Título: LA MISIÓN INTERIOR SUIZO-ALEMANA

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Título: LA MISIÓN INTERIOR SUIZO-ALEMANA. PROTESTANTISMO, ESCUELA Y
SOCORROS EN LOS ORÍGENES DEL “ASILO GERMÁN FRERS” DE BARADERO (1862-1909)
Autor: Ignacio Salaberry, Licenciado en Historia (Universidad Nacional de Luján,
República Argentina).
Adscripción institucional: Escuela Normal Superior “Marcos Sastre”, Baradero
(Buenos Aires), R. Argentina
E-mail: [email protected]
Resumen
Durante el siglo XIX se establecieron en la ciudad de Buenos Aires -entre otros- alemanes
protestantes y reformados; asimismo, el pueblo del Baradero recibió a quienes crearon una variopinta
Colonia Suiza.
Con el tiempo, muchos de ellos también sufrirían la contradicción de una argentina
agroexportadora pretendiendo conducirse hacia el “progreso”, la educación y el “orden”: pobres,
marginados, enfermos, discriminados, solos. No les era fácil la integración -al castellano, al sistema
económico-social, al régimen represivo, a la religión oficial-. Ante las emergencias sociales más graves
surgían iniciativas de auxilio mutuo como el orfanato en 1909.
A propósito del caso estudiado y partiendo de una bibliografía no copiosa y fuentes inexploradas
eclesiásticas, congregacionales, escolares, municipales y familiares, caracterizamos la iglesia devenida
Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata 1: propósitos, afianzamiento, apertura, relación con los
gobiernos, organización, conflictos, liderazgo, servicios, crecimiento –geográfico y social-, aspectos
consensuales y acciones misericordiosas. Estos elementos generaron tres logros trascendentes: un
provechoso servicio pastoral itinerante, la conjunción iglesia-escuela como objetivo y tradición y, por fin,
el asilo “Germán Frers”: refugio para excluidos de aquel nuevo mundo “moderno” y violento, una funcional
institución hija de tal “progreso”. Caridad tanto dentro de la iglesia cuanto al interior de una diáspora
europea –y una República Argentina- muy vasta y despareja, con exigencias urgentes de paliativos sociales y
espirituales.
______________________________________________________
1
Actualmente, Iglesia Evangélica del Río de la Plata (I.E.R.P.).
1
El futuro nos fue confiado y está vinculado
con el destino de los pobres y sufrientes.
J. H. Wichern
En el Río de la Plata de la segunda mitad del siglo XIX, a los inmigrantes de fe
luterano-reformada también se les revelaría una profunda contradicción del discurso
dominante: la pretensión de arraigar y conservar un sistema tradicional agro-exportador
y, al mismo tiempo, conducir al país por la senda del “progreso”, la educación y el
“orden”. Al mismo tiempo que unos se enriquecían, se hacían visibles otros extranjeros
no-católicos de diversa edad y ambos sexos pobres, marginados, enfermos, solos. A ellos
y ellas tampoco les resultaba fácil la integración al idioma castellano, al peso de la
religión oficial, al modelo económico-social. En el seno de su incipiente iglesia,
surgieron iniciativas diacónicas de auxilio ante las emergencias sociales más graves. Tal,
el caso de este hogar para niños huérfanos alemanes creado desde la ciudad de Buenos
Aires cuyo origen plantea algunas preguntas: por qué fue a nacer en la campaña
bonaerense, en plena Colonia Suiza de Baradero, cómo y para qué. Surgen cuestiones
relacionadas con las características sociales y culturales de estos protestantes, las
circunstancias que acompasaron la organización de su iglesia, sus proyectos escolares,
las nacionalidades y los idiomas, la caridad. También, cuáles tensiones y acuerdos, qué
benefactores y obstáculos condicionaron la gestación del asilo y, en particular, quién era
Germán Frers y qué papel jugó en el caso que este trabajo procura historiar.
…………………………………………..
La colectividad de luteranos y reformados de Buenos Aires había ido creciendo
desde que las condiciones legales nacidas con la Revolución de Mayo de 1810 de a poco
le hicieron posible la práctica de su credo. La integraban al principio emigrados de
ciudades del Hansa Teutónica: eran mercaderes, representantes de empresas que vivían
en Buenos Aires holgadamente, científicos, militares, traficantes de armas, mercenarios
y aventureros; luego también, artesanos y trabajadores. Sus miembros más destacados
fueron consiguiendo reconocimiento y espacios para negocios, cementerio, escuela,
templo; en 1842 habían celebrado la asamblea fundacional de la Congregación
Evangélica Alemana en Buenos Aires (en adelante, CEABA).
2
Se fue creando una iglesia de inmigración (Heise, 1995), preservadora del idioma
original y el vínculo con su entidad matriz -la Iglesia de la Antigua Unión Prusiana-,
abriéndose un espacio de amparo de liberalismo y amplitud de miras que contrastó, por
ejemplo, con el férreo gobierno de Juan Manuel de Rosas. Ludwig Siegel, su primer
pastor, que en 1843 había obtenido del gobierno porteño el permiso para abrir escuela
propia, había debido convocar al educador Germán Frers a causa del creciente número de
sus alumnos. Éste era un bachiller y músico hijo de un comerciante e industrial de la zona
de Hamburgo; hablaba varios idiomas y se mostraba muy apto para enseñar Matemática,
alemán e inglés; no había querido servir al ejército danés que por aquellos años dominaba
su provincia de Holstein (Petersen de Winzer, 1974). Se dedicó a las traducciones y los
conciertos, tocando semanalmente en los templos. Ubicuo, al mismo tiempo que
frecuentaba a Manuelita Rosas era inquilino de enemigos unitarios de aquélla, la familia
Lynch Zavaleta. En 1851, había cincuenta alumnos en la escuelita de Buenos Aires con
academia de canto; dos años después, eran atendidos casi ochenta chicos (los había
también de origen hispánico), en dos clases bilingües. Por eso, al poco tiempo fueron
convocados nuevos maestros alemanes como Robert Wernicke, reemplazante de Germán
Frers cuando éste aceptó ser funcionario oficial tras la batalla de Caseros (Schmidt, 1949;
Salaberry, 2009-a).
Una vez que el rosismo fue derrotado (lo que apoyó Germán Frers, al parecer
integrando una “Legión Extranjera”), la CEABA comenzó a experimentar notables
cambios. Mostró una mayor apertura hacia la sociedad y el gobierno; aportó miembros,
por ejemplo, para la Comisión de Inmigración; apoyó iniciativas de modernización,
industrialización e instrucción. Frers, pronto vinculado con los nuevos notables de
Buenos Aires, se convirtió en administrador de la primera escuela normal de maestros
dirigida por Marcos Sastre cuando le fue aceptada su exigencia de poder leer y manejar
allí la Biblia. Ese nombramiento generó rechazos católicos pero en 1853, el gobernador
Pastor Obligado lo nombró primer Inspector General de Escuelas del Estado de BuenosAyres en ciudad y campaña. Frers aceptó, agradecido, para renunciar cuatro meses
después: ocurría que, habiendo sido pensionista y maestro particular de aquella
acaudalada familia de estancieros irlandeses, se había casado con una de sus alumnas,
previa licencia oficial. A partir de entonces, se transformó en terrateniente para
dedicarse intensivamente a la cría de ovejas introduciendo reproductores de la raza
Merino con gran suceso en la estancia “Rincón Rosario”, Partido de Baradero. En 1855,
3
se puso de acuerdo con su suegro Patricio Lynch, su concuñado militar Martín de Gainza
y otros ricos ganaderos, comerciantes, profesionales y gobernantes porteños (con apoyo
de Mariano Balcarce, representante diplomático de Buenos Aires en París y otros) para
atraer a emigrantes europeos y radicarlos en tierras comunales (Salaberry, 2009-b). La
nueva Constitución Nacional promovía esa inmigración y garantizaba la libertad de
cultos.
En el norte bonaerense, se expandía la producción lanar, agrícola y vacuna y la
explotación en chacras prometía mayor productividad, valorización de la tierra y
maximización de ganancias articulando propiedad de la tierra y colonización. La
oportunidad fue bien aprovechada por los hacendados. Frers condujo desde la capital a
las primeras familias suizo-francesas del cantón de Friburgo que llegaron en barco a
Baradero el 3 de febrero de 1856. Como audaz iniciativa empresarial municipal, la nueva
colonia suiza crecería rápida y exitosamente, también con labradores helvéticos de
habla alemana y fe protestante y aun de otros países. Amigo de Sarmiento como su
compatriota Franz Halbach (uno de los impulsores de la CEABA), Frers se convirtió
también en munícipe progresista, fundador de escuelas urbanas y rurales. En 1858, logró
que se erigiera la primera escuela rural en la Cañada Bellaca, a unas cuatro leguas de
Baradero (Salaberry, 2009-a).
Enseguida, empezaron a crecer notablemente la economía y la población de la
localidad y, en particular, del nuevo asentamiento agrícola. En las elecciones de 1859,
muchos suizos votaron: todos, por la reelección de Frers. La colonia era sostenida por los
municipales liberales, pragmáticos y de fuerte vinculación social y política con quienes
ostentaban el poder provincial. En 1861, inauguraron el nuevo templo parroquial
católico dedicado a Santiago el Apóstol, una de sus obras más preciadas. Para levantar
su exquisito púlpito, había cotizado fuertemente Frers quien, como asiduo colaborador
externo, también ofrendaría un órgano al catolicismo. En 1862, merced a otra idea suya,
la Municipalidad creó un registro de bautismos, matrimonios y defunciones de
particulares protestantes:
“… como no residía en este Partido ningún Pastor de comuniones
reformadas, tenían los particulares protestantes que autorizar casamientos ó
bautismos en vista de esa necesidad; que él había hecho varios bautismos, cuyas
partidas no podrían tener en juicio los visos de legalidad que acreditan cuando
4
son anotados en un registro competente, cuyo requisito á mas de servir para los
conocimientos estadísticos seria de mucha utilidad é importancia en el futuro
para las familias de esos bautizados, ya por herencias ó ya por otras causas. Que
por lo expuesto y mientras no existiese un Pastor protestante en este Partido,
hacía mocion porque se adoptase un libro foliado y rubricado en todas sus fojas
por el Presidente de la Municipalidad, cuyo libro estaría en poder de la misma;
debiendo acudir los interesados para asentar las partidas de bautismos,
casamientos y fallecimientos, y debiendo en los dos primeros casos firmar la
persona que autorice el acto, á mas de dos testigos, firmando también el
Presidente poniendo „Ante mí‟ antes de la firma.- discutido este punto, y previa
lectura del decreto del 28 de Octubre de 1857 relativo a los registros
parroquiales de todos los cultos, fue apoyada por unanimidad la moción del
señor Municipal Frers, encomendándole la compra de un libro aparente para
poner en práctica este acuerdo”.2
En 1863, en la Colonia Suiza de Baradero donde los protestantes constituían el
ocho por ciento de la población, algunos chacareros ya estaban haciendo fortuna y
comenzaron a solventar los viajes desde la capital, los honorarios y los gastos de
pastores itinerantes. Ese año también, murió un colono bernés inaugurando el “Libro de
Partidas de Muertos Protestantes”. A propósito del hecho, el vicario católico y por
entonces edil Francisco Bianchi impulsó la construcción de un cementerio disidente
aparte.
Frers, para expandir el sistema educativo urbano y rural, fomentaba la
colocación de maestros europeos en las nuevas escuelas baraderenses. En 1864, fue
enviado Robert Wernicke, caracterizado docente: sucedía que, ante el acentuado
crecimiento poblacional de la colonia, las autoridades habían decidido crear allí una
escuela pública “grande y elegante”. Pronto, recrudecieron las provocaciones del
párroco católico respecto de los enterramientos disidentes; surgió la alternativa de
destinar al efecto una parcela en la misma Colonia Suiza; hubo asambleas generales en
el campo y surgieron contrapropuestas unánimes formalmente aprobadas por la comuna.
Los protestantes exigían tener un cementerio propio a su modo y mostraban una
renovada organización.
2
Libro Primero de Acuerdos de la Corporación Municipal, acta del 22 de noviembre de 1862.
5
Como fruto de aquella movilización, el 25 de abril de 1866 fue fundada la
“Congregación Evangélica y Sociedad Escolar del Baradero” (en adelante, CEB), con el
objeto de “cuidar y proteger la vida moral y cristiana tanto de los miembros como de
las familias de ellos”3. Frers, Wernicke y treinta miembros más inauguraron la lista de
quienes cada año volverían a recolectar dinero con las mismas metas: escuela-capilla,
cementerio y asalariar un pastor que predicara en alemán y francés.
Como el mencionado cura atacara también la filiación religiosa del maestro
Wernicke, la corporación municipal consideró las excelentes cualidades del docente y
condenó en forma categórica la actitud sectaria del párroco-edil e incluso le retiró la
subvención para el alquiler de su casa: también Germán Frers era munícipe y,
evidentemente, más influyente. Él mismo promovió una nueva asamblea de evangélicos
para volver a discutir el asunto de las inhumaciones sospechando, como otros, “que se
había tenido la idea de alejarlos del Pueblo” (Micucci Tarsetti, 1998). Por fin, la
Municipalidad aceptó dejar el cementerio protestante en la planta urbana junto al
católico, provisto y administrado por su propia congregación para siempre. Tras nuevos y
vanos intentos de reavivar el conflicto religioso, el propio José Manuel Estrada, jefe
provincial de escuelas, dio por terminado aquel brote reaccionario apoyando firmemente
a los municipales baraderenses, de quienes había recibido una nota en la que
declaraban:
“En un país como el nuestro que si bien la religión del Estado es la
católica apostólica romana, existe la tolerancia de cultos bajo cuya libertad
afluye a nuestras playas y puebla nuestros desiertos una gran inmigración
de diversas comuniones, en la convicción que nadie podra violentar el
santuario de su conciencia, y de que sus hijos, bajo la paternal protección
del Estado, tienen los mismos derechos que los católicos para concurrir á
las escuelas publicas”.4
Los colonos congregados en la CEB salieron fortalecidos de la controversia.
Probablemente junto con Frers (presidente municipal desde 1873), Wernicke pulsaría sus
contactos en Buenos Aires en pro de la creación de una escuela confesional para
Baradero. Renació la “Sociedad Evangélica de Baradero” o “Sociedad Escuela Particular
Suiza Alemana”, con el apoyo de Frers y la municipalidad; se fundó el “Colegio Suizo” a
3
4
Archivo Parroquia Baradero (CEB). Estatuto de 1866.
Concejo Deliberante de Baradero, Libro 1°
6
partir del aporte de sesenta y tres inmigrantes: en un predio de un cuarto de hectárea
se construyó en dos meses y medio la nueva escuela-capilla, inaugurada en la Pascua de
1883 con maestro suizo y veintiséis alumnos/as que pronto llegaron a ser sesenta y tres.
Durante los siguientes veintiséis años, ocho maestros llegados desde Suiza se sucederían
para atender el colegio.5
Desde 1889, se había desencadenado en el país un proceso inflacionario que
repercutió en las economías familiares de los sectores populares produciendo un
aumento de más del 50 % en los precios de los alimentos a lo largo de los ocho años
siguientes. La provincia de Buenos Aires destinaba refuerzos presupuestarios para
educación, con subsidios a escuelas y municipios, creaciones y construcciones de
establecimientos. Se estableció desde la Dirección General de Escuelas el Consejo
General y los consejos locales, condiciones para el personal y un fondo propio (Puiggrós,
2003).
La totalidad de las congregaciones alemanas evangélicas de la región rioplatense
había sido anexada a la Iglesia Regional de Prusia. En Buenos Aires, el pastor Wilhelm
Bussmann propuso crear el Sínodo Evangélico del Río de la Plata que en 1899 realizó su
primera Asamblea General representando a treinta mil feligreses con 11 de las 13
congregaciones presentes, incluida la de Baradero (Harteneck, 2001). El objetivo era
unirlas protegiendo los intereses comunes, manteniendo los vínculos con la Alemania
unificada e integrándose mejor al ambiente argentino; también, participaban delegados
de los gobiernos alemán y suizo.
Bussmann recorría los barrios más pobres de la ciudad, visitaba los conventillos,
creó la Sociedad de Mujeres y el Hogar para Marineros con ayuda de la Sociedad para la
Diaconía de Alemania y fundó la revista eclesial 6.
Mientras, los creyentes evangélicos baraderenses mejoraban su organización,
ensanchaban su cementerio, hacían aportes dinerarios al sínodo, se abrían a todos los
cristianos que abonasen su cuota, admitían a niños de padres no-miembros y a viudas y
solteras de más de veinte años. Continuaban recibiendo visitas pastorales desde la
capital, donde sus hermanos en la fe daban forma a obras diacónicas de corte
asistencialista para socorrer a sus miembros más desfavorecidos por la situación social
vigente, como el hogar de mujeres con sus limitados esfuerzos en favor de las niñitas
huérfanas.
5
6
Museo Histórico Municipal de Baradero. Fondo Consejo Escolar.
Precursora de la actual “Vida Abundante”.
7
En 1900, se discutió en el sínodo el problema de los niños pobres desamparados.
La opción era alojar a los huérfanos varones de padres alemanes en casas de familia o
crear para ellos un asilo. Un hogar unificado protegería a los chicos de posibles abusos
como la explotación laboral, en el marco de una sólida educación integral con
perspectivas de progreso personal para formar “hombres cultos, cristianos i buenos
ciudadanos, para hacerlos entrar en la vida social como miembros útiles i estimados”.7
Se tomó como base las modernas ideas de servicio (“misión interior”) del
religioso hamburgués Johann Wichern y su “Casa Ruda”, una residencia campestre
adecuada para brindar a las numerosas víctimas infantiles del capitalismo industrial una
respuesta cristiana de promoción social y pedagógica (Janssen, 1979). El hogar,
organizado como gran familia con un régimen de amparo disciplinado, debía tener un
director o padre con su esposa e hijos y educadores-hermanos de los pupilos (con un
promedio de 10 a 12 niños o niñas por tutor). La diaconía ayudaría a construir la
congregación. Wichern, en Hamburgo, había tenido la audacia de cobijar a infantes de
ambos sexos en su “instituto de salvación, no orfanato”, con un clima bastante
democrático para los años de 1830. Pero a sus correligionarios en la Argentina de
principios del siglo XX les cupo inventar un asilo sólo para huérfanos varones y con una
organización más estricta (Salaberry, 2009-b).
Cuando recibió una circular con el interrogante de si debía construirse un asilo
para niños, la congregación de Baradero rechazó la idea. Los fieles de la próspera
colonia agrícola se diferenciaban. Pero en 1908, el “Colegio Suizo” estaba en problemas
y no por contar siete niños, nada más: resultaba difícil conseguir maestro-pastor suizo y
pagarle, había que mantener la casa y abonar dos periódicos, mientras que las cuotas de
los alumnos apenas sumaban $ 20.
En vista de todo ello, después de que el sínodo le propusiera construir su asilo en
Baradero junto a la escuela-capilla, la CEB varió su anterior posición recelosa y aprobó
el ambicioso proyecto de beneficencia alemana y protestante que acarrearía mutuas
ventajas: el “Colegio Suizo” quedaría incorporado al orfanato salvando, así, su
continuidad; incrementaría su matrícula con los niños del asilo cuyo director sería, al
mismo tiempo, maestro; se verían notablemente aliviados los costos requeridos por el
mantenimiento de la escuela; además, en la frescura del aire libre se criarían mejor
7
Archivo Hogar “Germán Frers”, dossier Lidia C. Müller.
8
esos chicos, considerados de condiciones poco saludables, y se adquiriría un espacio
agropecuario al lado de la escuela para complementar sus horas de aula u hogar.
Convocadas a colaborar, pusieron manos a la obra todas las congregaciones:
reuniones, actas, registros y una correspondencia copiosa en prolijidad y alemán gótico
rindieron gran suceso: en abril de 1909, habían sido abiertos y parcialmente llenados los
cimientos del edificio completo: una habitación espaciosa para el maestro, un gran
comedor y salón de reunión y tres amplios dormitorios con baños contiguos suficientes.
Benefactores alemanes conocidos en Buenos Aires desde antaño como Von Freeden,
Mantels, Lahusen, Hasenclever y otros de distintas nacionalidades se mostraban
generosos una vez más; pero la contribución más destacada llegó con una nota firmada
por Emilio Frers8 “en nombre de los hijos, nietos y bisnietos de Germán Frers al poner a
disposición diez mil pesos” (honrando) “los exitosos esfuerzos del fallecido por la
educación infantil en general y en especial su obrar bienhechor en Baradero y
alrededores”.9
Ese año de 1909 eran inauguradas, también en el partido, tres escuelas rurales.
El 28 de septiembre, en el cierre de su sexta reunión que sesionaba en Buenos Aires, el
Sínodo Evangélico del Río de la Plata eligió para integrar su comisión directiva al
delegado Hermann Scheitlin: todo un reconocimiento fraternal a la congregación de
Baradero. Hacia este partido viajaron enseguida en tren los miembros e invitados para la
apertura del imponente asilo de su iglesia10 que, naturalmente, se llamaría en adelante
“Germán Frers, en homenaje al nombre del primer maestro de la Escuela Parroquial en
Buenos Aires, posterior director del primer instituto de magisterio argentino y fundador
de la Colonia de Baradero, como asimismo en agradecimiento por la magnánima
donación de sus descendientes”.11 El colegio se incorporaba, así, al asilo; el destino dado
al viejo edificio de 1882 fue seguir siendo la capilla-escuela evangélica de la localidad.
Dos o tres fueron los primeros huéspedes del nuevo hogar, que sumarían diez a
fin de año y centenares, a lo largo de un siglo.
--------------------8
Hijo de Germán y entonces presidente de la Sociedad Rural Argentina por segunda vez, había sido el primer
Ministro de Agricultura de la Nación (1895). Rodolfo Frank, “Frers Emilio, abogado”. En: Academia
Nacional de Agronomía y Veterinaria, sitio Internet anav.org.ar.
9
“El Tribuno”, Baradero, 1909. Citado por Micucci Tarsetti (1998). La suma donada equivalía al precio de
unas 122 hectáreas en la zona (Salaberry, 2009-a).
10
“el primero y único existente en el país”. “El Tribuno”, Baradero, 1909. Citado por Micucci Tarsetti (1998).
11
Ibidem.
9
Concluyendo:
aquellos
protestantes
supieron
aprovechar
las
condiciones
favorables para ocupar diversos espacios en sus nuevos hábitats y así moverse cada vez
con seguridad y apertura mayores. Crearon, alrededor de su iglesia, ámbitos propios y
necesarios de servicio recíproco. Se relacionaron por conveniencia mutua con los
distintos regímenes políticos de acá, más allá de diferencias religiosas. Con sus
particularidades, no accionaron contra el poder establecido mientras éste no estorbara
sus proyectos. Sus contactos trascendían la propia iglesia y favorecían la distribución de
recursos humanos y materiales según sus necesidades. Las cuerdas de los vínculos se
iban templando con diversas tensiones, según evolucionaban la composición de la CEABA
(feligresía, pastores), las relaciones con el gobierno de turno y el desarrollo de la CEB,
dentro de una exigente realidad social. En el desarrollo de esta iglesia evangélica,
Baradero parecía presentar un matiz más plurinacional y arisco.
Algunos aspectos no evidenciaban ser materia de discusión: las cuestiones
teológicas, la adhesión al orden social establecido o las acciones misericordiosas de los
creyentes enriquecidos. Así, instituciones como el Asilo “Germán Frers” eran tenidas por
naturales y necesarias, proveedoras de cohesión y disciplina hacia adentro y afuera.
Otros elementos sí fueron manifiestos y conscientemente compartidos, lo que facilitó los
acuerdos y la creatividad: los dirigentes lucían comprometidos y defensores de los
espacios conquistados y organizados según el modelo propio, sobrellevando la censura de
los gobiernos y la religión oficial; establecieron el liderazgo de los jefes de familia más
prósperos y una tímida apertura a la participación femenina activa; se integraban en
diverso grado a la cultura argentina, siempre y cuando no se pusiera en riesgo la
conservación de las propias pautas y condiciones de vida; iniciaron ciertas acciones de
solidaridad y aglutinación interna; se hicieron generadores y controladores celosos de las
finanzas comunes con un marcado reglamentarismo, cuidadosos de las formas; fueron
capaces de aceptar cargos públicos y pulsarlos en bien de la colectividad.
Cuando primaron esas coincidencias, la relación mutua entre los dirigentes
capitalinos y la CEB pudo parir tres logros trascendentes. Uno, fue la larga asociación
pastoral que se basaba en el servicio religioso itinerante, la inclusión activa de los
baraderenses en el seno de la iglesia y sus retribuciones dinerarias. Otro, la conjunción
iglesia-escuela -con sus recursos-, objetivo y tradición desde los inicios mismos del
activismo evangélico en el Río de la Plata. Y la tercera, formidable realización fue este
refugio para los excluidos de aquel nuevo mundo “moderno” y violento, una instituciónhija de tal “progreso”, a un tiempo resultado y reproducción de la realidad imperante;
10
un proyecto elaborado detenidamente en Buenos Aires y asumido por fin en Baradero
para ofrecer soluciones recíprocas. Ningún epónimo mejor que Frers para esta funcional
obra, símbolo de la gran construcción compleja y trabajosa que llevaron adelante los
evangélicos en el Río de la Plata, “prudentes como las serpientes y sencillos como las
palomas”.12
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
Archivo General de la Nación

Asociación Cementerio Evangélico de Baradero

Biblioteca José M. Estrada (Fondos Barbich y Bracco)

Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, Buenos Aires

Concejo Deliberante de Baradero

Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires (CEABA)

Depto. Ejecutivo Municipal de Baradero (Reg. Protestantes; otros)

Familia Chiappara-Müller

Familia Kaufmann

Hogar “Germán Frers”

Juzgado de Paz de Baradero

Museo Histórico Municipal de Baradero (Fondo Consejo Escolar)
13

Parroquia Baradero (CEB)
Sitios Internet

baradero-fribourg.ch

ceaba.org.ar

cementerioaleman.org.ar

churchforum.org

dw-weblogs.com

iglesiaevangelica.org
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