Un nuevo año de trabajo

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Un nuevo año de trabajo
Unos obreros estaban picando piedra frente a un enorme edificio
en construcción.
Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó: - ¿Qué
están haciendo ustedes aquí?
El obrero lo miró con dureza y le respondió:
- ¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos?
Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y
sin el menor reconocimiento.
Vea usted ese mismo cartel. Allá ponen los nombres de
ingenieros, arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos
los que trabajamos duro y dejamos en la obra el pellejo.
El visitante se acercó entonces a otro obrero y le preguntó lo
mismo.
- Aquí, como usted bien puede ver, picando piedra para levantar
este enorme edificio. El trabajo es duro y está mal pagado, pero
los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que
hacer para llevar la comida a los hijos.
Se acercó el visitante a un tercer obrero y una vez más le
preguntó lo que estaba haciendo. El hombre le contestó con gran
entusiasmo:
- Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del mundo.
Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y
escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias,
anunciando el auxilio de Dios para los hombres.
-Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta
extraordinaria aventura.
El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de
reconocimiento; una misma realidad. Tres maneras distintas de
vivirla: como esclavitud; como resignación; como pasión,
aventura y desafío.
Piensa que el mundo es un infierno y lo será. Piensa que este
mundo es parte del paraíso y lo será. Vivir con ilusión, convertir
el trabajo en una fiesta sentirnos parte de las buenas obras....
¡De ti depende!
`Hay muchos obreros que no tienen lugar en el banquete de la vida`
Fragmentos de las palabras del acusado George Engel, de oficio impresor, ante el tribunal que lo
condenó a muerte en 1886.
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Es la primera vez que comparezco ante un tribunal norteamericano, y en él se me acusa de
asesino. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma
que me hizo abandonar Alemania; por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora.
Aquí también, en esta ‘República Libre’, en el país más rico de la tierra, hay muchos obreros que
no tienen lugar en el banquete de la vida y que como parias sociales arrastran una vida miserable.
Aquí he visto a seres humanos buscando algo con que alimentarse en los montones de basura de
las calles.
[...] Cuando en 1878 vine desde Filadelfia a esta ciudad creí iba a hallar más fácilmente medios de
vida aquí, en Chicago, que en aquella ciudad, donde me resultaba imposible vivir por mas tiempo.
Pero mi desilusión fue completa. Entonces comprendía que para el obrero no hay diferencia entre
Nueva York, Filadelfia y Chicago, así como no la hay entre Alemania y esta tan ponderada
república. Un compañero de taller me hizo comprender, científicamente, la causa de que en este
país rico no puede vivir decentemente el proletario. Compré libros para ilustrarme mas y yo, que
había sido político de buena fe, abominé de la política y de las elecciones y comprendí que todos
los partidos estaban degradados y que los mismos socialistas demócratas caían en la corrupción
mas completa.
Entonces entró en la Asociación Internacional de los Trabajadores. Los miembros de esta
Asociación estamos convencidos de que sólo por la fuerza podrán emanciparse los trabajadores,
de acuerdo con lo que la historia enseña. En ella podemos aprender que la fuerza libertó a los
primeros colonizadores de este país, que sólo por la fuerza fue abolida la esclavitud y que, así
como fue ahorcado el primero que en este país agitó a la opinión contra la esclavitud, vamos a ser
ahorcados nosotros [...]
En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social
donde sea imposible que mientras unos amontonen millones [...], otros caen en la degradación y la
miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los
hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficios de todos. Vuestras leyes están en oposición
con las de la naturales y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al
bienestar [...]
La noche en que fue arrojada la primera bomba en este país, yo estaba en mi casa y no sabía una
palabra de la 'conspiración' que pretende haber descubierto el ministerio público. Es cierto que
tengo relación con mis compañeros de proceso, pero a algunos solo los conozco por haberlos
visto en las reuniones de trabajadores. No niego tampoco que he hablado en varios mítines ni
niego haber afirmado que, si cada trabajador llevara una bomba en el bolsillo, pronto sería
derribado el sistema capitalista imperante.
Esa es mi opinión y mi deseo, [pero] no combato individualmente a los capitalistas; combato al
sistema que produce sus privilegios. Mi mas ardiente deseo es que los trabajadores sepan
quienes son sus enemigos y quienes sus amigos.
Todo lo demás merece mi desprecio. Desprecio el poder de un gobierno inocuo. Desprecio a sus
policías y a sus espías.
En cuanto a mi condena, que fue alentada y decidida por la influencia capitalista, nada mas tengo
que decir.
`Cada primero de mayo serán resucitados`
Eduardo Galeano recuerda las ejecuciones. José Martí hace la crónica del último momento de los
mártires. Nos ponen junto a ellos y confirman que resucitan en cada lucha.
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1º de noviembre de 1887 - Chicago
'Les espera la horca. Eran cinco, pero Lingg madrugó a la muerte haciendo estallar entre sus
dientes una cápsula de dinamita.
'Fischer se viste sin prisa, tarareando 'La Marsellesa'. Parsons, el agitador que empleaba la
palabra como látigo o cuchillo, aprieta las manos de sus compañeros antes de que los guardias se
las aten a la espalda. Engel, famoso por la puntería, pide vino de Oporto y hace reír a todos con
un chiste. Spies, que tanto ha escrito pintando a la anarquía como la entrada a la vida se prepara,
en silencio, para entrar en la muerte.
'Los espectadores, en platea de teatro, clavan la vista en el cadalso. Una seña, un ruido, la trampa
cede… Ya, en danza horrible, murieron dando vueltas en el aire.
'José Martí escribe la crónica de la ejecución de los anarquistas en Chicago. La clase obrera del
mundo los resucitará todos los primeros de mayo. Eso todavía no se sabe, pero Martí siempre
escribe como escuchando, donde menos se espera, el llanto de un recién nacido. (Memoria del
fuego Vol. II. Las caras y las máscaras)'.
A continuación, reproducimos el relato de la ejecución que realizara José Marti como corresponsal
en Chicago de 'La Nación' de Buenos Aires:
'...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por
la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les
ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos... abajo la concurrencia
sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... plegaria es el rostro de Spies,
firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha,
Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras
pudiera yo decir ahora... los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro
cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable...'
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