Mundoclasico.com :: El caballero Gergiev y sus circunstancias http://www.mundoclasico.com/critica/vercritica.aspx?id=3cdf3ca9-... Directora: Luisa del Rosario. Editor: Xoán M. Carreira. Diseño y mantenimiento: Mundoclasico.com Portada Actualidad Articulos Críticas Servicios Suiza El caballero Gergiev y sus circunstancias Lucerna, 22.08.2005. Konzertsaal. Richard Wagner: Die Walküre WWW86B, Acto 1. Oleg Balashov (tenor, Siegmund), Milana Butaeva (soprano, Sieglinde), Mikhail Petrenko (bajo, Hunding). Mariinsky Orchestra. Valery Gergiev, director de la orquesta. Festival de Lucerna. Aforo: 1800; ocupación: 85% Pablo-L. Rodríguez El pasado día 10 de septiembre pudo escucharse a través de la Radio 4 holandesa la retransmisión del concierto inaugural de la décima edición del Festival Gergiev de Rotterdam, donde al final se anunció entre las ovaciones del público que la reina Beatriz iba a nombrar Caballero de la Orden del León de Holanda a Valery Gergiev en agradecimiento por su labor cultural en ese país. El director se mostró pocos minutos después muy agradecido y honrado en una entrevista que concedió a la emisora, aunque no dejó de recalcar lo difícil que había tenido sido montar en poco tiempo un complejo programa formado por el 'Preludio y muerte de amor' de Tristan und Isolde y la Novena de Bruckner. Y es que cuando Gergiev habla de las circunstancias, ello indica que no está muy conforme con los resultados obtenidos. Al día siguiente de escucharle dirigir el primer acto de Die Walküre, y tras haberse anunciado que el concierto de ese día se había cancelado por la grave situación que había provocado la lluvia en la ciudad de Lucerna, conseguí concertar una entrevista con él en su hotel por la tarde (de la que publicaré próximamente un reportaje en Mundoclasico.com). En esa entrevista Gergiev me habló de las difíciles circunstancias del concierto del día anterior, al que llegó por los pelos en coche desde Salzburgo, sin tiempo más que para vestirse y salir al escenario. Incluso, cuando más adelante le comenté que había estado viéndole a principios de mes en Londres, en el Covent Garden, me comentó de nuevo las circunstancias, esta vez relacionadas con la dificultad de dirigir una ópera el mismo día del ensayo general. Gergiev no ha parado este verano. El listado de sus conciertos resulta admirable. Empezando por los primeros días de julio, Gergiev actúo con su orquesta del Mariinsky en el Festival de música de Mikkeli donde dirigió La novia del Zar de Rimsky-Korsakov y varios conciertos orquestales con sinfonías de Beethoven, Shostacovich y Chaicovsqui, junto a conciertos y páginas orquestales de Prokofiev, Rimsky-Korsakov y Musorgsky. Una semana más tarde de este festival finés encontramos a Gergiev en Baden-Baden de nuevo con su orquesta del Mariinsky en tres óperas de Chaicovsqui (La dama de Picas, Eugene Onegin y La hechicera) junto a dos conciertos orquestales con sus tres últimas sinfonías y una selección del ballet Cascanueces. palabra... Buscar tu email... Alta Baja Enviar De ahí se fue a Salzburgo a finales de julio para representar otra ópera de Chaicovsqui, Mazeppa. Los primeros días de agosto los pasó en Londres dirigiendo Boris Godunov y Khovanchina junto al Turandot pucciniano. Después se marchó al Festival del Mar Báltico en donde repitió varias funciones del Boris Godunov e hizo un concierto orquestal con páginas orquestales de Rachmaninov, Borodin y Chaicovsqui. Volvió a Salzburgo de nuevo para dirigir a los filarmónicos vieneses en dos funciones de un concierto donde repetía La isla de los muertos, que había dirigido previamente en Estocolmo, a la que añadía un estreno del compositor japonés Toshio Hosokawa y el Shéherazade de Rimsky-Korsakov. Al día siguiente de ese concierto en Salzburgo tuvo lugar el concierto de Lucerna que comentamos aquí, por lo que ciertamente Gergiev respiraría al conocer la cancelación de su concierto del día siguiente. Pero ni mucho menos acababa aquí su verano. Después de Lucerna, Gergiev se fue a ensayar con la World Orchestra for Peace para preparar un programa compuesto por páginas musicales de Rossini, Debussy, Wagner, Rimsky-Korsakov y un estreno de su amigo Esa-Pekka Salonen que se ha escuchado en los Proms londinenses, pero también en Berlín, Moscú y Beijing hasta comienzos de septiembre. Tras ello, le llegó el turno al referido Festival Gergiev de Rotterdam que empezó el día 10 y donde hasta el pasado sábado ha dirigido cinco conciertos que bajo el motivo conductor “Iconos del Fin de Siglo. De Tristan a Elektra” incluyeron numerosas obras de Liszt, Wagner, Bruckner, Scriabin, Debussy, Mahler y Richard Strauss. No sé si me dejo alguna actuación, pero reitero que es una agenda deslumbrante. Sin embargo, esa estresante forma de vida en la que Gergiev supera con creces a todos sus colegas (se bromea ya en el gremio sobre su don de la ubicuidad) no es un problema siempre que no afecte al plano artístico. Pero, tras verle en Lucerna, no era necesario saber que había llegado en el último minuto para darse cuenta de que aquello fue poco más que una especie de bolo. Y es que aunque Gergiev sea para quien esto escribe uno de los directores más interesantes y talentosos del momento, su frenético tren de vida (artística, se entiende) le está llevando a caer en malos hábitos. Era la hora de empezar el concierto y todavía no había salido ningún músico de la orquesta, por 1 de 3 26/4/06 13:06 Mundoclasico.com :: El caballero Gergiev y sus circunstancias http://www.mundoclasico.com/critica/vercritica.aspx?id=3cdf3ca9-... lo que el público empezó a impacientarse. A continuación vimos salir al director del Festival, y nos temimos lo peor. Pero no. Haefliger dijo que no había ningún problema ni con la orquesta ni con el director, pero que el concierto empezaría unos veinticinco minutos tarde. Cuando salió al escenario, Gergiev lucía un semblante más cansado e inquieto de lo habitual, pero se puso frente a la orquesta con la familiaridad y seguridad que le caracteriza. Lanzó su característico soplo de aliento a sus músicos y comenzó a hacer filigranas con sus manos (pues optó, una vez más, por dirigir sin ningún tipo de batuta) tras lo cual sonó un preludio absolutamente electrizante donde su orquesta entendía a la mil maravillas unos gestos incomprensibles para el común de los mortales. Resulta muy interesante comprobar cómo Gergiev llega al mismo lugar por caminos distintos cuando dirige Wagner. Me refiero a que es capaz de conseguir los mismos efectos con distintas orquestas, pero sin que éstas pierdan su personalidad. Por ejemplo, en el preludio consiguió el mismo efecto extraordinario de unos meses atrás en Nueva York, a pesar de que la orquesta del Mariinsky luce un sonido opaco y lleno de hebras que poco tiene que ver con el brillo y la precisión de la orquesta del Metropolitan. Tras lo escuchado en un primer momento, todo hacía presagiar una velada formidable. Sin embargo, cuando entraron los cantantes y empezaron a notarse algunos problemas de coordinación y de equilibrio sonoro, el panorama cambió por completo. La orquesta mostró su estupenda calidad en la mayoría de sus secciones, como en la cuerda que atesora un tono añejo y apasionado muy apropiado para Wagner. Las maderas tienen una gran presencia en esta orquesta y lucen un timbre contundente en todo momento, mientras que los metales son bravos y marcan con fiereza los momentos más intensos de esta partitura. Pero el cansancio o quizá la falta de preparación para el concierto hizo mella en algunos músicos, especialmente en la sección del metal. Y no me refiero a las habituales pifias en algunas de las partes más difíciles de esta obra, sino a instrumentos que entran tarde o que directamente no entran. Eso ocurrió, por ejemplo, con la trompeta primera que no sólo se paró a mitad del triunfal motivo de la espada tras el famoso 'Walse! Wo ist dein Schwert?', sino que lo repitió entrando tarde y a la tercera se dio por vencido y ni siquiera sopló su instrumento. Gergiev salvó la situación en la medida que pudo, imponiendo su lectura precisa y apasionada a partes iguales. Pero tuvo que hacer malabarismos con el sonido para mantener el equilibrio necesario entre las voces y la orquesta, debido a que cada uno de los tres solistas cantaba a un volumen completamente distinto. Por un lado, Oleg Balashov es un tenor experimentado que canta bien el repertorio ruso (le escuché en Londres a principios de agosto un buen 'Grigory' en el Boris Godunov). Sin embargo, carece de una voz grande y resuelta en el registro agudo para cantar 'Siegmund', sin contar su penosa pronunciación de la lengua de Goethe. Milana Butaeva lució una voz joven, amplia, lírica y bella, aunque tendió a cantar todo demasiado fuerte. A diferencia de Balashov, Butaeva pronuncia a la mil maravillas el texto de Wagner y conoce bien este repertorio, como resultado de haberse formado en Hannover. No hay duda de que Gergiev tiene un gran olfato para descubrir nuevos talentos vocales (el caso Netrebko es bien conocido) y habrá que ver cómo evoluciona esta joven cantante que ya ha actuado en el Mariinsky con los papeles femeninos estelares de Ariadne auf Naxos y Siegfried. Por su parte, el único que cantó a un volumen normal fue el también joven Mikhail Petrenko, que hizo un estupendo 'Hunding' con timbres cavernosos a la rusa, pero paladeando las frases con buen gusto. Al final, Gergiev dictó a su orquesta un “a toda máquina” que pretendía un final efectivo. Pero el público no picó y aplaudió sin entusiasmo lo escuchado. Desgraciadamente, la lluvia en Lucerna impidió a Gergiev sacarse la espina al día siguiente, pero a cambio le concedió un respiro en su ajetreada vida. Este texto fue publicado el 22.09.2005 Temas relacionados Gergiev, Balashov, Butaeva, Petrenko Reserva hotel en Luzern con Booking Lo que opinan los lectores Nombre: Comentario: Enviar © Mundoclasico.com 1998-2006 ISSN 1886-0605 [email protected] 2 de 3 26/4/06 13:06 Mundoclasico.com :: El caballero Gergiev y sus circunstancias http://www.mundoclasico.com/critica/vercritica.aspx?id=3cdf3ca9-... Usuario: pabrod 3 de 3 26/4/06 13:06