciará posteriormente, la victoria en la Guerra del Pacífico cambia en forma brusca
las demandas por parte de los sectores productivos, manteniendo por varios años a la minería
como el principal demandante de maquinaria y equipos. No obstante, la industria de bienes de
consumo perecibles se desarrolla rápidamente producto de la alta demanda de los sectores
mineros en el norte del país y los sectores urbanos emergentes (Palma, 1979; Badia 2009; y
Cariola y Sunkel, 1982). Para obtener una serie en el largo plazo, y poder desarrollar un análisis
de la ISI en comparación a los periodos que la anteceden y preceden, se ha llevado a cabo un
trabajo de archivo con la Estadística Comercial de Chile (el el resto del documentio se usará
ECCh).
8
Estructura territorial de latifundio tradicional de la agricultura chilena, caracterizada por grande extensiones de
terreno, baja productividad y cultivos extensivos.
9 Robles (1996), tiene una visión contraria, argumentando una mecanización incipiente del campo chileno. No
obstante, su posición se ve un poco relativizada, puesto que se centra en los sectores más modernos de la economía
agraria, desvirtuando un análisis completo.
10 Proceso histórico europeo caracterizado por una paz precaria entre las potencias coloniales.
6
La serie de inversión en maquinaria se construye con la información proveniente de fuentes
primarias de la ECCh. En los trabajos anteriores de Hofman (2000) y Tafunell (2009), se
establecían las primeras aproximaciones al esfuerzo inversor en maquinaria por medio de la
medición de las importaciones de maquinaria al país, ya que las primeras series continuas para
esta variable comienzan en el año 194011.
La Comparación de la participación de los distintos sectores productivos y la inversión en
maquinaria en dos períodos seleccionados: 1890 y 1912, entrega luces sobre las matizaciones de
la industrialización en Chile previo al periodo ISI.
11
Esta es una breve reseña de la construcción de la serie, para más información, recurrir a Hofman y Ducoing (2009)
y Ducoing (2009). Apoyándonos en las metodologías de los autores mencionados, que suponen que la inversión en
maquinaria del periodo 1890 – 1940 es igual a la importación de maquinaria, para los diversos sectores productivos,
debido a que no se cuenta con información sobre la producción nacional11, la ecuación básica para iniciar la serie es:
(1)
FBCFt  Strt  Mcht
Donde Strt son las estructuras (infraestructura, edificios y vivienda) construidas o comenzadas a construir en el
periodo t y Mcht es la maquinaria producida e importada en el periodo t. por tanto, es necesaria una nueva ecuación
para aislar a la Mcht.
(2)
Mcht  Mimt  Mnt  Met
Donde Mim son las maquinarias importadas, Mn son las maquinarias producidas en territorio nacional y Me son las
maquinarias exportadas o reexportadas11. En el aspecto agregado, es decir en la serie que contabiliza toda la
maquinaria en los años 1890 – 2005 se deberán hacer algunas extrapolaciones para cubrir la falta de datos sobre la
producción nacional. Para el periodo 1890 – 1930 consideraremos la maquinaria nacional como “inexistente” 11, para
el periodo 1930 – 1940 como un 5% de la maquinaria importada y de 1941- 2005 se contabilizará la maquinaria
nacional al ya existir los datos recopilados en forma agregada por la CEPAL y el Banco central de Chile (BCCh).
7
Gráfico Nº 1
Participación de los sectores productivos de la Inversión en maquinaria en el año 1890 y
1912
(en porcentaje)
1890
Locom
oción y
transpo
rte
28%
Servici
os,
ciencias
y artes
10%
Industri
a
19%
Locomoc
ión y
transport
e
20%
Mineria
35%
1912
Mineria
4%
Agricultu
ra
13%
Servicios,
ciencias y
artes
7%
Industria
56%
Agricul
tura
8%
Fuente: Ducoing (2009)
Como se puede apreciar en el gráfico anterior, el proceso de industrialización estaba en marcha
mucho antes de que se desarrollaran las políticas ISI. La industria había pasado a representar
más del 56% de la IQM en 1912, en comparación al 19% en 1890.
2.3 Chile en el concierto internacional en 1890, una mirada desde el CAEM
Así como la IMQ es un buen indicador para entender el grado de avance técnico y
modernización de la energía en cuestión, el CAEM es un indicador válido de la intensidad de la
modernización global de una economía, al mostrar el esfuerzo energético de un país y a la vez,
la eficiencia en la utilización de los recursos energéticos.
El consumo aperente de energías modernas de Chile, no destaca cuando se compara con los
países más desarrollados de finales del siglo XIX, sin embargo, cuando se compara con el
conjunto de países latinoamericanos12 queda ubicado en el grupo de “grandes consumidores de
12
Se dispone de series anuales del consumo de energías modernas para una muestra de 20 países
latinoamericanos que cubren el periodo 1890-2003, a saber: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia
8
energías modernas” formado por Argentina, Cuba, México y Uruguay. Son estos países los que
se modernizaron más tempranamente en latinoamérica, debido a su especialización productiva y
al provechamiento de las condiciones favorables del comercio internacional. En este caso,
Chile aprovechó la provisión exclusiva de nitratos que se aplicaron a una agricultura europea
intensiva.
Chile en 1890, al igual que los países indicados, se encuentra entre aquellos con un desarrollo
modernizar más alto. A finales del siglo XIX presentaba un alto nivel de consumo de energías
modernas per cápita y tasas decrecientes de consumo en el largo plazo. Se caracteriza además,
porque ya se habían construido infraestructura de transporte moderno (red ferroviaria y puertos),
por ello, el crecimiento del consumo de energías modernas tienen a ser menor cuando se
compara con otros países del área.
El aporte historiográfico de Yañez y Jofré (2008), al medir el consumo aparente de energías
modernas ha permitido generar aproximaciones al PIB por medio del avance energético. El
consumo aparente de carbón no hace más que reafirmar que la importación de bienes de capital
modernos comenzó mucho antes de lo pensando y que la existencia de un industrialización
incipiente hacia 1890 es fehaciente (Palma, 1979; Carmanagni, 1971).
Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Estas series forman parte del "Proyecto
MEC: SEJ2007-60445 cofinanciado por la Unión Europea a través de FEDER" cuyo nombre es
“Importaciones y modernización en América Latina, 1890-1960”. El equipo está formado por los
siguientes investigadores principales: Albert Carreras, André Hofman, César Yáñez, Mar Rubio, Mauricio
Folchi y Xavier Tafunell, y los investigadores: Anna Carreras, Carolina Román, Frank Notten, José Jofré
y Marc Badia
9
Tabla Nº 2
Consumo aparente de energías en el mundo hacia 1890
(en Toneladas Equivalentes de Petróleo, TEP)
CAE per
CAEM per
cápita
cápita
(en TEP)
(en TEP)
Argentina (1890)
0,12
0,31
2,21
Brasil (1890)
0,28
0,03
Japón (1870)
0,20
México (1890)
0,15
0,01
Chile (1890)
0,35
Promedio América
0,23
0,04
País
Estados Unidos
CAE
CAEM
per
per
cápita
País
cápita
(en TEP)
(en TEP)
2,45
1,85
(1870, 1890)
Reino Unido
(1870)
0,17
Latina (1890, 20
países)
Fuente: Elaboración propia con A. Maddison (2001) Growth and Interaction in the World Economy. The
roots of Modernity, p. 13 y J. Jofré (2007) Regularidades empíricas entre el consumo de energía y el
Producto en América Latina durante el siglo XX, Anexo 2.
Nota: CAE se refiere al consumo aparente de energías (modernas y tradicionales) y CAEM se refiere al
consumo aparente de energías modernas.
Pese a representar la vanguardia en Latinoamérica junto a la Argentina, la CAE y la CAEM del
país representaban una sexta y una décima parte de las mismas variables en USA,
respectivamente.
Junto con los antecedentes de PIB y de maquinaria, se puede interpretar que el país estaba en
una posición aventajada en el concierto latinoamericano, pero en una posición rezagada con
respecto a los países líderes del ámbito mundial.
10
3. las principales características de la ISI en Chile
El modelo ISI, junto con la noción de subdesarrollo latinoamericano, debe ser uno de los
términos más discutidos y tratados por los estudiosos de la política económica e historia
económica latinoamericana. No obstante, ciertas diferencias aparecen en su discusión, puesto
que su aplicación fue disímil a lo largo de Latinoamérica, al igual que sus resultados.
La forma más simple de definirlo es la siguiente: una reducción sustantiva de las importaciones
de bienes de consumo manufacturados y capital13, en pos de aumentar la capacidad industrial
del país, reemplazando las importaciones (Palma, 1984).
El modelo original de la CEPAL14 apuntaba a la construcción de una base industrial de carácter
exportable, es decir, un desarrollo desde dentro (Thorp y Lowden, 1996), pero las presiones
políticas y las fallas estructurales de mercados con baja integración, terminaron convirtiendo la
idea original en el llamado desarrollo hacia adentro, que salvo los países con mercados internos
más grandes, sufría de una serie de cuellos de botella.
Más allá de las críticas a la implementación de la ISI, se debe generar un periodización con
respecto a la misma, que evite el constante argumento “político”15. En este sentido, existen dos
formas para periodizar la ISI: los aranceles o la tasa de productos importados. La primera,
considera un elemento fundamental para desincentivar la importación, puesto que altos
aranceles aumentan el precio de los productos importados y mejoran la competitividad de los
productos nacionales en el mercado interno. La segunda, al medir el porcentaje de productos
importados, permite por medio de este quamtum, apreciar el efecto de las políticas de
sustitución de importaciones, y periodizar desde el punto de vista de los “hechos”, en vez de las
“intenciones”. No obstante, al ser el periodo ISI, un programa eminentemente de políticas
públicas, la medición del arancel nos parece adecuada para los fines de esta investigación.
Para definir la extensión del periodo ISI utilizamos la serie de aranceles promedio a la que se le
aplicaron tests de quiebres estructurales múltiples siguiendo la metodología de Bai, J. y P.
13
No obstante, la principal traba es en un comienzo, a los productos manufacturados, puesto que los bienes de capital
son entendidos como vitales en los inicios del proceso sustituyó. En cierta manera, el único país que logro una
sustitución importante de los bienes de capital fue Brasil, puesto que en Argentina, esta misma política tuvo
resultados mediocres.
14 La medida efectiva de la industrialización por medio de sustitución de importaciones está determinada por el
cambio en el ratio (m) de las importaciones en la oferta total (S) en un producto de una categoría. Entonces la
sustitución de importaciones es medida entre dos periodos (1,2) de la siguiente forma:
𝑀
𝑀
(1) 𝑚2 − 𝑚1 = 2 − 1
𝑆2
𝑆1
No obstante, la medición agregada de la ISI sectorial de la forma presentada, puede tener errores, si el balance de la
oferta entre sectores está cambiando, como se espera durante un proceso de industrialización.
15 Pese al amplio consenso con que contó la ISI en sus inicios, el debate actual de las economías latinoamericanas se
centra en el rol que debe jugar el Estado, por tanto, una posición favorable o negativa sobre la ISI.
11
Perron (2003)16, con ello buscamos encontrar el periodo donde la política de aranceles estuviera
enfocada en generar menores ratios de importanción.
Como es posible apreciar en el Gráfico Nº2, se distinguen claramente los periodos de mayor
protección por medio de aranceles, enfocados en los últimos años del siglo XIX y el periodo
ISI, desde 1935 hasta 1975. Por tanto, podemos generar los siguientes periodos para comparar:
1er Periodo: 1890 – 1934 “Primera Globalización”
2do Periodo: 1935 – 1974 “ISI”,
3er Periodo: 1975 - 2000 “Segunda Globalización”
Gráfico Nº2
Aranceles promedio desde 1890 - 2000
40.00%
Fin ISI
35.00%
30.00%
25.00%
20.00%
15.00%
Inicio ISI
10.00%
5.00%
1890
1894
1898
1902
1906
1910
1914
1918
1922
1926
1930
1934
1938
1942
1946
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
0.00%
Arancel %
Fuente: Elaboración propia en base a Díaz, Lüders y Wagner (2005).
“Computation and analysis of multiple structural change models”, Journal of Applied Econometrics, 18, pp. 1-22.
Véase también la aplicación en Pons, J. y D. Tirado (2006) “Discontinuidades en el crecimiento económico en el
período 1870-1994: España en perspectiva comparada”, Docmuento de Trabajo 2002/04, Institut d’ Economia de
Barcelona, Centre de Recerca en Federalismo fiscal i economía regional, Universidad de Barcelona.
16
12
Como está especificado en el Gráfico Nº2, la protección efectiva por medio de aranceles alcanzó
niveles del 35% y un promedio superior al 20% durante el periodo ISI. Además de estos altos
grados de protección, vemos que la política arancelaria en este periodo fue sumamente
cambiante (French Davis et al. 2002), con oscilaciones de hasta un 50% entre la tasa arancelaria
de un año en cuestión y el siguiente.
4. El comportamiento de las variables en el largo plazo
Establecido el marco conceptual de la comparación, es posible llevar a cabo un análisis de la ISI
a la luz de los resultados en las variables elegidas.
Para iniciar este análisis, recurrimos a un análisis comparativo resumido de las variables usadas
tradicionalmente para medir el desempeño industrial, como son la productividad del trabajo, la
productividad del sector manufacturero y el PIB per cápita. A estas variables, se suman los
aportes del trabajo, la IMQ y el CAEM.
Tabla Nº 3
Tasas de crecimiento anual de las variables económicas de interés
(en porcentaje)
Tasa crecimiento (%)
1890 - 1934
1935 – 1974
1975 - 2000
1890 - 2000
(ISI)
0,94
2,36
2,64
1,42
2,03
4,33
1,33
3,77
PIB per cápita ($ 1996)
0,68
1,64
3,64
1,24
Inversión en maquinarias per cápita ($
2,35
2,72
7,04
1,99
1,12
2,12
3,42
1,21
0,44
0,47
-0,20
-0,04
Productividad del trabajo ($ 1996 por
trabajador)
Productividad del trabajo sector
manufacturero ($ 1996 por trabajador
sector manufacturero)
1980)
Consumo aparente energías modernas
per cápita (TEP)
Intensidad energética (CAEM/PIB, TEP
por $ 1996)
Fuente: Elaboración propia en base a Díaz, Lüders y Wagner (2005), Ducoing (2009) y Jofré (2007).
Nota: Las tasas de crecimiento se calcularon a través de una ecuación log lineal de cada variable contra el
tiempo.
13
4.1 Inversión en maquinaria durante la ISI a la luz de los periodos precedentes
(1890 – 1934) y posteriores (1975 – 2000)
La razón fundamental para utilizar la variable IMQ en este análisis sobre la ISI, es la necesidad
de entender un proceso de Industrialización por medio de unos de sus inputs fundamentales, que
son los bienes de capital, en este caso representado por la maquinaria.
La inversión en
maquinaria en el período 1890 – 2000 se presenta en el Gráfico Nº 3 siguiente.
Gráfico Nº 3
Inversión en maquinaria chilena (niveles absolutos y per cápita), 1890 – 2000
(en logaritmo natural)
1000000
ISI
10000
100
Inversión total (millones de pesos)
Inversión per cápita
Fuente: Ducoing (2009)
Los resultados de este ejercicio llaman a una doble lectura. La comparación de la ISI respecto a
la inversión en maquinaria da como resultado un alza en relación al periodo precedente, pero
una fuerte baja en relación al periodo posterior.
Durante el periodo comprendido entre los años 1890 y 1934, la tasa de crecimiento anual de la
IMQ alcanzó el 3,6%, menos de un tercio que la tasa que alcanzó en el periodo ISI, 4,85%. No
obstante, estás dos tasas quedan muy rezagadas con respecto a la tasa de crecimiento alcanzada
14
en el periodo 1975 – 2000, donde la IMQ creció al 8,77%. En términos per cápita la situación
no cambia radicalmente, ya que el último periodo de la muestra es el que presenta las tasas las
de crecimiento más elevadas. Las tasas de crecimiento de la inversión en maquinaria en
términos per cápita son: 2,35% (periodo 1890-1934), 2,72% (periodo ISI) y 7,04% (periodo
1975-2000).
Este resultado nos lleva formular la siguiente pregunta ¿Por qué la IQM no creció durante el
periodo ISI a ritmos altos comparado con el periodo posterior? Aunque no es la intención de
este artículo de contestar esta pregunta, ya que escapa al objetivo de la investigación, la
respuesta más lógica viene de la mano de la misma protección que se creó para la industria. Al
existir un sistema de cambios múltiples y aumentar la barreras arancelarias a los productos
importados, el precio relativo de la maquinaria tendió a elevarse, reduciendo la capacidad de
importar (base fundamental de la inversión en maquinaria de Chile). Así, el desarrollo de la
inversión en maquinaria durante el periodo ISI tiene una contradicción vital. Por un lado, las
barreras comerciales aumentan la renta del capital, haciendo crecer la inversión y por otro, la
protección desincentiva la inversión, alzando el costo de bienes de capital nuevos (Astorga,
2009).
Un análisis de la composición de la inversión en maquinaria por sectores (ver Tabla N° 4)
revela cómo las políticas económicas del estado alteraron las decisiones de inversión
especialmente en la década de los años 1950’s, cuando la inversión en maquinaria destina a la
industria le quita la supremacía que tenía la maquinaria de transporte y locomoción.
15
Tabla Nº 4
Participación de los distintos sectores productivos en la IMQ
(en porcentaje)
1890
1906
1912
1920
1929
1940
1950
1960
1977
35
33
4
10
7
5
6
2
6
8
10
13
10
2
5
3
3
8
Industria
19
30
56
23
28
26
46
32
25
Servicios,
10
7
7
-
7
8
-
28
20
20
37
43
42
22
43
48
-
-
-
11
13
10
9
12
5
-
-
-
9
7
5
6
8
8
100
100
100
100
100
100
100
100
100
Minería
Agricultura
artes
y
Ciencias
Locomoción y
transportes
Eléctricos
Motores
y
calderas
Total
Fuente: Ducoing (2009).
Las pruebas de sensibilidad respecto del punto de inicio del periodo ISI17 indican que En todos
los casos las tasas de crecimiento no se alteran significativamente, salvo en el caso de la
inversión en maquinaria per cápita que para el periodo 1946-1974, la tasa de crecimiento es más
pequeña. Este resultado nos muestra que los niveles de inversión observados previos a la Gran
Depresión sólo se alcanzaron a recuperar en la década de los años 1940’s. Por otra parte,
también este resultado nos muestra que la política del Estado dirigida al desarrollo de la
industria tuvo un efecto en esta variable, pero no se tradujo en un crecimiento económico más
acelerado.
17
Estas pruebas consistieron en calcular las tasas de crecimiento del periodo ISI partiendo en los años
1938, 1940 y 1945.
16
4.2 El CAEM durante la ISI y su comparación con los periodos los periodos
precedentes (1890 – 1934) y posteriores (1975 – 2000)
La recopilación de los datos del CAEM en Latinoamérica forman parte de un proyecto de larga
data desarrollado por una serie de investigadores ligados a la Universidad Pompeu Fabra y
Universidad de Barcelona. Por medio de documentos inéditos se ha logrado medir el CAEM
desde los mismos inicios de la vida independiente de la región.
El patrón de consumo aparente de energías modernas per cápita muestra que Chile en el período
previo al de la ISI, la tasa de crecimiento promedio anual del 1,12% es la respuesta a las
demandas de energía de un sector manufacturero incipiente que producía un amplio rango de
bienes de consumo no durables como cerveza, cigarro, jabón, fósforos, sombreros, papel,
calzado, ropa de algodón, productos químicos básicos y materiales de construcción (Haber, S.
2006: 539-540).
Durante el periodo ISI el CAEM per cápita crece a una tasa promedio anual del 2,12% anual
que es cercana al doble de la del período previo, pero no es una tasa excepcionalmente alta si se
compara con el periodo posterior, con una tasa de crecimiento del 3,42% anual. Esta evidencia
muestra que las políticas implementadas en el período no fueron lo suficientemente potentes
para profundizar el proceso industrializador y modernizador, sino que reflejan la etapa de
madurez de un proceso industrializador que se había iniciado previamente18, todo ello a pesar de
que la inversión en maquinaria per cápita en el periodo ISI es 2,38 veces el nivel promedio del
periodo anterior. Desde la perspectiva de la composición por sector productivo de la inversión
en maquinaria durante la década de los años 1960’s se observa que se vuelve a una estructura
similar a la década de los años 1940’s, pero con un leve aumento en la participación del sector
industrial
18
En la medida que una economía va creciendo y se industrializa, los consumos de energías modernas per cápita se
aceleran, luego cuando se alcanza un cierto nivel de crecimiento estos niveles tienden a reducirse, pero los niveles de
actividad económica siguen creciendo. Este comportamiento se traduce en una curva en forma de “U” invertida.
17
Gráfico Nº 4
CAEM absoluto y CAEM per cápita entre 1890 y 2000
(en logaritmo natural)
100,000.0
10,000.0
1,000.0
100.0
CAE-M
CEA-M/hab
Fuente: (Yañez y Jofré, 2008).
Un análisis sencillo, a través del coeficiente de variación19, de la serie de CAEM per cápita
muestra que durante el período ISI la variable tiene un comportamiento más homogéneo, a
diferencia del periodo previo y posterior, en los que el coeficiente de variación se similar y
superior.
Este comportamiento se puede explicar por todas las restricciones y controles que
implicaron las políticas bajo el alero de la ISI que afectaron o limitaron la iniciativa privada para
concretar mayores niveles de inversión, una mayor generación de actividad económica y una
mayor demanda de energías modernas (si analizamos por el lado de la demanda agregada y nos
centramos en el consumo de los hogares).
La relación entre el CAEM y el PIB recibe el nombre de intensidad energética. La evolución de
la intensidad energética20 a lo largo del tiempo se explica por cambios en la canasta energética
de cada país y en la participación de los diferentes sectores dentro de la economía. En el caso
19
El coeficiente de variación o de Pearson, es una medida de dispersión útil para comparar dispersiones a escalas
distintas pues es una medida invariante ante cambios de escala. A mayor valor del coeficiente de variación mayor
heterogeneidad de los valores de la variable y a menor coeficiente de variación, mayor homogeneidad en los valores
de la variable.
20 La intensidad energética corresponde a las unidades de energía requeridas para producir una unidad de Producto y
se calcula como el cuociente entre el consumo de energías y el PIB de cada año.
18
chileno esta variable presenta tasas de crecimiento positivas y similares entre 1890-1934
(0,44%) y 1935-1974 (0,47%), es decir, más evidencia a favor de la hipótesis que la ISI no tuvo
resultados espectaculares, más aún si se observa que en el periodo 1975-2000, la intensidad
energética tiene una tasa de decrecimiento del 0,20%.
Este último periodo, refleja las
transformaciones económicas que sufrió la economía luego de la aplicación de los programas de
ajuste estructural durante la década de los años 1980’s, que se traducen en una estructura
productiva diferente, pero que es más cercana a lo que se observaba en el año 1929 (véase Tabla
N° 4) con una inversión en maquinaria industrial que representa el 25% del total de la inversión
en maquinaria21.
Finalmente, el comportamiento de largo plazo del CAEM en relación a la IQM es bastante
disimil, en términos que las tasas de crecimiento son diferentes (excepcionalmente se acercan un
poco en el periodo ISI) y sobre todo que el CAEM presenta crecimientos más estables a lo largo
del tiempo.
5. Conclusiones
Con los datos de las tasas de crecimiento para cada uno de los períodos, se observa que el
proceso ISI tuvo resultados no tan exitosos, ya que se deberían haber observado unas tasas de
crecimiento económico per cápita superior a los períodos 1890-1934 y 1975-2000. ¿Porqué? El
objetivo fundamental de la ISI era construir una industria avanzada que permitiera aumentar el
valor de los productos de exportación y de esta forma, permitir que las economías
latinoamericanas entraran en una fase de desarrollo avanzado. Chile es uno de los países con
peor perfomance durante la ISI, y las variables estudiadas confirman resultados mediocres en el
periodo o al menos, bastante alejados de lo esperado. Destaca que la inversión en maquinaria
per cápita y el consumo aparente de energías modernas per cápita, durante el proceso ISI
presentan compartamientos más homogéneos, a diferencia del PIB y la productividad del
trabajo.
Seguramente lo que está detrás la respuesta de los agentes a los incentivos
(desincentivos) que la autoridad implementó para desarrollar la industria.
Otro elemento que merece mención es la alta tasa de crecimiento de la productividad del trabajo
del sector manufacturero. No solamente por la alta tasa, si no porque este indicador no se
transmite al resto de las variables, puesto que la IQM y la CAEM no muestran rendimientos
similares. Por tanto, la industrialización durante el periodo es coja, puesto que aumenta la
productividad del trabajo, pero la inversión en maquinaria queda estanca, generando cuellos de
21
La inversión en maquinaria en el sector industrial en el año 1929 representaba el 28% y en el año 1940 el
26%
19
botella a la competitividad de la industria en el mercado internacional y es una de las razones
para explicar la mantención de las altas tasas de protección arancelaria.
Las primeras aproximaciones otorgan puntos a favor y en contra de la ISI a la luz de las
variables CAEM e IMQ. Si se compara en términos del periodo precedente, que se compone de
la Iª Globalización y la Gran Depresión, la ISI tiene un rendimiento más positivo que el periodo
previo (1890 – 1934), pero resultados disminuidos con respecto al periodo de la Segunda
Globalización (1975 – 2000). Por otra parte, si se comparara el punto de inicio del periodo, la
IQM per cápita tiene tasas de crecimiento mediocres.
La visión del PIB y el PIB industrial en el largo plazo confirma la aproximación a la ISI por
medio de la CAEM y la IMQ, puesto que pese al crecimiento importante del sector
manufacturero en su conjunto, se observan un resultado moderado en torno a las expectativas
del producto total y la perdida relativa de peso por parte de la Industria a lo largo del periodo,
puede ser indicativo en cuanto a un agotamiento del modelo ISI en Chile, antes incluso del fin
de su aplicación.
20
6. Fuentes y Referencias
6.1 Fuentes
Maquinaria:
a) Importación
1890 – 1940, 1955 -1960: Anuario Estadístico Chile: 1893, 1894, 1896, 1898, 1900, 1901,
1909, 1910 – 1916, 1919 – 1924, 1927, 1929, 1931 – 1939 y Anuario de Comercio
Internacional de Chile: 1902 – 1908, 1917, 1918, 1925 – 1928.
b) Inversión total.
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Santiago,1963.
1960 - 1998: Series oficiales sobre Chile. Anuario Estadístico de la CEPAL.
1989 - 2005: Banco Central de Chile.
Consumo Aparente de Energías Modernas
Las series del consumo aparente de energías modernas se construyen, en los casos respectivos
para cada país, como la diferencia entre la suma de cada una de las fuentes de la producción
energéticas y las importaciones, menos las exportaciones de cada uno de ellos. Este es el
consumo aparente y no el consumo final de energías modernas porque no se incluyen los stocks
de los períodos anteriores.
1890 - 1930: Base de Datos del Proyecto de Investigación Importaciones y Modernización
Económica en América Latina, 1890-1960, financiado por el Ministerio de Ciencia y
Tecnología de España (BEC 2003-0190), dirigido por Albert Carreras en la Universidad
Pompeu Fabra, Barcelona.
Para Uruguay el consumo de carbón mineral y petróleo se tomó de Bertoni, R. y C.
Román (2007), ya que estos autores corrigen el efecto que tienen los bunkers en la serie
del consumo aparente del país.
La serie de Estados Unidos se toma de US Bureau of the Census (1986), Historical
Statistics of the US colonial times to 1970. Series M 76-92, pp. 587-588.
21
1930 - 1950: CEPAL (1956) La Energía en América Latina. Estudio realizado por la Secretaría
de la Comisión Económica para América Latina, Instituto de Desarrollo Económico del
Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, Washington DC.
1950 – 2003: Naciones Unidas (varios números). La publicación de Naciones Unidas (1976)
permite cubrir el período 1950-1974, de ahí en adelante se utilizan las publicaciones
periódicas que proporcionan la información desagregada para los últimos cuatro años
consecutivos, sin embargo estos valores cambian, por lo que se utilizó el criterio de
consultar la publicación de los años intermedios y tomar la información de los primeros
dos años.
Naciones Unidas (1976) World Energy Supplies 1950 – 1974, New York, Statistical
Papers Series J Nº 19, Tabla 2: Production, trade and consumption of commercial energy
-by country or area (quantities in million metric tons of coal equivalent and in kilograms
per capita).
Naciones Unidas (1981, 1982) Yearbook of World Energy Statistics, Department of
International Economic and Social Affairs, Statistical Office, Tabla 6: Production, trade
and consumption of commercial energy -by country or area (quantities in million metric
tons of coal equivalent and in kilograms per capita).
Naciones Unidas (1985, 1987, 1989, 1991, 1993, 1995, 1997, 1999, 2001, 2003) Energy
Statistics Yearbook 1983, Department of International Economic and Social Affairs,
Statistical Office, Tabla 2: Production, trade and consumption of commercial energy
(quantities in thousand metric tons and in kilograms per capita of oil equivalent).
6.2 Referencias
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