Parálisis política en Japón En septiembre de 2006, el carismático primer ministro japonés y líder del PLD, Junichiro Koizumi, abandonó su cargo y depositó en su sucesor, Shinzo Abe, la herencia de transformar su partido, y por ende, la lógica tradicional del sistema político a favor de lo cual la sociedad japonesa se había pronunciado mediante un apoyo masivo a los postulados del presidente saliente. Sin embargo, el Gabinete liderado por Abe no fue capaz de gestionar su capital de popularidad. Durante 2007, se sucedieron los escándalos de corrupción y los errores de gestión, que minaron la confianza hacia el partido gobernante. Se rompió el hechizo de Koizumi y el PLD perdió su encanto. En las elecciones que debían renovar la mitad de la cámara alta el PDJ, en la oposición, obtuvo un espléndido resultado que le dio el control de la cámara y la posibilidad de bloquear el proceso legislativo. El presente artículo analiza el contexto en el que Abe toma el poder y su caída en barrena, que le llevó a la dimisión al año de su investidura. También reflexiona sobre los efectos del proceso en el sistema político, pendiente de una reforma que no termina de llegar. Durante sus cinco años y medio en el poder (2001-06), una duración excepcional en la política japonesa (piénsese que entre 1989 y 2001 hubo diez primeros ministros), Koizumi se propuso transformar el país. Quizá el alcance de sus reformas fue menor del que pretendió, pero lo cierto es que, cuando dejó el gobierno, la economía había vuelto a crecer después de 15 años de estancamiento y la política parecía tomar una nueva dirección. Cuando Koizumi decidió convocar elecciones anticipadas en septiembre de 2005, después de que parlamentarios de su propio partido hubieran votado en contra de su propuesta de privatización de los servicios postales, no sólo no provocó la ruptura del PLD que algunos temieron sino que consiguió para éste una rotunda victoria. Koizumi logró lo imposible: convencer al electorado de que el PLD, el partido que se había opuesto a sus iniciativas de reforma, era el partido del cambio. Con el control por parte de los liberales de más del 60% de los escaños de la Cámara Baja (y una mayoría de dos tercios si se suman los diputados de su socio de coalición, Komeito), algunos observadores llegaron a declarar el nacimiento del “sistema de 2005” como sustituto del viejo “sistema de 1955”, año en que se creó el PLD y desde cuya fecha ha gobernado excepto unos meses entre 1993 y 1994. Anuario Resumen Introducción En septiembre de 2006 un nuevo líder se hacía con las riendas del gobierno japonés: Shinzo Abe. Con 52 años de edad, Abe se convertía en el primer ministro más joven que ha tenido Japón en más de seis décadas, y el primero nacido después de la guerra. Abe sucedía a Junichiro Koizumi, quien, a pesar de su extraordinaria popularidad y de haber conseguido sólo un año antes la mayor victoria electoral del Partido Liberal Democrático (PLD) en su historia, ya había anunciado que abandonaría la vida política al concluir su último mandato como presidente del partido. No pasaría mucho tiempo antes de producirse otro llamativo vuelco, esta vez inverso: en las elecciones al Senado de julio de 2007, el PLD obtuvo la mayor derrota electoral desde su fundación en 1955. Abe presentó su dimisión en septiembre, dos semanas antes de cumplir su primer aniversario al frente del gobierno. ¿Qué ha ocurrido en Japón entre 2005 y 2007 para producir semejante oscilación? ¿Ha sido sólo Abe el responsable? ¿Retrocede el cambio político después de las reformas de Koizumi? ¿O realmente esas reformas nunca fueron tales?. Koizumi parecía haber convencido a la sociedad japonesa de la inevitabilidad de las reformas; también a su sucesor. Nada más tomar posesión de su cargo, Abe propuso una ambiciosa modernización del sistema de posguerra por su “incapacidad para adaptarse a los grandes cambios del siglo XXI”. Dada la necesidad de orientar al país hacia un “nuevo rumbo”, en su primer discurso en la Dieta como primer ministro, Abe se comprometió a “formular un proyecto de nación que nos permita afrontar los desafíos de los próximos 50-100 años”. Declaraciones como éstas no eliminaban sin embargo las dudas sobre su liderazgo. Aunque heredero de una conocida dinastía política (que incluye a su abuelo Nobusuke Kishi, primer ministro de 1957 a 1960), Abe había tenido una limitada experiencia como dirigente de su partido (entró en el Parlamento en 1993) y nunca ocupó un ministerio relevante en los gabinetes de Koizumi. Su popularidad aumentó a partir de 2002 por la gestión de la crisis con Corea del Norte, de la que él fue la cara más visible, pero nunca tuvo el carisma de Koizumi. Dos grandes interrogantes se cernían sobre Abe al llegar al poder: si, en respuesta a las expectativas populares de cambio, continuaría avanzando en la siguiente fase de reformas 137 ASIA PACIFICO Fernando Delage Director del centro de Casa Asia en Madrid Política y seguridad menos hasta 2010, y es arriesgado en cualquier caso someter de nuevo al PLD al juicio de los votantes. El sistema político se encuentra así en una situación de bloqueo (la oposición puede vetar cualquier iniciativa legislativa del gobierno), pero también de aparente retroceso con respecto a la evolución del último lustro. Hace sólo unos años parecía avanzarse hacia la gradual consolidación de un sistema bipartidista, hacia un PLD en el que las facciones habían perLa reacción de los votantes fue contundente: como ya se dido su antigua influencia, y hacia una estructura institucioha mencionado, el PLD obtuvo una derrota histórica sólo nal que había reforzado la figura del primer ministro y, en dos años después de que Koizumi le hubiera proporcionado términos más generales, el poder de la clase política sobre su mayor triunfo electoral. Abe decidió no dimitir tras conolos altos funcionarios. Todos esos avances están hoy en ducerse los resultados, pero la pérdida de confianza popular y da, y agravados por ese escela oposición del Partido Democrático de Japón (PDJ), que pa- “Dos grandes interrogantes se cernían sobre nario de parálisis política en un Abe al llegar al poder: si, en respuesta momento en el que hay que saba a controlar la Cámara Alta, a las expectativas populares de cambio, tomar importantes decisiones le llevarían a cambiar de opicontinuaría avanzando en la siguiente fase tanto respecto a la economía nión en pocas semanas. El 12 como a la política exterior. de septiembre presentó repende reformas económicas; y, en segundo tinamente su dimisión, agravanlugar, si contribuiría a consolidar los Después de más de cinco años do la crisis de un PLD ya duracambios introducidos por Koizumi en de crecimiento lento pero sosmente golpeado por el fracaso el funcionamiento del sistema político tenido Japón afronta un riesgo electoral de julio. Y lo que es y del PLD.” real de desaceleración. La transmás grave, los acontecimientos formación del mercado laboral como consecuencia del envedaban a entender que, lejos de haber modificado las reglas jecimiento de la población, la gigantesca deuda pública (la del juego de la política japonesa, Koizumi no habría sido mayor del mundo industrializado), el escaso aumento de la más que un paréntesis, una excepción en un sistema polítiproductividad, la caída de los sueldos y del consumo descrico que parece inmune al cambio. ben, entre otros factores, una economía que requiere de nuevas medidas para fomentar la innovación y la competenLa sustitución de Abe por un experimentado dirigente del cia. Por otra parte, factores externos como el ascenso de PLD, Yasuo Fukuda, no resuelve la situación inédita en que China, la crisis nuclear norcoreana y la tensión en el Estrecho se encuentra la política japonesa: por primera vez un partide Taiwan, el regionalismo económico asiático, o las dudas do en el gobierno no controla ambas cámaras. Es una situasobre la evolución futura de la diplomacia norteamericana, ción no prevista por la Constitución y que, además, no obligan a Japón desde hace unos años a redefinir su política puede superarse mediante una convocatoria de elecciones exterior y de seguridad. Tanto las reformas económicas como anticipadas: el Senado estará en manos de la oposición al la readaptación de su papel internacional requieren un claro consenso interno y un liderazgo político fuerte, requisitos GRÁFICO 1. Composición de la Cámara Alta japonesa ambos ausentes en las actuales circunstancias. económicas; y, en segundo lugar, si contribuiría a consolidar los cambios introducidos por Koizumi en el funcionamiento del sistema político y del PLD. Dada la proximidad de las elecciones al Senado (julio de 2007), Abe contaba con un breve margen de maniobra para demostrar su capacidad y afirmar su liderazgo. Los errores de Abe Como es bien conocido, Koizumi hizo de las reformas económicas el eje central de su acción de gobierno. Repetidamente advirtió de que no podría haber crecimiento sin cambios estructurales, y sus principales objetivos se centraron en reducir el gasto público en infraestructuras, acabar con el exceso de regulación y privatizar las empresas públicas y semipúblicas. La privatización de los servicios postales, su principal logro, abrió el camino a la fase siguiente de las reformas, pero Abe optó por seguir otras prioridades. Fuente: The Economist 138 Las expectativas que despertó su viaje a Beijing sólo una semana después de su nombramiento, y que permitió la reanuda- Aunque se esperaba que el PLD perdiera las elecciones del 29 de julio, el margen de la derrota superó todas las predicciones. Los liberales sólo obtuvieron 37 de los 121 escaños que debían renovarse (la mitad de la Cámara), mientras que perdió 27 de los que controlaba con anterioridad. Su aliado en el gobierno, Komeito, perdió por su parte tres senadores. Por primera vez desde 1955, un partido de oposición, el PDJ, lograba la mayoría en la Cámara Alta, al controlar 137 de sus 242 escaños. Pese a la presión pública para que asumiera su responsabilidad y dimitiese, algunos de los principales líderes del PLD dieron su apoyo a Abe y éste decidió seguir. A finales de agosto nombró un nuevo gabinete, situando en los minis- Anuario ción oficial de unos contactos interrumpidos durante la era terios más relevantes a veteranos dirigentes del partido. PeKoizumi, se vieron pronto truncadas. Unos días más tarde, ro lo que el primer ministro no podía cambiar era el hecho Abe decidió readmitir en el PLD a una docena de los parlade que el PLD ya no controlaba la Cámara Alta, y el líder de mentarios que habían sido expulsados por Koizumi por opola oposición, Ichiro Ozawa, había encontrado la oportuninerse a la reforma postal. Tal decisión hizo caer en picado su dad de colocar a Abe entre la espada y la pared impidienpopularidad (que había arrancado con un notable 70%), y do la renovación de la ley de medidas especiales contra el ésta se debilitó aún más cuando comenzó a hacer concesioterrorismo. Esta ley, aprobada por primera vez en 2001, y nes al lobby de las grandes empresas constructoras de obras cuya validez vencía el 1 de noviembre de 2007, autoriza a públicas. Los movimientos de Abe fueron interpretados como la fuerzas de autodefensa de Japón a prestar apoyo logístiuna traición a la agenda reforco en el Océano Índico a las “Aunque se esperaba que el PLD perdiera mista de Koizumi, una política tropas aliadas en el marco de la las elecciones del 29 de julio, el margen de operación “Libertad Duradera” que los votantes habían apoyado mayoritariamente en las últimas la derrota superó todas las predicciones. (...) en Afganistán. elecciones generales. Por primera vez desde 1955, un partido El 10 de septiembre, Abe dede oposición, el PDJ, lograba la mayoría Su error más grave sin embargo fendió en la Dieta la extensión en la Cámara Alta, al controlar 137 fue el de ignorar la economía. de la ley, pero Ozawa anunció de sus 242 escaños.“ Puesto que el PIB mostraba un que el PDJ votaría en contra en crecimiento modesto pero sostenido desde 2002, quizá Abe el Senado, confiando en que ello obligaría al primer minisdio por definitivamente superada la crisis que comenzó en tro a disolver la Cámara Baja y convocar elecciones gene1990. Pero aunque la economía y los beneficios empresarales. Lo que consiguió fue que, dos días más tarde, en una riales han crecido y el desempleo ha descendido al 3,8% en improvisada rueda de prensa, Abe presentara su dimisión, 2007, la mayoría de los japoneses comparten una percepindicando que “la gente necesita un líder en el que poder ción de incertidumbre sobre su futuro. Mientras los sondeconfiar”. os de opinión indicaban que las principales preocupaciones ciudadanas eran la caída de los salarios, la desigualdad social, las pensiones o el coste de la sanidad y la educación, Fukuda entra en escena Abe dio prioridad a la política exterior, a la reforma de la Constitución y a fomentar el patriotismo en las escuelas. A finales de septiembre, el PLD eligió como nuevo presidente a Yasuo Fukuda, uno de sus más veteranos dirigenLas revelaciones de que la Administración había perdido los tes (e hijo de Takeo Fukuda, jefe del gobierno entre 1976 y datos de 50 millones de pensionistas, y la inhibición de Abe 1978). Nada más tomar posesión de su cargo como primer al respecto por ser supuestamente responsabilidad del goministro, Fukuda anunció que continuaría con las reformas bierno anterior, irritaron aún más a los japoneses. Una serie económicas y defendería la prórroga de la legislación antide escándalos de corrupción y de desafortunadas declaraterrorista. Pero aun manteniendo esos principios, estaba ciones de algunos miembros del gabinete no hicieron sino claro que Fukuda sería menos ideológico y más integrador agravar la desconfianza en su gestión. En vísperas de las que su antecesor. Su elección se debió, además de su conoelecciones al Senado, y tras sólo nueve meses en el poder, cida competencia, a su reputación como líder moderado e la popularidad de Abe había caído al 27%. inclinado al consenso. Fukuda dirige un PLD en sus horas más bajas de popularidad, acusado de incompetencia y de incapacidad para hacer frente a las preocupaciones de los ciudadanos. Enfrente tiene una oposición, el PDJ, cuyo objetivo es hacerle la vida imposible, bloqueando las iniciativas del gobierno a fin de forzar una convocatoria anticipada de elecciones. Por primera vez en su historia, el PLD tiene que trabajar con la oposición para hacer avanzar la agenda nacional. Por su parte, el PDJ tiene que convencer a la sociedad japonesa de que es un partido responsable y una genuina alternativa de gobierno. Con Fukuda como líder, los liberales confían en tener la oportunidad para demostrar una nueva manera de hacer política. El primer ministro insistió por ello en que sólo como último recurso emplearía la capacidad que la da la 139 ASIA PACIFICO Parálisis política en Japón Política y seguridad GRÁFICO 2. Opinión de los japoneses sobre su Gobierno (abril 2006-diciembre 2007) Fuente: Angus Reid Global Monitor Constitución de utilizar la mayoría de dos tercios de la Cámara Baja para superar un voto negativo del Senado. Quizá impulsado por ese espíritu de cooperación, Fukuda propició una nueva vuelta de tuerca en la crisis política japonesa cuando, a principios de noviembre, para superar la oposición en el Senado a la extensión de la ley antiterrorista, propuso la formación de un gobierno de coalición al líder del PDJ. Ichiro Ozawa le respondió afirmativamente, al pensar que era la ocasión que necesitaba su partido para transmitir la idea de que está preparado para gobernar. Pero no fue esa la opinión de los restantes dirigentes del PDJ, que denunciaron el visto bueno de Ozawa como una traición a los resultados de las elecciones de julio: los que votaron al partido querían expulsar al PLD del gobierno, no aliarse con él. Ozawa dimitió como líder del PDJ, para retractarse sólo dos días más tarde. Conscientes de que lo necesitan como cabeza de lista en las próximas elecciones generales, el partido le pidió que retirara su renuncia. Pero el resultado de esta retorcida historia es que el PDJ ha perdido su ya limitada credibilidad frente a los votantes. Si eso fue lo que pretendía, Fukuda demostró una gran habilidad: al ofrecer un gobier- 140 no de coalición, lo que consiguió fue hacer visibles las profundas divisiones internas del PDJ, provocando un giro en la percepción de la opinión pública. Cuando Fukuda llegó al poder, la cuestión era cuándo forzaría Ozawa unas elecciones generales. Los acontecimientos posteriores, que han reforzado la imagen del PDJ como un partido inmaduro e incoherente, no han hecho sino ofrecer una nueva oportunidad al PLD. En ese sentido, si el voto en las elecciones al Senado fue más un voto de castigo contra el PLD que un apoyo expreso al PDJ, las maniobras de Ozawa pueden haber resultado fatales para las perspectivas futuras del partido. El PLD ha demostrado así una vez más su extraordinaria capacidad para mantenerse en el poder. Pero ello no oculta su declive estructural ni asegura a Fukuda un largo mandato. Las circunstancias le obligaron el 11 de enero de 2008 a abandonar su actitud de consenso y utilizar los poderes constitucionales de la Cámara Baja para aprobar finalmente la extensión de la ley antiterrorista que el PDJ vetó en el Senado. Era la primera vez que se recurría a esa posibilidad desde 1951, reflejando hasta qué punto se ha roto el principio de armonía tan característico de la política japonesa. La discusión de los presupuestos para el año fiscal que comienza en abril de 2008 puede hacer que la historia se repita. El fracaso del intento de coalición no es en realidad una mala noticia; como se analizará más adelante, su concreción hubiera complicado la creación de un sistema político más coherente. Pero obliga tanto al PLD como al PDJ a redefinir sus estrategias si se quiere evitar una completa parálisis política nacional. La cuestión naturalmente es si los actuales líderes de ambos partidos tienen la voluntad necesaria para pactar. Esta sucesión de episodios es en cualquier caso desalentadora para quienes pensaban que Koizumi había transformado un sistema político anquilosado. La única lección clara de los acontecimientos de los dos últimos años es que aún no ha terminado la larga transición política japonesa: ni el PLD ni el sistema de partidos se han readaptado a una nueva era. ¿Cambios en el PLD? La dinámica interna del PLD comenzó a cambiar a partir de la reforma electoral de 1994, uno de cuyos principales obje- tivos era acabar con los distritos de candidatos múltiples, en los que miembros de un mismo partido competían entre sí. Ésta era una de las principales causas de la corrupción en el sistema político. Al establecer un sistema de circunscripciones de candidato único, la reforma buscaba debilitar el papel de las facciones (habatsu) del PLD, ya que los posibles candidatos no necesitarían contar con el apoyo de uno u otro grupo. Al mismo tiempo, la reforma prohibía expresamente las contribuciones financieras directas a las facciones. De este modo, las facciones perdieron su importancia tanto para la elección del presidente (y, por tanto, primer ministro mientras el PLD tenga mayoría parlamentaria), como para la financiación del partido, sus dos funciones tradicionales. Mantuvieron su papel, no obstante, para el reparto de otros cargos en el partido, en la Dieta y en el gobierno. Después de los acontecimientos de 1993-94, tres de las cuatro mayores facciones se escindieron, incluyendo la facción Tanaka, la que había controlado el PLD desde los años setenta hasta principios de los noventa. La pérdida de cohesión de las facciones y el aumento de su número hicieron que la negociación entre sus dirigentes ya no resultara tan 141 ASIA PACIFICO Anuario Parálisis política en Japón Política y seguridad imprescindible como antes para lograr el consenso del partido sobre los asuntos más controvertidos. El propio Koizumi, que llegó al poder con el lema de que había que “cambiar el PLD para cambiar Japón”, demostró el debilitamiento del sistema cuando obtuvo su nombramiento como presidente en 2001 en directa competencia con el candidato de la mayor facción. Pero Koizumi decidió ir más lejos, y formó sus gabinetes sin consultar a las facciones y prescindiendo del tradicional reparto de poder entre ellas. El partido lo aceptó porque Koizumi era su única tabla de salvación en 2001, pero éste siempre supo que sus grandes enemigos políticos estaban en su propia casa. No estaba claro, por tanto, que estos cambios se mantuvieran tras su marcha de la política. los funcionarios del ministerio terminaron gestionándolo e incluso utilizándolo para impulsar su propio objetivo central: recortar el gasto público. Con todo, Koizumi recurrió en ocasiones al Consejo como instrumento para impulsar sus ideas de reforma frente a la oposición de su partido. Koizumi también hizo amplio uso de la nueva Oficina del Gabinete, que permite al primer ministro contar con su propio equipo de asesores y no tener que depender por completo de los ministerios como era la norma para sus antecesores. Koizumi pudo así tomar decisiones nada fáciles como la rápida adopción de la legislación antiterrorista o el envío de tropas a Irak. Frente a la estructura clásica de unos jefes de gobierno escasamente influyentes, al estar el poder del partido controlado por las facciones y el del gobierno por los ministerios, Koizumi situó el centro de decisión en la oficina del primer ministro. Y así parece haber ocurrido. Si Abe ya demostró que dependía del partido más que Koizumi, el modus operandi del gobierno de Fukuda se parece mucho a la práctica del PLD Además de estos cambios organizativos, otra importante más tradicional. Fukuda, nombrado con el apoyo de siete novedad fue el hecho de que Koizumi supo construir su de las ocho facciones, repartió entre sus respectivos líderes liderazgo dirigiéndose de manera directa a la opinión públilos ministerios más relevantes y los principales cargos del ca. Si, además de su estilo frespartido. La vieja guardia del PLD Koizumi contribuyó a cambiar la política co y desenfadado, se enfrentano estaba tan muerta como japonesa, al demostrar que –para llegar y ba públicamente al PLD y a la muchos pensaron después de mantenerse en el poder– es necesaria una burocracia, su popularidad esKoizumi. complicidad directa con la sociedad, con taba garantizada. Pero Koizumi Además de a las facciones, Koi- unos votantes que esperan ver en sus líderes contribuyó a cambiar la política japonesa, al demostrar que — zumi se enfrentó también a las un compromiso personal con el cambio. para llegar y mantenerse en el zoku (o “tribus”), nombre con Ningún político japonés, menos aún un poder— es necesaria una comel que se conoce a aquellos primer ministro, puede ya ignorar este plicidad directa con la socieparlamentarios del PLD especiamayor peso de la opinión pública. dad, con unos votantes que eslizados en áreas políticas conperan ver en sus líderes un compromiso personal con el cretas. Las zoku suponían un obstáculo a las reformas ecocambio. Ningún político japonés, menos aún un primer minómicas al responder a los intereses del status quo. Koizumi nistro, puede ya ignorar este mayor peso de la opinión limitó su influencia, promoviendo unos cambios que daban pública. más juego a las reglas del mercado. Pero su papel no se ha visto eliminado por completo; como tampoco el de las Koizumi obligó al PLD a asumir su agenda, pero quedaba la koenkai (las redes personales de apoyo de los políticos), otro duda de si el partido la mantendría después de su retirada elemento característico de la política japonesa. La readmide la política. A Koizumi no le importó destruir la vieja essión en el PLD por parte de Abe de los expulsados por Koitructura de poder del PLD, que consideró como el principal zumi se debió de hecho a que el partido quería usar las obstáculo a la reforma, y optó por dirigirse directamente al redes clientelares de estos políticos para movilizar votos de electorado. Abe y Fukuda, en cambio, no sólo han contado cara a las elecciones del Senado. con un poder más limitado, sino que les ha correspondido dirigir un PLD dividido por los cambios de los últimos años. Consciente de que no habría reforma posible sin cambiar la Los barones del partido creen de hecho que su derrota en manera de hacer política en Japón, Koizumi también intenlas elecciones al Senado se debe en gran medida al impactó imponerse frente a la burocracia. En el marco de la reforto de las reformas económicas realizadas por los gobiernos ma administrativa puesta en marcha desde 1996, Koizumi de Koizumi. Fukuda se encuentra pues en una compromecreó el Consejo de Política Económica y Fiscal, dirigido por el tida situación: ni puede enfrentarse a los líderes de las facpropio primer ministro, en lo que representaba un esfuerzo ciones, ni tampoco puede dar marcha atrás en las grandes de supervisión y control desde el gobierno del tradicionalreformas ante el riesgo de desaceleración económica. Su mente todopoderoso Ministerio de Finanzas. Pero tampoco única ventaja, como ha ocurrido en otras ocasiones en la esta reforma logró del todo su propósito: después de obstapolítica japonesa, es la ausencia de una alternativa al PLD. culizar los intentos del Consejo de controlar el presupuesto, 142 Parálisis política en Japón Durante cerca de cuatro décadas, la política japonesa se dividió ideológicamente entre el PLD y el Partido Socialista. Pero pese a su existencia como oposición, los socialistas nunca fueron en realidad una alternativa de gobierno; era un partido muy doctrinario frente a un PLD que, sobre la base del pragmatismo, hizo del Japón de posguerra uno de los grandes éxitos económicos del siglo XX. propuesta por Fukuda hubiera producido el efecto de que el PLD atrajera gradualmente a su seno a miembros del PDJ, debilitando aún más su identidad. En otras palabras, esa coalición hubiera dejado a Japón sin una verdadera oposición, y a los electores sin alternativa a la que votar. Claro que, en cualquier caso, la evolución del PDJ es todo un enigma. Anuario El partido de Ozawa acertó en la última campaña electoral al describir un Abe desconectado de las preocupaciones de los ciudadanos y consiguió reforzar su apoyo no sólo en los distritos urbanos, sino también en las zonas rurales, tradiEl fin de la Guerra Fría y el reventón de la “economía burcionalmente controladas por el PLD. Los votantes en estas buja” transformaron el contexto del sistema político. La provincias no se han visto beneficiados por el crecimiento división interna del PLD condujo a las elecciones de 1993, de los últimos años, mientras que sí han notado el impacto de las que resultó un gobierno formado por una coalición en el recorte del gasto público realizado por los gobiernos de siete partidos. Por primera vez desde su nacimiento el de Koizumi. Pero el debilitamiento del PLD en el campo no PLD se encontró fuera del poder. Aquel heterogéneo gosignifica que la victoria del PDJ en las elecciones al Senado bierno, que sólo duró unos meses, logró la aprobación de se traduzca necesariamente en un apoyo popular al partido un nuevo sistema electoral que, al eliminar las candidaturas a largo plazo que le permita ganar las próximas elecciones múltiples de un partido en un mismo distrito, aspiraba a generales, dada su escasa cohesión. Por otra parte, el casticrear un sistema bipartidista que permitiera la alternancia go urbano al PLD se ve corregien el poder, y que obligara a los “El castigo urbano al PLD se ve corregido do por su socio en el gobierno, partidos a competir sobre la bapor su socio en el gobierno, Komeito que Komeito, que mantiene su peses de sus programas más que so en las ciudades, convirtiénsobre las redes personales de se convierte así en un partido bisagra dose en un partido bisagra insus candidatos. indispensable. (...) Podría cambiar el gobierno, teóricamente, si decidiera cambiar dispensable, lo que al mismo En 1994, el PLD pactó con el de socio de coalición y apoyar al PDJ. Pero la tiempo complica la consolidaPartido Socialista. Ello permitió complementariedad del voto rural y urbano ción de un sistema bipartidista. Komeito sí podría cambiar el su vuelta al gobierno, esta vez del PLD y Komeito refuerzan su alianza.” gobierno, teóricamente, si debajo la dirección de un primer cidiera cambiar de socio de coalición y apoyar al PDJ. Pero ministro socialista, Tomiichi Murayama. Pero como consela complementariedad del voto rural y urbano del PLD y cuencia de este acuerdo, en las elecciones de 1996 —las Komeito refuerzan su alianza. Estas circunstancias continuaprimeras bajo la nueva legislación electoral— los socialistas rán haciendo del sistema político japonés por tanto un sisprácticamente desaparecieron como partido. Algunos de tema de partido dominante. sus miembros se unieron a un pequeño grupo creado aquel mismo año, el PDJ, partido que, en lo que parecía la emergencia de ese sistema bipartidista buscado por la reforma electoral, se iría convirtiendo en la principal oposición al Conclusiones PLD. En las elecciones de 2000, el PDJ obtuvo la mitad de escaños que los liberales y, aunque no logró reducir sus difeEl enfrentamiento de Koizumi con su propio partido en 2005 rencias con éstos en 2003, su ascenso fue notable si se tiene y el apoyo masivo de los japoneses a su agenda reformista en cuenta su reciente creación. El PDJ no había contado sin hizo pensar a muchos que, después de una larga década de embargo con el “efecto Koizumi”: tras las elecciones de confusión política, comenzaba una nueva era. Los aconteci2005, su representación parlamentaria cayó de 177 a 113 mientos de los dos últimos años vienen a confirmar más bien diputados. que esa confusión no ha concluido. Koizumi se enfrentó a su partido para salvarlo, pero dejó al sistema político anclado en El problema del PDJ, además de sus diferencias internas, es un impasse estructural, del que no logra salir desde 1993. Al que sus propuestas y su base social no son muy diferentes de renovar el PLD detuvo lo que parecía su irreversible declive, las del PLD. Muchos de sus dirigentes son de hecho antiguos pero, más que haber cambiado el curso de la política japomiembros del PLD, y los votantes no terminan de ver qué nesa, sus años en el poder aparecen hoy como un parénteofrecen como alternativa. Es también un partido conservador, sis en la reconfiguración del sistema. la mayoría de cuyos miembros pertenecen a él y no al PLD por conflictos personales o por las circunstancias concretas de La pregunta ahora es cuánto puede durar Fukuda en el determinados distritos electorales. Por esta razón, la coalición poder (su popularidad cae con el transcurso de los meses) y 143 ASIA PACIFICO El bipartidismo que no llega Política y seguridad si podríamos encontrarnos ante una nueva y rápida sucesión de primeros ministros como ocurrió en los diez años anteriores a Koizumi. El PDJ controlará el Senado como mínimo hasta 2010, y unas elecciones generales anticipadas no garantizan al PLD la mayoría de dos tercios con que cuenta hoy en la Cámara Baja. Con todo, quizá el peor síntoma de la situación es que el movimiento a favor de la reforma ha perdido fuerza. Las ideas de cambio han desaparecido de la agenda nacional y, bajo la fachada de un “nuevo” PLD, las mismas viejas caras continúan dominando la política japonesa. Los liberales dependen de un voto cada vez más volátil, pero sigue sin surgir la fuerza política que pueda sustituirle en el gobierno; un panorama en definitiva incierto y sin perspectivas de solución a corto plazo, que introduce nuevos interrogantes sobre la recuperación económica y la evolución del papel internacional de Japón. 144 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS GEORGE MULGAN, Aurelia. Japan’s failed revolution: Koizumi and the politics of economic reform. Canberra: Asia Pacific Press, 2002. PEMPEL, T.J. Regime shift: Comparative dynamics of the Japanese political economy. Ithaca: Cornell University Press, 1998. SCHEINER, Ethan. Democracy without competition in Japan: Opposition failure in a one-party dominant state. Cambridge: Cambridge University Press, 2006. SCHOPPA, Leonard J. Race for the exits: The unraveling of Japan’s system of social protection. Ithaca: Cornell University Press, 2006 VOGEL, Stephen K. 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