EN UN MERCADO DE VARSOVIA -1- ”Taki”- Saludó Jan a Anastasia, dándole un fuerte abrazo. - ”Dobrze”- Respondió Anastasia sin saber con quién trataba, aunque su cara le resultaba familiar. Jan era un hombre de la calle, siempre estaba en la puerta del mercado. Vestía un traje que transmitía seguridad, seguramente en otro tiempo incluso pudo ser elegante, ahora mismo estaba ya un poco gastado. Bajo su pelo engominado, se intuía un pelo rizado tipo afro. Tenía mujer y un hijo. Pasaba los días a la intemperie, en la puerta del mercado y alrededores, ofreciendo su sonrisa a cambio de alguna moneda. Sacaba unos 8 euros diarios, más o menos. Últimamente no le daba ni para dar de comer a su familia y se veía obligado a pensar en otro tipo de soluciones que no dañaran mucho a los de su alrededor. Aquellas personas honradas, lo que se dice honradas, tampoco lo eran mucho. Anastasia era una mujer agradable, adinerada, generosa y con mucho carácter. Tenía 68 años y a pesar de no ser tampoco una anciana, su estado físico no era muy bueno. Iba todos los días al mercado ya que vivía a tan solo una manzana del mismo, en la calle Elektrolana, encima de la tienda de Albert. - ”Do widzenia”- Finalizó la conversación Anastasia. Anastasia estaba en la sección de droguería, en el centro del mercado Hala Mirowskie. Era un lugar antiguo y muy familiar, conservaba el estilo arquitectónico de la vieja Europa, aunque tenía algunas reconstrucciones de después de la guerra civil polaca. No se solían ver caras nuevas, excepto algún turista curioso que otro, en busca de las rutinas diarias de una ciudad europea. El edificio tenía dos plantas, pero Anastasia nunca subía a la segunda, a no ser que tuviera el pelo hecho un desastre para acudir a la peluquería. Metió la mano hasta el fondo del bolsillo de su largo abrigo. El bolsillo llegaba casi hasta las rodillas. Iba a coger su cartera, habitualmente le costaba dar con ella. Mientras lo intentaba, escuchó el ruido de unos pasos que daban a entender la prisa y el apuro de alguien que huye e intenta desaparecer. Anastasia giró la cabeza y su mirada fue a dar con Jan que rápidamente se disponía a meter su mano en el bolsillo de su viejo y arrugado traje azul marino. En ese mismo instante y sin pensarlo dos veces Anastasia tiró su carrito de la compra a medio llenar al suelo y gritó: - ” Ztodziej” Jan escucho el gritó, como si fuera el aviso de un incendio y se encontrara en medio del mismo, su corazón se aceleró, sabía que tarde o temprano sucedería algo así. Con cara de preocupación empezó a correr con los brazos estirados y tiró al suelo un bote del champú “Head Shoulders”, que reventó y se derramó. Mientras miraba hacia atrás se golpeó en la cabeza con un cartel de oferta y a pesar de quedarse atontado, siguió corriendo. Anastasia ayudada por un guarda de seguridad le seguía de cerca con ímpetu, intentando alcanzarlo y acorralarlo. En varias ocasiones estuvieron cerca, pero Jan era muy rápido y escurridizo. Su delgadez y pequeña estatura le hacían parecer un atleta en plena prueba olímpica. A su paso los ancianos que pasaban la mañana en el mercado, se retiraban sobresaltados intentando no ser arrollados por Jan y compañía. Recorrieron todos los pasillos y en cada uno de ellos había un olor distinto al anterior. En el de la fruta reinaba el olor del melocotón verde, en el de bebidas a alcohol, así sucesivamente. Durante la alocada carrera Jan no quería perder de vista a sus perseguidores y estaba tan atento a ellos que no ponía la vista al frente. Así que, sin darse cuenta, llegó al sitio exacto donde estaba el champú que él mismo había derramado minutos antes por todo lo ancho del pasillo. Desorientado, fue a poner de una larga zancada su agujereado zapato en el en el lago de champú y del resbalón que se dio, cayó y fue a aterrizar con la nuca en el suelo, quedando al borde de la inconsciencia. Anastasia se acercó a Jan con los ojos llorosos bajo la mirada atenta del guarda y le dijo: -”Swinia” Le quitó la cartera, le dio una patada en la entrepierna, le miró con desprecio y se fue. -2Anastasia, entró en el mercado y saludo a Albert el vecino de debajo de su casa. Después fue a la sección de bebidas a por vino para su marido. Con su carro repleto pagó y aprovechó para comerse los curruscos de las dos barras que compró. Salió de la puerta del mercado y fortuitamente se encontró con Jan. Últimamente dicen en la peluquería que Anastasia tenía un problema de ludopatía y que perdió todo su dinero en el casino, aunque en la peluquería también decían que la señora Urban había muerto, y estaba de vacaciones en Lisboa. Anastasia se abalanzó a darle un abrazo, Jan estaba sorprendido, confuso y aliviado, de todas maneras respondió el abrazo, que duró unos pocos segundos y cada uno retomó su camino. De repente Jan se echó la mano al bolsillo y se volvió extrañado. Anastasia se dio la vuelta y levanto el brazo,¡ tenía la cartera de Jan !.Los dos empezaron a reír pero de pronto, Anastasia comenzó a correr... Esta vez en la peluquería acertaron. Jan la empezó a llamar: - ¡Señora, señora déjese de bromas! - Anastasia seguía a lo suyo, con paso firme. Miró cuanto dinero había en la cartera y no estaba nada mal. Llevaba dos billetes de veinte y ella disimuladamente cogió de la cartera uno de ellos. Siguió corriendo para cruzar al otro lado. El semáforo estaba en rojo, como su objetivo era huir no le importó. De lo que no se había dado cuenta era de que acababan de dar las 10:00. A esa hora los camiones cargan las cajas vacías del mercado y el camión de fruta acababa de salir. Justo cuando Anastasia estaba cruzando la calle. JOANES ARANGUREN ARRIETA