las capellanías laicales. Pitillas y Ruesga escribía de aquéllos en su Tratado de medias anñatas que tales bienes eran «temporales y profanos» porque podían ser dejadós en herencia a seglares, lo que no sucedía con los patrimonios de frailes y monjas que se incorporaban a los bienes del convento en cuestión siempre que sus titulares permanecieran en él, pudiendo volver a disponer privadamente de los mismos en el caso de abandono de la religión. De todos modos, esta explicación no pasa de ser conjetural. En cuanto a la producción en reales, la diferencia entre ambas fuentes no ofrece tanta complejidad. Las relaciones dan un balance final de 75.905.889 rs. superior en 903.549 a la de los resúmenes y puede estar derivada de una mayor precisión en la valoración de las parcelas sobre el terreno. Por no acopiar los resúmenes el número de parcelas, hay que aceptar el que resulta de las relaciones: 548.765. Baste todo ello para justificar la utilización de esta parte de la fuente y sus nuevas cifrás en el epígrafe que sigue. TIERRA Y JURISDICCION Se trata aquí de precisar la extensión correspondiente a lo solicitado en la pregunta segunda del Interrogatorio General ( «si es de realengo o señorío, a quién pertenece...») continuando la parte del capítulo primero que se destinó a analizar bajo qué régimen se encontraban los núcleos de población y, en defintiva, la misma población. Cierto es que la intención con que esto se aborda es eminentemente práctica por lo que se elude, de forma pretendida, toda referencia a instituciones jurídicas analizadas tan minuciosamente por los historiadores del siglo XIX y primera mitad del XX; y aunque se adopta el espíritu del Catastro, para el que un reparto jurisdiccional no era significativo porque no era objeto de posible contribución, con todo, creo que explicitarlo ha de ayudar a comprender mejor las circunstancias que podían condicionar las formas de detentar la propiedad. Sobre el total de 3.183.869 fanegas, eran de realengo en la pro-vincia de Toledo 727.444 fanegas (22,8 por ciento) y de señorío 2.456.425 (77,1 por ciento). Pero este balance tan favorable para la jurisdicción señorial, todavía lo es más si se le incocporan las extensiones conespondientes de lo que he venido denominando señorío 270 «concejil» de Toledo en detrimento de las tierras realengas, en cuyo caso pasarían a ocupar el I 3,8 por ciento. La Corona actuaba de forma mediata sobre un 86,1 por ciento de las tierras; y aunque la variedad de situaciones jurisdiccionales fuera «extraordinaria», como escribe Domínguez Ortiz (5), y en muchos lugares el señorío quedase asimilado a un corregimiento perpetuo, no cabe duda que la existencia del régimen señorial era impedimento para el desarrollo de los intentos borbónicos de políticas unitarias. El predominio de los ayuntamientos, principal objetivo de muchos señores jurisdiccionales, en el organigrama administrativo iba a frenar los sucesivos proyectos de Unica Contribución. Con todo, en la práctica la influencia inmediata de la administración real debía ser mucho mayor: piénsese en el señorío concejil de la ciudad de Toledo sobre sus Montes o en las tierras de la Orden de Santiago de las que el rey era Gran Maestre y Administrador perpetuo. En un cómputo global, dicha administración se ejercería de forma más o menos directa sobre el 37,3 por ciento de la extensión (1.186.789 fan.), resultante de sumar al realengo y señorío concejil la extensión de dicha Orden, excluyendo la de San Juan (Sl 1.806 fan.) (6). Si se examinan las extensiones «jurisdiccionales» por partidos se observan sensibles diferencias. En tantos por ciento con respecto a sus totales: Toledo Alcalá Ocaña Talavera San Juan (5) realengo S.S. 20 31,5 13,4 0,6 2,2 42,3 56,2 24,9 31,8 - . S.E.S. S.E.R. OO.MM. S.C 5,6 12 1,2 62,7 - 3 0,2 0,2 4,8 - 2,3 60,2 97,7 26,7 - (7) DOMINGUEZ ORTIZ, A.: o.c., p.430. En relación a los conceptos de realengo o señorío concejil la villa de (6) Valdemoro ofrece una precisión que es obligado destacar: se dice en su Interrogatorio que «es de señorío y pertenece a la misma villa por compra que della hizo al Excmo. Sr. Duque de L.erma»; lo cual Ileva a cuestionar si era de réalengo o de señorío. Aquí se ha considerado de realengo. _ l.a villa de Urda era de realengo aunque, se decía, estaba en territorio de San (7) Juan. APT, libro 765. Siglas. S.S. Señorío Secular; S.E.S. Señorío Eclesi5stico Secular; S.E.R. Señorío Eclesiástico Regular; OO.MM. Ordenes Militares; S.C. Señorío Concejil. 271 Sin embargo, avanzando en el esquema propuesto es interesente analizar el reparto del producto anual en dinero de las distintas jurisdicciones. En realengo 13.481.148 rs. 17,8 % En señorío • señorío secular • eclo. secular • eclo. regular • OO.MM. • concejil 29.424.232 10.711.894 782.904 19.094.107 2.333.604 38,8 14,1 1 25,1 3,1 Implican estas cifras un avance del realengo con el correspondiente retroceso de las tierras en régimen señorial (82,1 %). Tal retroceso se polarizaba en las extensiones de señorío eclesiástico regular, concejil, y de Ordenes mientras aumentaban en la participación en el total las de señorío secular y eclesiástico secular. Y la distribución del producto por paftidos, en tantos por ciento: Toledo Alcalá Ocaña Talavera San Juan realengo S.S. S.E.S. S.E.R. OO.MM. S.C. 26,4 30 12,8 0,7 2,3 SS,I 51,7 33,5 24,9 - 6,9 18,2 0,8 70,7 - 1,3 0,04 0,1 3,6 - 2,9 52,7 97,6 7,3 - Este cuadro muestra, más que el de la extensión, las posibilidades de intervención de los distintos regímenes jurisdiccionales porque, al fin y al cabo, era el producto en dinero y su posterior distribución lo que debía ser controlado. El dominio sobre el producto, a través de diversos mecanismos, configuraba la importancia de los señoríos o del realengo. Una segunda cuestión plantea el epígrafe que se está tratando: la de la relación entre el señorío jurisdiccional y la propiedad de la tierra del titular de dicho señorío en el mismo término en que ejercía la jurisdicción. Jurisdicción y propiedad son tomados aquí, desde el contexto del Catastro, como dos conceptos diferentes donde el análisis de su grado de interrelación puede servir para detenminar la 272 mayor o menor incidencia del régimen señorial, como tal,_sobre una extensión dada y sus habitantes. Tomando la institución del señorío jurisdiccional como la forma común del régimen señorial en el XVIII (la que procedía de un traspaso de competencias que la Corona había en favor del señor de vasallos), la mayor o menor cantidad de tienra poseída en el término actuaba reforzando aquella institución hasta llegar a un encuentro culmen en que jurisdicción y propiedad se identificaban sobre dicha extensión (para los estudiosos de las instituciones esto supone la aparición de otra modalidad diferente de dicho régimen, «el señorío solariego»). Según estos trazos, las relaciones particulares de Toledo muestran toda una gama de presencias del régimen señorial. Excluidos, por tanto, los núcleos de realengo (y con ellos también los que dependían de la ciudad de Toledo) en los que era frecuente la propiedad de tierras de la nobleza e instituciones eclesiásticas, los poblados y despoblados de la provincia con jurisdicción señorial eran 335. De éstos, en l l7 el señor no era propietario de tierra alguna dentro de sus límites jurisdiccionales. El ejemplo más relevante lo constituía el señorío de la Dignidad Arzobispal de Toledo: era puramente jurisdiccional en las villas y lugares del partido de Talavera que se llamaban de la «Mesa Arzobispal». El conjunto estaba formado por cinco villas (Alcaudete, Brugel, Cerralbo de Talavera, Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina) y 34 lugares que hacían una extensión de 316.108 fanegas (148.855 has.); la Dignidad era también señora jurisdiccional sin propiedad de cuatro despoblados situados en el alfoz de la villa de Talavera: Covisa, Las Abiertas de San Bartolomé, Santa Cruz de la Jara y Villanueva del Horcajo que estaban parcelados entre S14, 136, 297 y 434 propietarios, respectivamente, de los pueblos de los alrededores (8). Lo mismo sucedía en Alcalá de Henares, Villaviciosa o Camarena de dicha Dignidad; en Brihuega, de la que era señora, tenía solamente 466 fanegas y en Santorcaz la mínima extensión de _ 4,9 fanegas. Se cita esta circunstancia para añadir un dato m5s a la tipología del «despo(8) blado», que sigue estando todavía poco estudiado. 273 Pero había más ejemplos: señores jurisdiccionales sin propiedad en el término eran la duquesa del Infantado en todos los pueblos dependientes de Arenas de San Pedro, el conde de Palma en siete villas de Talavera (Castillo de Bayuela, Garciotum, Higuera, Hinojosa, Marupe, Montesclaros, N^ño Gómez; en Real de San Vicente tenía dicho conde,-además de la jurisdicción, 238 fan. o el 3,7 % del término) y la marquesa de Canales (9) en sus villas de Chozas de Canales y Yunclillos y en el despoblado de Regachuelo. Dos muestras más de acumulación de jurisdicciones sin tierras eran la Orden de Santiago en pueblos tan significativos como Dos Barrios, Pedro Muñoz, Puebla de Almoradiel, Puebla de Don Fadrique, Rozalem, Tarancón y Villatobas, y la duquesa de Escalona-marquesa de Villena en los lugares' de Aldeaencabo, Carralbo de Escalona, Crespos, El Brabo, Majadillas, Navahondilla y Villarta de Escalona. ^ No es caso ofrecer la larga lista de casos en la misma situación pero sí decir que en ]04 pueblos, el 43,3 por ciento del total en régimen señorial, se daban estas circunstancias; a partir de este punto, el tanto por ciento de participación de los señores jurisdiccionales en la propiedad de la tierra era variable. Hay que señalar de nuevo que se trata solamente de propiedades del titular jurisdiccional en su propio término y no de establecer bloques de gran propiedad; ésta, como se verá más adelante, se asentaba comúnmente sobre jurisdicciones ajenas. Por cuestión de procedimiento, y por creer que tienen una explicación diversa, se procede a desdoblar la cifra de las 335 jurisdicciones señoriales en dos grupos: 240 pueblos y 95 despoblados. Si se establece una escala de propiedad, en tanto por ciento, con arreglo al total de la extensión de los términos, se tiene que la propiedad del titular del señorío era: ninguna de0a10% de 11 a 25 de 26 a 50 de 51 a 75 de 76 a 100 de 100 en 104 pueblos 80 24 16 ^ 7 6 3 y 13 despoblados 6 3 7 4 11 51 (9) La marquesa de Canales era monja bemarda en el convento de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid. 274 - Además de cumplir con las prerrogativas propias del señor jurisdiccional ^obro de rentas y control de los concejos-, los vecinos, en mayor o menor grado en función de la eztensión, mantenían con aquél relaciones contractuales. En el 76,6 por ciento de los pueblos los señores eran propietarios de menos del ]0 por ciento del término. En este sentido, el ejemplo más continuado de poca propiedad lo ofrece la Orden de San Juan en los pueblos de su Priorato: en cuatro villas no tenía tierras y en las demás no llegaba al ] por ciento (]0), a excepción hecha de Turleque donde tenía el 5,4 (si bien el producto anual de estas tierras hacía solamente el 0,5 por ciento). Es difícil encontrar factores comunes en estas propiedades que permitan apuntar conjeturas tales como que los señoríos «antiguos» (de la Baja Edad Media) tenían en propiedad más tierra en sus términos que los «nuevos». En aquéllos se encuentra de todo: en el estado de Villena, la propiedad del señor llegaba al 40,9 por ciento del término en Pelafustán y el 0,5 en Cenicientos o nada tenía en otros pueblos a los que he hecho referencia. Infantado tenía el 76,2 de Barcience y nada en los lugares de Arenas de San Pedro; otro tanto sucedía a los señores de Orgaz y Fuensalida. En los partidos de Alcalá y Ocaña el número de pueblos en los que el señor era propietario de menos del 10 por ciento de las tierras era elevado. En el primero coincide con el hecho de ser el partido donde en el XVI hubo más transferencias de jurisdicciones: muchos pueblos que pertenecían a la Dignidad Arzobispal de Toledo pasaron a ser de realengo y luego su jurisdicción fue vendida a particulares. En Ocaña, el alto número de casos se debe a las pocas tierras de la Orden de Santiago y a la pervivencia de jurisdicciones aisladas de grandes casas: el conde de Fuensalida y marqués de Estepa era señor de Colmenar de Oreja (donde sólo tenía 10,10 fan.), de Lillo (no tenía tierras) y de Oreja (sus 214 fan. representaban el 11,8 por ciento del término). La duquesa del Infantado lo era de Valdaracete (sin tierras en propiedad) y de La Zar^a (con 148,11 fan. que hacían el 3,1 del total). En el 23,3 por ciento de los pueblos, sus señores eran propietarios de más del ]0 por ciento de la extensión. Pero para calibrar en (10) En Alcázar, la Orden de San Juan era propietaria del 0, I 9o del término; en Argamasilla del 0,2; en Consuegra del 0,5; en Camuñas del 0,1; en Madridejos y Tembleque del 0,4. 27^ su justa medida la importancia del dominio práctico del régimen señorial es preciso añadir a las variables que se vienen utilizando la extensión comunal; ésta acentúa la dependencia de las sociedades rurales por partida doble: disminuye la proporción de tierras en propiedad de los labradores, con la consiguiente ventaja para las tierras del señor, y aumenta, a-la vez, la acción del señorío jurisdiccional al regular éste la utilización de dicho comunal a través de su influencia en la composición de los ayuntamientos. Se da la relación de los señores jurisdiccionales propietarios de más del 50 por ciento de las tierras de sus términos debiéndose resaltar que la verdadera significación del papel de éstos en la vida de los pueblos, en la mayoría de los casos, la otorgaba la proporción del producto resultante en el total. señor jurisdiccional conde de V'illaumbrosa conde de Mora marquesa de Astorga conde de Mora cnv°. S.Clemente.Toledo duquesa del Infantado marqués de Mon[emayor conde de Fuensalida conde de Fuensalida marqués de Montemayor monasterio Jerónimos marqués de Montealegre mariscala de Castilla lugar Noez Layos Velada Congosto Azután Barcience Villaluenga Huecas Guadamur Villaseca de la Sagra Puebla de Guadalupe Batres Caudilla extensión producto 93,6 92,1 87,5 86,6 83,7 76,2 67,3 66,9 64,3 61,6 60,6 59,7 58,9 88 92,6 75,9 97,8 85,6 76,2 70,5 66,1 59,3 62 21,8 70,8 55,5 Los casos de Congosto y Layos son relevantes porque las participaciones, sobre todo, en el producto total de las tierras del término convertían de hecho al conde de Mora en un señor de vasallos. La extensión de los propios y comunes acentuaba la importancia de las tierras propiedad de los señores: en Barcience, quitada aquélla, la duquesa poseía el 82,3 por ciento de las tietras de particulares; en Batres, el señor pasaba al 78 por ciento; en Guadamur al 76, en Villaluenga al 68,6, en Villaseca de la Sagra al 65,6 y en Velada la marquesa de Astorga al 95 por ciento. La puebla de Guadalupe carecía de comunales (la villa no tenía propios y los ganados pasta276 ban en una dehesa boyal del Monasterio (11); tampoco los tenían Layos y Congosto, y Noez solamente 16,6 fanegas. En dos villas y un lugar el señor era propietario de todo el término. La procedencia de los tres era la misma: habían sido antiguos cotos redondos que fueron poblados con posterioridad. Buenamesón y Torrelengua pertenecían al convento de Santiago de Uclés (634 y 1.272 fanegas) y su población era mínima (ambas tenían 5 vecinos seglares -20 individuos- y un eclesiástico); con una organización semejante al despoblado, solamente de forma teórica podrían ser consideradas como señoríos «solariegos». Nuevo Baztán, en cambio, resulta una muestra más clara de esto último; había sido levantado por el navan-o D. Juan de Goyeneche, tesorero de la reina Dña. Mariana de Austria, sobre el antiguo «despoblado-coto redondo» de Balmores de 3.563 fanegas en término de La Olmeda de la Cebolla. En 1752 era señor su hijo D. Juan de Goyeneche, marqués de Belzunce; tenía 63 vecinos seglares y 3 eclesiásticos ocupados en diversos oficios dentro de un modelo de «señorío ilustrado» (7 labradores, 2 labradores sirvientes, con 4 ayudantes y 3 zagales, y 13 jornaleros se ocupaban de las tierras; un pastor, con 2 ayudantes, del ganado, y el resto eran tejedores, sombrereros, jaboneros, tundidores y pelaires en las fábricas que tenía arrendadas) (12). En los despoblados, el señor jurisdiccional era propietario de toda la extensión en el 53,6 por ciento de los casos (en 51 de los 95 despoblados); como un inciso hay que indicar que aún está por esclarecer si ha de hablarse efectivamente de señoríos o más bien de propiedades con jurisdicción distinta a la del término en la que estaban enclavadas. Con los despoblados sucedía lo mismo que con los poblados: jurisdicción y propiedad no tenían por qué coincidir en un mismo titular; ni el señorío tenía que equivaler a propiedad única ni el realengo era equivalente a propiedad dividida. Ablates y Mazarabeas eran de realengo y el único propietario de las tierra^ era el Cabildo de la Catedral de Toledo (13); la única propietaria de Estibiel, de realengo, era la mariscala de Castilla (14); Montalbanejos, de realengo, tenía (I I) (12) APT, libro 296. APT,libro447. (13) APT, libros 697 y 708. (14) APT, libro 704. _ 277 dos únicos propietarios: el Cabildo de la Catedral de Toledo y el conde de Fuensalida (l5); por contra, la Dignidad Arzobispal en sus despoblados de Talavera, a los que se ha hecho alusión, no poseía tierra alguna; Bonaval, señorío de D. José Romo vecino de Toledo, tenía como único propietario al monasterio cisterciense del mismo nombre (16); Valtierra estaba fuertemente parcelado y su señor, el marqués de San Esteban y Legarda, no tenía extensión alguna (17). En estos lugares, la vinculación de los participantes en la explotación con el señor estaba regida exclusivamente por las relaciones contractuales de arrendamiento o por el pago de censos a cambio de tierra. ESTADO SEGLAR-ESTADO ECLESIÁSTICO Antes de explicar el reparto de la tierra en función de las modalidades distintas de propietarios, se hace ineludible atender a estos dos conjuntos porque la forma de organización del Catastro gira a su alrededor. Extensión Para ello, se toman de nuevo los datos procedentes de los resúmenes finales de las Respuestas Particulares, utilizados en el capítulo anterior, por ofrecer la posibilidad de distinguir las extensiones dedicadas a los distintos cultivos. Sobre. la extensión provincial de 3.384.701 fanegas, al estado seglar correspondían 2.656.137 fanegas (78,4 por ciento) y al eclesiástico beneficial y patrimonial 728.563 fanegas (21,5 por ciento). En esta provincia, la extensión ocupada por la Iglesia proporcionalmente era mayor que en el resto de Castilla la Nueva: según cálculos realizados por el Grupo 75' sobre los Mapas Generales del AHN, la reláción global en ésta era de 83,1 por ciento para las tierras de legos y de 16,9 para las de eclesiásticos (18). (IS) _ (16) APT, Iibro 708. APT, libro 29. (17) APT, libro 30. (I8) GRUPO 75': o.c., p. 191. 278