05 EL SIGLO XV y La Celestina

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EL SIGLO XV: EL HUMANISMO Y LA CELESTINA
EL HUMANISMO:
El siglo XV, también llamado Prerrenacimiento, es un siglo de transición ya
que, por un lado, se mantiene el teocentrismo medieval pero, por el otro,
aparece el humanismo, una nueva forma de pensamiento que anuncia el
Renacimiento y considera que el centro de interés es el ser humano
(antropocentrismo).
Durante este siglo se producen una serie de transformaciones que tendrán
como consecuencia el paso de la Edad media a la Edad moderna:
- A nivel político, los reyes recuperan su autoridad frente a la nobleza y
ello da lugar a los estados, que sustituirán al régimen feudal.
- A nivel económico y social, surge la burguesía y se desarrollan el
comercio y las ciudades. El dinero se convierte en un valor esencial.
- A nivel cultural, los centros del saber se desplazan de los monasterios
a las universidades. Además, el humanismo revaloriza la cultura
grecolatina. Por último, en este siglo se produce la invención de la
imprenta, que convierte los libros en algo frecuente.
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Todo lo anterior cambiará la concepción del mundo que tenían y dará lugar
a una nueva mentalidad. Un hecho que tuvo mucho que ver en este cambio
fueron las epidemias de peste negra, que diezmaron a la población de toda
Europa y cambiaron su concepción de la muerte: ahora dejarán de
preocuparse por la vida eterna y se interesarán por disfrutar del presente y
permanecer más allá de la muerte a través de la fama.
LA CELESTINA:
A finales del siglo XV, en 1499, surge La Celestina, escrita por Fernando de
Rojas. Se trata de una obra de teatro para ser leída en voz alta, no para ser
representada.
En cuanto a su estructura, la obra está dividida en veintiún actos. El primero
corresponde a un autor anónimo y el resto fueron escritos por Fernando de
Rojas, un converso de Toledo:
El planteamiento se corresponde con el acto I.
El desarrollo o nudo comprende desde los actos II al XVIII.
El desenlace se produce en los actos del XIX al XXI.
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La primera versión (1499) se tituló Comedia de Calisto y Melibea. La
segunda versión se imprimió en 1502 y recibió el título de Tragicomedia de
Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina.
La Celestina refleja la sociedad de su época, el siglo XV , y los cambios de
pensamiento que tuvieron lugar. En la obra, conviven personajes de distinta
condición, que actúan movidos por la lujuria y la codicia. Todos desean
disfrutar de los placeres de la vida sin esforzarse. Finalmente, la visión del
mundo que se desprende de la obra es pesimista ya que presenta un mundo
caótico que conduce a la muerte a los personajes más destacados.
Respecto al lenguaje empleado, llama la atención que en general es muy
elaborado y con abundancia de figuras retóricas, aunque también se alterna
con refranes, frases hechas o expresiones populares, más propias del
lenguaje coloquial.
ACTIVIDADES:
1) Como la profesora os habrá comentado en clase un resumen del
argumento de la obra, ahora deberéis completa este cuadro situando a los
principales personajes en el grupo que les pertenezca y resumiendo sus
características más destacadas:
LOS SEÑORES
LOS CRIADOS
EL MUNDO MARGINAL
2) Sitúa en su contexto el siguiente fragmento ayudándote de la información
que te ha proporcionado la profesora:
PÁRMENO: Si entre cien mujeres va y alguno dice «¡puta vieja!», sin
ningún empacho luego vuelve la cabeza y responde con alegre cara. En los
convites, en las fiestas, en las bodas, en las cofradías, en los mortuorios, en
todos los ayuntamientos de gentes, con ella pasan tiempo. Si pasa por los
perros, aquello suena su ladrido; si está cerca las aves, otra cosa no cantan;
si cerca los ganados, balando lo pregonan; si cerca las bestias, rebuznando
dicen «¡puta vieja!». Las ranas de los charcos otra cosa no suelen mentar.
Si va entre los herreros, aquello dicen sus martillos. Carpinteros y armeros,
herradores, caldereros, arcadores, todo oficio de instrumento forma en el
aire su nombre. Cantan los carpinteros, péinanla los peinadores, tejedores,
labradores en las huertas, en las aradas, en las viñas, en las segadas con
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ella pasan el afán cotidiano. Al perder en los tableros, luego suenan sus
loores. Todas cosas que son hacen, a doquiera que ella está, el tal nombre
representan. ¡Oh, qué comedor de huevos asados era su marido! ¡Qué
quieres más, sino que si una piedra topa con otra luego suena «¡puta
vieja!»! (…)Tiene esta buena dueña al cabo de la ciudad, allá cerca de las
tenerías, en la cuesta del río, una casa apartada, medio caída, poco
compuesta y menos abastada. Ella tenía seis oficios; conviene saber:
labrandera, perfumera, maestra de hacer afeites y de hacer virgos,
alcahueta y un poquito hechicera. Era el primero oficio cobertura de los
otros, so color del cual muchas mozas de estas sirvientes entraban en su
casa a labrarse y a labrar camisas y gorgueras, y otras muchas cosas.
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