GLOSARIO SOBRE EL CÓNCLAVE 1. Cardenal Los cardenales tienen su origen en los clérigos que colaboraban con el obispo de Roma, que estaban agrupados en tres órdenes fundamentales, los cardenales obispos, los cardenales presbíteros y los cardenales diáconos. El nombramiento de los cardenales es competencia exclusiva del Pontífice, que los elige, por lo general, de entre los obispos que destacan por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de los asuntos. La función principal de los cardenales es la de colaborar asiduamente con el Pontífice, individualmente o a través de la actividad colegial, que se concreta, sobre todo, en los consistorios. 2. Cardenal camarlengo Preside la Cámara apostólica con la ayuda del vice-camarlengo y de los demás prelados de la Cámara. Es nombrado por el Papa cada cinco años y está prescrito que presente su dimisión al cumplir los 75 años. Sus principales funciones se desarrollan cuando la sede apostólica está vacante, en orden a una adecuada preparación del cónclave y a su correcto desarrollo. Es, además, el encargado de comprobar oficialmente la muerte del Pontífice y comunicarla al cardenal vicario de Roma, así como de velar por la defensa de los derechos de la sede apostólica, entre otras funciones. 3. Cardenal protodiácono Es el primer cardenal del orden diaconal, es decir, el de más antiguo nombramiento entre todos los cardenales diáconos. Sus principales atribuciones consisten en anunciar al pueblo la elección y el nombre del nuevo Sumo Pontífice e imponer, en nombre del Papa, el palio a los obispos metropolitanos. Además, recibe el encargo de dirigir a los cardenales electores una “breve exhortación espiritual”, prevista cuando han pasado tres días del cónclave sin que se haya llegado a la elección del Romano Pontífice. 4. Cardenales electores Son aquellos cardenales que tienen el derecho de elegir al Romano Pontífice, es decir, quienes no hayan cumplido los 80 años de edad el día antes de que la sede apostólica quede vacante. Su número no debe superar los 120. Participan en las congregaciones generales y tienen la obligación de guardar secreto de todo lo relativo a la elección del Pontífice antes, durante y después de la elección. 5. Colegio de cardenales o cardenalicio Cuerpo principal de consejeros y colaboradores del Romano Pontífice en el gobierno de la Iglesia universal. Sus funciones son fundamentalmente de tipo consultivo, tanto respecto del Romano Pontífice como de la curia romana. Esta función se desarrolla principalmente a través de la reunión del colegio convocada por el Romano Pontífice, denominada consistorio. La función principal que el ordenamiento canónico atribuye al colegio cardenalicio durante la sede apostólica vacante es la de proveer a la elección del Romano Pontífice. 6. Cónclave Asamblea de los cardenales reunidos para la elección del Romano Pontífice, según el sistema determinado por la ley especial (Constitución apostólica Universi Dominici Gregis). Las normas de procedimiento, disciplinarias, penales y litúrgicas que regulan el cónclave forman un sistema integral que tiende a proteger la libertad de los electores e inmunidad ante las indebidas intromisiones externas y, al mismo tiempo, garantizar que este acto se desarrolle en el contexto del retiro sagrado que debe acompañar la elección del Sucesor de Pedro. 7. Congregaciones de cardenales (generales y particulares) Durante el periodo de sede vacante tienen lugar dos tipos de congregaciones: generales y particulares. En las generales participan, hasta el comienzo del cónclave, todos los cardenales que no estén legítimamente impedidos y tratan de las cuestiones más importantes que vayan surgiendo. Las congregaciones generales que preceden al comienzo de la elección se llaman “preparatorias”, y deben celebrarse a diario a partir del día establecido por el cardenal camarlengo. La congregación particular está integrada por el cardenal camarlengo y por tres cardenales electores, uno por cada orden, elegidos por sorteo y renovados cada tres días. Tratan de las cuestiones de menor importancia. 8. Decano del Colegio cardenalicio Preside y representa el colegio cardenalicio. Este cargo es conferido a un cardenal del orden de los obispos titular de una de las sedes suburbicarias de Roma, mediante elección reservada a los cardenales titulares de esas mismas sedes. Le corresponde el deber de conferir la ordenación episcopal al Pontífice recién elegido en el caso de que este no fuera obispo. Algunas de sus funciones durante sede vacante son: si aún no ha cumplido 80 años, presidir las congregaciones generales de cardenales; preside las exequias del Pontífice difunto; celebra la misa de Spiritu Sancto antes del inicio del cónclave; concluida la elección, pide al elegido su consentimiento y le pregunta qué nombre quiere asumir como Romano Pontífice. 9. Elección del Romano Pontífice Aunque históricamente la provisión del oficio primacial ha adoptado diversas formas, Nicolás II estableció en 1059 que la elección del Romano Pontífice se reservara a los cardenales. La regulación vigente establece que solo pueden acceder al cónclave aquellos cardenales que no hayan cumplido los 80 años de edad el día antes de que la sede apostólica quede vacante. La ley canónica no determina explícitamente quién posee el derecho de sufragio pasivo, pero sí está prevista la posibilidad de que sea elegido un candidato carente del carácter episcopal. La elección finaliza cuando un candidato reúne al menos dos tercios de los sufragios de los cardenales electores presentes en el cónclave. 10. Escrutinios Se trata del único modo permitido para la elección del Romano Pontífice. Todo cardenal elector presente en el cónclave está obligado a votar. Han de realizarse cuatro votaciones cada día (dos por la mañana y dos por la tarde). Si a los 33 o 34 escrutinios no se hubiera alcanzado la mayoría de dos tercios (necesaria para la elección del Pontífice) de los cardenales electores presentes, se pasa obligatoriamente a la forma extraordinaria de elección, que es el balotaje entre los dos candidatos que en el escrutinio precedente hubieran obtenido el mayor número de los votos. En este caso también es necesaria la mayoría de dos tercios. 11. Renuncia del Romano pontífice Consiste en el abandono voluntario del oficio primacial por el Papa. El c. 332 § 2 del Código de Derecho Canónico contempla para la validez de la renuncia del Romano Pontífice que esta sea realizada con libertad y se manifieste formalmente. Por otra parte, el número 77 de la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis, ley especial que regula la elección del Romano Pontífice, determina que las disposiciones canónicas establecidas para la elección del Papa se observen íntegramente también cuando la Sede Apostólica quede vacante por la renuncia del Pontífice. 12. Sede apostólica vacante La situación de sede apostólica vacante se produce cuando falta el legítimo titular de la sede petrina (según los supuestos contemplados por la legislación canónica, por muerte o renuncia). En ese momento se activa el procedimiento para la elección del nuevo Romano Pontífice y, mientras tanto, el colegio de cardenales se hace cargo del gobierno de la Iglesia, siguiendo el principio taxativo del canon 335 del Código de Derecho Canónico: sede vacante nihil innovetur (nada se ha de innovar durante el tiempo de sede vacante).