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EL SUJETO
DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
EN LA "TRADICION APOSTOLICA ,,*
FRANCISCO EMIUO PRADO ARIAS
SUMARIO.INTRODUCCION.I. "TRADICION APOSTOLICA". A. Genera-
lidades. B. La estructura de la comunidad. 1. Diversidad defunciones.
2. Pertenencia al clero. C. Aspectos del ministerio de la palabra. 1.
Manifestaciones en el ámbito litúrgico o sacramental. 2. Instrucción. a)
Rasgos generales. b) Catequesis básica. e) Instrucción permanente. d)
Sujeto de la instrucción permanente. 3. Ministerio de la palabra de
carácter exhortativo. D. Ambito del clero. E. Ambito del laicado. II.
EVOLUCION EN EL TIEMPO DE LOS DATOS DE LA "TRADICION
APOSTOLICA": EL "LIBRO VIII" DE LAS CONSTITUCIONES ApOSTOLICAS". A. Generalidades. B. Lfnea divisoria entre clero y laicado. C.
Aspectos del ministerio de la palabra. 1. Synaxis eucarfs!ica. 2. La instrucción. a) Catequesis básica. b) Instrucción permanente. D. Ambito del
clero. E. Ambito dellaicado. CONCLUSIONES. BmLIOGRAFIA.
• Director de la tesis: Prof. Dr. José Antonio FUENTES ALONSO. Fecha de
defensa: 29.VI.87.
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FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
INlRODUCCION
Una de las aportaciones más significativas del Concilio Vaticano TI
ha sido la revalorización del papel de los laicos en la Iglesia. Sin
embargo, sus consideraciones no suponen una labor acabada, sino el
inicio de una etapa que ha llevado, a partir de aquel entonces, a
profundizar en los distintos aspectos de su función dentro de la
comunidad ecle~ial.
De manera particular, la participación de los laicos en el apostolado
de la Iglesia y, más específicamente, en el ministerio de la palabra es uno
de los aspectos que ha ocupado la atención en estos últimos años.
No resulta extraño, por tanto, que junto a la preocupación por
describir el ámbito de actuación del laicado en la Iglesia, cada día
aumente el interés por conocer con mayor precisión la parte que le
corresponde en el ministerio de la palabra dentro de la vida de la Iglesia
primitiva.
En consecuencia, "es de viva actualidad la investigación histórica
acerca de la más amplia participación dellaicado en el gobierno de la
Iglesia y en la predicación de la palabra divina en los primeros siglos, en
aquellos tiempos hoy lejanos"!.
Por eso, presentamos a continuación un análisis del sujeto del
ministerio de la palabra en una de las fuentes canónicas primitivas más
destacadas: la "Tradición Apostólica", conocida también con el nombre
de "Traditio Hipoliti". En especial, tratamos de describir -a partir de ellala capacidad que los laicos tenían para asumir esta función.
Para lograr este objetivo, primeramente presentamos un breve
estudio sobre la estructura de la comunidad reflejada por la "Tradición
Apostólica", poniendo de relieve a quienes -dentro de dicha comunidadse les debe considerar como laicos. A continuación, nos interesaremos
por describir aquellas actividades y actuaciones relacionadas con el
ministerio de la palabra. Una vez realizada esta tarea, estaremos en
condiciones de describir el ámbito del clero en ese ministerio y las
funciones que en él ejercitan de manera propia. Esto nos proporcionará
un límite a las actuaciones de los laicos. Podremos, en efecto, determinar
cuáles eran las actuaciones que a ellos no correspondían por tener una
determinación estrictamente clerical. Finalmente, estudiaremos el ámbito
1. CARON, P.G., 1 laic; nella patrística, en "Monitor Ecclesiasticus", 108 (1983),
p.107.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
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de los laicos en el ministerio de la palabra y su capacidad para ser sujetos
de algunas actuaciones dentro de él.
Por otra parte, la "Tradición Apostólica" fue retomada, modificada
e integrada en otras colecciones canónicas primitivas. Para tener una
perspectiva en el tiempo, queremos presentar también un análisis similar
en el "Libro VIll" de las "Constituciones Apostólicas" que "marca una
etapa en las lecturas de la "Tradición Apostólica". Testimonia la manera
en que han evolucionado las estructuras eclesiásticas en dos siglos,
mostrándonos diversos cambios"2.
1. "TRADICION APOSTOLICA"
A. Generalidades
La "Tradición Apostólica" es uno de los documentos antiguos más
estudiado y comentad03. Tiene una gran influencia, no sólo en las
colecciones canónicas primitivas, sino también en nuestros días. La
autoría se le reconoce a San Hipólito, el famoso primer antipapa y
posteriormente mártir. Sin embargo, esta tesis ha sido contestada desde
distintos puntos de vista por diversos especialistas4 • Aunque el tema
resulta apasionante no lo abordamos, ya que no repercute en nuestro
2. FAlVRE, A .• Naissance d'une hierarchie. en "Coll. Théologie Historique". 40
(1977). p. 50.
3. Cfr. BOTIE. B .• Le plus anciennes collections canoniques. en "L'Orient Syrien"
5 (1960). pp. 331-350; IDEM. Hippolyte de Rome. La Tradition Apostolique. en
"Sources Chrétiennes" 11 bis. París 1968; F AlVRE. A.. La Documentation canonicoliturgique de I'Eglise ancienne. en "Revue des Sciences Religieuses" 54 (1980). pp.
204-215 Y 279-295; IDEM. Naissance ...• o.c .• pp. 50-79; KRETSCHMAR. J .• La
liturgie ancienne dans les recherches historiques actuelles. en "La Maison-Dieu". 149
(1982). pp. 57-63; MAGNE. J .• La prétendue T A. d'Hippolyte de Rome. en
"Ostkirchliche Studien". 14 (1965). pp. 35-67; IDEM. Tradition Apostolique sur les
charismes. en "Origines chrétiennes" l. París 1975; MARTIMORT. A .• La Tradition
Apostolique D'Hippolyte. en "L'Année Canonique" 13 (1979). pp. 159 Y 173; IDEM.
Nouvel examen de la Tradition Apostolique d'Hippolyte. en "Bulletin de Littérature
Ecclésiastique" 88 (1987). pp. 5-25.
4. Cfr. MARTIMORT. A.. Nouvel examen .... o.c .• pp. 15 Y ss.
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estudioS. Tan sólo llamamos la atención en que tal identificación conduce
a datarlo entre los años 197 y 218, Y precisando más, entre el 215 y
218 6. Además, si tenemos en cuenta los testimonios históricos acerca de
la peculiar personalidad de Hipólito, su temperamento poco proclive a
los cambios, se puede afmnar que la disciplina expuesta es aún anterior a
esa fecha. Lo cual aumentaría su valor al aproximarnos a la época
subapostólica.
Precisamente ésta, enlanzar el escrito con las enseñanzas de los
Apóstoles, es la intención que se descubre bajo el título de la obra. "El
tratado se presenta como una 'Transmisión' ( .. .) de las enseñanzas de
los Apóstoles, y su introducción pone fuertemente el acento sobre la
necesidad absoluta de 'guardar la tradición', bajo pena de caer en el error
y la herejía. Esta convicción explica el mismo principio de toda la
literatura pseudoapostólica"7.
El original escrito en griego se ha perdido. Nos ha llegado a través
de una traducción latina, compuesta entre los años 375 Y 400, Y por las
versiones posteriores en otras lenguas. El texto está dividido en capítulos
de desigual extensión. No es difícil distinguir en el libro tres partes
principales. Las dos primeras presentan un contenido homogéneo -la
constitución de la Iglesia y la iniciación cristiana-, en cambio, la tercera
trata de aspectos diversos que se pueden englobar bajo el título de "las
costumbres de la comunidad".
B. La estructura de la comunidad
1. Diversidad de funciones
La "Tradición Apostólica" presenta una organización eclesiástica
bien estructurada. A la cabeza de la comunidad, se encuentra el obispo.
Estrechamente vinculados a él, a su lado, formando el presbiterio están
5. Podemos recordar 10 que indica algún autor: " ... comme l'escrivat le plus ferme
défenseur de cene identification, 'que la Tradition Apostolique soit d'Hippolyte ou d'un
autre, peu importe; elle reste le document le plus ancien et le plus précieux pour
l'histoire de la liturgie et des institutions du lIle. siecle (Botte)"; GAUDEMET, J., Les
sources du Droit de I'Église en Occidente, París 1985, p. 19.
6. Cfr. MARTIMORT, A., La Tradition ... , o.C., p. 160.
7. GAUDEMET, J., o.C., p. 20.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
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los presbíteros, y además los diáconos.
Tienen un luagar especial dentro de la comunidad, asumiento
ciertas funciones, los lectores, subdiáconos, viudas, vírgenes y quienes
úenen el don de curación. Ocupan también un puesto particular, aunque
difícil de situar, los confesores. Finalmente, aparecen todos los demás
miembros de la comunidad, ciertamente no con un tratamiento
específico, pero mostrándolos no sólo como sujetos pasivos, ya que,
por ejemplo, inteIVienen en la elección del obisp08.
La forma de acceso a cada una de estas funciones es variable. Los
tres primeros -obispos, presbíteros y diáconos- por la imposición de las
manos, cuya naturaleza nos viene descrita en una prescripción
concerniente a las viudas:
"Non autem imponetur manus super eam, quia non offert oblacionem
neque babet liturgiam. Ordinatio autem fit cum clero propter liturgiam "9.
La viuda accede por institución 10 al igual que ellector" 111 ; la
virgen por su compromiso personal 12 ; el subdiácono por nombramiento 13 ; el poseedor del don de curación por los efectos1 4 y el confesor
por su confesión que, como veremos, le puede otorgar algún derecho
para ocupar funciones de los ordenados.
Entre todos sobresale el obispo que úene a su cuidado muchas
tareas, entre las que destacan -además de las que mencionaremos más
8. "Episcopus ordinetur electus ab omni populo, quique cum nominatus fuerit
omnibus, conveniet populum una cum presbyterio et his qui praesentes fuerint
episcopi, die domenica"; Tradici6n Apost6/ica (de aquí en adelante abreviaremos con
las siglas TA). cap. 2 en BOTTE, B., La Tradition Apostolique de Saínt Hippolytte,
Münster 1963, p. 4.
9. TA, cap. 10, en BOTTE, B., Tradition ... , o.C., p. 30.
10. "Vidua autem instituitur propter orationem: haec autem est omnium"; ibídem.
11 "Lector instituetur cum episcopus dabit ei librom, non autem imponetur manus
super eum"; TA, cap. 11, en BOrrE, B., La Tradition ... , p. 30
12. "Non imponetur manus super virginem, sed propositum tantum facit eam
virginem"; TA, cap. 12, en BOrrE, B., La Tradition , o.C., p. 32.
13 .. "Non imponetur manus super subdiaconum, sed nominabitur ut sequatur
diaconum"; TA, cap. 13, en BOrrE, B., La Tradition ... , O.C." p. 32
14. "Si quis autem dicit: accepi gratiam curationis in revelatione, non imponetur
manus super eum. Ipsa enim res manifestabit an dixerit veritatem"; TA, cap. 14, en
BOrrE, B., La Tradition ... , O.C., p. 32.
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FRANCISCO EMUlO PRAOO ARIAS
adelante con respecto al ministerio de la palabra: la de ser pastor de la
comunidad, sacerdote principal y presidir los actos de cult0 15 .
2. Penenencia al clero
La "Tradición Apostólica" da un criterio para situar la línea
divisoria entre clérigos y laicos dentro de la organización eclesiástica que
nos muestra. En efecto, si nosotros releemos el pasaje referente a las
viudas, que hemos citado anteriormente, encontramos que "ordinatio
autem fit cum clero propter liturgiam". Esto es, 10 que constituye a un
clérigo, dentro del marco presentado por el escrito que venimos
considerando, es la ordenación por imposición de las manos en vista de
un servicio litúrgico.
Tendríamos, en consecuencia, reflejado un criterio de distinción
entre unos y otros. Constituido, además, por tres aspectos: primero, la
pertenencia a un "ordo", entendido en el sentido de un grupo
diferenciado del común de los fieles. Segundo, una peculiar imposición
de las manos, que es en definitiva "10 que les distingue de todos los
otros, por el hecho de que, mediante la imposición de las manos, reciben
un don del Espíritu Santo que les consagra a su cargo"16. Tercero, la
fmalidad, esto es, el servicio a la liturgia, principalmente a la Eucaristía.
Faivre opina que "la frontera entre clero y laicado es expresada por
la Tradición Apostólica' en los ritos de incorporación a las funciones
correspondientes"17. Si tenemos en cuenta 10 expuesto anteriormente,
hemos de concluir que en sentido estricto pertenecen al clero el obispo,
los presbíteros y los diáconos. Mientras que el resto -lectores,
subdiáconos, etc.- han de pensarse como laicos.
Existe tan sólo un problema: el lugar que con respecto a la frontera
señalada ocupa el confesor, esto es, si debe considerarse como un laico
o como un clérigo. A continuación trazamos brevemente los perfiles de
este "ministerio" tal como aparece en el documento que estudiamos.
15. "Da, cordis cognitor pater, super hunc servum tuum, quem elegisti ad
episcopatum, pascere gregem sanctam tuam, et primatum sacerdotii tibi exhibere sine
repraehensione (... ) et offerre dona sanctae ecclesiae tuae ..... ; TA. cap. 3, en BarrE,
B., La Tradition .. ., o.C.• p. 8.
16. BOrrE, B., Hippolyte ... , o.C .• p. 25.
17. FAlVRE, A., Naissance ...• o.C .• p. p. 50.
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La "Tradición Apostólica" conoce dos tipos de confesores: el que
padeció pruebas mayores (confesar delante de la autoridad civil,
cadenas, cárcel, etc.) y el que padeció pruebas menores (vejaciones
privadas, de los parientes, etc.). Del primero se dirá:
"Non imponantur manus super eum ad diaconatum vel
presbysteratum. Habem enim honorem presbyteratus per suam
confessionem. Si autem instituitur episcopus, imponetur ei manus"18.
y, del segundo:
"Si autem confessus est, quocumque officio sit dignus, imponatur
manus super eum"19.
El segundo, a nuestro juicio, no ofrece ninguna dificultad. Se
trataría de un laico que ha adquirido, gracias a su confesión, el mérito
suficiente para ser ordenado, para pertenecer al clero. Teniendo en
cuenta que ya desde las cartas paulinas la ordenación se entiende como
una gracia, no como un derecho, podemos concluir que en este caso sólo
se adquiere una mayor idoneidad justamente por haber sido probado en
la fe.
Del primero, tan sólo se nos refiere una equiparación al honor de
los presbíteros, que se podría traducir, por ejemplo, en ser un auxiliar en
el consejo del obisp02o. Esta tesis parece reforzada por los posteriores
testimonios históricos. En nuestra opinión, por tanto, debe ser
considerado entre los laicos.
Sin embargo, a pesar de lo anterior, nos adherimos a la común
opinión que señala como atípica la función del confesor21 . En los
posteriores escritos canónicos, su actuación se restringe cada vez más,
acabando por desvanecerse.
18. TA, cap. 9, en BOTTE, B., La Tradition ...• a.c .• p. 28.
19 .. Ibidem.
20. Cfr. BOTTE, B., Hippolyte ... , a.c., p. 28.
21. Ibidem.
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FRANCISCO EMillO PRADO ARIAS
C. Aspectos del ministerio de la palabra
Dentro del cuerpo de disciplina que nos proporciona la "Tradición
Apostólica", podemos descubrir una variedad de manifestaciones
relacionadas con el ministerio de la palabra. Por razones de exposición
las señalamos como circunscritas en tres planos, los cuales
denominaremos con los títulos de: manifestaciones en el ámbito
litúrgico-sacramental, instrucción, y ministerio de la palabra de carácter
exhortativo. A continuación iremos desarrollando el contenido de cada
uno de ellos; sin embargo, queremos advertir, ya desde ahora, que estos
tres planos no son ni excluyentes ni exclusivos, pueden coincidir
dependiendo del tipo de actuaciones y circunstancias.
1. Manifestaciones en el ámbito litúrgico-sacramental
La "Tradición Apostólica" contiene un buen número de
prescripciones relativas a la liturgia; por ejemplo, las oraciones
consecratorias y los rituales de ordenación. En ellas se ve mezclado lo
que hoy en día podríamos llamar "liturgia de la palabra" -ministerio de la
palabra dentro de la liturgia-, con las acciones propiamente sacramentales: el Bautismo, la confección de la Eucaristía, etc.
Ahora bien, las manifestaciones del ministerio de la palabra dentro
de la liturgia,en los textos que estamos analizando, son variadas.
Podemos hacer explícitas al menos tres: las lecturas, la explicación de las
acciones cultuales y las oraciones en voz alta, esto es, no ceñidas a un
formulario. Tanto obispos como presbíteros podrán realizar estas
actuaciones por ser ellos los ministros de la liturgia.
No tenemos una referencia directa a la homilía, o a algún otro
discurso que pudiera considerarse dentro de este género y situado dentro
de la liturgia eucarística. Sin embargo, la carencia de un texto clarificador
al respecto no significa que no existiera la homilía, en primer lugar, por
la gran tradición que esta actuación tiene, y, en segundo lugar, porque
contamos en esta época con algunos testimonios paralelos. Así, por
ejemplo, San Justino al describir la ceremonia de la Eucaristía no refiere
que:
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"Luego, cuando el lector ha acabado, el que freside exhorta e incita de
palabra a la imitación de estas cosas excelsas"2 .
Otras acciones litúrgicas de carácter sacramental, recogidas por la
"Tradición Apostólica", se muestran en estrecha vinculación con la
plegaria eucarística (mejor aún, las noticias que tenemos de esta última se
deben justamente a la descripción de aquéllas). Tal es el caso de la
consagración episcopal (caps. 2-4), la ordenación del presbítero (cap.
7), la del diácono (cap. 8) y el bautismo y confmnación (cap. 21). En
todas éstas, dada su relación con la Eucaristía, no parece difícil suponer
la existencia de una actuación similar a la relatada por San Justino y, por
tanto, concluir que en estas ceremonias habría también alguna homilía o
exhortación.
Con respecto a las lecturas, si situamos como telón de fondo el
testimonio de San Justino y vemos la mención explícita que la "Tradición
Apostólica" hace del lector, podemos inferir que estas lecturas están
integradas en la liturgia. Además, en el transcurso del tiempo se
manifestó como una constante la unión de la celebración eucarística y la
lectura de textos de la Escritura.
Sin embargo, la problemática no se sitúa tanto en dicha
integración, sino en la naturaleza de las lecturas y funciones del lector.
Se ha pensado que éste no se limitaría a leer; podría, según esta
posibilidad, comentar los escritos e, incluso, leer sus propios escritos.
En definitiva, se cuestiona la capacidad del lector -un laico- para irrumpir
en el género homilético23 • Esta temática la abordaremos más adelante,
cuando analizamos los distintos sujetos del ministerio de la palabra.
Otra explicitación del ministerio de la palabra dentro de la liturgia
viene consignada por la explicación de las acciones cultuales. Así, una
vez celebrados los principales ritos y antes de la comunión, la "Tradición
Apostólica" invita:
"De universis vero his rationem reddat episcopus eis qui percipiunt"24.
La misma "Tradición Apostólica" se encarga de explicar la
22. Apolog(a 1,67,5 en SOLANO, J., Textos eucar(sticos primitivos, vol. 1,
Madrid 1952, p. 63.
23. Cfr. FAlVRE, A., Naissance ... , o.C. pp. 51 Y ss.
24. TA, cap. 21 en BOITE, B., La Tradicion ... , o.C., p. 56.
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FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
significación de algunos ritos, pero pueden quedar algunas dudas, sobre
todo a los neófitos, por lo cual el obispo ha de atenderles tenninada la
ceremonia, pero en continuidad con ella25 .
El tercer aspecto a destacar, es el constituido por las oraciones
improvisadas dentro de la ceremonia y hechas en voz alta. En el escrito
que consideramos, se marcan unas pautas, en cuanto a las formas que
constituyen los diversos signos sacramentales, pero luego deja una
amplitud para la espontaneidad, la cual tendría dos límites: la potestad y
la ortodoxia26 •
Ciertamente el contenido dey por eso lo recogemos aquí. El interés
que tiene en nuestra consideración se sitúa en tanto que una oración en
voz alta, en determinadas circunstancias, puede dar lugar a una actuación
dentro del ministerio de la palabra.
2. Instrucción
a) Rasgos generales
En el conjunto de los datos que la "Tradición Apostolica" nos
proporciona acerca de ámbitos relacionados con el ministerio de la
palabra, se debe destacar este grupo específico: el constituido por
aquellos que hacen una referencia más directa a la instrucción, entendida
en el sentido de enseñanza, adoctrinamiento, catequesis, etc., pero a la
vez, mantenida en un ámbito no litúrgico, o mejor dicho, no litúrgicosacramental. Esta nota la distinguiría de aquellas otras actuaciones que
hemos situado dentro del plano de las manifestaciones de carácter
litúrgico-sacramental.
Este segundo plano, que designamos como "instrucción" por
razones de sistemática, es más amplio que la simple instrucción para el
25. "Si autem aliquid decet, memorari, episcopis dicat eis qui acceperunt
baptismum in quite"TA, cap. 21 en BO'ITE, B., La Tradition ... O.C., p. 28.
26. "Episcopus autem gratias agat secundum quod praediximus. Nulo modo
necessarium est ut proferat eadem yerba quae praediximus, quasi studens ex memoria,
gratias agens Deo; sed secundum suam potestatem orandi cum sufficientia et oratione
solemni, bonum est. Si autem aliquis, dum orat, profert orationem in mensura, ne
impediatis eum. Tantum oret quod sanum est in orthodoxia"; TA, cap. 9, en BOTIE,
B., La Tradition ... , O.C., p. 28.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
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bautismo o para la recepción de cualquier otro sacramento. Diremos que
esta labor es en parte la primera catequesis, pero también abarca otras
actuaciones. Así, por ejemplo, la instrucción va también encaminada a
fortalecer al cristiano en la fe y a proporcionarle los criterios oportunos
para un desenvolvimiento acorde con sus creencias, dentro de la vida
cotidiana27.
Más aún, la instrucción reflejada por la "Tradición Apostólica", es
una actividad continua y permanente en la vida de la comunidad
cristiana. Empieza en un momento concreto, con el catecumenado, pero
no termina con el bautismo:
"Fideles vero mox cum experge facti fuerint et surrexerint, antequam
operae suae contingat, orent deum et sic iam ad opus properent. Si qua
autem per verbum catecizatio fit, praeponat hoc ut pergat et audiat
verbum dei ad confortationem animae suae"28,
y, en otro pasaje, se prescribe:
"Si auten instructio fit et verbum dei fit, eligat unusquisque ut pergat
ad locum illum, dum aestimat in corde suo quod deus est quem audit in eo
qui instruit"29.
Aquellos primeros cristianos no se conformaban con la sola
adquisición de unos elementos básicos de la fe -rudimentos de la
doctrina cristiana-, sino que procuraban acrecentarlos y profundizar en
ellos cada día más. En este contexto, la instrucción se nos presenta como
el medio más adecuado para este fin, aunque no el únic030•
Por razones de exposición, designaremos con los nombres de
catequesis básica e instrucción permanente a los dos sectores destacados
dentro de los datos aportados por la "Tradición Apostólica" en el plano
de la instrucción. La distinción entre uno y otro sector corresponde a la
27. "Hoc modo fides tua fmnabitur super ea quae audieris. Dicetur autem tibi
etiam in illo loco quae oportet ut facias in domo tua"; TA. cap. 41, en BOTTE, B., La
Tradition ...• O.C •• p. 88.
28. TA. cap. 35, en BOTTE, B., La Tradition .. .. O.C •• p. 82.
29. TA. cap. 41, en BOTTE, B., La Tradition ...• O.C .• p. 88.
30. "Si dies est in qua non est instructio, cum unusquisque in domo sua erit,
accipiat librum sanctum et legat in eo sufficienter quod videtur ei ferre utilitatem";
ibidem.
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existente entre los sujetos a los que puede ir dirigida: catecúmenos y
fieles.
b) Catequesis básica
Dentro de las prescripciones referidas a la iniciación cristiana, se
encuadra el acceso a la situación de miembro de la comunidad, mediante
los ritos de iniciación cristiana, descritos por el autor de la "Tradición
Apostólica" a lo largo de los capítulos 15 a 21.
Presenta como rasgo fundamental su carácter propedéutico, que lo
diferencia del anuncio de la fe a los infieles, en el sentido de una
evangelización, resultado del primer contacto con el cristianismo. Se
sitúa, por tanto, en el umbral de la comunidad y con respecto a quien ya
posee una cierta voluntad de ser cristiano.
Por eso, catecumenado y catequesis básica se nos muestran
sujetos a una estructura y organización31 .
Un dato llamativo, por otra parte, es la participación de los fieles.
En efecto, aún cuando los receptores de la catequesis básica son los
catecúmenos, nada impide la asistencia de los fieles, como se desprende
de la descripción del inici03 2 y fin de las sesiones33 .
El que la imparte es desisnado con el término de doctor. A él
compete la admisión de los candidatos, efectuar el interrogatorio,
moderar la reunión y, finalmente, imponer las manos a los catecúmenos
y despedirlos34•
31. A los candidatos se les exige una recta disposición, someterse a un
interrogatorio, y renunciar a detenninadas fonnas de vida, ocupaciones y profesiones.
La duración es de tres pero puede acortarse en atención al aprovechamiento; cfr. TA,
cap. 15-18.
32. "Qui autem adducuntur noviter ad audiendum verbum, adducantur primum
coram doctores priusquam omnis populus intret e"; TA. cap. 15, en BOTTE, B., La
Tradition ...• O.C •• p. 32.
33. "Quando doctor cessavit instructionem dare catechumeni orent seorsum,
separati a fidelibus, et mulieres stent orantes in aliquo loco in ecclesia seorsum, sive
mulieres fideles sive mulieres catechumenae"; TA. cap. 18, en BOTTE, B., La
Tradition ...• O.C •• p. 40.
34. Vid. notas 32 y 33. "Cum doctor post precem imposuit manum super
catechumenos, oret et dimittat eos"; TA. cap. 19, en BOTTE, B., La Tradition ....
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
307
Acerca de las cualidades, condiciones o requisitos para poseer el
calificativo de doctor, nada específico se recoge más aún, éste puede ser
tanto clérigo como laico:
"Sive clericus est qui dat (doctrinam), sive laicus ... ,,35.
No tenemos datos suficientes para precisar la forma en que se
impartiría; es decir, si se trataba de un comentario de textos, de
exposiciones de determinados temas, etc. Pero sí nos parece claro que
esta catequesis básica se distingue de una predicación de carácter
litúrgico.
c) Instrucción permanente
Como hemos señalado anteriormente, la "Tradición Apostólica"
nos proporciona los suficientes indicios para descubir, en la vida de la
comunidad, una actividad relacionada con el ministerio de la palabra que
se manifiesta en la forma de una instrucción dirigida a los fieles y que
tiene un cierto carácter de obligatoriedad36 . No tiene un fin propedeútico,
ni una duración determinada; más aún, se equipara a otras actividades del
cristiano como, por ejemplo, el ejercicio de la oración. Justamente por
este carácter estable adoptamos el término de instrucción permanente.
Ahora bien, si de la lectura de los textos, como hemos
comprobado, se manifiesta la existencia de tal actividad, que hemos
denominado instrucción permanente, su estructura, sin embargo, no se
nos muestra con la misma claridad. Más aún, la "Tradición Apostólica"
nos deja entrever varias posibilidades, las cuales nosotros optamos por
resumir en dos modelos posibles. El primero estaría en estrecha relación
con la catequesis básica y, el segundo, presentaría, como rasgos
fundamental, la instrucción permanente como una actividad con entidad
propia, diferenciada de las actividades para los catecúmenos.
El primer modelo posible nos presentaría a la asamblea para la
p. 40.
35./bidem.
36. "Qui timet putet magnum malum esse si non vadit ad locum ubi instructio
fit, praesertim autem si potest legere vel si doctor venit"; TA, cap. 41 en BOTIE, B.,
La Tradition ... , O.C., p. 88.
O.C.,
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instrucción pennanente como la actividad principal dentro del palno de la
instrucción. La catequesis básica quedaría comprendida en ella. Esto es,
habría una única reunión a la cual los catecúmenos se incorporan,
teniendo esta condición durante tres años, hasta recibir el bautismo, sin
que esto supusiese dejar de acudir a la instrucción, antes bien, a partir de
ese momento asisten -por decirlo de algún modo- con más derecho.
La posibilidad de este modelo viene reforzada por un dato
anterionnente aludido: los fieles asisten a la catequesis básica, más aún,
son tratados como un asistente más37 , lo cual nos dice que hay una única
reunión que para unos tiene un matiz de preparación y para otros de
fortalecimiento.
Además, los catecúmenos también participaban en otras reuniones
propias de los fieles, tales como la Eucaristía y las cenas fraternales,
aunque en estas reuniones la participación de fieles y catecúmenos es
claramente diferente38 .
El segundo modelo posible presenta una distinción entre catequesis básica e instrucción permanente, como dos actividades distintas.
Es decir, existirían unas asambleas específicas para los catecúmenos y
otras para los fieles, en distintos momentos, con contenidos y
características diversas.
Los pasajes que muestran a los fieles y catecúmenos en las mismas
asambleas pueden explicarse satisfactoriamente, de acuerdo con este
segundo modelo, si tenemos en cuenta que a las reuniones de
catecúmenos asistirían los fieles de modo accidental y motivados por el
deseo de concretar su proselitismo. Son ellos quienes les conducen: "Qui
autem adducuntur noviter ad audiendum verbum .. . "39; quienes se hacen
responsable de ellos: "et dent testimonium super eos illi qui adduxerunt
eos an sit eis virtus ad audiendum verbum"4o; y quienes aparecen con
los catecúmenos al inicio de la ceremonia del bautismo:
"Cum autem eliguntur qui accepturi sunt baptismum ( ... ) Et cum illi
qui adduxerunt eos testantur super eum: fecit hoc modo ... "41.
37. Vid. notas 32 y 33.
38. Cfr. TA. cap. 21 infine y cap.27.
39. Vid. nota 32.
40. TA. cap. 15, en BOTIE, B., La Tradition . ..• o. C., p. 32.
41. TA. cap. 20, en BOTIE, B., La Tradition ...• O.C •• p. 42.
EL sumo DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
309
También la "Tradición Apostólica" hace una llamada a que los
fieles pongan empeño en la atención y cuidado de los catecúmenos42 , la
cual encontraría su más natural concreción en la búsqueda y posterior
seguimiento de los candidatos, hasta conseguir que reciban el bautismo.
Por eso, no extraña ver cómo acompañan a los catecúmenos en sus
primeros pasos por el camino de la conversión, incluso asistiendo a la
catequesis básica.
En cuanto a la hipótesis sobre la existencia de tales reuniones
específicas y su distinción, esto es, una asamblea para la catequesis
básica y otra para la instrucción permanente, viene reforzada por una
serie de pasajes que a continuación exponemos.
En primer lugar, una prescripción sobre la prontitud para atender
los requerimientos del obispo dirigida a los diáconos y presbíteros
indica:
"Diaconi autem et presbyteri congregentur quotidie in locum quem
episcopus praecipiet eis. Et diaconi quidem ne negligant congregari in
tempore omni, nisi infirmitas impediat eos. Cum congregati sunt
omnes, doceant illos qui sunt in ecclesia, et hoc modo cum oraverint,
unusquisque eat ad opera quae competunt ei"43.
Este texto nos da una perspectiva para distinguirlas. Aunque es
muy sugerente en orden a considerar aspectos diversos de la instrucción,
por ahora nos interesa llamar la atención tan sólo en orden a aquella
distinción que venimos considerando, dejando además abierta la cuestión
sobre la condición del sujeto de la instrucción.
Como se puede apreciar en este caso, los diáconos y presbíteros
cumplen la misión -con una dependencia especial del obispo- de enseñar
en un lugar determinado. Por su mismo concreción, tal misión aparece
diferenciada de la función que ejerce el doctor de la catequesis básica, la
cual hace referencia a una mayor estabilidad y organización44Además,
mientras que las asambleas de catecúmenos tienen una connotación de
catequesis básica y organizada, las reuniones para la instrucción de los
42. "Itaque, omnes fideles, agentes et memoriam eorum facientes et invicem
docentes et catecumninos provocantes, neque temptari neque perire poteritis, cum
semper Christum in memoriam habeatis"; TA, cap. 41 in fine. en BOTTE, B., La
Tradition .... O.C •• p. 96.
43. TA. cap. 39, en BOTTE, B., La Tradition ...• O.C., p. 86.
44. Vid. notas 31 a 35.
310
FRANCISCO EMILIO PRAOO ARIAS
fieles admiten más variantes45 • Entre otras tenemos que destacar que la
presencia del doctor no es absolutamente necesaria -al menos no se le
nombra-, mientras que en el caso de los catecúmenos parece tener un
papel determinante46 •
En cualquier caso, ambos modelos nos dan noticia de una clase de
ministerio de la palabra que se desarrolla fuera del ámbito de la
predicación litúrgica que posee, además, entidad y características
propias, y forma parte de la misma vida de la comunidad.
d) Sujeto de la instrucción permanente
Nuestro interés ahora será analizar a quién corresponde impartir la
instrucción, quién es, en consecuencia, el sujeto activo de esta actuación
en el ministerio de la palabra.
Al sujeto activo de la instrucción permanente, se le atribuyen en la
"Tradición Apostólica" las siguientes notas: una actuación para confortar
las almas de los oyentes47 , un hablar que viene refrendado por realizarse
en el nombre de Dios48 , y una cierta asistencia del Espúitu Sant049 .
El contenido de su actuación viene también descrito por la
"Tradición Apostólica"; en efecto, debe ser útil para cada uno de los
45. Vid. nota 36.
46. Vid. notas 31 a 35.
47. "Si qua autem per verbum catecizatio fit, praeponat hoc ut pergat et audiat
verbum dei ad confortationem animae suae"; TA. cap. 35, en BOITE. B., La Tradition
...• o.c .• p. 82.
48. "Si autem instructio fit et verbum dei fit, eligat unusquisque ut pergat ad
locum illum, dum aestimat in corde suo quod deus est quem audit in eo qui instruit.
Qui enim orat in ecclesia poterit praeterire malitiam diei. Qui timet putet magnum
esse si non vadit ad locum ubi instructio fit, praesertim autem si potest legere vel si
doctor venit Nemo ex vobis tardus sit in ecclesia, locus ubi docetur. Tune dabitur ei
qui loquitur ut dicat ea quae utilia sunt unuiquique, et audies quae non cogitas, et
proficies in iis quae spiritus sanctus dabit tibi per eum qui instruit. Hoc modo fides
tua firmabitur super ea quae audieris. Dicetur autem tibi etiam in illo loco quae
oportet ut facias in domo tua. Propterea unusquisque sollicitus sit ire ad ecclesiam,
locum ubi spiritus sanctus floret. Si dies est in qua non est instructio, cum
unusquisque in domo sua erit, accipiat librum sanctum et legat in eo sufficienter quod
videtur ei ferre utilitatem"; TA. cap. 41 en BOITE, B., La Tradition ...• O.C •• p.88.
49./bidem.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
311
oyentes, en cuanto que lleva a pensar y meditar más profundamente en
las realidades de la fe cristiana, o bien, a adquirir formas y modos de
comportamiento en la vida corriente50.
Como este sujeto activo de la instrucción permanente puede ser un
doctor51 , exponemos a continuación algunas consideraciones sobre él. A
nuestro juicio, los textos aportan tres datos significativos:
1. Su omisión en la enumeración de las diversas funciones en la
organización eclesiástica.
En efecto, si nosotros recordamos la exposición que hemos hecho
anteriormente en relación con la estructura de la comunidad, podemos
apreciar que no se hace ninguna consideración explícita del doctor y, sin
embargo, se detallan otras funciones eclesiásticas que tienen una menor
relevancia en el cuerpo de disciplina que abarca el escrito.
Tal omisión nos lleva a las siguientes conclusiones. Para ser
doctor no se precisa una ordenación como los obispos, presbíteros y
diáconos. Ni una institución como la viuda y el lector. Ni un
nombramiento, como el subdiácono. Ni una condición específica de vida
como es el caso de las vírgenes. Ni tampoco, hecho que nos parece de
especial interés, un carisma especial o don extraordinario, como es la
situación de quien tiene el don de curación. Todo ello invita a pensar que
el término doctor se mueve al margen de la distinción organizativa de
funciones, es decir, doctor en la importante fuente que consideramos es
el que enseñaba, con independencia de cualquier función intraeclesial
que desempeñara52.
2. Desempeño de esta función tanto por clérigos como por laicos.
Nos lo muestra uno de los textos situado dentro de la segunda
parte, cuando se prescribe la imposición de manos sobre los
catecúmenos al fmalizar la instrucción:
"Cum doctor post precem imposuit manum super catechumenos, oret et
dimittat eos. Sive clericus est qui dat (doctrinam), sive laicus, faciat sic"53.
Ciertamente ese texto queda comprendido dentro de lo que hemos
50./bidem.
51. Vid. nota 36.
52. Para BOTTE, doctor significa literalmente "celui qui donne l'esseignement",
cfr. La Tradition ... , O.C., p. 33 nota 3.
53. TA, cap. 19, en BOTTE, B., La Tradition ... , O.C., p. 40.
312
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
dado en llamar catequesis básica, y por ello, se podría objetar que el
doctor de los catecúmenos es diferente al de los fieles; para el primero
cabría la ambivalencia, en cambio, no podríamos decir 10 mismo en
relación con la instrucción permanente.
Sin embargo, en este punto la consideración de la estructura de la
instrucción permanente en dos modelos nos ayuda a resolver la
dificultad.
En efecto, según el primer modelo, dentro de la comunidad sólo
había una única reunión para la instrucción que, para los catecúmenos,
tiene el matiz de catequesis básica, y, para los fieles, de instrucción
permanente. Por tanto, el doctor de esta última no es otro sino el de
aquélla, que sabemos puede ser tanto clérigo como laico.
Ahora bien, si por el contrario, considerásemos que la instrucción
permanente está estructurada según el segundo modelo, esto es, que en
la comunidad hay dos actividades diversas y distintas dentro del plano de
la instrucción, una para los fieles y otra para los catecúmenos,
tendríamos entonces las siguientes posiblidades.
En primer lugar, la hipótesis que consideraría al doctor de la
instrucción permanente como si se tratase exclusivamente de un laico.
Nosotros desechamos esta hipótesis porque en la "Tradición Apostólica"
encontramos textos en los que interpretamos que diáconos y presbíteros
pueden ser considerados doctores:
"Diaconi autem presbyteri ( ... ) Cum congregati sunt omnes, doceant
'uos qUl. sunt 10
. ecclesta,
' ... 54 .
1
Tampoco nos parece factible que el doctor fuera exclusivamente un
clérigo, ya que en los textos de este escrito, cuando a ellos les
corresponde una función, vienen explícitamente mencionados. Así, por
ejemplo:
"Etiamsi absque episcopo in cena adfuerint fideles, praesente
presbytero aut diacono ( ... ). Festinet autem omnis sive a presbytero sive
a diacono ... ,,55.
54. TA, cap. 39, en BOrrE, B., La Tradition ... , O.C., p. 86. En este texto no se
dice que sean doctores, pero nos habla de la función de ensenar en la instrucción
permanente, que puede ser ejercida por doctores; vid. notas 36 y 56.
55. TA, cap. 29, en BOrrE, B., La Tradition , O.C., p. 72.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
313
Y, sin embargo, cuando se refiere al doctor de la instrucción
permanente no hay especificación:
" ... praesertim si potest legere vel si doctor venit"56.
En conclusión, dentro de la instrucción permanente, al igual que
en la catequesis básica, la figura de doctor puede ser asumida tanto por
un clérigo como por un laico. Además puede ser ejercida esta instrucción
permanente por laicos no doctores.
3. Su papel dentro de la instrucción permanente. Sobre este punto
hemos realizado algunas consideraciones al inicio de este subapartado;
sin embargo, volvemos a traerlo a colación para llamar la atención sobre
las peculiaridades de las enseñanzas del doctor. Estas, en efecto, no se
limitan a la tansmisión de un conjunto de verdades, la exposición de un
tema, o la explicación de cuestiones complicadas. Sin desechar éstas, las
suyas invaden otros terrenos: confortan el alma de los oyentes, les
predisponen para la acción del Espíritu Santo, les muestran directrices
para su comportamiento cotidiano, etc. Por eso nosotros diferimos de
darle sólo el tratamiento de un catequista.
Además, como hemos señalado anteriormente, sus enseñanzas
vienen refrendadas por un hablar en nombre de Dios:
"Dum aestimat in corde suo quod deus est quem audit in eo qui
instruit"57
Queremos también indicar que nos parece claro que para este
actuar en nombre de Dios no se requiera un carisma especial, un don
extraordinario del Espíritu Santo. Ellos -los doctores~ por tanto, no son
"carismáticos" -sujetos con unos dones "especiales" que los distinguen
del resto de los fieles.
En resumen, el sujeto del ministerio de la instrucción de la palabra
de Dios en la "Tradición Apostólica" se nos presenta como poseedor de
un amplio campo de acción, y cuya actuación tiene gran riqueza de
matices y contenidos. Este ministerio podía ser ejercido por quienes eran
considerados doctores -clérigos y laicos doctores-, y por laicos que no
56. Vid. nota 36.
57. Vid. nota 48.
314
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
eran considerados doctores; en el primer caso su actuación se recibía con
un especial reconocimiento.
3. Ministerio de la palabra de carácter exhortativo
Ya hemos indicado cómo la "Tradición Apostólica" nos aporta un
buen número de datos sobre diversas actuaciones en el ministerio de la
palabra, y hasta aquí hemos analizado dos manifestaciones que
coincidiendo en parte difieren en que unas se desarrollan en un ámbito
litúrgico-sacramental y otras no. Ahora bien, el documetno que venimos
considerando da también noticia de otra reunión específica, las cenas de
la comunidad o comidas fraternales, en las cuales hay también indicios
para descubrir actuaciones que se deben incluir en el ministerio de la
palabra.
Quisiéramos llamar la atención sobre el título del presente epígrafe
-ministerio de la palabra de carácter exhortativo. Hay que tener en cuenta
que dicho carácter puede también ser ostentado por algunas de las
manifestaciones reseñadas anteriormente; sin embargo, lo utilizamos
ahora para señalar aquellas actuaciones que sólo encuentran en él su
justificación, y no en una liturgia sacramental o en la enseñanza.
Las cenas fraternales son, en definitiva, un ágape58 . En ellas, se
recitan salmos y otras oraciones; hay una ofrenda del pan y el vino, junto
con una acción de gracias; pero la misma "Tradición Apostólica" se
encarga de distinguirlas de la celebración eucarística59 • Comienzan al
atardecer y son presididas por el obispo y, en su defecto, por otro
miembro del clero, pero se prevé también la posibilidad de que ninguno
de ellos asista, esto es, que la reunión esté constituida exclusivamente
por laicos: en este caso, se deben suprimir todas las ofrendas y
bendiciones.
Ahora bien, en las cenas de la comunidad, el obispo u otros bajo
su autorización pueden ser interrogados sobre diversas cuestiones60; en
58. Cfr. TA, caps. 26-28.
59. "Et cum cenant, qui adsunt fideles sument de manu episcopi paululum panis
antequam franganl propium panem, quia eulogia est et non eucharistia sicut caro
Domini"; TA, cap. 26, en BOTIE, B., La Tradition .. ., O.C., p. 66.
60. "Gustantes autem cum silentio percipiant qui vocati sunt, non contendentes
verbis, sed quae hortatus fuerit episcopus el, si interrogaverit aliquid, respondeatur illi.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
315
cualquier caso, uno actuará como moderador, y los demás asistentes han
de escucharle cuando hable. Por tanto, como se puede apreciar, estas
reuniones junto a su fin de expresar la unidad en la caridad son una
ocasión oportuna para escuchar la palabra. Además, todos pueden
inteIVenir, ciertamente con un orden, en el que se destaca la actuación del
que preside.
Por último, cabrían en este plano -el exhortativo- un sinnúmero de
actuaciones relacionadas con el ministerio de la palabra además de las
que hemos referido, por ejemplo, las sesiones de lectura, las reuniones
para la oración, las conversaciones, etc. Muchas de ellas nacidas de
aquella prescripción:
"Itaque, omnes fideles, agentes et memoriam eorum facientes et
invicem docentes et catecumenos provocantes, neque temptari neque perire
poteritis, cum semper Christum in memoriam habetis"61.
D. Ambito del clero
Una vez delimitada, dentro de la organización de la comunidad, la
frontera entre clero y laicado, y teniendo a la vista el análisis de las
distintas manifestaciones del ministerio de la palabra que acabamos de
presentar, estamos en posición de abordar el estudio sobre lo que
compete a cada uno, en el marco de los datos aportados por la "Tradición
Apostólica" y dentro de las actuaciones referentes a dicho ministerio.
Dedicamos, pues, este apartado al clero, dejando lo relativo a los laicos
para el siguiente.
El papel del clero es amplio: en líneas generales podemos afmnar
que actúa en todas las expresiones del ministerio de la palabra que hemos
estudiado; sin embargo, se pueden apreciar algunos matices.
La actuación del obispo es muy destacada; se nos presenta como el
pastor de la comunidad, el gran sacerdote, que enseña, ofrece la
Eucaristía, perdona los pecados, distribuye las cargas, etc. En el plano
de las manifestaciones de carácter litúrgico, es el gran protagonista. Por
tanto, si nosotros entendemos por predicación sagrada las explicaciones
Et cum dixerit episcopus verbum, omnes cum modestia laudans eum taceat, quandiu
iterum interroget"; TA, cap. 28, en BOITE, B., La Tradition , O.C., p. 72.
61. Vid. nota 42.
316
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
de la palabra que se realizan en este contexto, podemos inferir que el
obispo es, en la "Tradición Apostólica", el sujeto principal. El también
ejercita la instrucción y participa activamente en las manifestaciones de
carácter exhortativo. Se manifiesta como el sujeto que tiene autoridad en
el ejercicio de todas las expresiones de este ministerio.
Con respecto a los presbíteros, podríamos decir algo similar, sólo
que ellos no se presentan como los responsables de la comunidad, sino
tan sólo como los "consejeros" del obispo, y, por tanto, su actuación
está limitada por esta dependencia. Así, los presbíteros, al igual que los
diáconos, enseñan en un lugar y a unos fieles en confonnidad a un
mandato del obisp0 62.
En cuanto a los diáconos, además de la capacidad de enseñar
según el mandato del obispo, representan el último grado del clero, son
principalmente servidores del obispo, o mejor dicho, el obispo se sirve
de ellos para realizar sus tareas. Tienen consiguientemente un menor
ámbito de actuación. Incluso se podría pensar que quedan al margen de
la predicación litúrgica, dado que en estas actividades su función es de
ayuda no de realización. No hay constancia en la "Tradición Apostólica"
del tipo de ministerio de la palabra que podría desarrollar un diácono en
la liturgia; así, no sabemos si esa ayuda a la que están destinados se
podría convertir en suplencia a la hora de explicar la palabra en una
celebración litúrgica. Más adelante, al presentar el "Libro VIII" de las
"Constituciones Apostólicas", veremos como la función del diácono se
clarifica63.
E. Ambito dellaicado
La actuación de los laicos encaja propiamente en la instrucción y en
las actuaciones de carácter exhortativo. Para nosotros la figura del
"doctor" y la existencia de otras reuniones para escuchar la palabra, son
del todo reveladoras. Encontramos en este ámbito, un campo de
actuación de los laicos dentro de la función de enseñar en la que no se
requiere una específica misión o facultad; estas actuaciones no se apoyan
en una participación de la potestad del obispo o de algún otro clérigo,
sino que se muestran como actuaciones a título personal. Además estas
62. Vid. nota 43.
63. Vid. supra 11, D.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
317
actuaciones quedan al margen del terreno sacramental, y más en
concreto, quedan claramente al margen de la celebración eucarística.
Tenemos que aclarar también la actuación de los laicos en las
manifestaciones de carácter litúrgico. Haciendo abstracción de la función
del lector ~ue a continuación analizaremos-, y que según la "Tradición
Apostólica" era ejercida por laicos 64 , podemos ver cómo otros
ministerios en el ámbito litúrgico son estrictamente clericales y los
realizan justamente los clérigos. En ellos los laicos estarían excluidos,
aunque no exista una prescripción explícita. Así, podemos decir que no
es su misión la predicación en las ceremonias litúrgicas, y no porque se
diga que los laicos no pueden predicar, sino porque la liturgia se reserva
al obispo y al presbítero
En cuanto a la función del lector no está claramente distinguida en
la "Tradición Apostólica". Más aún, sólo es mencionado cuando se
determina su acceso al lectorado, mediante la entrega de un libro por el
obispo. No hay, por tanto, plena seguridad de si al lector precisamente
correspondía leer en la celebración de la Eucaristía o tan sólo en las otras
reuniones de fieles. En cualquier caso, su actuación viene limitada por el
mismo libro que recibe, y, por tanto, su papel en las manifestaciones de
carácter litúrgico no debía extenderse a otros ministerios como pudiera
ser comentar o explicar la palabra de Dios. Faivre concluye lo mismo,
aunque por otros caminos; en su opinión el lector es una reminiscencia
de los doctores y profetas "carismáticos"65; para nosotros es un laico
que lee, pero que recibe un ministerio, es decir, que es reconocido o
autorizado por la jerarquía para realizar esta función. En fuentes
posteriores a la que ahora consideramos el lector se sigue incluyendo
entre los miembros del clero.
64. Al lector no se le imponen las manos, siendo esto el requisito para pertenecer
al clero; vid. notas 11 y 9.
65. Cfr. FAIVRE, A., Naissance ... , O.C., p. 62.
318
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
11. EVOLUCION EN EL TIEMPO DE LOS DATOS DE LA "TRADICION
APOSTOLICA": EL "LIBRO VIII" DE LAS "CONSTITUCIONES
APOSTOLICAS"
A. Generalidades
Una de las colecciones canónicas primitivas más importantes son
las "Constituciones Apostólicas" (a. 380). Además debe ser considerada
como una obra de recopilación, pues en ella se reunen otras de las
colecciones primitivas, entre las cuales está la "Tradición Apostólica".
Sin embargo, es sólo un trabajo de reagrupamiento de escritos
anteriores, ya que estos son modificados y enriquecidos.
La "Tradición Apostólica" viene incorporada en los capítulos 3 a
45 del "Libro VIII" de las "Constituciones Apostólicas". Nuestro interés
por presentarlo se centra en apreciar la evolución en el tiempo de las
instituciones que hemos analizado en la sección precedente.
Continuaremos con nuestro método de exposición, esto es,
analizaremos, sucesivamente, la frontera entre el clero y los laicos, y
después los aspectos del ministerio de la palabra, especialmente el sujeto
y su ámbito de ejercicio.
B. Linea divisoria entre clero y laieado
En relación a los ministerios eclesiásticos que se dan dentro de la
vida de la comunidad, el "Libro VIII" muestra una mayor diversidad66 •
Una relación bastante completa de dichos ministerios la podemos
encontrar en la prescripción concerniente al orden en que los miembros
de la comunidad han de acceder a participar de la Eucaristía:
"Post hoc sumat et cornmunicet episcopus, deinde presbyteri, diaconi,
lectores, cantores et ascetae, et in feminis diaconissae, virgines et viduae;
postea pueri, tuncque omnis populos ordine cum pudore et reverentia
66. Cfr. FAlVRE, A., Naissance ..., O.C., pp. 77-85, en donde recoge y analiza los
diversos pasajes que proporcionan relaciones de funciones eclesiásticas, además,
elabora un cuadro sinóptico que ayuda a comprender la posición de cada uno en la
comunidad.
EL SUJETO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
319
absque strepitu"67.
Esta mayor diversificación plantea el interrogante sobre la
posibilidad de una mayor amplitud entre quienes deben ser considerados
como pertenecientes al clero. El siguiente pasaje sobre la repartición de
las ofrendas sobrantes nos puede arrojar un poco de luz en la solución de
esta cuestión:
"Eulogias, quae in mysticis oblationibus supersunt, diaconi ex
voluntate episcopi aut presbyterorum distribuant clero: episcopo partes
quatuor, presbytero partes tres, diacono partes duas , ceteris vero,
subdiaconis vel lectoribus vel cantoribus vel diaconissis, partem
unam"68.
Este texto enumera los miembros de la comunidad que pueden ser
pensados como integrantes del clero: obispo, presbítero, diácono,
subdiácono, lector, cantor -o salmista- y diaconisa.
El texto de una oración nos permite distinguir la función de los tres
primeros señalados en la relación que acabamos de dar -obispo,
presbítero y diácono- del resto. En efecto, todos los demás son
englobados bajo el título común de ministeri069 •
Si queremos precisar aún más, hemos de tener en cuenta aquellos
ministerios eclesiales cuya institución se realiza mediante la imposición
de las manos70 y "si nosotros hacemos abstracción del caso de la
diaconisa, que es citada algunas veces junto al diácono luego de todas las
funciones clericales masculinas, constatamos la existencia, a partir de
esta relectura de la "Tradición Apostólica", de una jerarquía bien estable,
la cual podemos encontrar dentro de las diferentes tradiciones orientales
hasta nuestros días: obispo, presbítero, diácono, subdiácono y lector"71.
Finalmente, habría que tener en cuenta que el cantor podría ser
67. Constitutiones Apostolorum (a partir de aquí utilizaremos para esta fuente la
abreviatura CA) VIII, 13, 14 en FUNK, F.X., Didascalia et Constitutiones
Apostolorum, vol. 1, Paderbomae 1905 (Reproducción, Turín 1964), p. 517.
68. CA VIII, 31,2-3 en FUNCK, F.x., o.c., pp. 533-535.
69. "Pro ecclesiae haec et populo oremus; pro universo episcopatu, omni
presbyterio, cuncto Christi diacono ac ministerio ... "; CA VIII, 13, 4 en FUNK.,
F.X., o.c., p. 515.
70. Cfr. CA VIII, 19-21.
71. FAIVRE, A., Naissance ... , O.C., p. 81.
FRANCISCO EMnlO PRADO ARIAS
320
englobado como un lector de los salmos, un lector preparado para esta
parte de la palabra de Dios que se realizaba con cantos.
En conclusión, nos parece que el "Libro VIII" de las "Constituciones Apostólicas" nos proporciona una línea de división muy clara,
solucionando así el interrogante que nos habíamos planteado, esto es,
los subdiáconos y lectores aparecen integrados en el clero de una forma
explícita. Precisamente esta es una de las grandes diferencias que
presenta con respecto a la "Tradición Apostólica", pues en ella estos
ministerios ~e manera particular el de lector- no configuran a un sujeto
como perteneciente al clero.
C. Aspectos del ministerio de la palabra
1. Synaxis eucar[stica
En general, una de las características de esta reelaboración de la
"Tradición Apostólica", constituida por el "Libro VIII" de las "Constituciones Apostólicas", es el mayor enriquecimiento en cuanto a los
matices de las instituciones reflejadas por aquella. Así, la ceremonia de
consagración episcopal es tratada más extensamente72, mostrándonos
una mayor descripción en las distintas fases. Ahora bien, ésta vuelve a
situarse dentro del marco de una synaxis eucarística, gracias a lo cual
podemos mostrar una explícita mención a una manifestación del
ministerio de la palabra dentro de la liturgica con el carácter de una
homilía. En efecto, después de la oración consecratoria, una vez
terminado lo que propiamente corresponde a la ordenación, se pasa a la
liturgia de la palabra, esto es:
"Ac post lectionem Legis et Prophetarum ac Epistolarum nostrarum
et Actorum atque Evangeliorum ordinatus ecclesiam salutet, dicens ( ... )
Et post salutationem populum alloquatur verbis exhortationis"73.
Por tanto, estas palabras de exhortación -o sermón de la
doctrina74- se nos presentan como una actuación propia de quien preside
72. Cfr. CA VIII, 4-7.
73. CA VIII, 5, 9-12 en FUNK, F.X., O.C., p. 477.
74. Cfr. CA VIII, 6, 1.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
321
la reunión para la Eucaristía. Al respecto, quisiéramos decir que no nos
parece una innovación por parte del redactor de las "Constituciones
Apostólicas", sino tan sólo una referencia explícita a una realidad ya
existente.
Dentro también de las diversas ceremonias litúrgicas, el diácono
tiene una función relacionada con el ministerio de la palabra, pero
aunque sus actuaciones son muy diversas, ninguna de ellas es
equiparable a la anterior. En efecto: modera la oración de los fieles por
los catecúmenos, por los energúmenos, etc. 75 ; señala cuándo tienen que
marcharse quienes no accederán a la Eucaristía76 ; recita algunas
oraciones 77 ; e, incluso, se recoge la expresión "ac diaconus iterum
praedicet", pero en el contexto de invitar nuevamente al pueblo a
continuar orando por detenninadas intenciones:
"Adhuc atque adhuc oremus Deum per Christum eius .. . ,,78.
2. La instrucción
a) Catequesis básica
Una de las instituciones que experimentan modificaciones en el
tránsito de la "Tradición Apostólica" al "Libro VIII" es la catequesis
básica. En efecto, su estructura refleja una mayor reglamentación y
solemnidad. Así, la presentación de los candidatos, su interrogatorio y
su instrucción, antes tareas todas del "doctor", están ahora
diversificadas, pues corresponden, respectivamente, a los diáconos, y a
los obispos o presbíteros. A los diáconos les corresponde claramente su
presentación, a los obispos y presbíteros el interrogatorio79 •
75. Cfr. CA VIII, 6, 2 Y ss.
76. Cfr. CA VIII, 8.
77. Cfr. CA VIII, 10.
78. CA VIII, 13,2, en FUNCK, F.x., O.C., p. 515.
79. "Qui primo ad mysterium pietatis accedunt, episcopo vel presbyteris per
diaconos adducuntur et causas exquirantur, quare se ad verbum Domini adiunxerint;
quique obtulerunt, testimonium eis praebeant, diligenter exploran tes, quae ad eos
spectant. Examinentur autem eorum mores ac vita, et an servi sint vel liberi ... lO; CA
VIII, 32, 2 en FUNK, F.X., O.C., p. 535.
322
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
Nuevamente el que enseña la catequesis básica, antes denominado
"doctor", tiene la posibilidad de ser tanto clérigo como laico:
"Qui docet, quarnvis laicus sit, modo peritus in sermones ac morum
probitate omatus, doceat: erunt enim omnes a Deo docti,,80.
Sin embargo, aunque sigue en vigor la capacidad de cualquier fiel
para ocupar este puesto, ahora se señala que debe reunir unas
determinadas condiciones de idoneidad. Quisiéramos llamar la atención
en la simplicidad de los requisitos -saber hablar y buenas costumbres- y
en la ausencia de un acto formal de la jerarquía, esto es, de una
autorización, licencia, misión, etc. Sobre la figura de este doctor
volveremos más adelante al tratar sobre el papel de los laicos, pero ya se
nos manifiesta como un ministerio no estable y sin institución, como
función que pueden desarrollar todos los fieles por el hecho de serlo.
b) Instrucción permanente
Este documento recoge también algunos aspectos de la instrucción
de los fieles. Una de las reuniones que tenían como objetivo la
instrucción se nos describe con algún detalle. Se realizaba en la semana
de Pascua:
"Servi operentur quinque diebus, sabbato autem et domenica vacent in
ecclesia propter doctrinam pietatis ( ... ) Magna hebdomada tota est ea,
quae illam sequitur, servi otientur, quia illa passionis est, haec
resurrectionis, et opus est doceri, quis sit, qui passus est ac resurrexit, vel
quis sit, qui pati permisit, quique resuscitavit,,81.
Ahora bien, se describe aquí una actividad en días especialmente
señalados para escuchar la doctrina de la piedad en la iglesia y con unos
contenidos específicos. Tiene verdaderamente el sentido de instrucción
-"opus est doceri"-- sin embargo no es Instrucción permanente. Además
no se nos proporciona ninguna pista sobre el sujeto que se ocupaba en
realizarla.
Además de la que acabamos de citar, el "Libro VIll" también nos
80. CA VIII, 32, 17 en FUNK, F.X., O.C., p. 539.
8l. CA vm, 33, 2-4 en FUNK, F.x., O.C., p. 539.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
323
da noticia de una reunión relacionada directamente con la instrucción
pennanente:
"Omnis christianus vel christiana mane ex somno surgentes,
antequam opus faciant, lavent ac precentur, si autem aliqua sermonis
catechesis agatur, operi anteponant verbum pietatis,,82.
Esta, como se puede apreciar, difiere de la anterior en el momento
de impartirse y en los contenidos. Nótese también que no se nos
proporciona alguna referencia sobre el lugar, ni tampoco sobre el sujeto
que la imparte.
Ahora bien, ¿hasta qué punto catequesis básica e instrucción
permanente pueden considerarse como una sola actividad dentro de la
vida de la comunidad? Esto supondría que la misma actividad de
instrucción se dirigiese a catecúmenos y fieles. De ser así, tendríamos
que el doctor de la catequesis básica sería el mismo doctor de la
instrucción permanente y,.por tanto, éste podría ser también un laico con
aquellas condiciones -saber hablar y buenas costumbres. Al analizar la
"Tradición Apostólica" habíamos notado ciertos indicios que nos hacían
suponer tal equiparación, sin embargo, ahora nos es más difícil, ya que
aún en la oración cotidiana se distingue entre fieles y catecúmenos83.
En resumen y teniendo en cuenta lo dicho sobre la catequesis
básica (a) y sobre la instrucción permanente (b), el "Libro VIII" nos
proporciona datos acerca de tres actividades diferenciadas: una reunión
para la "doctrina de piedad" en la iglesia y en días festivos, otra -la
llamada "palabra de piedad" o "sermón de catequesis"- para los fieles, a
la que tal vez podían asistir los catecúmenos, y una catequesis para los
catecúmenos.¿Quién es el sujeto de estas actuaciones en el ministerio de
la palabra? Sólo podemos contestar con certeza a la última: se trataba de
un clérigo o de un laico perito en sermón y de buenas costumbres.
Respecto al denominado "sermón de catequesis" no tenemos seguridad
del sujeto que lo impartía. En cuanto a la "doctrina de piedad" en la
Iglesia, la consideramos a continuación en relación al sujeto a través de
dos nuevos textos.
82. CA VIII, 32, 19 en FUNK, F.x., O.C., p. 539.
83. "Fideles ne domi quidem oret cum catechumeno; non enim aequum est,
initiatum cum non initiato conquinari"; CA VIII, 34, 11 en FUNK, F.X., O.C., p.
543.
324
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
En la plegaria de ordenación del presbítero se especifican algunas
de las funciones que éste desarrolla, entre las que hacemos notar las
siguientes:
"ipse (Deus noster) igitur et nunc respice in Sanctam tuam ecclesiam
et auge eam: multiplica eos, qui in ea praesunt, virtutemque da, ut verbo
ac opere ad aedificationem populi tui laborent ( . .. ) Et nunc, Domine,
praesta, servans in nobis spiritum gratiae tuae non deficientem, ut
repletus operationibus vim sanandi habentibus ac sennone ad docendum
apto, erudiat cum mansuetudine populum tuum . .... 84.
Estas funciones encajan en la "doctrina de piedad". Además, otro
pasaje de las "Constituciones Apostólicas", aunque fuera de las
prescripciones provenientes de la "Tradición Apostólica", advierte al
referirse a la capacidad de ejercicio de ministerios clericales que:
"Item iubemus ut presbyter et diaconus ab uno episcopo ordinetur; et
reliqui clerici: utque nec presbyter, nec diaconus clericos ex laicis
ordinent; sed solum modo, presbyter quidem doceat, offerat, baptizet,
benedicat populo; diaconus vero minister seu diaconatum exerceat; sed
non peragat caetera.. 85 .
Nosotros deducimos de estos textos que el sujeto de ese ministerio
de la palabra en la Iglesia era el presbítero. Precisamente en este punto
nos unimos a la interpretación de Funk:, quien tratando de explicar el
texto "qui docet quamvis laicus sit" -que hemos citado en el epígrafe
sobre la catequesis básica-, y el que nos aparece en la última cita "solurnmodo, presbyter quidem doceat"-, nos dice que la exclusividad
del presbítero en la enseñanza debe interpertarse como exclusividad de
predicar en la Iglesia86 .
D. Ambito del clero
Con respecto al obispo, presbítero y diácono, hemos ido
84. CA VIII, 16, 3-5 en FUNK, F.X., O.C. , p. 523.
85. CA VI, 20, 2 en MIGNE, J.-P., Patrologiae CUTSUS completus. Series Latina,
t. 1, col. 803 B.
86. Cfr. FUNK, F.X., O.C., p. 539.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
325
mostrando algunas funciones que les competen de una forma más
directa; tan sólo ahora las reunimos y mostramos brevemente. Dejamos
de lado las funciones que les corresponden de forma exclusiva pero que
no se refieren al ministerio de la palabra.
El obispo, que es la cabeza de la comunidad y superior a todos87 ,
tiene un amplio ámbito dentro del ministerio de la palabra. En especial, a
él corresponde la predicación dentro de la celebración eucarística y en las
manifestaciones dentro de la liturgia. Además, dependen del obispo
todas aquellas funciones que ejercen los demás clérigos88 .
El presbítero, junto con el obispo, tiene también un papel
importante en la comunidad89 . Además, como hemos visto, destaca en el
ministerio de la palabra. Su ordenación le capacita para enseñar90 ,
pudiendo hacerlo en la iglesia.
El diácono tiene un papel menos relevante, al menos por los
indicios que nos proporciona el "Libro VIII". Su actuación en la liturgia
se nos presenta limitada y reglada a moderar ciertas oraciones; esta es su
tarea propia. Puede, además, desempeñar el papel de doctor en la
catequesis básica y, probablemente, en la instrucción permanente.
Por lo demás, nos parece interesante detenernos a considerar
brevemente el papel del lector, partiendo de la plegaria de ordenación:
"Lectorem crea imponen s ei manum, et Deum orans dicito: Deus
aeterne, ( ... ) ipse et nunc respice super famulum tuum, cui committitur,
ut sanctas tuas scripturas legat populo tuo, et da ei spiritum sanctum,
spiritum propheticum; qui Esdram famulum tuum instruxisti ad legendas
populo tuo leges tuas, nunc quoque a nobis rogatus instrue famulum
tuum, et da ei, ut opus sibi traditum sine reprehensione perficiens dignus
maiore gradu declaretur"91.
87. "Primus igitur ego Petrus aio ordinandum esse episcopum, ut in superioribus
omnes pariter constituimus, inculpatum in omnibus, a cuncto populo electum": CA
VIII, 4,2 en FUNK, F.X., O.C., p. 433.
88. "Da illi ( ... ) participationem sancti spiritus, ut habeat potestatem ( ... ) dandi
cleros iuxta preceptum tuum"; CA VIII, 5,6-7 en FUNK, F.X., O.C., pp. 476-477.
89. El presbítero también preside en la comunidad, cfr. CA VIII, 16,3-4.
90. "Et nunc, Domine, praesta, servans in nobis spiritum gratiae tuae non
deficientem, ut repletus operationibus vim sanandi habentibus ac sermone ad
docendum apto, erudisti cum mansuetudine populum tuum ... "; CA VIII, 16, 5 en
FUNK, F.X., O.C., p. 523.
91. CA VIII, 22 en FUNK, F.X., O.C., p. 527.
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
326
Verdaderamente esta plegaria tiene bastante interés, y en ella se
comprende la petición de un don del Espúitu Santo; se pide en concreto
el espúitu profético. Faivre recoge la opinión de quienes quieren ver en
esta función una proyección de los "profetas" y, por tanto, origen de
tareas específicas en el ministerio de la palabra92 ; sin embargo, para él
está claro que la función de lector está limita a leer, y la alusión al
espúitu profético se debe a que su principal misión es leer a los profetas
del Antiguo Testament093 • Nosostros compartimos su opinión; además
podemos decir que estos lectores están considerados en esta fuente como
parte del clero, y que no se les atribuye ninguna capacidad para explicar
la palabra de Dios dentro de la liturgia
E. Ambito dellaicado
El apartado anterior nos permite limitar el ámbito de actuación del
laico en el ministerio de la palabra, diferenciándola de aquellas
actuaciones que tienen una marcada connotación clerical. En efecto, con
los datos recogidos dentro del marco del "Libro VIII" de las
"Constituciones Apostólicas", podemos apreciar que su ámbito de
actuación está fuera de la liturgia e incluso, con toda probabilidad, fuera
también de cualquier explicación de la palabra que se realizara en la
iglesia.
Sin embargo esta exclusión no significa anulación, según se
desprende de las mismas prescripciones. A nosotros nos parece
clarificador el siguiente texto, del cual hemos hecho anteriormente
algunas alusiones:
"Qui docet, quarnvis laicus sit, modo peritus in sennone ac morum
provitate ornatus, doceat; erunt enim omnes a Deo docti"94.
Para Caron, este pasaje es un testimonio importantísimo de la
libertad de enseñanza que tenían los laicos en esta época y que se
92. Cfr. FAlVRE, A., Naissance ... , O.C., pp. 88 Y ss.
93. Cfr. ibidem, p. 89.
94. CA vrn, 32,17 en FUNK, F.X., O.C., p. 539.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
327
extendería a la predicación en general95 . Sin embargo, el laico que la
ejerciera lo entiende como un "laico carismático": "Esta norma legislativa
de la Iglesia antigua, pone en evidencia, a nuestro juicio, la característica
de los cooperadores carismáticos (considerando como tales aquellos
dotados del don sobrenatural de la elocuencia) que no formaban parte de
la misión oficial. En este sentido creemos que deba entenderse la frase
"quarnvis laicus sit", la cual supone indicar que el cooperador
carismático, y en particular, aquel dotado de talento oratorio ("peritus in
sermone") podrá en ciertos casos ser un cooperador residente, oficial,
pero en muchos casos podría ser un simple laico. No creemos que dicha
frase quiera denotar que el ejercicio por parte de un laico de la función de
predicación de la palabra divina fuera considerado como un caso
excepcional, y que la regla fuese la atribución de tales funciones a los
ministros. Al contario, ella denota, a nuestro juicio, que ninguna
distinción entre clérigos y laicos viene hecha por el Espíritu Santo que ha
distribuido entre los fieles dichos dones sobrenaturales: 'erunt ... omnes
a Deo docti"'96.
Al respecto, nosotros quisiéramos hacer las siguientes
observaciones. En primer lugar, como hemos podido constatar, no se
trata de una libertad en general en la predicación, sino capacidad para la
enseñanza a los catecúmenos y, quizá, para la enseñanza a los fieles
fuera de la liturgia y de la iglesia, actividades cuya naturaleza invita a no
encuadrarlas dentro de la predicación en estricto sentido. Este es el punto
que nos separa de la interpretación de Caron, que nos parece viene
exigida por la literalidad del texto. De otra parte, en lo que sí estamos de
acuerdo con este autor, es en reconocer que también los laicos tenían
dones del Espíritu Santo.
Sin embargo, la capacidad de explicar la palabra tal como ahora
estamos considerando, no procede en el laico de un carisma
extraordinario, como propone Caron, pues en los capítulos
introductorios al "Libro VIll", aunque no provienen de la "Tradición
Apostólica", se señala que:
"Non ergo necesse esl, ut omnis fidelis daemones expellat aut suscitet
mortuos aut linguis loquatur, sed is, qui charismate dignatus est propter
95. CARON, P.G., / poteri giuridici dellaieato nella Chiesa primitiva, Milán
1975 (21 ed.), p. 157.
96./bidem.
328
FRANCISCO EMILIO PRADO ARIAS
aliquam causam utilem ad salutem infidelium, qui saepe non sermonum
demonstratione, sed signorum operatione commoventur quique digni sunt
salute"97.
Teniendo ya un valor esta enumeración de situaciones
extraordinarias y la afIrmación de que no son necesarios en el fIel, tiene
aun mayor valor para nuestro propósito la siguiente afIrmación:
"quoniam nemo est per Christum in Deum credens, qui non acceperit
charisma spirituale"98.
En defInitiva, lo que fundamenta las actuaciones del fIel -y, por
tanto, del fIel laico- es este carisma espiritual que le capacita para explicar
a otros la palabra. Es, pues, un don de Dios que se nos presenta unido al
hecho de ser fIeles, de estar en la Iglesia y mantenerse en la verdad.
CONCLUSIONES
1. En las fuentes estudiadas se aprecia cómo el ministerio de la
palabra se expresaba a través de una variedad de manifestaciones.
Nosotros hemos destacado algunas en orden a describir el sujeto que las
realizaba
a) En el ministerio de la palabra de carácter litúrgico, la "Tradición
Apostólica" nos da noticia de tres actuaciones: las oraciones en voz alta,
las lecturas y las admoniciones. El "Libro VIII" de las "Constituciones
Apostólicas" describe con mejor precisión las dos últimas. Más aún,
aparecen asignadas la una al lector y la otra a los sacerdotes y diáconos.
Este documento nos proporciona, además, los sufIcientes datos para
confIgurar la naturaleza y sujeto de la enseñanza autorizada en el ámbito
litúrgico, la cuál puede ser entendida como equivalente a lo que hoy en
día llamaríamos predicación sagrada.
Un hecho que se nos muestra de particular interés es que conforme
se precisan los rasgos del ministerio de la palabra de carácter litúrgico se
van determinando más claramente los distintos ministerios que se
97. CA VIII, 1,4 en FUNK, F.X.,
98. CA VIII, 1, 9 en FUNK, F.X.,
O.C.,
O.C.,
p. 463.
p. 463.
EL SUJEfO DEL M1NISTERIO DE LA PALABRA
329
relacionan con él. Así, por ejemplo, cada vez aparece mejor configurado
el ministerio del lector y sus tareas dentro de la ceremonias litúrgicas.
b) La enseñanza es otra de las manifestaciones importantes de las
que nos dan noticia las fuentes estudiadas. Desde el principio, se
distingue claramente del ministerio de la palabra de carácter litúrgico.
Posee, a su vez, distintas manifestaciones. Hay una enseñanza
elemental, sobre todo dirigida a la formación de los catecúmenos.
Aparece también una enseñanza con un carácter catequético -de
instrucción- dirigida a los fieles. En aquellos primeros tiempos, estas
actividades se presentan muy unidas, hasta el punto de dificultar su
distinción.
Pero la enseñanza no sólo se distingue en cuanto a los que la
reciben, también se muestra diversa en atención a quien la imparte, el
lugar en donde se imparte y sus contenidos. Todos estos parámetros nos
permiten hablar de distintas clases de enseñanzas.
Dentro de esta variedad, sobresale la enseñanza autorizada, la cual
se encuentra en dependencia de quienes se pueden considerar los
maestros auténticos: los obispos. Además, hay una enseñanza autorizada
que se realiza en conexión con la liturgia y que adquiere una especial
relevancia
c) Como hemos señalado más arriba, la abundancia de datos nos
permite descubrir otras manifestaciones del ministerio de la palabra: la
mutua exhortación, el apostolado, los coloquios, las reuniones para la
lectura, para la meditación de la palabra, para el fortalecimiento de la fe,
etc. Sin embargo, el sujeto de estas manifestaciones se muestra en las
fuente de manera imprecisa.
La variedad de manifestaciones y la diversa connotación que
presenta el sujeto que las realizaba muestran, a nuestro juicio, la común
responsabilidad en el ministerio de la palabra que se expresaba en que
cada uno de los miembros participaba en dicho ministerio según su
modo, de acuerdo con el papel que le tocaba desempeñar.
II. En relación a los sujetos que ejercitaban las distintas manifestaciones del ministerio de la palabra podemos hacer las siguientes
observaciones.
a) La "Tradición Apostólica" nos proporciona algunos indicios que
nos llevan, de una parte, a asignar la enseñanza auténtica al obispo, y de
otra, a pensar que los presblteros y diáconos son sujetos de una especial
enseñanza autorizada que se distingue, por ejemplo, de la que puede
ejercer un doctor laico.
330
FRANCISCO EMll.JO PRADO ARIAS
Estas distinciones que se entreven en la "Tradición Apostólica" se
especifican con claridad años más tarde en el "Libro VIII" de las
"Constituciones Apostólicas". Así, en esta fuente del año 380
aproximadamente se muestra lo siguiente: el obispo es sujeto de la
enseñanza auténtica; el obispo y el presbítero son quienes desempeñan la
enseñanza en el ámbito litúrgico; en cuanto al diácono, desempeña
también una enseñanza autorizada.
En consecuencia, el obispo es el primer y principal responsable del
ministerio de la palabra, de él dependen las distintas manifestaciones. El
presbítero es también importante responsable del ministerio de la palabra
y, especialmente, es sujeto de la predicación sagrada y de la enseñanza
oficial y autorizada, actividades que realiza en consonancia con el
obispo.
El papel del diácono no está completamente definido. Su función
de auxiliar del obispo es una constante. Sin embargo, no hay constancia,
en las fuentes analizadas, de que ejerciera una enseñanza autorizada en la
liturgia.
Además, obispos y presbíteros tienen como función propia la
enseñanza en conexión con la liturgia Más aún, salvo el caso del
diácono, no existe en las fuentes canónicas primitivas ningún indicio que
pudiera llevar a la conclusión de que algún otro la ejercitase.
b) Por tanto, según las fuentes analizadas, los laicos no eran
sujetos de una enseñanza de la palabra en un ámbito litúrgico; además, se
muestra que esta tarea no es conforme a su condición.
Sin embargo, no por ello están excluidos del ministerio de la
palabra. En efecto, hemos visto su ministerio en distintas situaciones:
1. Los laicos no participan de una "enseñanza" de la palabra dentro
de la liturgia, aunque pueden desempeñar otras funciones litúrgicas
como la de ser lector.
2. El laico -según el testimonio del "Libro VIII" - es sujeto activo
de una enseñanza especialmente reconocida de acuerdo con las siguientes
condiciones: ser docto y de buenas costumbres.
3. Esta enseñanza del laico, que podemos juzgar se inserta en la
enseñanza oficial, no es autoritativa, aunque -como es lógico- puede
transmitir con ella contenidos plenamente verdaderos.
4. Se puede constatar en estas fuentes la existencia de reuniones,
fuera del ámbito litúrgico, en donde los fieles participaban en una
celebración de la palabra y, en algunas ocasiones, los laicos moderaban
estas reuniones.
EL SUJEfO DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
331
5. Además, los laicos tenían otras actuaciones del ministerio de la
palabra que dependían solamente de su responsabilidad personal (mutua
exhortación, apostolado, etc.).
c) Finalmente, los ministerios de lector y doctor no capacitan para
ejercer una predicación sagrada, es decir, una explicación autorizada de
la palabra en la liturgia, sino sólo para realizar aquellas funciones que los
definen: las lecturas y la enseñanza. Además, es posible que el doctor no
fuese un ministerio estable, ya que no se hace mención de él al describir
las distintas funciones dentro de la comunidad.
Otro dato de especial interés es la evolución del lector. Si este
ministerio es en la "Tradición Apostólica" un ministerio que ejercitan
laicos, años más tarde, en el "Libro VIII" de las "Constituciones
Apostólicas", los que han recibido dicho ministerio se cuentan entre los
clérigos.
BmUOORAFIA
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