Movimiento ciudadano como proceso civilizatorio

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SINDICATOS
STAUDEG
12 de septiembre de 2005 |
17
SUTUDEG
Algo más que trabajo
Esther Calderón Trujillo*
Está configurándose una sociedad crítica y participativa FOTO: ARCHIVO
Movimiento ciudadano
como proceso civilizatorio
“En México, la fuerza de los ciudadanos y sus causas concretas
están configurando una sociedad crecientemente crítica y
participativa, capaz de arrancar decisiones del Estado que hacen
progresar a la nación”.
Liliana Anguiano
Rodríguez*
La crisis de credibilidad que enfrentan hoy los partidos políticos
y las instituciones de la república
no tiene precedente en la memoria
colectiva de la actual generación
de mexicanos. El pragmatismo y
la mercadotecnia insultante han
sustituido a la ciencia política que
otorga principios, valores y sentido
humanitario al ejercicio del poder.
Esta es la opinión del secretario general del STAUdeG, Carlos
Orozco Santillán, acerca de los
movimientos ciudadanos como
proceso civilizatorio.
“Como sucede en gran parte
del mundo globalizado, particularmente en Europa, en México la fuerza de los ciudadanos y
sus causas concretas están configurando una sociedad crecientemente crítica y participativa,
capaz de arrancar decisiones del
Estado que hacen progresar a la
nación”.
Añadió que ejemplo de ello
serán las próximas elecciones del
2006, cuando el país alcance la
verdadera gobernanza a través de
una democracia participativa, incluyente y plural, y más allá de la
gobernabilidad que la clase política requiere para alcanzar la reforma de Estado que demandamos
los mexicanos, pues la degradación de la república por el actual
ejecutivo no pasa desapercibida
para el ciudadano común.
“Por ello, el movimiento social
más pertinente es aquel en que hemos evolucionado del movimiento urbano popular que inspiró la
ortodoxia socialista de los años
70 a las causas colectivas más representativas de la democracia
moderna en un movimiento ciudadano que, a diferencia de aquel,
no requiere de caudillismos sino
de inteligencias, de razones, y de
propuestas para encontrar eco en
este que es, sin duda, el proceso
civilizatorio que habrá de caracterizar la lucha social en el siglo
XXI”.
Muestra de la perseverancia
y el coraje de la ciudadanía en la
lucha por sus causas, han sido en
las movilizaciones por la defensa
del lago de Chapala, del estero El
Salado, por el mejoramiento y no
autorización del incremento a la
tarifa del transporte público, de
la defensa de grupos vulnerables
como los adultos mayores, de las
personas con capacidades diferentes, los niños o contra el abuso
de la autoridad, como es el caso
de los altermundistas detenidos
aquel 28 de mayo en Guadalajara.
Agregó que con esa visión de
las causas reivindicativas podrán
recuperarse los “Sentimientos de
la nación” en los que Morelos se
avergonzó, hace casi 200 años, de
una exclusión social que hoy prevalece ante la opulencia de unos
cuantos que lo tienen todo y una
mayoría que carece de lo más indispensable.■
*Jefa de la Unidad de
Comunicación Social
Visite nuestra página
www.staudg.org
Hoy fue un despertar lleno de
incertidumbre, porque de pronto
vino a mi mente la enorme cantidad de personas que diario están
con la necesidad de trabajar. Los
pensamientos chocaron en mi
interior, para dejarme como respuesta que, en verdad, el trabajo
es una inercia histórica, pues somos preparados para realizar diferentes tareas. Nuestros padres y
abuelos han sido trabajadores, y
nuestros hijos y nietos lo serán.
Los individuos laboran la mayor parte de su vida: las secretarias, todos los días, en ocasiones
con un implacable horario; el jardinero, bajo el sol o la lluvia, debe
realizar su ruda tarea; el chofer
expone su vida en la carretera; el
personal de mantenimiento está
siempre dispuesto a tener sus
áreas lo mejor posible y el velador,
en cada noche, vigila el patrimonio encomendado.
Mediante el trabajo, cada persona no solo transforma la naturaleza, sino que se realiza. Laborar es el fundamento sobre el que
construimos la vida familiar, misma que constituye un derecho y
una vocación del ser humano.
Es una condición para hacer
posible la fundación de una familia, ya que ésta exige medios de
subsistencia que son adquiridos,
por lo general, con un empleo. En
este sentido, la familia constituye
una comunidad hecha posible
gracias a las fuentes laborales, así
como la primera escuela de trabajo para todos.
Basta comprender que el trabajo es más que una simple forma
de subsistencia, algo que resulta
posible mediante el análisis de
sus características y efectos en la
transformación de lo que existe a
su alrededor, y la clara percepción
de qué significa para cada persona, hecho que sirve para entender
a la naturaleza humana y las características de nuestra sociedad.
Una visión holística de las peculiaridades de nuestros empleos
puede ayudar en la comprensión
de lo que somos. Las satisfacciones que sentimos cuando realizamos una determinada tarea y el
compromiso con que la efectuamos, son parte de las condiciones
subjetivas del trabajo.
Tan importantes como estas
resultan sus condiciones objetivas: cómo organizan y dividen su
realización, cuál es su complejidad, cómo lo supervisan, qué tan
rutinario resulta, qué presiones
existen y cuáles son sus recompensas y castigos.
Las condiciones objetivas y
subjetivas de los empleos tienen
un enorme impacto en los individuos y la organización de la sociedad. El trabajo jugó un papel básico en la transformación del ser
humano. En la actualidad, la manera en que está dividido (quién
hace qué) ha transformado y seguirá moldeando las jerarquías
en nuestras comunidades.
El trabajo tiene un significado
especial para cada uno: puede ser
un medio para conseguir el dinero que permita sobrevivir o el
conducto para la realización personal.■
*Psicóloga. Bolsa de
trabajo del SUTUdeG.
Mediante el trabajo cada persona se realiza
FOTO: FRANCISCO QUIRARTE | GACETA UNIVERSITARIA
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