93 Identificación, evaluación y manejo de los factores de riesgo en el ambiente de la vivienda y el peridomicilio. Los estresores ambientales pueden constituirse en factores de riesgo a la salud. La identificación de estos factores resulta particularmente importante para su evaluación y manejo. Les clasificaremos de acuerdo a su naturaleza en físicos, químicos, biológicos y psicosociales. Para un individuo la exposición a un estresor puede ser catalogada de acuerdo a las combinaciones: Las relaciones horizontales de la gráfica encierran el mayor y a la vez el mínimo riesgo. Las relaciones diagonales conducen a situaciones intermedias que suelen ser las más comunes. Las dosis altas (usualmente altas intensidades del estresor durante cortos tiempos de exposición) inducen efectos agudos, las bajas (usualmente bajas intensidades del estresor con largos tiempos de exposición) efectos crónicos. Las relaciones del ambiente y el hombre pueden indicar la influencia dominante de un factor "per se" o la acción combinada de distintos factores. Estas acciones combinadas, por sus efectos en la salud, pueden ser: 94 • INDEPENDIENTES • • sumativas DEPENDIENTES • multiplicativas En el primer caso el resultado de la exposición a varios estresores será la suma de los efectos independientes de cada uno de ellos. En el segundo caso el resultado devendrá un efecto mayor o menor que la suma aritmética de los estresores independientes, indicando una amplificación o una atenuación fruto de la interacción de los estresores en la producción del efecto. A este segundo tipo de efecto se le denomina potencializado. Cuando se produce amplificación, él es descrito como sinérgico. Las interacciones pueden calificarse en órdenes según el número de factores que interactúan. Una interacción de primer orden alude a la acción combinada de dos estresores, de segundo orden tres estresores. La evaluación de los factores de riesgo suele transcurrir a través del análisis de situaciones concretas contra valores sanitarios límites tolerables de exposición, prescritos en guías o regulaciones sanitarias. Los factores de riesgo se manejan a partir de la prevención y el control, muchas veces implementados en el marco de un sistema de vigilancia (61). Los criterios globales de prevención en salud ambiental: 1. se introducen con la presencia de los grupos de riesgo en la sociedad y con la existencia de estresores ambientales que por su naturaleza e intensidad devienen en factores de riesgo 2. se materializan a través de las regulaciones, valores de referencia, normas y legislación sanitaria sobre una base científica aplicada a un marco históricoconcreto 3. constituyen un cuerpo metódico del Sistema de Vigilancia Ambiental que opera según categorías lógicas (operadores lógicos). Con estos criterios se establecen medidas de control y programas de intervención de corte preventivo. Una política de vigilancia y manejo de riesgos se establece bajo 95 una óptica intersectorial y con participación comunitaria, guiada por los lineamientos de la salud ambiental. Factores físicos Los factores de riesgos físicos de la vivienda constituyen fenómenos calificados por los tipos de energías que en ellos se manifiestan. Así tendremos los fenómenos de las energías: 1. mecánica 2. termodinámica 3. electromagnética 4. atómica Energía Mecánica Fenómenos impactivos Caracterizados por la transferencia de energía mecánica de tipo cinética (o de movimiento) pueden constituirse en un daño adquirido de modo inmediato o gradual en los individuos expuestos. Los eventos o circunstancias que pueden devenir en daños son comúnmente referidos como accidentes, aunque no siempre el daño es de naturaleza aleatoria e impredecible consecuentemente. Muchos daños pueden ser evitados y prevenidos en el marco del quehacer sanitario. Para ello deben considerarse: las actitudes culturales Existen valores sociales que en ocasiones enaltecen las conductas de riesgo y reprimen las cautelosas, sin tomar en cuenta las consecuencias reales de los actos. los factores socioeconómicos Las tasas de daño suelen asociarse a la pobreza tanto en las naciones desarrolladas como en desarrollo. Las comunidades en desventaja sufren más daños que las aventajadas para un mismo estresor. 96 los valores individuales Los riesgos percibidos de daño son mentalmente ponderados contra otros riesgos ambientales, necesidades de supervivencia y beneficios percibidos por aceptación del riesgo. Los daños del hogar afectan primariamente a los niños y a los ancianos en una amplia gama de situaciones: contusiones, cortadas, quemadas, envenenamientos, caídas, obstrucción respiratoria, sofocación y estrangulamiento que pueden resultar letales. Uno de cada tres accidentes mortales ocurre en el hogar y el predominio corresponde a los niños menores de 5 años, debido a su mayor permanencia en la vivienda y su vulnerabilidad. La ropa con cremalleras que puede atascarse durante el juego, ciertas comidas, juguetes, bolsas plásticas, camas de agua pueden resultar factores de riesgo para los niños. Los elementos del diseño arquitectónico y urbanístico pueden devenir factores de riesgo de daño, tales como estado de pulimentación y desniveles en los pisos, o escaleras sin baranda, albercas o piscinas no protegidas, vanos (aberturas) sin protección, justificados en la estética, o simplemente pasos a nivel en las calles transitadas, justificados por el economicismo. En los edificios con muchos pisos, las deficiencias estructurales pueden representar una amenaza para la vida y para las diferentes partes del cuerpo. Los residentes de los pisos más altos pueden correr un alto riesgo en caso de incendios o explosiones, a lo que se suma el estrés psicosocial causado por contingencias como el ruido excesivo y la poca privacidad, que pudieran añadirse como factores moderadores de los accidentes. La quemadura constituye una causa de lesión frecuente, principalmente en los niños, aunque ella es un fenómeno no impactivo. Un párrafo aparte para destacar la importancia de la seguridad de las construcciones. Los derrumbes y desplomes al nivel de la obra constructiva (debido al empleo de diseño deficiente, materiales de construcción de mala calidad, errores de ejecución de la obra, falta de mantenimiento a viejas viviendas, necesidades de restauración no satisfechas) la sujeción a una microlocalización inapropiada (inseguridad en el terreno, incorrecta 97 disposición espacial) constituyen problemas muy serios que amenazan la vida de los residentes (62). Para la prevención del daño se usan estrategias activas y pasivas, diferenciadas en la necesidad de implementarlas o no a través de acción por parte de los sujetos expuestos. Las intervenciones pasivas pueden ser más efectivas, en tanto las otras son más difíciles de sostener, principalmente aquellas que dependen de la conducta y la prevención de las personas. Generalmente se consideran los conceptos de hospedero, agente (vehículos y vectores) y ambiente (físico y socioeconómico) a la hora de considerar los puntos de intervención en la prevención de daños. La promoción de salud constituye una herramienta para enfrentar los accidentes en las comunidades (63) . Fenómenos acústicos Comúnmente se conoce como sonido, en su acepción física, a una perturbación ondulatoria de la presión (la velocidad, la aceleración y la intensidad de la energía de las partículas) de un medio elástico con capacidad de propagarse. En el aire tales oscilaciones son longitudinales a la dirección de propagación. En medios que resisten deformación de cizalladura son transversales. El ruido de otra parte es un sonido molesto, indeseable, que puede dañar la salud y el bienestar. En el campo de la salud ambiental distinguiremos los términos sonoridad, audibilidad y ruidosidad (64) para manejar el marco físico, fisiológico y psicológico del sonido. El sonido de la vivienda puede clasificarse en aéreo y estructural, en dependencia de la vía de comunicación. El primero llega a través de la fenestración, el segundo por las cubiertas y paredes. El primero puede ser conjurado con medidas de control sobre las 98 fuentes y medidas de interceptación de la propagación de carácter urbanístico (colocación de edificaciones tampón, por ejemplo almacenes, creación de barreras cortinas de vegetación- o separación física). En climas fríos pueden colocarse elementos de aislamiento acústico (como doble cristal separado por una película de aire) al nivel de las ventanas. En el segundo caso se introducen elementos arquitectónicos de aislamiento y absorción, como el empleo de materiales aislantes en los entrepisos. El sonido estructural en particular atañe al aislamiento acústico de las paredes y al ruido de impacto de las cubiertas o entrepisos (65). Desde el punto de vista sanitario se establecen valores límites de exposición al ruido aéreo por exceso, al nivel de aislamiento acústico y al nivel de transmisión de ruido de impacto, estos últimos por defecto. Las medidas físicas de aislamiento y absorción deben ir aparejadas a las medidas de educación para la salud, pues en una gran proporción el ruido de los edificios multifamiliares es provisto desde viviendas vecinas a partir de conductas y estilos de vida lesivos a la educación formal. El ruido industrial y del tráfico, el ruido de las áreas comerciales y las terminales del transporte debe estar sujeto a una vigilancia ambiental que parte de la política en salud ambiental para la protección del ámbito doméstico. Los niveles de sonido que invaden la vivienda desde las ventanas, transmitidos por las paredes y a través de los entrepisos resultaron sanitariamente inaceptables en viviendas de proyectos típicos estudiadas en la ciudad de La Habana ( 60) . De acuerdo con varios estudios que se han llevado a cabo en Buenos Aires, Argentina, los autos, colectivos, motos y camiones, las llamadas fuentes móviles, son los principales generadores del ruido urbano. Además, la arquitectura urbana contribuye a propagar y hacer más intensos estos sonidos molestos, ya que los edificios actúan como pantallas que reflejan nuevamente los sonidos hacia la calle (66). Fenómenos vibratorios Las vibraciones son las oscilaciones mecánicas del medio material con el cual el hombre está en contacto. Ellas pueden presentar componentes verticales y horizontales, por lo que se precisa un sistema cartesiano para su representación. Las vibraciones físicamente se caracterizan por frecuencia y amplitud. La amplitud de la vibración es una medida de su energía y puede expresarse por la cuantía del 99 desplazamiento de las partículas (alejamiento del punto de reposo), su velocidad (variación del desplazamiento en la unidad de tiempo) y su aceleración (cambio de la velocidad en la unidad de tiempo). La medición del desplazamiento refleja las bajas frecuencias (ofreciendo una medida de la tensión del material), la aceleración denota las altas (ofreciendo una medida de la fuerza aplicada), en tanto la velocidad reflejaría toda la gama de frecuencias. Particularmente importantes desde el ángulo de la higiene son las vibraciones por debajo de los 1 000 Hz. Las vibraciones pueden ser periódicas, como las producidas por las piezas rotatorias de las maquinarias (oscilaciones armónicas puras), con uno o varios armónicos superpuestos. En el análisis espectral (energía-frecuencia) ellas se representan según líneas. También pueden ser aperiódicas, como las producidas por el tráfico terrestre (oscilaciones erráticas), con una representación espectral de área a las que podemos denominar ruido. Su carácter oscilatorio en el tiempo se representa en la figura 6. Fig. 6. Corte temporal de la aceleración de un fenómeno vibratorio En la vivienda se perciben las vibraciones como consecuencia de diversas fuentes, entre las que se cuentan: 100 ASCENSORES CORRIENTES DE AGUA Y RESIDUALES EN TUBERÍAS PASOS DE PERSONAS MOVIMIENTOS DE ENSERES DOMÉSTICOS TRÁFICO TRENES SUBTERRÁNEOS O PUENTES Las vibraciones en las viviendas están condicionadas por la magnitud de la cimentación y la masa constructiva y no sólo por las características de las fuentes y su separación de la vivienda. Un incremento de los primeros parámetros redunda en una amortiguación de la aceleración. El tipo de terreno condiciona el proceso de transmisión. Las frecuencias predominantes de la vibración en las viviendas se ubican bajo los 100 Hz. Desde el punto de vista sanitario la exposición a la vibración está limitada por exceso, tomando como fundamento en el caso de la vivienda el umbral de percepción de la vibración. Las normas sanitarias limitan los niveles de vibraciones de velocidad o aceleración por valores máximos tolerables según frecuencias de octava, pero se definen valores integrados ponderados por frecuencia. En la ciudad de La Habana se halló que las vibraciones mecánicas de los pisos resultaron más intensas en las viviendas de una planta y en los edificios de 4 – 5 pisos que en los edificios altos de 12 y 20 plantas, dominando las componentes espectrales de baja frecuencia, con pico resonante en 31,5 Hz. Las vibraciones se incrementaron con el grado de urbanización, la densidad de la red vial y con el flujo del tránsito (60). Energía Termodinámica Microclima y ventilación En la vivienda el concepto de microclima alude a las condiciones físicas del aire interior de los locales (temperatura, humedad, viento y calor radiante) y la ventilación general es el proceso de control de calor o remoción de contaminantes atmosféricos a través de la circulación de este aire. Los métodos empleados en la ventilación se clasifican en: 101 • inyección y disipación natural • inyección mecánica y disipación natural • inyección natural y disipación mecánica • inyección y disipación mecánica De ellos el primero es empleado con preferencia (67). En las viviendas se utiliza el viento y el efecto de densidad para estimular la infiltración del aire. La eficiencia de la infiltración depende de las diferencias de presión y de los gradientes de temperatura. Los vanos de las edificaciones a sotavento y las cubiertas son áreas de baja presión que se constituyen en elementos impulsores de la circulación del aire, opuestos a la resistencia aerodinámica de los vanos a barlovento. El caudal de aire infiltrado es función de la componente normal a los vanos de la velocidad del viento y de las diferencias de temperatura interior y exterior. En el primer caso juega un importante papel la orientación de las fachadas con respecto a la dirección del viento, las obstrucciones y el número, tamaño y ubicación de la fenestración. En el segundo resulta importante la diferencia en altura entre las ventanas por las que el aire penetra y aquellas por las que se evacua, además de sus relaciones de áreas. Cuando los métodos de ventilación resultan insuficientes para aminorar una carga calórica entonces se apela a la climatización (aire acondicionado). En el caso de déficit de la carga calórica, a la limitación de la infiltración puede sumarse el empleo de calefacción. En climas cálidos, las paredes y techos no sombreados o con inadecuado aislamiento térmico pueden devenir en importantes emisores infrarrojos que trasladan calor radiante al interior de la vivienda. La presencia de excesivo cristal en las ventanas, combinada a la ausencia de parasoles o celosías para limitar la insolación puede inducir un efecto invernadero dentro de la vivienda, permitiendo el paso de la luz visible pero impidiendo la salida de la irradiación infrarroja del interior de la vivienda. Un elemento importante a considerar para amortiguar las cargas calóricas en los climas tropicales es el empleo de sombreado. Las sombras dependen del curso del sol en la bóveda celeste y de la orientación de la edificación y su entorno (edificaciones vecinas, árboles, muros, etc.). La incidencia del sol en las fachadas de los edificios se denomina asoleamiento y se puede calcular a través del método estereográfico. En los diagramas 102 solares se muestran las diferentes orientaciones de las fachadas para conocer el período de insolación durante el transcurso del año en cada una. Los cálculos de sombra arrojada se realizan para los meses de junio y diciembre, que corresponden a los extremos del recorrido Norte - Sur de la trayectoria solar. El cálculo es de interés al diseño de la logia o terraza sobre la pared del área de estar, en términos de ángulos de sombra y se expresa gráficamente mediante la máscara de sombra. Sirve igualmente para el cálculo de defensas solares para las ventanas y puertas. También se calcula el factor de ganancia solar para las secciones más representativas de las fachadas, el cual está normado a los fines de protección contra las cargas calóricas. De forma general, las medidas de control ambiental de la sobrecarga térmica pueden enumerarse como: 1. Incremento de la circulación del aire 2. Ventilación adecuada 3. Protección contra el calor radiante 4. Climatización 5. Organización de los ciclos de actividades Energía Electromagnética La energía electromagnética se relaciona con la aceleración de las cargas eléctricas en diferentes escalas de movimiento y se manifiesta como una onda transversal a su dirección de propagación caracterizada por un componente eléctrico E perpendicular a un componente magnético B. La velocidad de la radiación en el vacío es del orden de 3.108 m/seg. , disminuyendo en cierta medida en el medio material. La propagación del campo puede ser descrita por las ecuaciones de Maxwell Faraday. 103 La energía de la onda electromagnética es directamente proporcional a la frecuencia. A su vez, la frecuencia es directamente proporcional a la velocidad de propagación e inversamente proporcional a la longitud de onda λ. Ello implica que en determinada zona de frecuencias las energías de los fotones pueden ser tan altas que podrían desplazar los electrones de los orbitales atómicos en sus colisiones creando un disbalance de cargas, lo que se describe como ionización. De este modo dividiremos el espectro electromagnético en la zona de las radiaciones ionizantes y la zona no ionizante. El espectro electromagnético se extiende desde longitudes de onda menores que 10-10 m a mayores de 1 m (hasta 100 km), recorriendo diversas subregiones espectrales. La radiación con longitudes de onda bajo los 1 000 Å (10-10 m) tiene energía suficiente para producir ionización. Radiaciones Ionizantes. La radiación ionizante interactúa con la materia, produciendo por ejemplo la remoción del electrón en un átomo neutro y generando un par de iones. Esta radiación consiste básicamente de partículas alfa y beta, neutrónica y radiación gamma y X, con frecuencias mayores a 1017 Hz. La zona de las radiaciones ionizantes comprende pues las subregiones de la radiación alfa de longitud de onda de 1 Å, la radiación ß de longitud entre 1 y 5 Å y la radiación gamma de 5 a 10 Å. Con longitudes de 10 a 1 000 Å localizábamos la zona de los rayos X. El origen de esta radiación se ubica en los orbitales más próximos a los núcleos atómicos o en su interior. Algunas formas isotópicas de elementos pesados son 104 inestables y tienden a descomponerse según una razón de probabilidad conocida como tiempo de vida media. En este proceso aparecen radiaciones ionizantes al nivel atómico y nuclear, por lo que podemos considerarlas manifestación de las energías atómicas. La exposición a esta radiación no puede ser evitada porque se halla en el ambiente natural, pero conductas preventivas que favorezcan mínima exposición innecesaria deben ser promovidas. En la vivienda, la fuente de radiación natural más importante proviene del radón, originado en el subsuelo de modo marcado en ciertas áreas geográficas. Este elemento llega al aire interior de la vivienda a través del basamento de la edificación, se difunde a través de sus paredes y pasa al aire interior, exponiendo a sus habitantes. También los materiales de construcción e implementos, como tuberías metálicas, contienen elementos que expelen el gas o sus productos de descomposición. Los productos de la decadencia, libres o afiliados a las partículas transportadas por el aire, se inhalan y retenidos en los pulmones pueden continuar el proceso de descomposición antes de resultar eliminados por los mecanismos naturales de depuración. Se conoce muy poco de la situación del radón en la Región. En los Estados Unidos de América hay gran preocupación por los riesgos para la salud derivados de la exposición al radón natural en lugares no relacionados con actividad industrial, principalmente en los hogares en zonas residenciales. Los resultados de varias investigaciones demuestran que en los Estados Unidos muchas casas tienen concentraciones de radón muy elevadas y que miles de personas, sin sospecharlo, están expuestas a altos niveles de radiación. Considerando datos de este país, se ha reportado que seis millones de viviendas presentan altas concentraciones de elementos del decaimiento del radón y se ha recomendado que las viviendas que se encuentren en un piso inferior al tercero se examinen para conocer las concentraciones del gas. Medidas de vigilancia radiológica se implementan a partir de los valores máximo permisibles de exposición. Según normas europeas, la radiación máxima en el interior de antiguas viviendas quedaría limitada hasta 400 Bq/m 3 y en edificios nuevos el límite se fijaría en 200 Bq/m 3. En los Estados Unidos de América la exposición máxima 105 sanitariamente aceptable se prescribe en 150 Bq/m 3. En la etapa de microlocalización conviene tener un perfil geológico del subsuelo, determinándose si minerales radiactivos están presentes en cantidades de riesgo. La ventilación eficaz y el sellaje de grietas en las paredes constituyen medidas apropiadas (68). Radiaciones no ionizantes Adentrándonos en la región de mayores longitudes de onda, la energía de los fotones llega a ser inferior a 12,4 eV sobre los 1000 Å, la que resulta insuficiente para desprender cargas eléctricas de los orbitales atómicos y por tanto a toda esta zona la denominamos, zona de las radiaciones no ionizantes. Las radiaciones no ionizantes comprenden las subregiones (por orden creciente de longitudes de onda): Ultravioleta Visible Infrarrojo Microonda Radiofrecuencia Frecuencias muy bajas Añadiremos como corolarios la situación de los campos magnéticos "per se" y los aeroiones atmosféricos. UV. El origen del UV se ubica al nivel de la excitación de los electrones de valencia. Proveniente del Sol, de las fundiciones por arcos, los hornos eléctricos y la soldadura, la radiación ultravioleta (UV) es la radiación no ionizante de más alta frecuencia (1015 a 1017 Hz), lo que corresponde a la zona sobre 1 000 y bajo los 4 000 Å. Suele subdividirse en distintas regiones espectrales cuyo impacto en salud es contrastado. UV-A con longitudes de onda de 4 000 a 3 200 Å se la conoce también por el nombre de UV de onda larga, UV cercano o luz negra. 106 UV-B con longitudes de onda de 3 200 a 2 800 Å se la nombra UV de onda media o radiación de la quemadura solar. UV-C con longitudes de onda de 2 800 a 2 000 Å se refiere como UV de onda corta, UV lejano o radiación germicida. Por debajo de los 2 000 Å la UV tiene relativamente poca importancia biológica debido a que la radiación en esta región, identificada como UV de vacío es absorbida en el aire en una corta longitud de paso. La atenuación en la atmósfera de la UV por la vía de la absorción y la dispersión afecta la región por debajo de los 3 200 Å, fundamentalmente por la influencia del ozono estratosférico; de modo que se cuenta no sólo con un componente directo del haz radiante sino con un componente difuso. Bajo los 2 888 Å prácticamente no hay presencia de UV en la atmósfera. La UV que alcanza la Tierra no excede el 1,5% de la energía solar total (69) . La vivienda debe proteger al hombre de la exposición excesiva pero debe proveer un mínimo de irradiación UV a los fines bactericidas. De manera que no resulta aconsejable impedir enteramente la penetración de la luz del sol a la vivienda. La reducción de microorganismos de la humedad y el polvo puede favorecerse con la exposición de algunas horas de UV diarias. Por esta razón se recomienda permitir diariamente la entrada controlada de la insolación al interior de los locales de la vivienda. Radiación luminosa La zona visible del espectro de la radiación electromagnética se extiende en la estrecha región entre 1014 y 1015 Hz; ello equivale a plantear entre los 4 000 y los 8 000 Å de longitud de onda aproximadamente. El ambiente luminoso es descrito en términos de intensidad luminosa, flujo luminoso, iluminación, brillo, contraste de luminancia, contraste relativo y reducción de 107 contraste (46). Desde el punto de vista de la salud ambiental, los elementos que resultan normados más frecuentemente son la iluminación y el contraste de luminancia, este último principalmente para el caso de tareas de lectura y escritura. Aunque la iluminación puede afectar por exceso, los valores sanitarios de referencia se ofrecen por defecto protegiendo la visión contra el déficit de luz. Otro aspecto importante a destacar es el color. El color se utiliza para la transmisión de mensajes por la vía emotiva. Los colores cálidos (amarillo a rojo) estimulan e inducen el movimiento, en tanto los colores fríos (verde a azul) inducen quietud. También se combinan símbolos para la transmisión de información. A la técnica destinada al empleo del color para la transmisión de información se la conoce con el nombre de cromatismo. Con el desarrollo del mercantilismo moderno surge la contaminación cromática como una manifestación de saturación y fatiga visual que conduce a la pérdida perceptual de la diferenciación de los objetos. Se definen 3 colores primarios que a través de la adición, la mezcla y la sustracción generan colores secundarios. El empleo del círculo de colores permite definir colores complementarios y análogos. La luz en la vivienda puede ser natural y artificial. La luz artificial es provista por los sistemas de alumbrado y se emplea por excelencia en la noche. El alumbrado puede ser general, general localizado y suplementario. El alumbrado se diseña según el cálculo de la iluminación. Las luminarias juegan un papel muy importante en cuanto a la influencia que el espectro de la luz generado puede tener sobre la eficiencia en el desenvolvimiento de las tareas visuales. De otra parte hay que considerar el rendimiento de las lámparas. En el caso de los bombillos incandescentes el rendimiento es de sólo 10 - 20 lm/w, mientras en los fluorescentes, ello depende de la potencia consumida. En el caso de las lámparas de 47 W, el rendimiento es de 43 lm/W. Desde el punto de vista sanitario la vivienda requiere un sistema de alumbrado general, pero eventualmente puede requerir elementos suplementarios en los lugares donde se desarrollan labores domésticas de cierta precisión. El alumbrado adecuado disminuye la probabilidad de los "accidentes" del hogar y facilita el desarrollo de las tareas a las cuales se destinan los diferentes espacios funcionales de la vivienda (70) . Debe destacarse que estas tareas tienen asociados climas luminosos idóneos, debidamente identificados, que resultan confortables al desarrollo de las tareas visuales. Sin embargo, estos climas están establecidos según la edad de las personas que asumen 108 tales tareas. Por ejemplo, la lectura en un niño de 10 años reclama unos 175 lux. Igual tarea en un adulto de 60 precisa 2 500 lux. En la vivienda la iluminación absoluta es la variable normada sanitariamente para el control del ambiente luminoso artificial. Un elemento adicional que debe considerarse es la reducción de los disbalances de iluminación en los diferentes locales de la vivienda. La iluminación natural es aquella provista por la luz difusa de la bóveda celeste y por las reflexiones en las superficies próximas exteriores de la vivienda, que penetra en ésta a través de los vanos de los elementos constructivos. Los criterios de vivienda sostenible postulan axiomáticamente el empleo de la iluminación natural como fuente de luz por excelencia en la vivienda en las condiciones diurnas. Los criterios sanitarios establecen la normación del coeficiente de iluminación natural (e). Como quiera que este coeficiente cambia con el curso del sol en la bóveda celeste, lo cual depende de la hora del día, la estación del año y la latitud geográfica, se define el coeficiente de iluminación natural normalizado como aquel valor de "e" que corresponde a una iluminación difusa exterior de 10 000 lux, hecho que suele suceder naturalmente una hora después del alba y una hora antes del vesperto. El valor de "eo" mínimo permisible depende del espacio funcional de la vivienda (servicio sanitario, cocina, habitación, sala de estar, etc.) y debe ser considerado a priori en el diseño constructivo. Para ello se emplea la modelación del coeficiente normalizado, asumiendo que los rayos luminosos que alcanzan un cierto punto p del plano inscrito son consecuencia de la suma de los rayos que atraviesan los vanos de las paredes provenientes de: • la bóveda celeste • las edificaciones adyacentes • las reflexiones interiores de paredes y techos • las reflexiones exteriores del terreno adyacente • las cubiertas arquitectónicas los que por supuesto son atenuados por quiebrasoles, vidrios, persianas, cristales, marcos y los colores de las interferencias a la propagación de la luz. 109 Otro elemento sanitario a considerar en las viviendas es la modulación del ambiente luminoso por el régimen de reflexiones de los objetos interiores, lo cual es valorado a tenor del coeficiente de reflexión. Se recomienda que las superficies del techo deben tener un coeficiente de .80, las paredes entre .40 y .60 y los pisos .20 para obtener un régimen no deslumbrante. Radiación infraroja La zona del infrarrojo se extiende desde los 8 000 Å hasta los 400 µm. Su origen se vincula a la vibración molecular. La vibración está influida por la orientación magnética de las moléculas, que puede a su vez ser descrita por la rotación de las mismas y la vibración de los núcleos. La subzona del infrarrojo lejano se extiende a partir de los 25 µm de longitud de onda en lo adelante y su génesis se asocia en particular a la rotación molecular. Como quiera que la temperatura de los cuerpos resulta una expresión de su calor, y el calor es una medida de la energía cinética media de las moléculas que les constituyen, entonces todos los cuerpos con una temperatura sobre los 0º K tienen la propiedad de emitir radiación infrarroja. De este modo, encontramos infrarrojo incluso en el cosmos cuya sustancia enrarecida emite a la temperatura de 4° K. La frecuencia de la radiación infrarroja está vinculada a la cuarta potencia de su temperatura absoluta, propiedad que es reconocida con el nombre de "ley de Stefan Boltzman". A mayor temperatura la IR 110 será más intensa, de modo que los cuerpos calientes, entre ellos los filamentos incandescentes, serán productores de radiación IR por excelencia. En la vivienda el IR puede ser utilizado para caldeamiento en los climas fríos, como resulta el caso de los radiadores de calefacción. En este clima los elementos constructivos deben "atrapar" e impedir la salida del IR al exterior. En climas cálidos los elementos constructivos por el contrario deben favorecer el escape de la radiación IR. Los cristales de la fenestración permiten el paso de la longitud de onda visible del exterior, pero constituyen una barrera a la propagación del IR irradiado por el mobiliario y paredes del interior, por lo que pueden contribuir a un efecto de caldeamiento que puede resultar indeseable en climas cálido húmedos. Microondas, RF y ELF. Denominamos radiación electromagnética de radiofrecuencia y microondas a la oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en un medio material o el vacío en la gama de frecuencias de 100 Khz a 300 Ghz. Llamamos radiación de muy baja frecuencia a la oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en las frecuencias convencionales de distribución comercial de energía eléctrica (50 - 60 Hz). El origen de esta gama de radiaciones se ubica en el momento dipolo macromolecular en el caso de las microondas o en los movimientos acelerados de las cargas libres en los conductores. A los fines prácticos la radiación electromagnética de radiofrecuencia y microondas es clasificada en bandas de frecuencias que se corresponden a subregiones del espectro. Región de Radiofrecuencia (RF): Gama de ondas Límite inferior (MHz) Límite superior (MHz) ondas largas 0,03 0,3 ondas medias 0,3 3 ondas cortas 3 30 ondas ultracortas 30 300 111 Región de las microondas: Gama de ondas Límite inferior (GHz) Límite superior (GHz) ondas decimétricas 0,3 3 ondas centimétricas 3 30 ondas milimétricas 30 300 La absorción de radiación de RF o microondas en un medio material trae aparejado un efecto de calentamiento, de manera que la intensidad de la radiación podría medirse por el incremento de la temperatura. La intensidad de la radiación se la denomina irradiancia y se expresa en W/m 2. La densidad de potencia o irradiancia puede calcularse de los vectores campo eléctrico E y campo magnético H según un producto vectorial. Desde el punto de vista sanitario, en el peridomicilio la irradiancia es el parámetro normado por valores máximo permisibles para las emisiones de microondas. En tanto la intensidad del campo eléctrico constituye el parámetro normado en el caso de las radiofrecuencias y los campos de frecuencia muy bajos. Los campos de RF y de microondas son producidos en la naturaleza aun sin la acción del hombre, pero la intensidad global de las radiaciones actuales producto del desarrollo socio-industrial, es de varios órdenes de magnitud mayor que las naturales. Los campos electromagnéticos naturales son más fuertes en frecuencias inferiores al límite de 100 Khz. El campo eléctrico estático de la tierra alcanza valores de 100 V/m en condiciones de buen tiempo en la capa de aire próxima al suelo. La presencia de nubes de tormenta incrementa la tensión del campo y las descargas eléctricas naturales producen una radiación de banda ancha centrada en los 10 Khz. En la gama de RF y microondas recibimos radiación del sol y las estrellas pero en magnitud de 10 pW/cm2 La densidad de potencia de las fuentes naturales cae no linealmente con la frecuencia hasta valores inferiores a 10 -22 uW/cm 2.Mhz sobre los 10 Mhz, siendo la irradiancia más alta en la noche que durante el día (71) . El desarrollo industrial tecnológico actual genera radiación RF y de microondas de forma continua o en impulsos y la operación en el tiempo puede ser sostenida o intermitente. La onda puede ser modulada en amplitud, frecuencia e impulso. La 112 información que porta la onda es trasladada por la modulación. Bajo la práctica médica se emplean equipos destinados a irradiar pacientes con fines terapéuticos controlados. Los radiadores incidentales se emplean al nivel doméstico, comercial e industrial. La exposición de la población en general debe ser considerada como intermitente y prolongada, de baja intensidad, en una gama muy amplia de frecuencias. En la vivienda y el peridocimicio se cuentan gran número de fuentes, entre ellas los motores eléctricos, los transformadores, las líneas eléctricas, el equipamiento electrodoméstico en general. Bajo los conceptos reinantes en la sociedad, el bienestar doméstico está condicionado por la disponibilidad de equipamiento eléctrico y electrónico en la vivienda y por el consumo de energía. En virtud de la exposición a los campos generados por los radiadores intencionales y no intencionales, hoy se investiga si ello pudiese generar un riesgo a la salud de la población, luego del reporte acerca de la posible incidencia sobre el cáncer en la niñez de la configuración de la red eléctrica de la vivienda (72) , lo que resulta en el presente controversial (73) . La contribución al campo magnético en la vivienda de los flujos continuos de las conductoras de agua y plomería ha sido resaltado por su valor predictivo de la incidencia del cáncer y se ha argumentado acerca de la concentración de partículas radiactivas, movidas por la polaridad del campo eléctrico, como agente causal de la aparición de este tipo de dolencia (74). Se investiga principalmente la leucemia, pero también el cáncer pulmonar, de la piel y de los senos. De confirmarse los hallazgos se haría preciso fijar valores límites sanitarios de exposición a los campos de muy baja frecuencia, a las radiofrecuencias y las microondas. Estos valores límites cambiarían con el espacio funcional, de este modo quedarían fijados valores límites para la exposición en la vivienda y el peridomicilio. Los valores límites serían empleados como parámetros en las ecuaciones de difusión del campo y de aquí se derivarían los dos parámetros sanitarios propuestos para control, a saber: • la zona de protección sanitaria • la zona límite de construcción La primera delimita los territorios que a una altura de 2 m marcan valores de campo eléctrico o irradiancia por encima de los máximos sanitariamente permitidos. En esta zona no pueden edificarse viviendas. La segunda marca la frontera del volumen de 113 espacio en el cual los valores de campo se encuentran por encima de los máximos sanitariamente permitidos. La altura de los edificios de vivienda en esta zona no puede ser superior a la altura de la zona límite de construcción. El significado de estos parámetros se aplica a la etapa de la microlocalización de inversiones para objetivos radioeléctricos por parte de la autoridad sanitaria estatal, pero en el terreno de la vigilancia epidemiológica ambiental pueden ser utilizados para la zonificación sanitaria de los territorios y la identificación de grupos de riesgo. Aunque los campos de las líneas de transmisión son más intensos que aquellos que pueden rodear los aparatos electrodomésticos, éstos pueden ser fuertemente perturbados por la presencia de los edificios, árboles, vehículos. Ello no sucede con los campos magnéticos. Campos magnéticos. La existencia de los campos magnéticos se asocia a las aceleraciones de las cargas eléctricas. El campo magnético es un campo vectorial de densidad de flujo magnético B en el vacío que genera un campo de intensidad H en el medio material a partir de la constante de permeabilidad magnética µ. H=µ.B Las unidades de medida del campo para ambos vectores H y B serían: Sistema Internacional Sistema CGS intensidad de campo H A/m Öersted inducción magnética B Tesla Gauss 114 En el interior de la Tierra, la sustancia fundida del núcleo es portadora de corrientes eléctricas que podrían explicar la existencia de un campo magnetostático en el planeta que se manifiesta por las líneas de fuerza que la rodean y la protegen de las partículas del viento solar. Fig. 7 Las líneas de fuerza del campo magnético del planeta El campo magnético natural ubica su polo magnético Norte en la proximidad del polo geográfico Sur y viceversa. La componente vertical del campo en el polo es del orden de 67 µT, en tanto la componente horizontal en el Ecuador es de 33 µT. La influencia solar y lunar sobre las corrientes ionosféricas es del orden de 0,03 µT, en tanto las tormentas y la actividad solar intensa son responsables de un campo de 0,5 µT. Existen flujos magnéticos cambiantes, de naturaleza pulsante, con densidades de flujo aún menores (49). Los equipos electrodomésticos son productores de campo magnético en las viviendas. La intensidad del campo no depende del tamaño, la complejidad o la potencia de los aparatos. Algunos ejemplos de valores máximos de campos magnéticos en mG generados por aparatos electrodomésticos, a 6 pulg. de distancia, se presentan en el cuadro 20. 115 Cuadro 20 Campos magnéticos generados por electrodomésticos en la vivienda secadoras 700 máquinas de afeitar 600 hornos microondas 300 cocinas eléctricas 200 refrigeradores 40 licuadoras 100 lavadoras 100 planchas 20 calentadores 150 aspiradoras 700 Fuente: EPA, 1995. Las líneas eléctricas y el equipamiento del hogar influirán en los campos magnéticos de la vivienda. Las investigaciones muestran que aunque este campo es menor que el natural, que es del orden de 500 mG, el campo de la tierra es continuo y el de los aparatos es alterno, por lo que mientras el campo de la tierra no genera corrientes, los campos de los electrodomésticos inducen corrientes eléctricas en los órganos de los residentes expuestos. 116 Fig. 8. Campos magnéticos medidos en el interior de las viviendas De este modo se ha planteado una vigilancia sanitaria para la exposición a los campos magnéticos. En el caso de los campos estáticos se vigila la intensidad del campo externo y la duración de la exposición. En el caso de los campos alternos se plantea una protección básica, basada en la limitación de las corrientes de torbellino que se generan al nivel de los órganos del cuerpo humano, señalándose dosis a órganos críticos. También se plantea una protección efectiva, basada en la observancia de la distribución de la intensidad del campo en tiempo y espacio. No obstante parece una tendencia efectiva por parte de los productores, el sistematizar una verificación de los campos producidos por sus aparatos electrodomésticos y ya desde la etapa del diseño tratar de reducir en lo posible la intensidad de los campos generados. La cultura ecológica proveerá a la población de criterios que obliguen al mercado a ofertar productos de baja radiación. Ello debe formar parte de las políticas de promoción de salud que deben impulsar las autoridades de salud en los distintos países. Además 117 deben desarrollarse programas de educación para la salud que contribuyan a crear una conciencia con respecto a este tipo de riesgo ambiental doméstico. Aeroiones La radiación ultravioleta, las corrientes eléctricas de alta tensión y el fuego constituyen fuentes de formación de aeroiones. Los aeroiones son partículas minúsculas de la atmósfera que poseen carga eléctrica. Ellas portan distinta polaridad la que puede ser: • positiva • negativa Los aeroiones se clasifican por sus dimensiones en: Ligeros: con dimensiones bajo 0,2 µm Pesados: con dimensiones sobre 0,2 µm Los aeroiones guardan un perfil de concentración en el interior de las viviendas que se diferencia del día a la noche. Los aeroiones ligeros muestran concentraciones del orden de 200 a 1 000 por cm3 en las horas del día. Sin embargo, en la noche la concentración de aeroiones ligeros aumenta hasta los 800 - 1 000 por cm3. En cambio, los aeroiones pesados presentan en aire puro concentraciones del orden de 3 000 a 5 000 por cm3 durante el día, en tanto en la noche su concentración disminuye hasta 1 000 - 3 000 iones/cm3 Las investigaciones han permitido sugerir concentraciones saludables de iones ligeros, las que se exponen el cuadro 21. Cuadro 21 Concentraciones sanitarias de referencia de la exposición a los aeroiones liegeros en la vivienda. niveles mínimos de iones negativos 600 i/cm3 niveles mínimos de iones positivos 400 i/cm3 niveles óptimos de iones de ambas cargas 1 000 - 3 000 i/cm3 niveles máximos de iones de ambas cargas 50 000 i/cm3 Fuente: Akimenko, A., Instituto Marzeev, Kiev. Reporte científico. 1990. 118 Para los iones pesados no se postulan valores de referencia, aunque ellos se consideran indicadores de la pureza del aire. Con cifras hasta de 10 000 i/cm 3 se considera la presencia de aire limpio. Los iones ligeros pueden ser muy influidos en su concentración por el grado de renovación del aire en la vivienda y por la humedad del mismo, el cual está relacionado a su conductividad. Factores químicos Las sustancias químicas de los diferentes ambientes que alcanzan los tejidos sensibles en el cuerpo humano pueden causar malestar, pérdidas de funciones y cambios en estructuras tisulares conducentes a la enfermedad. El tránsito de los agentes químicos al organismo pudiera representarse en el esquema de la figura 9. Fig. 9. Tránsito de los agentes químicos al organismo. Fuente: Lippman, 1992. 119 La exposición representa el contacto entre una concentración de un agente en el aire, la comida u otro material y la persona o población de interés. El agente es la fuente de la dosis interna a un órgano crítico o tejido. La magnitud de la dosis depende de un número de factores: • volumen inhalado o ingerido • fracciones del material inhalado o ingerido transferido a través de las membranas epiteliales de la piel • el tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal • fracciones transportadas por el fluido circulante a los tejidos • fracciones absorbidas por los tejidos Estos factores muestran una gran variabilidad interindividual dada en el nivel de actividad, edad, sexo, raza, talla y estado de salud. Con exposiciones crónicas o repetitivas, otros factores afectan la dosis en cuestión. Puede interesarse la absorción acumulativa cuando la retención en, o los efectos sobre, los tejidos blancos coinciden con una lenta extinción o atenuación del tóxico. Cuando el agente se elimina con rapidez, o cuando los efectos son reversibles enteramente al cesar la exposición, la razón de transferencia puede ser el parámetro de dosis de interés primario. Los agentes químicos en el medio residencial mayormente se transmiten por el aire y su presencia puede atribuirse a la infiltración del aire exterior o a su liberación por fuentes interiores. Estas fuentes incluyen hornos de cocina no ventilados y calentadores, cigarros, productos de consumo y emisiones volátiles desde los paneles de las paredes, pinturas, los textiles y el equipamiento. Las exposiciones personales al cloroformo, al humo de los cigarros que introduce materia particulada respirable, al óxido de nitrógeno, a partículas de masa pequeña y al formaldehído proveniente de fuentes residenciales interiores son más agudas, producto de una atmósfera interior más contaminada que la exterior, que las que pueden constatarse en la atmósfera urbana del peridomicilio. Especificidades de los contaminantes del aire interior. Los contaminantes del aire interior de la vivienda están compuestos por aquellos productos de la contaminación atmosférica regional y del peridomicilio que se introducen dentro de la vivienda a través de la infiltración y la ventilación y por los 120 productos originados en la propia vivienda como consecuencia de combustiones, emanaciones, evaporaciones, arrastres, pulverizaciones y rociamientos, que se añaden a los contaminantes exteriores advenedizos. La ventilación deficiente contribuye a la acumulación de los contaminantes con el consiguiente impacto en la salud de los residentes. La exposición de los residentes a la contaminación del aire interior puede ser controlada mediante: • El establecimiento de concentraciones límites de exposición. • La prohibición o limitación del empleo de materiales o sustancias • Las limitaciones a las velocidades de emisión y a la naturaleza de los contaminantes provenientes de materiales o productos • La especificación de procedimientos para sellar o crear barreras • La especificación de tasas de ventilación o parámetros de la renovación del aire interior con aire fresco • La especificación de la superficie adecuada de vanos y fenestración, análisis de los sistemas de ventilación • Los niveles de los moderadores de las concentraciones de los contaminantes, tales como temperatura y humedad • Los procedimientos para la medición y el cálculo de la calidad del aire interior y la eficacia de las medidas de control Síndrome del edificio enfermo En 1982 un panel de la Organización Mundial de la Salud observó que muchos problemas del clima interior de los edificios eran comúnmente reseñados en la literatura con un grupo de signos repetitivos, quejas y síntomas, los cuales fueron llamados síndrome del edificio enfermo, observándose que ellos afectaban a un 30 % de las nuevas edificaciones sin que aparentemente hubiere causa para ello. En estos edificios no se hacía evidente una excesiva contaminación del aire (por ejemplo, por formaldehído) o defectos en las instalaciones técnicas o en la construcción. Sin embargo, se sospecha de la presencia de compuestos orgánicos volátiles (VOC). Entre las fuentes posibles se citan los sistemas de ventilación que transportan los 121 contaminantes exteriores al ambiente interior. Pero cualquier actividad humana constituye una fuente potencial de tales compuestos. Mantenimiento, limpieza y cocina crean sus propias fuentes. El metabolismo y las actividades humanas, tales como fumar, se constituyen en fuentes de gases y vapores. A ellos se agregan los “sprays”, la goma de pegar, las máquinas fotocopiadoras y de impresión. Normalmente se localizan entre 50 y 300 compuestos orgánicos volátiles en las muestras de aire de ambientes no industriales. Cada compuesto individualmente raramente excede concentraciones del orden de 50 µg/m 3, lo que se encuentra entre 2 y 3 órdenes por debajo de los límites ocupacionales de la sustancia. En las viviendas ocupadas, la concentración total extrema promedio se encuentra alrededor de los 20 mg/m 3, aunque los valores más frecuentes están por debajo de 1 mg/m 3, el cual representa sólo un 0,2 % de la concentración máxima admisible (CMA) del tolueno, quien es uno de los compuestos más frecuentemente encontrados con concentraciones relativamente altas. Los ambientes de los edificios muestran contaminación del aire interior clasificable según el cuadro 22: Cuadro 22 Clasificación de los compuestos orgánicos hallados en los edificios Descripción Abrevia Rango del punto de tura ebullición (ºC) compuestos orgánicos muy volátiles (gaseosos) VVOC < 0 a 50 - 100 compuestos orgánicos volátiles VOC compuestos orgánicos semivolátiles SVOC 240 - 260 a 380 - 400 compuestos orgánicos asociados con materia particulada o materia orgánica particulada POM 50 - 100 a 240 - 260 > 380 Fuente: Lippman, 1992 No existe un límite bien marcado entre las categorías definidas por los rangos del punto de ebullición. Los valores más altos de punto de ebullición de los VOC refieren los compuestos polares. Los efectos de la exposición a los VOC se dividen en comunes a 122 la mayoría y específicos. Los específicos se asocian a compuestos individuales o a potenciales inusualmente altos. Entre ellos se citan los genotóxicos y los del sistema inmune, pero los más comunes coinciden con los reportados para el síndrome del edificio enfermo. Evaluando los VOC, a tenor del índice TVOC aplicado en mediciones de viviendas, se obtuvieron en viejas casas concentraciones en el rango de 0,02 a 1,7 mg/m 3, lo que representa sólo 1/10 de lo encontrado en las nuevas viviendas, donde el rango de concentraciones se movió de 0,5 a 19 mg/m 3. La pregunta sería cuándo las concentraciones no laborales resultarían tan bajas como para no producir efecto por sí mismas o no interacturar con otros factores para producir efectos perceptibles. Algunas investigaciones indican que en las viviendas con problemas de clima interior, el TVOC se movió de 0,09 a 13 mg/m 3 (promedio 1,3 mg/m 3), en tanto en las viviendas sin problemas las concentraciones estuvieron entre 0,02 a 1,7 mg/m 3 (promedio de 0,36 mg/m 3). Aunque los resultados no son conclusivos se reportan quejas en los residentes con concentraciones del orden de 1,7 mg/m 3. Ello permite plantear la hipótesis de que los VOC juegan un papel en la etiopatogenia del síndrome del edificio enfermo (32). Asbestos y fibras vítreas Existen múltiples componentes de las edificaciones que contienen asbesto, entre los que se cuentan los sistemas de aislamiento térmico, estructuras a prueba de fuego, terminados acústicos y decorativos, productos laminados, tejas de techos o pisos, fieltros, entre otros. También en los elementos emplasticados, reparados y reconformados usados en la construcción de paredes y en reparaciones interiores. En adición a las fibras minerales naturales, muchas de estas formulaciones contienen fibra de vidrio en combinación con asbestos. Las fibras de asbestos empleadas con más frecuencia en las construcciones se muestran en el cuadro 23. 123 Cuadro 23 Tipos de fibras de asbesto empleadas en los edificios Nombre del Grupo mineral mineral crisolita serpentina Fórmula química (MgFe)6(OH) 8 Si4O10 3+ 2+ Grado de ocurrencia muy frecuente ribequita amfibola Na2(Fe )2(Fe ) 3(OH) 2Si8O22(±Mg) poco frecuente antofilita amfibola (Mg,Fe) 7(OH) 2 Si8O22 poco frecuente grunerita amfibola Fe7(OH) 2Si8O22(±Mg, Mn) frecuentemente actinolita amfibola Ca2Fe5 (OH) 2Si8O22(±Mg) poco frecuente tremolita amfibola Ca2Mg 5(OH) 2Si8O22 poco frecuente Fuente: Lippman, 1992. Estas sustancias están presentes entre los materiales de construcción, de donde pasan al aire interior de la vivienda. En estudios de edificios se obtuvieron valores medios de concentración de asbestos de 0,27 fibras/litro. En 48 escuelas estudiadas 0,51; en 96 viviendas 0,19 y en 54 edificios comerciales y públicos 0,20 (32). Muchas fibras minerales hechas por el hombre son vítreas. Los materiales vítreos no son capaces de mantener un orden atómico periódico a grandes distancias (102 - 103 Å). No obstante, a corto rango se observan estructuras agrupadas (clusters). Las longitudes y diámetros de las fibras son variados y se utilizan para aislamiento, filtros y componentes cuya estructura pretende ser reforzada en las edificaciones. Estas fibras se rompen en segmentos de más corta longitud, del orden de los 7,5 µm. La composición química de estas fibras varía con los materiales usados en su fabricación, así también sus propiedades mecánicas y durabilidad, aunque se reconoce que presentan gran estabilidad que se traslada por el acoplamiento a estructuras de aluminio y a las unidades tetraédricas de silicio. Minerales, rocas y escoria de madera constituyen la materia prima de los productos vítreos originados por fusión y sucesiva extracción, centrifugación y soplado en chorro de vapor o aire. 124 Desde el punto de vista sanitario debe evitarse la presencia de estas fibras entre los elementos componentes de la vivienda. Si ya existieren y no resulta fácil reemplazarlas se sugiere cubrirlas con una película química preservante que impida su fragmentación y deterioro mecánico. Benceno Dentro de las viviendas se ha observado una gran variabilidad en la concentración de benceno. Se ha encontrado que el incremento del riesgo a la exposición al benceno coincide con altos niveles de contaminación del aire interior de los domicilios. Como medida precautoria no deben alojarse vehículos automotores en espacios interiores de las viviendas sin el debido aislamiento físico, no deben guardarse reservorios de hidrocarburos sin una segura hermeticidad, debe procurarse una debida extracción de los humos y gases de las cocinas y calentadores que combustionan hidrocarburos, debe favorecerse una ventilación doméstica que no introduzca los gases de combustión del tránsito automotor al ámbito interior de la vivienda y no debe favorecerse el hábito de fumar en sus interiores. Formaldehido y otros aldehídos Los aldehídos ambientales son liberados de los polímeros y de las soluciones o se generan durante la combustión de los alcoholes. La pobre calidad del aire interior de la vivienda puede resultar un importante indicador de exposición. Para los que permanecen en la vivienda el 85 % de la exposición se produce en ella; para quienes trabajan fuera, la vivienda es responsable del 55 - 65 % de la exposición. Las actividades que generan aldehídos en la vivienda incluyen la quema de madera y el hábito de fumar, así como liberación de la sustancia por los materiales estructurales del domicilio, mobiliario, ropa, cosméticos y aislantes. En el cuadro 24 se muestran las contribuciones estimadas de distintas fuentes interiores de la vivienda. 125 Cuadro 24 Concentraciones de aldehídos en el aire interior de la vivienda según aporte de distintas fuentes domésticas Fuentes Concentraciones humo del cigarro (40 ppm en 40 mL de bocanada) dosis por paquete 0,38 mg/paquete humo ambiental del tabaco 0,25 ppm ropa hecha de fibra sintética mezcla algodón-poliester 2,7 µg/g.día vestido de mujer 3,7 µg/g.día mobiliario panel de resina 0,4 - 8,1 µg/g.día plywood 1,5 - 5,3 µg/g.día paneles 0,9 - 21 µg/g.día paños 0,8 - 3 µg/g.día tapicería < 0,1 ppm Fuente: Lippman, 1992 El aislamiento de espuma de formaldehído-urea induce contaminaciones promedio del aire interior de 120 ppb. En las viviendas antiguas (sin aislamientos) las concentraciones de formaldehído en el aire interior se mueven entre 30 y 90 ppb. Otros aldehídos pueden estar presentes asociados al humo del cigarro, fundamentalmente acetildehído. Las concentraciones son influidas por la elevación de la temperatura y la humedad del aire. En áreas urbanas, los niveles de aldehído junto a otros hidrocarburos muestran variaciones de concentración de ciclo diario con máximos que preceden a la aparición del pico del ozono. Valores típicos de concentración urbana están en el orden de los 50 ppb (32). 126 La ventilación apropiada constituye una adecuada medida precautoria en la vivienda para disminuir las concentraciones de estas sustancias. También racionalizar el manejo de los polímeros, los alcoholes y evitar el hábito de fumar, pueden ser medidas apropiadas para conjurar la acción de las fuentes. Otros contaminantes ambientales Entre los metales pesados, contaminantes del aire interior de las viviendas, se mencionan el plomo y el mercurio. Ellos, junto con el aluminio, el arsénico, el cadmio y el níquel son llamados elementos en trazas, los que resultan objeto de vigilancia ambiental por su toxicidad. Estos elementos suelen aparecer con el polvo atmosférico, principal contaminante del aire en muchos territorios, el cual cerca de zonas de tránsito intenso se levanta por los remolinos de aire y las barreduras viales. Las trazas de plomo pueden presentarse en el ambiente en una variedad de formas que se asocian a distintos estados de valencia y ligaduras asociadas. La identidad del metal es retenida, no obstante. El medio primario de transporte es el aire, debido a que las partículas generadas por fuentes antropogénicas de alta temperatura pueden viajar grandes distancias antes de sedimentarse por vía húmeda, seca o deposición de nube. El plomo que se deposita en los suelos puede entrar a formar parte de la cadena alimentaria. El 20 % del plomo entra al organismo con el agua. Es conocido que la presencia de plomo en las pinturas de las viviendas constituye un factor de riesgo para los niños, por su posibilidad de ingerirlo al contacto. Debe considerarse que los objetos de plomo comportan un riesgo análogo. El mercurio se manifiesta en la naturaleza como sustancia elemental y en la forma de compuestos orgánicos e inorgánicos. Como metal aparece en concentraciones del orden de 50 ppb en la corteza terrestre. La fuente principal del mercurio está en los gases emanados del interior de la tierra, los lechos de los ríos y el fondo de los océanos. El mercurio es utilizado para la producción de aparatos eléctricos y la fabricación de instrumentos industriales y de control. Se añade a pinturas de barco y aceites y se emplea en las amalgamas dentales. Algunos organomercuriales se utilizan en la agricultura y la industria del papel (53). 127 Las fuentes de mercurio en la vivienda están en las pinturas de látex contentivas de preservativos. En algunos países el mercurio en pinturas sólo se permite para usos exteriores de las edificaciones, en otros no es permitido en ningún caso. Algunos objetos de uso religioso también pueden llevar el metal a la vivienda. La limpieza periódica del polvo en paredes y mobiliario constituye una medida preventiva recomendada. Dado que las fuentes de CO están dispersas, la distribución ambiental del contaminante no es uniforme. Las emisiones de fuentes no reguladas del interior de la vivienda contribuyen sustancialmente a las dosis individuales. Los procesos de infiltración y ventilación pueden contaminar el aire interior con las emanaciones del combustible diesel proveniente del tráfico automotor. Las partículas de hollín consisten en agregados de partículas primarias esféricas que se forman en la cámara de combustión y que crecen por aglomeración presentando un diámetro medio volumétrico entre 0,1 y 0,5 µm. El centro de carbón elemental actúa como núcleo de condensación de las sustancias orgánicas formadas y volatilizadas en la combustión. Los principales contaminantes derivados de la combustión que pueden afectar la vivienda son el humo de las cocinas y de los aparatos de calefacción mal ajustados. Los aparatos que combustionan gas, kerosene, carbón, leña y otros combustibles domésticos, así como las chimeneas con tiro deficiente, calderas, estufas, calentadores de agua, secadoras de ropa son las fuentes contaminantes por excelencia en la vivienda. Los contaminantes gaseosos de estas fuentes incluyen los contaminantes atmosféricos más comunes: el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO 2) y el dióxido de azufre (SO2) (75). El humo del tabaco suele estar presente en muchas viviendas, si este hábito forma parte del estilo de vida de los miembros de la familia, aunque también puede provenir de espacios exteriores por la vía de la ventilación. En la producción de los componentes del humo se distinguen los generados en la corriente principal de combustión, la corriente lateral y los valores ambientales debido a las diferencias de temperatura que los procesos de combustión comportan. El humo de la corriente lateral presenta concentraciones de tóxicos y sustancias cancerígenas más elevadas que el humo de la 128 corriente principal, no obstante la dilución en el aire de las habitaciones reduce marcadamente las concentraciones inhaladas por los fumadores involuntarios con respecto a los activos. Los incrementos de concentración varían con el número de fumadores, intensidad, razón de intercambio de aire interior con el exterior a la vivienda y con la posible presencia de depuradoras de aire. El patrón de actividad temporal de los residentes influirá en la exposición. Los niños que no son atendidos en instituciones de cuidado infantil pueden estar expuestos a dosis elevadas. En ciudades de los Estados Unidos de América, la concentración de partículas respirables en el aire de la vivienda muestra que la contribución de un fumador de un paquete de cigarros diario aporta unos 20 µg/m 3 a la concentración de partículas del aire interior en 24 horas. Las concentraciones de partículas suspendidas son dos veces más altas en las viviendas donde residen fumadores con relación a aquellas carentes de individuos con este hábito. Análogamente la nicotina en las viviendas de los fumadores fue un orden mayor que las de los no fumadores. También se han detectado altas concentraciones de benceno, xylenos, etilbenceno y estireno en las casas con residentes fumadores (32). Una parte sensible del total de contaminantes atmosféricos de la vivienda proviene del exterior. Ello es particularmente cierto en el caso de los climas tropicales donde la ventilación juega un papel determinante en el bienestar climático. Las ventanas permanentemente abiertas garantizan una circulación de aire que provee la entrada no sólo de aire fresco sino también de los contaminantes urbanos. Estos contaminantes fueron descritos como primarios y secundarios. Entre los primeros los aerosoles ácidos y los óxidos de azufre (SOx ) estaban asociados a la actividad industrial, en especial a los procesos de quemado de combustibles fósiles. Sin embargo, en el interior de la vivienda se halla una fuente de producción de SO2 y H2 SO4 en las cocinas y calentadores no ventilados de kerosene. El contenido de azufre del kerosene es del orden del 0,04 %. Con intercambios de aire de 1,4 veces por hora se han encontrado concentraciones de hasta 693 µg/m 3 en el interior de una habitación calentada con kerosene y partículas ácidas en rango hasta 75 µg/m 3. 129 Existen además múltiples trazas de elementos, entre ellos metales, cuyas propiedades toxicológicas son conocidas. La existencia de tales trazas, en circunstancias específicas, puede devenir en factor de riesgo de la vivienda (76). Existen en la atmósfera variados óxidos de nitrógeno producidos en procesos naturales como los fuegos del bosque, descomposición orgánica y descargas eléctricas atmosféricas, pero también existen emisiones antropogénicas de fuentes estacionarias y móviles como las usinas termoeléctricas de combustibles fósiles y los vehículos de motor. Aunque inicialmente los óxidos se producen como NO, suceden rápidos procesos de oxidación que transforman los productos iniciales. En términos de potencial adverso a la salud se destacan el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno. En el ámbito de la vivienda se produce NO x a cuenta de las cocinas y calentadores de gas y cocinas y calentadores de kerosene, observándose en estos casos concentraciones más altas en el aire interior de la vivienda que en la atmósfera urbana. Debido a que las fuentes de la vivienda operan periódicamente se observan picos de concentración con amplia variación en los niveles dependiendo del patrón de acción de las fuentes y el grado de ventilación, de modo que la exposición personal al NO 2 puede ser regida por las fuentes de la vivienda. En las viviendas con gas se han medido valores hasta de 0,54 ppm de NO2 en promedios de 24 horas, en tanto en las viviendas con kerosene hasta 0,38 ppm (24 horas). Derivado de la existencia de los óxidos de nitrógeno y de hidrocarburos reactivos, a consecuencia de la luz solar, aparece el ozono, que resulta un fuerte irritante de los pulmones. El ozono puede ser estratosférico, cuya génesis se fundamenta en la interacción de la radiación solar con las moléculas de aire de la alta atmósfera, y el troposférico, cuyo origen es antropogénico y característico de los territorios urbanos, aunque puede producirse cierta intrusión de ozono estratosférico cuando se incrementa el intercambio de aire entre las capas de la atmósfera. El perfil diario de concentración del ozono en muchos territorios urbanos puede ser descrito como una onda cuyo tope (máxima concentración) suele aparecer algunas horas después del mediodía cerca del centro de la población o desplazado corriente abajo del viento predominante. Sobre la capa de mezcla atmosférica, el ozono puede retener altas concentraciones, lo que influiría el perfil de la futura concentración en 130 superficie al romperse la capa en el transcurso del tiempo. En ciudades densamente pobladas, el perfil diario del ozono es descrito como una meseta a partir de las 10:00 a.m., lo que indica que las fuentes locales ya no predominan en la producción del contaminante. Las concentraciones de O 3 en la vivienda son casi siempre sustancialmente inferiores a las halladas en la atmósfera urbana debido a la fuerte absorción por las superficies de la edificación y la ausencia de fuentes interiores. Sólo se han identificado como posibles fuentes interiores las impresoras y los purificadores electrostáticos de aire. Grupos de riesgo serían los grupos poblacionales que desarrollan actividades fuera de la vivienda y los asmáticos. A modo resumen se presenta en el cuadro 25 un grupo de medidas de control para diferentes contaminantes del aire interior. Cuadro 25 Contaminantes comunes del aire interior, sus fuentes y medidas de control Contaminante Fuentes principales Medidas de control Equipo y materiales partículas respirables filtros de alta eficiencia (humo de tabaco, sellado de puertas materiales fibrosos, productos de combustión, aerosoles) NO, NO 2 (combustión, estufa de gas, calefactor) chimenea de arrastre CO ignición del piloto reducida (estufas de gas, hornos, autos) aislar fuente de calor precipitadores electrostáticos Quitar motor de gasolina ignición del piloto reducida usar convertidor catalítico reemplazar por motor eléctrico Ventilación y diseño zona y ventilación para fumar suministro de aire de combustión exterior relocalizar tomas de aire mantener sistema de filtrado Extractor sobre la fuente aislar el garage del espacio interior suministrar aire de combustión exterior emisión de ventilación exterior ventilación extractiva en la cocina relocalizar conductos ventilación 131 agentes de fuentes biológicas formaldehido (aislamiento de espuma, panel de partículas prensadas, humo de cigarro) aislar para prevenir condensación proveer zonas de fumar aislar garage de la zona interior mantener humedades interiores del 35 al 50% cimentación a prueba de humedad, conductos drenaje apropiado bajo los codos de los espacio de arrastre en los condensadores conductos añadir bactericidas al vapor y al agua para humidificadores y torres de enfriamiento mantenimiento apropiado de filtros y conductos limpieza de rutina eliminar las cubiertas de piso dañadas por el agua no usar humidificadores de enfriamiento por niebla ni vaporizadores sustituir productos tales como la resina incrementar el intercambio fenólica de plywood de aire fuentes selladas remoción de materiales espacio de arrastre en los conductos (materiales de cimientos a prueba de humedad y espacio conductos con salida al construcción, de arrastre exterior hendiduras selladas en las trampas del agua subterránea, depresurización piso y los drenajes instalar filtros de carbón para el agua de conductos del baño y la suelos) pozo lavandería hacia el exterior cimientos completamente sellados compuestos orgánicos usar sólo con ventilación sustituir productos volátiles adecuada (copiadoras, papel aislar área de almacenamiento ventilar lavandería, tienda líquido, proveer ventilación aplicar solamente de acuerdo a aerosoles, separada al área de especificaciones almacenamiento pulimento de piso y no ubicar transformadores dentro muebles) asbestos remoción la ventilación (detectores de fuego, inyección de sellador no proveerá aislamiento) tubos extendibles con plástico protección adecuada radón y derivados barrera de vapor en los cimientos 132 y sellante de conductos Fuente: Yassi et al., 1997. Contaminantes en productos ingeribles Los contaminantes químicos que se trasladan al organismo por los alimentos pueden constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son introducidos como parte de la materia prima no purificada (con determinado grado de pre-elaboración) para ser elaborados total o parcialmente y distribuidos con el uso de enseres y utensilios de la vivienda y dentro de los espacios funcionales que le atañen. Los contaminantes químicos que se trasladan al organismo por el agua de consumo también pueden constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son llevados a través de las redes de distribución de agua de consumo o con el empleo de utensilios pertenecientes al equipamiento de la vivienda. Debemos sin embargo indicar que la eliminación de la contaminación biológica del agua con el empleo de sustancias químicas con fines de desinfección puede conducir a la introducción de nuevos riesgos. Mayormente estos procesos se efectúan al nivel de las plantas de tratamiento de agua de consumo y no en la vivienda urbana. En la vivienda rural, el tratamiento del agua puede efectuarse con mayor frecuencia en la casa. En los sistemas de abastecimiento público de agua se emplean frecuentemente la cloración, la adición de cloraminas y la ozonificación del agua para eliminar bacterias patógenas, principalmente si las fuentes de agua son superficiales. Los métodos de desinfección del agua alteran no obstante su composición química y algunos de los subproductos de la desinfección poseen propiedades carcinogénicas. Particularmente en el caso de la cloración del agua, se indica incremento en la aparición de cáncer en el recto, el colon, la vejiga y los pulmones (73). El empleo de productos cosméticos y de la higiene puede devenir en factor de riesgo químico, por su composición, almacenamiento, distribución y uso, cuando ellos se consumen en la vivienda. Es evidente que los factores de riesgo químico, en el estado de aceptación social del principio de que ”el progreso de la calidad de vida está como concepto indisolublemente ligado a la posibilidad de accesar nuevos productos y tornar más variado y rico el 133 hábitat”, demandan una conducta precavida por parte de los residentes de la vivienda moderna. En primer lugar se demanda que el residente conozca los riesgos de su entorno, muy particularmente de su entorno inmediato, su vivienda y su medio urbano. Luego se precisa que su estilo de vida asuma la existencia de tales factores de riesgos y asimile los hábitos y conductas que coadyuven a su protección y a la preservación de su salud y la de su familia en el medio residencial . Para este fin se necesita no sólo suministro de información (educación para la salud) sino una motivación individual y familiar, basada en la aspiración hacia una vida más sana, que incentive el interés en una acción ulterior, consecuencia de la adopción de nuevas actitudes y conductas a corto plazo y de mejores estilos de vida a largo plazo (promoción de salud). En el caso de los riesgos químicos la conducta de precaución se fundamenta en la evitación del factor de riesgo, el agente tóxico, a partir de reducir la presencia de las fuentes, más que de evitar la transmisión del agente lo cual puede resultar dificultoso en el ámbito doméstico. Factores biológicos Muchos patógenos llegan al hombre a través de medios portadores, como el agua de consumo y los alimentos y en ciertos casos el consumo de medicamentos. Aunque sin pertenecer propiamente a la vivienda, pero sí aplicadas en su ámbito, formas de transmisión de patógenos por contacto pueden verificarse en el empleo de los cosméticos, los juguetes, las pomadas tópicas, objetos de uso personal y ropas sucias. Adecuada higiene personal y doméstica resulta de trascendental importancia para prevenir diversas enfermedades transmisibles. En líneas generales podemos aceptar que los factores biológicos de riesgo a la salud en la vivienda se vinculan a la presencia de especies animales o sus productos en el ambiente interior del domicilio, los que son introducidos voluntaria o involuntariamente por la conducta humana en su sentido más genérico, incluyendo la microlocalización, calidad del entorno, diseño, materiales de construcción, redes técnicas y utilización de la casa. Los animales domésticos deben ser ubicados preferentemente en el exterior de la vivienda, donde deben recibir los cuidados adecuados. Cuando ello no puede 134 conseguirse es necesario mantenerlos dentro de las condiciones higiénicas más favorables. No debe permitirse que los animales duerman con las personas, ingieran alimentos con sus utensilios, ni sostengan hábitos promiscuos en sus formas de vida con los residentes. Se hace necesario que el residente tome conciencia del papel de los vectores biológicos de enfermedades y que de ella derive medidas sanitarias apropiadas, tanto al nivel de la higiene de la vivienda como de la higiene personal, para controlar su presencia. La implementación de tales medidas depende no sólo del grado de conciencia de los residentes de la vivienda sobre los factores de riesgo, el cual puede ser desarrollado a partir de programas adecuados y efectivos de educación para la salud, sino también de las posibilidades de su materialización. El poder adquisitivo de la familia y los recursos socialmente disponibles van a resultar un determinante del estado de la vivienda y con ella de sus condiciones sanitarias. Una acción social concertada al nivel de comunidad puede en principio buscar paliativos a la baja calidad de vida. Los insectos mayormente penetran desde el ambiente exterior a la vivienda y en ella se alojan y procrean si no existen adecuadas medidas higiénicas de control, fundamentalmente las que atañen al tratamiento de los desechos sólidos, excretas y residuales líquidos, en los cuales pueden encontrar las condiciones favorables de su supervivencia. Deben añadirse los vermes o gusanos, los que encuentran hábitat en la materia orgánica en descomposición. De aquí la importancia del adecuado manejo de las basuras domésticas. Estos animales son portadores, introductores o tributarios de la penetración de bacterias, ácaros, mohos, hongos y polen al interior de la vivienda, donde pueden ejercer un papel nocivo a la salud como bioaerosoles. Bioaerosoles Los bioaerosoles son en principio aerosoles constituidos por las especies de organismos aéreos y los tipos de partículas de origen biológico. Ellos constituyen un tipo particular de contaminante, dada su estructura orgánica compleja y variada con un impacto en salud que cubre la infección, las reacciones alérgicas (caso en que los aerosoles son denominados alergenos) y la irritación con una gama de efectos que 135 recorre del malestar a la inhabilitación. El ambiente interior de la vivienda es la fuente principal de bioaerosoles patogénicos para las personas y asume la mayoría del riesgo atribuible de infecciones y problemas alérgicos. Una parte de los bioaerosoles es trasladada por infiltración desde fuentes exteriores, principalmente cuando las condiciones de proliferación son favorables. Los organismos patógenos, especialmente bacterias y hongos, pueden multiplicarse en microclimas interiores, incluyendo los sistemas de ventilación. Los virus en cambio no se multiplican en el aire pero pueden dispersarse desde los humanos y desde fuentes animales (32). Los animales e insectos en la vivienda pueden introducir aerosoles como subproductos, los que pueden generar variadas reacciones alérgicas e irritantes en los ocupantes. La infiltración de aire exterior conduce la mayor parte del polen que se identifica en los interiores, el resto proviene de la vegetación domiciliaria. Las concentraciones de hongos, insectos y fragmentos animales pueden ser consecuencia también de infiltración. Muchos de estos aerosoles se convierten en polvo doméstico. Una proporción de la población humana residente puede sensibilizarse (o desarrollar hipersensibilidad) a los bioaerosoles. El efecto combinado de los distintos bioaerosoles contaminantes, del aire interior de la vivienda, es responsable en gran medida del ausentismo escolar y laboral y de los días de rendimiento reducido. Para calificar las exposiciones y las reacciones a los bioaerosoles se ha sugerido evaluar: 1. las especies, tipos y naturaleza de los organismos viables suspendidos o de las partículas de procedencia biológica 2. la exposición a los bioaerosoles, incluyendo la influencia de las fuentes, sitios de multiplicación, reservorios y medios de dispersión 3. la naturaleza y mecanismos de los efectos en morbilidad asociados a los bioaerosoles, incluyendo el rango y distribución de la sensibilidad de la población 4. los métodos de evaluación y control Las bacterias y los virus son usualmente llevados al interior de la vivienda por hospederos humanos (el mayor reservorio), dispersándose de persona a persona. Algunas bacterias (Pseudomonas , tuberculosis) y algunos virus (sarampión, viruela) pueden ser excretados y de aquí permanecer como partículas viables sobre tejidos y 136 superficies o ser capturados por sistemas de ventilación para de aquí dispersarse e infectar a otros humanos. Crecimiento interior de bacterias y hongos Cada organismo posee su propio hábitat y condiciones favorables de crecimiento. Pero bacterias viables y diferentes esporas de hongos pueden existir en cualquier parte. Pueden ser encontradas en el polvo doméstico o en sustancias resuspendidas, como bioaerosoles, por la actividad humana o animal. Los factores limitantes del crecimiento microbiano son los nutrientes, la humedad y la temperatura. La ventilación afecta la introducción, salida, crecimiento y control (por efecto indirecto) de los organismos y de sus partículas resultantes. Las plantas de la vivienda y la tierra pueden promover el crecimiento de los hongos, como lo hacen diferentes alimentos y restos vegetales. Aún más, endotoxinas y micotoxinas de los hongos pueden devenir en bioaerosoles. Muchos materiales de construcción (maderables, sellantes y terminados) contienen compuestos orgánicos que estimularían el crecimiento bacteriano. La humedad es el principal factor que promociona o limita el crecimiento microbiano de la vivienda en sistemas o superficies. La alta humedad penetra las estructuras, los conductos de aire y el amoblado de la casa por difusión, derrame o condensación. Con alta humedad el crecimiento microbiano se desarrolla de inmediato, conduciendo al deterioro de los materiales de construcción, generando nuevos aerosoles. Recipientes de agua vinculados a la calefacción, ventilación, aire acondicionado y humidificación son hábitats favorables al desarrollo microbiano. Los sedimentos de los recipientes acogen bacterias, hongos, actinomicetos, algas y amebas. El disturbio mecánico del agua contaminada puede producir bioaerosoles. Bajos niveles de humedad del aire en cambio favorecen la liberación de esporas de hongos. El intercambio de aire diluirá las concentraciones de bioaerosoles generados en la atmósfera interior de la vivienda. Afectará igualmente los niveles de humedad interior y las cargas térmicas, afectando el crecimiento de los contaminantes viables. En cuanto a los sistemas de ventilación mecánicos, se observa que los filtros de aire que no son frecuentemente reemplazados proveen nutrientes estratificados para el crecimiento microbiano, los que se dispersan durante el cambio de los mismos. En edificios 137 sellados, las medidas de conservación de energía reducirán los flujos de ventilación produciéndose un incremento de la contaminación biológica de fuente humana. Partículas biológicamente originadas. Los aerosoles de origen biológico consisten esencialmente de pulverizaciones de materia fecal de artrópodos y algunos insectos como cucarachas, materia fecal y orine de roedores, secreciones, fragmentos y otros productos derivados de animales y plantas, incluyendo parásitos potenciales de los animales, así como también de humanos. Ciertos antígenos provenientes de partes de plantas, la saliva de los gatos (la que una vez seca se convierte en polvo alergeno de 1 - 10 µm de diámetro), de los perros y otros fluidos corporales han sido encontrados tanto en el polvo hogareño como en los tejidos, materiales de construcción, comidas y albergues de mascotas. Pero los restos y secreciones de los animales pueden ser traídos por la ventilación desde el exterior. Los ácaros (Dermatophagoides) son la fuente de alergenos más difundida en el interior de las viviendas. La fuente alimentaria está en la epidermis de los humanos y animales. Sus excrementos (partículas de 20 µm de diámetro) contienen los antígenos de dimensión menor a 5 µm que constituyen la mayor proporción de alergenos en el polvo doméstico. La humedad es la característica primaria que determina la abundancia de las diferentes especies. Los colchones y almohadas, alfombras y tapetes resultan los principales hábitats. La actividad alérgica es más connotada en climas templados húmedos. Las proteínas alergénicas pueden encontrarse dentro del polen y resultar expulsadas o liberadas con la fragmentación del mismo o con su desprendimiento de su superficie. Los procesos de fragmentación abarcan del 10 al 15 % de la concentración total de polen atmosférico. Estos fragmentos pueden ser más alergénicos que el polen total. Además de la ventilación, fuente primaria, el polen puede ser introducido en la vivienda por los zapatos, la ropa o los animales domésticos. Estas partículas con dimensiones prevalecientes entre 15 y 20 µm muestran geometría esférica. Los pequeños gránulos (vg: Ambrosia, Urtica, Morus) pueden depositarse en los bronquiolos en dependencia de su tamaño. Aunque el polen sedimenta bastante rápido, la actividad de los ocupantes de la vivienda lo resuspende frecuentemente. Las concentraciones de polen exterior resultan estacionales y dependen también de las condiciones atmosféricas. 138 Estrategias de control Las estrategias de control de los bioaerosoles caen en dos categorías: 1. las relacionadas a los individuos expuestos 2. las relacionadas al ambiente domiciliario La prevención en los hospederos puede conseguirse a través de la inmunización para agentes infecciosos, evitación de la sensibilidad, o desensibilización alérgica. Los factores conductuales y socioeconómicos, especialmente la evitación de la exposición a los irritantes, deben incluir medidas físicas para "higienizar" el ambiente interior de la vivienda, lo que se consigue primariamente evitando las condiciones que den lugar al crecimiento de bioaerosoles y secundariamente, actuando sobre los procesos de infiltración, crecimiento y remoción. El factor conductual es el principal determinante del impacto de la contaminación interior de la vivienda. Este factor incluye educación (diseminación de información a los residentes sobre las acciones que reducen o eliminan los bioaerosoles y desarrollo de habilidades para reconocer situaciones), conducta personal y práctica social. La acción social debe conducir al establecimiento de normas adecuadas de ventilación y adecuado manejo del mantenimiento constructivo. Para las enfermedades contagiosas deben proveerse normas sanitarias específicas. De otra parte se reclaman diseños "saludables", que propendan la evitación de la contaminación por bioaerosoles, sea a través de estructuras creadas con materiales poco deteriorables, impermeables, como favorecedoras de la ventilación adecuada y con ubicaciones en terrenos drenables. A la acción sobre las fuentes de bioaerosoles deben añadirse las estrategias de mantenimiento, reparación y limpieza. Debe contemplarse la acción de la irradiación UV y el uso de biocidas, siempre que se consideren los riesgos tóxicos de estos últimos. Factores psicosociales Desde los tiempos prehistóricos, los humanos han sentido que su hogar es un refugio un lugar donde protegerse de las fuerzas destructoras naturales y de los animales enemigos, de los rigores del trabajo y de las tensiones de la interacción social - un lugar 139 para la privacidad y la intimidad. La naturaleza de las tensiones y sus impactos psicológicos ha cambiado en muchas culturas, pero el concepto de refugio sobrevive. Un gran número de personas sufre una seria tensión psicológica debido a factores relacionados con la vivienda, tales como: hacinamiento en las casas y los asentamientos humanos, lo que no favorece la privacidad; incertidumbre en cuanto a la propiedad del terreno donde se levanta la vivienda; ruido excesivo; condiciones de vida que están al borde de la supervivencia; crímenes; amenazas a la integridad física; suciedad; incomodidades y agravios a la estética. Estas tensiones se acentúan en aquellos que realizan la transición de la vida rural a la urbana y que constituyen millones en algunos países en desarrollo. Para ellos la modernización implica ajustarse a un estilo de vida radicalmente diferente en lo que se refiere a dieta, ocupación, relaciones sociales y condición social, lo que frecuentemente viene acompañado con una interrupción de los contactos familiares y del apoyo económico de la familia. Las condiciones de viviendas deprimentes y deficientes exacerban las dificultades del proceso de ajuste. Los pobres en las áreas urbanas, cuyo número se está incrementando en muchos países, frecuentemente están condenados a vivir en tugurios en el centro de las ciudades o en barriadas o invasiones en áreas marginales. En cualquier caso, la estructura de la casa, el espacio vital, los muebles, el mantenimiento y los servicios sanitarios son grandemente inadecuados, mientras que la propiedad del terreno es frecuentemente incierta. En las invasiones, los problemas son aún peores por la naturaleza endeble y temporal de las estructuras (con frecuencia, poco más que chozas), así como por la ausencia de cualquier tipo de servicios básicos. Al no vincular el desarrollo económico con el desarrollo social se tiene como resultado el hacinamiento, la suciedad y el peligro físico; las fuentes y los portadores de enfermedades se ven incentivados por las condiciones de la vivienda; las amenazas físicas incluyen los peligros de inundaciones, incendios y avalanchas causados por acumulación de residuos, e incluso el aire resulta contaminado por los efluentes de las industrias cercanas o por la cocina y los sistemas de calefacción. Las poblaciones desplazadas y móviles (refugiados, desalojados por proyectos de desarrollo, trabajadores migrantes y nómadas) agregan la falta de influencia política o 140 derechos en cuanto al uso de los recursos de la comunidad, lo que se constituye en un nuevo estresor psicosocial. La incapacidad de influir en ciertos casos en las condiciones adversas del modo y escenario de la vida, la inaceptabilidad y la inadaptabilidad a las inconveniencias conduce a sentimientos de frustración que pueden lastrar o inhibir el papel social de individuos y grupos, pero también pueden llevar a expresiones de violencia que pueden afectar la familia desde dentro y amenazarla desde el ámbito comunal externo. La violencia puede ser interhumana o autoinflingida. Pero también la violencia puede tener otro sustrato en la personalidad, el temperamento y el carácter y en ocasiones en trastornos psiquiátricos. También el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas y la influencia de la “cultura de la violencia” promovida por medios masivos de comunicación constituyen parte del cuadro etiológico. La violencia se manifiesta de múltiples formas: los ademanes, el trato, la expresión oral, la indisposición a la comunicación y a la identificación, la negación del apoyo y la ayuda hasta la acción lesiva a la moral, a las costumbres, a los estilos de vida aceptados, a los valores operados por el orden vigente, a la propiedad y a la integridad física. La violencia puede tornar peligroso el espacio de la vivienda y el peridomicilio e introducir una contribución al estrés personal y social afectando la convivencia. Estrés asociado a la vivienda Una enumeración de las condiciones de la vivienda que pueden repercutir en el estrés de los residentes sería la siguiente: Tenencia Muchas personas ni siquiera cuentan no ya con una vivienda decorosa, simplemente no tienen vivienda. A ellos se les conoce como los "sin hogar". Según la definición legal británica, este grupo de personas involucra no sólo a los que no tienen domicilio, sino a los que en el suyo están sujetos a peligro de violencia por un convivente, residen en una acomodación temporal de emergencia o crisis, los que deseando vivir con un familiar muy próximo se ven impedidos de hacerlo, los que residen en viviendas móviles. Estas personas se mueven entre desastrosas alternativas, castigadas por el clima, la incomodidad, las necesidades alimentarias; se alojan temporalmente en lugares públicos o 141 abandonados y encuentran muy escasa solidaridad humana. Las mujeres que no tienen casa sufren más frecuentemente de anemia, infecciones y dan a luz niños de bajo peso al nacer (77). En estos casos la sociedad, a través del estado, por razones humanitarias debería tomar responsabilidad en el problema. Las causas del problema mayormente son económicas y se asocian a separaciones, disputas familiares, hipotecas, pérdidas de arrendamientos, entre otras. No sólo estas personas sino las que residiendo en una vivienda no poseen la propiedad, sea del terreno o la vivienda, o están sujetas a una amortización, hipoteca, alquiler o cualquier forma económica que condicione su estancia estarán sujetas a preocupación y de aquí al efecto de las tensiones sociales. Estado de la vivienda y del entorno Existe un grupo de parámetros que deben ser provistos por la vivienda y su entorno. Si estos parámetros no se satisfacen el estado de la vivienda no es adecuado, lo que incidirá en el área psicológica y social de la esfera familiar. Ello acarreará tensiones, preocupaciones y deteriorará la calidad de la vida familiar. La seguridad física es tal vez el problema más acuciante de la vivienda. Ella atañe tanto a la fortaleza de la estructura para resistir embates naturales, como a la certeza de que la vivienda no puede ser allanada para cometer robo o violencia. También contempla el criterio de privacidad para que el ámbito de la vida doméstica se mantenga autónomo, sin interferencia. La vivienda debe proveer facilidad para la conservación y cocción de los alimentos, debe contar con adecuados sistemas hidro-sanitarios, tanto para proveer el agua de consumo como para canalizar la salida del residual líquido. Las paredes y cubiertas deben prevenir las infiltraciones de agua. Debe proveer bienestar térmico. Debe contar con una división funcional interna (local de dormir, local de comer, etc.). El equipamiento y mobiliario debe facilitar el desenvolvimiento de la vida al nivel de los adelantos modernos de la tecnología. La red de alumbrado debe ser apropiadamente diseñada y utilizada, con suficientes conexiones (evitando sobrecargas locales), facilitando alumbrado artificial aunque la vivienda debe estar construida para aprovechar al máximo el alumbrado natural. Aprovisionamiento regular de combustible para la cocina, facilidad de comunicación, entorno con áreas peatonales y calles provistas de drenaje pluvial, alcantarillado, alumbrado público y acceso rápido a los servicios de 142 salud, educación, cultura y traslación a los puestos de trabajo. Debe favorecer demandas estéticas. Otros aspectos que afectan la salud de los habitantes y que están aún poco explorados en América Latina y el Caribe son los problemas derivados de la carencia de infraestructura de acceso para minusválidos en el entorno de las viviendas y en los edificios, el almacenamiento de químicos peligrosos como los solventes y los agroquímicos y el uso de las viviendas como pequeños talleres. Relaciones sociales El marco de las relaciones sociales se divide en relaciones intrafamiliares y relaciones extrafamiliares. El primer acápite atañe a las relaciones entre los miembros de la familia, el segundo a las relaciones con los vecinos. Bajo el primer rubro, el tamaño de la vivienda debe ajustarse al número de residentes. De lo contrario puede aparecer el fenómeno del hacinamiento que afecta no sólo a la salud de los miembros de la familia, al aumentar la probabilidad de transmisión de enfermedades por contagio, sino exacerba también el nivel de las relaciones interpersonales por la falta de espacio mínimo para el desenvolvimiento de las actividades individuales. Los estilos de vida influyen en el estrés de la vida. Estilos de vida no ajustados a preceptivas morales pueden devenir en factores de desajuste social y enfermedad, como es el caso de la promiscuidad entre los residentes de la vivienda. Los hábitos tóxicos de algunos miembros de la familia podrán repercutir en la armonía y entendimiento y por tanto en la estabilidad de todo el núcleo residente. En el segundo rubro, las relaciones entre vecinos deben ser equilibradas, constructivas, de comprensión y ayuda, sin intromisión en la vida privada de las familias. Deben respetarse los modos de vida de los demás, siempre que éstos no vayan en detrimento de los propios. Ingreso económico Sostener la familia y sostener la vivienda es una demanda que implica erogación económica. El suministro de agua, el combustible de cocina, los productos alimentarios, los implementos y productos para la higiene doméstica y personal, 143 el mantenimiento del objeto de obra y la potencial reparación y modernización del equipamiento demanda una renovada inversión, que sólo puede ser satisfecha si existen honorarios para enfrentarla. Las fuentes de ingreso y de trabajo resultan imprescindibles para el sostenimiento de la vivienda y la familia, y devendrán factor de estrés cuando no pueda garantizarse su sostenibilidad. Cuando las condiciones antes planteadas se deterioran, las relaciones intrafamiliares y aun extrafamiliares pueden resultar dañadas, apareciendo situaciones que coadyuvan el riesgo de afectación de la vida familiar. En el marco de los procesos de negación de la estabilidad familiar el área psicológica se ve directamente involucrada. El estrés puede generar estados de ansiedad en los residentes, que a través de un mecanismo de retroalimentación, contribuirá a un paulatino empeoramiento de las relaciones interpersonales. Aquellos que poseían ya trastornos neuróticos o psicóticos pueden agravar su estado de salud. Los sujetos más lábiles, enfermos, ancianos y niños sufrirán, por su potencial desamparo, el impacto más agudo de esta problemática. La resolución de conflicto puede llevar al resultado final de la disolución del núcleo familiar. La repercusión de la tensión psicológica podría desembocar en necesidad de atención especializada y consumo de psicofármacos. En el curso de este proceso, sufrimiento y angustia tornarán más vulnerable el sistema inmunológico, lo que elevará la probabilidad de contraer nuevas enfermedades o agravar las ya existentes. En general las mujeres se ven más afectadas que los hombres por el hacinamiento y las malas condiciones de la vivienda, la falta de agua, el saneamiento deficiente y la falta de servicios sanitarios, escuelas y guarderías, toda vez que asumen mayores responsabilidades en el cuidado de los lactantes y niños pequeños, la asistencia a los familiares enfermos y la administración doméstica(78). Los factores de riesgo psicosociales están presentes en cualesquiera estrato social y bajo muy diversos denominadores socio-económicos. Ellos se despliegan en el marco de las necesidades y las aspiraciones personales y grupales a partir de la base de los niveles de vida, aceptados como mínimos por los individuos o impuestos como mínimos por el orden social existente. De manera que perder un aparato de aire acondicionado por falta de pago puede constituir un elemento de estrés psicológico para un individuo clase media, cuando elemento de estrés psicológico para un individuo de la clase pobre 144 puede ser perder el fluido eléctrico por falta de pago. Lo que sucede es que la naturaleza de los problemas de la vivienda que enfrentan los pobres resquebraja la salud de estos habitantes, antes por otros factores de riesgo (diarreas por consumo de agua no potable, compromisos respiratorios por contaminación del aire interior con humo de leña) que por los factores psicosociales propiamente (estados de ansiedad, agravamiento de neurosis por la presión de sostener un nivel de vida por encima de las posibilidades económicas familiares). Emergencias y desastres Los desastres naturales en la región de las Américas tienen una larga trayectoria histórica. Huracanes, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, deslaves, sequías e inundaciones han causado muchas víctimas y grandes daños materiales, aunque la probabilidad de tales incidencias cambia entre los distintos territorios. Entre los ejemplos relevantes, pudieran citarse el terremoto de Perú de 1970 con 67,000 defunciones y 3’139,000 personas afectadas, el huracán Frederick que en 1979 azotó a la República Dominicana con 1,400 fallecidos y 1’200,00 individuos dañados, el terremoto de Chile de 1985 con 180 fallecidos y un millón de afectados, el tsunami de Nicaragua de 1992 que ahogó a 116 personas y damnificó a 13,500 (79) . Potencialmente existe el riesgo de desastres antrópicos, a veces denominados accidentes industriales, los que pudieran vincularse a los riesgos de operación de las industrias extractivas como el petróleo o a la producción de agentes químicos y explosivos, entre otros, o a la explotación de calderas y hornos. A ello habría que añadir, los radiactivos relacionados a las centrales átomo – eléctricas. Finalmente la posibilidad de epidemias y revueltas sociales puede conducir a situaciones de emergencia. De manera que emergencias y desastres conjugan la presencia de riesgos físicos, químicos, biológicos y psicosociales, por lo que se hace necesario referirlos en un acápite independiente. Si bien un desastre natural es una perturbación ecológica abrumadora que excede la capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en consecuencia, requiere de asistencia externa (OPS/OMS, 1980), el grado de riesgo al que está expuesto un territorio o un grupo poblacional ante una incidencia excepcional, como un evento natural de gran energía y vastas proporciones, depende de dos factores: la amenaza y 145 la vulnerabilidad. La vulnerabilidad de un edificio, por ejemplo, se determina por su predisposición al daño o pérdida durante un desastre. Un factor de riesgo se obtendría relacionando la probabilidad de ocurrencia de un evento de cierta intensidad con la vulnerabilidad de los elementos expuestos. Así el riesgo de una vivienda durante un terremoto dependería de la magnitud del evento (amenaza) y del uso de técnicas apropiadas de construcción sismo – resistente (vulnerabilidad) en su diseño y ejecución. El tipo de construcciones y la densidad de la población en áreas amenazadas constituyen elementos de la vulnerabilidad. Se calcula que el 90 % de las víctimas de los terremotos son causadas por el derrumbe de las edificaciones, como fue el caso de Nicaragua en 1972 y Guatemala en 1976. Igual cifra se adjudica a la acción de los huracanes, donde la falta de cumplimiento de las normas de construcción resistente a vientos huracanados promovió derrumbes en Dominica en 1979 y en Montserrat en 1989. Justamente la vivienda es el tipo de edificación que por su abrumadora mayoría y más baja inversión en elementos de seguridad constituyen el blanco preminente de estas circunstancias fatales. Por tanto, las medidas de control y prevención parten del conocimiento de las amenazas geológicas, climáticas y antrópicas del sitio de microlocalización. En segundo lugar, deben implementarse medidas constructivas relacionadas con la magnitud del riesgo que abarcan desde consideraciones de ubicación hasta diseño, materiales de construcción y calidad del levantamiento; es decir debe existir una respuesta tecnológica preventiva. En tercer lugar la población debe ser alertada y adiestrada en procederes y conductas para eludir o mitigar las consecuencias de estos eventos. Finalmente las autoridades sanitarias y de la defensa civil deben elaborar y perfeccionar planes de contingencia para desastres y emergencias. Concurre el hecho de que muchos edificios de América Latina están edificados en adobe y mampostería no reforzada. Estos materiales son poco resistentes a los sismos. El peso de los techos de tejas de barro contribuye a su inestabilidad. De otra parte, muchas casas han sido edificadas en terrenos inundables o deslizables y no se han implementado medidas arquitectónicas apropiadas para aislarlas o reforzarlas, ni por añadidura en los países tropicales se han asegurado las estructuras de las viviendas contra vientos huracanados. Por demás, la infraestructura de servicios básicos como 146 hospitales, agua y energía en muchos lugares es antigua y carece de presupuesto de mantenimiento lo que aumenta los riesgos para las poblaciones vulnerables como los niños, enfermos y personas de escasos recursos. Entre las medidas de mitigación de daños se encuentra la habilitación de viviendas provisionales y asentamientos temporales para la población damnificada. Ello implica garantizar suministros alimentarios apropiados y establecimiento de medidas de atención médica y sanitaria primarias, preventivas y de control específicas para estos casos. Ello permite establecer un período de transición para crear las condiciones de retorno a la normalidad. La herramienta estratégica más efectiva para enfrentar los desastres es una política de desarrollo que incremente las capacidades de los países y reduzca su vulnerabilidad. En un desarrollo sustentable, producto de una planificación integral que incorpore dimensiones como reducción de amenazas y vulnerabilidad, estrategias para la protección del medio ambiente, crecimiento económico, mejoramiento de los niveles de educación y condiciones de vida, se encontrarán los más adecuados planes de contingencia para la prevención del desastre y la mitigación de sus daños.