Agustí Bartra: el diálogo fructífero en el exilio

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Agustí Bartra: el diálogo fructífero
en el exilio
Agustí Bartra: the fruitful dialog in exile
Marta Noguer Ferrer∗
Resumen
El poeta catalán Agustí Bartra vivió exiliado en México durante casi tres décadas —de 1941 a 1970—, y en esos años escribió y publicó una parte importante
de su obra de madurez, tanto en catalán —su lengua materna—, como en español —su lengua de adopción. Una parte considerable de su producción literaria apareció en las páginas de revistas y suplementos culturales mexicanos. El
presente artículo explora, por vez primera, esta porción significativa de las colaboraciones bartrianas, analizándolas como una pieza más en el conjunto de su
obra, entendida como un todo unitario. Desde esta perspectiva, las publicaciones de Bartra en los diarios mexicanos no son simplemente una manifestación
de la búsqueda de reconocimiento público por parte de su autor, sino que expresan más bien su esfuerzo por abrir su propia labor literaria a nuevas direcciones y, así, entablar un diálogo fructífero más allá del exilio con sus nuevos
lectores mexicanos. Por este motivo, la presencia de Bartra en la prensa mexicana puede ser leída como una forma doble de entender a ese país y,a la vez,
de entenderse a sí mismo.
Abstract
Catalan poet Agustí Bartra lived exiled in Mexico during almost three decades
—from 1941 to 1970—, and in those years he wrote and published an important part of his maturity work, as in catalan —his own language—, as in spanish —his language of adoption. A considerable part of his literary production
appeared in the pages of mexican magazines and cultural supplements. This
article explores, for the first time, this meaningful portion of Bartra’s mexican
writigs, analyzing it as one piece more in the set of his work understood as a
whole. From this point of view, Bartra’s publications in mexican newspapers are
not merely a sample of the author’s search of public recognition, but rather express his effort to open his own work to new directions and, therefore, to hold
a fruitful dialogue beyond exile with his new mexican readers. By this reason,
Bartra’s presence in mexican press could be read as a doble way of undestanding this country and, at the same time, to understand of himself.
Palabras clave: Agustí Bartra, exilio catalán, poesía catalana, prensa mexicana
Key words: Agustí Bartra, catalan exile, catalan poetry, mexican press
∗
Profesora e Investigadora de Tiempo Completo Titular A en la Universidad de Guadalajara (México).
ESTUDIO
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El año pasado, 2008, se conmemoró el centenario del nacimiento de Agustí Bartra, poeta catalán exiliado en México tras la guerra civil española. Una serie de
actos recordaron su figura y su obra en Barcelona y en Terrassa —su ciudad
adoptiva tras el regreso del exilio. En México, si bien la coincidencia cronológica no cayó en el olvido absoluto, sí pasó ciertamente desapercibida. Las presentes líneas no vienen a llenar este vacío conmemorativo sino más bien a recordar
que, más allá de celebraciones oportunas, el vínculo que Bartra estableció con
México merece seguir siendo estudiado y divulgado.
Arribado a este país en 1941, tras la experiencia bélica, el paso por los campos de concentración franceses y una breve estancia en la República Dominicana y Cuba, Bartra se instaló en la ciudad de México, donde residió por más
de veinte años, hasta su regreso a la Cataluña natal. A pesar de haber publicado algunas de sus obras en Barcelona, durante la guerra, su producción literaria de madurez apareció en México, tanto en catalán como en español. Si bien
el catalán fue siempre su lengua de creación, las circunstancias de exilio pusieron en evidencia, como veremos, la necesidad de comunicación y contacto con
un público mexicano que se expresaba en español.
Los años de exilio fueron los más productivos, literariamente hablando, de
Agustí Bartra. Esta coincidencia vital y artística conlleva que su obra permita
rastrear, hasta cierto punto, algunas cuestiones como la relación que estableció
con el país de acogida y las tareas propiamente creativas que en él llevó a cabo.
Riguroso y exigente consigo mismo, Bartra debe parte de su profusión literaria a las distintas versiones que escribía de sus textos, de manera que sólo un
estudio crítico de su corpus literario permite conocer los momentos puntuales
del desarrollo de su obra creativa. Dentro de un estudio similar no pueden ser
obviadas las colaboraciones de Bartra en la prensa cultural mexicana.
Prácticamente toda su producción, en español, durante aquellos años de
exilio es rastreable en las páginas de revistas y suplementos culturales mexicanos. Esta afirmación, sin embargo, merece algunas aclaraciones. Antes que nada
cabe observar que no existe, hasta el momento, ninguna hemerografía completa —del todo completa— de la obra de Bartra en el exilio. Hay que reconocer la
existencia de algunos intentos de elaborar una hemerografía de estas características. Sin embargo, son intentos relativamente logrados, con importantes carencias. Mencionamos aquí el listado de referencias hemerográficas elaborado
por el equipo de trabajo de la investigadora Aurora Ocampo en su Diccionario
de escritores mexicanos donde, a pesar del título, se incluye a Bartra. Este es, tal
vez, el intento más riguroso y global que se ha realizado para localizar todas
las referencias de las colaboraciones bartrianas en la prensa de su país de exilio. Sin embargo, los datos recogidos en el Diccionario pierden cierta credibilidad debido a su inexactitud o, incluso, a algunos errores de fechas y de títulos.
Otro intento de detectar —y rescatar— la hemerografía bartriana completa es
el que pude elaborar yo misma en el marco de un proyecto más global que pretendía recopilar el mayor número de datos sobre la presencia de escritores catalanes en la prensa cultural mexicana durante los años que duró el franquismo. 1
Las carencias de este otro intento de recopilación se deben, sobre todo, al hecho
que se trataba de un proyecto unipersonal que, en realidad, merecía ser planteado como un trabajo de equipo. Por este motivo el número de publicaciones
1. El resultado de esta investigación se publicó, parcialmente, en Noguer, Marta. Palabras al viento. Presencia catalana
en la prensa cultural mexicana (1939-1975), Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2005.
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consideradas resultó, por fuerza, restringido. Queda pendiente, por ejemplo,
el vaciado de las colaboraciones de Bartra en Diorama de la Cultura, suplemento del periódico Excélsior.
A estos dos intentos de recopilación de datos hemerográficos, hay que sumar tres más: el que se encuentra en la tesis de maestría de la mexicana de ascendencia catalana Esperanza Martínez Palau, presentada en la Universidad
Nacional Autónoma de México; el pequeño pero útil intento de catalogación
aparecido en la Obra poètica completa, preparado por Llorenç Soldevila; y el
elaborado por Carlo Antonio Castro, amigo de Bartra, y publicado en su libro
Agustí Bartra: poeta esencial, recreador de mitos (Veracruz, 1998). Los tres ofrecen
una breve hemerografía directa bartriana en la cual incluyen contadas referencias a la prensa mexicana. Finalmente, en cuanto a los catálogos hemerográficos,
hay que mencionar la existencia, en el Fondo Bartra del Archivo Histórico Comarcal de Terrassa (Barcelona), de un registro de los recortes de prensa guardados por la familia Bartra-Murià y elaborado por los dos estudiantes en prácticas
Sergi Garcia y Sandra Pous. Cabe decir que se trata de un registro manuscrito
e inclompleto en cuanto a los datos precisos de muchos de los recortes de periódicos adquiridos por los Bartra.
No cabe duda que cualquier intento de elaborar una catalogación de estos materiales debe de considerar la magnífica labor emprendida por la propia
Anna Murià —escritora y esposa del poeta— a lo largo de los años de exilio y
que se encuentra en dicho fondo documental. Sin embargo, cabe reconocer que
la recopilación de prensa de Bartra —o sobre Bartra— que Murià llevó a cabo
a menudo es inexacta u obvía datos importantes como el nombre de la revista
o suplemento de donde se extrajo el recorte. Por este motivo, quien emprenda
la tarea recopilatoria de la participación del poeta en la prensa mexicana sería
conveniente que conociera no sólo la tipografía de algunos de los periódicos
y revistas en que éste colaboró, sino también los fondos existentes en México
que conservan aún la prensa de la segunda mitad del siglo pasado. Lo que sí
es cierto es que ésta no es labor para una sola persona.
Como parte del estado de la cuestión que aquí nos hemos propuesto exponer, a continuación ofreceremos una síntesis de los materiales que nos ha sido
posible localizar y recuperar gracias, por un lado, a los recortes de prensa recopilados por Anna Murià y a los que ya nos hemos referido; por otro lado,
gracias a la tarea emprendida de manera individual siguiendo los pasos marcados por el Diccionario de escritores mexicanos también citado. Los datos que
aquí ofreceremos, sin embargo, no tienen pretensión de exhaustividad. Son
más bien la punta del iceberg, una invitación a recuperar la obra y la memoria del poeta catalán.
Para reseguir la participación de Agustí Bartra en la prensa cultural mexicana hemos seleccionado un conjunto de diez publicaciones periódicas, la mayoría de las cuales nacieron en la capital de México. Se trata de siete revistas
y tres suplementos culturales. Las primeras son Universidad de México, Revista Mexicana de Literatura, Cuadernos Americanos, El Libro y el Pueblo, Diálogos, La
Palabra y el Hombre y El Corno Emplumado; los segundos son los suplementos de
tres importantes periódicos nacionales: la Revista Mexicana de Cultura —suplemento del diario El Nacional—, México en la Cultura —suplemento de Novedades— y La Cultura en México —suplemento de Siempre!. El periodo consultado
es el que va de 1948 —año de la primera colaboración bartriana localizada—
hasta 1970 —fecha de su regreso a Cataluña. En estas publicaciones, durante
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este periodo de tiempo determinado, hemos podido localizar un total de cincuenta y cuatro colaboraciones firmadas por el poeta catalán. Más allá de los
números, cabe decir que la regularidad de colaboración de Bartra en la prensa
no fue siempre la misma. Sus estancias en Estados Unidos a finales de los años
cuarenta y a principios de los sesenta —gracias a las becas Guggenheim que le
fueron otorgadas—, así como los altibajos en las posibilidades y el interés del
poeta en participar en los medios culturales mexicanos, determinaron, en buena medida, su grado de colaboración en las páginas de revistas y suplementos.
A grandes rasgos, podemos afirmar que la década que va de finales de los años
cincuenta a finales de los sesenta es la más fructífera en cuanto a colaboraciones
en la prensa cultural. Podemos hablar, además, de tres tipos de colaboraciones:
obra creativa, artículos y ensayos, traducciones y antologías de poesía o prosa.
Obra creativa
En cuanto a las colaboraciones de tipo creativo podemos afirmar que se trata,
en su mayoría, de fragmentos de poemas largos, reproducciones de cantos enteros que conforman alguna obra o, incluso, algún texto dramático íntegro. Las
dos primeras colaboraciones de Bartra en la prensa mexicana que hemos localizado son la prosa poética “El árbol y la canción” —que es, en realidad, un fragmento de El árbol de fuego, publicado ya en español en 1940 en la Dominicana—;
y el canto XI del “Poema del Hombre” —segunda parte, traducida, de L’abre de
foc y que, posteriormente, se incluirá en Ecce Homo. Ambas colaboraciones están fechadas a principios de 1948 y vieron la luz en las páginas del mismo suplemento, la Revista Mexicana de Cultura (Bartra: 1948a, b).
Hasta casi diez años después, en 1957, no encontramos de nuevo el nombre
de Bartra en las páginas de la prensa mexicana revisada, y será con el texto titulado “Contrapunto”, (Bartra: 1957, 7-12) en la prestigiosa Revista Mexicana de
Literatura —en un número dirigido por Tomás Segovia. “Contrapunto” es la traducción de un fragmento de L’Evangeli del vent —concretamente el fragmento
que abre la tercera parte, titulada “Les gàrgoles coronades d’estrelles”. Cabe decir que hacía pocos meses que el libro se había publicado en catalán en México.
La epopeya lírica creada por el mito de Marsias es uno de los temas más
transformados de la poética bartriana. En español no apareció publicado hasta 1962. Al mismo tiempo, aparecían algunos fragmentos en la prensa cultural:
el canto viii, “El abedul”, se publicaba en el suplemento La Cultura en México
(Bartra: 1962a, 13) y, pocos meses después, a principios de 1963, en el otro gran
suplemento, México en la Cultura, aparecía otro fragmento bajo el título “La amada es el día” (Bartra: 1963a, 3).
Cabe decir que la versión de Marsias y Adila, en edición bilingüe españolinglés, en un número especial de la revista El Corno Emplumado,2 es una versión
substancialmente distinta de la considerada definitiva en lengua catalana que
apareció en 1971 dentro de la Obra poètica completa (Bartra: 1971). En esta revista bilingüe Bartra publicó, aquel mismo año de 1962, un fragmento de La luz en
el yunque; en 1966, una breve antología de poetas catalanes y españoles como
2. Bartra, Agustí. “Marsias y Adila”. El Corno Emplumado, 4, octubre de 1962. La publicación de esta revista bilingüe
en español e inglés editada en México estaba a cargo de Sergio Mondragón, Margaret Randell y Havey Wolin. Bartra
fue colaborador de la misma: publicó un fragmento de La luz en el yunque (2, abril de 1962, pp. 7-13); “El sueño de la
guerra de los árboles”, fragmento de La luna muere con agua (21, enero de 1967, pp. 13-19); y la breve antología de
poetas de la península como Ferrater, Sarsanedas, Gil de Biedma o Bauçà “Veinte poetas españoles contemporáneos”
(19, juliol de 1966, pp. 126-176). Aun dos años después de la aparición de esta versión íntegra de su poema, fue
publicado un fragmento del mismo bajo el título “La amada es el día” en el suplemento México en la Cultura. 726, 17
de febrero de 1963, p. 3.
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Fe­rrater, Sarsanedas, Gil de Biedma o Bauçà titulada “Veinte poetas españoles
contemporáneos”; y todavía, en 1967, un fragmento de la novela La luna muere con agua.
En 1958 se publicó la edición en español de otra novela: Cristo de 200,000
brazos, inspirada en la experiencia de Bartra como prisionero de los campos de
concentración franceses instalados al sur del país para retener a los refugiados
peninsulares que pasaban la frontera tras la guerra civil española. Al mismo
tiempo, aparecía, en agosto de ese año, un considerable fragmento de la misma, bajo el título “El caballo invisible”, en el suplemento México en la Cultura
(Bartra: 1958a, 3). Y aun meses después, en ocasión de los veinte años del paso
del poeta por dichos campos, el mismo suplemento recogió otro fragmento de
esta novela bajo el título “Arenas de nadie”, junto con una parte del prólogo
del autor y la reproducción del “Poema del Hombre”, acompañado, el conjunto, con ilustraciones de Bartolí (Bartra: 1959a, 3).
En cuanto a su producción dramática, Bartra publicó en forma de colaboraciones periódicas parte de las obras escritas durante el periodo de exilio, algunas
de las cuales no fueron reunidas en catalán hasta 1979 (Bartra: 1979). La primera
es Octubre, pieza en un acto, escrita, según Anna Murià, en 1951 y representada
tres años después por la sección de teatro del Orfeó Català de Mèxic, el centro
cultural catalán de la capital del país (Murià: 1992, 205). Fue publicada por primera vez en la lengua del poeta en la revista Pont Blau (Bartra: 1954, 42-48) y en
español en Cuadernos Americanos (Bartra: 1970, 196-209). La segunda obra dramática escrita y publicada en México en español es Cora y la granada, reproducida íntegramente en el suplemento México en la Cultura, (Bartra: 1958b, 3) pocos
meses después de ser publicada como libro. Cabe decir que esta aparición en la
prensa coincide con el estreno del montaje homónimo llevado a cabo en el Teatro Orientación de la ciudad de México. Dos años antes de que apareciera como
libro, la pieza El tren de cristal, basada en La metamorfosis de Kafka, vio la luz pública en las páginas del suplemento La Cultura en México (Bartra: 1964a, 13-15). Se
trata de una parte del tercer acto acompañado por un texto de presentación en el
que Bartra reflexiona sobre el personaje de Gregorio Samsa. Dos años después, a
principios de 1966, coincidiendo con su aparición como libro, aun aparecerá otro
fragmento en la revista Cuadernos Americanos (Bartra: 1966, 212).
Como vemos, existe cierta correlación, lógica hasta cierto punto, entre la
publicación de los libros, en español, en México y las colaboraciones en la prensa del país. El hecho puede ser indicativo de una cierta normalización del estado de las cosas en aquel momento. Es decir, que un poeta publicara su obra
y que ésta tuviera difusión en la prensa cultural del país —no sólo por medio
de reseñas o críticas, sino directamente con la publicación de fragmentos de la
obra—, nos hablaría de una “dinámica de normalidad” a la cual Bartra, poeta
exiliado, no le fue negada.
Como bien señala Jaume Aulet, estudioso de la obra de Bartra, la relación del
poeta con su país de exilio vive un parteaguas a raíz de la publicación del libro
prologado por la reconocida periodista mexicana de sociales Cecilia Gironella,
esposa del pintor de madre catalana Alberto Gironella (Aulet: 2005, 45). Dicha
obra preparada por “Bambi” —pseudónimo de la periodista en cuestión—, era
El ojo de Polifemo (1957) y contenía, básicamente, fragmentos de la Crónica de la
vida de Agustí Bartra, el libro de Anna Murià sobre la vida y la obra de su esposo.
El ojo de Polifemo consiguió que el nombre “del poeta catalán Agustí Bartra” se
hiciera presente en múltiples páginas de la prensa del momento y mereciera la
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atención de críticos y público. Ante este hecho, Bartra no permaneció impasible.
Fue a partir de entonces que México empezó a integrarse en su obra con más intensidad. Recordemos, si no, la publicación de un poema de resonancias abiertamente mexicanas: Quetzalcoatl. Poco antes de aparecer como libro, en español,
dos publicaciones ya avanzaban dos cantos enteros: el ix, en el suplemento México en la Cultura y el canto vi en la revista La Palabra y el Hombre de la Universidad
Veracruzana, en Xalapa (Bartra: 1959b y 1959c).
El año en que se publicó Quetzalcoatl, 1960, aparecerieron algunos cantos
más esparcidos en dos colaboraciones: el canto XII —“El árbol de piedra”— en
la revista Universidad de México (Bartra: 1960a, 14-15); y una espectacular —por
rica— selección de fragmentos de cada uno de los quince cantos junto con el
prólogo entero que abre el libro recién publicado (Bartra: 1960b, 3-4). El extenso espacio físico que estos fragmentos ocupaban en las páginas de uno de los
principales suplementos mexicanos es probable que se dedicara al poema bartriano gracias a la importancia de la editorial que lo publicó, el Fondo de Cultura Económica.
La otra gran obra bartriana de resonancias mexicanas, La luna muere con
agua, obtuvo, también, una difusión considerable. Unos meses antes de su publicación apareció un fragmento de esta novela en la revista bilingüe El Corno
Emplumado. El mismo año en que se publicó, 1968, apareció un fragmento en
las páginas de Cuadernos Americanos, (Bartra: 1968, 232-241) y poco después,
en 1969, otro fragmento en Diálogos, la revista dirigida per Ramon Xirau (Bartra: 1969, 37).
Artículos y ensayos
En cuanto a las colaboraciones de Bartra en la prensa mexicana que podrían
adscribirse en el género del artículo o el ensayo breve, cabe decir que, en comparación con las colaboraciones poéticas, dramáticas o narrativas, son pocas.
Ahora bien, si un hilo común las enlaza éste es el de la literatura y los literatos.
Se trata, en su mayoría, de artículos o breves ensayos sobre poetas o narradores y sobre sus obras. Sólo en un par de ocasiones, en las publicaciones consultadas, encontramos textos sobre la propia poesía. Es el caso, por ejemplo, del
texto titulado “El son que convoca nos hermana” (Bartra: 1965, 2-4), aparecido
en el suplemento La Cultura en México, y que es, en realidad, la primera parte
del prólogo que acompañaba la antología de su obra preparada por el propio
Bartra y publicada en aquellos momentos en México con el título La luz en el
yunque. Este texto va acompañado de un fragmento de una carta digida al poeta y firmada por Vicente Aleixandre el 9 de febrero de 1965, en la cual el de la
generación del 27 dedica generosos elogios a las elegías de Ecce Homo.
El resto de colaboraciones de Bartra sobre autores y obras incluyen títulos
tan destacados como Moby Dick y Melville, o nombres de autores admirados
como los de Saint-John Perse, Louis Aragon o los españoles Miguel Hernández,
García Lorca, Machado o León Felipe. Se trata de artículos conmemorativos o de
análisis textual, comparativos entre dos o tres autores, por ejemplo. Son, en última instancia, muestras de la admiración de Bartra por su poesía, por su obra.
Este tipo de colaboraciones son, al fin y al cabo, complementaciones de otro
tipo: las de traducciones y antologías de autores y temas de interés del poeta.
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Traducciones y antologías de poesía y prosa
En cuanto a este tipo de colaboraciones, observamos que ocupan un espacio
importante en el conjunto de la participación del poeta en la prensa cultural
mexicana. Como intelectual, Bartra ejerce, de manera retiterada, una detacada
labor de difusión cultural y de introducción de nuevos escritores o de nuevas
obras en el ámbito hispanohablante. En cuanto a las antologías publicadas por
el poeta a manera de colaboraciones, cabe destacar el importante papel que tenían como síntesis poéticas o narrativas aparecidas en un medio del tiraje y la
difusión de un periódico nacional. En 1957 se editaba en español su Antología
de la lírica norteamericana, fruto de la primera estancia del poeta en Estados Unidos. Su experiencia como antologador y traductor era considerable y, en este
sentido, sus colaboraciones en la prensa cultural venían a REBLAR el interés
para dar a conocer autores y obras de ámbitos diferentes. Incluído, claro está, el
propio ámbito mexicano. Así, por ejemplo, en 1963 México en la Cultura publica
“Diez décadas de poesía mexicana”, una extensa selección de poemas y poetas
autóctonos del último siglo (Bartra: 1963b, 1-6). Esta colaboración merece, sin
duda, una mención especial, tanto por su extensión —ocupa la portada entera
del suplemento y cinco páginas más—, como por el hecho que la labor no era
sencilla: presentar al público mexicano una selección de un siglo de poetas y
poemas clave de la historia de la poesía del país. Desde el romanticismo hasta
la mitad del siglo xx, un total de cincuenta y tres poetas quedan representados
en la selección bartriana. Como todo ejercicio antológico, esta colaboración es
deudora de una interpretación muy personal de diez décadas de poesía mexicana. Es una muestra de ello el hecho que, al lado de nombres de peso dentro
de la poesía más reciente en ese momento —como Octavio Paz, Alí Chumacero, Rosario Castellanos o Jaime Sabines—, Bartra incluya el nombre de los cinco poetas que él apadrinó literariamente: Juan Bañuelos, Jaime Augusto Shelley,
Eraclio Zepeda, Oscar Oliva y Jaime Labastida.
Cinco años antes de esta colaboración, el propio Bartra los dió a conocer en
las páginas del mismo suplemento, México en la Cultura, en otra selección de
poemas aparecida bajo el título “Cinco poetas fraternales que todavía no descubren el amor” (Bartra: 1958c, 1). Eran el grupo que, poco después, en 1960,
publicaría conjuntamente el libro que les daría nombre: La espiga amotinada. De
hecho, el texto con el que Bartra los presentó en dicho suplemento cultural, pasaría a formar parte del prólogo de la antología conjunta.3 Aunque en este texto
el poeta catalán intenta ofrecer una visión de grupo homogéneo de estos cinco
jóvenes, estudios y entrevistas posteriores demuestran que entre ellos no estaba tan clara la consciencia de grupo y que lo que les daba cohesión era su juventud, una cierta —no completa— coincidencia de pensamiento político y de
crítica social y algunas influencias poéticas compartidas.4 El propio Juan Bañuelos, miembro del “grupo”, afirmó, con la perspectiva de los años: “nosotros
3. Bañuelos, Juan, y Jaime Labastida, Óscar Oliva, Jaime Augusto Shelley, Eraclio Zepeda. La espiga amotinada, México: Fondo de Cultura Económica, 1960. El segundo y último volumen que publicaron como “espigos” —tal como se
autodenominaron— fue Ocupación de la palabra. México: FCE, 1965. El prólogo que escribió Bartra para la primera
de estas publicaciones se encuentra reproducido en el volumen preparado por Sam Abrams. ¿Para qué sirve la poesía.
México: Siglo XXI, 1999. De hecho, parte de este prólogo es el que aparece publicado en el suplemento cultural.
4. Borgeson, Paul W. “La espiga amotinada y la poesía mexicana”. Revista Iberoamericana, 148-149, julio-septiembre de
1989, pp. 1177-1190. En cuanto a su perfil literario, es muy recomendable la entrevista que les hace Elena Poniatowska.
“La espiga amotinada”. El Rehilete, 2, agost de 1961; también es interesante la entrevista de Miguel Ángel Flores a Jaime
Labastida. “Madurez a la intemperie. Entrevista con Jaime Labastida”. La Jornada Semanal, 260, 5 de junio de 1994,
pp. 20-23. Borgeson reconoce: “Hay que hacer hincapié en que, siendo un tomo La espiga amotinada llevaba cinco
posiciones diferentes ante vida y arte. La confluencia de actitudes nunca pasaría de ser parcial [...] No se escribían
composiciones colectivas, ni se estableció una estética unificada, propia del grupo” (Borgeson, 1989: 1186).
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nunca nos concebimos como grupo. La publicación se debió a una coincidencia que mucho le debemos, como te decía, a Agustí Bartra. Los gustos, los intereses sociales semejantes... pues sí, los hubo, pero el tiempo los ha dispersado.
Y creo, sinceramente, que somos ya sólo una ficha bibliográfica. Cada uno ha
seguido su camino y responderá con su obra personal” (Beltrán: 1992, 17). La
ausencia de un núcleo estético e ideológico suficientemente definido sería la
razón principal que provocaría el fin de su existencia como grupo. Más allá de
la discusión sobre la cohesión del grupo, no hay duda de que la intervención
de Bartra facilitó la introducción de todos ellos en el ámbito de la poesía mexicana del momento y determinó su madurez poética, como reconoce el propio
Jaime Labastida.5
Como antólogo Bartra publicó, todavía, en el suplemento México en la Cultura, una selección de cuentos y otra de poesía universal. Éstos no eran ejercicios
antológicos aislados en la obra del poeta catalán. Para ejemplificarlo, mencionaremos sólo el caso de la antología Adán negro (Poetas negros de lengua francesa)
publicada en México en 1964, tres fragmentos de la cual aparecen en la prensa
mexicana aquel mismo año (Bartra: 1964 c,d,e).
Habría que poner este tipo de colaboraciones en relación con las antologías que el poeta preparó y publicó en México los años 1966 y 1967, 6 no porque
colaboraciones y publicaciones mantengan siempre una relación directa, sino
porque, por un lado, son labores posiblemente de encargo que, como la colaboración en la prensa, forman parte de la actividad literaria bartriana de sus años
de exilio; y de la otra, porque unas y otras quedan a menudo olvidadas cuando se estudia el conjunto de la obra del poeta.
En cuanto a las traducciones que Bartra publicó en la prensa cultural, se
trata de poemas enteros o fragmentos de poemas o de prosas de autores admirados. Pertenecen, por ejemplo, a Sagan, Nikos Kazantzakis, Carl Sanburg, William Blake —del cual publicó una pequeña selección de poemas en la revista
La Palabra y el Hombre—, Leonora Carrington o Apollinaire.7 También publica
en la prensa traducciones de textos clave en su obra como los mitos de Ogotemmeli o la epopeya de Gilgamesh (Bartra: 1962 b,c). Cabe decir que algunas de
estas colaboraciones son, en realidad, fragmentos de traducciones publicadas
por Bartra como libro aquellos mismos años. Es el caso, por ejemplo, del título de Carrington La dama oval, publicado por Bartra en 1965. Como en el caso
de las antologías, debemos poner en relación las traducciones del poeta aparecidas en la prensa mexicana con su labor como traductor de obras publicadas como libro.
Tras estas pinceladas sobre la diversidad y la considerable cantidad de textos de Bartra publicados en la prensa cultural de México, podemos concluir
que la presencia del poeta en los medios mexicanos se debe, más allá de la vo5. “Los de La Espiga nunca nos acercamos a nadie. Teníamos algunos amigos en el medio cultural. Así, sin pertenecer
a ningún grupo y sin tener padrinos logramos algo que entonces parecía increíble y que provocó muchos recelos y
animadversión: publicamos en algunas revistas como Cuadernos del Viento y la Revista Mexicana de Literatura. Luego
tuvimos la suerte de conocer a Agustí Bartra, quien además de abrirnos las puertas del suplemento de Novedades, le
planteó al fondo de Cultura Económica la posibilidad de publicarnos un libro.” Flores, Miguel Ángel. “Madurez a la
intemperie. Entrevista con Jaime Labastida”. La Jornada Semanal, 260, 5 de juny de 1994, pp. 20-23.
6. Nos referimos a las antologías: Antología de la poesía mística (1966), Antología poética del amor (1966) y Antología
poética de la muerte (1967).
7. Bartra, Agustí. “La odisea de Kazantzakis”. México en la Cultura, 584, 22 de mayo de 1960, pp. 1, 10; “La mariposa y
el yunque, C. Sandburg”. México en la Cultura, 528, 27 de septiembre de 1959, p. 3; “Visiones de las hijas de Albión”.
Revista Universidad de México, 1, septiembre de 1958, p. 6; “La poesía de William Blake”. La Palabra y el Hombre, 9,
enero-marzo de 1959, pp. 47-60; “La dama oval, Leonora Carrington”. La Cultura en México, 202, 29 de diciembre de
1965; “Presentimiento de América, Guillermo Apollinaire”. Revista Universidad de México, 10, junio de 1969, p. 27.
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luntad de difusión de su obra, a una manera de entender su paso por México,
a una manera de entender aquel exilio. Si bien éste no se puede entender como
categoría literaria, sí que sistematiza un conjunto de la producción literaria,
poética o cultural que fue llevada a cabo por intelectuales como Bartra fuera
de su tierra natal. Entender tanto su producción poética de temática mexicana
como sus colaboraciones en la prensa como un acto de agradecimiento al país
de acogida o bien como propósito para hacerse un lugar en el ámbito de la cultura mexicana, no es más que una simplificación de algo complejo y dificil de
sintetizar como es la relación entre el poeta y México. La presencia de Bartra
en las páginas de revistas y suplementos culturales es una muestra más de lo
que Jorge Ruffinelli define como “espectáculo”: “no hay espectáculo más fascinante que el de un escritor entablando una forma dialógica —un desfío, una
lucha o un acoso de amor— con una realidad que no es la suya ni podrá nunca pertenecerle” (Ruffinelli: 1978, 16). Nunca podrá pertenecerle como realidad
propia, pero sí podrá establecer con ella un diálogo fructífero o yermo según
cómo sea capaz de entenderla.
B
I
B
L
I
O
G
R
A
F
Í
A
Aulet, Jaume (2005). “La recepción en México de la obra de Agustí Bartra”. Estudios Jaliscienses, 61, agosto, pp. 42-55.
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revista de la facultad de filosofía y letras
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