Folleto Año de la Misericordia

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ORACION POR
EL AÑO DE LA MISERICORDIA
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el
Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de
amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la
adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una
creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el
Paraíso al ladrón Arrepentido. Haz que cada uno de nosotros
escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si
conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta
su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia; haz que,
en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor,
resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros
fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión
por los que se encuentran en la ignorancia o en el error; haz quien se
acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por
Dios.
Manda tu Espíritu y consíganos a todos con su unción para que el
Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia
pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres
para proclamar la libertada a los prisioneros y oprimidos y restituir
la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a
ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos
de los siglos. Amén
CIRCULAR
“Misericordiosos como el Padre” (Lc. 6,36).
A LA IGLESIA QUE PEREGRINA EN
LA DIÓCESIS DE PIEDRAS NEGRAS
Con esperanza y alegría nos unimos a la celebración del Año Jubilar
extraordinario de la Misericordia, convocado por el Santo Padre. Su apertura
será el próximo 8 de diciembre y la clausura en la Solemnidad de Cristo Rey
del próximo año.
Invito a toda la Familia Diocesana a vivirlo en espíritu de comunión y
participación, recordando que «la misericordia es la viga maestra que sostiene
la vida de la Iglesia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del
amor misericordioso y compasivo» (cfr. MV n. 10).
Los exhorto a que participemos de todo lo que se organice a nivel diocesano,
decanal, parroquial o local. Confiamos a la Comisión Diocesana las diferentes
acciones e invitamos a pastores y fieles a unirse a ellas. Valoremos todos los
elementos propios de este Año Santo: las peregrinaciones, las indulgencias,
celebraciones eucarísticas y penitenciales, etc., pero principalmente
experimentemos el júbilo que brota al recibir el abrazo de Nuestro Padre, tanto
en el sacramento de la reconciliación como en el perdón que brindamos a
nuestros semejantes.
El lema del Año Jubilar es: “Misericordiosos como el Padre”. Estas palabras
de Jesús nos animan a un dinamismo, primero personal con el corazón abierto
para recibirlo y después de manera comunitaria, para darlo, practicando y
extendiendo la misericordia a los demás como Iglesia servidora y fermento, de
manera particular a través de las obras de misericordia corporales y
espirituales.
Que María Santísima, Madre de la Iglesia, interceda por nosotros sus hijos,
para que este año de gracia fructifique en toda su anchura, longitud, altura y
profundidad, reconociendo a Jesucristo como el rostro de la misericordia del
Padre.
En el Obispado de Piedras Negras a 23 días del mes de Noviembre 2015.
REGISTRADO:
Lib. 1 Fol.
No.
OMNIA IN CARITATE
† Alonso G. Garza Treviño
Primer Obispo de Piedras Negras
Pbro. Arturo Valadez Pizarro
Canciller - Secretario
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¿Qué son las obras de misericordia?
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante
las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades
corporales y espirituales.
¿Cuáles son las obras de misericordia?
Hay catorce obras de misericordia: siete corporales y siete
espirituales.
Obras de misericordia corporales:
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
Obras de misericordia espirituales:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
¿Cuál es el efecto de las obras de misericordia?
El ejercicio de la obras de misericordia comunica gracias a
quien las ejerce. En el evangelio de Lucas Jesús dice: “Den, y se les
dará". Por tanto, con las obras de misericordia hacemos la Voluntad
de Dios, damos algo nuestro a los demás y el Señor nos promete
que nos dará también a nosotros lo que necesitemos.
“Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán
misericordia" (Mt.5, 7), es una de las Bienaventuranzas. Además las
Obras de Misericordia nos van ayudando a avanzar en el camino al
Cielo, porque nos van haciendo parecidos a Jesús, nuestro modelo,
que nos enseñó cómo debe ser nuestra actitud hacia los demás.
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Es necesario «que el pueblo cristiano reflexione durante el
Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y
espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia,
muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para
entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres
son los privilegiados de la misericordia divina.». (cfr. MV n. 15).
Desde la Sagrada Escritura
La lista de las Obras de Misericordia la ha tomado la
Iglesia de algunos textos que están a lo largo de la Biblia y de
actitudes y enseñanzas del mismo Jesús en los Evangelios: el
perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el
sufrimiento, etc. Todo en la Vida de Jesús es misericordia.
Entonces dirá el rey a los de derecha: 'Vengan, benditos de
mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde
la creación del mundo; porque estuve hambriento y me disteis de
comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me
hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me
visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán
entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de
comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de
forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te
vimos enfermo o encarcelado y te fuimos ver?'. Y el rey les dirá:
'les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de
mis hermanos, conmigo lo hicieron. Mt 25. 31-46.
La predicación de Jesús nos presenta estas obras de
misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no
como discípulos suyos. (cfr. MV n. 15).
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A través de la Bula
“Misericordiae Vultus”
(El Rostro de la Misericordia)
el Papa Francisco
nos ha convocado a celebrar
el JUBILEO DE LA
MISERICORDIA
para dar gracias al Señor por este
don e incorporarlo con más decisión
y profundidad en nuestra vida
personal, familiar, social y eclesial.
Si dejamos que el Espíritu Santo
nos transforme en TESTIGOS de la
misericordia estaremos mejorando
la calidad de nuestra evangelización
en un mundo tan marcado por la
indiferencia, el maltrato, la
violencia, los atropellos
a la dignidad de las personas y
estaremos sembrando nuevas
semillas del Reino de Dios.
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Este folleto ofrece
de manera sencilla 6
catequesis en torno
a elementos o temas
importantes que hay
que tomar en
consideración
durante el Jubileo de
la Misericordia,
reflexionar sobre
ellos nos ayudara a
vivir y participar de
forma fructífera este
tiempo que Dios nos
regala por medio de
la Iglesia.
En la fiesta de la Inmaculada Concepción con gran jubilo el
Papa Francisco abrirá la Puerta Santa. En esta ocasión será la
Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera persona
podrá entrar y experimentar el amor de Dios que consuela, que
perdona y ofrece esperanza. (cfr. MV3)
En la celebración del Año santo uno de los signos principales es
la apertura de la Puerta Santa, para comprender mejor éste gesto
veamos su fundamento, significado e historia.
Desde la Sagrada Escritura
Dice Jesús en el Evangelio de San Juan “Yo Soy la Puerta:
quien entra por mí, se salvará” Jn 10,9. El Señor se presenta
como la puerta que da es y acceso a la salvación. En la escritura
el significado de ésta imagen es más profunda.
Las ciudades de Palestina tenían varios lugares de encuentro
como el palacio, el templo. El más común para el pueblo era “la
puerta” como espacio abierto de encuentro y relación personal.
Pasos para celebrar el sacramento de la
reconciliación.
Para vivir de forma fructífera el encuentro con Cristo
por medio de la reconciliación sacramental, es preciso
prepáranos de la siguiente manera:
EXAMEN DE CONCIENCIA. Esfuerzo sincero en
recordar todos y cada uno de los pecados.
DOLOR DE LOS PECADOS. Reconocer que se ha
ofendido a Dios que nos ama tanto.
PROPÓSITO DE NO VOLVER A PECAR. La simple
y sincera determinación de no volver a pecar por amor a Dios.
DECIR LOS PECADOS AL SACERDOTE. De una
manera concisa, concreta, clara, completa y número de veces.
CUMPLIR LA PENITENCIA. Cumplirla cuanto antes
con humildad y dolor en desagravio, reparación y satisfacción
de la culpa contraída al ofender a Dios
La nueva Jerusalén tendrá doce puertas, que no cierran ni día ni
de noche (Ap. 21,25). Signo de que todos encuentran aquí la
plenitud y la bienaventuranza, la salvación abierta para todos, a
nadie se le niega el acceso.
“Yo Soy la Puerta: quien entra por mí,
se salvará” (Jn 10,9. )
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Historia de la apertura de la Puerta Santa
El perdón
El perdón no es fruto de nuestros
regalo, es don del Espíritu Santo,
abundancia de la misericordia y
incesantemente del corazón abierto
y resucitado.
esfuerzos, sino es un
que nos colma de la
la gracia que brota
del Cristo crucificado
«La palabra del perdón pueda llegar a todos y la llamada a
experimentar la misericordia no deje a ninguno
indiferente. Es necesario emprender un camino de
conversión, y esta invitación se dirige con mayor
insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas
de la gracia de Dios debido a su conducta de vida». (cfr.
MV n. 19)
Este Año Santo ¡es el tiempo oportuno para cambiar de
vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón, ante
el mal cometido de forma personal y que repercute en
nuestras familias y en la sociedad.
Cuaresma
Jornada 24 horas para el Señor
Fue el Papa Martín V, quien abrió por primera vez la Puerta
Santa en 1423 en la Basílica de San Juan de Letrán, hasta 1499
se abre por primera vez en la Basílica de San Pedro, ubicada en
lugar que hoy se encuentra, en la parte izquierda de la fachada
de la basílica. En un primer momento no era una puerta la que
se abría sino un muro el que se derribaba, por la tanto había
diversos elementos que se usaban en el rito de apertura; como
un martillo, una pala., signos que dejan de utilizarse cuando ya
no es un muro el que se derriba sino una puerta la que se abre.
En la basílica de San Pedro primero fue de madera, después de
bronce, ésta última bendecida por el Papa Pio XII.
Puerta Santa del Año de la Misericordia
Para la celebración del año de la misericordia la Puerta Santa se
abrirá en 8 de Diciembre en la Basílica de San Pedro, y el
domingo 13 en la basílica de San Juan de Letrán, y en todas las
catedrales del mundo.
En la Diócesis tendremos dos lugares: se abrirá la Puerta Santa
en la Catedral Mártires de Cristo Rey, el domingo 13 de
Diciembre, y el Templo del Sagrado Corazón en Sabinas, Coah.,
el domingo 20 de Diciembre.
En las catedrales del mundo y las basílicas de Roma la Puerta
Santa se cerrara el 13 de Noviembre de 2016 y en la Basílica de
San Pedro el día 20 del mismo mes, clausurando así el año de la
misericordia. En concreto en éste Año Santo el cruzar la Puerta
Santa «es una oportunidad para ser tocados en el corazón por
la gracia y encontrar el camino de conversión». (cfr. MV 3)
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5
Rito de Apertura de la Puerta Santa
El signo específico de la inauguración del Año Santo
extraordinario es la apertura de la Puerta de la Misericordia y el
ingreso procesal de la Iglesia local –obispo, sacerdotes, pueblo- a
la Catedral, Iglesia madre para todos los files.
El desarrollo de la celebración se articula en cinco momentos:
q  La statio: lugar donde se inicia los ritos de
introducción.
En la Diócesis serán:
Región Fronteriza
ü Inst. Don Bosco, el 13 de diciembre a las 3:00pm
Región Carbonífera
ü Colegio Plancarte, el 20 de diciembre a las 3:00pm
q  La procesión hacia la Puerta: Recuerda el hecho de
que también la misericordia es una meta por alcanzar y
que requiere compromiso y sacrificio (cfr. MV n.14).
Nota: En este momento sea da gran relieve al Libro de los
Evangelios: que es signo de Cristo que camina delante de
su pueblo, y de su Palabra, que es luz y guía para sus
discípulos.
q  La apertura de la Puerta de la Misericordia y el
ingreso a la Catedral: El ingreso se da atreves de la
puerta principal que, como eminente símbolo
cristocentrico (cfr. Jn. 10,7.9) constituye la Puerta de la
misericordia, recuerdo constante del carácter de este
Jubileo Extraordinario alfa y omega; a él la gloria por los
siglos”. La puerta es signo de Cristo, Señor de la historia y
presente en la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
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«Celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar
envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita
misericordia del Padre. Recordemos aquella bella, bella Parábola
del hijo que se fue de casa con el dinero de su herencia, despilfarró
todo el dinero y luego, cuando ya no tenía nada, decidió regresar a
casa, pero no como hijo, sino como siervo. Tanta culpa había en su
corazón, y tanta vergüenza. Y la sorpresa fue que cuando comenzó a
hablar y a pedir perdón, el Padre no lo dejó hablar: ¡lo abrazó, lo
besó e hizo una fiesta! Y yo les digo, ¿eh? ¡Cada vez que nos
confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta! Vayamos adelante
por este camino». (Catequesis del Papa Francisco sobre el sacramento de la
Confesión)
Desde la Sagrada Escritura
El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación – nosotros
lo llamamos también de la Confesión – brota directamente del
misterio pascual. «El Señor se apareció a los discípulos, encerrados
en el cenáculo, y luego de haberles dirigido el saludo “¡Paz a
ustedes!”, sopló sobre ellos y les dijo: “Los pecados serán
perdonados a los que ustedes se los perdonen»” (Jn. 20,21-23).
Este pasaje nos revela la dinámica más profunda que está contenida
en este Sacramento. Sobre todo, el hecho que el perdón de nuestros
pecados no es algo que podemos darnos nosotros mismos: yo no
puedo decir: “Yo me perdono los pecados”; el perdón se pide, se
pide a otro, y en la Confesión pedimos perdón a Jesús y Jesús les a
dado la potestad a sus apóstoles.
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3.- Enfermos y las personas ancianas: que no pueden salir
de casa, pueden ganarla al “Vivir con fe y gozosa esperanza
este momento de prueba, recibiendo la comunión o
participando en la Santa Misa y en la oración comunitaria,
también a través de los diversos medios de comunicación,
será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar”.
Se les pide vivir la enfermedad y el sufrimiento como
experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su
pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para
dar sentido al dolor y a la soledad.
4.- Presos: “en las capillas de las cárceles podrán ganar la
indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda,
dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este
gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la
misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es
también capaz de convertir las rejas en experiencia de
libertad”.
5.- Difuntos: se puede aplicar la indulgencia a los fieles
difuntos: “de igual modo que los recordamos en la
celebración eucarística, también podemos, en el gran
misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para
que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo
residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza
que no tiene fin”.
14
El Obispo con las palabras del salmo 118, invoca la apertura de
la Puerta que remite a la puerta del corazón misericordioso de
Dios, rasgado en el costado abierto de Cristo en la Cruz (cfr. Jn
19,34)
q  Memorial del bautismo: El bautismo es puerta de ingreso a
la fe y a la Iglesia, sacramento de salvación.
Iglesia de puertas abiertas, en la que como bautizado
«experimentamos la misericordia y la esperanza de Dios, donde
somos acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la
vida buena del Evangelio» (cfr. EG n. 47)
q  La celebración de la Eucaristía: como acción de Cristo y
de su pueblo.
En la Eucaristía, el Padre en su misericordia viene al encuentro
de todos aquellos que buscan a Dios “con corazón sincero”.
Nota: Por razones pastorales se han cambiado
el orden de los momentos de
las celebraciones de la apertura..
7
«La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es
imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La
vida es una peregrinación y el ser humano es un caminante, un
peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada.
La misericordia es una meta por alcanzar y requiere compromiso y
sacrificio, es un estímulo para la conversión». (cfr. MV n.14).
Desde la Sagrada Escritura
“Yavhe dijo Abraham «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la
casa de tu Padre, a la tierra que Yo te mostraré»” Gn. 12.1-3.
Desde las peregrinaciones del A.T., entendemos fácilmente la
carga religiosa de este gesto. El pueblo de Israel emprende la gran
marcha desde la esclavitud a la tierra prometida.
El mismo Jesús aparece como un caminante constante, para llevar
su mensaje de Salvación y al mismo tiempo los evangelios
atestiguan su sentido religioso en la tradición de su pueblo, “Va
camino a Jerusalén” (Lc 9,51)
El peregrinar cristiano
Sabemos que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, y como
los discípulos de Emaús, creemos que el va a nuestro lado
peregrinando a lo largo de nuestra vida, de tal manera que esta
marcha que se emprende de un lugar a otro va cargado de
esperanza y fe de una forma personal y comunitaria.
Peregrinar es “salir” de un lugar (una situación, un estilo de vida),
para llegar a abrazar el perdón y el gran amor de Dios, pues eterna
es su misericordia. “Levantándose, partió hacia el padre” (cfr.
Lc. 15,20)
8
Condiciones para ganar la indulgencia
Durante todo el Año de la Misericordia podrán conseguir la
indulgencia y aplicarla por ellos o las animas del purgatorio,
todos los fieles, que cumplan 5 disposiciones:
a) 
b) 
c) 
d) 
e) 
Sacramento de la confesión
Comulgar sacramentalmente
Profesión de fe (rezar el credo)
Rezar por las intenciones del Papa.
Cumplir algunas de las formas indicadas por el Santo
Padre para este Año Jubilar.
Formas de ganar la Indulgencia en el Año Jubilar
(Cumpliendo las disposiciones anteriores)
1.- Fieles: Los fieles están llamados a realizar una breve
peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada Catedral
Mártires de Cristo Rey y Templo del sagrado Corazón de Jesús
en Sabinas, como signo del deseo profundo de auténtica
conversión.
2.- Fieles: Cada vez que un fiel realice personalmente una o
más obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá
ciertamente la indulgencia jubilar”.
“De aquí el compromiso a vivir de la misericordia
para obtener la gracia del perdón completo y total
por el poder del amor del Padre que no excluye a
nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar
plena, fruto del acontecimiento mismo que se
celebra y se vive con fe, esperanza y caridad”.
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El Jubileo lleva también consigo la referencia a la indulgencia.
En el Año Santo de la Misericordia ella adquiere una relevancia
particular (cfr. MV n. 22).
El Papa Francisco ha expresado su deseo para que la
indulgencia jubilar llegue a cada uno como genuina experiencia
de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos con
el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando
completamente el pecado cometido.
¿Qué es una Indulgencia?
La palabra Indulgencia viene del Latín indulgeo, significa,
bondad o favor; en un primer momento podemos decir, que la
indulgencia es la remisión del castigo temporal debido al
pecado cuya culpabilidad ha sido ya perdonada. Debe quedar
claro que el lucrar (ganar) una indulgencia no es un permiso
para pecar, ni un perdón por los pecados futuros.
La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están
estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la
Penitencia (Pablo VI, Const. Ap. Indulgentiarum doctrina).
"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal
por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel
dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por
mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los santos”. (CDC can. 992)
12
Durante el Año Santo de la Misericordia, la peregrinación se
reviste de un significado especial: “al atravesar la Puerta Santa
nos dejamos abrazar por la misericordia de Dios y nos
comprometemos a ser misericordiosos con los demás como el
Padre lo es con nosotros” (MV n.14)
Recordemos que en la Diócesis tenemos dos los lugares, para
facilitar la peregrinación en el Año Jubilar, de acuerdo a las
regiones pastorales que tenemos: Región Fronteriza y Región
Carbonífera, de tal forma que, los Decanos, los Párrocos, las
parroquias, los grupos y movimientos, las Pastorales y colegios,
así como la comunidad en general podrán organizar
peregrinaciones durante todo el Año.
q Región Fronteriza que comprende a los decanatos de
Acuña, Piedras Negras Oriente y Poniente, así como 5
Manantiales peregrinar hacia Catedral Mártires de Cristo
Rey.
q Región Carbonífera que comprende a los decanatos de
Múzquiz, Nueva Rosita y Sabinas peregrinaran al Templo
del Sagrado Corazón, en Sabinas.
Tengamos presente que peregrinar en un camino de penitencia y
conversión, con miras a encontrarnos con la gracia de Dios en el
sacramento de la reconciliación.
9
«Un año de gracia”: es esto lo que el Señor anuncia y lo que
deseamos vivir. Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la
misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar
una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la
liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes
de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver
más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar
dignidad a cuantos han sido privados de ella».
(cfr. MV n.16).
Desde la Sagrada Escritura
Los hebreos cada 7 años sabáticos, es decir cada 50 años,
celebraban un año santo o año jubilar, dedicado al Señor. En los
Años Santos se promulgaban la libración de los esclavos,
además de ayudar a los pobres, se perdonaban las deudas y se
dejaba descansar la tierra (cfr. Lv. 25,10).
En el A.T. encontramos el tiempo favorable marcado por Dios al
cual el pueblo lo acogió con fervor. La palabra “jubileo”
proviene de la palabra hebrea “Yobel” que se refiere al cuerno de
carnero que los judíos usaban como trompeta para llamar a una
fiesta. De ahí que para la Iglesia, la convocatoria a un Año santo
reviste las características de un Jubileo, es decir, una Gran fiesta.
Por eso lo llamamos Año Santo.
En el Nuevo Testamento es san Lucas que nos narra (cfr. Lc.
4,14) que en Jesús se cumple y se establece el tiempo de gracia y
de la salvación para todo. Las promesas del Padre se cumplen
porque eterna es su misericordia.
10
La gracia del Año Santo
El propósito fundamental es “repartir” de una manera abundante
entre los hijos de la Iglesia las gracias que nos ha merecido Cristo
y para concienciar a los fieles de la gran necesidad que tenemos
de la misericordia de Dios. El Jubileo nos invita a ser
misericordiosos con los demás, como Dios lo es con nosotros. Al
mismo tiempo que recibimos el perdón de Dios, hemos de estar
dispuestos a ofrecer nuestro perdón a los hermanos. Celebrar un
Jubileo es “abrir las puertas del cielo para que desciendan las
bendiciones de lo alto a todos aquellos que lo imploren”.
Los Años Santos en la Iglesia Católica
Desde muy antiguo, empezaron a celebrarse los Jubileos en la
Iglesia, siempre relacionados con peregrinaciones a lugares
Santos, por ejemplo a Roma (donde están las tumbas de San
Pedro y San Pablo, Apóstoles) y a Tierra Santa (lugares del
Misterio Pascual de Cristo).
Además de los Años Santos que declara la Iglesia Universal, en
ocasiones especiales, la Santa Sede aprueba la proclamación de
un Año santo “Extraordinario” o especial en algunas diócesis o
lugares santos por alguna especial conmemoración. Por eso la
celebración de un Año Santo es una fiesta para la Iglesia, un
momento de gracias y bendición, un tiempo para acercarse de
humildemente al Señor.
Año Santo de la Misericordia
«Un Año Santo extraordinario, para vivir en la vida de cada día la
misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros.
En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa
de abrir la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere
compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de
anunciar la misericordia de Dios». (cfr. MV n. 25)
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