El motivo del conocimiento en Los idus de Marzo de Thornton

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El motivo del conocimiento en Los idus de Marzo de Thornton Wilder
Emilia Egas
La estructura epistolar de la novela de Wilder nos plantea desde un inicio la importancia de
la palabra como una herramienta a través de la cual podemos percibir el conocimiento
externo y el autoconocimiento. Para partir de esta dualidad presenta en esta obra, podemos
también referirnos a lo sustancial y a lo fenoménico. Alrededor de esta construcción binaria
gira el motivo del conocimiento en Los idus de Marzo; sin embargo, no se trata de una
conformación simple, sino que se constituyen en elementos que hilan a su vez otros
motivos que se esconden detrás. ¿En qué forma puede influir el conocimiento en otros
motivos fundamentales de esta obra como el amor o el poder? Las cartas forman un sistema
que se interrelaciona y que forma una realidad social compleja y llena de secretos.
Dentro de la literatura clásica, Edipo es probablemente la principal referencia del desarrollo
del motivo del conocimiento; en la tragedia, el protagonista se construye en un inicio en
base al conocimiento externo-lo que muestra al mundo-, pero debe llegar al
autoconocimiento para que se cumpla su destino y sepa aceptar las consecuencias. En el
caso de esta novela histórica, Julio César se constituye en el personaje alrededor del cual
giran todas los planes; por lo que su constante mención en cartas que no van dirigidas a él
puede ser visto como el conocimiento externo, es decir, lo que el protagonista proyecta al
mundo. No obstante, lo que es relevante en la construcción de este personaje y su
transformación conforme avanza el relato es la manera en la que el autoconocimiento
influye, también, en el conocimiento externo.
Debemos mencionar que el conocimiento externo puede tener dos vertientes: la imagen de
César para los otros y lo que el personaje aprende de la sociedad. Vamos a empezar
hablando de la segunda forma de conocimiento externo, porque influye en la manera en que
se da inicio al autoconocimiento. César es el Sumo Pontífice de Roma y como tal debe
comprender los ritos culturales, recibir listas de los augurios que muestran los dioses, entre
otras cosas. El hecho de tener cercanía con los conocimientos rituales permite que César
cuestione y reflexione acerca de la importancia que tienen los dioses para los seres
humanos. Se impacienta por la necesidad de creer a ciegas en auspicios que dependen del
apetito de las gallinas; por lo que no tiene ningún conflicto al introducir gusanos entre su
comida para que la señal de los dioses sea favorable para él. Julio César analiza a las
personas, conoce sus secretos más íntimos-como en el caso de Clodia Pulcher-, sabe cuáles
son sus intereses, hasta qué punto pueden llegar o qué motivos tienen para realizar cierta
acción.
César es un observador, el silencio es uno de sus principales aliados. Por esta razón las
cartas que escribe a Lucio Mamilio Turrino son el medio principal a través del cual el
dictador hace sus reflexiones. En ellas habla sobre los acontecimientos de Roma a su
amigo; así, lo externo es lo que lleva a que César descubra quién es él en realidad, cuáles
son sus creencias y cuáles son sus límites. “Dentro de mí no estaba seguro de estar seguro.
¿Estoy seguro de que no hay una intención detrás de nuestra existencia y de que no existe
un misterio en ninguna parte del universo? Pienso que lo estoy.” (30). La escritura funciona
como una forma de confesión ante un interlocutor que no está presente. El Dictador puede
escribir infinitamente sin recibir ninguna respuesta de su amigo, pues ese es el acuerdo: las
cartas se transforman en un espejo del alma de Julio César.
La otra vertiente del conocimiento externo es la imagen que se proyecta del personaje; este
punto tiene una gran importancia en el desarrollo del relato, pues es la representación social
del Dictador la que provoca, al final, su muerte. “El mundo es de Roma y los dioses se lo
dieron a César; César es el descendiente de los dioses, y es un Dios.” (12), este es uno de
los grafitis que aparecen en las paredes de Roma, es la forma más clara de opinión pública.
César se muestra ante todos como un Dios, como un ser indestructible que no necesita de
nadie más; es por este aspecto divino que se teme que sea una amenaza para la República y
decida regresar a la Monarquía. Catulo odia al Dictador y escribe contra él; sin embargo,
cuando es testigo de los ataques de epilepsia que sufre César, cuando comprende que es
humano, no vuelve a atacarlo. Lo fenoménico y lo sustancial se muestran ante nosotros: la
esencia misma de César es lo que Catulo logra percibir en ese momento de debilidad, la
posibilidad de la duda y la imposibilidad del control, su condición de ser humano.
Para Julio César y su viaje hacia el autoconocimiento, la comprensión de que la vida y sus
acontecimientos no pueden ser controlados es un elemento básico. Este aspecto inicia con
los ataques de epilepsia; César, quien transmite gran fortaleza, es vencido por su cuerpo y
no puede hacer nada para evitarlo. Conforme avanza la novela y se acerca el momento de
su muerte, el protagonista acepta que como ser humano llega un momento para perecer. La
vida es un constante cambio, una rueda que gira, los eventos ocurren sin nuestro
consentimiento. Julio César decide que ya no debe huir, incluso sabe que quizá ese último
viaje puede ser un medio para comprender más la verdadera existencia de los seres
humanos, su fin y su causa. “Pero existe una razón aún más profunda por la cual desearía
saber algo acerca del hombre que ha de matarme, aun si ese conocimiento sea mío sólo en
el último instante de mi vida. (…) El hombre que me mate nos daría tal vez alguna luz
sobre la naturaleza de los dioses.” (145).
Por último, es importante recordar que el conocimiento está íntimamente ligado con el
motivo del poder dentro de la obra. César controla muchos de los secretos de la ciudad,
sabe a qué debe atenerse, de esa forma puede gobernar Roma. Cleopatra y Clodia son
personajes que procuran advertir al dictador de los peligros que corre, tienen diversos
motivos, pero la advertencia por sí sola nos muestra que no están exentas de poder para
poder conocer los planes de otras personas. En cuanto al amor, debemos remitirnos a
Cytheris, quien comprende cuando llega el fin de su relación con Marco Antonio; este
personaje muestra en ese momento tanto el conocimiento externo como el interno: “En la
litera, Marco Antonio apoyó la cabeza contra mi oreja llorando y repitiendo mi nombre cien
veces. No puede haber despedida más clara. Siempre supe que esta hora había de llegar más
tarde o más temprano.” (99). Comprende la naturaleza de Marco Antonio, su amante, pero
también su aceptación clara de la situación le permite saber que todo es fugaz en la vida y
su capacidad para comprenderlo la muestra como una mujer admirable.
Bibliografía
Wilder, T. (1995) Los idus de Marzo. Barcelona: Salvat editores. [Versión digital] Bajada
07 de marzo de 2014 de http://www.scribd.com/doc/180987733/Thornton-Wilder-LosIdus-de-Marzo
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