2º premio - Ayuntamiento de Molina de Segura

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OBRA DE NOELIA S ÁNCHEZ BARANDA
Un áng e l e n e l piano
Me llamo Alan, tengo el pelo rubio y los ojos verdes.
m y peso
50 Kg. Podría seguir describiéndome horas y horas, pero creo que no es
necesario. En esta historia lo importante son los sentimientos que se expresan
y mi sueño. Muchos cuando acaben de leer pensarán que es otra de las
muchas historias que tienen un final triste. Para mí,
ne el mejor final del
mundo.
***
Era lunes por la mañana, me levanté como siem
a las 6 y media. Fui
al baño y me duché con agua fría, odio el agua caliente. Bajé a desayunar.
Como esperaba estaba sólo en casa aunque era temprano. Mis padres se
habían ido a trabajar a la oficina y mi hermano Miguel no había venido a dormir
esa noche. Llevaba varios días en los que apenas aparecía por casa, casi era
mejor así, ya que cuando estaba siempre estábamos peleando. Me preparé un
vaso de leche y unas tostadas con un poco de mermelada de naranja. Cuando
terminé, me vestí, cogí mi mochila y salí camino del instituto. Estaba nublado y
parecía que iba a llover. Genial la mañana se presentaba de una forma muy
positiva. Cogí mi mp4 de la mochila y me coloqué los auriculares. Le di al play y
comenzó a sonar una melodía de Mozart que había estado escuchando la
noche anterior mientras leía por enésima vez uno de mis libros de Harry Potter.
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Después de leer esto pensaréis que soy un friki, que es lo que piensa todo el
instituto. No tengo ni un sólo amigo, pero ya me he a
tumbrado. En nuestra
sociedad en cuanto te sales de lo que se considera normal ya eres rarito.
Cuando llegué al instituto apenas quedaba nadie en el patio ya que
llegaba cinco minutos tarde. Al entrar en clase de química tuve que escuchar
las quejas del profesor debido a que siempre llegaba tarde y nunca prestaba
atención. Esperé el resto de la mañana a que llegase l única clase que me
interesaba de verdad: la clase de música. Estábamos en clase, cuando entró
una mujer de unos 30 años a la que nunca había visto,
presentó como la
sustituta del profesor. ¡Ah, es verdad!, el profesor se había ido de vacaciones
con su mujer para celebrar sus bodas de plata.
Pensé, una sustituta, se pasará la hora pasando lista. Me sumergí en mi
mundo, desconecte mi mente y me puse a escribir en mi libreta de pentagrama.
Pero a veces, estás tan desconectado que no te enteras de que te han pillado.
La profesora que resultó llamarse Maravillas se acercó a mí y me quitó la
libreta de las manos.
-Vaya, a ver qué es eso que te resulta más interesante
lo que yo
estoy diciendo- dijo la profesora-. La clase entera se echó a reír.
La profesora hojeó mi libreta y según avanzaba leyendo su expresión de
sorpresa fue aumentando.
-Deja de dibujar y escucha lo que digo- dijo, mientras me devolvía mi
libreta.
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No sé si fueron imaginaciones mías pero parecía que ya no estaba
enfadada. Esperé a que la clase acabase y cuando sonó
timbre salí el
primero. Me escondí en los baños . Cuando ya no se oía nada, salí de mi
escondite y me dirigí a la clase de música. Abrí la puerta con la llave maestra
que le había quitado a una limpiadora y me dirigí al piano del fondo. Me senté y
mis dedos empezaron a tocar convirtiéndose inmediatamente en una pieza
más del piano sin la cual no podría salir ninguna melodía. Desde hacía dos
años repetía todos los días aquella operación. Nadie lo sabía, ni siquiera mis
padres que creían que tenía fútbol a esa hora. Desde pequeño sentía una gran
pasión por el piano que heredé de mi abuela Carmen. Mi padres nunca me
dejaron ir a clases de piano porque decían que debía c
en mis
estudios.
-Los músicos son pobres y no tienen futuro-decían mis padres.
Aprendí yo sólo a tocarlo y desde entonces he ido mejorando poco a
poco. Mi sueño era llegar a ser un gran pianista que diese conciertos por todo
el mundo ante un gran público.
Una hora más tarde volví a casa. Los días siguientes continuaron
desarrollándose como de costumbre hasta que llegó ese
que siempre
quedará en mi memoria. Era un día normal y corriente. Acababa de entrar en la
clase de música para practicar con el piano. Me senté
comencé. Pero, de
repente se abrió la puerta de la clase y apareció la profesora. Nos quedamos
los dos sin palabras. Se le debía de haber olvidado algo y volvía a por ello,
pensé. Entró y cerró la puerta.
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-¿Eres tú quién tocaba?-dijo ella-. Creo que está prohibido que los
alumnos permanezcan en el instituto después de finalizar las clases.
No sabía que contestar y empecé a pensar que estaba metido en un buen
lío. En ese momento interrumpió mis pensamientos -.Vuelve a tocar esa
melodía-dijo-.
Nunca había tocado delante de nadie pero pensé que si no hacía lo que
me decía sería peor. Comencé a tocar muy nervioso pero confiado en lo que
hacía, me lo sabía de memoria de tantas veces repetirlo. Ella espero en
silencio a que acabase.
-Tocas muy bien. ¿Quién te ha enseñado?-me preguntó.
-Nadie, aprendí yo sólo-le dije.
Ella incrédula me dijo que nadie podía aprender a tocar así sólo. En esos
momentos se me olvidó que era mi profesora y me sentí realmente ofendido. Si
ella supiera cuantas horas de esfuerzo me había llevado tocar así. Pensé,¡
pronto se opina sin conocer!
-¿Te gustaría aprender más?-preguntó, y después aclaró-. No quiero
decir enseñarte a tocar, sino ayudarte a perfeccionar
talento. Podrías venir a
mi casa, donde hay un piano mejor que este y te daré clase a la vez que a mi
sobrina Vilma.- ¿Qué dices, quieres intentarlo?
-Yo no sabía que decir, además tenía un problema y eran mis padres.
¿Cómo podía convencerlos? Ellos no querían ni oír hablar del tema. Pensé que
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lo mejor era no decirles nada por ahora y más adelante ya encontraría la
ocasión. Así que acepté la oferta.
A partir de ese día iba todas las tardes a su casa a practicar con ella y su
sobrina, mientras, mis padres seguían creyendo que tenía entrenamientos de
fútbol. Vilma resultó ser una chica de mi edad y pronto nos hicimos amigos ya
que teníamos muchas cosas en común, la más importante el amor por la
música. Los días se hicieron más alegres, ya no me importaba volver a una
casa vacía o que mi hermano se metiese conmigo.
***
Llevábamos ensayando solos desde hacía un cuarto de hora. Ya no
necesitábamos ayuda de su tía. Vilma y yo practicábamos juntos desde hacía
seis meses. Mar, que era como llamábamos a la profesora, decía que iba a
intentar apuntarnos a un concurso para jóvenes talentos. Aquella tarde no se
había presentado en casa ni en el instituto y Vilma no tenía ni idea de donde
estaba.
Acabábamos de parar para hacer un descanso cuando la puerta de la
casa se abrió. Era Mar, venía empapada ya que afuera llovía y no debía llevar
paraguas. Con una gran sonrisa en el rostro, corrió hacía nosotros y nos dio un
fuerte abrazo. Lo único que consiguió con esto fue moj
y preocuparnos
por su comportamiento.-Lo he conseguido-nos dijo-. Os han admitido en un
concurso. El premio es de 5000 euros y lo más importante una beca a los dos
primeros premios para continuar los estudios en un conservatorio muy
prestigioso.
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No reaccionamos al principio, no nos lo creía
s, pero pronto la alegría
de Mar se nos contagió y nos abrazamos los tres. Esa tarde no practicamos
más era imposible concentrarnos con tanta emoción.
Los días pasaban y yo esperaba con impaciencia el día. Mar nos estaba
sometiendo a una estricta preparación. Por fin llego e momento de hablar con
mis padres. Les costó entenderlo pero cuando un día me escucharon en un
ensayo comprendieron que ese era el sueño de mi vida.
Cuando llegó el día, no me lo creía. Al terminar las clases, Mar y Vilma
me recogieron en el coche para llevarme al concurso. Habíamos puesto un
poco de música para relajarnos y parecía que todo iba a ir bien.
***
Cuando uno muere, es como si de repente una nube blanca te envolviese
y te llevase muy lejos de donde estas. No sabes si tú lotas o todo flota a tu
alrededor. Esta sensación dura un tiempo, pero luego vuelves al lugar donde
estabas. La gran diferencia es que tu cuerpo sigue ahí, delante de ti, pero tu
alma ya no está dentro de él. Y puedes ver a los demás y escucharlos pero
ellos jamás volverán a hablar contigo, ni abrazarte o simplemente a mirarte. No,
lo único que ven o tocan es un cuerpo vacío.
Un coche se acababa de estrellar contra el lado
del nuestro, en
el que yo iba sentado. Lo primero que vi después de haber bajado de mi “nube”
fue a las dos personas a las que más quería en el mundo. Ellas estaban bien,
un poco malheridas pero no graves. Estaban alrededor de mi cuerpo, al que
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habían sacado del coche y extendido en el suelo. Vilma lloraba desconsolada y
Mar intentaba llamar a una ambulancia. Pero era demasiado tarde, ellas no lo
sabían pero yo sí.
Sentí como una fuerza me impulsaba y me fui a
ndo poco a poco de
allí. Atravesé campos que había al lado de la carretera y me adentré en una
ciudad. No comprendía a donde me dirigía hasta que llegué a mi destino: un
teatro. Era un edificio enorme y maravilloso. No sé porque, pero entré. Dentro
vi unos carteles que confirmaron mi sospecha. Estaba en el teatro dónde se
celebraba el concurso. De repente deje de sentir ese vació dentro de mí y fue
como si volviese a vivir. Me encaminé hacia la puerta
e llevaba al escenario.
El teatro estaba lleno de gente. Salí al escenario y durante unos segundos me
quedé inmóvil. Sabía que la gente no me veía pero yo sentía que estaban
esperándome. Recordé como me solía llamar Mar “el ánge
pianista”.
Lentamente me acerqué al piano que había y mis dedos comenzaron a tocar
por última vez. Mi sueño se había hecho realidad.
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