“Qué vengan las procesiones” por Susan Vennari A los finales del invierno de 1890, mientras el ahora Venerable Padre Nelson Baker examinaba las cuentas de la calefacción y de la luz de los varios edificios que él había construido en honor de Nuestra Señora de la Victoria – orfanatos, escuelas, conventos, hogares – empezó a pensar en las recientes descubiertas de gas natural en el área occidental de Nueva York. ¡Gas natural era aquello que él necesitaba! Así, él sería capaz de eliminar aquellos gastos enormes, y de direccionar los fondos que tenía al cuidado de las almas y otras obras más útiles en honor de su querida Señora de la Victoria, a cuyo servicio él había dedicado su vida de sacerdote. Llevando esta intención hasta su Reina en muchas horas de oración, él pidió dinero prestado a la diócesis y contractó obreros de perforación, que concordaron encontrarse con él atrás de las escuelas en un determinado día. Anunció también que habría una Misa solemne cantada y una procesión en honor de Nuestra Señora, para las cuales todos estaban invitados. En aquel día marcado, estando los obreros parados y a la espera de los estudios geológicos que les mostrasen donde deberían hacer la perforación, la procesión fue contornando en un camino irregular, pero yendo todos atrás del Padre Nelson Baker. De repente, el Padre Baker paró; y pararon los niños, vestidos como para la primera Comunión, que llevaban flores para ofrecer a Nuestra Señora. Pararon las Hermanas de San José y los Hermanos de la Divina Infancia de Jesús. Y la gente que llevaba estandartes, que fueron entonando cánticos y recitando oraciones a Nuestra Señora de la Victoria, paró también. Con una expresión de alegría, el Padre Baker se volvió a los trabajadores asombrados y les anunció: ¡“Es aquí que Ustedes encontrarán gas”! ¡Perforando contra todas las probabilidades! Durante las varias semanas que siguieron, la confianza del Padre Baker en Nuestra Señora de la Victoria fue puesta a la prueba. Por los finales de la primera semana tras haber comenzado, los obreros vinieron a decir al sacerdote que allí no encontrarían ningún gas. Pero el Padre Baker, sonriendo, les dijo que continuasen con las perforaciones. Al final de la segunda semana, los obreros insistieron con él en cómo no encontrarían ningún gas en aquella tierra. Pero el Padre Baker mandó que continuasen a perforar. Al fin de la cuarta semana, ya los periódicos burlaron y llamaron “La locura del Padre Baker” a la actividad que él había emprendido en su iglesia parroquial; el Obispo amenazaba cortar toda y cualquier asistencia financiera adicional al proyecto; y los obreros de perforación arguyeron con el enérgico sacerdote para que él salvara el dinero, parando las perforaciones. Como respuesta a todos aquellos que habían vacilado en su confianza para con Nuestra Señora de la Victoria, el Padre Baker recordó sus parroquianos: “A veces parece que la Señora experimenta deliberadamente nuestra fe, dejándonos esperar por el buen resultado, pero Ella nunca nos falla”. 1 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg40.pdf Pasado el mes de julio y aproximándose la Fiesta de la Asunción de Nuestra Señora a los Cielos, el Padre Baker dirigió la novena preparatoria en su parroquia. Muchos intentaron adivinar los designios del Cielo, y anticipaban la descubierta del petróleo a ese día festivo; pero el día de la Fiesta llegó y pasó, sin que hubiese sucedido cualquier resultado. El Padre Baker comenzó inmediatamente otra novena pública, con la intención del descubrimiento de gas natural. El 21 de agosto a la tarde, en el octavo día de la novena, un mensajero se aproximó del Padre Baker que estaba terminando la Bendición. “Padre” – cuchicheó él – “están pidiéndole ir allá al pozo. Piensan que encontraron gas”. El Padre Baker no abandonó el altar, sino terminó todas las oraciones ante el Santísimo Sacramento con una fervorosa acción de gracias. Cuando llegó al pie del pozo, los que con él habían estado en la Bendición se habían reunido alrededor del área de trabajo, en el campo de la parroquia, deseosos de ver el resultado. Pero, aunque los obreros habían mostrado al Padre Baker las señales del gas que habían encontrado, él insistió para que parasen con el trabajo de aquel día, por ser ya tarde. Sin duda el Padre Baker tenía muchas gracias a dar a Nuestra Señora de la Victoria en aquella noche. Cuando, en la mañana siguiente, los obreros se presentaron al trabajo, la excitación era palpable. Varios centenares de familias y personas de la tierra se habían reunido allí, cada uno intentando ansiosamente obtener un buen sitio para ver el acontecimiento. Los hombres empezaron a trabajar las perforadoras, y con menos de sesenta centímetros de perforación, fue cuando el gas explotó, lanzando al aire un jacto de agua que alcanzó 27 metros de altura. A pesar de, en esta explosión, haber fallecido una alma, tres niños pequeños que habían estado bastante heridos – y hasta uno de ellos que fue lanzado 17 metros al aire – recuperaron admirablemente, bajo las oraciones y cuidados del Padre Baker. El pozo de gas, y un segundo más que fue encontrado en las proximidades en los años siguientes, han continuado a producir durante más de 120 años, proporcionando el complexo de la basílica, hospitales, escuelas, etc. que pertenecen al barrio de Nuestra Señora de la Victoria, en Lackawanna, Nueva York (próximo de Buffalo). Este lugar extraordinario – que sólo un rio separa del Centro de Fátima – es un símbolo de la plenitud de gracias que Dios quiere conceder a Sus hijos a través de Nuestra Señora: aunque el día 22 de agosto – fecha del descubrimiento, en 1891 – no fuese, en esa época, día de fiesta y señalado como tal en el calendario litúrgico, ahora observamos la fecha como siendo la Fiesta del Inmaculado Corazón de María. Así, también confirma claramente las palabras de Nuestra Señora a Sor Lucía en 1936: “quiero que toda Mi Iglesia reconozca esa consagración como un triunfo del Inmaculado Corazón de María, para después extender su culto y poner, al lado de la devoción de Mi Corazón divino, la devoción a este Corazón Inmaculado”. Se podrá ponderar acerca de la confianza que el Padre Baker tenía en Nuestra Señora de la Victoria: ¿Qué sucedería, si no hubiese ningún descubrimiento miraculoso de gas natural? ¿No sufriría él – y Nuestra Señora – una humiliación pública? Pero tal vez sea precisamente eso lo que Dios quiere de nosotros: que tengamos el ánimo de arriesgar, por Él, nuestro prestigio social. Cuando se presta un homenaje público a Dios Todopoderoso, es como si el hombre, efectivamente, dijese: ‘Yo, por mí propio, nada 2 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg40.pdf puedo hacer’ Y es sólo entonces que Dios puede mostrar tanto Su omnipotencia infinita como Su Amor por el hombre. Nuestra Señora quiere procesiones Una procesión pública es uno de los mayores honores que el hombre puede ofrecer a Dios; es un tipo de oración que, en horas de necesidad, ha ganado para el hombre muchas bendiciones de Dios. Ciudades han sido salvadas e inundaciones han sido evitadas por medio de procesiones y oraciones públicas. San Luís, Rey de Francia, ordenó que se hicieran muchas procesiones durante su Cruzada en la Tierra Santa. El Centro de Fátima participando en una Procesión del Rosario al Vaticano. De una vez, un buen sacerdote que estaba en su buque le contó que, en su parroquia, siempre que tenían problemas con sequías o lluvia excesiva – de hecho, en cualquier problema – organizaba tres procesiones en tres Sábados, y Dios y Su Madre Santísima inmediatamente los libraban del problema. En aquel momento, los buques estaban sufriendo de falta de viento, y San Luís ordenó inmediatamente que se hiciese una procesión solemne, caminando alrededor de la cubierta de su buque. Dios oyó casi inmediatamente sus oraciones; y en varias otras ocasiones, según narra su biógrafo, San Luís ordenó esta “arma espiritual”, obteniendo siempre el resultado deseado. 3 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg40.pdf Es el deseo de Dios que sea honrado públicamente, para que todos conozcan Su poder. La primera procesión es bíblica y fue efectuada por los Israelitas en la tomada de Jericó (Josué 6), “para que todo el pueblo de la tierra pueda conocer la mano poderosísima del Señor, y para que vosotros también temáis el Señor vuestro Dios para siempre”. (Josué 4:25). Dios también quiere que Nuestra Señora sea honrada: Su Criatura Más Perfecta, Su Madre, Su Esposa manifiesta la amorosa compasión y misericordia de Dios. Cuando Santa Bernardita preguntó a la ‘hermosa Señora’ qué es que Ella quería, Nuestra Señora de Lourdes respondió: “Que vengan las procesiones”. Como incentivo para atraer todos a aquel lugar, Nuestra Señora les ofreció la fuente milagrosa; sin embargo, la mayor parte de los milagros obtenidos en Lourdes no suceden en los baños, sino durante las Procesiones Eucarísticas. Pero todos que van allá lo hacen para declarar: “Mi único auxilio llega a través de Ti”. Más recientemente, Dios confirmó de nuevo que Él quiere que Su Madre sea honrada públicamente. Durante la cuarta aparición de Nuestra Señora de Fátima, el 19 de agosto de 1917, cuando Nuestra Señora encontró los pastorcitos en Valinhos, Lucía le preguntó qué se harían con el dinero que las personas dejaban en la Cova da Iria. Y la Señora indicó a Lucía que hiciesen dos literas para la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario: una para las niñas llevar, y otra para Francisco llevar con tres niños más. Indicó también que las niñas deberían ir vestidas de blanco. La imitación de las procesiones de Fátima: Una invitación Con todo el honor, amor y obediencia a Nuestra Señora y a Nuestro Señor; y con todo el adecuado temor de Dios, el Centro de Fátima abrirá su Conferencia ¡Fátima: El camino a la Paz!, que durará una semana, el 8 de septiembre de 2013 (Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora), con una procesión para pedir a Dios la gracia de obtener la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, tal como Nuestra Señora indicó en las apariciones de Fátima. Aun si Usted no puede asistir a todas las sesiones de la Conferencia, esperamos que se una a nosotros en esta procesión pública por las calles y a lo largo del rio en Niagara Falls, en una extensión de una milla. Le pedimos traer vestido algo que sea blanco, especialmente guantes blancos, si los tenga, ayudándonos a aumentar la solemnidad de la procesión; también es bonito si trae flores, mientras acompañamos la Imagen de la Virgen Peregrina a lo largo de esta ruta. 4 http://www.fatima.org/span/crusader/cr106/cr106pg40.pdf