Procedimiento Ordinario por delitos graves

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PROCEDIMIENTO ORDINARIO POR DELITOS GRAVES
Este procedimiento es el que debe seguirse para la instrucción y enjuiciamiento de aquellos hechos punibles
que tengan asignada por Ley en abstracto una pena de prisión superior a 9 años (su utilización en la
práctica es muy escasa, pero su regulación en la LECRIM es la base de los procesos penales). Por lo tanto en
estos procedimientos tiene competencia para enjuiciar la Audiencia Provincial (salvo que haya de
aplicarse algún criterio especial relativo a la materia o a la condición de la persona a la que se impute el delito,
en cuyo caso sabemos que puede tener competencia para enjuiciar bien el Tribunal del Jurado, bien la Sala de
lo Penal de la Audiencia Nacional, bien los Juzgados de Menores, bien la Sala de lo Civil y lo Penal de los
Tribunales Superiores de Justicia, o bien la Sala Segunda del Tribunal Supremo). La competencia para
instruir corresponde, por norma, al Juzgado de Instrucción (salvo que hayan de instruir los Juzgados
Centrales de Instrucción para delitos de terrorismo, el MF cuando la competencia para juzgar sea de los
Juzgados de Menores, o bien para casos de aforamiento un Magistrado de la Sala competente para el
enjuiciamiento que después no se integra en ella para conocer del juicio oral ni dictar sentencia, o bien
finalmente, en su caso, los Juzgados de Violencia sobre la Mujer).
Este procedimiento comienza por una resolución judicial que se denomina auto de incoación del sumario;
auto que puede decirse abre la instrucción. No confundir este auto con los actos de parte que son instrumentos
o vehículos para poner en conocimiento del Juez la comisión de un hecho aparentemente delictivo (denuncia,
querella y atestado policial).
La fase de instrucción, como fase previa o preliminar del proceso penal tiene la finalidad fundamental de
preparar el juicio oral, lo que incluye también decidir que éste no procede. Durante esta fase básicamente se
llevan a cabo tres actividades diferenciadas: investigar (a través de las diligencias de investigación
ordinarias y/o restrictivas de derechos fundamentales), adoptar medidas cautelares para asegurar el éxito del
proceso (que pueden ser personales, patrimoniales o especiales), y finalmente proceder a la imputación
formal para atribuir el hecho a un presunto responsable (se trata de la proclamación formal u oficial por parte
del Juez Instructor de que una persona es en apariencia responsable del hecho objeto del proceso, delimita
contra quien es el proceso y los hechos y calificaciones jurídicas que corresponden, y en este procedimiento se
lleva a cabo a través del auto de procesamiento, sin el cual nunca se podrá decretar la apertura del juicio
oral). En la instrucción intervienen una serie de sujetos, la Policía Judicial, el MF, las partes..., pero se puede
decir que el protagonista es el Juez de Instrucción, pues es él a quien le corresponde la dirección formal de la
instrucción.
La fase intermedia del procedimiento ordinario por delitos graves tiene lugar entre la instrucción y el juicio
oral. En caso de que se estime correcta la conclusión de la investigación, el Juez decide en esta fase si
concurren los presupuestos necesarios para decretar la apertura del juicio oral o si por el contrario se debe
proceder a sobreseer la causa (que ya sabemos que puede ser libre o provisional). En caso de que el Juez de
Instrucción considere concluida la investigación dicta una resolución en forma de auto declarando
concluido el sumario, y remite los autos y piezas de convicción al tribunal competente para conocer del
delito, que será quien inicie la fase intermedia. El Juez de Instrucción notifica el auto a las partes y las
emplaza para que comparezcan ante la respectiva Audiencia en el plazo de diez días o quince en supuestos en
que el emplazamiento sea ante el TS para supuestos de aforamientos. Una vez dictado el auto de conclusión
del sumario y recibidas las actuaciones y piezas de convicción por el tribunal competente para conocer del
delito, se inicia la fase intermedia en sentido propio, que se sustancia ante el tribunal competente para el
enjuiciamiento. Personadas las partes, los autos y piezas de convicción se pasan por turno al MF, partes
acusadoras y al imputado. Cuando las partes devuelven los autos acompañan un escrito en el que manifiestan
si están o no conformes con el auto de conclusión, y en caso de estarlo solicitan bien la apertura del juicio oral
bien el sobreseimiento de cualquier clase. En caso de no estar conformes pueden pedir se practiquen nuevas
diligencias para que pueda concluirse el sumario correctamente. En este caso el Ponente instruye de nuevo y
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en el plazo de tres días el tribunal dicta un auto revocando o confirmando el auto de conclusión del sumario.
En caso de revocarlo manda devolver el proceso al Juez que lo hubiere remitido y manda y expresa las
diligencias que han de practicarse. En caso de confirmar el auto de conclusión del sumario, el Tribunal debe
resolver en un plazo de tres días respecto de la solicitud de apertura del juicio oral o de sobreseimiento. Si
concurren los requisitos (que el hecho investigado sea constitutivo de delito, que exista un sujeto formalmente
imputado y que el MF o alguna de las partes acusadoras solicite la apertura del juicio oral) el órgano judicial
puede dictar un auto de apertura del juicio oral.
Una vez dictado el auto de apertura del juicio oral se da paso a la fase decisoria o de juicio oral. En esta fase
se emplaza a las partes ante el órgano competente para que ejerciten en sentido propio la acusación y defensa,
y así sostener sus peticiones ante el tribunal competente para el enjuiciamiento (alegación y pruebas). Al final
del juicio el tribunal dictará ST dando respuesta a las pretensiones formuladas por las partes en el propio
juicio. Tanto las alegaciones de la acusación como las de la defensa se llevan a cabo a través de unos
documentos que se confeccionan una vez el tribunal sentenciador ha decretado la apertura del juicio oral, y
que se presentan directamente ante éste. Se trata de los denominados escritos de calificación provisional (no
olvidar que en el escrito de calificación del acusado éste puede manifestarse conforme, en cuyo caso el
tribunal ha de dictar una sentencia que acoja la conformidad sin necesidad de que se celebre juicio oral. Se
trata de la primera oportunidad que tiene el acusado de conformarse).
A parte de lo dicho, el juicio oral puede tener como cometido propio resolver cuestiones previas de carácter
procesal, es decir si concurren o no los presupuestos procesales y si existen o no óbices procesales. El
tratamiento procesal de estas cuestiones en el procedimiento ordinario se lleva a cabo mediante la denuncia de
los defectos a través de los artículos de previo pronunciamiento (art. 666 de la LECRIM), que plantean las
partes por escrito antes de formular sus escritos de calificación provisional. Una vez resueltos o no
interpuestos estos artículos, se presentan las alegaciones de las partes, de la acusación y de la defensa, que se
llevan a cabo a través de los escritos de calificación provisional (que han de confeccionarse una vez que el
tribunal sentenciador ha decretado la apertura del juicio oral). Posteriormente se acude a la práctica de la
prueba (recuerden que las partes son las que proponen las pruebas en sus escritos de calificación, y que el
Tribunal decide sobre la prueba por medio de auto antes de las sesiones del juicio), que no será necesaria si
hay conformidad (se trata de la segunda oportunidad que tiene el acusado de manifestar su conformidad con
la acusación, y en caso de que así lo haga, se dicta una sentencia que acoge la conformidad del acusado con la
pena más grave de las solicitadas por la acusación siempre que se den las circunstancias que vimos en su
momento).
Practicados los medios de prueba, el Presidente del Tribunal requiere a las partes para que ratifiquen o
modifiquen las conclusiones de sus escritos de calificación provisional a la vista del resultado de las
pruebas (se trata del último acto de alegaciones). En caso de que se ratifiquen las eleva a definitivas. Si por lo
contrario alguna de las partes manifiesta su intención de modificarlas, deberá formular por escrito las nuevas
conclusiones definitivas, redactando un nuevo escrito de calificación. Una vez formuladas las calificaciones
definitivas, existe la posibilidad de que el tribunal plantee la tesis de desvinculación (cuando considere que
el hecho punible ha sido calificado de forma errónea). Posteriormente se continúa con los informes orales de
las partes, después se le concede al acusado el derecho a la última palabra para que finalmente el Presidente
declare concluso el juicio para sentencia (que como ya sabemos ha de ser correlativa con la acusación). Esta
sentencia puede ser recurrida en casación bien por infracción de ley bien por quebrantamiento de forma.
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