EL CHISTE COMO HECHO DE LENGUAJE Y LA INTERPRETACIÓN VANESA GLAUBACH Lo que se dice a partir de lo inconsciente participa del equívoco, que es el principio del chiste –equivalencia del sonido y del sentido. He ahí en nombre de qué creí poder adelantar que el inconsciente estaba estructurado como un lenguaje. Jacques Lacan, Seminario XXIV En “El chiste y su relación con lo inconsciente” Freud comienza buscando en la técnica del chiste su esencia, motivo que lo lleva a exponer una gran variedad de ejemplos que utiliza para dar cuenta de las distintas técnicas de las que se sirve el chiste para su formación. Una de las fuentes de las que parte para esclarecer la cuestión del chiste (Witz) es de Heinrich Heine, de quien toma su primer ejemplo, el famillonario, planteando que se trata de una forma determinada de expresar un pensamiento, y es en la particularidad de ese modo de expresión donde va a ubicar la técnica de este chiste, a la que dará el nombre de Condensación 1 con Formación Sustitutiva. Dirá que se trata de un chiste en la palabra y no de un chiste en el pensamiento, y esto lo sostiene demostrando que el pensamiento allí expresado pierde el carácter de chiste si se descompone la frase, si se desanuda el proceso condensador. De ahí parte, y en adelante pondrá todo su empeño en mostrar los diversos modos en que se puede jugar con las palabras: descomponerlas, alterarlas, fragmentarlas, encastrarlas, combinarlas, jugar con los sonidos y los significados, con el sentido y el sinsentido, y en este juego se produce algo de placer. Por eso se remite a la época en que el niño aprende a manejar el léxico de su lengua materna, ya que en ese momento ¨…le depara un manifiesto contento experimentar jugando con ese material, y entrama las palabras sin atenerse a la condición del sentido, a fin de alcanzar el efecto placentero de la rima o el ritmo. Este contento le es prohibido poco a poco, hasta que finalmente sólo le restan como permitidas las conexiones entre las palabras provistas de sentido”.1 Claramente se ve aquí la relación del chiste con la adquisición de la lengua, el puro placer lúdico del significante como fuente primitiva de placer. Es a esta fuente de placer, dice Freud, a la que de a poco se irá renunciando, ya que en el adulto no está bien visto, y hasta parece poco serio, el juego con las palabras y con los pensamientos. Pero la renuncia al placer no es cosa fácil, y el chiste es un excelente recurso para conseguir placer de aquellas fuentes sometidas a la represión. Aquí ubicará Freud el carácter esencial del chiste, en “el compromiso operado por el trabajo del chiste entre los requerimientos de la crítica racional y la pulsión a no renunciar al antiguo placer obtenido en la palabra y el disparate”.2 Freud llega a decir que “aunque el trabajo del chiste es un excelente camino para ganar placer desde los procesos psíquicos, se ve que no todos los seres humanos son capaces 1. Freud, S., ¨El chiste y su relación con lo inconscientes, en Obras completas, t. VIII, Buenos Aires, Amorrortu. 2. Freud, S., ¨El chiste y su relación con lo inconscientes, en Obras completas, t. VIII, Buenos Aires, Amorrortu. en igual manera de valerse de este medio”. Se puede pensar el chiste, entonces, como uno de los modos singulares de un sujeto de recuperar placer. Pero también se trata de un saber hacer, y esto se lee en Freud: un saber hacer con el significante. En el seminario 5 Lacan retoma el Witz poniendo el énfasis en la técnica significante tomando, de este modo, cierta distancia respecto de Freud que, si bien hace todo un desarrollo lingüístico del chiste, no descuida el aspecto económico. Lacan comienza diciendo: “Empezaré mostrándoles… lo que hace que la agudeza sea la mejor entrada para nuestro objeto, a saber, las formaciones del inconsciente. No sólo es la mejor entrada sino la forma más notoria en que el propio Freud nos indica las relaciones del inconsciente con el significante y sus técnicas”.3 A la altura de este seminario Lacan postula al inconsciente estructurado como un lenguaje, regido por las leyes de la metáfora y la metonimia, conceptualización lacaniana de la condensación y el desplazamiento freudianos. Si en aquella se trata de la sustitución de una palabra por otra y de la creación del sentido, la metonimia en cambio se apoya en la conexión de las palabras y en el deslizamiento de la significación. Son estas mismas leyes las que Freud reconoce en la estructura de la agudeza, y las que darán lugar a la articulación significante –articulación que dará lugar a la existencia de la cadena significante. Es aquí, en lo intervalar de la cadena significante a la que un sujeto adviene, donde el analista va a intervenir. En este mismo seminario, es a raíz de lo que tiene para decir sobre la agudeza que Lacan inicia la construcción del grafo del deseo. Afirma que ella actúa en el juego entre el mensaje y el código y en el retorno desde el código al mensaje. Se trata del Otro (A) como lugar del código, tesoro del significante, y el mensaje como significado del Otro, s (A), que implica la puntuación donde la significación se constituye como producto terminado –anterior a esto, tenemos la significación en estado de vacilación. Es el Otro que sanciona un decir retroactivamente. Es aquí, en el lugar del mensaje, donde Lacan va a ubicar la agudeza junto con las otras formaciones del inconsciente, destacando que se trata de un mensaje que interroga al Otro en relación al poco sentido y afirmando que para que la agudeza se constituya como tal, es necesaria la sanción del Otro: sólo así el chiste queda logrado. De ahí que la dimensión del Otro sea esencial en el chiste, ya que es tanto aquel a quien el sujeto le propone el chiste como aquel que se encarga de sancionarlo como tal. Dice Lacan: “Si no hubiera… lo que se produce en el nivel de la conjunción significante… y todo lo que ésta desarrolla porque participa de las dimensiones fundamentales del significante, o sea, la metáfora y la metonimia, no habría ninguna sanción posible de la agudeza. No habría ninguna forma de distinguirla de lo cómico, de la broma o de un fenómeno de risa en bruto”.4 Retomando el famillonario, es evidente que se trata de un neologismo, un significante que escapa al código, un sinsentido que aspira al sentido y que, en su diferencia respecto del código, cobra valor de mensaje. A esto se refiere Lacan cuando propone la agudeza como un mensaje inesperado, novedoso, que viola el código del Otro. Se trata de la creación de un significante nuevo que, en el mismo momento en que es reconocido por el Otro, se constituye como mensaje y queda incluido en el tesoro significante. Pero previamente no estaba allí, y esto no hace otra cosa sino dar testimonio de que el Otro 3. Lacan, J., El seminario, Libro 5, Las formaciones del inconciente, Buenos Aires, Paidós. 4. Ibid. no tiene todos los significantes. Podría decirse que es la incompletud del Otro lo que se verifica en la agudeza. Y es en relación a esto que Lacan introduce en el grafo el piso de la enunciación. Digamos que si el Otro tuviera todos los significantes, el sujeto estaría condenado a quedar alienado a los significantes del Otro -y el análisis no tendría sentido, si es que tiene alguno. Es en este sentido que el analista puede intervenir, vía la interpretación, valiéndose de la equivocidad significante para producir un corte entre el sujeto y su Otro. Es claro por esta vía que la interpretación, que se dirige al sujeto y apunta a restar sentido, va en sentido contrario a la alienación, ya que interviniendo en los significantes que determinan a un sujeto, la interpretación apunta a conmover la relación del sujeto y el A, provoca la vacilación del discurso del Otro. Como plantea Lacan en el seminario 11, se trata de la reducción de los significantes a su sinsentido para así encontrar los determinantes de toda la conducta del sujeto. Todo esto permite ver algún punto de encuentro entre el chiste y la interpretación. ¿Qué se puede pesquisar en la interpretación del analista vía el equívoco sino que ésta tiene estructura de chiste, y que es al sinsentido del significante -tal como lo vemos funcionar en el Witz- a donde apunta el analista con su intervención?. Así lo postula Lacan en La tercera, donde afirma que la interpretación no es interpretación de sentido sino juego con el equívoco, motivo que lo condujo a poner el acento sobre el significante en la lengua. Por lo tanto, juego con el equívoco tanto en el chiste como en la interpretación. En ambos casos se pueden torcer las palabras, equivocar el sentido: esto se ve claramente en el chiste del Becerro de Oro que trabaja Freud y retoma Lacan en el seminario 5, donde dice que se trata de un término tomado en un plano distinto de aquel en el que fue emitido. Para concluir, me pregunto si podría pensarse la interpretación, aquella que apunta al equívoco, como un chiste del analista. Se me ocurre que una vía posible para pensar esta pregunta es tomar aquello que propone Lacan en Radiofonía y Televisión cuando dice que el chiste es lapsus calculado, aquel que le gana de mano al inconsciente. BIBLIOGRAFÍA Freud, S. “El chiste y su relación con el inconsciente”, Obras Completas, Vol. VIII. Amorrortu. Freud, S. “El humor”. Obras completas, Vol. XXI. Amorrortu. Freud, S. “La represión”. Obras completas, Vol. XIV. Amorrortu. Freud, S. “Lo inconsciente”. Obras completas, Vol. XIV. Amorrortu. Lacan, J. El seminario, Libro IV, La relación de objeto. Buenos Aires, Paidós. Lacan, J. El seminario, Libro V, Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires, Paidós. Lacan, J. El seminario, Libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós. Lacan, J. El seminario, Libro XVI. De un otro al Otro. Buenos Aires, Paidós. Lacan, J. Seminario XXIV. Edición no oficial Lacan, J. “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”, Escritos 1. Lacan, J. “Intervenciones y textos 2”, La tercera. Buenos Aires, Manantial. Lacan, J. Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión. Barcelona, Anagrama. Miller, J. A. Lectura del seminario 5 de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós.