Archivo Tea y DeporTEA Material para uso interno Ubicación original: M-638. El estudio del Periodismo y la Noticia Charla de Carlos Ulanovsky. Lunes 23 de abril de 1990. La idea de este año de arrancar con este tipo de clases de los lunes, a cargo de nosotros, los directores de TEA, tiene varios sentidos. Uno de los sentidos es, principalmente, venir a dar la cara, a decirles "Bueno, aquí estamos". Y también venir a decirles que ustedes están a punto de incorporarse a una mesa. Una mesa de la intelectualidad, de la inteligencia, que es el periodismo. Ya para comer en esa, para comer con propiedad, van a tener que aprender a usar los utensilios. Y, en parte, de eso se tratan estas clases iniciales: tratar de quitarles dudas, tratar de que ustedes pregunten todo lo que necesiten preguntar, tratar de aclarar lo más posible todo este camino que, en principio, digamos, tiene tres años de duración, pero que en realidad tiene muchos más: lleva toda la vida. Y nosotros creemos que cuanto más claro sea este principio, cuantas menos dudas tengan ustedes, mejor van a poder transitar lo que sigue. De esto también trata la clase especial de hoy. Cuando un bebé dice únicamente "Mamá" esto no quiere decir que su capital expresivo sea insuficiente, sino que esa palabra le alcanza para sobrevivir. Sus necesidades más primarias y elementales quedarán resueltas al pronunciar el bebé esta palabra. Y antes, cuando ni siquiera decía "Mamá", el bebé llamaba la atención, reclamará su lugar en el mundo, su pertenencia, con el lenguaje del llanto o con el lenguaje de la sonrisa. En esa etapa, la palabra "Mamá", o el llanto, o la sonrisa, encarnan la clave de su expresión. Y en esas manifestaciones expresivas reside su capacidad humana de darse a entender en ese momento. Uno de los objetivos del curso de TEA es mostrar, a través de sucesivos y crecientes niveles de complejidad, desarrollados en distintos cursos de tres años de duración total, que el periodismo es una técnica. Porque es un conjunto de herramientas y procedimientos, que combinados con habilidad y eficacia, se transforma en información. Otro objetivo será probar que todos nacemos con un nivel de expresión natural propio, perteneciente, que con el tiempo y con la vida podemos hacer crecer. O podemos paralizarlo, o podemos hacerlo involucionar, como a veces también ocurre. Ese nivel es resumible en elementos como palabras, gestos, actitudes, y será la representación inicial de ideas, deseos, de sentimientos, y se convertirá, en un momento dado en el capital expresivo que alguna vez nos va a permitir escribir. Ustedes están aproximándose a las herramientas más elementales de esta técnica. Para ustedes, conceptos como el de "palabra", "idea", "expresión", “lenguaje"," pensamiento", "escritura", "redacción", "estilo", conceptos que verán luego desarrollados en materiassecciones como Lenguaje Periodístico o Técnicas Periodísticas, deben ser como el tenedor, la cuchara y el cuchillo para quien aprende a comer. Yo diría, haciendo una metáfora que espero que sea feliz, que son ustedes una especie de "periodistas-bebés" y su palabra generadora, su palabra "Mamá", por el momento es "Noticia": es alrededor de lo cual va a girar el aprendizaje durante este año. Aprendidas, reconocidas y probadas las herramientas, cada periodista le va a poder dar a su trabajo un carácter personal. El estilo del tratamiento informativo y noticioso va a constituir un promedio sobre el que va a influir la vida vivida, la cultura adquirida, la sensibilidad natural, personal, desarrollada, la habilidad que tenga cada uno de ustedes para hallar puntos de vista novedosos, y hasta las limitaciones del medio en donde les toque trabajar. Creo que era Voltaire el que llamaba al saber y a la cultura y a los que quieren llegar a ellos con una metáfora: “los que quieren sentarse a la mesa de la inteligencia", él decía. Digamos que ustedes tienen interés en sentarse en una de esas mesas, que es la del periodismo. Entonces el objetivo de que estemos Ferreira, Panno, yo mismo, y el lunes que viene Carlos Ares, es decirles: "Señores, humildemente, la mesa está servida"; y tratar de decirles que estamos a disposición de ustedes para satisfacerlos en todo aquello que sean las necesidades iniciales. En los "hambres" iniciales que tengan. Para usar bien el cuchillo, el tenedor, la cuchara, no hay nada mejor que entender para qué hay que usar tenedor, cuchillo y cuchara. En estas iniciales horas de clase, seguramente varios profesores deben haber empezado a hablarles del primer plato del menú que se sirve en esta mesa que ustedes desean compartir. Les deben haber empezado a hablar de la noticia. Se supone que para dar una definición inicial, porque hay miles definiciones de noticia, hay una que particularmente me gusta a mí y es: “Noticia es todo aquello que interesa a un número considerable de personas, y que no se sabía antes”. Cuando hace cuatro años empezamos esta aventura de enseñar, los que no estábamos desarrollados en esta tarea, los que no lo habíamos hecho nunca, como yo, pero que teníamos muchos años de periodismo, nos dimos cuenta de que teníamos la obligación y la necesidad de transmitir todo aquello que nosotros hacíamos de taquito, que hacíamos sin saber por qué lo hacíamos, que teníamos absolutamente incorporado, pero que teníamos ahora la obligación de volver a escribirlo, de volver a pensarlo, o de pensarlo, tal vez, por primera vez, de dar explicaciones. Entonces a mí, lo que me vino muy bien fue leer muchos libros, sacar muchas ideas de allí, robar, desde luego, bien robado. Y una cosa que me gustaba era escribir frases, que fui anotando, frases que me aclaraban cosas, frases que me revelaban cosas. Hoy había anotado una que era: "Noticia es todo aquello que hace exclamar al lector ¡Qué vida asquerosa!”. La dijo un señor que se llama Arthur McEwen, no sé si vive este señor todavía, y que supo ser funcionario de la cadena de diarios Hearst de Estados Unidos. Cuiden mucho la manera en que dan una noticia. Por ejemplo, que esté bien escrita no es una tontería. No es una tontería saber escribir, es fundamental, aunque uno elija luego distintos recorridos, uno elija profesionalmente ser periodista de radio o de televisión, también para eso será muy importante saber escribir. Porque escribir bien significa saber organizar la información adentro de la cabeza, y significa, antes que nada, apresar aquello que se quiere decir. Para leer bien hay que manejar bien las palabras, y éste es un momento en el que se habla muy mal el castellano, no solamente acá, en todo el mundo. Se lo está destrozando. El español Amando De Miguel, que ti ene un libro delicioso que les recomiendo. Es un libro muy caro, pero, cuando puedan... Se llama “La perversión del lenguaje”. Y dice: "esta es una época perversa porque en ella se intentó asesinar a nuestra madre común, la vieja lengua castellana”. Se habla mal, se dice cualquier cosa, y consecuentemente, se escribe peor. Todo esto que viene ahora es absoluta y felizmente, producto de la experiencia de estos tres años. Todo esto que viene ahora no me lo copié de ningún libro, me lo copié de los alumnos. Esto es aprendizaje puro. Eso de que esta actividad nueva, la docencia, nos obligó a pensar de nuevo el oficio, es absolutamente cierto. Todo esto yo lo fui anotando, como aquel maestro uruguayo, Firpo, que anotaba todo lo que decían sus alumnos y de esas anotaciones resultó ese libro tan divertido llamado “¡Qué porquería es el glóbulo!”. Así que sepan que yo soy un testigo que anoto todo y después lo uso... Por ejemplo, para ustedes, ¿álgido es algo muy frío o muy caliente? Es frío, es algo muy muy frío, pero en general se lo usa erróneamente: una situación álgida pareciera que fuese una situación que le quema a uno las manos, pero efectivamente es algo muy frío. Lívido ¿quiere decir pálido? No, es amoratado. ¿Qué es una falacia? Es un argumento falso, o fundamentalmente, según el diccionario, una mentira con la que se intenta dañar a otro. Esa es una de las acepciones no usadas de la palabra falacia. ¿Qué es más correcto: contactar o comunicar? Para usarlo en periodismo ¿cuál es más correcto? Periodísticamente ninguno de los dos. Lo mejor es siempre lo más sencillo: juéguense siempre por lo más sencillo. Y lo más sencillo es entrar en contacto. Y además es más lindo: me parece más lindo entrar en contacto que contactar. Yo me refiero al lenguaje periodístico: me refiero a cuando hay que usar alguna de estas palabras un tanto perversas como contactar o comunicar. La utilización popular es algo que yo respeto muchísimo: creo que finalmente la última palabra la tiene el uso que la gente le da a esos términos. Pero yo quisiera demostrarles que hay una cantidad de palabras que se usan mal y que se usan inadecuadamente, que se usan conceptos, o términos o fórmulas que son más complejas que otras formas más sencillas y directas. El objetivo de esta parte de la charla es ese: pedirles que reflexionen permanentemente y a cada paso acerca de las palabras que usan. Un corifeo, por ejemplo, no es un seguidor o un adulador; es el que dirige una corriente interna de un partido, de un grupo, de un club; puede ser el líder. Esotérico no es algo oculto o misterioso sino casi todo lo contrario: es aquello accesible a muchas personas. Plausible no es algo probable sino algo digno de aplauso. Evento, en otra acepción, es un hecho imprevisto, pero permanentemente se está llamando eventos a conciertos, partidos de fútbol, y todo tipo de actividades programadas con anterioridad. La economía, por ejemplo, no se relanza, se reactiva. En mi diccionario, por ahora (puede ser que ocurra, puede ser que dentro de poco, como bien decían antes, la presión de la gente haga que lo incluyan) no figuran las palabras desfazaje, implementar y elucubrar. Entre influenciar e influir es preferible influir. Basta hacer una recorrida por las palabras de moda en los medios y entre los periodistas para probar lo mal que se escribe. Yo los invitaría a evitar, en la medida de lo posible, la siguiente lista de palabras, y pensar si no podemos encontrar otras. Les doy la lista. A mí me hace bien particularmente tratar de buscar otras palabras alternativas (alternativa es otra palabra que no deben usar). La lista sería: falencia, impactar, implementar, compatibilizar y su contrario incompatibilizar, internalizar, liderar, operatoria, optimizar, parámetro, posicionamiento, promocionar, recepcionar, redimensionar, revertir, sectorizar, señalamiento, viabilizar, vivenciar. Un verbo extraordinario que yo nunca creí que se iba a utilizar en Argentina y sin embargo ya hace dos o tres años que se usa: campeonar, para el que sale campeón; es un verbo que se usa en Centroamérica y nunca creí que su utilizaría acá. El primero que lo usó en Argentina fue Crónica, y a partir de esa vez se difundió en el ámbito de lo deportivo. La lista seguiría: acuciante, concretizar (otra palabra horrible), contactar, disenso y consenso, evento, entorno, factibilicdiad, estratos, etc. En los años anteriores hubo también reuniones iniciales: hubo una primera clase siempre. De esa primera clase surgieron ejercicios, se le pidieron a los alumnos ejercicios, y a partir de la lectura y corrección de esos ejercicios yo fui haciendo una selección de los que aparecían como los errores más comunes. Me parece útil contárselos a ustedes en este momento. Si no les tocó ya, les va a tocar en poco tiempo: les van a decir “escriban 20 líneas empezando por la noticia”. Además de eso que van a tener que aprender a hacer, otros datos útiles son: escriban a máquina, en hojas blancas (no es bueno entregar una nota en una hoja, cuya otra faz supo ser una hoja de computación o supo ser un volante), el papel está caro pero traten de escribir en hojas en blanco. Líneas de 60 golpes de máquina: esa es como la medida universal, a doble o triple espacio entre una y otra línea, así le permiten al corrector o a ustedes mismos, corregir una palabra: así tendrán suficiente espacio como para poner otra palabra arriba. Formas de poner la fecha: ni "29-4-90", ni, mucho menos, “29-04-990”. Evitar a toda costa las influencias de los lenguajes burocrático, informático y/o militar. Siempre será más correcto, aunque sea sencillo: “el 6 de abril último” o “el 6 de abril pasado”. No escriban doble faz: en periodismo se escribe de un solo lado de la hoja. Y abarquen aproximadamente 30 líneas por hoja. Evitar las abreviaturas: ni "Sr." por “señor”, ni "Dr." por "doctor", ni "hs." por "horas": en periodismo para ser concisos no es necesario apelar a abreviaturas. La concisión está en otra cosa. Cuando se refieran a una persona, la falta de ortografía más grande será escribirle el apellido con una falta de ortografía: por ejemplo les prohibo que escriban Ulanovsky con “H” o con “I”. También es ocioso, como está de moda hacerlo en televisión o en radio, llamar a las personas como "el señor tal" o "la señora cual". En periodismo no hay que decir "el señor..." o "la señora...". Se pone el nombre directamente. Yo supongo de antemano que se es señor. No está mal poner “el doctor”, pero también hay maneras un poquito más sofisticadas de decirlo: "cuando a los 28 años se recibió de médico..." es también una manera de decir que es doctor pero de una manera un poquito más sofisticada, más elaborada, digamos. En una noticia de 15 líneas no está mal poner "el diputado", porque estás agregando una información en poco espacio, pero yo me refiero a esta modalidad de decir constantemente "señor" o “señora”. Insisto con esto: no es una insistencia inútil la de escribir bien; no es una pretensión de maestro ciruela transmitir estas cosas. Si comprendemos a fondo el tema sobre el que escribimos, si aclaramos al máximo la idea que queremos transmitir, si la entendemos lógicamente primero en la cabeza y la ajustamos en términos de lenguaje, y logramos encontrar las palabras adecuadas, vamos a estar más cerca da poder escribirlo correctamente y de transmitir lo noticioso. Hubo una vez un ejercicio en que se pedía la descripción de la reunión inaugural. Las metáforas son bellas, pero no siempre ayudan a informar, no siempre son buenas para lo noticioso. Hubo alguien que puso: "el recinto transmite sensaciones". El recinto no transmite nunca ninguna sensación, bueno, a veces sí, pero en ese caso no, no de esa manera. Muchos dijeron "tuvo lugar la inauguración". La fórmula "se inauguró" es mucho más corta, más directa y más efectiva. Otro error común: “las instalaciones colmadas por unas 200 personas contó con la presencia de dos invitados”. Es una de las más clásicas interpolaciones entre dos ideas y confusión de sujetos y tiempos verbales. La frase quedaba que “las instalaciones (...) contó con la presencia…”. Al referirse a lo que dijeron los invitados, alguna frase decía "de las que rescatamos frases como". En periodismo, si uno rescata algo, es preferible no decir que se rescata; directamente se dice y no se dice "rescatar". Al referirse al lugar saltaban muchos lugares comunes. Cuando se hablaba en relación a la fecha se decía “lunes próximo pasado”. Se decía: "En el mencionado recinto, sito en la intersección de Córdoba y Montevideo" (era el lugar donde hacíamos las primeras clases en ese momento), es mejor decir "en la esquina" que “en la intersección”. Lugares comunes de moda son expresiones como “de pronto", o "era como si", que no están mal, que no son incorrectas, pero que atentan contra la precisión de la frase. "Imprevisto" o "sorpresivo" son palabras mucho más adecuadas que "de repente". Muletillas son construcciones viciosas no erróneas, que equivalen a lugares comunes. En la obligación de seguir, de continuar con una frase, se recurre a lugares comunes, y para no parar nos apoyamos en muletillas, que son como muletas verbales, que nos permiten seguir adelante con una frase. “Los alumnos presentes en la misma”, por ejemplo, es una de las muletillas clásicas. Yo, por ejemplo, me doy cuenta de que uso mucho “por ejemplo”. Mejor decir "los alumnos presentes" y chau. Se puede decir "presentes en la clase", "en la sala", “en la inauguración”, “en ATE”, etc. Otras muletillas frecuentes son: “de la misma”, "tales como", "la cual", "las cuales", "los mismos". Lo que voy a decir ahora es una exageración: "dichos alumnos escucharon al señor fulano, el cual dijo, a los alumnos presentes en la misma" ; una pequeña frase en la que están contenidos todos los errores de los que vinimos hablando recién. Realmente tengan cuidado con este tipo de cosas. Dialogo con los alumnos En 1979 el escritor Gabriel García Márquez fue recibido por el Papa Juan Pablo II en al vaticano. García Márquez se preparó durante meses para esa entrevista, porque sabía que no iba a tener mucho tiempo: entre 10 y 20 minutos, que, al final, si mal no recuerdo, fueron 10 y en ese margen tan escaso tenía que plantear con claridad y exigir de parte del Papa algún tipo de respuesta o promesa, acerca del caso de los detenidos desaparecidos en el cono Sur. Entonces cuenta García Márquez en una nota que en la realidad terminó la entrevista a los apurones, tratando de decir todo en 600 segundos, pero ahí, además del escritor de fama universal, del denunciante de torturas y del defensor de los derechos humanos, estaba el periodista, o sea la persona que tiene necesidad de contar lo que ve, lo que sabe, lo que ocurre, y lo que supone que puede llegar a ocurrir. Entonces aquí surge una clave inicial de por qué la gente se hace periodista: necesidad de saber lo que pasa, de ponerlo en orden, valorizar lo importante, desechar lo superfluo y comunicarlo a través de los medios. A mí me gustaría que 5 voluntarios leyeran estas 5 fotocopias que constituyen el texto. (Se lee el texto) Bueno, y hasta ahí el texto de Gabriel García Márquez que apareció en La Razón unos días antes de la última visita que hizo el Papa a la Argentina en l987, que originalmente apareció en el diario La Jornada de México en el '86. Quiero escuchar opiniones de este texto. (Alumno opina, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - ¿Usted diría que es de un novelista o de un periodista? ¿Por qué exime al periodista de la obligación de tener que contar todo y abundar en detalles? (Alumno responde, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - Según lo que uno considere que es lo fundamental. Yo creo que lo fundamental estaba, porque estaba la persona. Si él en ese momento o después, cuando escribió este texto, pudo pensar la reflexión del final, en la madre, es decir "¿qué pensaría mi mamá si me viera encerrado en la misma habitación con el Papa?". Bueno, yo oreo que ahí está todo. Pero ante todo quiero saber qué piensan ustedes. (Alumno opina, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - Lo que pasa es que es otro género: no es lo mismo una noticia de 10 líneas que esto que es como una crónica. Vos fijate que no usa ninguna palabra difícil, ni del lenguaje culto, él hace un trabajo eminentemente periodístico, de descripción, de narración. (Habla un alumno, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - En ese sentido tenemos que agradecerle a éste y a cualquier otro periodista que cumpla con ese objetivo. Yo, en lo particular, creo que es absolutamente periodístico; no tiene nada que ver con una novela porque él no inventa nada, aunque, con el tiempo -yo hacía mucho que no leía este texto- las cosas que uno lee hace tiempo en la memoria se provocan milagros, como dice él: yo pensé que él le iba a denunoiar la situación de los detenidos desaparecidos en el cono Sur y era solamente la situación de los desaparecidos en la Argentina, sin embargo me sonaba a aquello... Ahora, ¿por qué él debería ponerse afuera? (Habla un alumno, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - Está bien, digamos que él tiene esa oportunidad en este género, que no es la misma oportunidad que tiene el periodista en el género puramente noticioso. Esto incluso tiene una persona verbal que le permite jugar más con la subjetividad. No tiene que ajustarse a una noticia. Lo que antes quería decir es que con el tiempo también supuse que alguna de las cosas que decía García Márquez era mentira, porque él como que se cura en salud al final, cuando dice: "¿Para qué se lo iba a contar a mi mamá si es una de esas situaciones increíbles?". Paro bueno, al final le creí. No sólo le creí sino que me transmitió, como le pasaba a la compañera, sin haber estado nunca en las antesalas del Papa, me permitió enterarme de cómo era ese lugar. Y a lo mejor deslizó alguna mentira. Yo creo que lo extraordinario de esta nota consiste hasta en hacer crítica, y hacer un acercamiento de tipo político sin manejar razones ni de tipo crítico ni de tipo político, mucho menos haciendo un texto literario, porque esto no es un texto literario. Esto que le pasó a García Márquez fue en al '79, pero una cantidad x de años después, el diario La Jornada de México le dice que haga una nota porque viene el Papa: que haga una cobertura (ésta es otra palabreja), que haga un suplemento, y ¿cómo se hace una cobertura de este tipo? También con una nota de García Márquez. García Márquez lo conoció al Papa y lo conoció de esta manera. (Pregunta un alumno, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - No, él no viajó para hacer una nota, él viajó para hacer una denuncia como militante de los derechos humanos, o más que eso: como persona influyente del mundo, aunque todavía no había ganado el Premio Nobel, ya era el personaje influyente que es hoy. (Opina otra alumna, no salió en la cinta). Carlos Ulanovsky - ¿Alguno de ustedes conoce el Vaticano? ¿O tuvo una de esas entrevistas colectivas con el Papa? (Una alumna cuenta una anécdota que le sucedió cuando tenía l6 años. Otra cuenta su experiencia en el Vaticano. Un alumno cuenta otra experiencia, más reciente, en un tour. Hay un cuarto relato). Carlos Ulanovsky - Hay dos cosas: por un lado la visita de García Márquez en ese momento tenía ese objetivo político: tratar de llamar la atención al Papa sobre lo que estaba pasando en la Argentina. Parte de ese objetivo se cumplió con la entrega de esa carta. Otra cosa es lo que a él como escritor, como periodista, le despertó esa situación, esa visita. Entonces esto es lo que él narra. Además, insisto, tienen que imaginarse en qué contexto (ésta es otra palabra a combatir) sale: en un suplemento de un diario de México, hecho porque viene el Papa. El suplemento se compone de muchas partes, ésta era la contratapa, y La Razón la vuelve a publicar en 1987, cuando viene acá el Papa, también en la contratapa de un suplemento. Yo presento esta nota que me parece un ejemplo de crónica, que me parece un muy buen ejemplo de lo que les quiero transmitir hoy que es, entre otras cosas, qué debe ser un periodista: el periodista rendido a la necesidad de contar lo que ve. Pero si además de todo se pudiera hacer una investigación paralela acerca de qué eficacia tuvo la entrega de la carta de García Márquez al Papa en la lucha por hacer conocer este problema de los desaparecidos en Argentina, yo creo que comprobaríamos que esa entrega fue eficaz, estoy seguro. Yo lo leí como un texto periodístico, lo recuerdo como un texto periodístico. La diferencia entre un texto periodístico y un texto literario la van a ver más adelante. No es el objetivo, no integra el cuerpo de datos de la charla de esta noche. Este es un relato crónica, porque se basa en una situación que dura un tiempo. El no está hablando de la historia del Vaticano: está bablando de una visita que duró diez minutos o 600 segundos realizada al Papa, en una determinada circunstancia. Eso ya lo hace periodístico. No tiene en sí misma la extensión ilimitada que tiene cualquier texto literario. El escritor puede hacer un libro de 6.000 páginas si lo desea, si la inspiración le da, si el editor se lo edita, si la paciencia del lector resiste leer un libro de 6.000 páginas. Una de las diferencias entre un texto periodístico y un texto literario es la extensión. Además, a mí personalmente me llenó de información, ya que no tuve la suerte como tuvieron algunos de sus compañeros, de estar en el Vaticano. Creo que con el tiempo se fue limando muchísimo el límite entre periodismo y literatura: hoy por hoy, hay muchísimos textos periodísticos que podrían entrar en el campo de lo literario por lo tan perfectamente escritos y cuidados. Pero creo que hay una cantidad de límites. Una de las clases de primer año que di, no sé si en el '87 u '88, eran las diferencias entre lo literario y lo periodístico. Este texto fue hecho para un diario, es un texto periodístico. (Opinan varios alumnos, no se escuchan en la cinta). Carlos Ulanovsky - Tratá de quedarte con lo bueno que tiene esto: que es un magnífico texto periodístico. A mí, por ejemplo, me pasaron muchas cosas leyendo este texto: una es que yo le quedé muy agradecido a García Márquez porque se puso en mi lugar de lector, entendió mis intereses, entendió mis necesidades. Otra es que, si bien yo no conozco el Vaticano, puedo decir que estuve allí, estuve en visita guiada por García Márquez. Entonces, mi propia necesidad de saber estuvo perfectamente representada; pude imaginarme, pude aprender leyendo. Yo estoy seguro de que si pudiera viajar hasta allá -y esto me lo confirma la gente que estuvo en el Vaticano, que puede transmitir algún tipo de sensación de este lugar- me encontraría con un sitio de paredes gruesas (como lo es la propia historia del Vaticano), techos altísimos, columnas que se repiten; entonces, a partir del texto no me resultaría tan extraño conocer o reconocer la textura de los pesados telones que están a modo de cortinados, que dan a ventanas que a su vez dan a jardines muy cuidados. El autor -esto es un periodista y por eso yo tarje este texto- fue mis ojos, fue mi tacto a través de una narración de palabras justas, justísimas, precisas, con la coloración adecuada.. Pero no sólo fue mis ojos: fue mis dedos, mis oídos porque pude reconocer con claridad el sonido de un gong, pude imaginar el sonido de un gong (probablemente con aleaciones muy finas) de oro, él lo dice... Yo los invito a que sean más permeables. Van a encontrar opiniones variadas sobre estas cosas. ¿El límite? Yo creo que el límite. Es que ustedes tienen que aprender, tienen que dejarse enseñar, penetrar, escuchar. Insisto: ojalá puedan ustedes reflexionar sobre este texto. Ojalá puedan, como yo, sentir el olor del Vaticano que yo sentí leyendo este texto de García Márquez. Creo que sin necesidad de apelar a citas cultas, a citas eruditas, García Márquez cuenta una historia trascendente, que bien podría figurar en un libro, si bien fue escrito para un diario. Sin necesidad de apelar al panfleto el se refiere al estilo del Papa de poner distancia, de a su manera no ofrecer respuestas inmediatas, de dilatar para no tener que decir cosas de las que después pueda arrepentirse demasiado. Sin falsear nada, el autor nos va instalando de sorpresa en sorpresa. Y creo que una de las cosas más extraordinarias es que sin pudores, sin ningún tipo de pudor rescata la anécdota del botón, que podría llegar a parecer banal, pero que, a mi juicio, confirma la idea de que ahí hay una persona: a todos se nos cae un botón alguna vez. Y encima yo imaginé que, si se le cae el botón a lo mejor tiene la cintura un poco gruesa, está un poco gordo. Imaginé esa cosa tan graciosa de que el botón se cae y va rodando, y queda justo al lado de la sandalia de pescador del Papa. Alumno – Sin caer en el panfleto, a usted le parece que esto le puede alcanzar a una mujer a la que le desapareció un hijo. Carlos Ulanovsky - Para una madre a la que le desapareció el hijo es suficiente el acto de que García Márquez haya podido llegar hasta el Papa para informarle de esa situación, que el Papa ya conocía por otra parte. No lo veo nada iluso, no. Porque justamente este tipo de episodios, de agravios a los derechos humanos, tienen su esencia en lo propagandístico. Cuanta más difusión se le dé, más posibilidades de que se conozca en todo el mundo. Este contacto de García Márquez con el Papa debe haber recorrido el mundo. La noticia de que García Márquez había estado con el Papa para denunciar lo que pasaba en la Argentina se debe haber publicado en casi todo el mundo, quizás no en Argentina. Y eso, para una madre era suficiente. No le devolvía el hijo, pero era suficiente. (Opina otro alumno y se produce un debate entre alumnos que no se graba.) Carlos Ulanovsky - Estoy de acuerdo en que surgen cosas que no tienen que ver con el tema, pero si surgen por algo es. Creo que no es demasiado importante si es literario o periodístico, creo que es suficientemente periodístico este texto. Quisiera leerles respuestas que habían surgido en años anteriores ante la lectura de la nota que leímos hoy. (Vuelven a interrumpir con varias preguntas). Carlos Ulanovsky - A ver si nos entendemos. El motivo por el que yo traje hoy este texto es el de ejemplificarles qué pienso yo que debe ser un periodista, y no para ejemplificarles qué debe ser un escritor. Yo creo que un periodista tiene que ser eso que fue para mí García Márquez. El me guió a través de los sonidos, los colores, las texturas, la visión de paisajes, de escenografías y de un personaje al que yo no conozco. En este caso es un texto periodístico, fue hecho para un diario. Hay muchísimos textos que saltan de ser publicados en un diario y se convierten en un libro: un libro de crónicas, ensayos, reflexiones. Y resisten el traslado. Pero cuando pienso en literario pienso en la ficción. De todos modos me gustaría dejarles en Secretaría la fotocopia de esa clase en que hago las distinciones entre un texto literario y uno periodístico, pero aún así es un tema de reflexión para el taller de Lenguaje y Técnicas Periodísticas. Esto es simplemente una charla de dos horas de duración, mientras que ustedes tienen una clase anual en la que pueden ver esto y otra materia, que es Técnicas Periodísticas en la que podrán discutirlo también. Por ahora, y aunque esto pueda joderles, tienen que pensar que son periodistas bebés, que tienen una palabra generadora, que es "noticia". Y con ella van a estar trabajando todo el año: dándole y dándole alrededor de la noticia. Bueno, esto es lo que tienen que entender: ¿Cómo se genera una noticia? ¿Cómo se enriquece? ¿Cómo es el punto de vista del periodista? Creo que con que vayan entendiendo de a poco (porque este es un curso de tres años) tienen el camino asegurado. Vamos a hacer una cosa que me parece interesante: dividamos la clase. Hasta el alumno de bigotes y pullover vamos a ubicar al sector izquierdo. Hasta la cuarta fila el sector del medio y acá el sector derecho; allá el sector de arriba, por supuesto. Interróguense, comiencen a preguntarse unos a otros y anótenlo porque después lo van a tener que decir. Les doy 5 minutos. La pregunta es: “¿Por qué elegí ser periodista?”. Las respuestas tienen que ser lo más breves posibles. Casi libre asociaciones. Toda respuesta vale, así que díganlo sin vergüenza. Aquí les doy otra clave de lo que querría transmitir esta noche: para ustedes este tiempo que se inició es el tiempo del lugar para confrontar, para Volver a preguntar, para pensar, para dudar, para equivocarse. Entonces tienen tres años para empezar a familiarizarse con este tipo de cosas que luego van a seguir usando. Y creo que no va a haber nada más condenable para ustedes que si se pasan todo este tiempo en la falta de trabajo, en la contemplación. Vayan y pregunten a quien quieran, anoten el nombre porque lo van a tener que decir después. ¿Por qué quieren ser periodistas?. Tienen hasta las 22 horas. (Los alumnos a leer las respuestas, entre ellas la que dice que quiere ser periodista para "levantarse minas". A lo que Carlos Ulanovsky comenta: “Ah! Como Dolina. Es muy válida esa respuesta: si él puede...”. El resto no alcanza a oírse). Bueno, si ustedes imaginaran editado este riquísimo volumen informativo que acaban de generar ustedes mismos, estarían con toda seguridad frente a un tipo de información valiosa. Ahora mismo me lo imagino pegado en una de las carteleras de TEA una vez que ustedes me hagan entrega de las hojas. Y esto será una cantidad de información de primerísima mano acerca de porqué jóvenes o no jóvenes de esta sociedad eligen hoy en día ser periodistas. ¿A ustedes qué les parecen este trabajo y las respuestas? (Algunos alumnos opinan.) Bueno, yo quiero dejar es una serie de duplicaciones con unas frases que fui escuchando a lo largo de mi vida de periodista, que me resultaron útiles, que me ayudaron a entender más este oficio, que me ayudaron a crecer, que me ayudaron a aprender. La gran mayoría de estas frases no son mías, pero hoy en día me puedo hacer cargo de todas. Por eso, al final de la clase me gustaría que se acercaran y se llevaran una de estas hojas, y la guardaran, con la humildísima pretensión de mi parte de que los haga pensar, que los movilice un poco al menos. Y yo, en función de algunas dudas naturales y atendibles que hayan surgido hoy, quiero devolverles con toda sinceridad algo que es parte del aprendizaje de años anteriores, que es parte de la experiencia acumulada en TEA. A mí me gustaría descubrir en los alumnos, y creo que en todos ustedes está, una actitud no sólo de búsqueda sino de aceptación del personaje que tienen enfrente. Alguna vez escuchaba contar a Torcuato Di Tella, que era profesor en el Ciclo Básico Común (CBC), un sociólogo argentino muy prestigioso, que además da clases en París, en Londres y en Nueva York, en universidades, a él le escuchaba contar la siguiente anécdota: "Yo siento – dice – que en el único lugar en el que no me creen es aquí. Y eso me desespera". Obviamente, él lo estaba contando como una metáfora de descreimiento generalizado que nos azota y que nos castiga tanto. "Yo doy -sigue diciendo- la misma clase en Nueva York, en Londres, pero aquí es en el único lugar en el que siento que no me creen. Y de repente, inevitablemente mis ojos se topan con la figura del alumno que me transmite al máximo su escepticismo. Es la figura de un alumno -y les puedo asegurar que no es esto lo que sentí hoy yo aquí, y por lo tanto se los agradezco- que se sienta con cara de descreimiento, tirado para atrás, con las patas abiertas, preguntándome: Bueno, a ver, a ver, ¿con qué me vas a asombrar ahora?” Y bueno, esto también lo vinculo con algo que también contaba Roberto Cenderelli, que antes de ser el famoso realizador de videos que hoy es, fue durante l4 años profesor en la Facultad de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Lo que voy a contar no le pasaba antes, cuando no era famoso, le pasa ahora. Él contaba que tuvo un breve paso por la Carrera de Ciencias de la Comunicación (afortunado o desafortunado no importa) y él contaba que el camino de razonamiento de los estudiantes frente a él era el siguiente: Primera clase iban todos muy entusiasmados, contentísimos. Segunda clase: ya había ciertas miradas... En la tercera clase él ya podía advertir que alguien se preguntaba: Ah! ¿Éste es Cenderelli?. En la cuarta clase el escepticismo aumentaba y en la quinta clase ya había alguno que decía: ¿y éste es el boludo de Cenderelli?. Yo, que seguramente voy a estar mientras transiten este camino de tres años que tienen por delante, quisiera abogar en este primer contacto de este primer año que tengo con ustedes, por que les crean a los profesores. Por que les crean aún en las contradicciones, porque todos es están dando, les están y estamos ofreciendo, una materia noble, que es la verdad. Y bueno, por que hagan su propio camino. Esto por ahora. Y escucho preguntas si es que tienen ganas de hacerlas. Alumna - ¿Por qué al principio dijo que hay algunas palabras que no se deben usar? Carlos Ulanovsky - Esto no era una orden, desde luego, era producto de un severo y real atosigamiento que tengo yo con ciertas palabras que están de moda, con ciertas jergas, con cierta palabrería que no tiene nada que ver con el periodismo, porque hay, existen, otras palabras con las que se puede decir exactamente lo mismo. Hay una cantidad de palabras en español, que son muy bellas, y muy representativas, y que se pueden y deben usar. Y prefiero esas palabras bellas a otras palabras que no me gustan, y que están de moda. Son palabras que vienen de otras disciplinas, como la economía, las ciencias políticas, que vienen de la traducción del inglés, de la sociología, de la psicología, y no son más que términos de moda. Son jergas.