ȼ.Ɏ. Ʉɪɚɫɧɢɰɤɢɣ El problema del participio en castellano Se llama participio esta voz porque “participa de la índole del verbo y de la del adjetivo”. Recibió este nombre por la traducción latina de la palabra griega (metojé) que fue creada por los gramáticos para expresar que el participio, por un lado, seguía al nombre en cuanto tomaba género y era declinable, y, por otro, seguía al verbo porque variaba de formas en relación con los tiempos y las voces del mismo. El participio, según Robles Dégano, es un adjetivo respecto del sujeto, pero con capacidad o aptitud verbal respecto del término; es adjetivo por delante, y puede ser verbo por detrás. Explica dicho autor que el verbo personal signi¿ca la acción como asistente al sujeto e inherente en él. El entendimiento, al prescindir de la inherencia, forma el in¿nitivo, y al prescindir sólo de la asistencia, forma el participio. Aunque los llamados participios activos se derivan de verbos, no son verdaderamente derivados verbales, como lo eran en latín. Si en este idioma se decía “amans virtutem”, no podemos hoy decir: “amante la virtud”. Decimos “hoy”, porque antiguamente se usó como tal: caballeros “cinientes espadas” (libro de Alexandre (1370). Hoy este uso se conserva sólo como petri¿cado en algunos compuestos, como: poderdante, fehaciente, lugarteniente, terrateniente, etc. Hasta hace relativamente poco tiempo, el participio formaba una parte de la oración, pues la Academia seguía en esto las doctrinas del maestro Nebrija, el cual decía: “participio es una de las diez partes de la oración que signi¿ca hacer: padecer (Gramática, III, 13). Desaparecida ya su categoría de parte independiente de la oración, aún persiste la Gramática de la Academia en agrupar el participio en el que se empeña en llamar modo In¿nitivo, considerándolo como uno de los nombres verbales. El participio, dice denota la idea del verbo como un adjetivo, y se le atribuye signi¿cación activa o pasiva, lo cual sirve de base a la división en participio activo y participio pasivo. Ciertamente, el participio denota la acción verbal como un concepto adjetivo, y en general coincide con el adjetivo no sólo en cuanto a su forma, sino también en cuanto a su uso atributivo y predicativo. Pero así como el adjetivo designa una cualidad, el participio denota un estado de acción o de pasión, de “hacer y padecer”, como hemos visto que decía Nebrija. Por lo demás, se diferencia del adjetivo en lo que implica su naturaleza verbal, que se mani¿esta en tener diferentes formas para designar las distintas modalidades de la acción, ya sea ésta imperfecta o no terminada, ya terminada o futura, en tener signi¿cación activa o pasiva y en conservar, en general, el régimen del verbo. Lo mismo que el in¿nitivo, el participio expresa por sí solo no el tiempo, sino la clase de la acción. Cuando el participio tiene que situarse en el tiempo, éste viene designado por el verbo conjugado que lo acompaña. El participio podía, pues, en latín combinarse con todas las formas, como se ve en “ridens dico, ridens dicelam, ridens dixi, ridens diceram, ridens dicam, ridens dixero”, etc y lo mismo en el participio pasado “locutus taceo, locutus tacebam, locutus tacui”, etc y en el participio de futuro “venio auditurus, viniebam auditurus, veni auditurus”, etc. Lo mismo podríamos hacer en castellano, como puede verse en las frases de participios absolutos que empleamos a cada paso: “dicho esto, me callo, se iba, desapareció, tender sumo gusto en oírte”, etc. y lo mismo haríamos si no hubieramos perdido tan lastimosamente el participio activo. Los grámaticos modernos consideran el participio como una de las formas verbales, que los alemanes llaman Verbalien, que Bello llamaba derivados verbales, y que Lenz propone llamar verboides. Este gramático chileno-alemán de¿ne el participio castellano como: “un adjetivo verbal que expresa el resultado de la acción concluida, ya como cualidad, ya como simple acción pasada”. También sigue la Academia a la opinión tradicional en la división que hace del participio en activo y pasivo. “Las signi¿caciones del participio son dos: activa y pasiva. Los participios del presente todos signi¿can acción, como corriente el que corre, sirviente el que sirve; los participios del tiempo passado signi¿can comunmante passión, mas algunas vezes signi¿can acion, como estos: callado el que calla, hablado el que habla, por¿ado el que por¿a, osado el que osa, atrevido el que se atreve, derramado el que derrama, encogido el que se encoge, perdido el que pierde, leido el que lee, proveido el que provee, conocido el que conoce, comedido el que comide, recatado el que recata, acostumbrado el que acostumbra, agradecido el que agradece, mirado el que mira, jurado el que jura, entendido el que entiende, sentido el que siente, sabido el que sabe, esforzado el que esfuerza, ganado el que gana, crecido el que crece, nacido el que nace, muerto el que muere” (Nebrija, Gramática, III, 13). Dice la Gramática de la Academia sobre este punto que el participio activo termina –ante, -ente, o –iente, según pertenezca a verbos de la primera, segunda o tercera conjugación; como: amante de amar; absorbente y perteneciente de absorber y pertenecer, y recurrente y crujiente de recurrir y crujir; y el pasivo, cuando es regular, acaba en -ado en los verbos de la primera conjugación y en –ido en la segunda y tercera, como: amado de amar; temido y partido de temer y partir. Ya el ilustre Elio Antonio, al hablar de los tres tiempos del participio: presente, pasado y venidero, decía que “el castellano apenas siente el participio del presente i del venidero” (Gramática, III, 13). Bello rechaza que el llamado participio de presente o activo sea un verdadero participio. Le negaba hasta la naturaleza de derivado verbal, pues no tiene de común con el verbo ni el llevar enclíticos ni el regir acusativos si es activo el verbo correspondiente. De suerte que ha perdido su capacidad verbal. Los gramáticos latinos, dice Bello, consideraban participio a patiens en la construcción de patiens frigus et inediam, pero adjetivo ordinario en patiens frigoris et inedioe. Tampoco cabe confundir el participio de pasado con el participio pasivo, por cuanto, al emplear este participio en la conjugación: he amado, he temido, su carácter no tiene nada de signi¿cación pasiva, sino activa. Y es que la evolución del participio es muy diferente no sólo en las distintas lenguas, sino en las diversas épocas de una misma lengua. Los cuatro participios normales del latín han venido a reducirse a uno solo en castellano. En cuanto a la signi¿cación, los participios, por su misma naturaleza híbrid, vacilan entre el fenómeno y la cualidad. En francés, por ejemplo, el participio presente denota la costumbre de realizar la acción del verbo, y esta costumbre se considera como una cualidad del sujeto, como cuando se dice: “l’homme est une créature parlante”. La conversación del participio pasivo en un adjetivo de signi¿cación activa, como ya observaba Nebrija, se explica porque el haberse recibido una acción determinada un estado nuevo en el sujeto que la ha sufrido. Así, vemos, que un edi¿cio derribado es un derribo; que un hombre muerto, o que ha sufrido la muerte, un muerto; un hombre que ha sabido, es un hombre que sabe, un sabio, etc. Su carácter de verboide adjetivo hace que los participios se empleen muchas veces para designar cualidades y circunstancis complicadas, gracias a su facultad de admitir mayor número de complementos que los demás partes de la oración. También el latín literario usaba en abundancia participios como complementos de sustantivos. Las formas del llamado participio activo en –ante o –(i)ente, existen sólo en un número muy escaso de verbos castellanos, y aun así hoy sólo se perciben como adjetivos sustantivos, de igual manera que los adjetivos o sustantivos terminados en –ador, -edor, - idor, etc…, que derivan de un verbo, pero no tienen la apariencia de formas verbales. Ahora bien, como los participios presentes o activos son sustantivos, pueden ir en el sujeto o en el objeto, pero no en el verbo de la oración. Le damos algunos ejemplos en los que resaltamos el participio presente o activo (como verboide). Sujeto Verbo Objetos El representante de la Cámara envió su felicitación a los ciudadanos. Su amante le dijo que fuera más discreto. El otorrinolaringólogo recomendó paciencia al paciente inglés. Carlos Vives es un cantante de vallenatos. exigió patentar el invento. Algún escribiente Para que vea Ud. la relación participio activo / participio pasivo en la cual el activo es el agente y pasivo el receptor de la acción, le damos los siguientes ejemplos, que alguien podría cali¿car de axiomáticos (es obvio lo que dicen) o de tautológicos (la de¿nición de¿ne lo de¿nido). Sin prejuicios, se pueden tomar como simples juegos de palabras. Sujeto (participio activo) El amante El asistente El enseñante El descrestante Verbo Objetos (participio pasivo) ama al amado. asiste al asistido. enseña al enseñado. descresta al descrestado. Como vemos en los ejemplos dados el participio activo cumple la función del sustantivo. El otro participio es el pasivo, pasado, pretérito o de pretérito – que todos estos nombres tiene – normalmente termina en –ado o –ido (restringido, logrado, zafado, prohibido), pero los hay irregulares, que no terminan ni en –ado, ni en –ido (escrito, hecho, muerto, electo…). Mucho ojo con estos irregulares, porque el buen hablante y el buen escribiente se notan, entre otras cosas, por el buen manejo de las irregularidades gramaticales. Entendemos que el esperanto es el único idioma que no tiene irregularidades. El español como todos los demás idiomas naturales las tiene y su buen manejo dice mucho de la calidad del habla y da la calidad de redacción de quien los sabe utilizar. Algunos participios pasivos irregulares son los siguientes: abierto (de abrir) absorto (de absorber) adscrito (de adscribir) bendito (de bendecir) cubierto (de cubrir) dicho (de decir) electo (de elegir) frito (de freír) hecho (de hacer) inscrito (de inscribir) muerto (de morir) preso (de prender) proscrito (de proscribir) roto (de romper) recuerdo (de recordar) repuesto (de reponer) satisfecho (de satisfacer) sofrito (de sofreír) supuesto (de suponer) transcrito (de transcribir) traspuesto (de trasponer) visto (de vestir) puesto (de poner) La lista no es exhaustiva y, además, no en todos los casos elimina la existencia del participio pasado regular. Por ejemplo, hay electo, pero también hay elegido; hay bendito y también hay bendecido; hay frito y freído pero no pueden usarse indistinamente: El alcalde electo (no elegido) se posesionará dentro de veinte días. El alcalde fue elegido (no electo) por un sesenta por ciento de los votantes. Como verboide que es, el participio pasado no tiene función verbal en la oración. No podemos escribir Juan amado…, Patricia sosegada…, Bill elegido…, pues hasta ahí no hemos dicho nada esencialmente completo, a no ser que les agreguemos verbo a estas frases: Juan es amado, Patricia era sosegada, Bill resultó elegido. El participio pasado es, entonces, adjetivo. Como adjetivo que es, modi¿ca el sustantivo. Y como adjetivo tiene variaciones de género y número: sosegado, sosegada, sosegados, sosegadas; dispuesto, dispuesta, dispuestos, dispuestas; animado, animada, animados, animadas… Le vamos a dar algunos ejemplos o raciones, en los cuales el participio pasado aparece en el sujeto o en el objeto y, en ellos, modi¿ca un sustantivo. Le resaltamos los participios pasados. Sujeto Verbo Objetos Las alcaldesas elegidas no aparecieron en los cinco días siguientes. Una persona honrada garantiza el progreso del negocio. Cliente satisfecho Sus cónyuges siempre trae compraron más clientes. azucar re¿nada. Las niñas más re¿nadas solicitaron otro estilo al expositor. Ya le dijimos y no vamos a contradecirnos, que el participio pasado no es verbo. Fíjese Ud. que cuando decimos Aníbal trota, Aníbal trotó, Aníbal trotará estamos diciendo ideas esencialmente completas, mientras que cuando decimos Aníbal trotado no hemos dicho ninguna idea completa, porque falta el verbo. Esta frase se convierte en oración si, al menos, le agreguemos un verbo (lo subrayamos): Aníbal nunca ha trotado, Aníbal habrá trotado mucho, Aníbal habrá trotado si tuviera zapatos de goma. De hecho, todas las formas compuestas de los verbos se construyen con alguna inÀexión de haber más el participio pasado: ha dicho, hemos creído, habrán pasado. Entonces, el participio pasado es parte esencial del verbo, cuando éste es compuesto, lo cual no lo hace verbo por sí solo. Le presentamos, a continuación, ejemplos de oraciones con verbo compuesto. Resaltamos los participios pasados. Sujeto Verbo Objetos José Martínez de Sausa nos El aula Don Quijote de la Mancha ha aclarado ha sido irrespetada habrá conversado ya muchasdudas ortográ¿cas. por intrusos desconocidos. con Sancho Panza. Los seminarios de gerencia habían aclarado muchas dudas a los jefes. Los mosqueteros hubieron llegado para vengarlo. Recuérdese: el participio pasado o pasivo no es por sí mismo verbo, pero puede actuar como parte del verbo en la oración. También se usa como adjetivo en el sujeto o en el objeto de la oración.