UNIDAD 9. LA II REPÚBLICA. 1. GOBIERNO PROVISIONAL Y PROGRAMA INICIAL. Gobierno provisional. Tras las elecciones municipales del 12 de abril, que se consideraron una victoria republicana y la marcha de Alfonso XIII, se proclama la República el 14 de abril de 1931. Apenas proclamada, se instituyó un gobierno provisional formado por una coalición de los hombres más destacados que habían contribuido al cambio de régimen: los elementos más conservadores eran Alcalá-Zamora -nombrado presidente- y Miguel Maura. Entre los republicanos "típicos" destacaba Azaña. El partido radical, convertido en un partido de centro, estaba representado por Lerroux y Martínez Barrio, Alvaro de Albornoz y Marcelino Domingo, a su vez, representaban a los radicalsocialistas. Y en cuanto a los socialistas, Indalecio .Prieto (de la línea socialdemócrata) y Largo Caballero ( del ala radical). Además hay que señalar que el hombre con más ideas e iniciativas era Azaña, que contribuiría decisivamente a la configuración del nuevo régimen y que la tremenda diversidad de temperamentos e ideologías hacía muy difícil un mínimo de consenso en el seno del gobierno. Programa inicial. El Estatuto Provisional. El nuevo gobierno emprendió la realización del programa previsto en el "Pacto de San Sebastián". El 15 de Abril fue publicado un "Estatuto Provisional" que declaraba los objetivos inmediatos que se pretendían lograr: implantación de una auténtica democracia, el reconocimiento de las entidades regionales, revisión del régimen de propiedad agraria, libertad de cultos y creencias. Las Cortes Constituyentes y primeros decretos. En Junio de 1931 se celebraron elecciones. Su resultado: los socialistas obtuvieron 113 escaños, los radicales 87, los radical-socialistas 61 y algunos menos los republicanos intelectuales. La derecha no pasó de 60. Las Cortes se reunieron el 14 de julio. Su tarea fundamental: elaborar una nueva constitución. Previamente, sin embargo, procedieron a la aprobación de unos decretos dados por el gobierno Provisional en los primeros meses de la República: a) Decretos sobre el trabajo agrario (obra de Largo Caballero). Creación de "Jurados mixtos del trabajo rural", jornada de 8 horas; se prohibe desahuciar a los pequeños arrendatarios y se obliga a los propietarios a cultivar todas sus tierras. b) Decretos de Azaña. Crearon malestar en el ejército. Se exige el juramento de 1 fidelidad a las instituciones republicanas, se deroga la Ley de Jurisdicciones, se suprimen las capitanías generales del "Consejo Supremo de Guerra y Marina" y de la Academia General Militar, se disminuyen los escalafones de algunos generales como Franco, Fanjul, etc. c) Decretos de Instrucción pública (obra de Marcelino Domingo). Creación de 6.500 escuelas y aumento, por tanto, del número de maestros. Se crea el "Patronato de Misiones Pedagógicas" para las zonas rurales. 2. LA CONSTITUCIÓN DE 1931 Proclamada la II República, el nuevo régimen buscó en la elaboración de una constitución el primer paso para consolidarse. Las Cortes Constituyentes, con Julián Besteiro como presidente, designaron una comisión que, presidida por Jiménez de Asúa, elaboró el proyecto de Constitución que, después de tres meses de discusión, terminaría aprobándose el 9-12-1931. La cuestión religiosa. Fue ésta la cuestión más discutida. La Constitución terminó contemplando la libertad de conciencia, la no confesionalidad del Estado y la disolución de la Compañía de Jesús. Se negaba, además, a la Iglesia cualquier beneficio del Estado. La estructura territorial del Estado. La Constitución establece en su artículo 8 que España está integrada por municipios y regiones con derecho a la autonomía. Se intentaba así solucionar el problema regional. Otras notas características de la Constitución de 1931. - Recoge y amplia los derechos ciudadanos, para los que se creaba un sistema de garantías con el "Tribunal de Garantías Constitucionales". - Inscribe las instituciones en un equilibrado régimen parlamentario, con total independencia del poder judicial. En el plano institucional, a su vez, el poder principal recayó en el Parlamento, que ahora era unicameral y estaba caracterizado por amplias competencias legislativas y un gran control sobre el Ejecutivo. - Por último, en lo que se refiere a la propiedad privada de los medios de producción, quedaba subordinada a los intereses de la economía nacional y a la posibilidad de nacionalización. 2 Influencia de otras constituciones. La Constitución pretendía ser reflejo de los avances jurídicos y políticos habidos tras la I Guerra Mundial. Por ello se dejo influir por las Constituciones de Austria, México y la Constitución de Weimar alemana. 3. GOBIERNO DE AZAÑA (diciembre de 1931- septiembre de 1933) Gobierno de coalición de republicanos de izquierda y socialistas. El 10 de diciembre Alcalá Zamora fue elegido de nuevo presidente de la República. Dos días después Azaña formó su gobierno de coalición de republicanos de izquierda y socialistas. La doble estrategia de la derecha. La derecha no aceptaba la Constitución y, apoyada por la Iglesia, postuló su revisión. Desde el primer momento actuó con dos estrategias: una era la conspiración, que desembocó en la conspiración de Sanjurjo el 10 de agosto de 1932. La otra era la penetración pacífica en el sistema, que logró su máxima expresión en la CEDA. Estatuto de Cataluña y Reforma Agraria. Los diputados de la derecha obstaculizaron sistemáticamente los debates sobre el Estatuto Catalán y la Reforma Agraria, que a pesar de todo, fueron aprobados en septiembre de 1932. En Cataluña, las elecciones autonómicas de noviembre confirmaron la hegemonía de la Esquerra y la presidencia de Maciá. En cambio, la Reforma Agraria era asunto más complejo. Para evitar que la lógica impaciencia de los campesinos acarrease conflictos de orden público, el Gobierno publicó el "Decreto de Intensificación de Cultivos" que permitió el acceso i9nmediato a tierras laborables sin explotar a campesinos que carecían de ellas, para cultivarlas en su ciclo bienal. Más de 32000 yunteros fueron asentados antes de la primavera de 1933; no obstante, la resistencia de los propietarios, y la roturación por vía extralegal, fueron causa de numerosos conflictos. La tensión social. Los sucesos de Casas Viejas. La tensión social se agudizó desde el primer momento, y no sólo por las huelgas violentas de anarquistas y comunistas, sino por el permanente conflicto entre trabajadores de la tierra y patrones agrarios que no podían mantener sus beneficios. En 1933 aumentó la conflictividad. En Enero los anarquistas protagonizaron una sublevación armada en Casa Viejas (Cádiz) que no hubiera tenido particular 3 trascendencia de no ser por la cruel represión del capitán Rojas, que motivó una campaña de protestas. La "Ley de Congregaciones Religiosas". Azaña promulgó poco después esta ley, privando a las congregaciones religiosas del derecho a la enseñanza. La ley motivó la airada protesta del Vaticano y de la jerarquía española. Crisis política y caída de Azaña. El gobierno de Azaña se fue desgastando por estos y otros motivos, provocando finalmente su caída y dando paso a los brevísimos gobiernos de Lerroux y Martínez Barrios, tras lo cual fueron disueltas las Cortes y se convocaron elecciones generales. Elecciones generales. Celebradas con normalidad a finales de 1933, la nueva Cámara que de ellas resultó significaba un verdadero vuelco en la situación parlamentaria y política del país: aun sin haber una amplia mayoría de un solo partido, la CEDA pasaba ser la minoría mayoritaria, seguida por el centrista partido radical. 4. BIENIO RADICAL-CEDISTA (BIENIO DE DERECHAS). El primer gobierno Lerroux (nov. 1933- abril 1934). Una política hacia la derecha. Inestabilidad social. En noviembre de 1933, Lerroux formará gobierno con apoyo parlamentario de la CEDA. El gobierno era de centro pero dependía de la derecha, que estuvo presionando para conseguir la rectificación (o al menos la no aplicación de lo legislado entre 1931 y 1933). El año 1934 empezó de manera incierta. En el campo, los propietarios se consideraron de nuevo dueños y señores; mientras que en las ciudades menudearon las huelgas. Gobierno de Ricardo Samper (abril 1934-octubre 1934). El radical Samper formó gobierno en abril. Los problemas con que tuvo que enfrentarse fueron: - Huelga general de los trabajadores de la tierra organizada por la "Federación de los Trabajadores de la Tierra" de UGT para junio. Duró dos semanas y terminó con una dura represión. 4 - Las tensiones entre el gobierno central y el catalán. Con Companys presidiendo el gobierno autonómico, el parlamento catalán votó una "Ley de Contratos de Cultivo" que sería recurrida por el gobierno central ante el Tribunal de Garantís Constitucionales, que, constituido por una mayoría de derecha, terminaría declarando inconstitucional el decreto. Los catalanes no admitieron esta decisión. - El problema vasco. En el País Vasco se enardecieron los ánimos por: * un decreto del Ministro de Hacienda, que se consideró que atentaba contra los "conciertos económicos" de las diputaciones con el Estado; * el continuo bloqueo del Estatuto Vasco. El segundo gobierno Lerroux (octubre 34-mayo 35) En octubre de 1934 Alcalá Zamora encargó a Lerroux la formación de un gobierno que integrase a tres ministros de la CEDA, la agrupación más a la derecha del gobierno. Para muchos significaba una agresión contra la República del 14 de abril. Los problemas sociales: la revolución de Asturias. Para el día 5 de octubre de 1934 se convocaba una huelga general que aunque se da en todas las grandes ciudades, adquirió especial virulencia en Asturias, que quedaría totalmente paralizada. Desde la madrugada los mineros asaltaban los carteles de la Guardia Civil. Los revolucionarios serían virtualmente dueños de Oviedo tres días después. Para entonces el Gobierno ya había encomendado al Tercio de la Legión la lucha contra la revolución. El 18 de octubre se rinde el "Comité Provisional Revolucionario de Asturias". Comenzó entonces una represión de amplitud y ferocidad desconocidas. La revolución en Cataluña. Allí los extremistas presionaron a Companys, que acabó proclamando el "Estado Catalán dentro de la República Federal Española". La reacción del gobierno fue inmediata, suspendiendo el Estatuto y deteniendo a todos los miembros del gobierno de la Generalitat. El tercer gabinete Lerroux (mayo 35-octubre 35). La corrupción políticaadministrativa. Ante la exigencia de Gil Robles de formar un gobierno de la CEDA, Alcalá Zamora, con su característico temor a un gabinete de derechas, acabó un gobierno de coalición, presidido otra vez por Lerroux, pero con cinco cedistas en su seno - entre ellos el propio Gil Robles como ministro de la Guerra -. Así las cosas, mientras en las Cortes continuaba la oposición al proyecto de reforma agraria, no faltaron, entretanto, escándalos, producto de la corrupción de algunos radicales. Primero fue el asunto del " straperlo ", que no pasó de anécdota , 5 pero que levantó enorme polvareda. Lerroux dimitió y fue sustituido por el también radical Chapaprieta. Fue entonces cuando un funcionario, Nombela, denunció la entrega de unas subvenciones que no se habían pasado por el Consejo de Ministros, y se armó otro escándalo que acabó con el poco prestigio que restaba al partido radical. El gobierno Portela Valladares. Alcalá Zamora encargó formar gobierno al centrista Portela Valladares, que pronto se quedó sin el apoyo de las Cortes, que hubieron de ser disueltas, convocándose nuevas elecciones para el 16 de febrero de 1936. La reorganización de la izquierda: hacia el Frente Popular. En el origen y formación del Frente Popular desempeñaron un papel de primer orden los factores emotivos de rechazo de la represión de la revolución de octubre. Uno de los puntos en que cristalizó ese estado de ánimo fue la popularidad adquirida por Manuel Azaña. Pero lo más importante fue el clima de exaltación hacia la unidad de la izquierda, sin distingos partidistas. El 15 de febrero de 1936 se firmó el pacto del Frente Popular. Lo suscriben PSOE, PCE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, UGT, POUM, Partido Sindicalista y Partido Republicano Federal. 5. LAS ELECCIONES DE FEBRERO Y EL TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR. Los dos frentes electorales. Rápidamente se constituyeron los dos frentes electorales básicos: - la derecha, bajo el lema "Contra la revolución y sus complicaciones" presentó un bloque que iba desde la CEDA hasta "Renovación Española" y el tradicionalismo, es decir, desde los posibilistas hasta los monárquicos y contrarrevolucionarios a ultranza. La Falange quedó aislada. - la izquierda, a su vez, presentaba una candidatura llamada "Frente Popular", que era más una coalición electoral que otra cosa, pero que fue acogida entusiásticamente. Tras vencer algunas dificultades se llegó a un acuerdo sobre un programa muy moderado, cuyos puntos principales eran la amnistía y la reintegración de los represaliados, así como la vigencia y aplicación de las leyes republicanas suspendidas o derogadas en el segundo bienio. Resultados electorales. El 16 de febrero 9'8 millones de electores (el 72% del censo electoral de españoles de ambos sexos mayores de 23 años) acudieron a las urnas para elegir 473 diputados entre 977 candidatos. La izquierda obtuvo unos 141.000 votos más que la derecha. La ley Electoral (igual que en 1931 y 1933) otorgaba una prima importante a 6 la mayoría, de ahí que el Parlamento elegido fuese radicalmente de izquierda con 280 diputados frente a los 136 de la derecha. Fin del gobierno de Portela Valladares. En las 24 horas que siguieron a las elecciones se ejercieron presiones por la derecha sobre Portela Valladares para que no reconociese el resultado electoral y declarase el estado de guerra. Portela abandonó en cuanto pudo las riendas del poder. Gobierno de Azaña (febrero-mayo 1936). Así las cosas, Alcalá Zamora no tuvo otra solución que llamar a Azaña. Era el 18 de febrero y Azaña formó un gobierno sólo con republicanos de izquierda. Las primeras medidas de gobierno. En esos dos días, sin romper las formas legales y utilizando la Diputación Permanente de las Cortes, concede la amnistía y reintegración de los represaliados, además de liberar al Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Las Cortes, a su vez, deciden restablecer en su vigor la "ley de Bases de la Reforma Agraria" de 1932. En la primavera de aquel año, lo legislado se aplicaba sin titubeos. Los conflictos de orden público: la escalada de la violencia. Se abría, sin embargo, una etapa difícil. Desde las semanas iniciales de marzo la tensión fue creciendo en la España urbana y la España rural. En Madrid un grupo de falangistas disparó sobre el diputado socialista Luis Jiménez de Asúa, a consecuencia de la agresión murió un policía de la escolta. El Gobierno reaccionó clausurando los locales de la Falange, ilegalizándola y deteniendo a J.A. Primo de Rivera. Las agresiones continuaron por una y otra parte. Nombramiento de Azaña como presidente de la República. En abril, los frentepopulistas decidieron destituir a Alcalá Zamora. Era el primer paso para abrir el camino de Manuel Azaña a la presidencia de la República. El 10 de mayo se eligió por gran mayoría a Manuel Azaña como presidente de la República. Gabinete Casares Quiroga. Azaña terminó llamando para formar gobierno a un hombre de su confianza: Santiago Casares Quiroga. Entre los logros del gobierno podemos destacar la aceleración de la reforma agraria y un nuevo impulso a la creación de escuelas. Entre los problemas políticos que tuvo que enfrentarse, mencionar el distanciamiento entre las organizaciones del Frente popular. Se acelera el engranaje de la violencia. Desde primeros de junio no pasó un día sin que la situación se agravase. Se multiplicaban las huelgas y los incidentes. Pero si 7 seguían las huelgas, también seguía la conspiración y Mola, con el nombre de "Director", recababa apoyos y urdía hábilmente la trama. Julio había acomenzado con una sesión de Cortes en la que Ruiz Funes presentó el "proyecto de ley de rescate y readquisición de bienes comunales y de propios de los pueblos" que suponía la reversión a los municipios de inmensas extensiones de tierras que habían entrado en el dominio privado durante el siglo XIX. La aplicación de este proyecto, aunque se preveía paulatina, sumada a la reforma agraria, suponía a plazo medio una transformación, no por legal menos revolucionaria, de las relaciones de producción en buena parte del campo. Era demasiado para el antiguo bloque dominante de la sociedad. En la noche del 12 de julio, el teniente de asalto José del Castillo era asesinado por un comando de la Falange. La réplica fue inmediata: asesinato de Calvo Sotelo el 14 del mismo mes. En Melilla, la tarde del 17 de julio, el coronel Solans y oficiales de la Legión detienen al general Romerales y se apoderan de la ciudad. 6. EL FRACASO DE LA REPÚBLICA. Ya a mediados de 1936 había una conciencia general de que la República había fracasado. No sólo fue destruida por el alzamiento de julio, las "dos Españas" - o las "tres" como Madariaga señalaba, con una España de en medio incapaz de moderar a las otras dos- se oponían cada vez con más virulencia. Entre las razones de este fracaso están las siguientes: - El escaso número de verdaderos republicanos, en contraste con el de quienes sólo querían valerse de ella, para instaurar otro régimen. - La democracia en "carne viva", más auténtica que nunca pero sin el arraigo de instituciones capaces de consolidarla constructivamente. - La supermovilización política, en parte de origen regeneracionista, y por supuesto entusiasta, quizá no muy preparado para encauzar pacíficamente esos ímpetus. - Lo opuesto y en algunos casos incompatible de los programas, en un momento de ruptura de cauces y convenciones, agravado, además, por la crisis económica. Una actitud "de pacto entre caballeros" como la de la Restauración era impensable en aquel momento. - Las mínimas y con frecuencia discutidas victorias electorales, que denunciaban la igualdad de fuerzas, pero que por las razones antes expuestas no podían desembocar en un equilibrio de poder, sino, por el contrario, en el usufructo del mismo frente a una oposición implacable. 8 - La creciente movilización de la derecha, incluyendo a gentes pacatas de toda la vida, ante el desorden, la violencia y la política antireligiosa. - La creciente movilización de la izquierda social, fruto de una expectativa frustrada de gozosas redenciones y, una crisis económica que la República no había remediado, sino, involuntariamente, contribuido a agravar. Desde luego, estas conclusiones no son definitivas, y muchos autores se dedican y han dedicado a estudiar los mecanismos que ayudaron al fin de la República. La tradicional de tesis de las dos Españas que se enfrentan de una manera inexorable es quizás demasiado simple, pero representa gráficamente la lucha, no de dos bandos ideológicos (lo que es discutible) sino de dos cosmovisiones, de dos formas de entender la vida, que desde el siglo XIX, y quizás desde antes (¿la Ilustración?). El hecho es que la época final del Frente Popular no hizo sino agravar la división de las conciencias y las actitudes de abierto enfrentamiento. La tímida recuperación económica del año 1935 se vino abajo ante las huelgas, las luchas callejeras y la incapacidad del gobierno de dominar la situación. El uso de las armas se generalizó. Las milicias obreras disponían de una disciplina en algunos casos casi militar. La derecha , aunque movilizada en la calle en menor número, había aprendido también, sobre todo entre los jóvenes, "la dialéctica de los puños y las pistolas" de que hablaba José Antonio Primo de Rivera. Los tiroteos por las calles se hicieron frecuentes, así como las bombas en los centros religiosos o en los círculos de gentes de derechas. Era peligroso asistir a un entierro católico sin armas, porque los disparos de los espectadores podían comenzar en cualquier momento. Con todo ello, y en expresiva afirmación de TUSELL, " el país no iba con la anarquía a ninguna parte, ni siquiera a la revolución". El asesinato de Calvo Sotelo, el 13 de julio, fue al parecer, no la gota que colma el vaso, sino más bien el detonante. Las dos Españas, cordialmente enfrentadas, no necesitaban más para lanzarse una contra otra. _______________________________________________________________________ ANEXO. LAS FUERZAS POLÍTICAS EN LA II REPÚBLICA. Uno de los hechos que más destacan en la historia de la Segunda República española es la enorme variedad de fuerzas que actúan en la vida pública simultáneamente. El hecho deriva de la entrada en escena de una serie de elementos de la "España vital" que hasta el momento habían permanecido más o menos al margen; es decir, de ese proceso de movilización que se produjo en España. De nuevo, usando la frase de Fernando VII, se habló de "una botella de champañe" que se había descorchado. Pero también el hecho se debe a la falta de una idea conductora, de un líder indiscutible, de un partido republicano por antonomasia que disfrutase de la aquiescencia general. Pero posiblemente la principal causa del desbarajuste estuvo en 9 que muchas de aquellas fuerzas en presencia consideraban la República como un medio más que como un fin. Las fuerzas políticas El súbito advenimiento republicano significó una muy rápida y a veces improvisada organización de nuevos partidos. No sólo los viejos históricos, sino ni tan siquiera los reformistas consiguieron sobrevivir al golpe. Sólo dos antiguos partidos se mantuvieron durante la Segunda República, el Radical y el PSOE. En pocas semanas quedó dibujado un amplio espectro político. En el flanco conservador cabe alinear al partido agrario, formando precipitadamente y sin apenas otras ideas que la de oponerse a las reformas. El nombre le viene precisamente de la cantidad de terratenientes que lo integraron. Nada tiene de particular que fueran precisamente los "agrarios" quienes se opusieran con más fuerza a la reforma agraria. Acción Popular, integrada por elementos salidos muchas veces del maurismo, es un grupo más moderno, aunque de dudosa fidelidad republicana, algunos de cuyos miembros fueron acusados con razón o sin ella, de "fascistas". Ya dentro del régimen están los "progresistas" - llamados también Derecha Republicana_- de Alcalá Zamora y Miguel Maura, que aspiran a integrar a los elementos conservadores, a los partidarios del orden, a los católicos, en un gran partido implantado en el régimen, capaz de contrapesar a la izquierda. En 1932, la derecha española va a reunirse en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), fundada por José María Gil Robles, activo catedrático de Salamanca, que ya militaba en las filas de Acción Popular, que permitiría aglutinar una serie de "derechas" distintas y hasta entonces separadas. Más que un programa concreto, defendía unos cuantos valores sustanciales como la religión, el amor a la patria y el respeto a las leyes. La amalgama variopinta de la CEDA podía comprometer su futuro, pero le permitió tener una ancha base, y sobre todo, poder acudir a las urnas en bloque, cuando la ley electoral primaba especialmente las coaliciones. Casi al mismo tiempo se formó Renovación Española, dirigida en un principio por Goicoechea y en la que pronto militaría Calvo Sotelo y otros regeneracionistas católicos y monárquicos que deseaban no una Restauración monárquica, sino una "instauración", una monarquía de nuevo cuño, sin los defectos de la antigua, y muchos de sus miembros se mostraban partidarios de un régimen de autoridad. El salto hacia una ideología antiliberal y antidemocrática fue dado primero por las JONS de Ramiro Ledesma, que predicaba una reforma social bajo un régimen sin partidos, y en 1933, por la Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera, que mostraba afinidad con los movimientos totalitarios que por entonces se despertaban en Europa, aunque con ciertas peculiaridades muy españolas, como el respeto a la religión y a la tradición. Su idea central era la superación simultánea del liberalismo y del socialismo: frente al primero, lucha de partidos, y al segundo lucha de 10 clases, pretendía proclamar la "unidad entrañable de todos al servicio de una misión común, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios". Al mismo tiempo, las fuerzas del carlismo, hasta entonces en estado latente, levantaba cabeza en actitud militante, y bajo la dirección del conde Rodezno o de Fal Conde se preparaban para la lucha que habría de venir. Los radicales que dirige Lerroux se han convertido, lo mismo que su jefe, en un partido de centro, que aspira a atraerse a unos y a otros: tanto con la fama de su pasado revolucionario como en el temple moderado del presente, y que espera actuar de eje y de árbitro entre las dos tendencias encontradas. Después vienen los partidos propiamente republicanos, paradójicamente los más débiles del espectro político, formados por minorías intelectuales. Allí están Alianza Republicana, que dirige Manuel Azaña (más tarde Izquierda Republicana), una de las revelaciones del régimen, y la Agrupación al Servicio de la República, en que militan catedráticos, escritores y periodistas, herederos del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza y de la misma generación del 98, cuyo programa puede resumirse en: europeización, cultura y anticlericalismo. Su hombre más conspicuo, aunque se retiraría pronto de la política activa sería Ortega y Gasset. Luego vienen los radical-socialistas, con Alvaro de Albornoz y Marcelino Domingo, preocupados por la reforma social desde arriba, no siempre bien avenidos con los socialistas del PSOE. El PSOE va a ser una de las fuerzas parlamentarias y políticas más poderosas del quinquenio, pero en su interior van a coexistir diferentes posturas. Indalecio Prieto, vasco-asturiano de fuerte personalidad e ideas despejadas, señala ahora la línea socialdemócrata, o por lo menos colaboracionista con los grupos burgueses; por el contrario, Franciso Largo Caballero, madrileño de carácter entero e indoblegable, hereda el espíritu de Pablo Iglesias, y aspira, tarde o temprano a la revolución. En un plano distinto se encuentra la tercera figura del partido, Julián Besteiro, un intelectual que compatibiliza ideas bastantes radicales y maneras suaves. La extrema izquierda del arco político se encuentra ocupada por los comunistas, que forman un grupo pequeño, pero disciplinado y muy atado a las consignas de Moscú, y cuyo protagonismo sería creciente en los años de la República ( y en zona republicana durante la guerra civil). En Cataluña tiene una fuerte implantación el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) de tipo troskista, en continua pugna con los estalinistas del PCE. No es posible incluir entre las fuerzas políticas a los anarquistas, que no son un partido, ni siquiera, según ellos, son "políticos". Con todo, su influencia en la caída de la Monarquía, aunque ellos lo negaron, es evidente. Luego, como agitadores de masas, su papel sería muy importante. 11 Al margen de los partidos nacionales, pero formando parte también del concierto o desconcierto político, tenemos a los partidos regionalistas o nacionalistas. En Cataluña, la histórica Lliga Regionalista, después de la desaparición de Cambó, cede posiciones ante la más fuerte y radical Esquerra Republicana, con Maciá y Companys. El PNV adquiere ahora una renovada fuerza, bajo el liderazgo del joven y hábil José Antonio Aguirre, y el galleguismo se asoma a la política general con Casares Quiroga. El andalucismo empezaba a moverse en Andalucía con Blas Infante. Después de la enumeración de este complicado mosaico - que no refleja siquiera lo que fue la realidad- se obtienen algunas conclusiones: - que las fuerzas políticas y sociales del país estaban tan divididas, que iba a ser imposible gobernar con un programa definido; - que los partidos auténticamente republicanos estaban en minoría,y para mantenerse en el poder tendrían que apoyarse en fuerzas extrañas, lo que equivalía a tirar por la borda, en parte o en todo, su proyecto político. 12