1 Evidencia o extrañeza Relación del psicoanálisis y la ciencia El presente trabajo intenta ser un comentario, a la vez que pretende marcar una diferencia, respecto del notable libro de René Guitart (matemático, especialista en teoría de las categorías) Evidencia y extrañeza, Matemática, psicoanálisis, Descartes y Freud. Dejaremos de lado lo relativo a la ciencia positiva para, siguiendo a Guitart, en su distinción entre aspectos de fundabilidad y aspectos de funcionalidad de una ciencia, centrarnos sobre todo en los primeros, la fundabilidad o las cuestiones de fundamento y fundación de la ciencia. Sin privarnos de rozar el segundo aspecto, la funcionalidad, cuando discutamos las diferencias de método entre la ciencia y el psicoanálisis. En nuestro horizonte, entonces, se encontrará a la matemática y la lógica, las dos disciplinas más formalizadas que, en su relación con el psicoanálisis, dan lugar a más de una pregunta. Como espero si no desarrollar, al menos mencionar en lo que sigue. “Decimos, contrariamente a lo que suele bordarse sobre una pretendida ruptura de Freud con el cientifismo de su tiempo, que es ese cientifismo mismo, si se tiene a bien designarlo en su fidelidad a los ideales de un Brucke, a su vez, transmitidos del pacto al que un Helmholtz y un Du Bois-Reymond se habían consagrado de hacer entrar a la fisiología y a las funciones del pensamiento consideradas como incluidas en ella en los términos matemáticamente determinados de la termodinámica llegada a su casi acabamiento en su tiempo, el que condujo a Freud, como sus escritos nos lo demuestran, a abrir la vía que lleva para siempre su nombre. Decimos que esa vía no se desprendió nunca de los ideales de ese cientifismo, ya que así lo llaman, y que la marca de él que la señala no es contingente sino que sigue siéndole esencial.” En palabras de Lacan, porque Freud era científico, y racionalista, es que descubrió el inconsciente. De donde se concluye que el neurótico, en particular las mujeres histéricas, resulta ser un producto eminente de la ciencia. Nuestro sujeto, el del psicoanálisis, es el sujeto de la ciencia, nos dice Lacan hasta el cansancio. Más fácil de abordar esta aserción por lo que ésta excluye, a saber, el 2 sujeto psicológico, entendemos que esta aseveración da cuenta de que el sujeto que interesa al psicoanálisis, es aquél producto de la combinatoria significante. Combinatoria literal que acerca el psicoanálisis a la ciencia, aunque, veremos, no se subsuma, a nuestro entender, a ella. Este acercamiento del psicoanálisis a la ciencia es lo que atraviesa todo el desarrollo del libro de Guitart y sobre el que nos detendremos para acordar en algunos aspectos sin desmedro de que su tesis principal, nos resulte, al menos, problemática. Guitart ordena su exposición en tres capítulos que llevan los siguientes títulos: “¿Deben los matemáticos leer a Lacan?” el primero; “¿Es necesaria la matemática para el objeto del psicoanálisis?” el segundo y por fin, el tercero, que también lleva la marca de la interrogación: “¿Evidencia o extrañeza?” Este tercer y último capítulo dará, con algunos pequeños cambios que, no por pequeños, dejan de ser significativos, título al libro. En el pasaje del título del capítulo a aquél de todo el libro el “o” se transforma en “y” como la forma interrogativa se pierde. De donde resulta Evidencia y extrañeza, Matemática, psicoanálisis, Descartes y Freud. Destacamos esto porque hace a la tesis fuerte de Guitart, tesis que nos plantea algunos interrogantes. Sí nos interesa de este autor el acercamiento que hace entre la disciplina matemática y la del psicoanálisis en términos del interés de ambos y el lugar que en ambas ocupan, el matema, la letra, la literalidad, la escritura. “Si lo matemático debe ser matema en la matemática (… ) el objeto por construir de toda disciplina apela a los matemas matemáticos como generadores de la potencia organizadora que es la matemática. Los matemas matemáticos, e.g. los números y las figuras, tienen una función universal de referencias de control”. Guitart es amplio y generoso en su consideración del matema y, de interés para nosotros, hace entrar en su campo, no sólo las elaboraciones más sofisticadas de la matemática sino que considera también como tales a los diagramas, los esquemas. La única condición del matema para ser considerado como tal es que esté bien escrito. Ahora bien, y tal como ya adelantamos, hay una tesis fuerte que recorre la exposición de este autor y que se diría más o menos así: hay una- razón, la evidencia cartesiana se asienta en un insabido que enraizaría en la extrañeza freudiana mientras que, del 3 otro lado, del nuestro, la extrañeza freudiana, es evidente, y esta evidencia le sería necesaria a los fines de lo que él denomina razones pedagógicas, que nosotros traduciríamos en términos de razones de comunicabilidad, o mejor aun, de transmisión. En su argumentación al respecto y del lado del aspecto freudiano de la cuestión cita a Freud en El Moisés de Miguel Angel donde Freud escribe: “Una disposición racionalista o acaso analítica forcejea en mí , rechazando que pueda ser capturado sin saber al mismo tiempo por qué y qué me captura de ese modo.” Lo que lleva a Guitart a la conclusión de que Freud, para transmitir el psicoanálisis, no deja de efectuar su objetivo por medio de la especulación, la búsqueda de sentido o de evidencias. Complementariamente, para la matemática, o mejor dicho, para el matemático plantea: “Una disposición racionalista, o acaso analítica, se ejerce en mí, haciendo que pueda ser capturado sin saber al mismo tiempo por qué y qué me captura de ese modo.” Esto como paradigma de la posición del matemático que asentaría sus evidencias sobre este fondo de insabido en relación a lo que Guitart llama el acto o aun el pasaje al acto matemático. Hay una-razón, entonces, para Guitart, de donde evidencia y extrañeza serían dos aspectos diferentes, pero articulables. ¿Hay una-razón?, nos preguntamos nosotros y adelantamos nuestra posición crítica en relación a esta tesis. Y decimos por qué. Si bien en La Ciencia y la Verdad Lacan nos plantea que nuestro sujeto es el sujeto de la ciencia, no se priva de plantear que también tenemos que vernósla con el sujeto que habla o sujeto de la palabra así como con el sujeto sufriente. Más aun, si bien es verdad que Lacan parte del cogito cartesiano para pensar su sujeto, no hace uso de éste sin una profunda subversión del mismo. El serdicente produce una sedición en relación al cogito. Por otra parte, el psicoanálisis no se subsume en una práctica de la literalidad, aunque no pueda prescindir de ella para encontrar su lógica. Pero hay, en él, otra dimensión, inalienable, la de la palabra y la dimensión de verdad que ella conlleva, lo que implica hablar del síntoma así como no dejar de considerar lo relativo al cuerpo. Y la angustia, con su inquietante extrañeza, hace que tambaleen todas las evidencias. 4 Reiteramos: la lógica se define por el escrito que muestra ser de una dimensión diferente a la del decir. Con decir verdadero, o sea boludeces, las que se nos ocurren, el parloteo, el bla, bla, bla de la asociación libre, Lacan se separa de lo claro y distinto y de la reglas de deducción de la razón cartesiana. Nuestro método, razones esta vez de funcionalidad, no es la deducción, sino la asociación libre. Y así se rinde homenaje a las neurosis, a aquellas que verdaderamente hacen caso. Citamos: “…lo que viene a turbar esos discursos perfectamente bien establecidos nunca sale sino de los casos en que se tiene necesidad, en suma, de un psicoanálisis, es decir de los casos de verdad. Esto no los reduce a la indignidad, lo que digo: si no son normales es porque tienen con la verdad una especie de…de parentesco, que reside en el hecho de que se encuentran en la articulación donde la cosa no marcha para un solo Real, a saber: lo que tiene que ver con la relación llamada sexual.” No tenemos argumentos para dudar de las buenas intenciones de Guitart. Sin embargo, su intento de articular ciencia y psicoanálisis bajo la égida de una sola razón nos parece que desconoce esa singularidad del psicoanálisis y del acto del psicoanalista que lo hacen inasimilable a cualquier otro discurso. Y constituye, a nuestro entender, una de las formas que toma la resistencia al psicoanálisis, hoy. Aída Dinerstein Junio/2012