Identificación, evaluación y manejo de los factores de

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Identificación, evaluación y manejo de los factores de riesgo en el
ambiente de la vivienda y el peridomicilio.
Los estresores ambientales pueden constituirse en factores de riesgo a la salud. La
identificación de estos factores resulta particularmente importante para su evaluación y
manejo. Les clasificaremos de acuerdo a su naturaleza en físicos, químicos, biológicos
y psicosociales.
Para un individuo la exposición a un estresor puede ser catalogada de acuerdo a las
combinaciones:
Las relaciones horizontales de la gráfica encierran el mayor y a la vez el mínimo riesgo.
Las relaciones diagonales conducen a situaciones intermedias que suelen ser las más
comunes. Las dosis altas (usualmente altas intensidades del estresor durante cortos
tiempos de exposición) inducen efectos agudos, las bajas (usualmente bajas
intensidades del estresor con largos tiempos de exposición) efectos crónicos.
Las relaciones del ambiente y el hombre pueden indicar la influencia dominante de un
factor "per se" o la acción combinada de distintos factores. Estas acciones combinadas,
por sus efectos en la salud, pueden ser:
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•
INDEPENDIENTES
•
•
sumativas
DEPENDIENTES
•
multiplicativas
En el primer caso el resultado de la exposición a varios estresores será la suma de los
efectos independientes de cada uno de ellos. En el segundo caso el resultado devendrá
un efecto mayor o menor que la suma aritmética de los estresores independientes,
indicando una amplificación o una atenuación fruto de la interacción de los estresores
en la producción del efecto. A este segundo tipo de efecto se le denomina
potencializado. Cuando se produce amplificación, él es descrito como sinérgico. Las
interacciones pueden calificarse en órdenes según el número de factores que
interactúan. Una interacción de primer orden alude a la acción combinada de dos
estresores, de segundo orden tres estresores.
La evaluación de los factores de riesgo suele transcurrir a través del análisis de
situaciones concretas contra valores sanitarios límites tolerables de exposición,
prescritos en guías o regulaciones sanitarias. Los factores de riesgo se manejan a partir
de la prevención y el control, muchas veces implementados en el marco de un sistema
de vigilancia (61).
Los criterios globales de prevención en salud ambiental:
1. se introducen con la presencia de los grupos de riesgo en la sociedad y con la
existencia de estresores ambientales que por su naturaleza e intensidad
devienen en factores de riesgo
2. se materializan a través de las regulaciones, valores de referencia, normas y
legislación sanitaria sobre una base científica aplicada a un marco históricoconcreto
3. constituyen un cuerpo metódico del Sistema de Vigilancia Ambiental que opera
según categorías lógicas (operadores lógicos).
Con estos criterios se establecen medidas de control y programas de intervención
de corte preventivo. Una política de vigilancia y manejo de riesgos se establece bajo
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una óptica intersectorial y con participación comunitaria, guiada por los lineamientos de
la salud ambiental.
Factores físicos
Los factores de riesgos físicos de la vivienda constituyen fenómenos calificados por los
tipos de energías que en ellos se manifiestan. Así tendremos los fenómenos de las
energías:
1. mecánica
2. termodinámica
3. electromagnética
4. atómica
Energía Mecánica
Fenómenos impactivos
Caracterizados por la transferencia de energía mecánica de tipo cinética (o de
movimiento) pueden constituirse en un daño adquirido de modo inmediato o gradual en
los individuos expuestos. Los eventos o circunstancias que pueden devenir en daños
son comúnmente referidos como accidentes, aunque no siempre el daño es de
naturaleza aleatoria e impredecible consecuentemente. Muchos daños pueden ser
evitados y prevenidos en el marco del quehacer sanitario. Para ello deben considerarse:
las actitudes culturales
Existen valores sociales que en ocasiones enaltecen las conductas de riesgo y
reprimen las cautelosas, sin tomar en cuenta las consecuencias reales de los actos.
los factores socioeconómicos
Las tasas de daño suelen asociarse a la pobreza tanto en las naciones
desarrolladas como en desarrollo. Las comunidades en desventaja sufren más
daños que las aventajadas para un mismo estresor.
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los valores individuales
Los riesgos percibidos de daño son mentalmente ponderados contra otros riesgos
ambientales, necesidades de supervivencia y beneficios percibidos por aceptación
del riesgo.
Los daños del hogar afectan primariamente a los niños y a los ancianos en una amplia
gama de situaciones: contusiones, cortadas, quemadas, envenenamientos, caídas,
obstrucción respiratoria, sofocación y estrangulamiento que pueden resultar letales. Uno
de cada tres accidentes mortales ocurre en el hogar y el predominio corresponde a los
niños menores de 5 años, debido a su mayor permanencia en la vivienda y su
vulnerabilidad. La ropa con cremalleras que puede atascarse durante el juego, ciertas
comidas, juguetes, bolsas plásticas, camas de agua pueden resultar factores de riesgo
para los niños. Los elementos del diseño arquitectónico y urbanístico pueden devenir
factores de riesgo de daño, tales como estado de pulimentación y desniveles en los
pisos, o escaleras sin baranda, albercas o piscinas no protegidas, vanos (aberturas) sin
protección, justificados en la estética, o simplemente pasos a nivel en las calles
transitadas, justificados por el economicismo.
En los edificios con muchos pisos, las deficiencias estructurales pueden representar una
amenaza para la vida y para las diferentes partes del cuerpo. Los residentes de los
pisos más altos pueden correr un alto riesgo en caso de incendios o explosiones, a lo
que se suma el estrés psicosocial causado por contingencias como el ruido excesivo y
la poca privacidad, que pudieran añadirse como factores moderadores de los
accidentes. La quemadura constituye una causa de lesión frecuente, principalmente en
los niños, aunque ella es un fenómeno no impactivo.
Un párrafo aparte para destacar la importancia de la seguridad de las construcciones.
Los derrumbes y desplomes al nivel de la obra constructiva (debido al empleo de diseño
deficiente, materiales de construcción de mala calidad, errores de ejecución de la obra,
falta de mantenimiento a viejas viviendas, necesidades de restauración no satisfechas)
la sujeción a una microlocalización inapropiada (inseguridad en el terreno, incorrecta
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disposición espacial) constituyen problemas muy serios que amenazan la vida de los
residentes (62).
Para la prevención del daño se usan estrategias activas y pasivas, diferenciadas en la
necesidad de implementarlas o no a través de acción por parte de los sujetos
expuestos. Las intervenciones pasivas pueden ser más efectivas, en tanto las otras son
más difíciles de sostener, principalmente aquellas que dependen de la conducta y la
prevención de las personas. Generalmente se consideran los conceptos de hospedero,
agente (vehículos y vectores) y ambiente (físico y socioeconómico) a la hora de
considerar los puntos de intervención en la prevención de daños. La promoción de salud
constituye una herramienta para enfrentar los accidentes en las comunidades (63) .
Fenómenos acústicos
Comúnmente se conoce como sonido, en su acepción física, a una perturbación
ondulatoria de la presión (la velocidad, la aceleración y la intensidad de la energía de
las partículas) de un medio elástico con capacidad de propagarse. En el aire tales
oscilaciones son longitudinales a la dirección de propagación. En medios que resisten
deformación de cizalladura son transversales. El ruido de otra parte es un sonido
molesto, indeseable, que puede dañar la salud y el bienestar. En el campo de la salud
ambiental distinguiremos los términos sonoridad, audibilidad y ruidosidad
(64)
para
manejar el marco físico, fisiológico y psicológico del sonido.
El sonido de la vivienda puede clasificarse en aéreo y estructural, en dependencia de la
vía de comunicación. El primero llega a través de la fenestración, el segundo por las
cubiertas y paredes. El primero puede ser conjurado con medidas de control sobre las
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fuentes y medidas de interceptación de la propagación de carácter urbanístico
(colocación de edificaciones tampón, por ejemplo almacenes, creación de barreras cortinas de vegetación- o separación física). En climas fríos pueden colocarse
elementos de aislamiento acústico (como doble cristal separado por una película de
aire) al nivel de las ventanas. En el segundo caso se introducen elementos
arquitectónicos de aislamiento y absorción, como el empleo de materiales aislantes en
los entrepisos. El sonido estructural en particular atañe al aislamiento acústico de las
paredes y al ruido de impacto de las cubiertas o entrepisos (65).
Desde el punto de vista sanitario se establecen valores límites de exposición al ruido
aéreo por exceso, al nivel de aislamiento acústico y al nivel de transmisión de ruido de
impacto, estos últimos por defecto. Las medidas físicas de aislamiento y absorción
deben ir aparejadas a las medidas de educación para la salud, pues en una gran
proporción el ruido de los edificios multifamiliares es provisto desde viviendas vecinas a
partir de conductas y estilos de vida lesivos a la educación formal. El ruido industrial y
del tráfico, el ruido de las áreas comerciales y las terminales del transporte debe estar
sujeto a una vigilancia ambiental que parte de la política en salud ambiental para la
protección del ámbito doméstico.
Los niveles de sonido que invaden la vivienda desde las ventanas, transmitidos por las
paredes y a través de los entrepisos resultaron sanitariamente inaceptables en
viviendas de proyectos típicos estudiadas en la ciudad de La Habana
( 60)
. De acuerdo
con varios estudios que se han llevado a cabo en Buenos Aires, Argentina, los autos,
colectivos, motos y camiones, las llamadas fuentes móviles, son los principales
generadores del ruido urbano. Además, la arquitectura urbana contribuye a propagar y
hacer más intensos estos sonidos molestos, ya que los edificios actúan como pantallas
que reflejan nuevamente los sonidos hacia la calle (66).
Fenómenos vibratorios
Las vibraciones son las oscilaciones mecánicas del medio material con el cual el
hombre está en contacto. Ellas pueden presentar componentes verticales y
horizontales, por lo que se precisa un sistema cartesiano para su representación. Las
vibraciones físicamente se caracterizan por frecuencia y amplitud. La amplitud de la
vibración es una medida de su energía y puede expresarse por la cuantía del
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desplazamiento de las partículas (alejamiento del punto de reposo), su velocidad
(variación del desplazamiento en la unidad de tiempo) y su aceleración (cambio de la
velocidad en la unidad de tiempo). La medición del desplazamiento refleja las bajas
frecuencias (ofreciendo una medida de la tensión del material), la aceleración denota las
altas (ofreciendo una medida de la fuerza aplicada), en tanto la velocidad reflejaría toda
la gama de frecuencias. Particularmente importantes desde el ángulo de la higiene son
las vibraciones por debajo de los 1 000 Hz.
Las vibraciones pueden ser periódicas, como las producidas por las piezas rotatorias de
las maquinarias (oscilaciones armónicas puras), con uno o varios armónicos
superpuestos. En el análisis espectral (energía-frecuencia) ellas se representan según
líneas. También pueden ser aperiódicas, como las producidas por el tráfico terrestre
(oscilaciones erráticas), con una representación espectral de área a las que podemos
denominar ruido. Su carácter oscilatorio en el tiempo se representa en la figura 6.
Fig. 6. Corte temporal de la aceleración de un fenómeno vibratorio
En la vivienda se perciben las vibraciones como consecuencia de diversas fuentes,
entre las que se cuentan:
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ASCENSORES
CORRIENTES DE AGUA Y RESIDUALES EN
TUBERÍAS
PASOS DE PERSONAS
MOVIMIENTOS DE ENSERES DOMÉSTICOS
TRÁFICO
TRENES SUBTERRÁNEOS O PUENTES
Las vibraciones en las viviendas están condicionadas por la magnitud de la cimentación
y la masa constructiva y no sólo por las características de las fuentes y su separación
de la vivienda. Un incremento de los primeros parámetros redunda en una
amortiguación de la aceleración. El tipo de terreno condiciona el proceso de
transmisión. Las frecuencias predominantes de la vibración en las viviendas se ubican
bajo los 100 Hz. Desde el punto de vista sanitario la exposición a la vibración está
limitada por exceso, tomando como fundamento en el caso de la vivienda el umbral de
percepción de la vibración. Las normas sanitarias limitan los niveles de vibraciones de
velocidad o aceleración por valores máximos tolerables según frecuencias de octava,
pero se definen valores integrados ponderados por frecuencia.
En la ciudad de La Habana se halló que las vibraciones mecánicas de los pisos
resultaron más intensas en las viviendas de una planta y en los edificios de 4 – 5 pisos
que en los edificios altos de 12 y 20 plantas, dominando las componentes espectrales
de baja frecuencia, con pico resonante en 31,5 Hz. Las vibraciones se incrementaron
con el grado de urbanización, la densidad de la red vial y con el flujo del tránsito (60).
Energía Termodinámica
Microclima y ventilación
En la vivienda el concepto de microclima alude a las condiciones físicas del aire interior
de los locales (temperatura, humedad, viento y calor radiante) y la ventilación general es
el proceso de control de calor o remoción de contaminantes atmosféricos a través de la
circulación de este aire. Los métodos empleados en la ventilación se clasifican en:
101
•
inyección y disipación natural
•
inyección mecánica y disipación natural
•
inyección natural y disipación mecánica
•
inyección y disipación mecánica
De ellos el primero es empleado con preferencia (67). En las viviendas se utiliza el viento
y el efecto de densidad para estimular la infiltración del aire. La eficiencia de la
infiltración depende de las diferencias de presión y de los gradientes de temperatura.
Los vanos de las edificaciones a sotavento y las cubiertas son áreas de baja presión
que se constituyen en elementos impulsores de la circulación del aire, opuestos a la
resistencia aerodinámica de los vanos a barlovento. El caudal de aire infiltrado es
función de la componente normal a los vanos de la velocidad del viento y de las
diferencias de temperatura interior y exterior. En el primer caso juega un importante
papel la orientación de las fachadas con respecto a la dirección del viento, las
obstrucciones y el número, tamaño y ubicación de la fenestración. En el segundo resulta
importante la diferencia en altura entre las ventanas por las que el aire penetra y
aquellas por las que se evacua, además de sus relaciones de áreas.
Cuando los métodos de ventilación resultan insuficientes para aminorar una carga
calórica entonces se apela a la climatización (aire acondicionado). En el caso de déficit
de la carga calórica, a la limitación de la infiltración puede sumarse el empleo de
calefacción. En climas cálidos, las paredes y techos no sombreados o con inadecuado
aislamiento térmico pueden devenir en importantes emisores infrarrojos que trasladan
calor radiante al interior de la vivienda. La presencia de excesivo cristal en las ventanas,
combinada a la ausencia de parasoles o celosías para limitar la insolación puede inducir
un efecto invernadero dentro de la vivienda, permitiendo el paso de la luz visible pero
impidiendo la salida de la irradiación infrarroja del interior de la vivienda.
Un elemento importante a considerar para amortiguar las cargas calóricas en los climas
tropicales es el empleo de sombreado. Las sombras dependen del curso del sol en la
bóveda celeste y de la orientación de la edificación y su entorno (edificaciones vecinas,
árboles, muros, etc.). La incidencia del sol en las fachadas de los edificios se denomina
asoleamiento y se puede calcular a través del método estereográfico. En los diagramas
102
solares se muestran las diferentes orientaciones de las fachadas para conocer el
período de insolación durante el transcurso del año en cada una. Los cálculos de
sombra arrojada se realizan para los meses de junio y diciembre, que corresponden a
los extremos del recorrido Norte - Sur de la trayectoria solar. El cálculo es de interés al
diseño de la logia o terraza sobre la pared del área de estar, en términos de ángulos de
sombra y se expresa gráficamente mediante la máscara de sombra. Sirve igualmente
para el cálculo de defensas solares para las ventanas y puertas. También se calcula el
factor de ganancia solar para las secciones más representativas de las fachadas, el
cual está normado a los fines de protección contra las cargas calóricas.
De forma general, las medidas de control ambiental de la sobrecarga térmica pueden
enumerarse como:
1. Incremento de la circulación del aire
2. Ventilación adecuada
3. Protección contra el calor radiante
4. Climatización
5. Organización de los ciclos de actividades
Energía Electromagnética
La energía electromagnética se relaciona con la aceleración de las cargas eléctricas en
diferentes escalas de movimiento y se manifiesta como una onda transversal a su
dirección de propagación caracterizada por un componente eléctrico E perpendicular a
un componente magnético B. La velocidad de la radiación en el vacío es del orden de
3.108 m/seg. , disminuyendo en cierta medida en el medio material. La propagación del
campo puede ser descrita por las ecuaciones de Maxwell Faraday.
103
La energía de la onda electromagnética es directamente proporcional a la frecuencia. A
su vez, la frecuencia es directamente proporcional a la velocidad de propagación e
inversamente proporcional a la longitud de onda λ. Ello implica que en determinada
zona de frecuencias las energías de los fotones pueden ser tan altas que podrían
desplazar los electrones de los orbitales atómicos en sus colisiones creando un
disbalance de cargas, lo que se describe como ionización. De este modo dividiremos el
espectro electromagnético en la zona de las radiaciones ionizantes y la zona no
ionizante. El espectro electromagnético se extiende desde longitudes de onda menores
que 10-10 m a mayores de 1 m (hasta 100 km), recorriendo diversas subregiones
espectrales. La radiación con longitudes de onda bajo los 1 000 Å (10-10 m) tiene
energía suficiente para producir ionización.
Radiaciones Ionizantes.
La radiación ionizante interactúa con la materia, produciendo por ejemplo la remoción
del electrón en un átomo neutro y generando un par de iones. Esta radiación consiste
básicamente de partículas alfa y beta, neutrónica y radiación gamma y X, con
frecuencias mayores a 1017 Hz. La zona de las radiaciones ionizantes comprende pues
las subregiones de la radiación alfa de longitud de onda de 1 Å, la radiación ß de
longitud entre 1 y 5 Å y la radiación gamma de 5 a 10 Å. Con longitudes de 10 a 1 000 Å
localizábamos la zona de los rayos X.
El origen de esta radiación se ubica en los orbitales más próximos a los núcleos
atómicos o en su interior. Algunas formas isotópicas de elementos pesados son
104
inestables y tienden a descomponerse según una razón de probabilidad conocida como
tiempo de vida media. En este proceso aparecen radiaciones ionizantes al nivel atómico
y nuclear, por lo que podemos considerarlas manifestación de las energías atómicas. La
exposición a esta radiación no puede ser evitada porque se halla en el ambiente natural,
pero conductas preventivas que favorezcan mínima exposición innecesaria deben ser
promovidas.
En la vivienda, la fuente de radiación natural más importante proviene del radón,
originado en el subsuelo de modo marcado en ciertas áreas geográficas. Este elemento
llega al aire interior de la vivienda a través del basamento de la edificación, se difunde a
través de sus paredes y pasa al aire interior, exponiendo a sus habitantes. También los
materiales de construcción e implementos, como tuberías metálicas, contienen
elementos que expelen el gas o sus productos de descomposición.
Los productos de la decadencia, libres o afiliados a las partículas transportadas por el
aire, se inhalan y retenidos en los pulmones pueden continuar el proceso de
descomposición antes de resultar eliminados por los mecanismos naturales de
depuración.
Se conoce muy poco de la situación del radón en la Región. En los Estados Unidos de
América hay gran preocupación por los riesgos para la salud derivados de la exposición
al radón natural en lugares no relacionados con actividad industrial, principalmente en
los hogares en zonas residenciales.
Los resultados de varias investigaciones
demuestran que en los Estados Unidos muchas casas tienen concentraciones de radón
muy elevadas y que miles de personas, sin sospecharlo, están expuestas a altos niveles
de radiación. Considerando datos de este país, se ha reportado que seis millones de
viviendas presentan altas concentraciones de elementos del decaimiento del radón y se
ha recomendado que las viviendas que se encuentren en un piso inferior al tercero se
examinen para conocer las concentraciones del gas.
Medidas de vigilancia radiológica se implementan a partir de los valores máximo
permisibles de exposición. Según normas europeas, la radiación máxima en el interior
de antiguas viviendas quedaría limitada hasta 400 Bq/m 3 y en edificios nuevos el límite
se fijaría en 200 Bq/m 3. En los Estados Unidos de América la exposición máxima
105
sanitariamente aceptable se prescribe en 150 Bq/m 3. En la etapa de microlocalización
conviene tener un perfil geológico del subsuelo, determinándose si minerales radiactivos
están presentes en cantidades de riesgo. La ventilación eficaz y el sellaje de grietas en
las paredes constituyen medidas apropiadas (68).
Radiaciones no ionizantes
Adentrándonos en la región de mayores longitudes de onda, la energía de los fotones
llega a ser inferior a 12,4 eV sobre los 1000 Å, la que resulta insuficiente para
desprender cargas eléctricas de los orbitales atómicos y por tanto a toda esta zona la
denominamos, zona de las radiaciones no ionizantes. Las radiaciones no ionizantes
comprenden las subregiones (por orden creciente de longitudes de onda):
Ultravioleta
Visible
Infrarrojo
Microonda
Radiofrecuencia
Frecuencias muy bajas
Añadiremos como corolarios la situación de los campos magnéticos "per se" y los
aeroiones atmosféricos.
UV.
El origen del UV se ubica al nivel de la excitación de los electrones de valencia.
Proveniente del Sol, de las fundiciones por arcos, los hornos eléctricos y la soldadura, la
radiación ultravioleta (UV) es la radiación no ionizante de más alta frecuencia (1015 a
1017 Hz), lo que corresponde a la zona sobre 1 000 y bajo los 4 000 Å. Suele
subdividirse en distintas regiones espectrales cuyo impacto en salud es contrastado.
UV-A
con longitudes de onda de 4 000 a 3 200 Å se la conoce también por el nombre de UV
de onda larga, UV cercano o luz negra.
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UV-B
con longitudes de onda de 3 200 a 2 800 Å se la nombra UV de onda media o
radiación de la quemadura solar.
UV-C
con longitudes de onda de 2 800 a 2 000 Å se refiere como UV de onda corta, UV
lejano o radiación germicida.
Por debajo de los 2 000 Å la UV tiene relativamente poca importancia biológica debido a
que la radiación en esta región, identificada como UV de vacío es absorbida en el aire
en una corta longitud de paso. La atenuación en la atmósfera de la UV por la vía de la
absorción y la dispersión afecta la región por debajo de los 3 200 Å, fundamentalmente
por la influencia del ozono estratosférico; de modo que se cuenta no sólo con un
componente directo del haz radiante sino con un componente difuso. Bajo los 2 888 Å
prácticamente no hay presencia de UV en la atmósfera. La UV que alcanza la Tierra no
excede el 1,5% de la energía solar total (69) .
La vivienda debe proteger al hombre de la exposición excesiva pero debe proveer un
mínimo de irradiación UV a los fines bactericidas. De manera que no resulta
aconsejable impedir enteramente la penetración de la luz del sol a la vivienda. La
reducción de microorganismos de la humedad y el polvo puede favorecerse con la
exposición de algunas horas de UV diarias. Por esta razón se recomienda permitir
diariamente la entrada controlada de la insolación al interior de los locales de la
vivienda.
Radiación luminosa
La zona visible del espectro de la radiación electromagnética se extiende en la estrecha
región entre 1014 y 1015 Hz; ello equivale a plantear entre los 4 000 y los 8 000 Å de
longitud de onda aproximadamente.
El ambiente luminoso es descrito en términos de intensidad luminosa, flujo luminoso,
iluminación, brillo, contraste de luminancia, contraste relativo y reducción de
107
contraste (46). Desde el punto de vista de la salud ambiental, los elementos que resultan
normados más frecuentemente son la iluminación y el contraste de luminancia, este
último principalmente para el caso de tareas de lectura y escritura. Aunque la
iluminación puede afectar por exceso, los valores sanitarios de referencia se ofrecen por
defecto protegiendo la visión contra el déficit de luz.
Otro aspecto importante a destacar es el color. El color se utiliza para la transmisión de
mensajes por la vía emotiva. Los colores cálidos (amarillo a rojo) estimulan e inducen el
movimiento, en tanto los colores fríos (verde a azul) inducen quietud. También se
combinan símbolos para la transmisión de información. A la técnica destinada al empleo
del color para la transmisión de información se la conoce con el nombre de cromatismo.
Con el desarrollo del mercantilismo moderno surge la contaminación cromática como
una manifestación de saturación y fatiga visual que conduce a la pérdida perceptual de
la diferenciación de los objetos. Se definen 3 colores primarios que a través de la
adición, la mezcla y la sustracción generan colores secundarios. El empleo del círculo
de colores permite definir colores complementarios y análogos.
La luz en la vivienda puede ser natural y artificial. La luz artificial es provista por los
sistemas de alumbrado y se emplea por excelencia en la noche. El alumbrado puede
ser general, general localizado y suplementario. El alumbrado se diseña según el
cálculo de la iluminación. Las luminarias juegan un papel muy importante en cuanto a
la influencia que el espectro de la luz generado puede tener sobre la eficiencia en el
desenvolvimiento de las tareas visuales. De otra parte hay que considerar el
rendimiento de las lámparas. En el caso de los bombillos incandescentes el rendimiento
es de sólo 10 - 20 lm/w, mientras en los fluorescentes, ello depende de la potencia
consumida. En el caso de las lámparas de 47 W, el rendimiento es de 43 lm/W. Desde
el punto de vista sanitario la vivienda requiere un sistema de alumbrado general, pero
eventualmente puede requerir elementos suplementarios en los lugares donde se
desarrollan labores domésticas de cierta precisión. El alumbrado adecuado disminuye la
probabilidad de los "accidentes" del hogar y facilita el desarrollo de las tareas a las
cuales se destinan los diferentes espacios funcionales de la vivienda
(70)
. Debe
destacarse que estas tareas tienen asociados climas luminosos idóneos, debidamente
identificados, que resultan confortables al desarrollo de las tareas visuales. Sin
embargo, estos climas están establecidos según la edad de las personas que asumen
108
tales tareas. Por ejemplo, la lectura en un niño de 10 años reclama unos 175 lux. Igual
tarea en un adulto de 60 precisa 2 500 lux.
En la vivienda la iluminación absoluta es la variable normada sanitariamente para el
control del ambiente luminoso artificial. Un elemento adicional que debe considerarse es
la reducción de los disbalances de iluminación en los diferentes locales de la vivienda.
La iluminación natural es aquella provista por la luz difusa de la bóveda celeste y por las
reflexiones en las superficies próximas exteriores de la vivienda, que penetra en ésta a
través de los vanos de los elementos constructivos. Los criterios de vivienda sostenible
postulan axiomáticamente el empleo de la iluminación natural como fuente de luz por
excelencia en la vivienda en las condiciones diurnas. Los criterios sanitarios establecen
la normación del coeficiente de iluminación natural (e). Como quiera que este
coeficiente cambia con el curso del sol en la bóveda celeste, lo cual depende de la hora
del día, la estación del año y la latitud geográfica, se define el coeficiente de iluminación
natural normalizado como aquel valor de "e" que corresponde a una iluminación difusa
exterior de 10 000 lux, hecho que suele suceder naturalmente una hora después del
alba y una hora antes del vesperto. El valor de "eo" mínimo permisible depende del
espacio funcional de la vivienda (servicio sanitario, cocina, habitación, sala de estar,
etc.) y debe ser considerado a priori en el diseño constructivo. Para ello se emplea la
modelación del coeficiente normalizado, asumiendo que los rayos luminosos que
alcanzan un cierto punto p del plano inscrito son consecuencia de la suma de los rayos
que atraviesan los vanos de las paredes provenientes de:
•
la bóveda celeste
•
las edificaciones adyacentes
•
las reflexiones interiores de paredes y techos
•
las reflexiones exteriores del terreno adyacente
•
las cubiertas arquitectónicas
los que por supuesto son atenuados por quiebrasoles, vidrios, persianas, cristales,
marcos y los colores de las interferencias a la propagación de la luz.
109
Otro elemento sanitario a considerar en las viviendas es la modulación del ambiente
luminoso por el régimen de reflexiones de los objetos interiores, lo cual es valorado a
tenor del coeficiente de reflexión. Se recomienda que las superficies del techo deben
tener un coeficiente de .80, las paredes entre .40 y .60 y los pisos .20 para obtener un
régimen no deslumbrante.
Radiación infraroja
La zona del infrarrojo se extiende desde los 8 000 Å hasta los 400 µm. Su origen se
vincula a la vibración molecular. La vibración está influida por la orientación magnética
de las moléculas, que puede a su vez ser descrita por la rotación de las mismas y la
vibración de los núcleos. La subzona del infrarrojo lejano se extiende a partir de los 25
µm de longitud de onda en lo adelante y su génesis se asocia en particular a la rotación
molecular.
Como quiera que la temperatura de los cuerpos resulta una expresión de su calor, y el
calor es una medida de la energía cinética media de las moléculas que les constituyen,
entonces todos los cuerpos con una temperatura sobre los 0º K tienen la propiedad de
emitir radiación infrarroja. De este modo, encontramos infrarrojo incluso en el cosmos
cuya sustancia enrarecida emite a la temperatura de 4° K. La frecuencia de la radiación
infrarroja está vinculada a la cuarta potencia de su temperatura absoluta, propiedad que
es reconocida con el nombre de "ley de Stefan Boltzman". A mayor temperatura la IR
110
será más intensa, de modo que los cuerpos calientes, entre ellos los filamentos
incandescentes, serán productores de radiación IR por excelencia.
En la vivienda el IR puede ser utilizado para caldeamiento en los climas fríos, como
resulta el caso de los radiadores de calefacción. En este clima los elementos
constructivos deben "atrapar" e impedir la salida del IR al exterior. En climas cálidos los
elementos constructivos por el contrario deben favorecer el escape de la radiación IR.
Los cristales de la fenestración permiten el paso de la longitud de onda visible del
exterior, pero constituyen una barrera a la propagación del IR irradiado por el mobiliario
y paredes del interior, por lo que pueden contribuir a un efecto de caldeamiento que
puede resultar indeseable en climas cálido húmedos.
Microondas, RF y ELF.
Denominamos radiación electromagnética de radiofrecuencia y microondas a la
oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en un medio material o el vacío
en la gama de frecuencias de 100 Khz a 300 Ghz. Llamamos radiación de muy baja
frecuencia a la oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en las frecuencias
convencionales de distribución comercial de energía eléctrica (50 - 60 Hz). El origen de
esta gama de radiaciones se ubica en el momento dipolo macromolecular en el caso de
las microondas o en los movimientos acelerados de las cargas libres en los
conductores. A los fines prácticos la radiación electromagnética de radiofrecuencia y
microondas es clasificada en bandas de frecuencias que se corresponden a
subregiones del espectro.
Región de Radiofrecuencia (RF):
Gama de ondas
Límite inferior (MHz) Límite superior (MHz)
ondas largas
0,03
0,3
ondas medias
0,3
3
ondas cortas
3
30
ondas ultracortas
30
300
111
Región de las microondas:
Gama de ondas
Límite inferior (GHz) Límite superior (GHz)
ondas decimétricas
0,3
3
ondas centimétricas
3
30
ondas milimétricas
30
300
La absorción de radiación de RF o microondas en un medio material trae aparejado un
efecto de calentamiento, de manera que la intensidad de la radiación podría medirse por
el incremento de la temperatura. La intensidad de la radiación se la denomina
irradiancia y se expresa en W/m 2. La densidad de potencia o irradiancia puede
calcularse de los vectores campo eléctrico E y campo magnético H según un producto
vectorial. Desde el punto de vista sanitario, en el peridomicilio la irradiancia es el
parámetro normado por valores máximo permisibles para las emisiones de microondas.
En tanto la intensidad del campo eléctrico constituye el parámetro normado en el caso
de las radiofrecuencias y los campos de frecuencia muy bajos.
Los campos de RF y de microondas son producidos en la naturaleza aun sin la acción
del hombre, pero la intensidad global de las radiaciones actuales producto del desarrollo
socio-industrial, es de varios órdenes de magnitud mayor que las naturales. Los campos
electromagnéticos naturales son más fuertes en frecuencias inferiores al límite de 100
Khz. El campo eléctrico estático de la tierra alcanza valores de 100 V/m en condiciones
de buen tiempo en la capa de aire próxima al suelo. La presencia de nubes de tormenta
incrementa la tensión del campo y las descargas eléctricas naturales producen una
radiación de banda ancha centrada en los 10 Khz. En la gama de RF y microondas
recibimos radiación del sol y las estrellas pero en magnitud de 10 pW/cm2 La densidad
de potencia de las fuentes naturales cae no linealmente con la frecuencia hasta valores
inferiores a 10 -22 uW/cm 2.Mhz sobre los 10 Mhz, siendo la irradiancia más alta en la
noche que durante el día
(71)
.
El desarrollo industrial tecnológico actual genera radiación RF y de microondas de
forma continua o en impulsos y la operación en el tiempo puede ser sostenida o
intermitente. La onda puede ser modulada en amplitud, frecuencia e impulso. La
112
información que porta la onda es trasladada por la modulación. Bajo la práctica médica
se emplean equipos destinados a irradiar pacientes con fines terapéuticos controlados.
Los radiadores incidentales se emplean al nivel doméstico, comercial e industrial. La
exposición de la población en general debe ser considerada como intermitente y
prolongada, de baja intensidad, en una gama muy amplia de frecuencias.
En la vivienda y el peridocimicio se cuentan gran número de fuentes, entre ellas los
motores eléctricos, los transformadores, las líneas eléctricas, el equipamiento
electrodoméstico en general. Bajo los conceptos reinantes en la sociedad, el bienestar
doméstico está condicionado por la disponibilidad de equipamiento eléctrico y
electrónico en la vivienda y por el consumo de energía. En virtud de la exposición a los
campos generados por los radiadores intencionales y no intencionales, hoy se investiga
si ello pudiese generar un riesgo a la salud de la población, luego del reporte acerca de
la posible incidencia sobre el cáncer en la niñez de la configuración de la red eléctrica
de la vivienda
(72)
, lo que resulta en el presente controversial
(73)
. La contribución al
campo magnético en la vivienda de los flujos continuos de las conductoras de agua y
plomería ha sido resaltado por su valor predictivo de la incidencia del cáncer y se ha
argumentado acerca de la concentración de partículas radiactivas, movidas por la
polaridad del campo eléctrico, como agente causal de la aparición de este tipo de
dolencia (74). Se investiga principalmente la leucemia, pero también el cáncer pulmonar,
de la piel y de los senos.
De confirmarse los hallazgos se haría preciso fijar valores límites sanitarios de
exposición a los campos de muy baja frecuencia, a las radiofrecuencias y las
microondas. Estos valores límites cambiarían con el espacio funcional, de este modo
quedarían fijados valores límites para la exposición en la vivienda y el peridomicilio. Los
valores límites serían empleados como parámetros en las ecuaciones de difusión del
campo y de aquí se derivarían los dos parámetros sanitarios propuestos para control, a
saber:
•
la zona de protección sanitaria
•
la zona límite de construcción
La primera delimita los territorios que a una altura de 2 m marcan valores de campo
eléctrico o irradiancia por encima de los máximos sanitariamente permitidos. En esta
zona no pueden edificarse viviendas. La segunda marca la frontera del volumen de
113
espacio en el cual los valores de campo se encuentran por encima de los máximos
sanitariamente permitidos. La altura de los edificios de vivienda en esta zona no puede
ser superior a la altura de la zona límite de construcción.
El significado de estos parámetros se aplica a la etapa de la microlocalización de
inversiones para objetivos radioeléctricos por parte de la autoridad sanitaria estatal,
pero en el terreno de la vigilancia epidemiológica ambiental pueden ser utilizados para
la zonificación sanitaria de los territorios y la identificación de grupos de riesgo.
Aunque los campos de las líneas de transmisión son más intensos que aquellos que
pueden rodear los aparatos electrodomésticos, éstos pueden ser fuertemente
perturbados por la presencia de los edificios, árboles, vehículos. Ello no sucede con los
campos magnéticos.
Campos magnéticos.
La existencia de los campos magnéticos se asocia a las aceleraciones de las cargas
eléctricas. El campo magnético es un campo vectorial de densidad de flujo magnético B
en el vacío que genera un campo de intensidad H en el medio material a partir de la
constante de permeabilidad magnética µ.
H=µ.B
Las unidades de medida del campo para ambos vectores H y B serían:
Sistema Internacional
Sistema CGS
intensidad de campo H
A/m
Öersted
inducción magnética B
Tesla
Gauss
114
En el interior de la Tierra, la sustancia fundida del núcleo es portadora de corrientes
eléctricas que podrían explicar la existencia de un campo magnetostático en el planeta
que se manifiesta por las líneas de fuerza que la rodean y la protegen de las partículas
del viento solar.
Fig. 7 Las líneas de fuerza del campo magnético del planeta
El campo magnético natural ubica su polo magnético Norte en la proximidad del polo
geográfico Sur y viceversa. La componente vertical del campo en el polo es del orden
de 67 µT, en tanto la componente horizontal en el Ecuador es de 33 µT. La influencia
solar y lunar sobre las corrientes ionosféricas es del orden de 0,03 µT, en tanto las
tormentas y la actividad solar intensa son responsables de un campo de 0,5 µT. Existen
flujos magnéticos cambiantes, de naturaleza pulsante, con densidades de flujo aún
menores (49).
Los equipos electrodomésticos son productores de campo magnético en las viviendas.
La intensidad del campo no depende del tamaño, la complejidad o la potencia de los
aparatos. Algunos ejemplos de valores máximos de campos magnéticos en mG
generados por aparatos electrodomésticos, a 6 pulg. de distancia, se presentan en el
cuadro 20.
115
Cuadro 20
Campos magnéticos generados por electrodomésticos en la vivienda
secadoras
700
máquinas de afeitar
600
hornos microondas
300
cocinas eléctricas
200
refrigeradores
40
licuadoras
100
lavadoras
100
planchas
20
calentadores
150
aspiradoras
700
Fuente: EPA, 1995.
Las líneas eléctricas y el equipamiento del hogar influirán en los campos magnéticos de
la vivienda. Las investigaciones muestran que aunque este campo es menor que el
natural, que es del orden de 500 mG, el campo de la tierra es continuo y el de los
aparatos es alterno, por lo que mientras el campo de la tierra no genera corrientes, los
campos de los electrodomésticos inducen corrientes eléctricas en los órganos de los
residentes expuestos.
116
Fig. 8. Campos magnéticos medidos en el interior de las viviendas
De este modo se ha planteado una vigilancia sanitaria para la exposición a los campos
magnéticos. En el caso de los campos estáticos se vigila la intensidad del campo
externo y la duración de la exposición. En el caso de los campos alternos se plantea
una protección básica, basada en la limitación de las corrientes de torbellino que se
generan al nivel de los órganos del cuerpo humano, señalándose dosis a órganos
críticos. También se plantea una protección efectiva, basada en la observancia de la
distribución de la intensidad del campo en tiempo y espacio. No obstante parece una
tendencia efectiva por parte de los productores, el sistematizar una verificación de los
campos producidos por sus aparatos electrodomésticos y ya desde la etapa del diseño
tratar de reducir en lo posible la intensidad de los campos generados. La cultura
ecológica proveerá a la población de criterios que obliguen al mercado a ofertar
productos de baja radiación. Ello debe formar parte de las políticas de promoción de
salud que deben impulsar las autoridades de salud en los distintos países. Además
117
deben desarrollarse programas de educación para la salud que contribuyan a crear una
conciencia con respecto a este tipo de riesgo ambiental doméstico.
Aeroiones
La radiación ultravioleta, las corrientes eléctricas de alta tensión y el fuego constituyen
fuentes de formación de aeroiones. Los aeroiones son partículas minúsculas de la
atmósfera que poseen carga eléctrica. Ellas portan distinta polaridad la que puede ser:
•
positiva
•
negativa
Los aeroiones se clasifican por sus dimensiones en:
Ligeros: con dimensiones bajo 0,2 µm
Pesados: con dimensiones sobre 0,2 µm
Los aeroiones guardan un perfil de concentración en el interior de las viviendas que se
diferencia del día a la noche. Los aeroiones ligeros muestran concentraciones del orden
de 200 a 1 000 por cm3 en las horas del día. Sin embargo, en la noche la concentración
de aeroiones ligeros aumenta hasta los 800 - 1 000 por cm3. En cambio, los aeroiones
pesados presentan en aire puro concentraciones del orden de 3 000 a 5 000 por cm3
durante el día, en tanto en la noche su concentración disminuye hasta 1 000 - 3 000
iones/cm3
Las investigaciones han permitido sugerir concentraciones saludables de iones ligeros,
las que se exponen el cuadro 21.
Cuadro 21
Concentraciones sanitarias de referencia de la exposición
a los aeroiones liegeros en la vivienda.
niveles mínimos de iones negativos
600 i/cm3
niveles mínimos de iones positivos
400 i/cm3
niveles óptimos de iones de ambas cargas
1 000 - 3 000 i/cm3
niveles máximos de iones de ambas cargas
50 000 i/cm3
Fuente: Akimenko, A., Instituto Marzeev, Kiev. Reporte científico. 1990.
118
Para los iones pesados no se postulan valores de referencia, aunque ellos se
consideran indicadores de la pureza del aire. Con cifras hasta de 10 000 i/cm
3
se
considera la presencia de aire limpio.
Los iones ligeros pueden ser muy influidos en su concentración por el grado de
renovación del aire en la vivienda y por la humedad del mismo, el cual está relacionado
a su conductividad.
Factores químicos
Las sustancias químicas de los diferentes ambientes que alcanzan los tejidos sensibles
en el cuerpo humano pueden causar malestar, pérdidas de funciones y cambios en
estructuras tisulares conducentes a la enfermedad. El tránsito de los agentes químicos
al organismo pudiera representarse en el esquema de la figura 9.
Fig. 9. Tránsito de los agentes químicos al organismo.
Fuente: Lippman, 1992.
119
La exposición representa el contacto entre una concentración de un agente en el aire, la
comida u otro material y la persona o población de interés. El agente es la fuente de la
dosis interna a un órgano crítico o tejido. La magnitud de la dosis depende de un
número de factores:
•
volumen inhalado o ingerido
•
fracciones del material inhalado o ingerido transferido a través de las
membranas epiteliales de la piel
•
el tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal
•
fracciones transportadas por el fluido circulante a los tejidos
•
fracciones absorbidas por los tejidos
Estos factores muestran una gran variabilidad interindividual dada en el nivel de
actividad, edad, sexo, raza, talla y estado de salud. Con exposiciones crónicas o
repetitivas, otros factores afectan la dosis en cuestión. Puede interesarse la absorción
acumulativa cuando la retención en, o los efectos sobre, los tejidos blancos coinciden
con una lenta extinción o atenuación del tóxico. Cuando el agente se elimina con
rapidez, o cuando los efectos son reversibles enteramente al cesar la exposición, la
razón de transferencia puede ser el parámetro de dosis de interés primario.
Los agentes químicos en el medio residencial mayormente se transmiten por el aire y su
presencia puede atribuirse a la infiltración del aire exterior o a su liberación por fuentes
interiores. Estas fuentes incluyen hornos de cocina no ventilados y calentadores,
cigarros, productos de consumo y emisiones volátiles desde los paneles de las paredes,
pinturas, los textiles y el equipamiento. Las exposiciones personales al cloroformo, al
humo de los cigarros que introduce materia particulada respirable, al óxido de nitrógeno,
a partículas de masa pequeña y al formaldehído proveniente de fuentes residenciales
interiores son más agudas, producto de una atmósfera interior más contaminada que la
exterior, que las que pueden constatarse en la atmósfera urbana del peridomicilio.
Especificidades de los contaminantes del aire interior.
Los contaminantes del aire interior de la vivienda están compuestos por aquellos
productos de la contaminación atmosférica regional y del peridomicilio que se
introducen dentro de la vivienda a través de la infiltración y la ventilación y por los
120
productos originados en la propia vivienda como consecuencia de combustiones,
emanaciones, evaporaciones, arrastres, pulverizaciones y rociamientos, que se añaden
a los contaminantes exteriores advenedizos. La ventilación deficiente contribuye a la
acumulación de los contaminantes con el consiguiente impacto en la salud de los
residentes.
La exposición de los residentes a la contaminación del aire interior puede ser controlada
mediante:
•
El establecimiento de concentraciones límites de exposición.
•
La prohibición o limitación del empleo de materiales o sustancias
•
Las limitaciones a las velocidades de emisión y a la naturaleza de los
contaminantes provenientes de materiales o productos
•
La especificación de procedimientos para sellar o crear barreras
•
La especificación de tasas de ventilación o parámetros de la renovación del aire
interior con aire fresco
•
La especificación de la superficie adecuada de vanos y fenestración, análisis de
los sistemas de ventilación
•
Los niveles de los moderadores de las concentraciones de los contaminantes,
tales como temperatura y humedad
•
Los procedimientos para la medición y el cálculo de la calidad del aire interior y
la eficacia de las medidas de control
Síndrome del edificio enfermo
En 1982 un panel de la Organización Mundial de la Salud observó que muchos
problemas del clima interior de los edificios eran comúnmente reseñados en la literatura
con un grupo de signos repetitivos, quejas y síntomas, los cuales fueron llamados
síndrome del edificio enfermo, observándose que ellos afectaban a un 30 % de las
nuevas edificaciones sin que aparentemente hubiere causa para ello. En estos edificios
no se hacía evidente una excesiva contaminación del aire (por ejemplo, por
formaldehído) o defectos en las instalaciones técnicas o en la construcción.
Sin embargo, se sospecha de la presencia de compuestos orgánicos volátiles (VOC).
Entre las fuentes posibles se citan los sistemas de ventilación que transportan los
121
contaminantes exteriores al ambiente interior. Pero cualquier actividad humana
constituye una fuente potencial de tales compuestos. Mantenimiento, limpieza y cocina
crean sus propias fuentes. El metabolismo y las actividades humanas, tales como
fumar, se constituyen en fuentes de gases y vapores. A ellos se agregan los “sprays”, la
goma de pegar, las máquinas fotocopiadoras y de impresión. Normalmente se localizan
entre 50 y 300 compuestos orgánicos volátiles en las muestras de aire de ambientes no
industriales. Cada compuesto individualmente raramente excede concentraciones del
orden de 50 µg/m 3, lo que se encuentra entre 2 y 3 órdenes por debajo de los límites
ocupacionales de la sustancia. En las viviendas ocupadas, la concentración total
extrema promedio se encuentra alrededor de los 20 mg/m 3, aunque los valores más
frecuentes están por debajo de 1 mg/m 3, el cual representa sólo un 0,2 % de la
concentración máxima admisible (CMA) del tolueno, quien es uno de los compuestos
más frecuentemente encontrados con concentraciones relativamente altas.
Los ambientes de los edificios muestran contaminación del aire interior clasificable
según el cuadro 22:
Cuadro 22
Clasificación de los compuestos orgánicos hallados en los edificios
Descripción
Abrevia Rango del punto de
tura
ebullición (ºC)
compuestos orgánicos muy volátiles (gaseosos)
VVOC < 0 a 50 - 100
compuestos orgánicos volátiles
VOC
compuestos orgánicos semivolátiles
SVOC 240 - 260 a 380 - 400
compuestos orgánicos asociados con materia particulada o
materia orgánica particulada
POM
50 - 100 a 240 - 260
> 380
Fuente: Lippman, 1992
No existe un límite bien marcado entre las categorías definidas por los rangos del punto
de ebullición. Los valores más altos de punto de ebullición de los VOC refieren los
compuestos polares. Los efectos de la exposición a los VOC se dividen en comunes a
122
la mayoría y específicos. Los específicos se asocian a compuestos individuales o a
potenciales inusualmente altos. Entre ellos se citan los genotóxicos y los del sistema
inmune, pero los más comunes coinciden con los reportados para el síndrome del
edificio enfermo.
Evaluando los VOC, a tenor del índice TVOC aplicado en mediciones de viviendas, se
obtuvieron en viejas casas concentraciones en el rango de 0,02 a 1,7 mg/m 3, lo que
representa sólo 1/10 de lo encontrado en las nuevas viviendas, donde el rango de
concentraciones se movió de 0,5 a 19 mg/m 3. La pregunta sería cuándo las
concentraciones no laborales resultarían tan bajas como para no producir efecto por sí
mismas o no interacturar con otros factores para producir efectos perceptibles. Algunas
investigaciones indican que en las viviendas con problemas de clima interior, el TVOC
se movió de 0,09 a 13 mg/m 3 (promedio 1,3 mg/m 3), en tanto en las viviendas sin
problemas las concentraciones estuvieron entre 0,02 a 1,7 mg/m 3 (promedio de 0,36
mg/m 3). Aunque los resultados no son conclusivos se reportan quejas en los residentes
con concentraciones del orden de 1,7 mg/m 3. Ello permite plantear la hipótesis de que
los VOC juegan un papel en la etiopatogenia del síndrome del edificio enfermo (32).
Asbestos y fibras vítreas
Existen múltiples componentes de las edificaciones que contienen asbesto, entre los
que se cuentan los sistemas de aislamiento térmico, estructuras a prueba de fuego,
terminados acústicos y decorativos, productos laminados, tejas de techos o pisos,
fieltros, entre otros. También en los elementos emplasticados, reparados y
reconformados usados en la construcción de paredes y en reparaciones interiores. En
adición a las fibras minerales naturales, muchas de estas formulaciones contienen fibra
de vidrio en combinación con asbestos. Las fibras de asbestos empleadas con más
frecuencia en las construcciones se muestran en el cuadro 23.
123
Cuadro 23
Tipos de fibras de asbesto empleadas en los edificios
Nombre del
Grupo
mineral
mineral
crisolita
serpentina
Fórmula química
(MgFe)6(OH) 8 Si4O10
3+
2+
Grado de
ocurrencia
muy frecuente
ribequita
amfibola
Na2(Fe )2(Fe ) 3(OH) 2Si8O22(±Mg)
poco frecuente
antofilita
amfibola
(Mg,Fe) 7(OH) 2 Si8O22
poco frecuente
grunerita
amfibola
Fe7(OH) 2Si8O22(±Mg, Mn)
frecuentemente
actinolita
amfibola
Ca2Fe5 (OH) 2Si8O22(±Mg)
poco frecuente
tremolita
amfibola
Ca2Mg 5(OH) 2Si8O22
poco frecuente
Fuente: Lippman, 1992.
Estas sustancias están presentes entre los materiales de construcción, de donde pasan
al aire interior de la vivienda. En estudios de edificios se obtuvieron valores medios de
concentración de asbestos de 0,27 fibras/litro. En 48 escuelas estudiadas 0,51; en 96
viviendas 0,19 y en 54 edificios comerciales y públicos 0,20 (32).
Muchas fibras minerales hechas por el hombre son vítreas. Los materiales vítreos no
son capaces de mantener un orden atómico periódico a grandes distancias (102 - 103 Å).
No obstante, a corto rango se observan estructuras agrupadas (clusters). Las longitudes
y diámetros de las fibras son variados y se utilizan para aislamiento, filtros y
componentes cuya estructura pretende ser reforzada en las edificaciones. Estas fibras
se rompen en segmentos de más corta longitud, del orden de los 7,5 µm. La
composición química de estas fibras varía con los materiales usados en su fabricación,
así también sus propiedades mecánicas y durabilidad, aunque se reconoce que
presentan gran estabilidad que se traslada por el acoplamiento a estructuras de
aluminio y a las unidades tetraédricas de silicio. Minerales, rocas y escoria de madera
constituyen la materia prima de los productos vítreos originados por fusión y sucesiva
extracción, centrifugación y soplado en chorro de vapor o aire.
124
Desde el punto de vista sanitario debe evitarse la presencia de estas fibras entre los
elementos componentes de la vivienda. Si ya existieren y no resulta fácil reemplazarlas
se sugiere cubrirlas con una película química preservante que impida su fragmentación
y deterioro mecánico.
Benceno
Dentro de las viviendas se ha observado una gran variabilidad en la concentración de
benceno. Se ha encontrado que el incremento del riesgo a la exposición al benceno
coincide con altos niveles de contaminación del aire interior de los domicilios.
Como medida precautoria no deben alojarse vehículos automotores en espacios
interiores de las viviendas sin el debido aislamiento físico, no deben guardarse
reservorios de hidrocarburos sin una segura hermeticidad, debe procurarse una debida
extracción de los humos y gases de las cocinas y calentadores que combustionan
hidrocarburos, debe favorecerse una ventilación doméstica que no introduzca los gases
de combustión del tránsito automotor al ámbito interior de la vivienda y no debe
favorecerse el hábito de fumar en sus interiores.
Formaldehido y otros aldehídos
Los aldehídos ambientales son liberados de los polímeros y de las soluciones o se
generan durante la combustión de los alcoholes. La pobre calidad del aire interior de la
vivienda puede resultar un importante indicador de exposición. Para los que
permanecen en la vivienda el 85 % de la exposición se produce en ella; para quienes
trabajan fuera, la vivienda es responsable del 55 - 65 % de la exposición. Las
actividades que generan aldehídos en la vivienda incluyen la quema de madera y el
hábito de fumar, así como liberación de la sustancia por los materiales estructurales del
domicilio, mobiliario, ropa, cosméticos y aislantes. En el cuadro 24 se muestran las
contribuciones estimadas de distintas fuentes interiores de la vivienda.
125
Cuadro 24
Concentraciones de aldehídos en el aire interior de
la vivienda según aporte de distintas fuentes domésticas
Fuentes
Concentraciones
humo del cigarro
(40 ppm en 40 mL de bocanada)
dosis por paquete
0,38 mg/paquete
humo ambiental del tabaco
0,25 ppm
ropa hecha de fibra sintética
mezcla algodón-poliester
2,7 µg/g.día
vestido de mujer
3,7 µg/g.día
mobiliario
panel de resina
0,4 - 8,1 µg/g.día
plywood
1,5 - 5,3 µg/g.día
paneles
0,9 - 21 µg/g.día
paños
0,8 - 3 µg/g.día
tapicería
< 0,1 ppm
Fuente: Lippman, 1992
El aislamiento de espuma de formaldehído-urea induce contaminaciones promedio del
aire interior de 120 ppb. En las viviendas antiguas (sin aislamientos) las
concentraciones de formaldehído en el aire interior se mueven entre 30 y 90 ppb. Otros
aldehídos pueden estar presentes asociados al humo del cigarro, fundamentalmente
acetildehído. Las concentraciones son influidas por la elevación de la temperatura y la
humedad del aire. En áreas urbanas, los niveles de aldehído junto a otros hidrocarburos
muestran variaciones de concentración de ciclo diario con máximos que preceden a la
aparición del pico del ozono. Valores típicos de concentración urbana están en el orden
de los 50 ppb (32).
126
La ventilación apropiada constituye una adecuada medida precautoria en la vivienda
para disminuir las concentraciones de estas sustancias. También racionalizar el manejo
de los polímeros, los alcoholes y evitar el hábito de fumar, pueden ser medidas
apropiadas para conjurar la acción de las fuentes.
Otros contaminantes ambientales
Entre los metales pesados, contaminantes del aire interior de las viviendas, se
mencionan el plomo y el mercurio. Ellos, junto con el aluminio, el arsénico, el cadmio y
el níquel son llamados elementos en trazas, los que resultan objeto de vigilancia
ambiental por su toxicidad. Estos elementos suelen aparecer con el polvo atmosférico,
principal contaminante del aire en muchos territorios, el cual cerca de zonas de tránsito
intenso se levanta por los remolinos de aire y las barreduras viales.
Las trazas de plomo pueden presentarse en el ambiente en una variedad de formas que
se asocian a distintos estados de valencia y ligaduras asociadas. La identidad del metal
es retenida, no obstante. El medio primario de transporte es el aire, debido a que las
partículas generadas por fuentes antropogénicas de alta temperatura pueden viajar
grandes distancias antes de sedimentarse por vía húmeda, seca o deposición de nube.
El plomo que se deposita en los suelos puede entrar a formar parte de la cadena
alimentaria. El 20 % del plomo entra al organismo con el agua. Es conocido que la
presencia de plomo en las pinturas de las viviendas constituye un factor de riesgo para
los niños, por su posibilidad de ingerirlo al contacto. Debe considerarse que los objetos
de plomo comportan un riesgo análogo.
El mercurio se manifiesta en la naturaleza como sustancia elemental y en la forma de
compuestos orgánicos e inorgánicos. Como metal aparece en concentraciones del
orden de 50 ppb en la corteza terrestre. La fuente principal del mercurio está en los
gases emanados del interior de la tierra, los lechos de los ríos y el fondo de los
océanos. El mercurio es utilizado para la producción de aparatos eléctricos y la
fabricación de instrumentos industriales y de control. Se añade a pinturas de barco y
aceites y se emplea en las amalgamas dentales. Algunos organomercuriales se utilizan
en la agricultura y la industria del papel (53).
127
Las fuentes de mercurio en la vivienda están en las pinturas de látex contentivas de
preservativos. En algunos países el mercurio en pinturas sólo se permite para usos
exteriores de las edificaciones, en otros no es permitido en ningún caso. Algunos
objetos de uso religioso también pueden llevar el metal a la vivienda. La limpieza
periódica del polvo en paredes y mobiliario constituye una medida preventiva
recomendada.
Dado que las fuentes de CO están dispersas, la distribución ambiental del contaminante
no es uniforme. Las emisiones de fuentes no reguladas del interior de la vivienda
contribuyen sustancialmente a las dosis individuales.
Los procesos de infiltración y ventilación pueden contaminar el aire interior con las
emanaciones del combustible diesel proveniente del tráfico automotor. Las partículas
de hollín consisten en agregados de partículas primarias esféricas que se forman en la
cámara de combustión y que crecen por aglomeración presentando un diámetro medio
volumétrico entre 0,1 y 0,5 µm. El centro de carbón elemental actúa como núcleo de
condensación de las sustancias orgánicas formadas y volatilizadas en la combustión.
Los principales contaminantes derivados de la combustión que pueden afectar la
vivienda son el humo de las cocinas y de los aparatos de calefacción mal ajustados. Los
aparatos que combustionan gas, kerosene, carbón, leña y otros combustibles
domésticos, así como las chimeneas con tiro deficiente, calderas, estufas, calentadores
de agua, secadoras de ropa son las fuentes contaminantes por excelencia en la
vivienda. Los contaminantes gaseosos de estas fuentes incluyen los contaminantes
atmosféricos más comunes: el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO 2)
y el dióxido de azufre (SO2) (75).
El humo del tabaco suele estar presente en muchas viviendas, si este hábito forma
parte del estilo de vida de los miembros de la familia, aunque también puede provenir
de espacios exteriores por la vía de la ventilación. En la producción de los componentes
del humo se distinguen los generados en la corriente principal de combustión, la
corriente lateral y los valores ambientales debido a las diferencias de temperatura que
los procesos de combustión comportan. El humo de la corriente lateral presenta
concentraciones de tóxicos y sustancias cancerígenas más elevadas que el humo de la
128
corriente principal, no obstante la dilución en el aire de las habitaciones reduce
marcadamente las concentraciones inhaladas por los fumadores involuntarios con
respecto a los activos.
Los incrementos de concentración varían con el número de fumadores, intensidad,
razón de intercambio de aire interior con el exterior a la vivienda y con la posible
presencia de depuradoras de aire. El patrón de actividad temporal de los residentes
influirá en la exposición. Los niños que no son atendidos en instituciones de cuidado
infantil pueden estar expuestos a dosis elevadas. En ciudades de los Estados Unidos de
América, la concentración de partículas respirables en el aire de la vivienda muestra
que la contribución de un fumador de un paquete de cigarros diario aporta unos 20
µg/m 3 a la concentración de partículas del aire interior en 24 horas. Las concentraciones
de partículas suspendidas son dos veces más altas en las viviendas donde residen
fumadores con relación a aquellas carentes de individuos con este hábito.
Análogamente la nicotina en las viviendas de los fumadores fue un orden mayor que las
de los no fumadores. También se han detectado altas concentraciones de benceno,
xylenos, etilbenceno y estireno en las casas con residentes fumadores (32).
Una parte sensible del total de contaminantes atmosféricos de la vivienda proviene del
exterior. Ello es particularmente cierto en el caso de los climas tropicales donde la
ventilación juega un papel determinante en el bienestar climático. Las ventanas
permanentemente abiertas garantizan una circulación de aire que provee la entrada no
sólo de aire fresco sino también de los contaminantes urbanos. Estos contaminantes
fueron descritos como primarios y secundarios. Entre los primeros los aerosoles
ácidos y los óxidos de azufre (SOx ) estaban asociados a la actividad industrial, en
especial a los procesos de quemado de combustibles fósiles. Sin embargo, en el interior
de la vivienda se halla una fuente de producción de SO2 y H2 SO4 en las cocinas y
calentadores no ventilados de kerosene. El contenido de azufre del kerosene es del
orden del 0,04 %. Con intercambios de aire de 1,4 veces por hora se han encontrado
concentraciones de hasta 693 µg/m 3 en el interior de una habitación calentada con
kerosene y partículas ácidas en rango hasta 75 µg/m 3.
129
Existen además múltiples trazas de elementos, entre ellos metales, cuyas propiedades
toxicológicas son conocidas. La existencia de tales trazas, en circunstancias
específicas, puede devenir en factor de riesgo de la vivienda (76).
Existen en la atmósfera variados óxidos de nitrógeno producidos en procesos
naturales como los fuegos del bosque, descomposición orgánica y descargas eléctricas
atmosféricas, pero también existen emisiones antropogénicas de fuentes estacionarias
y móviles como las usinas termoeléctricas de combustibles fósiles y los vehículos de
motor. Aunque inicialmente los óxidos se producen como NO, suceden rápidos
procesos de oxidación que transforman los productos iniciales. En términos de potencial
adverso a la salud se destacan el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno. En el ámbito de
la vivienda se produce NO x a cuenta de las cocinas y calentadores de gas y cocinas y
calentadores de kerosene, observándose en estos casos concentraciones más altas en
el aire interior de la vivienda que en la atmósfera urbana. Debido a que las fuentes de la
vivienda operan periódicamente se observan picos de concentración con amplia
variación en los niveles dependiendo del patrón de acción de las fuentes y el grado de
ventilación, de modo que la exposición personal al NO 2 puede ser regida por las fuentes
de la vivienda. En las viviendas con gas se han medido valores hasta de 0,54 ppm de
NO2 en promedios de 24 horas, en tanto en las viviendas con kerosene hasta 0,38 ppm
(24 horas).
Derivado de la existencia de los óxidos de nitrógeno y de hidrocarburos reactivos, a
consecuencia de la luz solar, aparece el ozono, que resulta un fuerte irritante de los
pulmones. El ozono puede ser estratosférico, cuya génesis se fundamenta en la
interacción de la radiación solar con las moléculas de aire de la alta atmósfera, y el
troposférico, cuyo origen es antropogénico y característico de los territorios urbanos,
aunque puede producirse cierta intrusión de ozono estratosférico cuando se incrementa
el intercambio de aire entre las capas de la atmósfera.
El perfil diario de concentración del ozono en muchos territorios urbanos puede ser
descrito como una onda cuyo tope (máxima concentración) suele aparecer algunas
horas después del mediodía cerca del centro de la población o desplazado corriente
abajo del viento predominante. Sobre la capa de mezcla atmosférica, el ozono puede
retener altas concentraciones, lo que influiría el perfil de la futura concentración en
130
superficie al romperse la capa en el transcurso del tiempo. En ciudades densamente
pobladas, el perfil diario del ozono es descrito como una meseta a partir de las 10:00
a.m., lo que indica que las fuentes locales ya no predominan en la producción del
contaminante.
Las concentraciones de O 3 en la vivienda son casi siempre sustancialmente inferiores a
las halladas en la atmósfera urbana debido a la fuerte absorción por las superficies de la
edificación y la ausencia de fuentes interiores. Sólo se han identificado como posibles
fuentes interiores las impresoras y los purificadores electrostáticos de aire. Grupos de
riesgo serían los grupos poblacionales que desarrollan actividades fuera de la vivienda y
los asmáticos.
A modo resumen se presenta en el cuadro 25 un grupo de medidas de control para
diferentes contaminantes del aire interior.
Cuadro 25
Contaminantes comunes del aire interior, sus fuentes y medidas de control
Contaminante
Fuentes principales
Medidas de control
Equipo y materiales
partículas respirables
filtros de alta eficiencia
(humo de tabaco,
sellado de puertas
materiales fibrosos,
productos de
combustión,
aerosoles)
NO, NO 2
(combustión, estufa de
gas, calefactor)
chimenea de arrastre
CO
ignición del piloto reducida
(estufas de gas,
hornos, autos)
aislar fuente de calor
precipitadores electrostáticos
Quitar motor de gasolina
ignición del piloto reducida
usar convertidor catalítico
reemplazar por motor eléctrico
Ventilación y diseño
zona y ventilación para
fumar
suministro de aire de
combustión exterior
relocalizar tomas de aire
mantener sistema de
filtrado
Extractor sobre la fuente
aislar el garage del espacio
interior
suministrar aire de
combustión exterior
emisión de ventilación
exterior
ventilación extractiva en la
cocina
relocalizar conductos
ventilación
131
agentes de fuentes
biológicas
formaldehido
(aislamiento de
espuma,
panel de partículas
prensadas, humo de
cigarro)
aislar para prevenir condensación
proveer zonas de fumar
aislar garage de la zona
interior
mantener humedades
interiores del 35 al 50%
cimentación a prueba de humedad,
conductos
drenaje apropiado bajo los codos de los espacio de arrastre en los
condensadores
conductos
añadir bactericidas al vapor y al agua para
humidificadores y torres de enfriamiento
mantenimiento apropiado de filtros y
conductos
limpieza de rutina
eliminar las cubiertas de piso dañadas por
el agua
no usar humidificadores de enfriamiento
por niebla ni vaporizadores
sustituir productos tales como la resina
incrementar el intercambio
fenólica de plywood
de aire
fuentes selladas
remoción de materiales
espacio de arrastre en los
conductos
(materiales de
cimientos a prueba de humedad y espacio conductos con salida al
construcción,
de arrastre
exterior
hendiduras selladas en las trampas del
agua subterránea,
depresurización
piso y los drenajes
instalar filtros de carbón para el agua de conductos del baño y la
suelos)
pozo
lavandería hacia el exterior
cimientos completamente sellados
compuestos orgánicos
usar sólo con ventilación
sustituir productos
volátiles
adecuada
(copiadoras, papel
aislar área de almacenamiento
ventilar lavandería, tienda
líquido,
proveer ventilación
aplicar solamente de acuerdo a
aerosoles,
separada al área de
especificaciones
almacenamiento
pulimento de piso y
no ubicar transformadores dentro
muebles)
asbestos
remoción
la ventilación
(detectores de fuego, inyección de sellador
no proveerá
aislamiento)
tubos extendibles con plástico
protección adecuada
radón y derivados
barrera de vapor en los cimientos
132
y sellante de conductos
Fuente: Yassi et al., 1997.
Contaminantes en productos ingeribles
Los contaminantes químicos que se trasladan al organismo por los alimentos pueden
constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son introducidos como parte de la
materia prima no purificada (con determinado grado de pre-elaboración) para ser
elaborados total o parcialmente y distribuidos con el uso de enseres y utensilios de la
vivienda y dentro de los espacios funcionales que le atañen. Los contaminantes
químicos que se trasladan al organismo por el agua de consumo también pueden
constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son llevados a través de las redes de
distribución de agua de consumo o con el empleo de utensilios pertenecientes al
equipamiento de la vivienda.
Debemos sin embargo indicar que la eliminación de la contaminación biológica del agua
con el empleo de sustancias químicas con fines de desinfección puede conducir a la
introducción de nuevos riesgos. Mayormente estos procesos se efectúan al nivel de las
plantas de tratamiento de agua de consumo y no en la vivienda urbana. En la vivienda
rural, el tratamiento del agua puede efectuarse con mayor frecuencia en la casa. En los
sistemas de abastecimiento público de agua se emplean frecuentemente la cloración, la
adición de cloraminas y la ozonificación del agua para eliminar bacterias patógenas,
principalmente si las fuentes de agua son superficiales. Los métodos de desinfección
del agua alteran no obstante su composición química y algunos de los subproductos de
la desinfección poseen propiedades carcinogénicas. Particularmente en el caso de la
cloración del agua, se indica incremento en la aparición de cáncer en el recto, el colon,
la vejiga y los pulmones (73).
El empleo de productos cosméticos y de la higiene puede devenir en factor de riesgo
químico, por su composición, almacenamiento, distribución y uso, cuando ellos se
consumen en la vivienda.
Es evidente que los factores de riesgo químico, en el estado de aceptación social del
principio de que ”el progreso de la calidad de vida está como concepto indisolublemente
ligado a la posibilidad de accesar nuevos productos y tornar más variado y rico el
133
hábitat”, demandan una conducta precavida por parte de los residentes de la vivienda
moderna. En primer lugar se demanda que el residente conozca los riesgos de su
entorno, muy particularmente de su entorno inmediato, su vivienda y su medio urbano.
Luego se precisa que su estilo de vida asuma la existencia de tales factores de riesgos
y asimile los hábitos y conductas que coadyuven a su protección y a la preservación de
su salud y la de su familia en el medio residencial . Para este fin se necesita no sólo
suministro de información (educación para la salud) sino una motivación individual y
familiar, basada en la aspiración hacia una vida más sana, que incentive el interés en
una acción ulterior, consecuencia de la adopción de nuevas actitudes y conductas a
corto plazo y de mejores estilos de vida a largo plazo (promoción de salud).
En el caso de los riesgos químicos la conducta de precaución se fundamenta en la
evitación del factor de riesgo, el agente tóxico, a partir de reducir la presencia de las
fuentes, más que de evitar la transmisión del agente lo cual puede resultar dificultoso en
el ámbito doméstico.
Factores biológicos
Muchos patógenos llegan al hombre a través de medios portadores, como el agua de
consumo y los alimentos y en ciertos casos el consumo de medicamentos. Aunque sin
pertenecer propiamente a la vivienda, pero sí aplicadas en su ámbito, formas de
transmisión de patógenos por contacto pueden verificarse en el empleo de los
cosméticos, los juguetes, las pomadas tópicas, objetos de uso personal y ropas sucias.
Adecuada higiene personal y doméstica resulta de trascendental importancia para
prevenir diversas enfermedades transmisibles.
En líneas generales podemos aceptar que los factores biológicos de riesgo a la salud en
la vivienda se vinculan a la presencia de especies animales o sus productos en el
ambiente interior del domicilio, los que son introducidos voluntaria o involuntariamente
por la conducta humana en su sentido más genérico, incluyendo la microlocalización,
calidad del entorno, diseño, materiales de construcción, redes técnicas y utilización de
la casa.
Los animales domésticos deben ser ubicados preferentemente en el exterior de la
vivienda, donde deben recibir los cuidados adecuados. Cuando ello no puede
134
conseguirse es necesario mantenerlos dentro de las condiciones higiénicas más
favorables. No debe permitirse que los animales duerman con las personas, ingieran
alimentos con sus utensilios, ni sostengan hábitos promiscuos en sus formas de vida
con los residentes.
Se hace necesario que el residente tome conciencia del papel de los vectores biológicos
de enfermedades y que de ella derive medidas sanitarias apropiadas, tanto al nivel de la
higiene de la vivienda como de la higiene personal, para controlar su presencia. La
implementación de tales medidas depende no sólo del grado de conciencia de los
residentes de la vivienda sobre los factores de riesgo, el cual puede ser desarrollado a
partir de programas adecuados y efectivos de educación para la salud, sino también de
las posibilidades de su materialización. El poder adquisitivo de la familia y los recursos
socialmente disponibles van a resultar un determinante del estado de la vivienda y con
ella de sus condiciones sanitarias. Una acción social concertada al nivel de comunidad
puede en principio buscar paliativos a la baja calidad de vida.
Los insectos mayormente penetran desde el ambiente exterior a la vivienda y en ella se
alojan y procrean si no existen adecuadas medidas higiénicas de control,
fundamentalmente las que atañen al tratamiento de los desechos sólidos, excretas y
residuales líquidos, en los cuales pueden encontrar las condiciones favorables de su
supervivencia. Deben añadirse los vermes o gusanos, los que encuentran hábitat en la
materia orgánica en descomposición. De aquí la importancia del adecuado manejo de
las basuras domésticas.
Estos animales son portadores, introductores o tributarios de la penetración de
bacterias, ácaros, mohos, hongos y polen al interior de la vivienda, donde pueden
ejercer un papel nocivo a la salud como bioaerosoles.
Bioaerosoles
Los bioaerosoles son en principio aerosoles constituidos por las especies de
organismos aéreos y los tipos de partículas de origen biológico. Ellos constituyen un tipo
particular de contaminante, dada su estructura orgánica compleja y variada con un
impacto en salud que cubre la infección, las reacciones alérgicas (caso en que los
aerosoles son denominados alergenos) y la irritación con una gama de efectos que
135
recorre del malestar a la inhabilitación. El ambiente interior de la vivienda es la fuente
principal de bioaerosoles patogénicos para las personas y asume la mayoría del riesgo
atribuible de infecciones y problemas alérgicos. Una parte de los bioaerosoles es
trasladada por infiltración desde fuentes exteriores, principalmente cuando las
condiciones de proliferación son favorables. Los organismos patógenos, especialmente
bacterias y hongos, pueden multiplicarse en microclimas interiores, incluyendo los
sistemas de ventilación. Los virus en cambio no se multiplican en el aire pero pueden
dispersarse desde los humanos y desde fuentes animales (32).
Los animales e insectos en la vivienda pueden introducir aerosoles como subproductos,
los que pueden generar variadas reacciones alérgicas e irritantes en los ocupantes. La
infiltración de aire exterior conduce la mayor parte del polen que se identifica en los
interiores, el resto proviene de la vegetación domiciliaria. Las concentraciones de
hongos, insectos y fragmentos animales pueden ser consecuencia también de
infiltración. Muchos de estos aerosoles se convierten en polvo doméstico. Una
proporción de la población humana residente puede sensibilizarse (o desarrollar
hipersensibilidad) a los bioaerosoles. El efecto combinado de los distintos bioaerosoles
contaminantes, del aire interior de la vivienda, es responsable en gran medida del
ausentismo escolar y laboral y de los días de rendimiento reducido.
Para calificar las exposiciones y las reacciones a los bioaerosoles se ha sugerido
evaluar:
1. las especies, tipos y naturaleza de los organismos viables suspendidos o de las
partículas de procedencia biológica
2. la exposición a los bioaerosoles, incluyendo la influencia de las fuentes, sitios de
multiplicación, reservorios y medios de dispersión
3. la naturaleza y mecanismos de los efectos en morbilidad asociados a los
bioaerosoles, incluyendo el rango y distribución de la sensibilidad de la población
4. los métodos de evaluación y control
Las bacterias y los virus son usualmente llevados al interior de la vivienda por
hospederos humanos (el mayor reservorio), dispersándose de persona a persona.
Algunas bacterias (Pseudomonas , tuberculosis) y algunos virus (sarampión, viruela)
pueden ser excretados y de aquí permanecer como partículas viables sobre tejidos y
136
superficies o ser capturados por sistemas de ventilación para de aquí dispersarse e
infectar a otros humanos.
Crecimiento interior de bacterias y hongos
Cada organismo posee su propio hábitat y condiciones favorables de crecimiento. Pero
bacterias viables y diferentes esporas de hongos pueden existir en cualquier parte.
Pueden ser encontradas en el polvo doméstico o en sustancias resuspendidas, como
bioaerosoles, por la actividad humana o animal. Los factores limitantes del crecimiento
microbiano son los nutrientes, la humedad y la temperatura. La ventilación afecta la
introducción, salida, crecimiento y control (por efecto indirecto) de los organismos y de
sus partículas resultantes. Las plantas de la vivienda y la tierra pueden promover el
crecimiento de los hongos, como lo hacen diferentes alimentos y restos vegetales. Aún
más, endotoxinas y micotoxinas de los hongos pueden devenir en bioaerosoles. Muchos
materiales de construcción (maderables, sellantes y terminados) contienen compuestos
orgánicos que estimularían el crecimiento bacteriano.
La humedad es el principal factor que promociona o limita el crecimiento microbiano de
la vivienda en sistemas o superficies. La alta humedad penetra las estructuras, los
conductos de aire y el amoblado de la casa por difusión, derrame o condensación. Con
alta humedad el crecimiento microbiano se desarrolla de inmediato, conduciendo al
deterioro de los materiales de construcción, generando nuevos aerosoles. Recipientes
de agua vinculados a la calefacción, ventilación, aire acondicionado y humidificación
son hábitats favorables al desarrollo microbiano. Los sedimentos de los recipientes
acogen bacterias, hongos, actinomicetos, algas y amebas. El disturbio mecánico del
agua contaminada puede producir bioaerosoles. Bajos niveles de humedad del aire en
cambio favorecen la liberación de esporas de hongos.
El intercambio de aire diluirá las concentraciones de bioaerosoles generados en la
atmósfera interior de la vivienda. Afectará igualmente los niveles de humedad interior y
las cargas térmicas, afectando el crecimiento de los contaminantes viables. En cuanto a
los sistemas de ventilación mecánicos, se observa que los filtros de aire que no son
frecuentemente reemplazados proveen nutrientes estratificados para el crecimiento
microbiano, los que se dispersan durante el cambio de los mismos. En edificios
137
sellados, las medidas de conservación de energía reducirán los flujos de ventilación
produciéndose un incremento de la contaminación biológica de fuente humana.
Partículas biológicamente originadas.
Los aerosoles de origen biológico consisten esencialmente de pulverizaciones de
materia fecal de artrópodos y algunos insectos como cucarachas, materia fecal y orine
de roedores, secreciones, fragmentos y otros productos derivados de animales y
plantas, incluyendo parásitos potenciales de los animales, así como también de
humanos. Ciertos antígenos provenientes de partes de plantas, la saliva de los gatos
(la que una vez seca se convierte en polvo alergeno de 1 - 10 µm de diámetro), de los
perros y otros fluidos corporales han sido encontrados tanto en el polvo hogareño como
en los tejidos, materiales de construcción, comidas y albergues de mascotas. Pero los
restos y secreciones de los animales pueden ser traídos por la ventilación desde el
exterior. Los ácaros (Dermatophagoides) son la fuente de alergenos más difundida en el
interior de las viviendas. La fuente alimentaria está en la epidermis de los humanos y
animales. Sus excrementos (partículas de 20 µm de diámetro) contienen los antígenos
de dimensión menor a 5 µm que constituyen la mayor proporción de alergenos en el
polvo doméstico. La humedad es la característica primaria que determina la abundancia
de las diferentes especies. Los colchones y almohadas, alfombras y tapetes resultan los
principales hábitats. La actividad alérgica es más connotada en climas templados
húmedos.
Las proteínas alergénicas pueden encontrarse dentro del polen y resultar expulsadas o
liberadas con la fragmentación del mismo o con su desprendimiento de su superficie.
Los procesos de fragmentación abarcan del 10 al 15 % de la concentración total de
polen atmosférico. Estos fragmentos pueden ser más alergénicos que el polen total.
Además de la ventilación, fuente primaria, el polen puede ser introducido en la vivienda
por los zapatos, la ropa o los animales domésticos. Estas partículas con dimensiones
prevalecientes entre 15 y 20 µm muestran geometría esférica. Los pequeños gránulos
(vg: Ambrosia, Urtica, Morus) pueden depositarse en los bronquiolos en dependencia de
su tamaño. Aunque el polen sedimenta bastante rápido, la actividad de los ocupantes
de la vivienda lo resuspende frecuentemente. Las concentraciones de polen exterior
resultan estacionales y dependen también de las condiciones atmosféricas.
138
Estrategias de control
Las estrategias de control de los bioaerosoles caen en dos categorías:
1. las relacionadas a los individuos expuestos
2. las relacionadas al ambiente domiciliario
La prevención en los hospederos puede conseguirse a través de la inmunización para
agentes infecciosos, evitación de la sensibilidad, o desensibilización alérgica. Los
factores conductuales y socioeconómicos, especialmente la evitación de la exposición a
los irritantes, deben incluir medidas físicas para "higienizar" el ambiente interior de la
vivienda, lo que se consigue primariamente evitando las condiciones que den lugar al
crecimiento de bioaerosoles y secundariamente, actuando sobre los procesos de
infiltración, crecimiento y remoción.
El factor conductual es el principal determinante del impacto de la contaminación interior
de la vivienda. Este factor incluye educación (diseminación de información a los
residentes sobre las acciones que reducen o eliminan los bioaerosoles y desarrollo de
habilidades para reconocer situaciones), conducta personal y práctica social. La acción
social debe conducir al establecimiento de normas adecuadas de ventilación y
adecuado manejo del mantenimiento constructivo. Para las enfermedades contagiosas
deben proveerse normas sanitarias específicas. De otra parte se reclaman diseños
"saludables", que propendan la evitación de la contaminación por bioaerosoles, sea a
través de estructuras creadas con materiales poco deteriorables, impermeables, como
favorecedoras de la ventilación adecuada y con ubicaciones en terrenos drenables. A la
acción sobre las fuentes de bioaerosoles deben añadirse las estrategias de
mantenimiento, reparación y limpieza. Debe contemplarse la acción de la irradiación UV
y el uso de biocidas, siempre que se consideren los riesgos tóxicos de estos últimos.
Factores psicosociales
Desde los tiempos prehistóricos, los humanos han sentido que su hogar es un refugio un lugar donde protegerse de las fuerzas destructoras naturales y de los animales
enemigos, de los rigores del trabajo y de las tensiones de la interacción social - un lugar
139
para la privacidad y la intimidad. La naturaleza de las tensiones y sus impactos
psicológicos ha cambiado en muchas culturas, pero el concepto de refugio sobrevive.
Un gran número de personas sufre una seria tensión psicológica debido a factores
relacionados con la vivienda, tales como: hacinamiento en las casas y los
asentamientos humanos, lo que no favorece la privacidad; incertidumbre en cuanto a la
propiedad del terreno donde se levanta la vivienda; ruido excesivo; condiciones de vida
que están al borde de la supervivencia; crímenes; amenazas a la integridad física;
suciedad; incomodidades y agravios a la estética. Estas tensiones se acentúan en
aquellos que realizan la transición de la vida rural a la urbana y que constituyen millones
en algunos países en desarrollo. Para ellos la modernización implica ajustarse a un
estilo de vida radicalmente diferente en lo que se refiere a dieta, ocupación, relaciones
sociales y condición social, lo que frecuentemente viene acompañado con una
interrupción de los contactos familiares y del apoyo económico de la familia. Las
condiciones de viviendas deprimentes y deficientes exacerban las dificultades del
proceso de ajuste.
Los pobres en las áreas urbanas, cuyo número se está incrementando en muchos
países, frecuentemente están condenados a vivir en tugurios en el centro de las
ciudades o en barriadas o invasiones en áreas marginales. En cualquier caso, la
estructura de la casa, el espacio vital, los muebles, el mantenimiento y los servicios
sanitarios son grandemente inadecuados, mientras que la propiedad del terreno es
frecuentemente incierta. En las invasiones, los problemas son aún peores por la
naturaleza endeble y temporal de las estructuras (con frecuencia, poco más que
chozas), así como por la ausencia de cualquier tipo de servicios básicos. Al no vincular
el desarrollo económico con el desarrollo social se tiene como resultado el
hacinamiento, la suciedad y el peligro físico; las fuentes y los portadores de
enfermedades se ven incentivados por las condiciones de la vivienda; las amenazas
físicas incluyen los peligros de inundaciones, incendios y avalanchas causados por
acumulación de residuos, e incluso el aire resulta contaminado por los efluentes de las
industrias cercanas o por la cocina y los sistemas de calefacción.
Las poblaciones desplazadas y móviles (refugiados, desalojados por proyectos de
desarrollo, trabajadores migrantes y nómadas) agregan la falta de influencia política o
140
derechos en cuanto al uso de los recursos de la comunidad, lo que se constituye en un
nuevo estresor psicosocial.
La incapacidad de influir en ciertos casos en las condiciones adversas del modo y
escenario de la vida, la inaceptabilidad y la inadaptabilidad a las inconveniencias
conduce a sentimientos de frustración que pueden lastrar o inhibir el papel social de
individuos y grupos, pero también pueden llevar a expresiones de violencia que pueden
afectar la familia desde dentro y amenazarla desde el ámbito comunal externo. La
violencia puede ser interhumana o autoinflingida. Pero también la violencia puede tener
otro sustrato en la personalidad, el temperamento y el carácter y en ocasiones en
trastornos psiquiátricos. También el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas y la
influencia de la “cultura de la violencia” promovida por medios masivos de comunicación
constituyen parte del cuadro etiológico. La violencia se manifiesta de múltiples formas:
los ademanes, el trato, la expresión oral, la indisposición a la comunicación y a la
identificación, la negación del apoyo y la ayuda hasta la acción lesiva a la moral, a las
costumbres, a los estilos de vida aceptados, a los valores operados por el orden
vigente, a la propiedad y a la integridad física. La violencia puede tornar peligroso el
espacio de la vivienda y el peridomicilio e introducir una contribución al estrés personal
y social afectando la convivencia.
Estrés asociado a la vivienda
Una enumeración de las condiciones de la vivienda que pueden repercutir en el estrés
de los residentes sería la siguiente:
Tenencia
Muchas personas ni siquiera cuentan no ya con una vivienda decorosa,
simplemente no tienen vivienda. A ellos se les conoce como los "sin hogar".
Según la definición legal británica, este grupo de personas involucra no sólo a
los que no tienen domicilio, sino a los que en el suyo están sujetos a peligro de
violencia por un convivente, residen en una acomodación temporal de
emergencia o crisis, los que deseando vivir con un familiar muy próximo se ven
impedidos de hacerlo, los que residen en viviendas móviles. Estas personas se
mueven entre desastrosas alternativas, castigadas por el clima, la incomodidad,
las necesidades alimentarias; se alojan temporalmente en lugares públicos o
141
abandonados y encuentran muy escasa solidaridad humana. Las mujeres que
no tienen casa sufren más frecuentemente de anemia, infecciones y dan a luz
niños de bajo peso al nacer (77). En estos casos la sociedad, a través del estado,
por razones humanitarias debería tomar responsabilidad en el problema. Las
causas del problema mayormente son económicas y se asocian a separaciones,
disputas familiares, hipotecas, pérdidas de arrendamientos, entre otras. No sólo
estas personas sino las que residiendo en una vivienda no poseen la propiedad,
sea del terreno o la vivienda, o están sujetas a una amortización, hipoteca,
alquiler o cualquier forma económica que condicione su estancia estarán sujetas
a preocupación y de aquí al efecto de las tensiones sociales.
Estado de la vivienda y del entorno
Existe un grupo de parámetros que deben ser provistos por la vivienda y su
entorno. Si estos parámetros no se satisfacen el estado de la vivienda no es
adecuado, lo que incidirá en el área psicológica y social de la esfera familiar. Ello
acarreará tensiones, preocupaciones y deteriorará la calidad de la vida familiar.
La seguridad física es tal vez el problema más acuciante de la vivienda. Ella
atañe tanto a la fortaleza de la estructura para resistir embates naturales, como
a la certeza de que la vivienda no puede ser allanada para cometer robo o
violencia. También contempla el criterio de privacidad para que el ámbito de la
vida doméstica se mantenga autónomo, sin interferencia. La vivienda debe
proveer facilidad para la conservación y cocción de los alimentos, debe contar
con adecuados sistemas hidro-sanitarios, tanto para proveer el agua de
consumo como para canalizar la salida del residual líquido. Las paredes y
cubiertas deben prevenir las infiltraciones de agua. Debe proveer bienestar
térmico. Debe contar con una división funcional interna (local de dormir, local de
comer, etc.). El equipamiento y mobiliario debe facilitar el desenvolvimiento de la
vida al nivel de los adelantos modernos de la tecnología. La red de alumbrado
debe ser apropiadamente diseñada y utilizada, con suficientes conexiones
(evitando sobrecargas locales), facilitando alumbrado artificial aunque la vivienda
debe estar construida para aprovechar al máximo el alumbrado natural.
Aprovisionamiento regular de combustible para la cocina, facilidad de
comunicación, entorno con áreas peatonales y calles provistas de drenaje
pluvial, alcantarillado, alumbrado público y acceso rápido a los servicios de
142
salud, educación, cultura y traslación a los puestos de trabajo. Debe favorecer
demandas estéticas.
Otros aspectos que afectan la salud de los habitantes y que están aún poco
explorados en América Latina y el Caribe son los problemas derivados de la
carencia de infraestructura de acceso para minusválidos en el entorno de las
viviendas y en los edificios, el almacenamiento de químicos peligrosos como
los solventes y los agroquímicos y el uso de las viviendas como pequeños
talleres.
Relaciones sociales
El marco de las relaciones sociales se divide en relaciones intrafamiliares y
relaciones extrafamiliares. El primer acápite atañe a las relaciones entre los
miembros de la familia, el segundo a las relaciones con los vecinos. Bajo el
primer rubro, el tamaño de la vivienda debe ajustarse al número de residentes.
De lo contrario puede aparecer el fenómeno del hacinamiento que afecta no sólo
a la salud de los miembros de la familia, al aumentar la probabilidad de
transmisión de enfermedades por contagio, sino exacerba también el nivel de las
relaciones
interpersonales
por
la
falta
de
espacio
mínimo
para
el
desenvolvimiento de las actividades individuales. Los estilos de vida influyen en
el estrés de la vida. Estilos de vida no ajustados a preceptivas morales pueden
devenir en factores de desajuste social y enfermedad, como es el caso de la
promiscuidad entre los residentes de la vivienda. Los hábitos tóxicos de algunos
miembros de la familia podrán repercutir en la armonía y entendimiento y por
tanto en la estabilidad de todo el núcleo residente. En el segundo rubro, las
relaciones entre vecinos deben ser equilibradas, constructivas, de comprensión
y ayuda, sin intromisión en la vida privada de las familias. Deben respetarse los
modos de vida de los demás, siempre que éstos no vayan en detrimento de los
propios.
Ingreso económico
Sostener la familia y sostener la vivienda es una demanda que implica erogación
económica. El suministro de agua, el combustible de cocina, los productos
alimentarios, los implementos y productos para la higiene doméstica y personal,
143
el mantenimiento del objeto de obra y la potencial reparación y modernización
del equipamiento demanda una renovada inversión, que sólo puede ser
satisfecha si existen honorarios para enfrentarla. Las fuentes de ingreso y de
trabajo resultan imprescindibles para el sostenimiento de la vivienda y la familia,
y devendrán factor de estrés cuando no pueda garantizarse su sostenibilidad.
Cuando las condiciones antes planteadas se deterioran, las relaciones intrafamiliares y
aun extrafamiliares pueden resultar dañadas, apareciendo situaciones que coadyuvan el
riesgo de afectación de la vida familiar. En el marco de los procesos de negación de la
estabilidad familiar el área psicológica se ve directamente involucrada. El estrés puede
generar estados de ansiedad en los residentes, que a través de un mecanismo de
retroalimentación, contribuirá a un paulatino empeoramiento de las relaciones
interpersonales. Aquellos que poseían ya trastornos neuróticos o psicóticos pueden
agravar su estado de salud. Los sujetos más lábiles, enfermos, ancianos y niños
sufrirán, por su potencial desamparo, el impacto más agudo de esta problemática. La
resolución de conflicto puede llevar al resultado final de la disolución del núcleo familiar.
La repercusión de la tensión psicológica podría desembocar en necesidad de atención
especializada y consumo de psicofármacos. En el curso de este proceso, sufrimiento y
angustia tornarán más vulnerable el sistema inmunológico, lo que elevará la
probabilidad de contraer nuevas enfermedades o agravar las ya existentes.
En general las mujeres se ven más afectadas que los hombres por el hacinamiento y las
malas condiciones de la vivienda, la falta de agua, el saneamiento deficiente y la falta
de servicios sanitarios, escuelas y guarderías, toda vez que asumen mayores
responsabilidades en el cuidado de los lactantes y niños pequeños, la asistencia a los
familiares enfermos y la administración doméstica(78).
Los factores de riesgo psicosociales están presentes en cualesquiera estrato social y
bajo muy diversos denominadores socio-económicos. Ellos se despliegan en el marco
de las necesidades y las aspiraciones personales y grupales a partir de la base de los
niveles de vida, aceptados como mínimos por los individuos o impuestos como mínimos
por el orden social existente. De manera que perder un aparato de aire acondicionado
por falta de pago puede constituir un elemento de estrés psicológico para un individuo
clase media, cuando elemento de estrés psicológico para un individuo de la clase pobre
144
puede ser perder el fluido eléctrico por falta de pago. Lo que sucede es que la
naturaleza de los problemas de la vivienda que enfrentan los pobres resquebraja la
salud de estos habitantes, antes por otros factores de riesgo (diarreas por consumo de
agua no potable, compromisos respiratorios por contaminación del aire interior con
humo de leña) que por los factores psicosociales propiamente (estados de ansiedad,
agravamiento de neurosis por la presión de sostener un nivel de vida por encima de las
posibilidades económicas familiares).
Emergencias y desastres
Los desastres naturales en la región de las Américas tienen una larga trayectoria
histórica. Huracanes, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, deslaves, sequías e
inundaciones han causado muchas víctimas y grandes daños materiales, aunque la
probabilidad de tales incidencias cambia entre los distintos territorios. Entre los ejemplos
relevantes, pudieran citarse el terremoto de Perú de 1970 con 67,000 defunciones y
3’139,000 personas afectadas, el huracán Frederick que en 1979 azotó a la República
Dominicana con 1,400 fallecidos y 1’200,00 individuos dañados, el terremoto de Chile
de 1985 con 180 fallecidos y un millón de afectados, el tsunami de Nicaragua de 1992
que ahogó a 116 personas y damnificó a 13,500 (79) .
Potencialmente existe el riesgo de desastres antrópicos, a veces denominados
accidentes industriales, los que pudieran vincularse a los riesgos de operación de las
industrias extractivas como el petróleo o a la producción de agentes químicos y
explosivos, entre otros, o a la explotación de calderas y hornos. A ello habría que
añadir, los radiactivos relacionados a las centrales átomo – eléctricas. Finalmente la
posibilidad de epidemias y revueltas sociales puede conducir a situaciones de
emergencia. De manera que emergencias y desastres conjugan la presencia de riesgos
físicos, químicos, biológicos y psicosociales, por lo que se hace necesario referirlos en
un acápite independiente.
Si bien un desastre natural es una perturbación ecológica abrumadora que excede la
capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en consecuencia, requiere de
asistencia externa (OPS/OMS, 1980), el grado de riesgo al que está expuesto un
territorio o un grupo poblacional ante una incidencia excepcional, como un evento
natural de gran energía y vastas proporciones, depende de dos factores: la amenaza y
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la vulnerabilidad. La vulnerabilidad de un edificio, por ejemplo, se determina por su
predisposición al daño o pérdida durante un desastre. Un factor de riesgo se obtendría
relacionando la probabilidad de ocurrencia de un evento de cierta intensidad con la
vulnerabilidad de los elementos expuestos. Así el riesgo de una vivienda durante un
terremoto dependería de la magnitud del evento (amenaza) y del uso de técnicas
apropiadas de construcción sismo – resistente (vulnerabilidad) en su diseño y ejecución.
El tipo de construcciones y la densidad de la población en áreas amenazadas
constituyen elementos de la vulnerabilidad. Se calcula que el 90 % de las víctimas de
los terremotos son causadas por el derrumbe de las edificaciones, como fue el caso de
Nicaragua en 1972 y Guatemala en 1976. Igual cifra se adjudica a la acción de los
huracanes, donde la falta de cumplimiento de las normas de construcción resistente a
vientos huracanados promovió derrumbes en Dominica en 1979 y en Montserrat en
1989.
Justamente la vivienda es el tipo de edificación que por su abrumadora mayoría y más
baja inversión en elementos de seguridad constituyen el blanco preminente de estas
circunstancias fatales. Por tanto, las medidas de control y prevención parten del
conocimiento de las amenazas geológicas, climáticas y antrópicas del sitio de
microlocalización. En segundo lugar, deben implementarse medidas constructivas
relacionadas con la magnitud del riesgo que abarcan desde consideraciones de
ubicación hasta diseño, materiales de construcción y calidad del levantamiento; es decir
debe existir una respuesta tecnológica preventiva. En tercer lugar la población debe ser
alertada y adiestrada en procederes y conductas para eludir o mitigar las consecuencias
de estos eventos. Finalmente las autoridades sanitarias y de la defensa civil deben
elaborar y perfeccionar planes de contingencia para desastres y emergencias.
Concurre el hecho de que muchos edificios de América Latina están edificados en
adobe y mampostería no reforzada. Estos materiales son poco resistentes a los sismos.
El peso de los techos de tejas de barro contribuye a su inestabilidad. De otra parte,
muchas casas han sido edificadas en terrenos inundables o deslizables y no se han
implementado medidas arquitectónicas apropiadas para aislarlas o reforzarlas, ni por
añadidura en los países tropicales se han asegurado las estructuras de las viviendas
contra vientos huracanados. Por demás, la infraestructura de servicios básicos como
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hospitales, agua y energía en muchos lugares es antigua y carece de presupuesto de
mantenimiento lo que aumenta los riesgos para las poblaciones vulnerables como los
niños, enfermos y personas de escasos recursos.
Entre las medidas de mitigación de daños se encuentra la habilitación de viviendas
provisionales y asentamientos temporales para la población damnificada. Ello implica
garantizar suministros alimentarios apropiados y establecimiento de medidas de
atención médica y sanitaria primarias, preventivas y de control específicas para estos
casos. Ello permite establecer un período de transición para crear las condiciones de
retorno a la normalidad.
La herramienta estratégica más efectiva para enfrentar los desastres es una política de
desarrollo que incremente las capacidades de los países y reduzca su vulnerabilidad.
En un desarrollo sustentable, producto de una planificación integral que incorpore
dimensiones como reducción de amenazas y vulnerabilidad, estrategias para la
protección del medio ambiente, crecimiento económico, mejoramiento de los niveles de
educación y condiciones de vida, se encontrarán los más adecuados planes de
contingencia para la prevención del desastre y la mitigación de sus daños.
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