TÓPICOS LITERARIOS REFERIDOS A LA MUERTE

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TÓPICOS LITERARIOS REFERIDOS A LA MUERTE
Diariamente nos hacemos preguntas sobre todo lo que ocurre en nuestro entorno.
Ya desde la aparición del hombre primitivo, nos hemos interesado por todo lo que
tenía lugar en la naturaleza (como los cambios atmosféricos, la sucesión de días y
noches, los eclipses…)
Los humanos, desde que tenemos uso de razón, nos planteamos cuestiones a las
que con el tiempo, encontramos respuestas. Necesitamos conocer lo que nos rodea
para saber a qué atenernos.
¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Qué debo hacer? ¿Qué prefiero?...Muchas
de estas preguntas se responden solas, con ayuda de la experiencia, otras las
deducimos por nosotros mismos, una gran parte de ellas (por no decir la mayoría)
tienen explicación científica, pero…hay algunas que ni la ciencia, ni la experiencia
diaria, nada ni nadie pueden dar la respuesta, cuestiones que nos hemos planteado
desde siempre, y que sólo al final de nuestras vidas e incluso después de morir
lograremos responder.
El interrogante que más nos ha inquietado, nos ha hecho imaginar o pensar en lo
inexplicable y que en millones de años no hemos logrado responder ha sido: ¿Qué
hay después de la muerte? Tópico muy utilizado por la literatura “Ubi sunt?”
“¿Dónde están?”
Los hombres primitivos, las antiguas culturas, las creencias religiosas, etc., durante
toda la historia han intentado encontrar la respuesta a esta pregunta, recurriendo
a la fantasía, a la imaginación. Y todos ellos han llegado a conclusiones similares:
que después de morir, hay una segunda vida condicionada por nuestro paso por la
Tierra. En el caso de haber llevado una vida moral mente correcta eres
recompensado con el paraíso (según los Cristianos), con el “Campo de los Juncos”
(según la cultura egipcia), con la reencarnación en hombres de condición superior
(como opinaban los budistas)…Si por el contrario tu vida ha sido inmoralmente
correcta, quedarás condenado eternamente.
¿Y si después de la muerte no hay nada? ¿Por qué tememos a algo que nos resulta
totalmente desconocido? ¿Por qué nos inquieta? Es nuestro instinto natural.
Necesitamos respuestas, sabernos a qué nos enfrentamos (en el caso de que nos
enfrentemos a algo). Tenemos miedo a lo desconocido, y pretendemos buscarle
alguna explicación.
Una conclusión a la que hemos llegado todos es que la muerte es igualadora
“Omnia mors aegaut”, no hace distintivos frente a la riqueza, a la belleza, a la
inteligencia…no importan nuestras condiciones personales, sociales,
económicas…la muerte nos iguala, todos morimos, más pronto o más tarde, pero a
todos nos llega la hora.
Durante el transcurso de nuestras vidas nos damos cuenta de lo rápido que pasa el
tiempo (aunque a veces los segundos nos parecen eternos), lo fugaz que es la vida.
Este es un tema que se repite en literatura durante toda la historia, y que se
asemeja a la fluidez del agua de un río “Vita flumen”. Es decir, que nuestras vidas
transcurren de forma muy rápida, y que tras la muerte, ya no permanece nada
nuestro, como dice Heráclito: “Todo fluye, nada permanece”.
Y por todo esto debemos aprovechar la vida al máximo ahora que es posible. Vivir
cada segundo, como si fuese el último. “Carpe diem” “Vive el momento”, es un
elogio a la juventud, una forma de decirnos que debemos aprovecharla. Debemos
intentar sacar lo mejor de nosotros mismos y aproximarnos todo lo posible a
aquello que más deseamos, lo que todo el mundo persigue y que de alguna forma
pretende alcanzar (aunque no siempre es así). Un imposible necesario, que todos
lo deseamos, pero que no podemos conseguir completamente: la felicidad.
ELVIRA HERNÁNDEZ DOMINGO
1º BTO. A
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