La nueva vida del cajero de Hualpén

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LATERCERA Domingo 20 de diciembre de 2015
Nacional
Imputados
aún en prisión
preventiva
RR El miércoles reciente, en
el Juzgado de Garantía de Talcahuano, fueron reformalizados los presuntos autores del
ataque a Pablo Ramírez. Se
trata de los hermanos Jorge
M. P. (27) e I. N. M. P (17). Actualmente ambos se encuentran privados de libertad, uno
en la cárcel El Manzano, luego de su intento de fuga en
Coronel, y el menor en el
Centro de Internación Provisoria y de Régimen Cerrado
en Coronel (CIP- CRC).
En la audiencia al menor se
le imputó un robo con intimidación que habría efectuado
en 2014, en el mismo lugar, en
contra de otra cajera de Servipag. “Ella lo identificó como
uno de sus atacantes, quienes
utilizaron el mismo modus
operandi, pero en esa oportunidad lograron robar más de
6 millones de pesos”, detalló
el abogado de Pablo Ramírez,
Renato Fuentealba.
RR Pablo Ramírez en una de sus terapias, en Concepción. FOTO: CAMILA LASALLE
El 29 de julio, unos delincuentes lo rociaron con combustible y le prendieron fuego para asaltarlo.
Hoy no trabaja y congeló sus estudios. Vive en Chiguayante y continúa con sus terapias, que han
evolucionado positivamente. “La justicia es demasiado garantista”, dice. Por Nathalia Araya, desde Concepción.
La nueva vida del cajero de Hualpén
N
o han sido meses fáciles para
Pablo Ramírez
Arias (34), el cajero de Servipag
a quien delincuentes le lanzaron un líquido combustible y le
prendieron fuego para robarle,
el pasado 29 de julio, en Hualpén,
Región del Biobío.
Crisis de pánico, insomnio y un
arduo trabajo de rehabilitación
han marcado la vida de Pablo después del incidente. La Tercera se
reunió con él para conocer cómo
ha vivido este proceso.
“En un principio se comentó
que yo me resistí al ataque y nunca fue así; tuve cinco segundos de
interacción con los delincuentes
y eso bastó para que me prendieran fuego y marcaran mi vida
para siempre”, relata, aún nervioso y shockeado. Han transcurrido casi cinco meses de aquel fatídico día, pero Pablo lo recuerda todo muy bien.
Para este funcionario, oriundo
de Penco, su familia ha sido su pilar fundamental y asegura que
“todos los días me siento orgulloso de mi esposa Carolina, por enfrentar con entereza y valentía
lo ocurrido”. Ella luce cansada,
pero se mantiene optimista. “Ha
sido agotador este proceso, pero
tenemos la fe de que vamos a salir adelante”, cuenta con una tí-
mida sonrisa.
Pablo está concentrado en su
recuperación. Ya no trabaja en la
empresa donde ocurrió el ataque
y congeló sus estudios de ingeniería en prevención de riesgos. Asegura que su vida hoy transcurre
mucho más lento: “La veo con
otros ojos, estar en una situación
límite, como la que me tocó vivir,
hizo que me replanteara muchas
cosas; ahora estoy disfrutando a
mi familia”.
Fanático del cine y la música,
positivo, esforzado y emprendedor. Así lo definen sus vecinos y
cercanos. El dice que eso no ha
cambiado, pero sin duda ya no es
el mismo Pablo de antes. “Es extraño, yo era como el protector de
la familia, pero ya no te sientes
con la capacidad de defender lo
tuyo, me dejaron en un estado de
miedo e inseguridad, que no sé
hasta cuándo va a durar”, dice.
Compleja recuperación
Tras casi un mes en UCI de la Mutual de Seguridad de Santiago,
“Ya no te sientes con la
capacidad de defender lo
tuyo, me dejaron en un
estado de miedo e
inseguridad, que no sé
hasta cuándo va a durar”.
que me voy a morir”.
Bandera de lucha
RREl funcionario con su esposa, en su casa. FOTO: CAMILA LASALLE
donde logró recuperarse de graves quemaduras y daños a las vías
respiratorias, el 28 de agosto Ramírez fue dado de alta. Ese mismo día se trasladó a Concepción
para continuar la rehabilitación
en su hogar. Desde entonces ha
seguido el tratamiento kinesiológico, sicológico y siquiátrico, además de una terapia ocupacional.
Su esposa cuenta que al principio iban a terapia física todos los
días, pero era muy agotador.
“Para él fue muy desgastante, a
pesar de estar en casa más tranquilos, el proceso ha sido complejo en lo físico y sicológico”.
Claudio, su terapeuta ocupacional, da un pronóstico favorable
respecto de la recuperación física. “Los avances que Pablo ha tenido no se ven a menudo a pesar
de sus graves quemaduras y de
que la pérdida de masa muscular
ha avanzado mucho en términos
de movilidad y motricidad fina,
pero hay cosas que nunca se van
a recuperar, sobre todo en relación a cicatrices y coloración de
los injertos”, explica.
El mismo paciente califica su
proceso de recuperación física
como exitosa. Sin embargo, lo sicológico es diferente. “A pesar de
todos mis esfuerzos, ese tema ha
sido lo más fuerte, despierto con
pesadillas y tengo crisis de pánico, a veces siento la sensación de
Cuando Pablo Ramírez regresó a
Concepción, declaró que levantaría una bandera de lucha contra
la delincuencia. Hoy, radicado en
Chiguayante, manifiesta que su
prioridad es recuperarse y disfrutar de su familia. “En un principio me sentí súper comprometido con la causa (…) pero va pasando el tiempo y tu forma de ver
las cosas cambia, descubrí que
hay muchos asuntos que tengo
que resolver conmigo primero”.
Opina que, en Chile, hace falta
que se unifiquen las voluntades
políticas de todos los sectores.
“Para mí un es un tema que debiera ser prioridad (…) para los delincuentes es fácil, somos muchos los que sentimos que la justicia es demasiado garantista”.
Agrega que “el gobierno ya no
empatiza con el ciudadano común, hacen reformas para ciertos sectores, pero dejando temas
tan importantes como la delincuencia de lado; espero que en el
futuro se pueda sintonizar más
con la gente y la forma como nos
afectan estos problemas”.
En cuanto a su futuro como prevensionista de riesgos, Ramírez
pretende llevar su experiencia a
su nueva área laboral. Además,
dictará charlas motivacionales a
otras personas afectadas.b
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