8 Amigos y amistades antes y después del matrimonio

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8 Amigos y amistades antes y después del matrimonio
¿Casarse significa encarcelarse?
El contexto: ganas de divertirse
Una de las críticas que con frecuencia se escucha del matrimonio es que este constituye el fin de la vida
sin responsabilidades (alocada) y dedicada a divertirse, típica de la juventud de siempre y de nuestra
cultura actual hedonista, que la exalta como principal objetivo para todas las edades. Divertirse
significaría permanecer siempre libres para cualquier oportunidad, sabiendo coger lo mejor de las
situaciones que tocan los sentidos sin exigirnos demasiado esfuerzo.
De esta manera también el tema de las amistades personales de el o de ella se puede afrontar cómo la
última oportunidad en la que se defiende la perdida libertad de “divertirse”, resistiendo de esta manera
a la seriedad de la vida matrimonial que implica a los dos.
Las amistades personales pueden convertirse en u terreno de conflicto en una pareja que le cuesta
lograr la dimensión unitaria que es fundamental para su funcionamiento. En este caso uno de los dos
estará más implicado a esforzarse dentro de la familia, mientras el otro estará más orientado a
mantener las relaciones externas. Aquí surge el problema, ¿son posibles –y hasta qué punto- las
amistades personales dentro del matrimonio? Para encontrar respuestas claras nos detendremos a
reflexionar sobre el significado que damos a la experiencia de la amistad.
La amistad: un don y una tarea
La palabra de Dios celebra la belleza de la amistad humana: recordemos por ejemplo la amistad entre
David y Jonatán (1Sam). Hay palabras de gran aprecio de esta experiencia que proporciona alegría y
conforta: “Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro” es un pasaje bíblico (Sir 6,14) antes que el
refrán popular occidental. Al mismo tiempo la palabra de Dios tiene una visión muy realista y
desengañada: los amigos hay que ponerlos a prueba, no todos se manifiestan como tales en el
momento de necesidad (Pr 19,4: “La riqueza multiplica los amigos, pero el pobre pierde sus amistades”).
El mismo Jesús fue traicionado por un amigo por un gesto de amistad, el beso de Judas.
En la amistad se unen la búsqueda de relaciones buenas y significativas, en la que una profunda
confluencia de afectos se une a un común punto de vista, proyectos, ideales. La amistad es un don: no
se puede imponer, dos amigos “se descubren” ligados por este sentimiento que provoca alegría y
consuelo. Pero la amistad, como todas las cosas humanas, exige un cuidado y atención. Nos pide
tiempo y dedicación. Sino la relación se empobrece y se puede enfriar. Por eso es necesario poder
disponer de tiempo para dedicar a los amigos.
Llegar a ser pareja significa ante todo ser amigos. El amor conyugal se compone también de la amistad
entre hombre y mujer. Convirtiéndose en pareja se ha elegido al cónyuge como amigo/a personal. Si
falta esta dimensión de amistad, la relación conyugal se reduce a una relación amorosa-erótica y a una
alianza funcional de un deber o deberes comunes. Poquísimo: los dos cónyuges deben ser amigos
entre sí y no sólo compañeros y amantes.
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Las amistades de pareja y las amistades personales: unidas y diferentes
Lograr ser pareja significa heredar también las propias amistades en la nueva casa. Como todas las
otras cosas estás se someterán a la tensión entre “puesta en común” y “mantener la diferencia”. Lo
sabemos: los extremos no indican una buena relación de pareja. Se llega a ser “una sola cosa” siendo
diferentes. No es pues necesario para la buena relación de pareja que todos los amigos de él se
conviertan en amigos de ella y viceversa. Pero sería extraño que el ser pareja no influyera en sobre las
respectivas amistades y no crease amistades nuevas juntas. Podríamos gráficamente mostrar así el
movimiento de integración de las respectivas amistades:
La vida juntos puede conllevar a algunos amigos que antes eran amigos de el o de ella a convertirse en
amigos de la pareja. Y pueden además nacer nuevas amistades como pareja. Pero también es posible
que algunas amigas y amigos de él o de ella permanezcan así. Se podría escribir mucho de los amigos
masculinos de ella y las femeninas de él. ¿Cómo no caer en los celos recíprocos?
Gestionar las amistades dentro del proyecto de familia
El tiempo y las energías no son ilimitadas mientras se monta la casa. Hay que estar atentos. Las
amistades se tienen que formar con la relación conyugal que pasa a ser la relación fundamental de la
vida.
Las buenas amistades son un espacio de enriquecimiento y apertura de la individualidad. Esta riqueza
revierte en la pareja y la hace más bonita. Si sin embargo las amistades se convierten en excusa para
escapar o no comprometerse en la relación de pareja, entonces es una señal de alarma que nos debe
hacer reflexionar.
También en las amistades hay un contenido de valores y proyectos, no existe sólo un nivel afectivo. Si lo
vemos desde esta perspectiva, las amistades serán ocasiones de alegría y consuelo y nos darán fuerza y
compromiso también dentro de nuestra familia. Pero si surgen momentos de tensión o de
incomprensión, entonces es el momento de analizar y comentar juntos. La ayuda del Espíritu Santo no
faltará a quien quiere andar por sus caminos.
La palabra ilumina nuestros pasos
Sir 6, 5-17: “Las palabras amables multiplican los amigos, la lengua afable multiplica los saludos…”
La reflexión del libro del Eclesiástico nos muestra como el tener fe en Dios se refleja en la vida
cotidiana y concede sabiduría y alegría en el vivir concreto. Estamos en un tiempo en el que esta
primacía práctica de la fe tiene un valor especial en nuestro crecimiento (promueve convicciones
interiores) y en el testimonio de la iglesia.
Preguntas para la reflexión
 ¿Esforzarse en el matrimonio implica de verdad renunciar a las alegrías de la vida y a los amigos?
¿Hacia dónde mira quien teme esta renuncia?
 ¿Existe una alegría nueva de experimentar ligada al asumir nuevas responsabilidades y de la
nueva identidad de marido/mujer?
 ¿Qué visión y experiencias tengo de la amistad?
 ¿Somos amigos nosotros dos? ¿En qué se nota?
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 ¿Cómo gestionar las viejas amistades y los nuevos amigos?
 ¿Qué valores e intenciones están presentes en mis amistades personales? ¿Cómo las compagino
con mi ser marido o mujer?
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