El tropiezo de la cruz Pastor Juan Avellaneda “Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ! Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Gálatas 5:11 al 14 El tropiezo de la cruz “Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿Por qué padezco la persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz” Gálatas 5:11 En este pasaje el apóstol Pablo habla que si el predicaba la ley ¿Por qué entonces sufría persecución? Nosotros sabemos que la ley es por las obras. Cuando un cristiano, después de haber creído en el Señor Jesús, continua viviendo conforme a sus pensamientos y los dictados de su corazón, no sufre persecución del mal que esta en su carne, porque hace la voluntad de su mente y esta en oposición a las obras que por la gracia, Dios hace en nosotros. Pablo dice que si el predicaba por las obras, ¿Por qué sufría persecución? Lo cual muestra que no era lo que se decía, sino que lo que él hablaba, no lo hacia conforme a la ley que es por las obras, sino conforme al Espíritu. Entonces Pablo dice: “En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz” Esto es lo que todo cristiano tiene que entender, al renunciar a la vieja vida, por el conocimiento que la Palabra de Dios nos trae que hemos muerto con Cristo y nacido de nuevo para andar en novedad de vida, vamos a sufrir persecución a causa del mal que esta en el sentir de la carne. Es por eso, que cuando los que han creído en esta nueva vida en Cristo Jesús y se deciden a vivirla, a pesar de querer obedecer a Dios y hacer su voluntad, las cosas que le suceden muchas veces lo llevan a creer que nunca podrán lograrlo y no se dan cuenta que por escoger hacer la voluntad de Dios, el mal los persigue. A causa de esto hay quien tiene una lucha constante y permanente en contra de los apetitos y deseos de la carne, pero hay algo que debemos entender y que Pablo cita en este mismo pasaje que hemos leído, él dice: “En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz” Aquí vemos que la cruz hace de tropiezo y deberíamos preguntaros ¿a quien? Cuando cristo muere en la cruz, vence al mal, vence al diablo y vence a la muerte, ninguno de estos enemigos ha pasado la cruz. Sin embargo, Cristo murió sin pecado, descendió de la cruz a la sepultura y Dios lo levanto de entre los muertos, resucitándolo como demostración que su sacrificio fue aceptado delante de El. Así también cada uno de los que hemos creído y nos consideramos crucificados con Cristo, hemos muerto con El, hemos sido sepultado a la semejanza de su muerte y resucitados para vivir una nueva vida. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” Romanos 6:3 y 4 El mal y todas sus obras no pasaron la cruz, por tanto y a pesar que nos persigue, nunca lograra hacernos volver atrás, si creemos que hemos muerto y nacido de nuevo. Pablo dice: “En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz” La realidad es que NO se ha quitado. La palabra tropiezo significa: Poner lazo o trampa en el camino para que alguien caiga en ella y no siga adelante. Así la cruz, donde Cristo venció al mal, hace de tropiezo a todo lo que tiene que ver con los deseos y apetitos de la carne y toda influencia presentada por el engaño del sistema de este mundo; así también satanás y todos sus demonios fueron vencidos y exhibidos como derrotados en la cruz, cuando Cristo murió en ella sin pecado. “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:15 Hablamos estas cosas con el único anhelo y deseo de que todo creyente que lea esta literatura, se afirme en la fe, sin moverse de la esperanza que tenemos en Cristo Jesús respecto al perfeccionamiento de la vida que hemos recibido. El mal nos persigue y nos perseguirá, pero jamás podrá alcanzarnos. No tiene poder sobre los que hemos nacido de nuevo porque el hombre espiritual, el cual hoy somos, es quien lo venció en la cruz. Ahora vemos, el tropiezo puede ser algo malo contra alguien como también puede ser algo bueno en contra de lo malo; en este caso la cruz es de tropiezo para todo lo que es malo según Dios. ¿La iglesia nace antes o después de la Cruz? Muchos ministros piensan que Dios le ha dado a la iglesia el solucionar el problema del pecado. Sin embargo, la iglesia nació después de la cruz, es decir, en Pentecostés, cuando Dios a través de su Espíritu Santo vino a morar en el hombre. Esto muestra que cuando la iglesia nace, el problema del pecado ya había sido solucionado por Dios en la cruz con Cristo. Sin embargo, a pesar de esta verdad gloriosa de la Palabra de Dios, multitudes de cristianos confiesan ser pecadores. Ministros les asegura a los miembros de su congregación que son pecadores. Pero nosotros vemos que quienes forman el cuerpo de Cristo aquí en la tierra, esto es la iglesia, son hombres y mujeres que murieron y nacieron de nuevo por la fe, renunciando a su vieja vida, para apoderarse y desarrollar la nueva vida que en Cristo recibieron. Los que enseñan a los fieles que han creído, que todavía son pecadores, le cierran el cielo al igual que los fariseos en el tiempo de Jesús, para que no vean la exaltación a la cual Dios por la fe los ha llevado. Los que hemos creído, al comprender que el mal no paso la cruz, debemos alegrarnos y gozarnos delante del Señor, al saber que para Dios el mal nunca mas podrá volver a esclavizarnos. Ahora, el lograr el desarrollo de esta vida depende de la disposición que cada creyente tenga en su actitud hacia Dios; si alguien se propone alcanzarlo debe tener la seguridad que: “El que comenzó la buena obra la perfeccionara” Filipenses 1:6 No podemos, los que hemos recibido el conocimiento de la exaltación de la vida a la cual Dios nos ha llevado en Cristo, seguir degradándonos a nosotros mismos confesando que somos pecadores, por cuanto el pecado perdió el poder que tenia sobre nosotros ya que por la fe hemos muerto a todo lo que éramos y creemos que Dios nos ha dado la vida de su Hijo, la cual no tiene limites en su perfección. Los cristianos de hoy desconocen lo que verdaderamente esto es. Muchos siguen viviendo la vieja vida, a causa de que no han probado el sabor de lo que tienen en Cristo. Ahora bien, el ver que por la fe pasamos la cruz, descendimos a la sepultura y resucitamos con Cristo, nos tiene que llevar a estallar de jubilo en nuestro corazones y tributar perpetua adoración a Aquel que en su amor infinito por nosotros compro en la cruz esta vida de exaltación. Todos los que creemos que hemos muerto y nacido de nuevo, debemos buscar la forma y la manera de lograr que esta vida preciosa de Cristo se desarrolle en nosotros. Si creemos que podemos lograrlo, en las cartas del apóstol Pablo (que es el apóstol de la iglesia) están todas las formas y maneras, para que practicándolas, esta vida se desarrolle en nosotros. Debemos esforzarnos en la gracia de Dios para alcanzar el conocimiento de todo el bien que por Cristo esta en nosotros. El apóstol Pablo le decía a los Efesios 1:15 al 17. “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” Para recibir este espíritu de revelación, el apóstol Pablo enseña que tenemos que tener fe en el Señor Jesús, y amor hacia todo lo que a Él le pertenece. Esto es lo que lleva a muchos cristianos al fracaso, porque desconocen que el Evangelio es una revelación de Dios y buscan comprenderlo por medio del estudio teológico. La teología se basa en el intelecto humano y depende de la capacidad que cada uno tenga para aprender; pero la revelación por el Espíritu Santo, hace que el creyente conozca y entienda los misterios de Dios. Por la fe lo recibe y por la fe lo practica. Lo cual lo lleva a comprender que la buena voluntad del Señor es agradable y perfecta. La revelación de la Palabra por medio del Espíritu de Dios, tiene que llevar a los que han creído a practicar lo que Dios ha establecido como una forma de vida, para que así en aquellos que anhelan el desarrollo de esta vida, sea una realidad. El anhelo y el deseo de alcanzarlo llevara al creyente a practicarlo y a su vez, descubrirá que el amor de Dios esta derramado en su corazón por el Espíritu Santo, lo impulsara a hacer siempre el bien (Romanos 5:5) y cuando mas lo practique, mas deseara hacerlo, hasta alcanzar la estatura espiritual que lo lleve a desear buscar el bien de otros antes que el suyo propio. Si el creyente pudiera mirarse hacia adentro y ver el caudal inagotable de las riquezas espirituales que Dios en Cristo Jesús le ha dado, su actitud hacia a Dios y hacia sus hermano, seria completamente diferente. El apóstol Pablo, que por revelación recibió esto, nos dice en Gálatas 6:14: “Pero lejos este de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mi, y yo al mundo” Para él, el mundo había sido crucificado a él y él para el mundo. El mundo no existía para él, ni él para el mundo. Su anhelo y su deseo era acabar la carrera con gozo, ser semejante a Cristo en todo, aun en su muerte y resurrección. “…A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” Filipenses 3:10 El apóstol Pablo, que por revelación recibió todas estas cosas y que anhelaba ser semejante a Cristo en todo, quería tener la misma experiencia que cristo tuvo, morir y resucitar. ¡Que tremendo es cuando la revelación que Dios nos ha dado, nos lleva a tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, al despojarnos de todo lo que éramos para ser revestidos del nuevo hombre! “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en cristo Jesús” Filipenses 2:5 “Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creo se va renovando hasta el conocimiento pleno” Colosenses 3:10 Amados hermanos, ¿Tienen ustedes idea de lo que significa alcanzar el conocimiento pleno? El apóstol Pablo hablando de nosotros, dice que podemos lograrlo. Al recibir la luz de este conocimiento, ¿Cómo no esforzarnos en la gracia que es en Cristo para llegar a entender la dimensión del caudal inagotable de las riquezas en gloria que Dios nos ha dado? Por esta causa, no debemos desmayar ante ninguna adversidad que contra nosotros venga, si sabemos que estas riquezas espirituales esta en nosotros y que Dios nos la ha dado, también debemos entender, que ni el diablo, ni el mundo, ni la carne pueden privarnos de que esto sea una realidad en nosotros, si por la fe, creemos que podemos alcanzarlo. Por eso Amados Hermanos, estad siempre gozosos creyendo que Dios nos llevara en Cristo Jesús hasta el final, para presentarnos santos y sin mancha delante de El: “…quien se dio a si mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo propio, celosos de buenas obras” Tito 2:14 Por lo cual, debemos renunciar a todos los anhelos y deseos mundanos, que luchan para que no creamos y no nos apoderemos de todas estas cosas maravillosas que Dios en su Palabra y por su Espíritu Santo nos ha revelado. Amados Hermanos, ¿Cómo no esforzarnos para vivir justa, santa y piadosamente en medio de este mundo convulsionado por la maldad y manifestar la obra de Cristo en nosotros ante los ojos de ellos? Nuestra misión, es exhibir a Cristo con nuestra conducta, ya que nos fue dado el privilegio de manifestar su vida y su muerte. “Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” 2 Corintios 4:10 Por lo cual, debemos practicar todo lo que Dios nos enseña, por medio del conocimiento, acerca de como sus Hijos deben vivir. En la cruz, el mal quedo exhibido. El diablo y la muerte, fueron vencidos por Cristo; por lo tanto no debemos temerles a ellos. Dios por su gran amor con que nos amó, nos llevará a su gracia, hasta alcanzar todo lo que El preparó desde antes de la fundación del mundo para nosotros. ¿Para qué luchar contra aquellos que han sido vencidos? Ellos nos persiguen porque quieren engañarnos, pero no tienen poder contra lo que hemos creído; por lo cual no les temamos, sino que soportemos todos los combates que por causa de Cristo vienen y vendrán a nosotros; sabiendo que el padecimiento y el sufrimiento con Cristo y en Cristo, nos llevara a reinar juntamente con El, cuando Él se manifieste. “Si sufrimos, también reinaremos con el…” 2 Timoteo 2Debemos entender amados hermanos que a libertad fuimos llamados por lo tanto debemos amarnos unos a otros, ayudarnos los unos a los otros, hasta alcanzar la estatura espiritual de amar al prójimo, como a nosotros mismos. Si nosotros nacimos después de la cruz, y el mal no paso la cruz, no podrá lograr que los que hemos nacido de nuevo no alcancemos el desarrollo de esta vida maravillosa, libres de todo mal, este es el regalo que Dios nos ha dado. Por lo tanto, debemos esforzarnos en la gracia que es en Cristo Jesús y exhortarnos unos a otros, teniendo todos el mismo deseo de que nadie se quede sin lograrlo ya que somos libres, sirvámonos unos a otros por amor. Hermanos Amados, estad firmes en la fe, combatiendo y defendiendo esta verdad gloriosa que en su Palabra Dios nos ha revelado, para el crecimiento espiritual en los que hemos creído. Mi anhelo y oración, es que todo aquel que lea esta literatura, sea enriquecido en su conocimiento por la luz del Espíritu Santo y este lo convenza de quien es delante de Dios y de que Él le ha escogido en éste tiempo final, para exhibir todas las riquezas en gloria que están en Cristo. Los amo y los abrazo en el amor de Jesucristo. Amen. Juan Avellaneda Pastor