EL QUECHUA Entrevista con Demetrio Túpac Yupanqui

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Revista de Estudios Cervantinos No. 4
diciembre 2007- enero 2008
www.estudioscervantinos.org
TRADUCIR EL QUIJOTE: EL QUECHUA
Entrevista con Demetrio Túpac Yupanqui
Noviembre de 2007
por Ma. Teresa Elizarrarás
Ma. Teresa Elizarrarás - Dr. Demetrio Túpac Yupanqui, es usted graduado en latín,
filosofía, teología y derecho canónico; además, se ha ocupado de la enseñanza y difusión
del quechua desde hace 50 años. ¿En qué momento de su vida (personal, profesional)
decide dedicarse a la labor de traducir y porqué?
Demetrio Túpac Yupanqui - Estimo, y no es exageración, que toda mi vida estuve
dedicado a las traducciones y al cultivo de la música. Por circunstancias culturales y
familiares, comencé a hablar el idioma quechua y el español desde mi nacimiento. Mi
madre prefería el idioma nativo del Perú, y sólo pocas personas utilizaban el español en sus
relaciones sociales y comerciales. El estudio de humanidades lo hice en latín desde los 12
años de edad en el Seminario Conciliar de San Antonio Abad del Cusco. Luego llevé
Filosofía y Teología con obligación institucional de catequizar en su idioma al nativo
andino del Cusco. En esos estudios, por la abundancia de sutilezas y problemas de
interpretación, me convertí en profesor y consultor de muchos compañeros de aprendizaje
que no entendían las explicaciones del catedrático. Tenía que traducirles el latín al
castellano y hacerles entender el contenido doctrinario de la enseñanza. En la Universidad
Católica de Lima, años después, me convertí en profesor de Quechua Ad Honorem de
muchos estudiosos de Arqueología y Etnología, los que me consultaban sobre terminología
andina e instituciones sociales. Esta actividad aumentó con los profesores que llegaron a
Lima a raíz de las persecuciones de Adolf Hitler y Francisco Franco. Posteriormente,
convertido en periodista del diario más importante de Lima, "La Prensa", continué con esa
1
misma función, realizando entrevistas a hablantes del quechua o el latín. Eso hizo que
Pedro Beltrán, director y propietario de dicho diario, además de economista singular, me
solicitara escribir y publicar lecciones de quechua que llamaron la atención del mundo
intelectual. El Instituto Cultural Peruano Norteamericano de Lima fue el primero en
organizar cursos para el público bajo mi dirección. También ofrecí cursos por televisión
durante 10 años. Enseñé en varias universidades del Perú y en la Cornell University de
Nueva York. Intervine en traducciones oficiales de mensajes presidenciales. Durante mi
gestión como Director de Prensa de Palacio de Gobierno, en el mandato del Arquitecto
Fernando Belaúnde Terry, desde las oficinas del poder ejecutivo transmití las noticias en
quechua por Radio Nacional del Perú.
MTE - Edith Grossman, traductora de Cervantes al inglés, opina que “la traducción es un
oficio extraño, generalmente apreciado por los escritores […] subvaluado por los editores y
trivializado por el mundo académico, y prácticamente ignorado por los reseñistas”1. En este
sentido, ¿cómo considera usted el oficio de traductor?
DTY - Edith Grossman tiene toda la razón. La traducción de Don Quijote, que a decir
verdad me costó sudor y sincera dedicación, para los editores parece que hubiera sido un
final de fiesta de los sábados. Al presentarlo en la Feria de Guadalajara, México, no me
mencionaron en muchas informaciones. Y en una de ellas me pusieron el seudónimo de un
músico argentino denominado Atahualpa Yupanqui. El filósofo del diario editor escribió
hasta de las ilustraciones, de los armadores de páginas y, en forma olímpica, no me
mencionó. Envié en ambos casos las reclamaciones pertinentes, que seguramente fueron al
tacho de papeles inservibles. Pero muchos escritores me reivindicaron. El artículo que
escribí dando orientaciones lingüísticas en la edición del libro fue recortado y se borró mi
firma. Y por premio total me entregaron dos ejemplares de la edición. Y mis colegas
periodistas, casi todos contemporáneos y conocedores de mi esfuerzo, tratan de ignorar el
trabajo y son generosos con extranjeros que escriben sobre algo de mi país o su idioma.
1
Grossman Edith, Traducir a Cervantes (traducción del inglés por Benjamín Valdivia), página 515 de:
Guanajuato en la geografía del Quijote. XVI Coloquio Cervantino Internacional. Museo Iconográfico del
Quijote, Centro de Estudios Cervantinos. Guanajuato, septiembre de 2006.
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MTE - Desde su particular punto de vista, ¿qué estudios y trabajos previos es conveniente
que posean los traductores del Quijote?,
DTY - Pienso que hay que tener mucha cultura, manejo y conocimiento completo del
idioma al que se deben traducir. Por supuesto se debe conocer y estudiar el medio donde
desarrolla el tema de la traducción. Y además se debe tener una clara sinceridad en trasladar
las ideas de un idioma a otro.
MTE - ¿Cuándo es que decide traducir El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha al
quechua?
DTY - La iniciativa de la traducción pertenece al vasco Don Miguel de la Quadra-Salcedo,
creador de la Ruta Quetzal. Peregrinó por el Perú y Bolivia buscando la persona apropiada
para traducir a Don Quijote con ocasión del IV Centenario de la primera edición del "Año,
1605. En Madrid, Por Juan de la Cuesta", obra genial de Don Miguel de Cervantes y
Saavedra. En su visita a la Academia de Quechua Yachay Wasi que dirijo en la Capital del
Perú, me propuso el trabajo. Lo acepté muy emocionado. Eso sucedió en los últimos meses
de 2004.
MTE - ¿Existe alguna otra traducción de don Quijote al quechua, o de otros clásicos
castellanos o mundiales?
DTY - Hasta donde tengo conocimiento no hubo traslación al Quechua de esta obra.
Tampoco hay traducciones al idioma del Tawantin Suyu de obras clásicas castellanas ni
mundiales. Hay muchas versiones parciales de algunas obras latinas. Hay que exceptuar de
esta regla las traducciones de la Biblia. Eso se debe a la fuerza de la fe de los
evangelizadores y la posibilidad económica de sus iglesias.
MTE - ¿Cuál de las versiones de don Quijote en español ha tomado usted como base para
su traducción?
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DTY - La "Edición del IV Centenario - Real Academia Española - Asociación de
Academias de la Lengua Española", publicada por Santillana en 2004, libro impreso en el
mes de octubre de ese mismo año, en los talleres Gráficos de Prol. Gráfica, San Pablo
(Brasil).
MTE - Cuando usted empieza a trabajar en la traducción, ¿lo hace pensando en un
destinatario específico? ¿Para qué lector está dedicada su traducción de Don Quijote?
DTY - Mi propósito es traducir, con fidelidad, para el quechua hablante de hoy, pero
provisto de una cultura mediana y cercana a formación universitaria. Sin embargo, está al
alcance del mundo andino en general y así lo ha recibido la crítica especializada de Bolivia
como la de mi país, el Perú. No conozco pronunciamientos de Ecuador, Colombia, Chile y
Argentina en los que también se usa el quechua.
MTE - A grandes rasgos, ¿de qué manera, abordó usted la traducción de Don Quijote?,
¿cuál fue su metodología?
DTY - El sistema usado fue primero entender claramente el mensaje original y tratar de
adecuar lo más fielmente el vocabulario necesario a la transmisión de la idea contenida en
el texto original. En esto me sirvió la técnica de interpretación y traducción de textos
bíblicos y documentos primitivos de la Iglesia Católica en los que fui preparado en el
Seminario del Cusco durante mis estudios de Teología. Hay que agregar a esto la técnica
del periodismo de hacer entender lo traducido al lector con simplicidad, exactitud y
veracidad.
MTE - ¿Podría hablarnos acerca de la recepción de Don Quijote en el Perú? Y más
específicamente, ¿cómo es la recepción de Don Quijote en los lugares donde se lee y
escribe el quechua?
DTY - La edición es de lujo, bellamente ilustrada con dibujos andinos. Pero por su costo no
está al alcance de las mayorías. Es posible que se reimprima en edición popular. Eso
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depende del editor que es el diario "El Comercio" de Lima. El Dr. Bernardo Roca Rey Miró
Quesada tiene el propósito de que el libro llegue a todas las escuelas y a las mayorías. Eso
depende de ellos. En cuanto a la receptividad de los entendidos hay muchos generosos
encomios. Por lo menos hasta hoy, no hay crítica adversa. La obra, en lo que toca a mi
persona, la presenté en la Casa de América de Madrid el 8 de junio del 2006 y en La Paz y
Cochabamba, Bolivia, en noviembre del mismo año, con general simpatía y favorables
comentarios de los medios de comunicación.
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