Representantes de cinco países asistieron a la última reunión de la Coordinación Regional del MMTC. Necesidad de una mística cristiana. Las zonas francas Por ZOILA MARTÍNEZ artinica es una paradisiaca isla del Caribe, que fue descubierta por Cristóbal Colón al inicio del siglo XVI y donde nació la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte. En esta ínsula, convertida desde 1946 en departamento francés de ultramar, tuvo lugar, del 27 de abril al 3 de mayo del presente año, en su capital, Fort de France, la reunión ordinaria de la Coordinación Regional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC). A ella asistió Ramón Collado, coordinador general de nuestro Movimiento, quien comparte sus impresiones al respecto con los lectores de Laborem. M - ¿Quiénes fueron y qué se analizó en esa cita regional? - Concurrieron representantes de cinco países: Cuba, Nicaragua, Haití, Guadalupe (otro territorio francés de ultramar) y Martinica, una sede muy hospitalaria donde la organización del evento resultó realmente impresionante. El delegado de República Dominicana no pudo asistir por problemas con el visado. Analizamos varios aspectos de la vida del Movimiento en nuestra región, en especial la situación que estos afrontan actualmente en materia de logros y dificultades. - ¿Se debatió algún tema específico que represente una preocupación regional? - Las zonas francas. Se trata de una modalidad económica que se convierte en una especie de gueto y que preocupa al Movimiento en la región. Resultó muy aleccionador, en ese sentido, el testimonio que nos transmitió la coordinadora general de Nicaragua. - ¿Alguna reflexión del encuentro? - Tengo la impresión de que los Movimientos de nuestra región se mueven actualmente por el terreno movedizo del lenguaje contestatario, en vista de la realidad socio-económica que viven sus países. Me parece que el camino debe ser aplicar consecuentemente la Revisión de Hechos de Vida (Ver, Juzgar, Actuar), pero a partir de hacer presente a Jesucristo en los ambientes y así actuar siempre a la luz del Evangelio. En todo momento debemos impregnarnos de una mística cristiana; de lo contrario, nos apartamos de nuestra misión.