Título: ¿Cómo Glorificamos A Dios?

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Título: ¿Cómo Glorificamos A Dios?
1Corintios 10.23-33
¿Cuál es tu propósito en la vida?, ¿para qué estamos en este planeta? Llegar a tener una
mejor posición en la trabajo; tener más dinero que mi vecino; tener una casa mejor; cambiar de
vehículo por uno nuevo todos los años; sacar una mejor carrera; obtener la pensión a los 45 años
de edad. ¿Es eso lo que te tiene respirando hoy en día? ¿Es ese tu propósito en la vida?
Y en los versículos que vamos a estudiar esta mañana; Pablo va a explicar cómo es que podemos
tener una vida con un propósito verdadero y cómo podemos afectar positivamente en las vidas de
los demás.
23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de
conciencia;
26 porque del Señor es la tierra y su plenitud.
27 Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed,
sin preguntar nada por motivos de conciencia.
28 Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa
de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su
plenitud.
29 La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi
libertad por la conciencia de otro?
30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de
que doy gracias?
31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
33 como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio
beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
Aquí vemos que el mensaje central de Pablo en este pasaje de la Escritura, y el mensaje central
de la Biblia para los cristianos de todos los tiempos, está resumido en el versículo 31. Dios creó
al hombre para glorificarse a Sí mismo, y esa es la razón de ser de nuestra existencia. El hombre
que no se ha convertido al Señorío de Cristo Jesús no puede proponer en su corazón glorificar a
Dios, porque no conoce a Dios.
Dios se glorifica en Su ira en contra del hombre impío. Vemos en el caso del faraón, él no buscó
glorificar a Dios, tampoco tenía la capacidad de hacerlo. Pero, Dios dijo en:
Éxodo 14.17-18 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que
los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y
en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me
glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.
Y el Señor fue verdaderamente glorificado en todos ellos cuando los destruyó. El mensaje
directo de Dios al faraón fue: Dios lo había puesto como faraón para que Su nombre fuera
anunciado en toda la tierra. En el libro de Romanos, Pablo nos dice que el hombre ha cambiado
la verdad de Dios por la mentira escogiendo el pecado y Dios los entregó a pasiones
vergonzosas.
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Proverbios 16.4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al
impío para el día malo.
En el día del juicio, Dios juzgará a los pecadores que no quisieron convertirse a Él, que no
quisieron glorificarle reconociendo que eran pecadores y reconociendo que no eran buenos. Dice
la Biblia que cada uno tendrá su parte en el lago de fuego.
Sin embargo, el hombre, la mujer que se convierten al señorío de Cristo Jesús; los que somos
redimidos, sí somos capaces de glorificar al Señor y lo haremos si somos fieles a Él. .
Vamos a enfocarnos en la gloria de Dios. La gloria de Dios tiene dos aspectos. En primer lugar
Dios ya tiene gloria en Sí mismo (es una gloria inherente), ya le pertenece por completo. Si el
ser humano no quiere alabar a Dios; Él puede crear seres de la nada con el fin de que le adoren.
El segundo aspecto de la gloria de Dios es que Su gloria es atribuida; o sea merece todo
tributo de parte de nosotros.
Salmo 29.1-2 Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la
gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a
Jehová en la hermosura de la santidad.
Por más que queramos glorificar Su nombre, no podemos añadir más gloria a Dios, porque Él ya
la tiene toda; no podemos dar más gloria a Dios en el sentido de que Él se haga más fuerte; no,
no podemos añadir nada a Su fortaleza. Simplemente debemos de reconocer y debemos aclamar
la gloria que Dios ya tiene.
¿Cómo damos gloria a Dios?
Primeramente damos gloria a Dios confesando nuestros pecados a Él.
Josué 7.19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios
de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo
encubras.
Cuando alguien no quiere reconocer el pecado en su vida no está glorificando a Dios.
Sencillamente lo que quiere hacer es seguir pecando, no confesando su pecado delante del Señor
y por lo tanto no va a alcanzar la misericordia de Dios.
Ese es el primer paso para el ser humano si quiere dar gloria a Dios; reconocer que es pecador;
reconocer que ha quebrantado la ley de Dios escrita en su corazón; mintiendo; robando tiempo
en el trabajo; teniendo otras cosas más importantes en su vida que ha Dios mismo. ¿Quieres darle
la gloria a Dios reconociendo tu pecado hoy?, o ¿quieres darle la gloria a Dios en el día del
juicio, cuando ya no habrá esperanza? Tarde o temprano, vas a darle la gloria a Dios.
Como discípulos de Cristo, ¿Cómo glorificamos a Dios?
1. (v23- 30) Pensando en los demás y
2. (v31-33) Pensando en nuestro propósito de vida.
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Pensando en los demás.
(v23) Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
La primera mención de este principio está en el capítulo 6, versículo 12. Pablo, antes de hablar
de “todas las cosas me son lícitas” habla específicamente que “los injustos no heredarán el reino
de Dios” (1Cor 6.9-11). Ahí nos habla de una lista de pecados que caracterizan a los injustos;
vemos cosas como fornicación, idolatría, adulterio, avaricia. Hay cosas muy claras que la Biblia
que indica que son pecado. El uso de “todo me es lícito” se refiere a las áreas grises de nuestra
vida cristiana que no están específicamente prohibidas en la Palabra de Dios.
Cuando vemos repeticiones de un mismo principio 2 ó 4 veces en un pasaje, mejor estemos
atentos porque el Señor nos quiere decir algo. Muchas veces es que no entendemos el principio y
por lo tanto Dios tiene que repetirnos varias veces algo para que prestemos atención.
(v23) Primero tenemos 2 veces el principio de “todo me es lícito”, “todo me es lícito”. Algunos
cristianos quieren quedarse solamente con este principio. “Todo me es lícito… todo me es
lícito”.
Pero, hay 2 “peros” en este versículo que también que algunas veces se pasa por alto. “Pero no
todo conviene” y “pero no todo edifica”. Solo lo que nos conviene es capaz de edificar. Todo lo
que contribuye a nuestro crecimiento espiritual nos conviene. Existen varias maneras en las
cuales somos edificados y nos ayuda a que crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo” (2Ped 3.18).
Si solamente tenemos el conocimiento, nos vuelve orgullosos y arrogantes, pero, si tenemos el
amor, del cual Pablo nos hablaba en 1Cor 8.1; entonces nos edifica correctamente, “el amor
edifica”. Tenemos la Palabra de Dios para ir creciendo y nos edificamos los unos a los otros
mediante el Cuerpo de Cristo (Efesios 4.12).
Gracias a Dios no tenemos que regir nuestras vidas a través de un montón de reglas y
regulaciones. Tampoco tenemos que estar pensando: ¿qué cree mi iglesia en cuánto a esto, en
cuánto aquello? Sino que tenemos que vivir nuestra vida preguntándonos, ¿Qué dice la Biblia?,
¿Qué dice la Biblia cómo debo de vivir? ¿Cuáles son los principios bíblicos que Dios quiere que
yo aprenda para que pueda vivir correctamente?
Dios no nos salvó de la ira venidera para que podamos estar felices. Esto no quiere decir que
tengamos que vivir todos amargados y amargadas, porque esto tampoco conviene; la Biblia dice
que tenemos que estar contentos cualquiera que sea nuestra situación. Pero, nuestra felicidad en
este mundo no es el propósito de nuestra existencia. No se trata de lo que yo quiera, no se trata
de lo que tú quieras. Nuestra vida se trata de glorificar a Dios porque Él es Dios. Dentro de unos
instantes vamos a ver ¿cómo específicamente lo glorificamos?
Pero, mientras tanto pongamos atención a lo que dice éste versículo: Todo me es lícito, pero no
todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Si la Biblia no dice claramente que es
pecado y cuando estés inseguro de hacer algo, no te preguntes ¿qué es lo que cree mi iglesia
acerca de eso?, sino ¿qué dice la Biblia con respecto a…? ¿Es pecado eso que estoy haciendo?,
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si es pecado, no lo hagas. La otra pregunta es: ¿eso qué voy a hacer me ayuda a cumplir con mi
propósito de vida? Eso es lo que conviene.
(v24) Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. Nuestra vida es para beneficiar a otros.
Este versículo también es muy importante porque lo vemos 2 veces en esta sección (v33: “no
procurando mi propio beneficio, sino el de muchos…”) El principio es que tenemos que dejar
que la conciencia de mi hermano sea nuestra guía. Nuestra vida es para beneficiar a otros.
Filipenses 2.1-5 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún
consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable,
si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el
mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda
o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino
cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús.
Nuestra sociedad materialista nos enseña que nuestra felicidad es nuestra prioridad. La felicidad
de este mundo se traduce en materialismo. Yo soy feliz cuando tengo el carro que quiero, la casa
que quiero, la mujer que quiero, el trabajo que quiero, el título que yo quiera… Si pensamos que:
“¡El Señor murió por mí para que yo pudiera ser feliz!” ¡No!, El Señor Jesús pagó nuestra
multa, siendo nuestro Sustituto Inocente para que nosotros pudiéramos glorificar a Dios,
reconociendo mi pecado delante de Él, reconociendo que no somos buenos y que sólo Dios es
bueno.
(v25-30) Con el fin de darle la gloria a Dios en nuestras vidas, debemos de usar la libertad en
Cristo en lugar del legalismo. El bienestar de los demás debe ser nuestra preocupación, siempre y
cuando las normas y reglas que tenga la gente no debe regir todo lo que nosotros hagamos.
Debemos "procurar" en todo lo posible no ofender la conciencia débil de nuestros hermanos
cristianos; pero, no tenemos por qué ir al extremo del legalismo de convertir todo lo que
hagamos en un gran evento.
Pablo nos da un ejemplo bien claro y cuando un no-cristiano nos invita a una fiesta, la decisión
de ir es tuya. "¿De veras?" siempre y cuando no esté invitando a realizar algo pecaminoso que
claramente está indicado en la Biblia. Si el propósito de la invitación es que vayamos a tomar
bebidas alcohólicas y hacer otro tipo de actividades pecaminosas, entonces, obviamente mejor no
asistir. Y también sirve para dar testimonio de no participar de esos actos que la Biblia
claramente dicen que están mal.
Pablo menciona en el versículo 32 que no debemos ser tropiezo ni a los judíos, ni a gentiles, ni a
la iglesia de Dios. El uso de nuestra libertad en Cristo no debe ser juzgado por la conciencia de
otro. No debemos ofender a nuestro hermano en Cristo, ni tampoco debemos ofender al
no-cristiano. Glorificamos a Dios en nuestras vidas pensando en los demás.
Pensando en nuestro propósito de vida.
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(v31-33) Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No
seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las
cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean
salvos.
No glorificamos a Dios pensando en los pajaritos y en los animalitos que Él mismo creó. Aunque
ahí podemos ver gran parte de Su poder. A veces oramos: "Señor, que en este día pueda honrar y
glorificar Tu nombre, Amén". Sí, pero, ¿cómo lo hacemos?
Pablo nos está diciendo que aun en las cosas más pequeñas, más normales, más rutinarias y
menos espirituales de nuestra vida, tales como comer y beber con un incrédulo, procuremos
glorificar a Dios. Glorificar a Dios debe ser nuestro compromiso para toda nuestra vida. El
Señor nos compró por precio cuando derramó cada gota de Su sangre en la cruz. Y no solamente
cuando "coméis o bebéis" debemos de glorificarle, sino que todo lo que hagáis, hacedlo todo
para la gloria de Dios.
El pueblo de Dios glorificaba a Dios cuando se mantenía puro y obediente a Él. Pero, cuando no
quisieron obedecer más a Jehová, Él los entregó en manos de sus enemigos; cuando por fin los
entregó en manos de Babilonia. Los pueblos a su alrededor pensaron que Dios no era lo
suficientemente poderoso como para salvar a Su propio pueblo.
Pero, Dios tiene un propósito en todo lo que hace y acerca de la nación de Israel Él dice en:
Ezequiel 36.22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor:
No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre,
el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.
Ezequiel 36.23 Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las
naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones
que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros
delante de sus ojos.
Ezequiel 36.32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien;
avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel.
Dios va a redimir a Su pueblo Israel para Su propia gloria, no para el beneficio de Israel.
Si eres cristiano y quieres ser un instrumento de deshonra; adelante, ve a divertirte en el pecado y
todo va a estar bien. Nada más que un día de estos va a llegar el castigo de Dios. Porque sabemos
que en el libro de Hebreos dice la Biblia que Dios corrige a todo aquel que toma por hijo. Si no
viene el castigo por andar viviendo como te dé la gana, entonces ponte a pensar en tu salvación.
Si lo que te ofrecieron fue un evangelio bonito y sin problemas; puedes ser que has creído en
vano.
Hoy en día, como seguidores de Cristo Jesús, glorificamos Su nombre compartiendo nuestra fe
en Cristo con otros. ¡Ese es nuestro propósito verdadero en esta vida!
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No glorificamos a Dios viviendo a la iglesia una vez, dos veces por semana. Eso es parte de
nuestra edificación. Hay cristianos que piensan que por venir una vez a la iglesia ya hicieron su
parte y esperan que Dios haga Su parte en el resto de la semana.
Glorificamos a Dios cumpliendo nuestro propósito de nuestra existencia. Y es el evangelismo.
Vemos también los tres grandes grupos a quienes está dirigido la Biblia.
(v32) No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
No solamente glorificamos a Dios pensando en la conciencia de mi hermano en Cristo. Si no
también pensando en la misión que Dios nos ha dejado y es buscar y salvar a los perdidos.
Cuando estamos anunciando el verdadero evangelio y de repente nos encontramos con personas
que nos critican; no debemos de extrañarnos porque ellos están enojados con Dios, o Dios está
enojados con ellos. Eso fue lo que nos dijo el Señor Jesús:
Juan 15.18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes
que a vosotros.
Asegúrate que te ataquen por tu fe en Cristo y no por tener mal testimonio delante de todos. Ahí
está la diferencia.
(v33) como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio,
sino el de muchos, para que sean salvos.
¿Por qué tenemos que pensar en los demás?, ¿para que seamos buena gente, buenas personas?.
¡No!, sino que pensamos en los demás porque esa es nuestra misión, "para que sean salvos".
Eso es lo que debemos de estar haciendo.
Demos gloria a Dios cuando somos instrumentos para que otros lleguen al conocimiento de Su
verdad, para que otros sean salvos. ¿Tiene tu vida un propósito verdadero?
Glorificamos a Dios cuando Él nos usa para que anunciemos a otros Su salvación. Ese es el
propósito de nuestra existencia hermanos, glorificar a Dios por medio del evangelismo. A veces
el evangelizar es una tarea, yo sé; y no nos gusta hacerlo porque otros se burlan, porque otros nos
critican, porque otros dicen que Dios ya sabe los que han de ser salvos.
Pero, cuando entendemos que el propósito de nuestra existencia es glorificar a Dios
compartiendo nuestra fe en Cristo con otros, ya cambia. Y lo hacemos porque damos gloria a Su
nombre.
Si estás esta mañana visitándonos y quieres glorificar a Dios, lo primero que tienes que hacer es
reconocer tu pecado delante de Él, arrepentirte de tus pecados y poner toda tu esperanza en
Cristo, por lo que Él ha hecho en la cruz por nosotros; pagó nuestra multa para que no fuéramos
a la cárcel de Dios por siempre. Ese es el primer paso para glorificarle.
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