ISBN 1669-9092 KONVERGENCIAS FILOSOFÍAS DE LA INDIA VEDANTA Y BUDISMO Helmuth Von Glassnap © Traducción: Daniel López Salort De la edición de 1995, realizada por Gastón Losier, traduzco estos párrafos del análisis de Helmuth Von Glasenapp sobre la relación entre el Vedanta y el Budismo. El original en alemán es de 1950, habiendo aparecido en edición de Wissenschaften "Akademie y Literatura" (Academia de Ciencias y Letras). En ellos se muestra claramente la diferencia entre el Vedanta y el Budismo, en cuanto a la concepción de que si hay o no un Ser, fundamento último de todo lo existente. “Vedanta y Budismo son los aspectos más destacados del pensamiento filosófico de la India. Dado que han crecido en un terreno espiritualmente igual, comparten muchas ideas básicas: ambos afirman que el universo muestra una sucesión periódica de derivados, existentes y de fuga, y que este proceso no tiene principio y fin. Ellos creen en KONVERGENCIAS, Filosofías de la India, N° 3, 2013 | 1 la causalidad que une el resultado de una acción a su causa (karman), y en el renacimiento condicionado por ese nexo. Ambos están convencidos de lo transitorio -y por lo tanto triste- de la existencia individual en el mundo, esperan obtener de forma gradual el conocimiento redentor a través de la renuncia y la meditación, y asumen la posibilidad de un estado de felicidad y serenidad, en la que todas las imperfecciones del mundo han desaparecido para siempre. La forma original de estas dos doctrinas muestra sin embargo un fuerte contraste. Los primeros Vedanta, formulados en los Upanishads, en algunos pasajes de la Mahabharata y los Puranas, y vivo aún hoy (aunque muy cambiada) como la base de varios sistemas Hinduísticos, enseña un ens realissimum (una entidad de las más altas la realidad) como la causa primordial de toda la existencia, de la cual todo ha surgido y con el que se fusiona de nuevo, ya sea temporalmente o para siempre. Con la metafísica monista del Vedanta, contrasta la filosofía de flujo del Budismo primitivo de los textos Pali, que hasta el momento florece en Ceilán, Birmania y Siam. Se enseña que en la toda realidad empírica no hay en ninguna parte nada que persiste, ni materiales ni sustancias mentales existen independientemente por sí mismos, no hay entidad original o ser primordial en cualquier forma, ni nada que se puede imaginar, de la que estas sustancias podrían estar desarrollas. Por el contrario, el mundo múltiple de elementos mentales y materiales sólo se plantea a través de la cooperación causal de los factores transitorios de la existencia (dharma) que dependen funcionalmente entre sí, es decir, la materia y el universo mental surge de la concurrencia de fuerzas que, según los budistas, no son reducibles a otra cosa. Por tanto, es evidente que la liberación del samsara, es decir, la ronda de tristeza cargada de existencia, no puede consistir en la reabsorción en una absoluta eternidad que está en la raíz de todas las multiplicidades, sino que sólo puede ser alcanzado por una extinción completa de todos los factores que condicionan los procesos que conforman la vida y el mundo. El Nirvana budista es, por tanto, no la tierra primordial, la esencia eterna -la cual está en la base de todo y de forma que todo el mundo ha surgido (el Brahman de los Upanishads)-, sino que es la inversa de todo lo que sabemos, algo completamente diferente, que debe ser caracterizado como KONVERGENCIAS, Filosofías de la India, N° 3, 2013 | 2 una nada en relación con el mundo, pero que se experimenta como la más alta felicidad por los que han llegado a la misma. Vedantistas y budistas han sido plenamente conscientes de la brecha entre sus doctrinas, un abismo que no se puede salvar más.” KONVERGENCIAS, Filosofías de la India, N° 3, 2013 | 3