Lecturas: a.- Is. 62, 11-12: Mira a tu salvador que llega. b.- Tit. 3,4-7: Se ha manifestado la bondad de Dios. c.- Lc. 2, 15-20:Encontraron al Niño acostado en el pesebre. El breve pasaje de Isaías nos habla de un pueblo en marcha, que avanza, Dios hace oír su voz, ya está presente, en camino con su pueblo. Viene la salvación, llega Dios salvador. Trae su paga, su recompensa, es decir, su venida es un cúmulo de bienes y bendiciones. Su pueblo será: pueblo santo, serán los rescatados de Yahvé; su nombre será ciudad buscada porque jamás abandonada. El encuentro de Dios con el hombre pasa por una mujer: María, la nueva Eva. Dios viene al hombre con su propia naturaleza, revestido de carne y sangre humana. En el AT Dios se comunicó con los hombres, pactó con ellos, los grandes Patriarcas, habló por medio de sus Profetas, sin embargo, en la plenitud de los tiempos, decide hacer algo mayor, enviar a su Hijo para devolverle al hombre sus amistad y nada lo aparte de su gracia y de su amor de Padre. Este encuentro de hoy de los pastores con Jesús es el primero de muchos encuentros que tendrá en su vida. Muchos irán a verlo, otros querrán escucharlo, ver obrar prodigios, etc. Hoy la humanidad está representada por sus padres y estos pastores que acogieron las palabras del ángel y reconocieron que Dios se ha manifestado en ese Niño que encontraron en el pesebre. Es la humanidad pobre, trabajadora, sufrida, la que hace de cortejo de este rey que ha venido del cielo y que ellos adoran con profunda admiración. El gozo que les produjo es inefable, porque ellos, pobres pastores no se esperaban ser mensajeros de tan gran noticia: Nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Los mensajeros son pobres, pero lo que importa es el mensaje, fuente de riquezas y bienes inmensos: Dios ha cumplido sus promesas de salvación. Desde el Génesis, con Adán y Eva, hasta este día, en la plenitud del tiempo se esperaba al Mesías; Patriarcas, Profetas y justos se alegran de haber visto este día en la fe: Dios cumple su Palabra: enviarnos un Salvador a la humanidad. Ya está aquí, ahora necesitamos estar nosotros presentes de cuerpo y de alma frente al portal de Belén, para rendir nuestro homenaje al Salvador y aprender las primeras lecciones de su magisterio: el amor gratuito que significó la Encarnación y la humildad con que llega a esta humanidad caída. Amor con amor se paga; humillémonos y reconozcamos en ese Niño Jesús al enviado del Padre de los cielos para nuestra salvación. Pongamos la vida en sus manos y ella se convertirá en lo que hemos soñado toda nuestra vida: ser felices porque desde hoy nuestra existencia tiene sentido vivirla. Feliz Navidad… e.- San Juan de la Cruz, vuelca su alegría en versos como éstos por el feliz acontecimiento del Nacimiento del Redentor: “Los hombres decían cantares, / los ángeles melodía, / festejando el desposorio/ que entre tales había; pero Dios en el pesebre / allí lloraba y gemía, / que eran joyas que la esposa/ al desposorio traía” Romance del Nacimiento (vv. 295-300). Padre Julio Gonzalez Carretti OCD