ENTREVISTA MILAGROS POBLADOR: El Arte de la Coloratura OpusMusica entrevista a la soprano madrileña Milagros Poblador, cuyo vínculo con la Staatsoper de Viena, la Deutsche Oper de Berlín y muchos otros prestigiosos teatros la convierten en uno de los valores más internacionales de la lírica española. Especializada en los roles de "coloratura extrema", este aspecto de su repertorio ha centrado la conversación tras la inevitable referencia a los comienzos de tan importante carrera. Milagros Poblador, cuya simpatía y amabilidad compiten en igualdad de condiciones con su segura técnica vocal y su deslumbrante coloratura, es continuadora de la mejor tradición de grandes voces españolas que han desarrollado carreras internacionales de primer orden. - Nos gustaría conocer cómo se desarrollaron de los inicios de tu carrera. -Empecé a estudiar canto porque me encantaba cantar, pero en aquella época no pensaba que el canto podría llegar a convertirse en mi salida profesional, ya que el entorno en el que me movía no había nadie que me animara realmente a que pudiera ganarme la vida cantando. Para mí estudiar música era un hobby que simultaneaba con mis estudios de Farmacia, especialidad en la que comencé a trabajar. Pero por un capricho del destino me quedé en el paro como farmacéutica y decidí aprovechar ese momento para terminar mi carrera de canto en el conservatorio y tratar de dar una oportunidad a mi voz. Durante este tiempo me presenté a una plaza de soprano en el Coro del Teatro de la Zarzuela de Madrid y gané la plaza por oposición, lo que supuso un cambio en mi vida. Tras tres años en el coro comencé a presentarme a concursos de canto y gané, sorprendentemente para mí, el Concurso de Canto Eugenio Marco de Sabadell. En el jurado estaba el tenor Francisco Lázaro, quien se dirigió a mí de forma espontánea diciéndome que necesitaba trabajar más en serio la técnica vocal para lo que se ofreció voluntariamente a darme clases, con plena disponibilidad por su parte. -¿Qué supuso para tí esta posibilidad? - Este ofrecimiento me abrió la puerta a una nueva dimensión del estudio del canto. Me trasladé a Barcelona y el trabajo con Francisco Lázaro fue como sumergirme en un mundo nuevo: la técnica vocal, una explicación de la respiración...todo. Me desmontó entera y empecé otra vez. - ¿Entonces se puede decir que debes tu técnica a Francisco Lázaro? - Sí, él es mi maestro de canto, con quien aún estudio, pero no es sólo un maestro de canto, sino también un maestro del resto de aspectos de la profesión, pues mi trabajo con él suponía estar al lado de un profesional que ha cantado sobre un escenario, que me ha contado anécdotas, problemas con contratos, él me ha dado una formación completa, es lo que yo llamo un mentor, para mí fue un encuentro vital. - ¿Cuándo tuvo lugar tu debut? - Fue en el Teatro de la Zarzuela en mayo de 1994, con el rol titular de Marina de Arrieta, y ocurrió incluso unos meses antes de comenzar a trabajar con Francisco Lázaro. En septiembre solicité la excedencia del coro y más tarde me presenté al Concurso Francisco Viñas de Barcelona donde obtuve el premio a la mejor soprano ligera, que fue muy importante para mí. - Y de ahí el salto profesional definitivo... - Sí, canté la Reina de la Noche de "Die Zauberflöte" de Mozart en Palma de Mallorca, que con el tiempo se convirtió en mi rol por antonomasia. - Respecto a este emblemático rol, ¿piensas que es más adecuado a una soprano ligera como es tu caso, o a una soprano dramática con coloratura? - Yo pienso que la soprano dramática coloratura que tenga un Fa sobreagudo sencillamente no existe. Ha habido alguna cantante de estas características que lo ha hecho alguna vez, como por ejemplo Edda Moser, pero lo cantó tan sólo durante una temporada. - ¿Cuántas veces has interpretado este rol? - Más de ciento cincuenta veces ya. - ¿Y respecto a la Zerbinetta de "Ariadne auf Naxos" de Richard Strauss, otro rol emblemático de soprano de coloratura? - Zerbinetta lo que tiene es un Mi, medio tono por debajo de los Fas de la Reina de la Noche, pero es un Mi mantenido, después de doce minutos de aria muy exigente. Debuté este rol en el Teatro del Liceo de Barcelona, y en el primer reparto cantaba Edita Gruberova, una cantante a la que admiro muchísimo. - Supongo que te habrán dicho más de una vez que tu emisión recuerda por momentos a la de Gruberova. - Yo la escucho mucho, puede ser que sin querer haga cosas parecidas, pero en todo caso imitar a los sabios me parece una virtud. Es una mujer sencillísima, en su día cantamos "La Sonnambula" de Bellini en versión concierto en Barcelona, ella hacía Amina y yo Lisa, con su marido Friedrich Haider dirigiendo, que no quiso cortar nada de mi papel, canté las dos arias con sus repeticiones. Cuando ella cantó la aplaudí desde mi puesto, y cuando yo canté mi segunda aria ella me aplaudió a mí desde el escenario, lo que dice mucho de su categoría humana, es una gran señora. En otra ocasión también se dijo en la prensa que había cantado unas variaciones "a lo Poblador" que habían recibido unos aplausos "a lo Gruberova" - ¿Cómo se produjo tu salto internacional? - Audicioné en Frankfurt para una agencia y conseguí una plaza de soprano para hacer la Gilda de Rigoletto en Linz en 1998, donde me dieron un contrato estable de dos años de duración en el Landestheater de esa ciudad austríaca, lo cual me vino fantásticamente desde el punto de vista profesional, aunque también fue una experiencia muy dura a nivel personal. En Linz canté algunos roles muy importantes para mí: Gilda de Rigoletto, Olimpia en "Les contes d'Hoffmann" de Offenbach y Anne Truelove en "The Rake's Progress" de Stravinski, un papel precioso. Olimpia y Gilda han sido roles que posteriormente me han abierto las puertas de otros teatros importantes. Gilda me llevó a audicionar a la Staatsoper de Viena, donde necesitaban una soprano extremadamente aguda para "Die Jakobsleiter" de Arnold Schönberg. Obtuve el contrato para esta ópera y también para la Reina de la Noche, papel con el que debuté en Viena antes de lo previsto debido a una cancelación de Natalie Dessay en 2000, en funciones retransmitida para ORF que se pudieron ver en todo el mundo, lo que me abrió las puertas de Berlin, y muchos otros teatros, en un salto realmente muy rápido. En Viena continué trabajando con contrato un estable que aún sigue vigente, y canté Sonnambula, Olimpia y "Der Riese vom Steinfeld" de Friedrich Cerha (compositor encargado de finalizar la inacabada "Lulú" de su maestro Alban Berg). También mantengo un vínculo con la Deutsche Oper de Berlín, donde canto a menudo la Reina de la Noche, que también he cantado en Bonn, Zurich, Frankfurt, Düsseldorf, Graz y muchos otros teatros. - ¿Qué diferencia encuentras en el significado de la coloratura en las diferente épocas de la música, cómo interpretas su evolución a lo largo de la historia? - La coloratura de la Reina de la Noche por ejemplo tiene un sentido dramático, su rabia se refleja en los staccatos, y en la primera aria es como un hechizo, la Reina con su coloratura está hechizando a Tamino para que éste haga lo que ella quiera, pero aquí la coloratura no deja de ser un artificio vocal; este hechizo tiene un sentido dramático muy diferente al sentido que la coloratura tiene en Richard Strauss, en cuya música la coloratura está muchísimo más evolucionada. En Zerbinetta por ejemplo no se trata tan sólo de dar las notas afinadas, lo cual debido a su extrema dificultad ya supondría suficiente esfuerzo, sino que hay que entender que esa sucesión de melismas y cromatismos no está puestas al azar por el compositor. Strauss con esta coloratura estaba dibujando la sensualidad y la frivolidad del personaje, es el reflejo en música de lo que Zerbinetta está expresando con palabras, o más bien insinuando con la voz. Cuando lo canto puedo fantasear pensando que los pasajes son diferentes amantes de Zerbinetta cada vez que la voz asciende o desciende: es un coloratura más libre, más flexible, menos sujeta al ritmo que la de Mozart. Strauss permite al intérprete crear, imaginar y desarrollar más el personaje que Mozart, quien ya lo dice absolutamente todo con su música. ¿Y la coloratura belcantista? - En el belcanto se trata de buscar la belleza de la voz en sí misma. El hecho de que Donizetti pensara que cuando la soprano se volvía loca empezaba a vocalizar desde mi punto de vista tiene menos sentido dramático; Strauss la habría puesto a gritar, que es lo que hace en Elektra por ejemplo. El belcanto es menos realista, más ideal, busca más el lucimiento virtuosístico vocal en sí mismo. - ¿Y las soluciones técnicas son también diferentes para cada estilo? - Yo hago lo mismo con la voz para los diferentes compositores. - Aunque nos gustaría continuar esta apasionante conversación con una cantante que además de poseer una extraordinaria técnica demuestra tener muy claro el concepto musical y dramático de los roles que interpreta, hemos de acabar esta entrevista no sin antes preguntar a Milagros Poblador por sus próximos proyectos. - Vuelvo en enero de 2006 a la Staatsoper de Viena para cantar cuatro funciones de "Die Zauberflöte", y a propósito del "Año Mozart" también interpretaré el Requiem junto al Orfeón Donostiarra en Madrid, Salamanca y Santander. También me hace especial ilusión mi debut en la temporada de Bilbao de OLBEABAO con Olimpia en "Les contes d'Hoffmann" de Offenbach, junto al tenor Aquiles Machado, con puesta en escena de Gian-Carlo del Monaco; será en mayo de 2006. Otro teatro nuevo para mí es el de la Monnaie de Bruselas, donde cantaré de nuevo Reina de la Noche en 2007. Agradecemos a Milagros Poblador su deferencia con la revista OpusMusica y le deseamos que su personalísimo arte vocal continúe escuchándose durante muchos años en los mejores teatros de ópera del mundo. www.milagrospoblador.com