EL TEMA DE LA DEUDA Efraín Villanueva Arcos Aunque

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EL TEMA DE LA DEUDA
Efraín Villanueva Arcos
“…que el trabajo y el peso de las armas no se pueden llevar sin el gobierno de las tripas”. Miguel de
Cervantes, en Don Quijote
Aunque recientemente asistí a un interesante Congreso Internacional sobre
Adicciones promovido por los Centros de Integración Juvenil (CIJ), donde se trató
ampliamente el asunto de las drogas, respecto del cual me referiré en otra
ocasión, en esta entrega deseo compartir los apuntes que tomé de una
conferencia impartida en la Universidad de Quintana Roo, en el contexto del
programa docente de la Maestría en Economía del Sector Público, donde se habló
de las deudas, las que coloquialmente también se conocen como drogas (estoy
“endrogado” se dice cuando te agobian las deudas).
El Dr. Fausto Hernández Trillo, académico del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE), disertó sobre las deudas estatales y compartió datos y
conceptos que me parecieron muy ilustrativos de cómo se ha manejado en México
el tema de la deuda, y especialmente de las deudas de las entidades federativas.
En el ámbito federal, nos decía Hernández Trillo, al inicio de la década de los 80s
México tenía una deuda externa que representaba aproximadamente un 80% del
Producto Interno Bruto. Fue la etapa cuando se dio el golpe de timón e iniciaron
los cambios macroeconómicos que a fines de ese decenio se consolidaron con el
llamado “consenso de Washington”, y que fueron todas las políticas expresadas
en la privatización, la desregulación y el adelgazamiento del Estado que también
se han conocido como las “políticas neoliberales”. Desde entonces pasamos de
ser un país con un Estado fuerte, obeso han dicho algunos, con mucha presencia
en la economía a través de empresas y múltiples dependencias, a un Estado que
se redujo y se hizo a un lado para favorecer el libre juego de las fuerzas del
mercado. Ciertamente, se logró un mayor control del gasto y del peso de la deuda
externa, aunque han surgido otros problemas en la nación.
En el caso de las deudas de los Estados, hasta mediados de los 90 (1994-1995),
eran autorizadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de modo que
cuando un Estado se atrasaba la dependencia federal le pagaba directamente al
banco acreedor; de este modo, los bancos prestaban libres de riesgo aunque
insólitamente cargaban sobretasas de un 9 hasta un 13%. O sea, había un control
estricto de los endeudamientos estatales, fenómeno que ha variado
sustancialmente.
A raíz de la llamada “crisis del tequila” de 1995, cuando enfrentamos una
estrepitosa
subida
de
los
intereses
bancarios
que
provocaron
sobreendeudamientos generalizados, viniendo además todo eso del FOBAPROA
(de triste memoria), el gobierno federal creó el Programa de Apoyo Financiero a
Estados de la Federación (PAFEF, que hoy se ha convertido en un Fondo), para
enfrentar y resolver el problema de la deuda de los Estados. Una de las
enseñanzas de dicho programa fue que era necesario homologar las cuentas
públicas, pues se halló que cada entidad tenía su propia contabilidad y ello no
facilitaba ni el análisis ni la transparencia. Ahora finalmente, ¡diecisiete años
después!, a partir de 2012, tanto Estados como Municipios tendrán que homologar
y armonizar sus cuentas con los principios y criterios de la Ley General de
Contabilidad Gubernamental, si es que desean seguir recibiendo apoyos
financieros de la federación, lo que también abonará en el asunto de la
transparencia y la oportuna y adecuada rendición de cuentas.
En la parte final de su exposición, una vez que articuló la historia de los
endeudamientos estatales y las consecuencias económicas y jurídicas de todo
ello, el Dr. Hernández Trillo presentó el análisis de las deudas de los Estados con
relación a las participaciones federales en un año dado, y en este punto afirmó
que no es Coahuila la entidad con mayores cifras en este rubro, sino que es
Quintana Roo. Ejemplificó con los siguientes datos: Coahuila pasó de un 18% de
su deuda respecto a las participaciones federales en 2009, al 80% en 2010, esto
es, en un solo año se disparó en 62%. Pero en el caso de Quintana Roo, la deuda
del Estado con relación a las participaciones federales, pasó de 65% en 2009 a
180% en 2010, este brinco nos ubica en el primer lugar nacional en relación con
este tema.
Es obvio que la deuda está contratada a mediano plazo y con la bursatilización
recién aprobada por el Congreso del Estado se podrá contar con un margen de
maniobra para su manejo y control, pero considero importante que haya una
mayor transparencia sobre este asunto, pues el entorno nacional e internacional
no es muy favorable en estos momentos. En un reciente análisis sobre la crisis
financiera en América Latina, la agencia de inteligencia norteamericana Stratfor,
ha señalado que el mercado de los créditos está muy relacionado con el tipo de
control de la actividad bancaria, agregando que en la mayor parte de la región, el
sector bancario está dominado entre un 20 y 50% por firmas extranjera. No es el
caso de México, afirma Stratfor, donde 80% de los bancos son propiedad de
consorcios extranjeros, “lo que deja el mercado de crédito local altamente
expuesto a la inestabilidad del crédito internacional”.
La falta de control de las deudas, en el caso de Grecia por ejemplo, cuya deuda
externa rebasa el 150% de su producto interno bruto, está provocando una
verdadera crisis en la Unión Europea, donde su banco central se debate hoy en
hallar una salida para este delicado problema financiero que está poniendo en
riesgo el futuro de la unión. Por estas razones, en el tema de la deuda, debemos
poner nuestras barbas a remojar y contar con un escrupuloso control y una
información oportuna y transparente de su génesis y consecuencias, que es lo
menos que podemos pedir.
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