Las máscaras del despojo

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Las máscaras del despojo
Sofía Lorena Sánchez
Paola Rodríguez
¿Cómo empezó la historia?
Cuando vemos, oímos y sentimos los agravios que
vivimos día a día, nos preguntamos: ¿Cómo empezó
la historia, desde cuándo los pobres somos pobres,
desde cuándo hemos sido despreciados, explotados,
reprimidos y despojados? El primer pensamiento es:
A mis padres también se lo hicieron, y a mis abuelos,
y a los padres de mis abuelos... Entonces, pareciera
que ese es el orden de las cosas, que así debe ser, que
así ha sido siempre. Pero no, toda historia tiene un
comienzo. El del despojo en nuestro país nos lo podemos imaginar, más aún, lo podemos recordar a través
de las voces de los primeros habitantes de estas tierras, memorias que han pasado de generación en generación y que hoy llegan a nuestros oídos gracias a
que algunas de ellas confluyeron en el Primer Festival
Mundial de la Digna Rabia.
Los compañeros del Consejo Indígena Popular de
Oaxaca “Ricardo Flores Magón” (CIPO-RFM) contaron el comienzo de la historia: “Desde que el corazón de hombres y mujeres se enfermó de ambición de
dinero y poder, largos han sido los días, meses, años y
siglos de explotación, despojo, represión y desprecio
a los hombres y mujeres de maíz. Muchas son las historias de lucha y resistencia que se siguen escribiendo
con dolor, coraje y dignidad”. Y los compañeros de
Santa María Yaviche, también de Oaxaca, adelantaron
cómo ha sido posible tanto dolor: “Para que los ricos
sigan siendo muy ricos es de su prioridad robarnos lo
que tenemos y somos, y a lo que tenemos derecho: la
justicia. Los que ordenan el mundo y sus capataces
los gobiernos nos impusieron sus divisiones territoriales y su organización política y administrativa para
poder tener controladas a nuestras comunidades”.
Entre la cultura indígena y la capitalista hay un
gran abismo y radica en la visión que de la naturaleza se tiene: “Los pueblos indígenas o los pueblos
originarios somos guardianes de la madre tierra. En
la madre tierra existen las esencias de la vida, traducido en el mundo occidental de otra manera: por su
fuente económica recursos naturales, me refiero al
agua, al bosque y todo lo que está en la madre tierra”, comparten los compañeros Wirrárikas. Donde
el indígena ve vida, el occidental encuentra dinero.
Con ésta visión, al capitalista no le importa devastar
bosques, secar manantiales, aniquilar formas únicas
de vida vegetal y animal. Para el poderoso el planeta
es una mercancía.
De este modo, el capitalista ve dinero en los árboles, los tala y vende la madera; en la Sierra del Tigre,
en Jalisco, platican sus pobladores: “Ha sido algo
exagerado cómo han venido talando la Ciudad del
Tigre, el municipio de Quitupan y toda la madera va a
parar a los aserraderos de Jalisco y aportan el 2.9 por
ciento en la producción forestal estatal. Y vemos que
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al gobierno le vale, no les importa el daño ecológico,
pueden bajar de cinco camiones a diez al día”.
Dicen los compañeros del CIPO-RFM: “A nuestra
comunidad de San Isidro Aloapan pretenden despojarnos de 6 mil 239 hectáreas. Los propios hermanos
de San Miguel Aloapan quienes pretenden entregar
el bosque a los talamontes que se hacen ricos con la
complicidad de la Semarnat y la Conafor... Sin importarles el ecocidio que provocan con la tala inmoderada, porque sin los árboles en el monte se moriría
el agua, la hierba, los animalitos y las gentes... Con la
venta de madera obtienen alrededor de 20 millones de
pesos anuales con lo que compran la justicia”.
Al capitalismo y sus verdugos sólo les importa tener más recursos naturales que explotar, más tierras que
vender y para ello se valen de todo tipo de artimañas
para apropiarse de ellos. Los gobiernos favorecen los intereses de particulares y hacen de lo colectivo propiedad
privada. Le imponen a los pueblos programas gubernamentales como Procede para que sus tierras se conviertan en mercancía y después obligarlos a vender.
Así lo hicieron con las y los compañeros de la Fuerza
Indígena Chinanteca, pero también con muchos más que
durante el festival compartieron entre sí su rabia por estos
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proyectos: “Anteriormente nosotros tuvimos un pequeño problema con otras comunidades que su colindancia
se pasó a la colindancia de nosotros… Solicitamos a la
Procuraduría Agraria unos topógrafos para que abrieran
la brecha para que no pasaran más de nuestro lado… la
Procuraduría Agraria pues fácil nos entró, nos engaña
pues, que dice que esto se puede hacer pero ustedes tienen que entrar en este programa para que el gobierno
y los topógrafos tracen los límites, ahora sí. Pues ahí
es donde nosotros caímos en el juego de ellos... Y de
ahí entramos en ese programa que es el Procede. No se
resolvió el problema”.
Las compañeras de Ilamatlán, Veracruz, constataron que la ambición del poderoso es tan grande que
puede matar por ella: “Nos querían quitar una hectárea de tierra y nosotros no firmamos y fue por eso que
lo mataron, por la tierra. Tenía tres partes de ejido,
por eso lo mataron porque los ricos se querían quedar
con nuestros pedazos de tierra… no nos ayudó ni el
presidente”. Así como los malos gobiernos solapan el
robo también lo ejecutan. En San Pedro Tultepec, estado de México, sucede lo siguiente: “Nuestro problema es un rezago agrario por más de 75 años. Que en
los diferentes niveles de gobierno no han querido, no
les conviene, tal vez, ejecutar en todos sus términos.
Los diferentes gobiernos siguen buscando la forma
de cómo despojarnos de la tierra, para sus intereses
personales o intereses de terceros”.
La codicia por la tierra recorre la geografía de
México, expropiaciones y despojos como los que hemos visto en el sur y centro del país se repiten también en el norte. En Zacatecas, los compañeros de
Tlaltenango también se enfrentan al despojo de tierras. Esta historia de despojo comenzó hace quinientos años, han surgido más actores como los grandes
capitales transnacionales, pero aún no ha terminado.
No han vencido porque mujeres, hombres y niños
dignos y rebeldes han resistido la embestida.
“El despojo ha tenido diferentes máscaras, se ha
escondido de diferente manera, actualmente nos ha
estado conquistando el dios dinero con diferentes
programas...”, dijeron los compañeros Wirrárikas.
El despojo en nuestro país se sube al ring como los
“Técnicos”, se ampara y enmascara bajo la “legalidad” “el bien común”, “el progreso”, “el esparcimiento” y a los que agravia les dice “Rudos”, porque
expresan su rabia contra despojos y leyes injustas.
Pero, en realidad, son rebeldes, o guerreros como se
nombran los del pueblo Mik’mag y el Native Youth
Movement, de Canadá, en British Columbia.
A continuación presentamos las máscaras que se
arrancaron durante el Primer Festival Mundial de la
Digna Rabia. Las voces provienen de las participaciones en las mesas redondas, en los foros de discusión,
entrevistas y charlas de puesto o pasillo. Y vienen a
complementar o a sumarse, a las expresadas en el artículo sobre Despojo del número anterior de Rebeldía.
La máscara del bien común
Los gobernantes, aliados con el capital, nos presentan una suerte de proyectos grandes y pequeños que
aseveran son para el beneficio de todos. Sí, el de todos ellos porque a los de abajo nos dejan sin nada,
nos despojan de lo que tenemos para construir nuevos
complejos industriales que afirman “generarán más y
mejores empleos”, grandes plazas comerciales para
que “tengamos todo al alcance de nuestras manos”,
nuevas carreteras para que estemos “mejor comunicados”, nuevos fraccionamientos que son “el mejor
lugar a tú alcance”, nuevos hospitales “con mayor
infraestructura”, nuevos “espacios culturales para la
comunidad”, etcétera. La realidad es que todo eso lo
construimos nosotros, con nuestras manos, se levanta sobre nuestras tierras y no lo podemos usar. Son
construcciones privadas y no las podemos pagar. Nos
quieren para que trabajemos en ellas.
Bajo esta máscara, el capital arremete contra los
habitantes del campo y de la ciudad. En Coahuila, el
Colectivo Ricardo Flores Magón enfrenta el despojo
de tierras: “En el ejido San Alberto vendieron todo su
ejido... parece que una parte a la Soriana y a otras…
lo venden a partes... pero ese ejido ya quedó cercado”. Los que no quisieron vender están siendo cercados por los centros comerciales.
La tendencia urbanizadora del capital no repara
en la destrucción al ecosistema. Así, en el Cerro de la
Silla, Nuevo León, se pretende hacer un arco vial que
se llevará mucho de reserva ecológica, compartieron los compañeros de la Brigada Anacahuita. En el
Distrito Federal, las y los compañeros de la Regional
Sur Poniente de La Otra Campaña combaten los macro proyectos del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.
La ambición capitalista quiere crecer sus alcances y desaparecer las líneas territoriales que ya no le
sirven: “Desde los años 90, los diferentes gobiernos
que han pasado, tanto estatal como municipal, han
despojado las tierras y el agua de las comunidades
alrededor de la ciudad como parte del plan de conurbación Puebla-Tlaxcala”. Las tierras que eran fértiles
“ahora ya no se pueden sembrar, porque se secan, el
agua está contaminada o la gente ya no tiene cómo
porque han acabado su agua, rascado pozos para llevársela a la ciudad o las tierras las han comprado baratas y ahora son centros comerciales muy grandes
y también fraccionamientos. Están abriendo pozos
profundos para mandarla a la ciudad y a la gente de
las poblaciones las están dejando sin agua, están arrasando con Ocotlán, con Nealtican, con Xalasco, con
Coronango, con Poncio Bonilla”, contaron los compañeros de Tlaxcalancingo, Puebla.
Vemos pues que el bien común es una gran mentira, pues sus consecuencias son devastadoras. Cientos
de comunidades y familias se quedan sin agua: En las
tierras de los compañeros Wirrárikas, en Jalisco, la
Comisión estatal del Agua quiere forzarlos a aceptar
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sus proyectos de potabilización para llevarse el agua
de sus comunidades. En Ciudad Juárez, Chihuahua,
el mega proyecto San Jerónimo sacará agua de los
mantos acuíferos de Conejos Médanos para llevársela
a las ciudades del otro lado del Río Bravo y para las
maquilas que se construirán. El crecimiento desbordado de la ciudad de Jalapa, Veracruz, atenta contra
los manantiales del municipio Emiliano Zapata.
En Xochimilco, Ciudad de México, se vive una
particular historia: Desde 1904, se ha dado un despojo y saqueo paulatino del agua que ha provocado
la desaparición de los manantiales que había en los
pueblos de San Luis Tlaxialtemanco, San Gregorio
Atlapulco, Santa Cruz Acalpixca y Nativitas. Lo que
ha provocado desabasto en unas zonas y hundimientos e inundaciones en otras.
Las empresas extraen agua para llevarla a las
grandes urbes, fábricas y centros turísticos. Los intereses de los ricos son evidentes: ellos por encima
de todo. Otro problema al que nos enfrentamos con
los grandes proyectos para el “bien común” y que
parece interminable bajo el modo de producción capitalista es la basura. En el estado de México, en
Xonacatlán y Zumpango están metiendo basureros,
están engañando a los ejidatarios. En la Sierra del
Tigre, sobre la carretera Mazamitla-Jiquilpan, en
Michoacán, se tiran aproximadamente 13 toneladas
de basura por día.
Y en el otro lado del Océano Atlántico, en la ciudad de Nápoles, Italia, también se enfrentan con las
grandes cantidades de basura producidas por las urbes y con la intransigencia estatal que pone en riesgo
la salud de sus pobladores: “Después de ocho meses
de lucha, el gobierno quiere abrir un basurero en la
Selva de Chiaiano, contaminada por más de 10 mil
toneladas de amianto. Muertes por cáncer, leucemia,
envenenamiento del agua por desechos tóxicos”.
La máscara del turismo
Bajo la máscara del desarrollo sustentable, del ecoturismo, del turismo en sí, los capitalistas ofertan
“nuevas fuentes de trabajo”, “crecimiento económico para la localidad”, “ciudades más bonitas y más
seguras”, pero debajo de esos ropajes esta el despojo
y la explotación.
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Los malos gobiernos nacionales e internacionales, aparentando gran preocupación por el futuro del
planeta, delimitan Áreas Naturales Protegidas y, de
paso, apuntalan sus proyectos “ecoturísticos” y de
“desarrollo sustentable” para esas áreas. Poco a poco,
comienzan a devastarlas. Sus necesidades de esparcimiento quedan por encima de la madre tierra. Así,
en Nuevo León, planean atravesar parte de la reserva
de la biosfera del parque La Huasteca para poner un
campo de golf.
Los grandes proyectos turísticos que se están imponiendo en nuestro país vienen acompañados de inversiones extranjeras millonarias. En Baja California Sur,
despojan de playas y biodiversidad. Las áreas naturales
y las zonas históricas y culturales protegidas, aparentemente, tienen un blindaje contra el capitalismo depredador. Pero, nuevamente, es una máscara. Según las compañeras del Frente Zapatista Sudcaliforniano: “La zona
de monumentos históricos de Santa Rosalía, el centro
histórico de La Paz, la zona local protegida del Estero
San José, el parque marino Cabo Pulmo, el parque marino de Loreto, la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno
—que incluye el patrimonio cultural de la humanidad en
la sierra de San Francisquito y Santa Martha—, el complejo insular de Espíritu Santo, la reserva de la Sierra de
la Laguna y Balandra se verán, poco a poco, cercadas.
Planean construir proyectos turísticos e inmobiliarios
que comprenden centenares de cuartos de hotel de lujo,
campos de golf, puertos deportivos, marinas, muelles,
plazas comerciales, zonas residenciales, lotes playeros
y de montaña, clubes de playa. En Loreto, Fonatur continúa con el proyecto Loreto-Napoló-Puerto Escondido
y el proyecto Loreto Bay, originalmente asociado con
el Citigroup Property Inverstors”.
Por años, los gobiernos del DF han ideado proyectos y programas para “rescatar” Xochimilco, más real
es que estas lacustres tierras son un botín para el gobierno en turno. Ahora, bajo la lógica del desarrollo ecoturístico, el gobierno del DF planea construir cuatro grandes proyectos para esta zona: “Bajo la palabra progreso
quiere despojar a todos los xochimilcas, para hacer un
negocio con un proyecto ecoturístico: una réplica de la
Plaza Central de la Gran Tenochtitlán, con canales y la
creación de un espectáculo de luz y sonido. Además,
dos nuevos museos: el de la biodiversidad —que incluiría un aviario e invernadero— y el de la aviación. Así
como el acuario de la Ciudad de México, competitivo
como el Sea World en California”, denunció el Grupo
de Trabajo Colectivo, de San Gregorio Atlapulco.
En las ciudades, el despojo no se limita al territorio y sus recursos naturales. La ambición capitalista por crear nuevos mercados turísticos también intenta arrasar con las fuentes de trabajo de cientos de
ciudadanos, platicaron a los asistentes al festival los
compañeros de la Alianza de Organizaciones Sociales
sección de Coyoacán: “El delegado Heberto Castillo
nos sacó el 24 de marzo de 2008 de los jardines.
Tenemos más de 25 años ahí vendiendo. El tianguis
cultural es el que le dio vida a los jardines, porque la
gente nos sigue, busca el tianguis y el tianguis somos
nosotros, los artesanos somos nosotros... Estábamos
en el plantón y nomás la delegación nos trae que ahorita, mañana y no nos dan solución a nada... Pienso
que cualquier gobierno, de cualquier partido va a ser
igual, ya lo vivimos con el PRI, ahorita con el PAN,
con el PRD, entonces yo creo traen la misma idea de
que nos quieren sacar de los jardines”.
El turismo resulta un antifaz perfecto para adueñarse de grandes territorios. Sirve también como pretexto para reprimir y despojar a los humildes de esta
patria. Le sirve al capital para que los que antes podían
cultivar la tierra ahora tengan que trabajar para él.
La máscara del progreso
Desde arriba se construyen significados a las palabras, detrás de cada palabra hay una forma de ver el
mundo. Los capitalistas han encontrado que también
hay una forma de ocultarlo, con palabras que generan ideas que sirven para enmascarar los agravios a
los que la humanidad es sometida. Por ejemplo, la de
progreso, palabra que trae como idea que el avance
tecnológico va a generar bienestar, una mejora en la
condición humana. Éste es el discurso que nos venden y detrás de este discurso se esconde el despojo,
se enmascara.
El progreso en Ciudad Juárez, ciudad de nuestra
recién fallecida compañera Mamá Corral —como
le decían los zapatistas—, esconde el despojo al
que quieren someter a la colonia Granjas Lomas del
Poleo. Comentaba un compañero: “Esta historia empieza cuando los tentáculos de la economía global
golpean una vez más la puerta de Ciudad Juárez…
la construcción de lo que en pocos años será uno de
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los mayores polos de ‘desarrollo’ maquilador que se
ubicará al nor-poniente de la frontera. Este proyecto
abarca un inmenso predio de 20 mil hectáreas conocido como San Jerónimo y que corre a un lado de Lomas
del Poleo. Es propiedad de Eloy Vallina Lagüera, empresario chihuahuense que ha acrecentado su capital
financiero e inmobiliario gracias a su capacidad para
tejer en la oscuridad relaciones con el poder político
municipal, estatal y federal. ‘Ciudad Vallina’ —como
se le conoce a este descomunal plan— permitirá la
creación de una suerte de ciudad binacional donde
quedará borrada la frontera, se abolirán los controles
aduanales y desaparecerán los impuestos, para facilitar el transporte de millones de toneladas de insumos
y mercancías”.
Como denunciaron los colonos: “En ello están
comprometidas inversiones millonarias de capitalistas
extranjeros como Bill Sanders, un millonario tejano
que, como Vallina, ha hecho su fortuna a través de la
compra mal habida de miles de hectáreas de terreno a
lo largo de casi toda la frontera sur de Estados Unidos
y el norte del país. Bill Sanders es el mismo empresario que encabeza en esa zona el denominado Grupo
Verde —organización empresarial con sede en varias
ciudades de Texas, Nuevo México y Chihuahua, la
cual aglutina a un grupo de hombres de negocio, entre
los que sobresalen Pedro y Jorge Zaragoza Fuentes y
el mismo Eloy Vallina—.
“Del lado de Ciudad Juárez, el corredor San
Jerónimo y Santa Teresa, convertido en una zona de
inversión, prevé transformarse en poco tiempo en un
atractivo paraíso fiscal, ya que en su territorio se erguirá una inmensa zona franca de casi 300 hectáreas
donde se construirán aeropuertos, bancos, centros
comerciales, carreteras y otros medios financieros...
Sólo para llegar a este paradisíaco agujero del dinero
hay que abrir una carretera de seis carriles, la cual se
construye ya y parte en dos la panza de Lomas del
Poleo”.
Desde la perspectiva de los de arriba, cualquiera
que se oponga a estos proyectos no está entendiendo
que detrás de toda esta inversión está la posibilidad de
mejoramiento, de crecimiento. La pregunta es: ¿para
quién? Ellos contestarían para tod@s. Los compañeros que compartieron su dolor con l@s otr@s asistentes al festival afirman: “En medio de esta vorágine de
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apropiación ilegal de la tierra, se levanta el grito de
resistencia de estas últimas 25 familias en Lomas del
Poleo, con su aferramiento de quedarse en los predios
que son de ellos. Y con esto le están diciendo al capital que los pobres de la frontera norte ya no están
dispuestos a seguir siendo pisoteados”. Las familias
de Lomas del Poleo ven la máscara y saben que detrás
de ella está la respuesta: el “desarrollo”, el “progreso”
es para ellos, sólo para ellos.
Así pasó con l@s compañer@s de Santa Catarina,
pueblo wirrárika, en Jalisco, que sufren la imposición
de una carretera que divide a su pueblo. Les llegaron
con la máscara del progreso, les dijeron que la carretera les traería beneficios económicos, servicios. Y,
sin la anuencia de los pueblos, la carretera se empezó
a construir. La cimentación de una carretera muy amplía en lo abrupto de la sierra reafirmó las sospechas:
esta carretera no servirá a la economía wirrárika, sino
a la economía de empresarios nacionales y extranjeros que la necesitan para extraer las riquezas que tiene
el territorio wirrárika. Así, muchos ejemplos. “Atrás
del progreso está el despojo”, decían. Como le pasó,
también, en Baja California, al pueblo kumiai, según
denunció la compañera Yolanda Meza.
La máscara de la propiedad
¡Estas tierras son nuestras! grita el poder y esa mentira
puede ir desde la aparición de un documento de propiedad, como les pasa a l@s compañer@s del Ranchito Tres
Palmas, en Sinaloa. O a la sola enunciación, sin ningún
documento probatorio, como en el caso de los colonos
de Lomas del Poleo. Decidimos retomar lo que sucede
en el Ranchito Tres Palmas, en Mazatlán, Sinaloa, y en
la colonia Granjas Lomas del Poleo, en Ciudad Juárez,
Chihuahua, para ver las constantes que se presentan en
cualquier intento de despojo venido desde arriba. La primera que notamos en estos dos casos es justamente ese
grito de propiedad venido desde el poder.
L@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas viven ahí desde 1958. Platican: “Desde 1999, una empresa llamada El Venadito apareció con las escrituras
registradas en México, Distrito Federal, en la que aparece como presidente del Consejo de Administración,
Jacobo Martínez Ramos”. Desde esa fecha, han resistido el despojo que quieren hacerles de 36 hectáreas.
L@s compañer@s de la colonia Granjas de
Lomas del Poleo habitan desde 1970 el predio, tomaron posesión de él en forma pacífica y pública
con la intención de adquirir los derechos de propiedad. El 25 de septiembre de 2008, aparece en la entrada a la colonia —la única entrada que las guardias
blancas de Pedro y Jorge Zaragoza Fuentes han impuesto— un letrero que dice: “Propiedad Privada”.
No hay, hasta la fecha, una resolución judicial que
reconozca dicha propiedad. Los Zaragoza no han
presentado las escrituras.
La siguiente constante es que atrás del despojo están empresas nacionales o extranjeras. En
el Ranchito Tres Palmas, la empresa nacional El
Venadito SA de CV quiere despojar a l@s compañer@s. En Lomas del Poleo, los que están atrás del
despojo son empresarios “vinculados en Ciudad
Juárez a los negocios del gas, la leche, la droga y
la especulación inmobiliaria”: la familia Zaragoza
Fuentes, éstos a su vez, aliados a los intereses del
capital trasnacional.
En ambas experiencias de despojo, los empresarios están protegidos por el gobierno, el brazo político del capital. Y, por supuesto, el Estado hace uso de
la fuerza pública y de su “justicia” para llevar a cabo
los planes de sus patrones. Así nos lo cuentan l@s
compañer@s del Ranchito Tres Palmas: “A partir de
esa fecha (1999), los empresarios y el gobierno han
estado usando la represión psicológica y policíaca
contra nosotros... Fuimos reprimidos y desalojados
de nuestro terreno por el gobierno municipal (PAN),
el del estado de Sinaloa (PRI), la Policía Estatal
Preventiva, Policía Ministerial, Policía Municipal
de Mazatlán y el poder judicial representado por el
Juez de Primera Instancia del ramo penal. Todos actuaron como fieles servidores de quien se dice ser
dueño de nuestra tierra: el empresario y presidente del Consejo de Administración de El Venadito,
Jacobo Martínez Ramos, representado legalmente
por Raúl Ramos Montes”.
El compañero Alfredo Piñón, de Lomas del Poleo,
quien hace dos meses que no está en su colonia por
la fuerte represión en su contra compartió: “A mí me
tomaron preso los soldados por una demanda que me
puso Zaragoza, una falsa acusación de hierbas y no sé
qué otras cosas. Me tomaron preso, me llevaron y me
tiraron allá lejos. Cuando vine y llegué a mi terreno,
ya mi casa estaba toda saqueada por los soldados...
Cuando puse la demanda —el 23 de octubre—, cuando llego me dicen que me están tumbando la casa, se
llevaron los animales, me tocaron de todo, me dejaron
sólo lo que llevaba puesto”.
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En este caso, los empresarios solapados por el
gobierno no sólo han creado un estado de sitio en esa
comunidad, sino que, desde hace más de cinco años,
han cercado a sus habitantes a quienes acosan y hostigan mediante la amenaza de gente armada, guardias
pagados por los empresarios Zaragoza Fuentes, que
vigilan a través de dos torres de control levantadas
a la entrada de la colonia y con toda impunidad han
asesinado niños.
L@s colon@s de Lomas del Poleo denunciaron:
“nos alambraron, nos tienen encerrados, nos piden
pasaporte para entrar a nuestra tierra, a nuestros
hogares... Abrieron una zanja para que no entraran
los niños, nos tumbaron una iglesita que hicimos
y nos quieren tumbar la escuela que está registrada. Hicimos nosotros, en años anteriores, unos pozos de agua... hicimos nuestra escuela con nuestro
trabajo, con moneda, cada uno ponía 10 bloques o
así. Y esto que les platico hace más de 30 años. Y
estos señores llegan y, con la mano en la cintura,
nos quieren despojar, nos quieren quitar de ahí…
Han matado niños, a dos... quemando la casa... A un
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compañero de nosotros, Luis Guerrero, lo mataron
a golpes...”.
Dice el compañero Alfredo Piñón: “La rabia que
me dio no tengo cómo decirles, qué coraje. Pero nomás que me quedé con él”. Pero esa rabia, como la
rabia de l@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas
se ha dignificado con su resistencia, con su NO al
capital que los pretende despojar. Y ese NO local
se ha juntado con un NO internacional al capitalismo. Decía el mismo compa: “La rabia que tiene uno,
nadie se la quita”. Es cierto, la rabia sigue ahí y en
muchas ocasiones, ayuda a caminar. Como reafirmación de esto, gritan combativamente l@s comp@s
del Ranchito Tres Palmas: “Exigimos a los empresarios, al gobierno de Sinaloa y a los magistrados
de la Tercera Sala del Supremo Tribunal de Justicia,
nos dejen vivir en paz. ¡Ya basta de tanta corrupción
e impunidad!”. Y como si hablaran de tod@s l@s
rebeldes a través del espejo que muestran de sí mismos, l@s compañer@s de Lomas del Poleo afirman:
“A los que más nos han puesto el pie en el cuello,
somos los que más hemos resistido”.
Desenmascarando al despojo
El progreso, que viene a través de inversiones y del
turismo nos traerá el bien común, nos dicen los de
arriba. El desarrollo nos beneficiará a todos. Pero
abajo queda claro que no hay beneficio para todos.
Abajo sólo despojo y explotación, arriba todas las
ganancias. El compañero Felipe Varela del colectivo Ricardo Flores Magón, de Coahuila, desenmascaró al poder al hacer lo que coloquialmente se
conoce como “voltear la tortilla”, nos cuenta: “Ese
terrateniente directamente ya fue conmigo —porque le dijeron que uno se oponía—, entonces, me
dijo: ¿por qué se oponen? Y yo dije: pues porque
nos va a afectar. Requirió: ¿pero en qué los afecta?
Y luego le dije: yo se la cambio a usted, ¿en qué le
afecto yo?
Justo ahí está la discusión con respecto al capital. Ante la resistencia, los afectados son ellos,
las sumas de dinero que habían imaginado con sus
proyectos se ven golpeadas. Y no olvidemos que su
religión es el dinero, por el dinero son capaces de
todo. L@s compañer@s compartieron una verdad:
el enemigo principal es el sistema capitalista, aunque localmente los que despojan tienen nombres y
apellidos.
Así lo decían los compas de Movimiento por
Justicia en el Barrio, de Nueva York: “Para nosotros,
nuestro enemigo principal es el sistema capitalista
que quiere sacarnos de nuestro barrio... El ayuntamiento local de Nueva York, el gobierno estatal, el
gobierno federal y los propietarios que quieren sacar a la gente de bajos ingresos, sacar a la gente de
color, sacar a los migrantes de sus viviendas, para
poder aumentar la renta y poder imponer su cultura del dinero... Estamos indignados, llenos de rabia,
por el sistema capitalista que es nuestro enemigo
principal, por el neoliberalismo, por toda esa clase
política PRI, PAN, PRD y allá los Republicanos y
los Demócratas. Nosotros estamos muy claros que
los de arriba, que esos partidos políticos son la misma cosa. Promueven el sistema capitalista, siendo
PRD, siendo Demócrata es lo mismo, no caemos en
esa trampa. Nosotros no solamente luchamos contra el sistema capitalista, sino también contra todas
sus formas de opresión incluyendo el racismo, el
machismo, la homofobia. Los de abajo estamos divididos porque los de arriba se benefician por esa
división. La división viene de los de arriba, eso nos
llena de rabia”.
Suenan las campanas, fin del primer round
contra el despojo capitalista y con la Digna Rabia
Hemos desenmascarado al despojo, debajo de sus
múltiples máscaras encontramos el rostro de nuestro
enemigo: “el sistema capitalista”. Nuestra historia
nos enseña que el rico es muy rico y poderoso porque
nos ha robado todo, sólo nos deja nuestra fuerza de
trabajo para que, al robarla también, lo hagamos más
rico. Es parte de nuestra historia. También lo es la que
construimos desde abajo y a la izquierda, la que escribimos día con día y que nos permite leer y conocer las
experiencias de otros y otras dignos y rabiosas que,
como nosotros, como nosotras, se levantan contra el
opresor.
Los hombres, niños y mujeres que asistieron al
Primer Festival Mundial de la Digna Rabia contaron entre sí sus historias, constataron algo que en sus
corazones ya sabían: “Somos muchos los de abajo,
muchos los despojados, explotados, despreciados y
reprimidos. Y son pocos los ricos y los opresores”. Al
verse frente a frente y escucharse mutuamente refirmaron que: “Solos no podemos” y, a la vez, que “No
estamos solos”.
Los compañeros de la Fuerza Indígena Chinanteca
nos adelantan un poco de lo que viene después del
festival: “Nosotros vamos a llegar a nuestra tierra, a
hablar con la gente a explicar todo cómo está, cómo
estuvo pues para que la gente se anime más, porque
ve que sí existimos, sí hay gente que está resistiendo
en donde quiera, no que no… y sí está bien y está bueno pues que existan tantos compañeros que están en
resistencia… Y pues esto, lo que estamos viendo es
muy bonito y para tener fuerza y para poder dominar
al enemigo”.
Y viendo hacia adelante los compañeros del CNI
prevén: “Nosotros no miramos hacia arriba para estar
con los de arriba, somos de abajo, somos de izquierda
y somos anticapitalistas. Trabajamos para que nuestra palabra y pensamiento sean parte del Programa
Nacional de Lucha”. 
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