fallecen colin davis y janos starker

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FALLECEN COLIN DAVIS Y JANOS
STARKER
EL LUTO parece haberse ensañado con el mundo musical. Aún no terminamos de
lamentar las recientes pérdidas de varios grandes músicos (Elliott Carter y Hans
Werner Henze, entre los grandes compositores, Alexis Weissenberg y Charles Rossen
entre los grandes pianistas y Lisa Della Casa y Galina Vishnevskaya, entre los grandes
cantantes y el gran musicólogo Robert Stevenson, entre otros) cuando ahora, con
pocos días de diferencia, nos llega la noticia de la muerte de estos dos grandes
intérpretes.
COLIN DAVIS
COLIN DAVIS fue uno de los grandes músicos del siglo XX, un verdadero gigante de
la dirección orquestal que, sin embargo, al no poseer la personalidad arrolladora, un
estilo grandilocuente de dirigir y no hacer interpretaciones espectaculares y
exageradamente personalistas que los grandes públicos prefieren, para muchos
melómanos pasaba incomprendido.
Sin embargo, toda su carrera hizo extraordinarias producciones discográficas y
ofreció inolvidables conciertos. Quienes lo pudieron escuchar con alguna orquesta
internacional como la Filarmónica de Nueva York por ejemplo, dirigiéndola una
semana después de que lo hubieran precedido otros grandes de la batuta como Kurt
Masur, Paavo Berglud y después Colin Davis, se podía constatar un resultado que no
podía ser menos sorprendente por la transformación que lograba en la orquesta en
texturas sonoras, matices y musicalidad.
Aún valoro con gran nostalgia su primer gran ciclo de todas las Sinfonías de Jean
Sibelius, con la Sinfónica de Boston, ya que con excepción del glorioso e
imprescindible ciclo de John Barbirolli (otro británico, por cierto) no ha habido otra
serie integral con esa magnitud de belleza y logro estilístico; aunque por supuesto,
haya otras grandiosas versiones individuales de cada sinfonía del compositor del Vals
Triste. Pocos directores como estos han logrado transmitir las sutilezas sonoras, la
atmósfera y la evocación nostálgica que son parte del mundo musical de Sibelius y
Colin Davis en particular, aprovechando la bella sonoridad y cualidades de la
Sinfónica de Boston, la orquesta más europea de E. U. mientras su director titular fue
Seiji Ozawa.
Davis ha sido calificado también como un gran intérprete de Mozart. Cuando
escuchamos varias versiones del maravilloso Requiem, inconcluso de Mozart y
sentimos que la versión de Karl Böhm posee la mayor nobleza, y que la de Leonard
Bernstein es la de mayor grandiosidad e intensidad dramática y la de Harnoncourt o
la de William Christie son las de mayor transparencia sonora y musical por su
instrumentación de época y así sucesivamente, otras múltiples grabaciones, llegamos
entonces a la versión de Colin Davis y nos sorprendemos del resultado pleno,
hermoso altamente musical e idiomático que nos hace exclamar: “esta pareciera ser la
mera neta”.
Recordando algunas de las versiones más logradas de ciclos concertantes como los
conciertos para piano de Beethoven, es imprescindible mencionar el último de
Claudio Arrau y el de Stephen Bishop Kovacevich, algún tiempo considerados por la
crítica como los mejores que se habían realizado hasta entonces. Por supuesto, el
director de dichos ciclos es: Colin Davis. Además fue un extraordinario director de
óperas, de las cuales también se cuenta con numerosas grabaciones, incluyendo las de
operas inglesas contemporáneas.
Pero sin duda el logro discográfico más importante de Davis fue la grabación integral
de toda la obra orquestal de Hector Berlioz, con la cual se contribuyó a la
revalorización de su música en el siglo XX. Posteriormente grabó por segunda
ocasión algunas de las obras de Berlioz (la Symphonie Fantastique hasta en tres
ocasiones con tres orquestas diferentes) y recientemente en los discos de la propia
Sinfónica de Londres han ido apareciendo sus interpretaciones en conciertos de las
monumentales obras corales, incluyendo de nuevo la monumental opera Les
Troyens, depurando cada vez más su concepto del autor.
Aunque su mayor relación fue con todas las orquestas inglesas, especialmente como
director titular de la Sinfónica de Londres, a la que contribuyó a convertir en una de
las mejores del mundo, también dirigió por temporadas y en múltiples ocasiones,
como director invitado, a las principales orquestas del mundo. Destacan sobre todo
sus periodos como director principal de la Royal Opera House del Covent Garden y de
la Sinfónica de la Radio Bávara, como director huésped principal de la Sinfónica de
Boston y como director honorario de la Staatskapelle de Dresde. Fue el primer
director inglés en dirigir en el Festival de Bayreuth y dirigió en el Festival de
Salzburgo y en diversos festivales internacionales.
Hanamichi202000
Colin Davis nunca dirigió en México seguramente porque a nadie le interesó traerlo,
ni siquiera en los buenos tiempos económicos para la cultura. Pero afortunadamente,
nos queda un legado discográfico impresionante, pues también fue uno de los
directores que más discos ha grabado en la historia.
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JANOS STARKER
Aún tengo grabada en mi mente la imagen de JANOS STARKER en la primera vez
que lo vi tocar, con EDUARDO MATA dirigiendo a nuestra OFUNAM, en el glorioso
Concierto para Violonchelo de Antonín Dvorák en 1972, cuando la OFUNAM hacía su
temporada los domingos en el tristemente desaparecido y popular Cine Alameda.
Después me tocó escucharlo en otras ocasiones, de las que tal vez la más relevante fue
cuando hizo el Concierto para violonchelo de Camille Saint-Saëns con el gran director
Peter Maag al frente de la Sinfónica de Minería en la Sala Nezahualcóyotl.
Precisamente Starker había debutado como violonchelista profesional en su natal
Budapest a los 14 años, tocando el Concierto de Dvorak. Cuando abandonó su país,
debido a los estragos de la guerra (sus hermanos fueron asesinados por los nazis y él
mismo logró sobrevivir al encierro de varios meses en un campo de concentración).
Viena, Ginebra y París, fueron sus primeras escalas y en cada una cosechó algún
triunfo importante, que culminó con el Grand Prix du Disque a su grabación de la
Sonata para violonchelo solo de Zoltán Kodály, una obra entonces casi desconocida.
Al radicar en E. U. y tocar primero como atrilista de orquesta con algunos de los más
grandes directores del momento (Antal Dorati en la Sinfónica de Dallas y Fritz Reiner
en la Metropolitan Opera de Nueva York y después en la Sinfónica de Chicago) fue
una primera gran experiencia, pero su interés y posibilidad de grabar las Suites para
violonchelo de J. S. Bach (la primera de las cinco versiones diferentes que grabaría a
lo largo de su vida, entre 1950 y 1982) le ganó el reconocimiento de la crítica y
aunque aún alternaba su trabajo como atrilista, ya efectuaba una carrera de solista,
cada vez más internacional, cada vez más triunfante. Pronto se convertiría en uno de
los grandes intérpretes del siglo XX.
Hanamichi202000
En México tuvimos el privilegio de escucharlo en varias ocasiones, además de las
mencionadas antes. Por suerte, ahora tenemos la opción de escuchar sus numerosas
grabaciones, pues fue uno de los violonchelistas que más discos ha realizado,
registrando casi todo el repertorio habitual del instrumento, pero además grabando
obras de compositores contemporáneos, varias de ellas compuestas para él.
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