XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 El siglo XX y su interés por el lenguaje Verónica del Carmen Murillo Gallegos Unidad Académica de Estudios de las Humanidades y las Artes Universidad Autónoma de Zacatecas Introducción La filosofía se ha interesado fuertemente por el lenguaje en tres momentos de su historia: alrededor del siglo V a. C., en torno al siglo XIV y hacia finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX. Hay quienes afirman que la filosofía del lenguaje nació en este último periodo y que ello provocó cambios fundamentales en la consideración del lenguaje, desde la perspectiva filosófica, y en la concepción del mismo filosofar; frases como “giro lingüístico” y “muerte de la filosofía” están asociados a este hecho. Sin embargo, debemos decir que el interés de los filósofos por el lenguaje no es fortuito. De hecho, los filósofos no han sido los únicos que se han ocupado del lenguaje durante el siglo XX y antes de éste; prueba de ello es que en este periodo también se han desarrollado ampliamente, además de la filosofía, otras disciplinas dedicadas al lenguaje: lingüística, teorías de la traducción, semiótica, hermenéuticas, etc. Es por ello que el objetivo de este trabajo es mostrar algunos aspectos generales sobre la crisis del lenguaje surgida durante el siglo XIX y que continúa en el XX, lo cual motivó que diversas disciplinas centraran su atención en el lenguaje. Si bien se atenderá principalmente a algunos filósofos que han sido clave en este tema, como Wittgenstein y Heidegger, se hará referencia oportunamente a algunos otros autores, entre ellos algunos literatos y estudiosos de este fenómeno, para caracterizar esta crisis que provocó tal interés por los temas del lenguaje y que en nuestros días va tomando nuevos aspectos en la medida en que crece la influencia de la tecnología en nuestra sociedad. Palabras clave: Crisis del lenguaje, Filosofía Contemporánea. 1 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 La desconfianza hacia el lenguaje La ciencia y la tecnología tienen en nuestra época una gran importancia; desde el empuje que ellas tuvieron durante el siglo XIX no sólo el panorama social ha cambiado, sino que también se pretendió que la ciencia fuera el modelo de todo conocimiento. Ello provocó que quisiera imponerse a la ciencia como modelo para todo tipo de conocimiento y a la transformación y dominio de la naturaleza como principal fin. Todo esto provocó que, desde la polémica entre las Geistwissenshaft y las Naturwissenshaft iniciada por los románticos y protagonizada, entre otros, por Dilthey durante el siglo XIX, las humanidades hayan sido duramente cuestionadas. Notemos no obstante, que esta crisis de las humanidades ha estado siempre acompañada de una crisis del lenguaje, como en seguida veremos. El problema inicia con la crisis de las humanidades ante un modelo de conocimiento que se le quiere imponer, el de la ciencia positiva, y ante un desarrollo tecnológico que avanza velozmente: por ello el mundo cambia a tal velocidad que parece escapar a los modos comunes de pensamiento. Durante el siglo XIX, algunos autores nos dan noticia de cómo las formas lingüísticas y estilísticas tradicionales ya no parecen aptas para expresar la nueva situación y los nuevos sentimientos, porque se vive una nueva realidad social y económica – la revolución industrial y todo lo que ella implica- a la cual no le corresponde un desarrollo paralelo en el plano espiritual. Ese desfase motiva que se ponga en entredicho la relación convencional entre los signos y las cosas: de Mallarmé quien en la palabra “rosa” encuentra “l’absence de toute rose” y el escepticismo nietzscheano cuando dice que “creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, colores, nieve y flores y no poseemos más que metáforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las esencias 2 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 primitivas”1 llegamos a la crisis del lenguaje en el siglo XX2, que también es una crisis de las humanidades pero que, como otras crisis, fructifica en nuevos desarrollos del pensamiento. Ya en el siglo XX Kafka manifiesta su incomodidad ante la lengua cuando dice: “...nunca he vivido entre alemanes, el alemán es mi lengua materna y por ello me resulta muy natural, sin embargo el checo está más cerca de mi corazón...”3. Hofmannsthal, por su parte, manifiesta que ha “perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre cualquier cosa” de tal manera que llega a afirmar que “…nada se dejaba ya abarcar con un concepto. Las palabras, una a una, flotaban hacia mí; corrían como ojos, fijos en mí, que yo a mi vez, debía mirar con atención: eran remolinos que dan vértigo al mirar, giran irresistiblemente, van a parar al vacío.”4 El desencanto ante el lenguaje es notorio, el sentimiento de que las palabras están desgastadas, de que ya no se puede decir con ellas lo que hay, de que no son adecuadas, de que expresan erróneamente lo que se quiere decir, de que están muertas5. Este sentimiento provocó que Wittgenstein escribiera su Tractatus LogicoPhilosophicus con tacto, con la delicadeza y el cuidado de una organización enumerativa, el autor intenta expresar claramente un asunto tan especial como 1 Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira, p. 23. Producto del relativismo moderno, desatado por la teoría de la evolución y el historicismo, aunado a las investigaciones sobre pueblos diferentes a occidente, se llega a la concepción del lenguaje como propio de una cosmovisión, propuesta apuntada de alguna manera por Vico en el siglo XVII y seguida por Humboldt en el XIX; concepción que en Nietzsche se expresa así: “Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, ponen en evidencia que con las palabras jamás se llega a la verdad ni a una expresión adecuada pues, en caso contrario, no habría tantos lenguajes.” 2 Sobre la crisis del lenguaje y sus antecedentes cfr. Extraterritorial y Lenguaje y Silencio, ambos del autor George Steiner. 3 Cartas a Milena, p. 36. 4 Hugo von Hofmannsthal, Carta de Lord Chandos (1902), p. 31. 5 De George Steiner, op. cit., tomo prestadas algunas otras citas alusivas a esta situación: Schönberg: “Oh tú, palabra de la que carezco”. Kart Wolfskehl: “Aunque tuvierais mil palabras, la palabra, la palabra está muerta”. Elisabeth Borcher: “Miro en el interior de las estrellas y no encuentro nunca nada, hasta que doy con una palabra en un idioma extraño”. Adamov: “Gastadas, raídas, vacías, las palabras se han vuelto esqueletos de palabras, palabras fantasmas; todo el mundo las mastica y eructa luego su sonido”. Ionesco: “Una civilización de palabras es una civilización malsana. Las palabras crean confusión. Las palabras no son la palabra....” 3 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 la relación entre el mundo y el lenguaje, aun cuando su tema es lo oscuro: los límites del lenguaje, el silencio, lo inefable. Según Wittgestein su “libro trata los problemas filosóficos y muestra que el planteamiento de estos problemas descansa en la incomprensión de la lógica de nuestro lenguaje. Cabría acaso resumir el sentido entero del libro en las palabras: lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se puede hablar hay que callar”6. Por ello, Wittgenstein enseña que: 4.0031. Toda filosofía es <<crítica lingüística>>. 4.112. El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. La filosofía no es una doctrina, sino una actividad. El autor del Tractatus, acorde con sus consideraciones acerca del lenguaje, propone también una nueva concepción de la filosofía: la filosofía como crítica lingüística incitará los primeros planteamientos del Círculo de Viena y, posteriormente, la búsqueda de otros caminos en el filosofar y en el análisis del lenguaje -por parte del mismo Wittgenstein en sus Investigaciones Filosóficas y la consecuente filosofía de Oxford-. Tenemos pues que el Tractatus habla de aquello que no se puede hablar, de aquello que el lenguaje mismo, el lenguaje de la filosofía tradicional, no está capacitado para expresar; por ello la recomendación wittgensteiniana es o bien el silencio –“tirar la escalera”-, o bien una terapia para el lenguaje. Heidegger, nacido el mismo año que Wittgenstein, también se ocupó de la “devastación del lenguaje”, de ese lenguaje que ahora “también nos hurta su esencia: ser la casa de la verdad del ser” y que “se abandona a nuestro mero querer y hacer”7. Según Heidegger, el lenguaje se hunde en esa decadencia bajo el dominio de metafísica moderna de la subjetividad, la cual ha olvidado o malentendido lo esencial del pensamiento desde el momento en que, con sus 6 7 Ludwig Wittgenstein, Tractatus Logico–Philosophicus, p.11, al comienzo del prólogo. Martín Heidegger,“Carta sobre el humanismo (1946)”, p. 263. 4 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 conceptos tradicionales, ha petrificado lo nombrado con ellos. El autor de Ser y tiempo considera que el vocabulario de la filosofía tradicional petrifica lo nombrado, por lo cual ya no es adecuado para decir “la dinámica” característica de la manera en que los fenómenos se nos manifiestan. Es por ello también que prefiere el lenguaje poético, que se ajusta a esa dinámica, y no el lenguaje de la metafísica que fija las palabras y, con ellas, pretende que los fenómenos se ajusten a él. A este tenor, Heidegger hizo de la etimología un instrumento8 que pretendía no sólo buscar los antiguos significados de las palabras, sino encontrar el sentido original de las palabras, oculto por siglos de “olvido del ser”. Tal procedimiento lo llevó también a crear un nuevo vocabulario filosófico y una manera alternativa de pensar los problemas de la filosofía, parte de sus propuestas al respecto son que el pensamiento se da en el lenguaje, se orienta gracias al lenguaje y que el lenguaje nos hace manifiesto el sentido de los entes; todo en un lenguaje aparentemente lleno de tautologías, metáforas y que sólo parece dar vueltas sobre una misma idea, como cuando dice que “el lenguaje es la casa del ser” y que “el lenguaje habla” (Die Sprache spricht), con lo cual propone que el ser y el lenguaje se pertenecen mutuamente: el lenguaje dice al ser y ser sólo se manifiesta en el lenguaje, “Ser del lenguaje y lenguaje del ser”. Consideraciones finales Cuando se considera detenidamente, desde el siglo XIX, que el lenguaje es un conjunto de signos convencionales -esto es, de signos que no se ajustan a la realidad sino que fueron creados ex profeso para designarla- se abre la duda 8 George Steiner, Heidegger, p. 58-59: “Pero muy pronto esta etimologización y esta búsqueda de las raíces de la palabras alemanas y griegas se vuelven más que un instrumento. Se convierten en la táctica esencial de la filosofía de Heidegger: se toma una frase común o un pasaje de Heráclito, Kant o Nietzsche; se desentierra, a partir de la sílaba, palabras, frases, su riqueza de sentido original, oculta desde hace mucho tiempo, desgastada. Se demuestra que la clausura de este sentido ha alterado y dañado el destino del pensamiento occidental...”. 5 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 sobre la correspondencia entre las palabras y los objetos o, dicho de otra manera, crece el problema de la verdad en su sentido de adecuación pues ¿cómo es posible decir la verdad si la relación entre los signos y lo que designado es problemática? ¿Cómo con signos convencionales se puede hablar correctamente de la realidad?9 Solamente una enorme desconfianza sobre el lenguaje -medio en cual se dan las humanidades-, sobre lo que debería hacer y sobre lo que hace, podría motivar tantas reflexiones y cuidados en torno a él. Es por ello que los poetas buscan nuevas formas de poesía, a veces incluso inventando nuevos lenguajes para expresarse, Wittgenstein es cauteloso al hablar de la relación del lenguaje con el mundo y Heidegger batalla con las palabras para poder expresar la nada y el hacerse. 9 Por supuesto, ya Platón en el Cratilo problematiza en torno a la relación entre las palabras y las cosas, pero su enfoque está orientado a en encontrar cual es la relación correcta entre el nombre y lo nombrado. Por su parte, si bien Aristóteles asume que la relación entre las palabras y las cosas es convencional, su interés no fue analizar de qué manera se relacionan los signos con las cosas, sino clarificar qué tipos de realidades se significan con qué palabras en determinados casos y establecer que el lenguaje y el ser son independientes. Cfr. Al respecto Categorías y Refutaciones sofísticas, 165ª, 5-20. 6 XII JORNADAS DE INVESTIGACIÓN Revista Investigación Científica, Vol. 4, No. 2, Nueva época. Mayo - Agosto 2008 ISSN 1870-8196 Bibliografía Heidegger, Martin, “Carta sobre el humanismo (1946)” en Martín Heidegger Hitos, Trad. Helena Cortés y Arturo Leyte, Alianza Editorial, Madrid, 2007 Hoffmannsthal, Hugo von, Carta de Lord Chandos (1902), trad. José Quetglas, Col. De Arquitectura no.2, Comisión de Cultura del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Consejería de Cultura del Consejo regional, Murcia, 1981 Kafka, Franz, Cartas a Milena, trad. Elena Cortada de la Rosa, Edicomunicación S.A., España. 1999 Nietzsche, Friedrich, Sobre verdad y mentira, trad. Luis M. L. Valdés y Teresa Orduña, Ed. Tecnos, 4ª ed., Madrid 2000. Steiner, George, Extraterritorial. Ensayos sobre la literatura y la revolución del lenguaje, trad. Edgardo Russo, El otro lado / Ensayo, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2000 ----------- Lenguaje y Silencio, trad. Miguel Ultorio, Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar, Gedisa, Barcelona, 2003. ----------- Heidegger, trad. José Aguilar Mora, FCE, Breviarios no. 347, México, 2001. Wittgenstein, Ludwig, Tractatus Logico–Philosophicus, trad. Jacobo Muñoz, Alianza Universidad, Madrid, 1993 7