Nudos del análisis - Virtualia - Escuela de la Orientación Lacaniana

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Noviembre - 2014
Nudos del análisis
De Nieves Soria Dafunchio | Por Sebastián Llaneza [1]
Editorial del Bucle /8.
El Dr. Jacques Lacan nos enseñó a pensar que una “serie” es “seria”
cuando se cuenta con más de dos intervenciones. Desde esta perspectiva
considero importante subrayar que la obra de Nieves Soria Dafunchio
evidencia dicha seriedad. Pues en lo que respecta a sus contribuciones
a la clínica nodal, después de “Confines de las Psicosis”, “Inhibición,
síntoma, angustia” y “Nudos del amor”, su seminario “Nudos del análisis”
se nos presenta como su cuarta intervención.
En esta oportunidad la autora nos propone avanzar hacia las distintas
vicisitudes que acontecen en el nudo transferencial, vale decir, en el
nudo del analizante con el psicoanalista.
Es con este fin que se partirá elucidando una frase de Jacques Lacan,
extraída de su decimoquinto seminario, titulado “El acto psicoanalítico”,
donde se afirma que el analista deberá ubicarse adentro, y no afuera,
del cuadro clínico del analizante. En la clase dictada el 27 de marzo de
1968 Lacan lo enuncia del siguiente modo: “… una vez que entre en el
análisis que busque en el caso, en la historia del sujeto, de la misma forma que
Velázquez está en el cuadro de “Las meninas”, que busque adónde estaba él,
el analista, en tal momento y tal punto de la historia del sujeto. En ese drama
lamentable él sabrá lo que pasa con la transferencia: a saber, que como todos
saben, el pivote de la transferencia no pasa forzosamente por su persona, hay
alguien que ya está allí”
Como el lector podrá apreciar, la indicación de Lacan es contundente.
El analista deberá buscar cual es ese lugar que él mismo ocupa en la transferencia y con el que el analizante hace
nudo. Deberá explorar, e investigar, cual es ese lugar, que antes fue ocupado por otros en la vida del sujeto, y que
ahora le toca ocupar a él en tanto, en el lazo analítico, su analizante se lo transfiere.
Se trata de un fenómeno clínico que, en su respectivo momento, fue intuido por Sigmund Freud. En sus escritos
técnicos el maestro vienes supo considerar que el tipo de lazo que adquiere la transferencia está determinado por el
modo en que el mismo analizante ha establecido relaciones durante su vida.
Ahora bien, si tenemos en cuenta la matriz fantasmática del ser hablante [$◊a], podemos nombrar a ese lugar con la
invención lacaniana del objeto “petit a”. Desde esta perspectiva, el analista se nos presenta como un objeto libidinal.
La autora lo dice del siguiente modo: “…el analista se ha transformado en un objeto libidinal y se trata de averiguar cuál es
ese objeto y en qué fantasma está enmarcado”.
Es así como Nieves Soria Dafunchio entiende la vertiente libidinal de la transferencia que Lacan supo presentarnos
en su seminario 11, dedicado a los fundamentos del psicoanálisis, y que no ha vuelto a retomar en su enseñanza
posterior. Me refiero a la transferencia definida como la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente y que puede
ser concebida como la puesta en acto de la matriz del fantasma.
Esto último nos permite articular la noción de transferencia con la noción de repetición. Pues el analizante transfiere
en el analista tanto el modo de lazo que ha establecido durante su vida como así también el objeto con el cual ha
obtenido una satisfacción en su fantasma. Y ante este cuadro clínico la respuesta del analista será fundamental.
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Se tratará de ejercer un doble movimiento. Por un lado, se dejará tomar por la lógica del fantasma y, por el otro,
responderá desde otro lugar. Como dice Nieves Soria Dafunchio, el psicoanalista “…responde como Otro, como alteridad,
no allí donde el sujeto va a buscarlo”
Por lo tanto, en la transferencia, no todo es repetición, existe algo nuevo, vale decir, la respuesta del analista por fuera
de la lógica del fantasma, lo que la autora, siguiendo al Lacan de “Televisión”, denominará “Un nuevo amor”.
Ahora bien, es con esta orientación que el seminario “Nudos del análisis” despliega una topología que permite
fundamentar lo que acontece en el nudo transferencial. Haciendo un uso del binomio anudamiento- desanudamiento,
lo que se teje y se desteje en un análisis, no solo se formalizará la práctica de los invitados a presentar casos clínicos
sino también una serie de textos clásicos que serán releídos desde la perspectiva nodal. Se trata de una lectura
retroactiva, a mi criterio, sin precedentes y sin igual.
Basándose en los desarrollos elaborados por Freud, en “Construcciones en análisis”, la autora recordará la oposición
entre la construcción y la interpretación, dos intervenciones distintas que forman parte de la operación analítica y
que, a su vez, se articulan. Pues existe entre ambas una oposición dialéctica. Si bien situará lo que se teje del lado
de la construcción y lo que se desteje del lado de la interpretación, ambas intervenciones forman parte de un doble
movimiento: “… a la vez que algo se desarma, hay algo que se está construyendo en otro lugar (…) el analista se autoriza
a desarmar, a deconstruir, a destejer, porque él mismo con su presencia, está sosteniendo un lazo en otro lado, entonces la
estructura no queda totalmente desarmada” “Entre lo que se teje en la transferencia y lo que se desteje en la interpretación
encontramos una relación dialéctica”.
Como el lector podrá apreciar, en un análisis, tenemos lo que queda del lado de lo que se desteje (caída del sentido,
caída de las identificaciones, atravesamiento del fantasma) y aquello que queda del lado de lo que se teje.
El analista desteje en el momento en que aísla un significante, perteneciente a la cadena fónica, quitándole la
significación que el yo tiene intención de comunicar. Pero al mismo tiempo que se desteje… algo nuevo se teje en
otro lugar. Se trata de una operación sostenida por la transferencia, más precisamente, por la presencia del analista
que queda ubicada del lado de lo que se teje y que se nos presenta como un antecedente de lo que, en el seminario 23,
Jacques Lacan denominará “analista sinthome”.
“Es porque el analista pasa a ocupar esa función tan fundamental en el anudamiento que el sujeto puede destejer esa trama que
hacía del goce del síntoma un goce necesario, que no cesa de escribirse, y pasar al estatuto del goce como posible, que cesa de
escribirse”.
Como verán, nos encontramos con lo que se puede obtener de un análisis: Pasar del goce necesario del síntoma a un
goce posible.
Después de formalizar lo que acontece en el nudo transferencial, haciendo un uso del aparato nodal, bajo la lógica de
los anudamientos y desanudamientos, de los empalmes y las suturas, Nieves Soria Dafunchio presenta una lectura
topológica de la temporalidad del análisis basada en la última enseñanza de Lacan o en lo que ella misma denomina
el Lacan borromeo.
Tomando en consideración los desarrollos teóricos presentados por Lacan desde el seminario 21 (“Los no incautos
yerran”) hasta el seminario 24 (“Lo no sabido que sabe de la Una-equivocación es el amor”) la autora plantea la
temporalidad de un análisis por fuera de una perspectiva lineal, por fuera de una lógica de progreso, por fuera de
una perspectiva idealizante que supone una meta a alcanzar. En este punto su posición se hace leer, nos dice: “En
un análisis muchas cosas que lógicamente serian anteriores ocurren cronológicamente después, entonces el paciente afirma estar
retrocediendo, o volviendo al punto de partida. La idea de regresión supone el ideal de evolución, y es lo que fracasa en un análisis.
No hay un antes y un después, no hay superación, no hay progreso. Tanto Freud como Lacan terminan poniendo el acento en el
obstáculo, en lo que no cierra”.
Es esto mismo lo que llevará a Nieves Soria Dafunchio a abandonar la idea de atravesamiento para empezar a acentuar
la idea de una travesía. Nos ofrecerá pensar el trayecto de un análisis como una travesía donde no hay un antes y un
después, donde no hay un principio y un final. Afirmará: “Sin duda haber hecho un análisis hace una diferencia, el asunto
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es si esa diferencia es captable en términos de un antes y un después, de principio y final”. En este sentido le recomiendo al
lector no olvidar el testimonio del propio Lacan en su vigésimo seminario: “Me la paso pasando el pase”.
Para finalizar, debo decir que la claridad, la precisión, y la rigurosidad, son tres elementos muy difíciles de anudar.
Sin embargo, la enseñanza de Dafunchio, su entusiasmo y su originalidad, nos vuelve a demostrar que ese nudo es
posible. Le queda al futuro lector hacer su propia travesía!!
NOTAS
1. Practicante del Psicoanálisis asociado a la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana/Sección La Plata)
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