Las máscaras del despojo Sofía Lorena Sánchez Paola Rodríguez ¿Cómo empezó la historia? Cuando vemos, oímos y sentimos los agravios que vivimos día a día, nos preguntamos: ¿Cómo empezó la historia, desde cuándo los pobres somos pobres, desde cuándo hemos sido despreciados, explotados, reprimidos y despojados? El primer pensamiento es: A mis padres también se lo hicieron, y a mis abuelos, y a los padres de mis abuelos... Entonces, pareciera que ese es el orden de las cosas, que así debe ser, que así ha sido siempre. Pero no, toda historia tiene un comienzo. El del despojo en nuestro país nos lo podemos imaginar, más aún, lo podemos recordar a través de las voces de los primeros habitantes de estas tierras, memorias que han pasado de generación en generación y que hoy llegan a nuestros oídos gracias a que algunas de ellas confluyeron en el Primer Festival Mundial de la Digna Rabia. Los compañeros del Consejo Indígena Popular de Oaxaca “Ricardo Flores Magón” (CIPO-RFM) contaron el comienzo de la historia: “Desde que el corazón de hombres y mujeres se enfermó de ambición de dinero y poder, largos han sido los días, meses, años y siglos de explotación, despojo, represión y desprecio a los hombres y mujeres de maíz. Muchas son las historias de lucha y resistencia que se siguen escribiendo con dolor, coraje y dignidad”. Y los compañeros de Santa María Yaviche, también de Oaxaca, adelantaron cómo ha sido posible tanto dolor: “Para que los ricos sigan siendo muy ricos es de su prioridad robarnos lo que tenemos y somos, y a lo que tenemos derecho: la justicia. Los que ordenan el mundo y sus capataces los gobiernos nos impusieron sus divisiones territoriales y su organización política y administrativa para poder tener controladas a nuestras comunidades”. Entre la cultura indígena y la capitalista hay un gran abismo y radica en la visión que de la naturaleza se tiene: “Los pueblos indígenas o los pueblos originarios somos guardianes de la madre tierra. En la madre tierra existen las esencias de la vida, traducido en el mundo occidental de otra manera: por su fuente económica recursos naturales, me refiero al agua, al bosque y todo lo que está en la madre tierra”, comparten los compañeros Wirrárikas. Donde el indígena ve vida, el occidental encuentra dinero. Con ésta visión, al capitalista no le importa devastar bosques, secar manantiales, aniquilar formas únicas de vida vegetal y animal. Para el poderoso el planeta es una mercancía. De este modo, el capitalista ve dinero en los árboles, los tala y vende la madera; en la Sierra del Tigre, en Jalisco, platican sus pobladores: “Ha sido algo exagerado cómo han venido talando la Ciudad del Tigre, el municipio de Quitupan y toda la madera va a parar a los aserraderos de Jalisco y aportan el 2.9 por ciento en la producción forestal estatal. Y vemos que 17 al gobierno le vale, no les importa el daño ecológico, pueden bajar de cinco camiones a diez al día”. Dicen los compañeros del CIPO-RFM: “A nuestra comunidad de San Isidro Aloapan pretenden despojarnos de 6 mil 239 hectáreas. Los propios hermanos de San Miguel Aloapan quienes pretenden entregar el bosque a los talamontes que se hacen ricos con la complicidad de la Semarnat y la Conafor... Sin importarles el ecocidio que provocan con la tala inmoderada, porque sin los árboles en el monte se moriría el agua, la hierba, los animalitos y las gentes... Con la venta de madera obtienen alrededor de 20 millones de pesos anuales con lo que compran la justicia”. Al capitalismo y sus verdugos sólo les importa tener más recursos naturales que explotar, más tierras que vender y para ello se valen de todo tipo de artimañas para apropiarse de ellos. Los gobiernos favorecen los intereses de particulares y hacen de lo colectivo propiedad privada. Le imponen a los pueblos programas gubernamentales como Procede para que sus tierras se conviertan en mercancía y después obligarlos a vender. Así lo hicieron con las y los compañeros de la Fuerza Indígena Chinanteca, pero también con muchos más que durante el festival compartieron entre sí su rabia por estos 18 proyectos: “Anteriormente nosotros tuvimos un pequeño problema con otras comunidades que su colindancia se pasó a la colindancia de nosotros… Solicitamos a la Procuraduría Agraria unos topógrafos para que abrieran la brecha para que no pasaran más de nuestro lado… la Procuraduría Agraria pues fácil nos entró, nos engaña pues, que dice que esto se puede hacer pero ustedes tienen que entrar en este programa para que el gobierno y los topógrafos tracen los límites, ahora sí. Pues ahí es donde nosotros caímos en el juego de ellos... Y de ahí entramos en ese programa que es el Procede. No se resolvió el problema”. Las compañeras de Ilamatlán, Veracruz, constataron que la ambición del poderoso es tan grande que puede matar por ella: “Nos querían quitar una hectárea de tierra y nosotros no firmamos y fue por eso que lo mataron, por la tierra. Tenía tres partes de ejido, por eso lo mataron porque los ricos se querían quedar con nuestros pedazos de tierra… no nos ayudó ni el presidente”. Así como los malos gobiernos solapan el robo también lo ejecutan. En San Pedro Tultepec, estado de México, sucede lo siguiente: “Nuestro problema es un rezago agrario por más de 75 años. Que en los diferentes niveles de gobierno no han querido, no les conviene, tal vez, ejecutar en todos sus términos. Los diferentes gobiernos siguen buscando la forma de cómo despojarnos de la tierra, para sus intereses personales o intereses de terceros”. La codicia por la tierra recorre la geografía de México, expropiaciones y despojos como los que hemos visto en el sur y centro del país se repiten también en el norte. En Zacatecas, los compañeros de Tlaltenango también se enfrentan al despojo de tierras. Esta historia de despojo comenzó hace quinientos años, han surgido más actores como los grandes capitales transnacionales, pero aún no ha terminado. No han vencido porque mujeres, hombres y niños dignos y rebeldes han resistido la embestida. “El despojo ha tenido diferentes máscaras, se ha escondido de diferente manera, actualmente nos ha estado conquistando el dios dinero con diferentes programas...”, dijeron los compañeros Wirrárikas. El despojo en nuestro país se sube al ring como los “Técnicos”, se ampara y enmascara bajo la “legalidad” “el bien común”, “el progreso”, “el esparcimiento” y a los que agravia les dice “Rudos”, porque expresan su rabia contra despojos y leyes injustas. Pero, en realidad, son rebeldes, o guerreros como se nombran los del pueblo Mik’mag y el Native Youth Movement, de Canadá, en British Columbia. A continuación presentamos las máscaras que se arrancaron durante el Primer Festival Mundial de la Digna Rabia. Las voces provienen de las participaciones en las mesas redondas, en los foros de discusión, entrevistas y charlas de puesto o pasillo. Y vienen a complementar o a sumarse, a las expresadas en el artículo sobre Despojo del número anterior de Rebeldía. La máscara del bien común Los gobernantes, aliados con el capital, nos presentan una suerte de proyectos grandes y pequeños que aseveran son para el beneficio de todos. Sí, el de todos ellos porque a los de abajo nos dejan sin nada, nos despojan de lo que tenemos para construir nuevos complejos industriales que afirman “generarán más y mejores empleos”, grandes plazas comerciales para que “tengamos todo al alcance de nuestras manos”, nuevas carreteras para que estemos “mejor comunicados”, nuevos fraccionamientos que son “el mejor lugar a tú alcance”, nuevos hospitales “con mayor infraestructura”, nuevos “espacios culturales para la comunidad”, etcétera. La realidad es que todo eso lo construimos nosotros, con nuestras manos, se levanta sobre nuestras tierras y no lo podemos usar. Son construcciones privadas y no las podemos pagar. Nos quieren para que trabajemos en ellas. Bajo esta máscara, el capital arremete contra los habitantes del campo y de la ciudad. En Coahuila, el Colectivo Ricardo Flores Magón enfrenta el despojo de tierras: “En el ejido San Alberto vendieron todo su ejido... parece que una parte a la Soriana y a otras… lo venden a partes... pero ese ejido ya quedó cercado”. Los que no quisieron vender están siendo cercados por los centros comerciales. La tendencia urbanizadora del capital no repara en la destrucción al ecosistema. Así, en el Cerro de la Silla, Nuevo León, se pretende hacer un arco vial que se llevará mucho de reserva ecológica, compartieron los compañeros de la Brigada Anacahuita. En el Distrito Federal, las y los compañeros de la Regional Sur Poniente de La Otra Campaña combaten los macro proyectos del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard. La ambición capitalista quiere crecer sus alcances y desaparecer las líneas territoriales que ya no le sirven: “Desde los años 90, los diferentes gobiernos que han pasado, tanto estatal como municipal, han despojado las tierras y el agua de las comunidades alrededor de la ciudad como parte del plan de conurbación Puebla-Tlaxcala”. Las tierras que eran fértiles “ahora ya no se pueden sembrar, porque se secan, el agua está contaminada o la gente ya no tiene cómo porque han acabado su agua, rascado pozos para llevársela a la ciudad o las tierras las han comprado baratas y ahora son centros comerciales muy grandes y también fraccionamientos. Están abriendo pozos profundos para mandarla a la ciudad y a la gente de las poblaciones las están dejando sin agua, están arrasando con Ocotlán, con Nealtican, con Xalasco, con Coronango, con Poncio Bonilla”, contaron los compañeros de Tlaxcalancingo, Puebla. Vemos pues que el bien común es una gran mentira, pues sus consecuencias son devastadoras. Cientos de comunidades y familias se quedan sin agua: En las tierras de los compañeros Wirrárikas, en Jalisco, la Comisión estatal del Agua quiere forzarlos a aceptar 19 sus proyectos de potabilización para llevarse el agua de sus comunidades. En Ciudad Juárez, Chihuahua, el mega proyecto San Jerónimo sacará agua de los mantos acuíferos de Conejos Médanos para llevársela a las ciudades del otro lado del Río Bravo y para las maquilas que se construirán. El crecimiento desbordado de la ciudad de Jalapa, Veracruz, atenta contra los manantiales del municipio Emiliano Zapata. En Xochimilco, Ciudad de México, se vive una particular historia: Desde 1904, se ha dado un despojo y saqueo paulatino del agua que ha provocado la desaparición de los manantiales que había en los pueblos de San Luis Tlaxialtemanco, San Gregorio Atlapulco, Santa Cruz Acalpixca y Nativitas. Lo que ha provocado desabasto en unas zonas y hundimientos e inundaciones en otras. Las empresas extraen agua para llevarla a las grandes urbes, fábricas y centros turísticos. Los intereses de los ricos son evidentes: ellos por encima de todo. Otro problema al que nos enfrentamos con los grandes proyectos para el “bien común” y que parece interminable bajo el modo de producción capitalista es la basura. En el estado de México, en Xonacatlán y Zumpango están metiendo basureros, están engañando a los ejidatarios. En la Sierra del Tigre, sobre la carretera Mazamitla-Jiquilpan, en Michoacán, se tiran aproximadamente 13 toneladas de basura por día. Y en el otro lado del Océano Atlántico, en la ciudad de Nápoles, Italia, también se enfrentan con las grandes cantidades de basura producidas por las urbes y con la intransigencia estatal que pone en riesgo la salud de sus pobladores: “Después de ocho meses de lucha, el gobierno quiere abrir un basurero en la Selva de Chiaiano, contaminada por más de 10 mil toneladas de amianto. Muertes por cáncer, leucemia, envenenamiento del agua por desechos tóxicos”. La máscara del turismo Bajo la máscara del desarrollo sustentable, del ecoturismo, del turismo en sí, los capitalistas ofertan “nuevas fuentes de trabajo”, “crecimiento económico para la localidad”, “ciudades más bonitas y más seguras”, pero debajo de esos ropajes esta el despojo y la explotación. 20 Los malos gobiernos nacionales e internacionales, aparentando gran preocupación por el futuro del planeta, delimitan Áreas Naturales Protegidas y, de paso, apuntalan sus proyectos “ecoturísticos” y de “desarrollo sustentable” para esas áreas. Poco a poco, comienzan a devastarlas. Sus necesidades de esparcimiento quedan por encima de la madre tierra. Así, en Nuevo León, planean atravesar parte de la reserva de la biosfera del parque La Huasteca para poner un campo de golf. Los grandes proyectos turísticos que se están imponiendo en nuestro país vienen acompañados de inversiones extranjeras millonarias. En Baja California Sur, despojan de playas y biodiversidad. Las áreas naturales y las zonas históricas y culturales protegidas, aparentemente, tienen un blindaje contra el capitalismo depredador. Pero, nuevamente, es una máscara. Según las compañeras del Frente Zapatista Sudcaliforniano: “La zona de monumentos históricos de Santa Rosalía, el centro histórico de La Paz, la zona local protegida del Estero San José, el parque marino Cabo Pulmo, el parque marino de Loreto, la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno —que incluye el patrimonio cultural de la humanidad en la sierra de San Francisquito y Santa Martha—, el complejo insular de Espíritu Santo, la reserva de la Sierra de la Laguna y Balandra se verán, poco a poco, cercadas. Planean construir proyectos turísticos e inmobiliarios que comprenden centenares de cuartos de hotel de lujo, campos de golf, puertos deportivos, marinas, muelles, plazas comerciales, zonas residenciales, lotes playeros y de montaña, clubes de playa. En Loreto, Fonatur continúa con el proyecto Loreto-Napoló-Puerto Escondido y el proyecto Loreto Bay, originalmente asociado con el Citigroup Property Inverstors”. Por años, los gobiernos del DF han ideado proyectos y programas para “rescatar” Xochimilco, más real es que estas lacustres tierras son un botín para el gobierno en turno. Ahora, bajo la lógica del desarrollo ecoturístico, el gobierno del DF planea construir cuatro grandes proyectos para esta zona: “Bajo la palabra progreso quiere despojar a todos los xochimilcas, para hacer un negocio con un proyecto ecoturístico: una réplica de la Plaza Central de la Gran Tenochtitlán, con canales y la creación de un espectáculo de luz y sonido. Además, dos nuevos museos: el de la biodiversidad —que incluiría un aviario e invernadero— y el de la aviación. Así como el acuario de la Ciudad de México, competitivo como el Sea World en California”, denunció el Grupo de Trabajo Colectivo, de San Gregorio Atlapulco. En las ciudades, el despojo no se limita al territorio y sus recursos naturales. La ambición capitalista por crear nuevos mercados turísticos también intenta arrasar con las fuentes de trabajo de cientos de ciudadanos, platicaron a los asistentes al festival los compañeros de la Alianza de Organizaciones Sociales sección de Coyoacán: “El delegado Heberto Castillo nos sacó el 24 de marzo de 2008 de los jardines. Tenemos más de 25 años ahí vendiendo. El tianguis cultural es el que le dio vida a los jardines, porque la gente nos sigue, busca el tianguis y el tianguis somos nosotros, los artesanos somos nosotros... Estábamos en el plantón y nomás la delegación nos trae que ahorita, mañana y no nos dan solución a nada... Pienso que cualquier gobierno, de cualquier partido va a ser igual, ya lo vivimos con el PRI, ahorita con el PAN, con el PRD, entonces yo creo traen la misma idea de que nos quieren sacar de los jardines”. El turismo resulta un antifaz perfecto para adueñarse de grandes territorios. Sirve también como pretexto para reprimir y despojar a los humildes de esta patria. Le sirve al capital para que los que antes podían cultivar la tierra ahora tengan que trabajar para él. La máscara del progreso Desde arriba se construyen significados a las palabras, detrás de cada palabra hay una forma de ver el mundo. Los capitalistas han encontrado que también hay una forma de ocultarlo, con palabras que generan ideas que sirven para enmascarar los agravios a los que la humanidad es sometida. Por ejemplo, la de progreso, palabra que trae como idea que el avance tecnológico va a generar bienestar, una mejora en la condición humana. Éste es el discurso que nos venden y detrás de este discurso se esconde el despojo, se enmascara. El progreso en Ciudad Juárez, ciudad de nuestra recién fallecida compañera Mamá Corral —como le decían los zapatistas—, esconde el despojo al que quieren someter a la colonia Granjas Lomas del Poleo. Comentaba un compañero: “Esta historia empieza cuando los tentáculos de la economía global golpean una vez más la puerta de Ciudad Juárez… la construcción de lo que en pocos años será uno de 21 los mayores polos de ‘desarrollo’ maquilador que se ubicará al nor-poniente de la frontera. Este proyecto abarca un inmenso predio de 20 mil hectáreas conocido como San Jerónimo y que corre a un lado de Lomas del Poleo. Es propiedad de Eloy Vallina Lagüera, empresario chihuahuense que ha acrecentado su capital financiero e inmobiliario gracias a su capacidad para tejer en la oscuridad relaciones con el poder político municipal, estatal y federal. ‘Ciudad Vallina’ —como se le conoce a este descomunal plan— permitirá la creación de una suerte de ciudad binacional donde quedará borrada la frontera, se abolirán los controles aduanales y desaparecerán los impuestos, para facilitar el transporte de millones de toneladas de insumos y mercancías”. Como denunciaron los colonos: “En ello están comprometidas inversiones millonarias de capitalistas extranjeros como Bill Sanders, un millonario tejano que, como Vallina, ha hecho su fortuna a través de la compra mal habida de miles de hectáreas de terreno a lo largo de casi toda la frontera sur de Estados Unidos y el norte del país. Bill Sanders es el mismo empresario que encabeza en esa zona el denominado Grupo Verde —organización empresarial con sede en varias ciudades de Texas, Nuevo México y Chihuahua, la cual aglutina a un grupo de hombres de negocio, entre los que sobresalen Pedro y Jorge Zaragoza Fuentes y el mismo Eloy Vallina—. “Del lado de Ciudad Juárez, el corredor San Jerónimo y Santa Teresa, convertido en una zona de inversión, prevé transformarse en poco tiempo en un atractivo paraíso fiscal, ya que en su territorio se erguirá una inmensa zona franca de casi 300 hectáreas donde se construirán aeropuertos, bancos, centros comerciales, carreteras y otros medios financieros... Sólo para llegar a este paradisíaco agujero del dinero hay que abrir una carretera de seis carriles, la cual se construye ya y parte en dos la panza de Lomas del Poleo”. Desde la perspectiva de los de arriba, cualquiera que se oponga a estos proyectos no está entendiendo que detrás de toda esta inversión está la posibilidad de mejoramiento, de crecimiento. La pregunta es: ¿para quién? Ellos contestarían para tod@s. Los compañeros que compartieron su dolor con l@s otr@s asistentes al festival afirman: “En medio de esta vorágine de 22 apropiación ilegal de la tierra, se levanta el grito de resistencia de estas últimas 25 familias en Lomas del Poleo, con su aferramiento de quedarse en los predios que son de ellos. Y con esto le están diciendo al capital que los pobres de la frontera norte ya no están dispuestos a seguir siendo pisoteados”. Las familias de Lomas del Poleo ven la máscara y saben que detrás de ella está la respuesta: el “desarrollo”, el “progreso” es para ellos, sólo para ellos. Así pasó con l@s compañer@s de Santa Catarina, pueblo wirrárika, en Jalisco, que sufren la imposición de una carretera que divide a su pueblo. Les llegaron con la máscara del progreso, les dijeron que la carretera les traería beneficios económicos, servicios. Y, sin la anuencia de los pueblos, la carretera se empezó a construir. La cimentación de una carretera muy amplía en lo abrupto de la sierra reafirmó las sospechas: esta carretera no servirá a la economía wirrárika, sino a la economía de empresarios nacionales y extranjeros que la necesitan para extraer las riquezas que tiene el territorio wirrárika. Así, muchos ejemplos. “Atrás del progreso está el despojo”, decían. Como le pasó, también, en Baja California, al pueblo kumiai, según denunció la compañera Yolanda Meza. La máscara de la propiedad ¡Estas tierras son nuestras! grita el poder y esa mentira puede ir desde la aparición de un documento de propiedad, como les pasa a l@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas, en Sinaloa. O a la sola enunciación, sin ningún documento probatorio, como en el caso de los colonos de Lomas del Poleo. Decidimos retomar lo que sucede en el Ranchito Tres Palmas, en Mazatlán, Sinaloa, y en la colonia Granjas Lomas del Poleo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, para ver las constantes que se presentan en cualquier intento de despojo venido desde arriba. La primera que notamos en estos dos casos es justamente ese grito de propiedad venido desde el poder. L@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas viven ahí desde 1958. Platican: “Desde 1999, una empresa llamada El Venadito apareció con las escrituras registradas en México, Distrito Federal, en la que aparece como presidente del Consejo de Administración, Jacobo Martínez Ramos”. Desde esa fecha, han resistido el despojo que quieren hacerles de 36 hectáreas. L@s compañer@s de la colonia Granjas de Lomas del Poleo habitan desde 1970 el predio, tomaron posesión de él en forma pacífica y pública con la intención de adquirir los derechos de propiedad. El 25 de septiembre de 2008, aparece en la entrada a la colonia —la única entrada que las guardias blancas de Pedro y Jorge Zaragoza Fuentes han impuesto— un letrero que dice: “Propiedad Privada”. No hay, hasta la fecha, una resolución judicial que reconozca dicha propiedad. Los Zaragoza no han presentado las escrituras. La siguiente constante es que atrás del despojo están empresas nacionales o extranjeras. En el Ranchito Tres Palmas, la empresa nacional El Venadito SA de CV quiere despojar a l@s compañer@s. En Lomas del Poleo, los que están atrás del despojo son empresarios “vinculados en Ciudad Juárez a los negocios del gas, la leche, la droga y la especulación inmobiliaria”: la familia Zaragoza Fuentes, éstos a su vez, aliados a los intereses del capital trasnacional. En ambas experiencias de despojo, los empresarios están protegidos por el gobierno, el brazo político del capital. Y, por supuesto, el Estado hace uso de la fuerza pública y de su “justicia” para llevar a cabo los planes de sus patrones. Así nos lo cuentan l@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas: “A partir de esa fecha (1999), los empresarios y el gobierno han estado usando la represión psicológica y policíaca contra nosotros... Fuimos reprimidos y desalojados de nuestro terreno por el gobierno municipal (PAN), el del estado de Sinaloa (PRI), la Policía Estatal Preventiva, Policía Ministerial, Policía Municipal de Mazatlán y el poder judicial representado por el Juez de Primera Instancia del ramo penal. Todos actuaron como fieles servidores de quien se dice ser dueño de nuestra tierra: el empresario y presidente del Consejo de Administración de El Venadito, Jacobo Martínez Ramos, representado legalmente por Raúl Ramos Montes”. El compañero Alfredo Piñón, de Lomas del Poleo, quien hace dos meses que no está en su colonia por la fuerte represión en su contra compartió: “A mí me tomaron preso los soldados por una demanda que me puso Zaragoza, una falsa acusación de hierbas y no sé qué otras cosas. Me tomaron preso, me llevaron y me tiraron allá lejos. Cuando vine y llegué a mi terreno, ya mi casa estaba toda saqueada por los soldados... Cuando puse la demanda —el 23 de octubre—, cuando llego me dicen que me están tumbando la casa, se llevaron los animales, me tocaron de todo, me dejaron sólo lo que llevaba puesto”. 23 En este caso, los empresarios solapados por el gobierno no sólo han creado un estado de sitio en esa comunidad, sino que, desde hace más de cinco años, han cercado a sus habitantes a quienes acosan y hostigan mediante la amenaza de gente armada, guardias pagados por los empresarios Zaragoza Fuentes, que vigilan a través de dos torres de control levantadas a la entrada de la colonia y con toda impunidad han asesinado niños. L@s colon@s de Lomas del Poleo denunciaron: “nos alambraron, nos tienen encerrados, nos piden pasaporte para entrar a nuestra tierra, a nuestros hogares... Abrieron una zanja para que no entraran los niños, nos tumbaron una iglesita que hicimos y nos quieren tumbar la escuela que está registrada. Hicimos nosotros, en años anteriores, unos pozos de agua... hicimos nuestra escuela con nuestro trabajo, con moneda, cada uno ponía 10 bloques o así. Y esto que les platico hace más de 30 años. Y estos señores llegan y, con la mano en la cintura, nos quieren despojar, nos quieren quitar de ahí… Han matado niños, a dos... quemando la casa... A un 24 compañero de nosotros, Luis Guerrero, lo mataron a golpes...”. Dice el compañero Alfredo Piñón: “La rabia que me dio no tengo cómo decirles, qué coraje. Pero nomás que me quedé con él”. Pero esa rabia, como la rabia de l@s compañer@s del Ranchito Tres Palmas se ha dignificado con su resistencia, con su NO al capital que los pretende despojar. Y ese NO local se ha juntado con un NO internacional al capitalismo. Decía el mismo compa: “La rabia que tiene uno, nadie se la quita”. Es cierto, la rabia sigue ahí y en muchas ocasiones, ayuda a caminar. Como reafirmación de esto, gritan combativamente l@s comp@s del Ranchito Tres Palmas: “Exigimos a los empresarios, al gobierno de Sinaloa y a los magistrados de la Tercera Sala del Supremo Tribunal de Justicia, nos dejen vivir en paz. ¡Ya basta de tanta corrupción e impunidad!”. Y como si hablaran de tod@s l@s rebeldes a través del espejo que muestran de sí mismos, l@s compañer@s de Lomas del Poleo afirman: “A los que más nos han puesto el pie en el cuello, somos los que más hemos resistido”. Desenmascarando al despojo El progreso, que viene a través de inversiones y del turismo nos traerá el bien común, nos dicen los de arriba. El desarrollo nos beneficiará a todos. Pero abajo queda claro que no hay beneficio para todos. Abajo sólo despojo y explotación, arriba todas las ganancias. El compañero Felipe Varela del colectivo Ricardo Flores Magón, de Coahuila, desenmascaró al poder al hacer lo que coloquialmente se conoce como “voltear la tortilla”, nos cuenta: “Ese terrateniente directamente ya fue conmigo —porque le dijeron que uno se oponía—, entonces, me dijo: ¿por qué se oponen? Y yo dije: pues porque nos va a afectar. Requirió: ¿pero en qué los afecta? Y luego le dije: yo se la cambio a usted, ¿en qué le afecto yo? Justo ahí está la discusión con respecto al capital. Ante la resistencia, los afectados son ellos, las sumas de dinero que habían imaginado con sus proyectos se ven golpeadas. Y no olvidemos que su religión es el dinero, por el dinero son capaces de todo. L@s compañer@s compartieron una verdad: el enemigo principal es el sistema capitalista, aunque localmente los que despojan tienen nombres y apellidos. Así lo decían los compas de Movimiento por Justicia en el Barrio, de Nueva York: “Para nosotros, nuestro enemigo principal es el sistema capitalista que quiere sacarnos de nuestro barrio... El ayuntamiento local de Nueva York, el gobierno estatal, el gobierno federal y los propietarios que quieren sacar a la gente de bajos ingresos, sacar a la gente de color, sacar a los migrantes de sus viviendas, para poder aumentar la renta y poder imponer su cultura del dinero... Estamos indignados, llenos de rabia, por el sistema capitalista que es nuestro enemigo principal, por el neoliberalismo, por toda esa clase política PRI, PAN, PRD y allá los Republicanos y los Demócratas. Nosotros estamos muy claros que los de arriba, que esos partidos políticos son la misma cosa. Promueven el sistema capitalista, siendo PRD, siendo Demócrata es lo mismo, no caemos en esa trampa. Nosotros no solamente luchamos contra el sistema capitalista, sino también contra todas sus formas de opresión incluyendo el racismo, el machismo, la homofobia. Los de abajo estamos divididos porque los de arriba se benefician por esa división. La división viene de los de arriba, eso nos llena de rabia”. Suenan las campanas, fin del primer round contra el despojo capitalista y con la Digna Rabia Hemos desenmascarado al despojo, debajo de sus múltiples máscaras encontramos el rostro de nuestro enemigo: “el sistema capitalista”. Nuestra historia nos enseña que el rico es muy rico y poderoso porque nos ha robado todo, sólo nos deja nuestra fuerza de trabajo para que, al robarla también, lo hagamos más rico. Es parte de nuestra historia. También lo es la que construimos desde abajo y a la izquierda, la que escribimos día con día y que nos permite leer y conocer las experiencias de otros y otras dignos y rabiosas que, como nosotros, como nosotras, se levantan contra el opresor. Los hombres, niños y mujeres que asistieron al Primer Festival Mundial de la Digna Rabia contaron entre sí sus historias, constataron algo que en sus corazones ya sabían: “Somos muchos los de abajo, muchos los despojados, explotados, despreciados y reprimidos. Y son pocos los ricos y los opresores”. Al verse frente a frente y escucharse mutuamente refirmaron que: “Solos no podemos” y, a la vez, que “No estamos solos”. Los compañeros de la Fuerza Indígena Chinanteca nos adelantan un poco de lo que viene después del festival: “Nosotros vamos a llegar a nuestra tierra, a hablar con la gente a explicar todo cómo está, cómo estuvo pues para que la gente se anime más, porque ve que sí existimos, sí hay gente que está resistiendo en donde quiera, no que no… y sí está bien y está bueno pues que existan tantos compañeros que están en resistencia… Y pues esto, lo que estamos viendo es muy bonito y para tener fuerza y para poder dominar al enemigo”. Y viendo hacia adelante los compañeros del CNI prevén: “Nosotros no miramos hacia arriba para estar con los de arriba, somos de abajo, somos de izquierda y somos anticapitalistas. Trabajamos para que nuestra palabra y pensamiento sean parte del Programa Nacional de Lucha”. 25