ANEXO 3. Yomaira Nací en Bogotá, a los 10 años comencé a sentir que no era un niño. Antes de cumplir los 20 años trabajé en una empresa de sistemas, de digitadora y vendiendo computadores por partes en una empresa. Inicié estudiando ingeniería de alimentos en la Universidad INCCA, de ahí me retiré, me dije que eso no era lo mío. Yo estudiaba era porque mi papá quería que estudiara una ingeniería que para que estudiara algo que me diera plata, pero mis proyectos eran otros, yo no me hallaba de ingeniera por ahí en una empresa, y vestida de hombre menos. A los 20 años, me retiré de la universidad, aparte de irme de la casa a hacer vida con un amigo, un novio que tenía a escondidas. Antes de eso, nunca le dije nada a mis papás, yo solo tengo una hermana, siempre jugábamos, nosotras las dos menores, pero no, lo veían como normal, ella la única mujer y yo… yo era como la compañía de ella, pues en la casa no lo veían así como raro, pues siempre éramos nosotras las dos menores, mi hermana y yo. Cuando me fui de la casa, mi familia estaba preocupada, que por qué yo me había ido y entonces yo salí del closet y me declaré totalmente, me decían que volviera y que volviera, yo no vuelvo. Ya di el paso y no, eso era lo que yo quería, mi espacio y ser yo. En toda casa existen normas y hay que regirse a ellas. Mi mamá más linda, fue a donde yo vivía, me buscó y me preguntó que qué me pasaba, que en qué problema estaba metida, que qué tenía, y yo nada, lo que pasa es que esto, esto, esto y ya. Mi mamá toda divina dijo –el dolor que tuve para tener a siete lo tuve para tenerla a usted también, en la vida no me le baje la cabeza a nadie, no me le tiene que echar cabeza a nadie, no tiene porque hacerlo–. Haberme dicho mi mamá eso, me cogió el mundo a dos manos. Mi familia siempre estuvo apoyándome, toda la vida me han apoyado, nunca me han dejado sola, uno con que tenga el apoyo en su casa, el resto le vale cinco. Para mí el temor era mi casa, en mi casa ya supieron y todos me apoyaron; dos, tres hermanos míos dijeron que ya sabían, pero nunca se habían atrevido a decirme algo. En el momento que me fui de la casa (20 años), decidí transformar mi cuerpo, me hacía polvitos, las cejas, me aplicaba pestañina transparente y así llegaba a presentarme a mi casa (casa de los padres), mi familia no me dijo nada, siempre me ha apoyado. Yo nunca tuve así amigas (transgénero), después de los 20 años, conocí a Chela y a todas ellas, de ahí antes yo no, yo era muy sola. De amigas tengo dos, Chela y Jas. Cuando me aplicaba las hormonas, Chela era la que me ayudaba, me decía que me aplicara proginol, propoyera, todos esos estrógenos, que me los aplicara cada dos o tres días, cada vez que tenía plata yo era chúceme y chúceme (inyección de hormonas). El busto lo tengo por hormonas, la cola si me la operé hace 10 años en una empresa privada, me costó 4 millones, nunca fui a ninguna otra parte, pues yo no soy muy dada a las cirugías, por todo y por tanta cosa que dice la gente y todo eso. Cuando inicié mi proceso de transformación, la gente no lo creía, pues de verme desde pequeñitica y verme crecer, pues claro… yo me crecí y ya cuando me vieron transformada y todo, y preguntaban entonces – ¿será o no será?– pero el trato fue bueno. Mis relaciones sentimentales han sido desastrosas, yo he sido muy… no complicada, yo soy como muy exigente, a mi las cosa me funcionan o no me funciona, sino no, yo no soy de mantener hombres ni todas esas cosas, yo no. El trabaja y colabora o sino aquí no… ellos me dicen que no sea así, que no consiguen trabajo, trabajo hay, otra cosa es que no quieran trabajar. Tuve a uno que no quería buscar trabajo por ahí, le busqué lavando carros y me dijo que no iba a trabajar en eso, yo le pregunté que poer qué no, yo no le veo nada de malo y él que no, entonces chao, coja su ropita, tome sus cosas y adiós. Yo de mantener no y menos que sean viciosos y todo eso, menos; a mí las relaciones me duran muy poco por eso. Yo salí de mi casa a la deriva, a la sombra del muchacho con el que me fui a vivir; no sabía nada de peluquería, me metí a las peluquerías a trabajar de auxiliar y en eso fui aprendiendo y en menos de seis meses ya estaba cortando cabello, claro que salí mentalizada a la plata, yo no me puedo quedar acá porque imagínese, corra arriendo y gastos. Para tener mis cosas, todo ha sido con esfuercito, además que he sido muy centrada en mis cosas, siempre he tenido los pies sobre la tierra, siempre he sabido lo que he querido. He rumbeado y todo, he hecho cosas, pero de todos modos, muy consciente, primero mi trabajo, ahorrar lo de un arriendo para no estar por allá golpeando que es que me echaron porque no pagué, no. No tuviera para comer pero sí para pagar el arriendo de mi casa y ya lo que me sobrara si rumbeaba, salía o por ahí conseguía unos que me gastaban algo, pero de resto no. Con mis vecinos tengo buenas relaciones, toda la vida viviendo acá, duré unos años sin vivir por aquí pero cuando regresé el trato fue igual. Malos tratos ocurren todos los días, usted siempre encuentra alguien que tiene que decir estupideces, que la gente no puede quedar tranquila ni nada, yo a eso no le paro bolas. De todos modos pienso que son las bases que le dan a uno ahí en su casa, a mí me da pesar con mucha loca (personas gays y/o transgénero) que por lo menos no las apoyan en la casa, ya entonces viene la prostitución, las drogas, consiguen la plata muy fácil y de ahí viene la cantidad de cosas, en cambio uno debe estudiar, su casa tenerle respeto a la gente, hay unas que las botan a los 14 o 15 años, no saben cómo hacer su vida y se las arreglan como pueden, entonces se ponen a conseguir, que en la prostitución que es lo más fácil y en eso van y vienen las drogas detrás y después les vale cinco, permanecen en la calle, igual se ponen a insultar y tratar mal a quien sea. Ahí viene el respeto, de la gente hacia uno, cuando a mí la gente me ve ahí sentada, sin nada que hacer, yo me siento a fumar ahí sentadita y a echar ojo a todos esos gamines del parque y todo eso, pero de ahí no a fastidiar a toda la gente o algo por el estilo no, por ahí uno ayuda a echar ojo a un pollo chuzco, pero yo de ponerme a pispear no (decir piropos o llamarlo), de pensar que se me venga y me insulte o algo no. El que quiere llega, es como todo. Pero eso de uno estar fastidiando a la gente no, si a uno le fastidia estas por ahí parado esperando y tiene que pasar un malparido y que le diga cosas a uno sin estarles diciendo nada, yo pienso que también la gente se molesta, que pasen tranquilos y uno les haga –psss venga– entonces eso es molesto. Llevo siete meses acá en el barrio la Giralda, antes, yo no tenía peluquería, yo trabajaba sobre la carrera 100 al frente de Mercafam, en la peluquería Moticas con Hugo. He vivido toda la vida en Fontibón, ahora vivo con mi papá porque mi mamá murió en noviembre (2014), yo vivo por los lados de la empresa de Coca.Cola, cuando vivía con mi novio, viví en distintas partes de Fontibón.