Al igual que otras pulsiones primarias, la pulsión sexual es afectada por estímulos externos, muchos animales secretan sustancias llamadas feromonas que promueven la dispisición sexual en parejas potenciales, alguna evidencia sugiere que los humanos también secretan esta sustancia en las glándulas sudoríparas (axilas y genitales) y que estas influyen en la atracción sexual. Estas sustancias tienen además la particularidad de inducir cambios en el comportamiento de los individuos que tienen contacto con ellas. Muchas especies han utilizado diferentes aromas como medio de comunicación y casi todas utilizan uno o varios códigos por este medio, tanto para atraerse sexualmente como para otros fines.